171 crímenes

171 crímenes

Todos los nombres de la lista tienen su retrato, rostros jóvenes, y no tanto, en los que será sencillo verse identificado. Inevitable resulta conjeturar sobre sus textos no escritos, sus voces enmudecidas, sus rollos fotográficos vencidos o velados. “Podría hablar de Roberto Santoro, poeta, periodista, escritor, fundador junto a otros de la revista Barrilete, que se distribuía en sobres dentro de los que incluían poemas y garabatos impresos en los recortes sobrantes de las resmas. O de sus compañeros Lucina Álvarez y Oscar Barros. También de Miguel Ángel Bustos, que escribía columnas sobre arte y literatura y él mismo era artista plástico y poeta surrealista”, cuenta María Rosa Gómez. Ella también es periodista, docente y trabaja –“por ahora”, dice con preocupación e incertidumbre- en el área de investigación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. De esa área depende el Registro Unificado de Víctimas de Terrorismo de Estado (RUVTE), que presentó el listado actualizado de 171 periodistas, trabajadores de prensa y reporteros gráficos víctimas de desaparición forzada y asesinato por el accionar represivo del Estado argentino durante la Dictadura Militar.

“Este listado es el resultado de cruzar los datos que vienen desde la época de la CONADEP con los listados de los gremios, más lo que surgió de los juicios y de prontuarios de desaparecidos aportados por la Policía Federal, además de otros tipos de datos como las investigaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense que -junto a la Secretaría de Derechos Humanos- han identificado cuerpos pertenecientes a periodistas”, explica Gómez, quien además colaboró en las búsquedas de datos que permitieron ampliar los listados de la Secretaría de Derechos Humanos del gremio de prensa, primero con la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (APBA) y luego con la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA).

Los casos más recientes incorporados son los de algunos corresponsales de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA). Por ejemplo, Norma Leticia Batsche y Carlos Enrique Bayón, desaparecidos en diciembre de 1976, cuyos datos tienen como fuente el libro ANCLA, Rodolfo Walsh y la Agencia de Noticias Clandestina (Bufano y Lotersztain, 2012) y el juicio llevado a cabo en 2014 donde declaró la hija de ambos: Leticia Eva Locio, que no cumplía tres años, fue llevada dos veces a la ESMA y uno de sus primeros recuerdos es el asesinato de su padre en plena calle. El testimonio  también rescata un hábito de su niñez cuando jugaba con botones imitando a su madre, quien utilizaba aparatos para comunicarse o hablaba con “el tío Esteban” que no era otro que Rodolfo Walsh.

La nómina también incluye algunos casos de obreros gráficos: “En realidad pertenecen al Sindicato Gráfico Argentino pero, como trabajaban en diarios o revistas, decidimos dejarlos en este listado”, detalló Gómez.

La historia del listado

El primer listado de periodistas desaparecidos fue impulsado por Catalina Guagnini, dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y madre de Luis Guagnini, periodista de amplia trayectoria secuestrado en 1977. Junto a otros periodistas y familiares, conformaron la Comisión de Periodistas Desaparecidos y llevaron el registro primitivo de los casos, aún en época de dictadura. Los 84 nombres de la lista fueron publicados en la primera edición del Nunca Más.

Cuando en 1986 la APBA editó el libro Con vida los queremos, el número de trabajadores de prensa asesinados alcanzaba poco más de 90. “En algunos casos, sólo se tenía una fecha aproximada o no se tenía el nombre completo”, recuerda María Rosa Gómez, quien participó en la redacción de aquél primer libro del gremio sobre la vida de cada uno de los periodistas desaparecidos. En 1998, la reedición del libro –con modificación y ampliación de datos– estuvo a cargo de la nueva organización, la UTPBA, y la cantidad de desaparecidos superó los 100 casos. “El del 2005 fue el último listado en el que participé en la UTPBA; en una nueva reedición y cruce de datos, llegamos a 131 periodistas desaparecidos”, recapitula Gómez y destaca, a su vez, que en los últimos años se han incorporado nuevas informaciones gracias a la reapertura de los juicios de lesa humanidad y, en general, a las políticas de Estado dirigidas a los derechos humanos que brindan confianza y contención a familias.

