Cuando a la depresión se le suma el estigma

Cuando a la depresión se le suma el estigma

La visita a un especialista en salud mental todavía es vista con frecuencia como un estigma, tanto para quienes sufren malestar como para las personas cercanas.

La pandemia, sobre todo a partir del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), agravó los problemas de salud mental sobre todo en los niños y adolescentes, según coinciden diversos informes, uno de los más recientes, de la Fundación Española ANAR. Esta situación global produjo el aumento de trastornos de la conducta alimentaria, depresión, ansiedad, ideación suicida o autolesiones.

“Sin duda es muy alto el índice de casos y los que estamos en esto decimos que es como una nueva epidemia”, explica a ANCCOM Julieta Magali Serpone, psicóloga clínica del Hospital General de Niños Ricardo Gutiérrez y hace foco en el aumento de las autolesiones e intentos suicidas en adolescentes. La imposibilidad de salir con amigos, compartir con compañeros de clases e ir a visitar otras familias “hizo ir por otro carril completamente diferente lo que tiene que ver con la evolución normal y habitual de esa edad y generó un impacto”, afirma Serpone.

En salud mental, puede suceder que alguien presente diferentes síntomas de manera simultánea (pacientes polisintomáticos), pero tengan un solo cuadro diagnosticado. Para Serpone, se debe tomar caso por caso y evitar generalizaciones. Hay patologías de salud mental que es más frecuente que tengan tratamiento psiquiátrico: “Hay mucho estigma detrás de este tipo de tratamientos. A veces se piensa que si vas al psicólogo o al psiquiatra estás loco”.

En Argentina, el psicoanálisis es habitual y ya no se lo vincula a la locura, en tanto que, si un paciente es derivado a un especialista en psiquiatría, sobre todo en un niño u adolescente, los padres pueden negarse a llevarlo y se preguntan “¿Por qué?”. Como explica Serpone, a veces los padres olvidan que el psiquiatra “es un médico. Es como si fuéramos a la guardia porque nos lastimamos y nos recibe el médico generalista y te dice que tenés que ir al especialista, al traumatólogo. No creo que alguien le vaya a decir que no a eso”. Así es como el paciente puede ser derivado a un psicopedagogo o un musicoterapeuta que lo ayude a equilibrar la salud y mejorar en el manejo de las emociones. En estos campos, “aún hay mucho más estigma”, afirma la psicóloga.

Un médico clínico puede derivar a un psiquiatra o un paciente puede ir directamente a un especialista y explicar que se siente ansioso, nervioso y decir, “algo en mí cambió”. Hay una diferencia con otras especialidades: “A veces pasa con las obras sociales que para atenderte con un kinesiólogo primero te derivan a un traumatólogo”. Esto no siempre sucede en la salud mental. La estigmatización puede venir de distintos lugares. Una primera fuente puede ser el propio paciente, ya sea porque tuvo un familiar o un conocido que fue derivado a psiquiatría: “Hay pacientes que te dicen ‘tuve una abuela que fue al psiquiatra y era porque tal cosa y le hizo tomar tal otra y estaba re mal’, o ideas así”, comenta Serpone. Aún hay cuestionamientos o preguntas en cuanto a la salud mental, algo que dificulta más el diagnóstico y el tratamiento.

 

Algunas recomendaciones

Como explica Serpone, es frecuente que alguien que se siente triste escuche: “Uh, éste está deprimido” y aclara: “Hay que tener cuidado”. Para la especialista hay que validar las emociones y los sentimientos, sin ir a los extremos de victimizar a quienes padecen. Acompañar demanda un desgaste y para ayudar resulta necesario armar una red de contención en el entorno del paciente.

Cuando una persona está recibiendo un tratamiento puede tener momentos difíciles y, por ejemplo, quedarse más tiempo de lo normal en la cama, estar malhumorado o evitar salir de su casa: “A esa persona hay cosas qué le pasan y se le dificulta manejar. Es necesario evitar decir al paciente que es un vago o un aguafiestas. Cuando una persona tiene una enfermedad física por decir una diabetes, allí sí decimos, ‘mirá está teniendo un tratamiento, pobre la está peleando’. Evitemos retarlo, ser duros con el paciente, porque en realidad es mucho más profundo lo que está viviendo”, sugiere Serpone.

Para la especialista, desde la pandemia resulta más frecuente que quienes padecen insomnio se automediquen pese que la mayoría de estos medicamentos sólo se vende con receta. Para obtenerlos en general recurren a alguien de la familia que toma la medicación, algún conocido, o consiguen la receta de manera irregular. Este tipo de acciones individuales, solo ataca el síntoma pero no las causas, algo que requiere la asistencia de un profesional

Las enfermedades mentales no son contagiosas. Los problemas de salud mental puede padecerlos cualquiera, sin distinción de situaciones económicas, sociales, edades y sexo. “Las condiciones ambientales influyen porque por supuesto, hay personas que son muy vulneradas en sus derechos en el sentido amplio”, plantea Serpone.

