Café para el reencuentro

Café para el reencuentro

María Laura Vasquez posando cruzada de brazos y mirando a la cámara.En 1985, ciento veinte brigadistas de la Federación Juvenil Comunista viajaron a Nicaragua para cosechar café apoyando la revolución sandinista. Treinta y un años después, la documentalista María Laura Vásquez retrató el reencuentro de cuatro de ellos con aquel país centroamericano en Los 120, la brigada del café, una road movie revolucionaria que registra la vuelta que refiere al amor entre dos pueblos, estrenada el jueves 22 en el Gaumont y que está dando vueltas por el país.

Yo no creía que iba a viajar, yo trabajaba en la brigada para los compañeros que iban a ir. Imaginate, de ciento veinte, cien eran hombres, así que no pensaba que iba a pasar. Cuando me avisaron que viajaba, fue una de las noticias más hermosas que recibí en la vida. Me dio mucha felicidad, pero de verdad ni se me cruzaba por la cabeza militar en Nicaragua, ser parte de la Revolución Sandinista… Creo que tampoco pensé que iba a volver para allá.

Vázquez la mira a Claudia Cesaroni y sonríe. Ella es una de las cuatro brigadistas que hace ya dos años volvieron a hacer el camino que treinta y un años antes, durante enero y febrero del 1985, los llevaron por las poblaciones de Matagalpa y Jinotega para cosechar café, protegidas por una brigada de estudiantes secundarios, en medio de la Revolución Popular Sandinista que estaba sucediendo desde 1979.

Ese grupo de ciento veinte brigadistas fue el más grande de todos los que llegaron a Nicaragua de cualquier organización internacional. Tenían por objetivo recrear la solidaridad”, explica Cesaroni a acerca de la movilización que implicó el viaje. Se buscó desde la organización que, aparte de federal, fuera también lo más diverso en cuanto a quiénes éramos: estudiantes secundarios y universitarios, obreros, campesinos. Cada quien tuvo que juntar 1.000 dólares y Mercedes Sosa y Victor Heredia realizaron conciertos para ayudarnos a financiar el viaje”, agrega.

Durante ese enero y febrero, los ciento veinte brigadieres ayudaron en la economía del país cosechando café, su cultivo principal. Nicaragua estaba en ese momento muy dañada por la amenaza estadounidense y sus representaciones locales.

Sucedía en 1985 que también había una demonización de la revolución, desde los países capitalistas, desde los medios hegemónicos, desde la derecha argentina. Y nosotros fuimos quienes pusimos el cuerpo: eso fue para los nicaragüenses una oportunidad de sacar afuera su propia historia, un intercambio político, que ese ´estamos con ustedes´se hiciera palpable, comenta Cesaroni.

Y cuando esos brigadistas volvieron, muchos medios hicieron pública su hazaña. Hasta Clarín editó el viaje en su tapa… pero con el tiempo dejaron de frecuentarse, se dejó de hablar de eso. En el 2009 armaron un grupo en Facebook contactando a  más de la mitad de los que habían viajado. Desde ese momento empezaron a juntarse más seguido, intercambiando fotos y recuerdos, pero la idea concreta de volver a viajar no era más que un deseo.

María Laura Vasquez posando para una fotografía frente a una estatua.

«Cuando me avisaron que viajaba, fue una de las noticias más hermosas que recibí en la vida», cuenta Vasquez.

Hasta que Vázquez se enteró de la historia: Hace cuatro años coincidí con Dimitrof Casanova Chávez en una reunión y me contó de la brigada… que habían ido para colaborar con la economía de ese país, muy dañada por la agresión que estaban teniendo con EEUU, comenta, explicando del inicio del proyecto. Y fue ahí que me dijo que también quería volver. Y yo vi una historia fascinante y me sumé al deseo de esa vuelta.

Y así registró ese viaje que refiere al amor entre dos pueblos, al internacionalismo como evento transformador, cuan potente puede ser que un pueblo pueda venir a apoyarte, y a decirte acá estamos, acá laburamos con ustedes”, agrega Cesaroni.

“Sabíamos que no queríamos hacer una película evaluativa de cuatro argentinos que vuelven a ver qué pasó con la revolución nicaragüense, nos parecía que eso era un acto de soberbia de nosotros, comenta Vázquez y agrega:, “Queríamos registrar la vuelta. Queríamos contar una historia potente, queríamos transmitir la emoción que uno siente cuando está dentro de un proceso colectivo, que sentís que estás haciendo algo para mejorar como persona, para mejorar el mundo en el que estás viviendo…

Ese fue el puntapié para que, con la idea ya en mente, Dimitrof sumara a Cesaroni, a Pablo Sposato y a Marta Rosin, con quiénes seguía manteniendo el contacto, para que se unieran a la aventura.