El registro actual brinda toda la información que se tiene hasta el momento sobre cada uno de los casos. Con formato de ficha, los datos -siempre que estén disponibles- son: nombre y apellido, apodo, fecha de nacimiento, lugar de trabajo, fecha de secuestro, fecha de asesinato, centro/s clandestino/s de detención donde el/la periodista haya sido visto/a, y sitio donde fue hallado el cuerpo si ha sido identificado.

“Información en proceso de ampliación, corrección y actualización permanente”, dice al final del documento elaborado por el RUVTE. María Rosa Gómez aclara que este listado “siempre está en construcción, faltan muchos datos todavía”.

 

 

 

En casa de herrero…

En casa de herrero…

Luego de una asamblea convocada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el Ministerio de Trabajo de la Nación, cerca de 300 trabajadores acordaron realizar el mediodía de este miércoles, entre otras medidas, un abrazo al edificio ubicado en la Avenida Alem.  “A fines de diciembre y durante los primeros días de enero, el Ministerio dio de baja y dejó en la calle a 30 trabajadores, nosotros estamos exigiendo su reinstalación. Pero además, frente al inminente fin de miles de contratos que el 31 de marzo tienen su fecha de vencimiento, estamos señalándole a las autoridades y, fundamentalmente, al ministro (Jorge) Triaca que no vamos aceptar ni un solo despido, ni una baja de contrato más”, aseguró a ANCCOM Hernán Izurieta, Delegado General de la junta interna de ATE Trabajo.

De los 30 trabajadores despedidos, la mayoría correspondía al área de sistemas y sus contratos eran de asistencia técnica a través de la Universidad Nacional de la Matanza. Esta precariedad de los contratos funcionó como primera justificación de los despidos, por lo que ni siquiera recibieron sus telegramas, sino que fueron notificados por correo electrónico. Los trabajadores calificaron este accionar como injusto. “Dicen que estos contratos son fraudulentos -declaró el delegado Diego Abu Arab-. Lo que deberían hacer, y lo que estamos exigiendo, es que regularicen la planta de trabajadores del Estado, no echar a los trabajadores”.

Patricia Luna, una de las trabajadoras despedidas contó a ANCCOM: “El 6 de enero nos dijeron que hasta ese día trabajábamos ahí. Y es hasta el día de hoy, 9 de marzo, que no hemos cobrado ni siquiera los seis días que trabajamos este año. Hacía diez meses que había entrado a trabajar, estaba en el área de Mesa de Entrada General, en la parte de Secretaría Privada de la Dirección, y la única razón que nos dieron de los despidos fue que eran por decisiones políticas”. Había conseguido el trabajo luego de un concurso al que envió su currículum. Luna es estudiante, y ahora vende comida para subsistir. Por otro lado, otro de los ex trabajadores, Daniel Cárdenas, agregó: “Ninguno pertenecía a  ninguna agrupación política, ni militábamos en ningún partido, no éramos ñoquis, teníamos un registro de tareas diario en donde se veía las actividades que hacíamos. Yo estaba en la parte de sistemas, lo que era análisis funcional, todo lo que tenía que ver con la resolución de problemas de aplicaciones”.

Los funcionarios no acceden al diálogo con los trabajadores y los delegados aseguran que solo reciben “puertas cerradas”. Según Izurieta: “Las autoridades, a través del Subsecretario de Coordinación, Santiago Ricardes, lo único que dicen es que no pueden hacer nada, nosotros sabemos que sí pueden hacer algo, que si quieren, lo pueden hacer”.

Abu Arab contó también que otra de las resoluciones votadas en la Asamblea fue “crear un fondo de ayuda solidaria a los despedidos,  que es un pequeño ingreso a partir del aporte de todos los sectores del Ministerio”. Además, agregó: “Estamos preparando un gran acto para el 24 de marzo, porque se cumplen 40 años, porque viene Obama a la Argentina, y porque sabemos que cuando hay políticas de ajuste en el país, están ligadas a la vulneración de los Derechos Humanos, y que los principales afectados de eso somos los laburantes”.