Muchas veces resulta necesario bajar la intensidad en el trabajo u otros ámbitos, “y es difícil sobre todo en una sociedad donde importa la producción y el mercado. Todo lo que atente contra la productividad está mal visto”, comenta Serpone.

Un caso

Marcos, un joven universitario, contó a ANCCOM cómo lleva la depresión desde adolescente. El primer episodio lo tuvo durante un viaje a la India donde sufrió un cuadro de hiperventilación y su cuerpo quedó paralizado por un momento. Le diagnosticaron desorden emocional y depresión; desde entonces sigue un tratamiento psicológico y psiquiátrico. En la pandemia tuvo recaídas y llegó a estar internado. Aclara que en la actualidad, con el apoyo de su familia, sobre todo de sus padres, continúa una vida como cualquier otro joven: “Tengo momentos de desánimo, siento que no soy importante para nadie, me siento desvalorizado, y no tengo ganas de hacer nada”, menciona. A veces, cuando alguien le dice que no puede avanzar se frustra y recae, pero asegura que “ser cálido con las palabras y la buena compañía hacen al proceso de sanidad”.

Tanto la salud física como la salud mental son parte de nuestra vida. Las emociones van dando alertas a las que es necesario prestar atención. Así como visitamos al doctor para evaluar el estado de nuestro cuerpo, también es necesario considerar cómo están las emociones y cómo reacciona uno a las diferentes circunstancias del día a día. Porque al final de todo, “lo que se quiere es estar bien”, concluye Serpone.

 

El aislamiento trae ansiedad, angustia y apatía

El aislamiento trae ansiedad, angustia y apatía

“Una de las cosas que más se siente es la pérdida del lazo social y de la rutina”, dice Riva Roure.

Desde el 20 de marzo, a partir de la declaración de la cuarentena total preventiva y obligatoria, la sociedad argentina vive una situación excepcional. No sólo el aislamiento físico es una novedad sino también el conocimiento de un virus que potencialmente puede afectar a cualquier persona. Ante esta situación única en el país y en el mundo, ANCCOM conversó con diferentes especialistas en salud mental para dar a conocer cómo impacta el contexto de confinamiento y pandemia.

“Una de las cosas que más se siente -dijo María Rosa Riva Roure, médica psiquiatra directora del Hospital Interzonal Dr. José A. Esteves- es la pérdida del lazo social y de la rutina”. Sobre el distanciamiento, los profesionales destacaron, a su vez, que este debería ser físico y no social. Es decir que, a partir de las tecnologías de la comunicación, el lazo social se puede mantener y es recomendable hacerlo para no estar frente a un aislamiento subjetivo.

Interrogado por los padecimientos más frecuentes en este contexto, Oscar Cott, responsable del área de prensa de la Asociación de Psicólogos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dijo que lo que aparece en términos generales es la angustia, la ansiedad y la apatía. Esta última es un mecanismo de defensa frente a una situación que puede ser traumática e implica la desconexión y la imposibilidad de expresar sentimientos frente a dicha situación. Además de malestar, otro problema que conllevan estos padecimientos es “la desconexión que hay con el resto de las personas que están atravesando por la misma situación”, aclaró Cott.

«Hay que tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles y no está mal que una persona no tenga ganas”, explican desde el Área de Salud Mental del Cels.

Desde la perspectiva del grupo interdisciplinario del área de salud mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “les afectades somos todes”. En diálogo con ANCCOM dijeron: “Todas las personas en este contexto hemos visto alterada de un modo significativo la cotidianeidad. Aspectos muy básicos de la vida de cada une se ven conmovidos. Entonces, esto ya en sí mismo genera una afectación generalizada. Además está vinculada a un tema de salud en el que se ponen en juego cuestiones ligadas a la enfermedad, la muerte y miedos”.

También aclararon, desde el área de salud mental del CELS, que estos efectos en la salud mental de las personas son esperables. “No somos de la idea de que hay que de primera mano empezar a psicopatologizarlos y no creemos que haya que hablar de que todo el mundo está enfermo, ansioso, deprimido como si fuera algo del orden de la enfermedad, cuando en realidad son efectos esperables. Es muy importante tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles frente a una situación tan atípica como esta y no está mal que una persona no tenga ganas”, explicaron.

El confinamiento tiene efectos diferentes según los factores materiales, las condiciones y características de las personas. “Depende muchísimo de dónde vivan. No es lo mismo una casa que un departamento y no es lo mismo un departamento con un balcón que uno interno que da a una pared o gente que depende todo el tiempo de luz eléctrica”, dijo María Rosa Riva Roure a ANCCOM.

“Es importante destacar las diferencias materiales fruto de las inequidades sociales”, sostuvo Analía Zanatta, médica psiquiatra del Ministerio de Salud de la Nación e integrante de la Asociación por los Derechos en Salud Mental (ADESAM). “No es lo mismo estar en una casa en familia con espacios diferenciados que en aquellos barrios donde hay más conglomerado de gente o en la misma habitación hay varias personas. Creo que es un transitar de dos maneras distintas frente a una misma situación con igual riesgo de vulnerabilidad de infección pero no de transitarla”, argumentó Zanatta.