Y después de un año de investigación, escritura, noches sin dormir, el deseo empezó a materializarse y en el 2016 sucedieron dos viajes: Vázquez realizó el primero con el equipo de producción para habilitar la coproducción con Nicaragua, que facilitó el transporte, el alojamiento y la comida y para buscar a esos nicaragüenses a quienes habían estado acompañando: Había nombres específicos, había cuatro, cinco personajes que ellos repetían todo el tiempo. Nuestra premisa era encontrar esos que siempre eran nombrados”, comenta la directora.

Y el segundo, al cual se sumaron los cuatro brigadistas, fue para unir a esos dos pueblos, tantos años después.

Esto es de una potencia tan maravillosa, es tan fantástico, que tenía ganas de contarlaexplica Vázquez. Y creo que la experiencia del deseo de la vuelta es la manera de revivir el mito y de seguir; todos ellos son personas que después han buscado participar colectivamente en actos que buscaron mejorar el mundo, como ellos lo consideraban, poder transformar las injusticias, las desigualdades, por lo cual para mi era importantísimo decirle a la gente ´juntarse con otros para intentar cambiar el mundo está buenísimo.´ No tiene que ser, como dice Claudia, un acto épico como ir a Nicaragua. Es de la forma que sea. Te hace mejor persona, hace mejor al mundo y creo que eso es lo más importante de la película.

“J. Timerman”, ese hombre

“J. Timerman”, ese hombre

«J. Timerman» la nueva obra de Eva Halac presentada en el Centro Cultural San Martín.

Jacobo Timerman fue un periodista de origen ucraniano que llegó a la Argentina con tan sólo cinco años. Nacionalizado en nuestro país, se inició tempranamente en el periodismo y fue fundador de algunos de los medios más importantes de la última mitad del siglo XX, como los semanarios Primera Plana y Confirmado, y el diario La Opinión. La dramaturga y licenciada en Ciencia Política, Eva Halac, cuenta los motivos que tuvo para “subir” a Timerman a escena: “Lo elegí porque lo vi como un gran personaje de teatro. Es un hombre con pasión, con contradicciones, con situaciones que lo obligan a tomar decisiones, a poner en juego sus convicciones, sus afectos y sus valores.”

Además, la autora señala que tuvo una vinculación con La Opinión al momento de la fundación del diario, en 1971: “Mi padre (nota de la re: el dramaturgo Ricardo Halac) fue periodista muchísimos años y de hecho trabajó con Timerman en el suplemento cultural de La Opinión. Fue un momento donde se conjugaba literatura y periodismo. Ése es el recuerdo que  había en mi casa”. Halac se sirvió de un lenguaje que le resultaba ya familiar para crear la atmósfera de la época, que coincide con un momento de inflexión en la vida de Timerman.

Guillermo Aragonés, que interpreta a Timerman, precisa el acierto de la directora en cuanto al recorte histórico realizado: “Eva lo ubica en tres hechos muy puntuales: primero, el casamiento de la hija de (Alejandro) Lanusse, que yo lo recuerdo siendo adolescente, como un evento social muy importante. Segundo, el levantamiento de Azul y Olavarría , que fue producto de una interna del Ejército y,  por último, el aniversario de la muerte del Che. Tres hechos muy significativos que sucedieron casi al mismo tiempo. Es un marco de fiesta y tragedia.”

Aragonés trabajó con Eva Halac en Café Irlandés,  obra de la dramaturga donde también aparecieron personajes vinculados al periodismo -como Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez- y en la que comenzaron a construir el personaje de Timerman. Al respecto,  el autor comenta: “Fue complejo. Hay una parte mía, generacional, de admiración hacia Timerman por haber sido tan importante en el mundo del periodismo. Yo no soy parecido físicamente pero debía hacer algo que me alejara de mí  y me acercara al personaje, así que, además de leer y estudiar, lo observé en reportajes, en donde yo pude captar algo su manera de hablar, su comportamiento, no para imitarlo sino para entender su mundo interior y su forma de ser, que se ve reflejada en la voz.”

El actor precisa, en diálogo con ANCCOM, las características que se destacaban en Timerman: “Tenía apoyaturas en algunas letras, una cadencia judía que de a ratos abandonaba y seguía con una tonada porteña. También me puse a leer lo que él leía y a construirlo desde su interior y su inmenso universo cultural.”

El simbolismo del espacio tiene una fuerte pregnancia en el espectador, que no puede sacar los ojos de la escena que se desvanece mientras otra comienza a construirse.

La obra transcurre en un espacio vallado, donde los personajes se encuentran como “en tránsito”, no hay objetos análogos con la realidad. No se ve un escritorio, pero sin embargo se puede sentir que está en una redacción. Y si no se ven los invitados, el espectador es transportado al casamiento de la hija de Lanusse. El simbolismo del espacio tiene una fuerte pregnancia en el espectador, que no puede sacar los ojos de la escena que se desvanece mientras otra comienza a construirse.

