El aborto es legal en la Argentina

El aborto es legal en la Argentina

A las 4:12 de la madrugada se anunció en el recinto del Senado de la Nación, ante la mirada de gran parte del país que se mantuvo en vela, la aprobación de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Fueron 38 votos afirmativos, 29 negativos, una abstención y cuatro ausencias. En las afueras del Congreso, los gritos de alegría no se hicieron esperar tras las largas horas de vigilia. Con amplia legitimidad a partir de hoy el aborto en Argentina es legal, seguro y gratuito. En la misma sesión, fue sancionada la Ley de los 1.000 Días, que prevé el cuidado y la salud integral durante el embarazo y la primera infancia. Tras una extensa jornada de debates que inició a las 16 horas del martes, los resultados superaron las expectativas de todos. Ya que durante la jornada se hablaba de una paridad entre quienes aprobaban y rechazaban la norma, con cuatro indecisos y dos ausentes (entre ellos el ex presidente Carlos Menem), por lo que los resultados eran difíciles de descifrar en el inicio, y el debate parecía reñido.  

 

Las calles, como cada jornada feminista, estuvieron colmadas por miles de mujeres de distintas edades con sus sonrisas, esta vez tapadas por los barbijos. La esperanza las convocaba y no fueron defraudadas: se hizo historia en Argentina. Las lágrimas corrían por las mejillas y los abrazos intentaban contener la emoción de generaciones de mujeres que por fin habían conquistado un derecho que reclamaban desde hace décadas. Las movilizaciones empezaron desde temprano y durante el transcurso del día distintas agrupaciones fueron rodeando el Congreso para pedir, una vez más, que se consagre el derecho a decidir sobre los cuerpos gestantes. La agitación era evidente, nadie sabía exactamente qué iba a ocurrir. Algo parecido sucedió en 2018 cuando el proyecto se rechazó,  pero esta vez, si bien las predicciones eran inciertas, los rumores sobre una leve ventaja alumbraban una esperanza que se iba incrementando a medida que transcurría el debate en el Senado.

La IVE legaliza la práctica del aborto durante las primeras 14 semanas de gestación. En el caso de las menores de 13 años, se deberá contar con un consentimiento informado y la asistencia de un padre o tutor legal. Otro punto sobresaliente fue la objeción de conciencia por parte del profesional de la salud, quienes tienen derecho a decidir si desean o no realizar la intervención, aunque no podrán negarse en caso de que la vida de la madre corra riesgo. Además, las obras sociales y prepagas deberán incorporar la cobertura gratuita. La ley busca también fortalecer el cumplimiento y correcta implementación de la Educación Sexual Integral, vigente desde 2006.

 

La despenalización del aborto es una conquista de la lucha feminista y es especialmente importante para los sectores más vulnerables, donde hasta ahora las mujeres se veían obligadas a recurrir una y otra vez a la clandestinidad. Nera Albornoz, representante de la Garganta Poderosa explicaba: “Las que corren más riesgos de morir en un aborto clandestino son las más empobrecidas. El aborto existió siempre en Argentina, las que tenían mejor acceso eran los cuerpos gestantes de clase media. Si tenías plata, podías tener un aborto en mejores condiciones. Si no tenías plata, corrías riesgo de vida”. La aprobación de esta ley busca disminuir la brecha de desigualdades sociales y de clase entre las mujeres. Todas las personas gestantes son ahora dueñas de sus propios cuerpos. 

“La IVE es un derecho que toda persona con capacidad de gestar debería poseer, ya que es nuestro cuerpo, nuestro dolor, nuestras decisiones y planes de vida”, dice Agustina de 25 años, estudiante de Ciencia Política. “No penalizar a quien decide interrumpir su embarazo es fundamental, pero por sobre todo, se debe priorizar el acceso en condiciones salubres y acordes con una política pública, y no sólo para quienes pueden pagar una clínica privada sin riesgos de por medio”, expresó. 

Mientras el debate se desarrollaba en el recinto, el arte inundaba las calles. Pinturas, bailes, cánticos, y música de los tambores de las batucadas. Muy cerca del Congreso, el colectivo Actrices Argentinas, que siguió presionando con fuerza estos últimos dos años, esperaba desde muy temprano el resultado de la votación. La actriz Laura Azcurra, con su pañuelo asistió una vez más junto a sus compañeras. Para ella su rol como artista es también sumamente político: “Tenemos que informar y sacarnos las caretas. Poder hacerlo desde nuestro espacio sabiendo que la gente recibe nuestros trabajos, nuestros personajes, es importante poder dar una voz social a lo que estamos atravesando”, mencionó y agregó: “Venimos con las compañeras desde que empezamos a abrazar la lucha, a exponer y comunicar la importancia de esta ley. Esto sin dudas ha sido una conquista del movimiento de mujeres y de disidencias. Pusimos este tema en la agenda, en lo social, en la comunicación, y también en la política”.