 

Derechos para todas

Derechos para todas

Corría el año 1857 cuando trabajadoras del rubro textil salieron a las calles de Nueva York en reclamo de una jornada laboral de diez horas y fueron brutalmente reprimidas por la policía. Aquel día, el calendario marcaba 8 de marzo. Pero aquella no fue la única ocasión en que se sublevaron. En marzo de 1908, miles de obreras marcharon por la misma ciudad al grito de “pan y rosas” para exigir aumento de salario y mejores condiciones laborales. Tiempo después, cientos de mujeres murieron en el trágico incendio de la fábrica textil Cotton Textile Factory, donde fueron encerradas para que no se plegaran a las huelgas. A pesar de que con el paso de los años el verdadero significado del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue mutando, hasta convertirse en una fecha comercial en la que sólo se regalan flores y bombones, históricamente fue una jornada de lucha y movilización. Y este año no fue la excepción.

Miles de manifestantes se concentraron ayer en el Congreso para movilizarse a Plaza de Mayo, en conmemoración de las mujeres de aquellos tiempos y en reclamo de sus derechos actuales más urgentes como aumento de salario, mejoras de las condiciones laborales, el desmantelamiento de las redes de trata, mayor presupuesto para la Ley de Violencia de Género, la legalización del aborto legal, seguro y gratuito y la defensa del aborto no punible, ante la amenaza del macrismo por instalar un protocolo más restrictivo que el actual.

De a poco, fueron apareciendo las primeras organizaciones hasta cubrir toda la Avenida Rivadavia. Las banderas del Partido Obrero, Izquierda Socialista, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Nuevo Mas, Patria Grande y Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) se desplegaron y enfilaron junto a las de sus organizaciones de mujeres: Plenario de Trabajadoras, Mujeres de Izquierda Socialista, Pan y Rosas, Las Rojas, Mala Junta y Juntas y a la Izquierda, respectivamente. Marcharon también Autodeterminación y Libertad, y las organizaciones Seamos Libres, Barrios de Pie y Frente Popular Darío Santillán. Además, marcaron presencia la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y sindicales como la CTA Autónoma, Asociación de Trabajadores del Estado (ATE),  el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA), la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD-UBA), la asociación docente ADEMYS y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).

Los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo marcharon a la par con los pañuelos verdes por el aborto libre, seguro y gratuito.

Quienes también dieron el presente en esta movilización fueron las trabajadoras ferroviarias del tren de la línea Sarmiento, integrantes del movimiento Mujer Bonita es la que Lucha. Su referente, Mónica Schlotthauer, contó a ANCCOM: “Nosotras marchamos por nuestros derechos y también nos sumamos a todos los reclamos que existen hoy, como los de las maestras que están de paro, las despedidas en el Estado, en contra del techo salarial, el impuesto al salario y la impunidad de aquellos que están matando mujeres”.

Y agregó: “Desde nuestra organización reclamamos igualdad laboral, porque siempre nos asignan las categorías más bajas. De a poco lo fuimos logrando. Ya llegamos a ser jefas de trenes y ahora nos queda una tarea pendiente que es manejarlos, y en eso estamos empecinadas”. Su compañera Melisa Santillán puntualizó: “También presentamos un proyecto para hacer un refugio para las mujeres de la línea que sufren violencia de género”.

Cerca de las 18:00, las diversas organizaciones ya estaban ordenadas para avanzar y la movilización comenzó a dar sus primeros pasos. Las remeras lilas y fucsias tiñeron la Avenida de Mayo y luego se sumaron a estos colores los de la Colectiva Lohana Berkins y la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual, quienes irrumpieron en la marcha al canto de “trava que se organiza no recibe más palizas”. Portaban carteles que exigían el cupo laboral trans.

También había mucho verde, tan característico de los pañuelos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Nina Brugo, una de sus referentes y abogada feminista, expresó a ANCCOM: “Las mujeres hemos conseguido empoderar de alguna manera nuestros derechos y logramos algunos avances, pero como la cultura patriarcal y las políticas públicas del Estado no nos han acompañado, suceden cuestiones muy graves como los femicidios, las muertes por abortos clandestinos y la ausencia de desmantelamiento de las redes de trata, de anticonceptivos gratuitos y de educación sexual, que es el lema de nuestra campaña. Hay un montón de derechos que tenemos que seguir conquistando”.