La gente sale del teatro comentando, haciéndose preguntas, discutiendo animadamente. Uno de los espectadores, el periodista Jorge Landaburu, comenta: “El personaje logrado es Timerman. Yo trabajé con él y tenía todas esas cosas tremendas. Está muy bien captado y la obra es linda de ver”. También forma parte del público la actriz Rocío Sueiro: “No necesitás saber nada de historia ni política porque parece un thriller. Me encantó”, subraya.

La obra está dirigida a un amplio público; por un lado, los mayores encuentran personajes, acontecimientos y hasta melodías que formaron parte de sus vidas y, por el otro, los más jóvenes van a ver la acción y sentir la  tensión de una época muy convulsionada, se van a despertar interrogantes sobre nuestra historia y van a conocer a un hombre con un gran poder y con la capacidad de influir sobre otros desde la redacción de un diario.

La obra está dirigida a un público amplio, desde personas mayores que quieran revivir momentos significantes de su vida, hasta jóvenes interesados en la historia.

«J Timerman» se presentará los jueves, viernes y sábados a las 20:30 y los domingos a las 20, en el Centro Cultural San Martín hasta el 9 de diciembre

Cristina y Dilma frente al neoliberalismo

Cristina y Dilma frente al neoliberalismo

La ex presidenta Cristina Fernández saludando al público en el Foro CLACSOCon las disertaciones de las expresidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff, se inauguró el Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Mientras que la brasileña denunció a un Poder Judicial que criminaliza a los movimientos sociales, la exmandataria argentina sentenció que “la igualdad es una construcción política” y llamó a edificarla mediante un gran frente que reúna a todos aquellos que sufren las consecuencias del neoliberalismo.
A días de la blindada llegada del G-20, la primera jornada del Foro contó con la participación de líderes políticos, sociales y culturales de diversas partes del mundo, congregó a miles y miles de personas que ocuparon las calles de Caballito e hicieron horas de cola para obtener un lugar y ser partícipes de este encuentro realizado en el Club Ferrocarril Oeste.

Con más de 350 invitados internacionales, 1.100 paneles y 7.000 ponencias (de las cuales un 70% fueron presentadas por jóvenes de menos de treinta años de toda América Latina), el Foro Mundial del Pensamiento Crítico convulsionó al centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires en pleno día feriado.

público conformado por personad de distintas edades y género en el Foro

“Llegamos a las 4.30 y ya habían un grupo de personas que acamparon toda la noche”, dijo Arian Picco.

Durante más de una hora, Dilma Rousseff dialogó con Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), sobre el eje “Democracia, Ciudadanía y estado de excepción”, para luego dar paso al discurso de Cristina Fernández de Kirchner -presentada por Pablo Gentili, secretario Ejecutivo de CLACSO- bajo el título “Capitalismo, neoliberalismo y la crisis de la democracia”.

Desde temprano gran parte de los más de cincuenta mil inscriptos comenzaron a hacer fila sobre la avenida Avellaneda, la cual llegó a extenderse por más de cinco cuadras, bordeando las vías del tren, para lograr acceder al estadio de Ferro. “Llegamos a las 4.30 y ya habían un grupo de personas que acamparon toda la noche”, relata Arian Picco, estudiante de Tandil que junto a un contingente de jóvenes de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires viajaron exclusivamente para presenciar esta primera jornada del foro. En el cruce de la avenida Avellaneda y General Martín de Gainza podían vislumbrarse múltiples pasacalles con frases como “Contra la doctrina Bolsonaro, Cuba como Faro” o “Lula livre”, entre los cánticos de miles de personas que vinieron desde distintos puntos del país y del continente, impacientes por la apertura de las puertas.

Luego de la inauguración oficial del foro a cargo de Pablo Gentili, disertó la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, quien expuso los múltiples desafíos que tuvo que enfrentar durante su mandato, el proceso de impeachment que sufrió a mediados de 2016 y la actualidad crítica que vive su país a días de la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como nuevo presidente.

Dilma Rousseff hablando frente a un amplio público en el Foro

«No había ninguna razón para el juicio político. Se trató de un intento de volver a encuadrar a Brasil dentro del neoliberalismo», dijo Dilma Rousseff

“Brasil entró en una ruta muy trágica. Corremos el riesgo de salir de la democracia, con un estado de excepción que la corroe, y entrar en un estado de neofascismo”, fueron las palabras iniciales de la exmandataria. Según Rousseff, el golpe que llevó a su destitución instauró un régimen de excepción que fue socavando libertades y derechos de los ciudadanos brasileños, usando la propia ley como excusa para ejecutar una serie de medidas ilegales. “Todos sabían, hasta las piedras de Brasilia, que no había ninguna razón para el juicio político. Se trató de un intento de volver a encuadrar a Brasil dentro del neoliberalismo”, agregó.  