 

Otras mujeres que también entienden la potencia y lo convocante del arte son las chicas y disidencias de Talleres Batuka. Después de tocar varias canciones de los tambores que hacen la espera un poco menos pesada. La gente se reúne alrededor para bailar a su ritmo y animar la escena: “Para nosotras los tambores son nuestra herramienta de lucha, nosotras vamos a la calle con los tambores a visibilizar. Las clases y los ensayos son un camino que transitamos solamente para estar donde hay que estar. Para nosotras el arte es el paso a poder estar acompañando todo esto”, planteaba “Cingui” representante del taller. 

 

Cuando la música se detuvo, los argumentos comenzaron a volverse repetitivos luego de varias horas de debates. La votación se hacía esperar, pero la alegría invadía las calles cuando alguno de los indecisos confirma su voto afirmativo. Entre ellos se encontraban Lucila Crexell, quien se abstuvo en 2018. En su discurso pronunció ciertos cambios de perspectiva: “no cambié mis creencias personales, no cambié mi modo de pensar sobre lo que creo del aborto. Cambié el enfoque sobre lo que creo de cómo debe ser abordado” y despertó gritos de festejo entre todos los presentes. Más tarde fue el turno de Sergio Leavy, diputado por el Frente de Todos en Salta, quien habría votado en contra en 2018, pero tras una reunión con Alberto Fernández unos días antes, y por la convicción de dejar de lado sus ideas personales, votó finalmente a favor de la despenalización. También votó a favor Oscar Castillo, de quien se conocía una posible abstención, y Stella Maris Olalla, la mayor incógnita entre los indecisos, quien finalizó su exposición diciendo que “se trata de una cuestión de derechos y el Estado debe elegir la continuidad de un embarazo o no, de acuerdo a la autonomía de la mujer. Mantener la prohibición no eliminará el sistema clandestino”. 

El debate y los cambios de opinión de la sociedad en general y de los senadores en particular, fueron producto de la lucha feminista, que no dejó de recalcar la importancia de este derecho. Camila tiene 25 años, asistió a la movilización con la agrupación Puebla Fuerza Colectiva, y analiza algunas de las resistencias que se dieron años atrás: “Considero que las principales dificultades se encuentran en concepciones que son antiguas, que no responden a la sociedad de este siglo. Creencias que son obsoletas, y que la ciencia ha demostrado enormemente erróneas. La desinformación es, sin duda, la mayor dificultad”, sintetizó. 

 

Luego de los abrazos, festejos y más bailes, aquellas chicas que pusieron su cuerpo durante estos años, que supieron hermanarse y que cantaron y vibraron al unísono, levantando sus pañuelos en alto, se alejaron de las calles para descansar, sabiendo que esta conquista es sólo el inicio de la lucha que continúa sosteniendo: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. 

 

Esta vez, el grito resonó con la convicción de haber conquistado otro derecho.

 

Las garantes del derecho

Las garantes del derecho

La Cámara de Diputados de la Nación comenzó a tratar, esta semana, dos proyectos de ley enviados por el Poder Ejecutivo para que todas las mujeres accedan al derecho a la salud integral. El primero legaliza la interrupción voluntaria del embarazo y garantiza que el sistema de salud permita su realización en condiciones sanitarias que aseguren la salud y la vida. El segundo, instituye al Programa de los Mil Días, con el objeto de fortalecer la atención integral de la mujer durante el período de gestación y la de sus hijos e hijas durante sus primeros años. Esta semana se inició el plenario de comisiones que ayer concluyó con la ronda de expositores. Hoy será el turno de diputados y diputadas y la reunión para el dictamen, será finalmente la próxima semana.

La presentación del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo es un gran alivio para las distintas organizaciones que vienen luchando desde hace años por esta iniciativa. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue lanzada en 2005 y presentada en distintas ocasiones, 2007, 2009 y 2010, en la Cámara de Diputados de la Nación. Según cifras publicadas por la organización se estima que desde la recuperación de la democracia han muerto más de 3.000 mujeres como consecuencia de abortos inseguros. 