En esta misma línea, Laura Marrone, legisladora por el Frente de Izquierda, recordó que existe la Ley 26.488 de Protección Integral a las Mujeres, pero que carece de los fondos adecuados. En ese sentido, argumentó el reclamo por el aumento del presupuesto al 0,1% del Producto Bruto Interno (PBI). “Esto significaría este año cinco mil millones de pesos. El dinero destinado actualmente es de aproximadamente 80 millones de pesos. Con eso no se cubre nada, apenas una parte de los salarios de algunas oficinas, pero no la asistencia médica, ni los refugios, ni todo lo que implicaría una protección real”, subrayó.

MarchaDíaMujer_Morua_DSC_7012_18.jpg

Las pancartas reflejaban variadas consignas y reclamos, desde “igual salario por igual trabajo”, “apoyo a los docentes en lucha de todo el país” y “abajo el ajuste” hasta “basta de violencia y femicidios”, “desmantelamiento de las redes de trata y explotación sexual”, “legalización del aborto y aplicación del aborto no punible”, “no al cierre de los 0800 mujer ni programas de salud sexual” y “no a la criminalización de la protesta. Abajo la ley antiterrorista y el protocolo antipiquetes”. Sin embargo, la presencia de las fuerzas de seguridad solo se tradujo en algunos policías en las esquinas y en los cruces de calles para desviar el tránsito.

Las columnas siguieron avanzando con destino a la histórica plaza. Algunos transeúntes que andaban por allí se plegaron a la movilización, mientras unas chicas marchaban sin remeras al calor del atardecer con inscripciones en su pecho y vientre: “Nada justifica un abuso”. “No me halagas, me violentas”. Miles de militantes elevaban sus banderas, y otros tantos dejaban sus voces en cantitos que hacían alusión al movimiento de mujeres: “Se cuidan, se cuidan, se cuidan los machistas, América Latina va a ser toda feminista”. O: “Si se puede, que corran nuestros trenes, de Once hasta Mercedes conducidos por mujeres”. También hubo gritos contra la Iglesia Católica por “aborto legal en el hospital”.

“Hay que salir a las calles como todos los 8 de marzo porque todavía quedan muchos derechos que alcanzar. Todos los días nos enteramos de un caso más, de mujeres que mueren sólo por el hecho de serlo, en manos de su pareja o ex, la familia o un extraño, entonces tenemos que seguir luchando. Hay que demostrarle a este gobierno que no vamos a bajar los brazos”, resumió una militante.

Lentamente comenzó a asomar la Casa Rosada en el fondo y la cabecera de la marcha ingresó de a poco a Plaza de Mayo. El acto culminó al grito de “¡viva el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras!, ¡viva nuestras luchas en todo el mundo!, ¡nos encontramos en las calles compañeras!”

La Robla se redobla

La Robla se redobla

Es fácil entrar en La Robla y sentirse como en casa. The Cranberries suena suave y a ese ritmo, los mozos, miembros de la Cooperativa de Trabajo que gestiona el restorán, realizan dulcemente su trabajo. Un cartel de neón en tipografía caligráfica anuncia la existencia de cerveza tirada. Sus veinticuatro mesas están perfectamente decoradas. La vinoteca, que hace ocho meses había sido abruptamente incautada por la policía, se luce sobre la barra.  La Robla, Bar y Cooperativa tuvo, como indica el mantelito de papel que se balancea sobre la mesa, épocas de abundancia y de decadencia.

La administración de Alex Gordon (dueño también de la conocida cadena de comida rápida Nac &Pop), llevó a la histórica marisquería a la quiebra. Pero como un ave fénix en pleno vuelo, el Bar La Robla se ha recuperado y sobre sus cenizas ha tendido un nuevo comienzo. Muy cerca de Plaza de Mayo, en Chacabuco 82, sus distinguidos platos pueden volver a disfrutarse.

Claudio Oviedo, el presidente de la cooperativa, trabaja en el bar desde 1986 y vio pasar varias manos en la administración. “Hasta el 2013, cuando Alex Gordon tomó el mando de la casa”, señala a ANCCOM con cierta nostalgia en sus palabras. “Él se hizo cargo de todo, apareció ante nosotros como ‘salvador de la casa’, haciendo publicidad, promociones, haciéndola crecer. Luego usó el dinero para crear otra sociedad con el mismo nombre y para construir los Nac & Pop. Así es como empezó a amasar una enorme fortuna. Nosotros no nos preocupábamos por la parte gerencial de la casa, solo hacíamos nuestro trabajo. En un momento, Alex dijo que iba a desligarse de la casa dejando a otro gerente a  cargo.”