La sobreinformación puede transformarse en un problema, dicen los especialistas.

Recomendaciones

Las especialistas remarcaron que la situación excepcional que existe actualmente es de carácter transitorio. Además, señalaron que mantener los lazos sociales y reforzar los solidarios resulta vital para no enfrentarse a un aislamiento social, sobre todo en adultos mayores, y sostener vínculos sanos con la comunidad. Sobre esto, Zanatta resaltó: “Es importante rescatar mucho el valor del apoyo, de la ayuda mutua y evitar ciertos términos que pueden ser estigmatizantes frente a las personas que se definen como sospechosas de tener Covid-19. En estos casos es recomendable decir ‘personas con covid’ o ‘que se están recuperando de covid’ y no asociar el virus a ningún grupo étnico ni nacionalidad”.

Otra de las recomendaciones que surge con frecuencia es mantener una rutina. Desde el área de salud mental del CELS aclararon que “no todas las recomendaciones son para todas las personas”. Por esta razón sugirieron la construcción de rutinas singulares, propias de cada persona. “De esta forma, encontrar y elegir actividades que sean significativas para cada uno -aunque sean muy pocas- posibilitan construir una rutina nueva que al menos pueda hacer que no todos los días sean idénticos”, detallaron desde la entidad.

La sobreinformación también es un problema que trae efectos en la salud mental de la población. Por esta razón, las recomendaciones de las especialistas apuntan a dosificar la información, buscar fuentes confiables y oficiales, chequear la información, no contribuir en la circulación de rumores, actualizarse una vez al día y no estar pendiente de manera constante de las redes sociales y de los programas de televisión informativos.

«Si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda», dicen desde el Cels.

Ayuda profesional

Si las dificultades para el desarrollo del cotidiano son muy grandes existen otras recomendaciones más específicas. “Es muy importante prestar atención a si el aislamiento o cualquier otra situación empieza a generar un malestar muy profundo y afecta los distintos aspectos de la vida de una persona. Es decir, si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda y consultar a través de los canales que existen actualmente”, aclararon desde el CELS.

La Subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud del Ministerio de Salud bonaerense presta un servicio de atención psicológica marcando a la línea gratuita 0800-222-5462 las 24 horas de lunes a viernes, y sábados, domingos y feriados de 9 a 22. A su vez, en las provincias se están llevando a cabo programas de atención y contención psicológica desde los gobiernos, muchos en conjunto con organizaciones de la sociedad civil y el Colegio de Psicólogos de cada provincia.

Desde el Centro de Asistencia al Suicida, en tanto,  informaron de un incremento en las consultas que reciben. Nora Fontana, la vicepresidenta de la institución y encargada de difusión, dijo: “Recibimos más consultas y por eso alargamos el horario de atención y les pedimos a los voluntarios si podían donar más horas”. El trabajo de asistencia al suicida que brinda el centro es totalmente voluntario y siempre necesita de personas que presten ayuda. En la página hay recomendaciones para evitar suicidios, para prestar atención a estos temas y saber cómo desenvolverse. En el sitio web detallan: “Si usted, o algún familiar o allegado suyo está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, no lo dude, llámenos: 135 (línea gratuita desde Capital Federal y Gran Buenos Aires) y (011) 5275-1135 (desde todo el país)”. El horario de atención es de 8 a 2 de la mañana y el llamado es confidencial, personal y anónimo.

Personas con trastornos graves

A partir de la Decisión Administrativa 490/2020 se suman a las personas con discapacidad y aquellas comprendidas dentro del colectivo de trastorno del espectro autista como personas exceptuadas del cumplimiento de la cuarentena obligatoria. Por eso, pueden salir a la vía pública -siempre que no sean personas de riesgo por edad o enfermedades respiratorias- para realizar paseos breves con un único acompañante y los documentos requeridos.

En cuanto a las personas que se encuentran en manicomios, desde el grupo interdisciplinario de salud mental del CELS brindaron recomendaciones para garantizar sus derechos en tiempos de cuarentena obligatoria. Entre las principales se encuentran garantizar el derecho a la comunicación que implica el derecho a la accesibilidad y a la disponibilidad. En este punto, para no contribuir a un aislamiento simbólico de esta población propusieron el acceso a un celular por sala. Por otro lado se encuentra la importancia de asegurar que la cuarentena no signifique un recrudecimiento del encierro. Finalmente, garantizar también el derecho a la seguridad social, a la circulación y a contar con los sistemas de apoyo que sean elegidos por la persona. Por último, para mantener estable la salud mental de la población, la psiquiatra Analía Zanatta recordó: “Todos desde su lugar son importantes, todos pueden ayudar y cada uno puede contribuir a reducir el riesgo en sí mismos y en su entorno”.