El aborto sucede y es un hecho. A lo largo de los años, distintas organizaciones y redes fueron conformándose para brindar el acompañamiento y apoyo necesario a quienes necesitaban atención frente a la decisión de interrumpir un embarazo no deseado. A esta larga lista de movimientos que acompañaban a mujeres que abortaban en la clandestinidad, se fueron sumando lentamente agentes estatales, luego del fallo FAL en 2012 -la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que permite el aborto legal a personas víctimas de violación-, hasta la actualidad con el nuevo protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo (ILE) dispuesto por Ministerio de Salud de la Nación en 2019. ¿Cómo trabajan las profesionales por el derecho a decidir? ¿Cómo vienen acompañando las organizaciones los abortos clandestinos? ¿Cuál es su función y qué experiencias marcaron su trabajo?

Melina Ceccato 

Ceccato dice que en las entrevistas ve todas las desigualdades en el acceso a la información, educación y salud.

Melina Ceccato es psicóloga, forma parte de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, una organización que forma parte de la Campaña Nacional del Derecho a Decidir sobre el derecho al aborto seguro, legal y gratuito. Trabaja en el Centro de Salud de Primer Nivel de Atención de CABA (Lugano). Ceccato describe que el acceso a la interrupción del embarazo es diferente dependiendo en qué parte del país nos situemos. Y que, si bien la Ciudad de Buenos Aires se unió al protocolo a finales del 2019, la red viene trabajando desde 2014. Sobre su colectivo agrega que “está compuesto por distintos profesionales de distintas disciplinas (Psicología, Medicina General, Trabajo Social, Enfermería, Antropología, Ginecología, Pediatría). Semestre a semestre, a partir de que empezamos a contar con el misoprostol, se fue duplicando el número al acceso de las ILE en los centro de salud”. Además, a partir del año 2018, con la presentación del proyecto de la campaña se realizó una importante difusión que potenció la circulación de demandas de ILE en los centros de salud. “Fue como el momento de descriminalización del aborto y debate. Puso arriba de la mesa una realidad que venía sucediendo y que venía siendo silenciado”.

De acuerdo con los protocolos vigentes, Ceccato insiste en que las situaciones de salud sexual que estén vinculadas a métodos anticonceptivos y embarazos no deseados se deben tomar como una urgencia y debe asistir la demanda en el momento que es solicitado por cuestiones de tiempo respecto a la edad gestacional y poder acceder a la interrupción. “En el centro de salud donde trabajo apenas llega una mujer se la entrevista y se evalúa si tiene un test de embarazo. Primero hay que hacer una ecografía que confirme la viabilidad de ese embarazo (hay distintas situaciones en las que por más que se presente un test de embarazo positivo no siempre es un embarazo viable). Muchos centros de salud no tienen ecógrafos y hay que hacer la derivación. Siempre solicitamos que se haga de manera urgente. Vuelven con la ecografía, se confirma la viabilidad del embarazo y la edad gestacional. Si está dentro de las 12.6 semanas de gestación se puede hacer la intervención de manera ambulatoria en sus casas”, explica Ceccato de acuerdo al protocolo. “Se explican y construyen las causales de acuerdo al marco legal que tenemos en nuestro país y se entrega la medicación y se ofrece la vía de administración de la medicación para que elijan”. 

Ceccato advierte que en las entrevistas se logran ver todas las desigualdades, las violencias y las inequidades en el acceso a la información, educación y salud. “Hace poco, vino una señora de 33 años analfabeta. Como es un montón de información que damos en la entrevista le pedimos que viniera con un acompañante para que pudiera facilitar el entendimiento y porque aparte le damos folletería escrita de todo lo que hablamos sobre el procedimiento, además de la medicación”. Es importante hacer hincapié en el soporte que estos centros significan, Ceccato cuenta que una mujer se acercó a una consulta con su hijo de un año en la espalda y cursando un nuevo embarazo “fue una situación de violencia sexual por parte de su exmarido pero que se construyó con ella en la consulta. Ella no sabía que había sufrido un abuso sexual. Estaba acostumbrada a mantener ese tipo de relación y a someterse al deseo y voluntad de su exmarido. Eso también forma parte de la consulta, poder construir en ese momento que fue un abuso”.

Paula Massa

«La aprobación de la IVE significaría el fin de la estigmatización por las diferentes situaciones y experiencias que transitan”.  