La administración del dueño de Nac &Pop Alex Gordon llevó a la histórica marisquería a la quiebra en 2013.

Fue entonces que los trabajadores cayeron en la cuenta que no todo era tan color de rosa, cuando las deudas de todo tipo (proveedores, sindicatos, AFIP, jubilación), empezaron a aparecer, resquebrajando la fachada de la casa. Lo mismo sucedió con los Nac & Pop en forma casi simultánea. Mediante un abogado, les informaron que La Robla habría quebrado. Para su sorpresa, los trabajadores descubrieron que la sociedad de responsabilidad limitada a cargo de La Robla pertenecía a personas que ellos desconocían. En los papeles figuraban compras y ventas constantes. Cuando la empresa quebró, se hicieron cargo del funcionamiento general y así surgió la Cooperativa, en septiembre del 2014, que actualmente reúne 21 trabajadores.

Pero el 10 de junio de 2015 llegó el desalojo por orden judicial del local de Viamonte 1515 y los cooperativistas tuvieron que buscar otro rumbo. “No fue fácil tener que cambiar de bar luego del desalojo -esgrime Oviedo-; algunos de los miembros decidieron abandonar la cooperativa”.

La pérdida del predio se dio por un juicio que tenía Alex Gordon por no haber pagado el alquiler del local. “En ese momento, el juicio por desalojo estaba avanzado. Al principio íbamos a hablar con la mujer (la dueña), pero al entrar el último socio de  Alex el trato con ella se fue deteriorando. Cuando fuimos a hablar con la mujer ya estaba con el abogado, no había otra cosa que hacer”, cuenta Oviedo con desconsuelo.

“El desalojo fue muy tenso, desde el comienzo hasta el final. Es duro ver que te están sacando de forma violenta las cosas de tu lugar, de lo que es tu trabajo. Yo estuve doce años ahí, me hubiera gustado que nunca hubiese pasado, pero por culpa de Alex Gordon tuvimos que atravesar esa experiencia”, dice Roxana López, la actual tesorera de la cooperativa.

En septiembre 2014, los trabajadores se hicieron cargo del funcionamiento de la marisquería y nació la Cooperativa.

El capitán Veto

El  veto arrojado por el actual jefe de gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta, se materializó el tres de febrero de este año. El mismo afectaba a la ley 5.500, que fue aprobada en diciembre del 2015,  por la cual se permitía a los trabajadores de La Robla recuperar todos los bienes mobiliarios que habían quedado en la calle Viamonte.

“El veto es una clara muestra de la política que viene teniendo el Pro desde el año 2008 en la ciudad con respecto a no reconocer ningún derecho a los trabajadores de las empresas recuperadas”, dice a ANCCOM Ornella Notici, la actual abogada de la cooperativa. Las herramientas legales con las que se contrarrestó esta medida fue volver a impulsar en la Legislatura el proyecto y continuar en el proceso judicial de la quiebra pidiendo la compensación de los créditos laborales por los bienes de la empresa quebrada.

Acerca del veto, Roxana López nos explica: “Nos cayó muy mal, todavía no sabemos con exactitud por qué hizo lo que hizo, no tenemos una respuesta exacta. Ni bien lo leí me indignó, porque pensaba que estábamos por un camino correcto. Fue para nosotros un retroceso. No tenemos dinero para ir a comprar el mobiliario, hay muchas cosas que quedaron dentro del local de Viamonte que tratamos de recuperar, hay muchas cosas que simbolizan los treinta años de trabajo”. En ese sentido, agregó: “Es importante para nosotros seguir conservándolo. Fuimos estafados, nos quedamos en la calle, seguimos adelante y aunque sea queremos que la parte de los muebles que han quedado se ceda a la Cooperativa, simplemente para seguir trabajando.”

La resurrección

Claudio y Roxana saben que no es nada fácil llevar adelante una cooperativa, una organización muy distinta a la que estaban acostumbrados, sin un jefe que les diga qué deben hacer. Por lo cual representa un desafío lograr un consenso entre todo el grupo.