Paula Massa es trabajadora social en Villa Soldati, integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Su deseo de participar de un grupo para adolescentes en en ese barrio surgió luego del Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, en 2016. “Encaramos un proceso de acompañamiento para que puedan tener su espacio, lo piensen lo creen y empiecen a tomar su lugar dentro de los feminismos”, recuerda. A partir de la creación de este espacio comenzó a acompañar distintas consultas de jóvenes en encuentros que se realizaban una vez por semana. Ese espacio empezó a forjarse un lugar de confianza e identificación para poder hablar de lo que quisieran, cosa que, en otros ámbitos como el escolar o familiar, no podían. Massa resalta la importancia que tiene realizar un acompañamiento no sólo a las adolescentes sino también en sus ámbitos familiares. “A veces es muy difícil cuando sos adolescente y el adulto decide por vos (la gran mayoría de las veces), por eso es importante el vínculo con las familias”. A su vez, resalta la importancia del trabajo en red: “El primer aborto que acompañé yo tenía 24 años, todavía no formaba parte de la Campaña y había cuestiones que fui aprendiendo sobre la marcha. La clave es la red que se arma con las compañeras que están en el centro de salud y desde los hospitales que sí acompañan y garantizan el acceso a la ILE”.  

El acompañamiento por parte de los profesionales en distintos centros de salud y hospitales resulta esencial. Massa recuerda un hecho en donde una vecina del barrio en donde estaba trabajando se enteró que estaba embarazada y al intentar acceder a una interrupción legal del embarazo una de las profesionales que atendían demoró la solicitud de ecografía para evitar el proceso. “Le fueron pateando los turnos y con esto se le pasaron las semanas”, agrega. 

Sobre una posible implementación de la Ley de Interrupción Voluntaria concluye: “Significaría autonomía para las pibas, para la decisión sobre sus cuerpos. Para contar con información y no estigmatización en los centros de salud. Significaría que salgamos de la clandestinidad, de poder evitar ese señalamiento y estigmatización por las diferentes situaciones y experiencias que transitan”.  

Mariana Kielmanovich, Sandra Bernabo y Cecilia Ferrero 

Mariana Kielmanovich y Sandra Bernabó han acompañado a 500 mujeres en el ejercicio de su derecho a la ILE.

Mariana Kielmanovich y Sandra Bernabo son psicólogas y ambas trabajan en el Hospital Tornú. En 2015 inauguraron un dispositivo que en un principio funcionó como Consejería de Reducción de Riesgos y Daños. Finalmente, en 2017, con la incorporación de médicos generalistas en el centro de salud, comenzaron a trabajar como un centro de consultoría con entrega de medicación. Cecilia Ferrero es médica generalista del CESAC 33 y llegó al centro de salud por concurso. Una vez que comenzó allí Mariana y Sandra la convocaron para formar parte del equipo. Desde el equipo de ILE del CESAC 33 brindan atención a las personas que quieran interrumpir su embarazo. 

“El circuito de las mujeres comienza cuando llegan en nuestro día de demanda espontánea en el centro de salud”, explica Bernabo. En la primera consulta se evalúan las causales según lo que el protocolo de ILE indica. Una vez hecha la entrevista se le da turno médico. “En ese segundo turno, qué es lo que hago yo, lo primero que se hace siempre es explicarle el marco legal de la intervención que se está haciendo, porque muchas mujeres aún hoy siguen pensando, por la desinformación, que hacer una interrupción legal del embarazo es algo ilegal, y se remarca que estamos avaladas por el Código Penal para hacer la interrupción según las distintas causales”, agrega Ferrero. Previo al fallo FAL de 2012, Kielmanovich explica que la respuesta del sistema sanitario era muy escasa y que tendía a criminalizar y a ser expulsiva. Sin embargo, eso fue lo que les permitió lanzar un puntapié y formarse más en la temática “No sólo brindamos información, sino que también ofrecemos la medicación abortiva de manera gratuita para poder garantizar la interrupción legal del embarazo, en los términos que prevé en el modelo de causales del Código Penal, de manera legal, segura y gratuita. A la fecha, hemos acompañado a más de 500 mujeres en el ejercicio de este derecho”. 

Muchas de las mujeres que llegan a los centros de salud lo hacen con cierta angustia y malestar. “Entendemos que esto tiene que ver con el contexto en el que vivimos con el patriarcado, una política pública difusa, con un paradigma de criminalización y judicialización que estuvo vigente durante el siglo XX y que aún continúa. Se percibe en los medios e incluso en las historias que las mismas mujeres cuentan. Para nosotras es muy importante abordar este malestar, deconstruirlo y desproblematizar los estereotipos de género desde el inicio”, agrega Kielmanovich. 

Para Cecilia Ferrerom la aprobación de la interrupción voluntaria del embarazo les daría un marco de legitimidad mayor.

Es importante recalcar la importancia de la atención de estos casos, no sólo en el ámbito del acceso a condiciones seguras, sino en el acompañamiento y asesoramiento. “Eso me resuena todo el tiempo. Es increíble la cantidad de situaciones en las que muchas mujeres dicen “no sabía que no se había puesto un preservativo” o “no sabía que se lo había sacado” y la mayoría de las personas no sabe que si alguien se saque un preservativo sin consentimiento es una situación de abuso”, recuerda Ferrero sobre las consultas que suelen llegarles. Bernabo agrega: “Muchas veces las entrevistas con las mujeres son fuertes y emotivas. Algo que le sucede mucho a quienes nos consultan es que les cuesta creer que no las retemos, juzguemos o critiquemos. Algo realmente increíble en pleno siglo XXI. Y se sienten plenamente agradecidas por encontrar un espacio de respeto donde no se las infantiliza y se las acompañe en ese momento en especial que atraviesan”. 

Respecto a la posible implementación de la Ley de Interrupción Legal del Embarazo, Ferrero, resalta la importancia que esto tendría dentro de los centros de salud. Si bien los centros ya cuentan con un protocolo nacional, éste no tiene el mismo peso que una ley. “Es darnos un marco de legitimidad mucho mayor”. Según plantea Ferrero, “lo más interesante y a lo que habría que apuntar, es que no dependa el acceso a una interrupción voluntaria del embarazo de la localidad en la que vivas. Yo tengo la suerte de trabajar en Capital Federal donde hay un montón de dispositivos donde se pueden hacer interrupción legal del embarazo, pero no es la misma realidad que existe en un montón de otros lugares, y no hay que ir tan lejos, a provincias ya conocidas donde no suelen ser accesibles”. Sobre la posible sanción de la ley Kielmanovich concluye: “Siempre y cuando esto sea decisión de la mujer, este en el marco de un derecho y sea seguro y acompañado por un equipo, lejos de generar un trauma contribuye a la autonomía, empoderamiento y a la reafirmación subjetiva”. 

Juan Pablo Borda

En la Consejería de Berazategui, donde se desempeña Juan Pablo Borda, ya han han atendido 240 casos.

Juan Pablo Borda es médico generalista y jefe de residentes de medicina general. Trabaja en el centro de salud CIC 18 (Centro Integral Comunitario) en Berazategui. “Tenemos una Consejería que la llevamos adelante una vez a la semana, con entrevistas personalizadas con las personas que se acerquen al Centro con la demanda puntual de interrupción legal del embarazo”. Borda explica que se hace una valoración de la situación y si se responde con las causales de interrupción legales se procede a hacer la indicación y acompañamiento necesario a las personas. “Intentamos que sea en un ámbito de privacidad y que se pueda valorar toda la integralidad de la salud de las personas para poder dar una respuesta lo más adecuada posible respecto de sus necesidades”. Comenta que dentro del marco de la Consejería intentan informar todas las posibilidades que tiene una persona ante la eventualidad de un embarazo no deseado para que pueda decidir de manera informada y voluntaria. “Nos acercamos a la red a través de nuestro trabajo cotidiano. Somos parte de una residencia de medicina y en el marco de implementar una Consejería de Servicio Sexual y Reproductiva con respetos de derechos y poder garantizar la respuestas ante las demandas de interrupciones legales del embarazo nos acercamos a la Red de Profesionales y fuimos haciendo el vínculo con la red”. 

De lo que llevan trabajando desde la Consejería han atendido 240 casos. Borda comenta que cada caso es único y presenta complejidades particulares. “En la memoria tenemos muchísimos casos de situaciones que nos llaman la atención: una adolescente con un embarazo no deseado, una familia con muchos hijos, pero además muchas vulnerabilidades, situaciones de interrupción de trabajo, proyectos de vida que afectan la salud de las personas más allá de la obviedad de la salud biológica”. Además, agrega que un elemento transversal a casi todas las situaciones que tienen que atender es la violencia de género. “Ya sea de manera explícita con violencias físicas o sexuales. También son situaciones de violencia cuando el varón responsable, en conjunto, del embarazo se entera de esa situación y no aparece, participa ni acompaña las decisiones. Hay un montón de situaciones de vulnerabilidades que creo que atraviesan a las mujeres en situación de aborto y creo que lamentablemente se expresan en casi todos los casos”.

Al formar parte de la Red de Profesionales también forman parte de la Campaña por la Legalización del Aborto, Juan Pablo es el único varón de su equipo y cree que sería muy importante poder legalizar el aborto para evitar enmarcar las distintas situaciones a causales y evitar involucrar la subjetividad de cada uno al respecto. “Cerca de 10 personas consultan a la semana en un municipio del conurbano, osea que en todo el país es realmente una demanda muy sentida. Si se pudiera aprobar la legislación voluntaria del aborto sería un avance para la garantía de los derechos de las personas y principalmente de las personas gestantes”.