Luego de presentarse la quiebra, los trabajadores de La Robla siguieron trabajando como si nada hubiera ocurrido. Y tras el desalojo estuvieron dos meses y medio sin local, con lo que eso representa para los sueldos de los trabajadores.

El 10 de junio de 2015, llegó la orden de desalojo al histórico edificio de Viamonte. Los trabajadores estuvieron dos meses y medio sin local.

Recordando la pérdida de la primera sede, Oviedo dice: “Cuando pasó esto no sabíamos adónde pedir ayuda, dónde arrancar, qué hacer, estuvimos como dos meses y medio sin lugar. El gobierno nacional, por intermedio del Instituto Nacional de Economía Soliaria (INAES), nos dio un subsidio para poder continuar. Con algo que habíamos ahorrado y algo que invertimos, alquilamos el local y lo remodelamos, trabajando dos meses entre todos. En realidad es complicado cuando uno se muda de barrio hacer que la gente venga. Ya no estamos por la zona, todo es nuevo para nosotros¨.

El titular de la cooperativa continúa con su relato: “A la noche el lugar es muy quieto, no hay muchos negocios, entonces tuvimos que empezar de cero, conservando solo el nombre. Pero fue muy duro, uno quiere seguir en lo que conoce pero a veces no sé si seguir, muchos compañeros se preguntan si irse a otro lado. Es muy triste y complicado hacer que esto funcione. Son todas pequeñas pruebas que nos van poniendo, por ahora seguimos para adelante. Aunque por momentos nos cansamos. Así ocurrió con lo del veto.”

En cuanto a la situación económica de la cooperativa, dice Oviedo: “Hicimos una presentación de los créditos laborales que valen millones, por lo que pensamos que disponer de las cosas iba a ser más sencillo. Los proyectos que presentamos estaban relacionados con el hecho de que La Robla fue declarada Patrimonio Histórico y Cultural.”

Pintoresca, afable,  con hermosos aromas y personas preocupadas, tolerantes y de iniciativa, La Robla salió adelante. A las 14 horas, a tres cuadras de Plaza de Mayo, el bar se llena de gente y parece sonreír a todo aquel que sepa lo que es perderlo todo y volver a levantarse.  “El destino de los trabajadores de La Robla es el mismo que el del pueblo, seguir trabajando y luchar por resistir los embates de un gobierno antipopular y antidemocrático que atenta contra los derechos que supimos conquistar los sectores más humildes”, culmina Ornella Nociti.

El tenis que no miramos

El tenis que no miramos

“Perdón, te miro desde hace un rato y pensaba si vendés raquetas o jugás al tenis”. Gustavo Alonso escucha la consulta curiosa de un señor en la puerta del Centro Burgalés en el barrio porteño de Caballito. Y sonríe. “Juego al tenis”, responde bastón y raqueta en mano. La sorpresa se genera porque Gustavo es no vidente desde hace cinco años y todas las semanas –cada miércoles y cada jueves-  asiste al Centro de Desarrollo del Tenis (CDT) y participa de las clases en el marco del Programa de Tenis para Ciegos y Disminuidos Visuales de Argentina (PTCA) dirigido por Eduardo Raffetto, profesor con más de 30 años de experiencia.

La Asociación Argentina de Tenis para Ciegos, encargada de la implementación del PTCA, fue creada en 2011 a partir de la iniciativa de Raffetto. Fue cuando se acercó al centro una madre con sus dos hijas ciegas y le preguntó si ellas podían practicar tenis. No pudo responder. Ese fue el puntapié para empezar a investigar sobre esta disciplina adaptada, nacida en la ciudad japonesa Kawagoe, en 1984, a partir de las ganas de un estudiante no vidente llamado Miyoshi Takei.

Las clases gratuitas que se brindan en el Centro de Desarrollo del Tenis son parte de la propuesta del Programa de Tenis para Ciegos y Disminuidos Visuales de Argentina (PTCA) dirigido por Eduardo Raffetto.