Mónica Menini

Menini explica que para las personas de fe, el aborto es como un pecado y esto pesa mucho a la hora de decidir.

Mónica Menini es abogada feminista salteña. Recibida en la Universidad Nacional de La Plata, Diplomada Superior en Género y Políticas Públicas FLACSO y Maestranda en Género, Sociedad y Política de FLACSO. Forma parte de Católicas por el Derecho a Decidir Argentina. Llegó a la organización hace 17 años. “Para ese entonces la organización ya se había constituido como una organización feminista que desde la provincia de Córdoba irradiaba en especial en las provincias del norte y centro del país una influencia basada en sus argumentos católicos por el derecho a decidir que, en provincias con alto porcentaje de catolicismo, llegaba como una nueva ráfaga de ideas que nos contenía a las mujeres católicas que a través de sus libros, publicaciones y capacitaciones podíamos acceder a las teologías feministas”. 

Desde la organización, advierten que las vivencias que les llegan sobre interrupciones del embarazo son múltiples y tienen que ver con las experiencias de vida de cada uno. “Presentar una alternativa teológica feminista frente a los discursos condenatorios y opresores sobre el aborto por parte de muchos referentes de las diversas iglesias dentro del cristianismo, permite mostrar otras perspectivas de Dios y las diversas experiencias que existen. Visibiliza otras historias y genera puentes para quienes atraviesan estas decisiones solas, con culpa, en silencio y muchas veces sintiéndose fuera de lugar, entre otras emociones y sensaciones”, agrega.

Menini explica que para las mujeres y personas de fe la consideración del aborto es como un pecado por parte de la tradición cristiana y que esto pesa mucho a la hora de decidir, “se sienten abrumadas por la culpa y ocultan el hecho durante años a su familia o a su comunidad. Eligen el silencio porque saben que les espera la condena eclesiástica o la expulsión del lugar religioso al que asisten”.

Sobre una posible legalización agrega “llegar al aborto legal seguro y gratuito despenalizado y legalizado en Argentina es una de nuestras metas; seguir en el trabajo de la implementación al acceso pleno de derechos sexuales y (no) reproductivos para cada mujer y persona con capacidad de gestar en cada pueblo, municipio y provincia de nuestro país extendiendo el derecho a toda Latinoamérica y el Caribe es nuestra Misión”. 

Wada Waldo

«Quienes llegan a Socorristas encuentran a otras que están en la misma situación; eso ayuda mucho», dice Wado. 

Wada Waldo tiene 22 años y es militante de Socorristas en Red. Llegó a la organización en el año 2018 luego de participar en una actividad en el Conservatorio Astor Piazzola. “Socorristas en Red llegó a mí como llegan a muchas personas: difundiendo información, estando en las plazas donde está el movimiento”.

Desde Socorristas en Red brindan información sobre la metodología y formas de hacerse un aborto con medicación en condiciones y acompañan a quienes necesitan realizarse uno de forma segura. Articulan con el sistema de salud, con las/os profesionales de la salud y realizan actividades de difusión e información. Forman parte también de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Muchas personas llegan porque nos conocen a través de amigos, familiares u otras personas a quienes también acompañamos. La información corre de boca en boca para quien necesite ayuda, asesoramiento u orientación para poder resolver un embarazo no deseado. Nos encontramos para poder compartir información. Las personas se encuentran cara a cara con otras que también está en la misma situación y eso ayuda mucho a distender y encontrarnos para compartir de manera horizontal la información y cuidados que necesitan para encarar un aborto seguro”.

Waldo destaca la importancia de compartir las distintas experiencias y de esa forma aprender entre todos: “sabemos que a la hora de encarar al sistema de salud aparecen nuevas dudas y miedos para quienes tienen que presentarse en una salita y pedir una interrupción legal. El contexto es duro, los mitos corren, los miedos abundan y la información escasea. Como Socorristas estamos ahí para el acompañamiento amoroso y feminista para quien lo necesite puede sentirse tranquilo para saber que va a encarar un proceso legal, con medicamentos y de forma segura y sin riesgos. Además, estamos en constante diálogo con los sectores de salud”. 

Respecto a una posible legalización del aborto cree que además del aborto legal, seguro y gratuito es importante tener acompañamiento y asesoramiento para realizar abortos desprejuiciados donde cada una se sienta tranquila y no se sienta criminalizada por la decisión tomada. “Entendemos que la respuesta no termina en el aborto legal, sabemos que las dudas, incertidumbres y necesidades son muchas. Un aborto feminista es una historia que se puede contar con muchas voces. Vamos para cambiar las historias de todos esos abortos oscuros. El aborto puede ser un momento amoroso, en casa, con amigas, tomando mate, con las socorristas del otro lado”, cierra.

Con el cuchillo entre los dientes

Con el cuchillo entre los dientes

Trabajadores de la Pizzería 1893. 

Delivery, mesas en la calle, terrazas y salones a un cuarto de su capacidad. Desde el 20 de marzo hasta hoy, la Ciudad de Buenos Aires fue variando los protocolos de aislamiento y los restaurantes debieron adaptarse. También aquellos autogestionados por sus trabajadores, organizados en forma de cooperativa. Algunos pudieron sacar provecho de la situación, expandieron sus horizontes de reparto y hasta modificaron la carta. En otros casos, todavía no volvieron siquiera a un ritmo mínimo de facturación que les garantice las subsistencia.

De acuerdo con el último registro nacional de empresas recuperadas que se realizó este año, hay 13 locales gastronómicos en CABA que se encuentran bajo la gestión de sus trabajadores. Representan el 17% de las cooperativas de la ciudad. Una de ellas fue incorporada hace pocos meses al informe: la pizzería 1893, ubicada en Villa Crespo, que fue la primera (y única) empresa del rubro gastronómico que se recuperó durante la cuarentena.

Como si comenzar un proceso de rescate del lugar de trabajo no fuera lo suficientemente difícil, quienes solían ser empleados de 1893 tuvieron que sumarle un contexto de pandemia y aislamiento. “No es solo la rareza de vivir en cuarentena, sino también cambió toda nuestra forma de trabajo y todos los problemas que trajo el vínculo con el ex empleador”, comenta Ernesto De Arco, que solía ser camarero pero tuvo que incorporar tareas de reparto a domicilio durante algunos meses.

Actualmente trabajan con envíos, mesas en la vereda y algunas adentro. “Por suerte teníamos una buena clientela, la pizzería siempre trabajo bien. Lo que hicimos fue reforzar el delivery: antes hacíamos un radio de diez cuadras y ahora nos extendimos muchísimo, como 50. Vamos en auto, en moto, en bicicleta, lo que sea”, agrega De Arco.

Pero una vez que el Gobierno de la Ciudad habilitó el 25% de ocupación de los salones para comer, aparecieron algunos problemas: “Nos dimos cuenta de que la gente no tiene una buena costumbre. Tuvimos que poner carteles por todos lados porque se levantan y van al baño sin barbijo, nos hablan en la cara sin tapabocas y nos ponen en riesgo constantemente. Sentimos que no les importa la gente que está trabajando. Queremos tener cuidado porque si nos contagiamos vamos a tener que dejar de trabajar y sería bastante difícil en este momento”, comenta el trabajador de 1893.

Lalo de Buenos Aires, la cooperativa gastronómica que funciona en el complejo del Paseo la Plaza.

No todas las cooperativas de gastronómicos tienen la misma suerte. Lalo de Buenos Aires funciona administrado por sus trabajadores desde el año 2014 pero desde el 20 de marzo no pudo abrir sus puertas hasta fines de noviembre: «Con la pandemia tuvimos que cerrar. Estuvimos en el local arreglando cosas, pintando, remodelando. Tenemos un patio pero no pudimos ni hacer delivery porque si lo hacíamos teníamos que pagar el alquiler al complejo La Plaza. Lo mismo si habilitábamos la vereda. Así que recién hace 11 días, que se pudo usar el salón también, abrimos”, explica Rafael Heredia, secretario de la cooperativa.

¿Cómo resistieron durante la etapa en la que estaba prohibido abrir el salón? «Éramos 18 en la cooperativa y quedamos ocho. Muchos se bajaron porque esto es a pulmón, hay que poner mucha voluntad. La mano viene mal, muy lento. La noche está muerta, no hay gente. Al mediodía se ve un poco más de gente. Estamos en zona de Tribunales, que atienden sólo por turno, igual que los bancos. Eso quitó mucho movimiento. Bajó mucho, no sé si llegamos a hacer un 30% de lo que trabajábamos antes. Está complicado pero lo importante es que se logró abrir y de a poquito vamos a salir adelante», confía Heredia.

Lalo de Buenos Aires está localizado en Montevideo al 300, dentro del complejo teatral Paseo La Plaza. El reciente regreso de algunas funciones del teatro en vivo, con protocolos autorizados, fue lo que permitió que los trabajadores volvieran a reabrir el local. Claro que la situación es muy complicada. «Los teatros abrieron con el 30% de capacidad y una sola función, se achicó un montón. La noche es mortal, no hay nadie. A las diez ya no queda nada. Los fines de semana hay algo más de movimiento”, dice Heredia.