“Vengo dos tardes a la semana que para mí son sagradas, no me las pierdo por nada”, asegura Gustavo. Es uno de los aproximadamente 12 alumnos, de todas las edades, que asisten a los entrenamientos dictados por los profesores Natalia Pedraza y Gastón Labaronnie y los preparadores físicos Rafael Díaz Herrera y Guillermo Ferreyra. A las clases, que son totalmente gratuitas y duran tres horas, puede asistir cualquier persona con ceguera o disminución de la visión. La única condición es presentar obligatoriamente un certificado de aptitud física, extendido por un médico, y un certificado de discapacidad. La práctica se divide en una entrada en calor y elongación, y un segundo momento, puramente técnico, en el que pasan a la cancha y comienzan a pegarle a la pelota, que es distinta a la convencional: está hecha de esponja, tiene 9 cm de diámetro y adentro contiene una pelota de ping pong con cinco perdigones de plomo, lo que permite que se genere el sonido al moverse y esto ayuda a la orientación de los jugadores. “Tenemos que estar muy concentrados, con la cabeza únicamente en eso, escuchando, porque es todo sonido y hay que aprender primero a conocer la pelota, darnos cuenta por el sonido qué tan fuerte va a venir, de qué manera picó y para dónde va a salir”, explica Gustavo. Y completa: “Empecé cazando mariposas, pero con el tiempo pude captar la técnica”.

Este deporte, que no sólo se practica en Buenos Aires, sino también en Bahía Blanca y Rosario, siempre se realiza bajo techo y las canchas tienen 12.8 metros de largo por 6.40 de ancho, más chicas que las convencionales, y están delimitadas por una soga de 3 mm de ancho que, a su vez, está recubierta por una cinta. Eso permite que los jugadores puedan ubicarse mediante el tacto, ya sea con los pies, la raqueta o las manos. Natalia Pedraza, que realizó el curso de capacitación que brinda el PTCA y a partir de esa experiencia empezó a dar clases hace poco más de un año, señala que algunos de los recursos necesarios para realizar la actividad son donados por empresas y asociaciones que apoyan la disciplina, pero que todavía no cuentan con sostén de la Asociación Argentina de Tenis, ni de la Secretaría de Deportes de la Nación. “Desde acá realizamos todo a pulmón y a veces sentimos que estamos solos luchando contra un sistema que prioriza el ´ganar, ganar y ganar´, y los demás quedan de lado. A la discapacidad en nuestro país no se le da la importancia que se le tendría que dar”, sostiene en diálogo con ANCCOM.  

La actividad no cuenta con el apoyo económico de la Asociación Argentina de Tenis, ni de la Secretaría de Deportes de la Nación. Algunos de recursos necesarios son donados por empresas y asociaciones.

Argentina es miembro fundador de la Asociación Internacional de Tenis para Ciegos (IBTA-International Blind Tennis Association), creada en el Primer Congreso Internacional que se realizó en febrero de 2014, en Estados Unidos, y al que asistieron 10 países. En su segunda edición, que se llevó a cabo en Italia los primeros días de septiembre del año pasado, estuvieron los representantes de 13 países y el PTCA fue reconocido como uno de los programas más importantes de enseñanza de este deporte que demostró ser pionero y exponente a nivel mundial.

Desde el Programa sueñan con que la disciplina se convierta algún día en un deporte paralímpico, aunque consideran que todavía queda un largo camino por recorrer y por eso se plantean metas a corto plazo. “Nuestro primer objetivo hoy es que se mantenga la escuela en funcionamiento y captar más alumnos. A nivel técnico, que cada jugador pueda mejorar en lo suyo y superarse, y a nivel institucional, contar con apoyo del Estado y hacernos más conocidos”, subraya Pedraza.

Todo lo demás es un logro en una tarea colectiva. “Ver que cada vez le pegan más y mejor a la pelota me da una motivación para seguir y para que ellos sigan, es una manera que tienen de superar su limitación”, puntualiza.  

El PTCA fue reconocido como uno de los programas más importantes de enseñanza del deporte en el Segundo Congreso Internacional el año pasado.

Cuando el reloj marca las 17:00, Gustavo guarda todo en su mochila, se despide de los profesores y de sus compañeros, y sale caminando hacia la parada del colectivo  para regresar a su casa. En el trayecto, sigue sorprendiendo a la gente que se da vuelta para corroborar que lo que se asoma por arriba de su cabeza es el grip de una raqueta. Y camina orgulloso.