La pizza a la parrilla de 1893 se hizo famosa en Buenos Aires.

Otra empresa autogestionada es Los Cabritos, una parrilla de la zona de Mataderos. Lleva cinco años funcionando con esta modalidad y en el año 2018 apareció en el top ten de mejores parrillas porteñas. Su fuerte es el asador criollo pero en este contexto tuvieron que prescindir de él. “El delivery tiene una particularidad: el trabajo se comprime en un par de horas, no es como el salón que es más largo en el tiempo”, explica Jorge Jaian, que se ocupaba de la atención en el frente pero ahora se convirtió en telefonista tomando pedidos. “Tuvimos que reducir la carta para evitar desperdicios. Hicimos platos del día, económicos. Se volvió necesario porque todos estamos más complicados con los ingresos entonces tiene que ser una oferta tentadora”, agrega.

Aunque no parezca, destinar la mayor parte del servicio al envío a domicilio puede ser una tarea difícil. En el caso de Los Cabritos, su diferencial estaba en la atención en el salón, la calidez del contacto con los mozos de siempre, el ambiente tradicional y el asador a la vista. “Un montón de negocios se dedican al delivery y la competencia se hace difícil”, señala Jaian. Y en cuanto a los protocolos para atender en el lugar, explica: “Iniciamos el trámite de habilitación para sacar las mesas a la calle pero no está siendo tan rápido. En la semana está medio tranquilo, la gente todavía no esta tan dispuesta a salir. Tenemos un público de una edad media para arriba, no es juvenil. Y eso también influye porque son personas de riesgo. No es una cervecería que se maneja con jóvenes”.

Alé Alé es un caso paradigmático de las cooperativas gastronómicas en el país. Formaba parte de un grupo de restaurantes que pertenecían a OJA, junto a cinco locales más. Todos fueron vaciados por los empresarios a cargo y algunos encontraron su propio camino hacia la autogestión, a lo largo del 2012. Hoy, con pandemia incluida, se mantienen en pie.

“Desde el momento en que arrancó todo, en marzo, la decisión fue no atrasarnos con lo que respecta a servicios, impuestos y alquileres. Nos pusimos renovar la pintura, arreglamos baños, cambiamos la cerámica; compramos los materiales y lo hicimos nosotros. Hay cosas que no podemos hacer cuando el local está funcionando, entonces aprovechamos y usamos el dinero que teníamos guardado. Somos de ahorrar por cualquier cosa que pueda pasar y fue de mucha ayuda”, explica Andrés Toledo, presidente de la cooperativa Alé Alé.

Actualmente funcionan con mesas en la calle, en la terraza y el salón interno con distanciamiento, lo que da un total de casi 300 cubiertos (sin contar el delivery). “Ya se está acomodando todo y es otro aire, no es lo mismo que tres meses atrás”, dice Toledo. Y respecto a las normativas para poder funcionar, comenta: “Siempre respetamos bien los protocolos. Todas las personas que vienen se van muy contentos porque ven una responsabilidad nuestra en cuanto al distanciamiento de mesas. Nos terminan felicitando por cómo nos estamos manejando. De parte de la clientela hemos notado un comportamiento muy bueno. Fueron bastante fundamentales, sin ellos no hubiéramos resistido”.

Lalo de Buenos Aires pudo reabrir recién cuando finalizó el aislamiento obligatorio.

Andrés Toledo se mantiene en contacto con otros locales que funcionan con la misma modalidad: “Tengo contacto con todos, no le fue bien a nadie. Tendrían que haber priorizado no atrasarse con los pagos y no lo hicieron. Creo que cometieron un error. Dejaron caer el motor de todos que es la cooperativa. A algunos ya les pidieron el local y les dijeron que no renuevan el contrato”.

 “Ahora estoy participando en el conflicto de Rodizio de Costanera, a ver si lo podemos transformar en cooperativa, si quieren los trabajadores”, agrega. Muchas veces recurren a él y sus compañeros cuando detectan un conflicto latente con los dueños. Así fue el caso de la pizzería 1893 a comienzos de la cuarentena. Y de la misma forma, cuando Alé Alé necesitó ayuda en el año 2012, recurrió a los trabajadores del Bauen, otro hito de las empresas recuperadas en el país que a principios de octubre anunció que ya no seguirían adelante con sus actividades en el tradicional edificio de la Avenida Callao. La pandemia y una larga lucha por adquirir la propiedad desembocaron en un final triste, tanto para el hotel como para el restaurant que manejaba la cooperativa.