También destacó la existencia en su país de una gran falta de respeto por la democracia, la cual conlleva a la fragilidad de sus instituciones. “La prisión de Lula es la manifestación más clara del autoritarismo despótico. No bastó con apresarlo, debían correrlo del proceso electoral. En una causa llevada adelante por una denuncia frágil y sin pruebas por un juez que hoy es nombrado ministro de Justicia de Brasil”, denunció Rousseff, apuntando a un sistema judicial corroído que criminaliza y persigue a los movimientos sociales. “Lo que está claro es que no van sólo detrás del Partido de los Trabajadores (PT) sino también de las conquistas de los movimientos sociales como el Movimiento de los Sin Tierra o el de los Trabajadores Sin Techo que trabajan con un problema tan importante en Brasil como es la desigualdad”, argumentó la expresidenta para luego exhortar a la búsqueda de persuadir al sistema judicial para que frene los intentos característicos del neofascismo, que hoy ejercen una extrema violencia contra todos aquellos que considera sus enemigos políticos.

El público sosteniendo fotografías de distintas personas expresando su dolor y pidiendo por justicia

“No gritemos, ni insultemos porque perdemos tiempo para pensar en otras cosas”, exhortó al auditorio.

Minutos pasados de la una de la tarde, fue el turno de Cristina Fernández de Kirchner quien disertó por más de una hora ante un estadio colmado que ovacionó su llegada e interrumpió en numerosas ocasiones su discurso entre aplausos y cánticos contra el actual presidente. “No gritemos, ni insultemos porque perdemos tiempo para pensar en otras cosas”, exhortó al auditorio en una de esas ocasiones. Invitó en primera instancia a comenzar a pensar en un espacio progresista  que se presente como un lugar político de ideas, de visión y de pensamiento que exceda la –“ya vetusta”, dijo- división entre izquierda y derecha. “Debemos acuñar una nueva categoría de frente social, cívico y patriótico donde se agrupen todos los agredidos por las medidas del neoliberalismo”, instó la expresidenta argentina. A su vez, desarrolló la idea de que la igualdad es una construcción social que no está implícita en la condición humana y que aquellos espacios populares, progresistas y nacionales que han trabajado por ella se han visto menoscabados por el régimen neoliberal imperante. “El neoliberalismo trabaja para crear nuevas subjetividades y sentidos comunes exacerbando los aspectos negativos de la igualdad. Así es como surge la meritocracia y el individualismo haciéndole creer a la ciudadanía que si uno tiene o no trabajo no es una cuestión del Estado sino del esfuerzo personal. Yo les puedo asegurar que una parte es mérito propio, pero si por otra parte no tenés políticas públicas que acompañen, quedás colgado del pincel”, exclamó con firmeza al llamar la atención sobre la ruptura de lazos de solidaridad en la sociedad que esto trae aparejado. “Hoy algunos Hitlers modernos culpan a los inmigrantes de que no haya trabajo, pero ello en realidad es consecuencia de las malas políticas públicas implementadas”, agregó.

Cristina Fernandez de Kirchner, dando un discurso en el CLACSO 2018, Foro Mundial del Pensamientio Crítico

“Debemos acuñar una nueva categoría de frente social, cívico y patriótico donde se agrupen todos los agredidos por las medidas del neoliberalismo”, dijo Cristina Fernández de Kirchner.

Al referirse a la actual gestión de Mauricio Macri, Cristina Kirchner destacó que en los tres años que lleva de mandato con la aplicación de medidas neoliberales estamos frente a un decrecimiento de la economía del 3,5% del PBI, una industria contraída en un 11% con una capacidad ociosa del 60%, un país nuevamente endeudado por 140 mil millones de dólares más allá del préstamo pedido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y una desocupación que ya ronda los dos dígitos, con la destrucción de miles de empleos. “Debemos aprender a distinguir entre la legalidad y la legitimidad de un gobierno, porque esto hace al contrato de la sociedad con un partido o un espacio político. Hoy tenemos un gobierno legal, eso nadie puede discutirlo, pero no hay legitimidad en políticas que no fueron convalidadas por el pueblo. Porque no hubo una explicitación sobre el neoliberalismo del presente gobierno durante su campaña. Por el contrario, afirmaron que nadie perdería los derechos adquiridos, que se iba a dejar lo que estaba bien y cambiar  lo que no lo estaba”, argumentó tras analizar las contradicciones del discurso de campaña de Cambiemos con la coyuntura actual.

Hacia el final de su discurso puntualizó sobre la necesidad de crear nuevas arquitecturas institucionales que preserven el funcionamiento de la democracia y reflejen las nuevas estructuras de poder, como las empresas trasnacionales o los organismos multinacionales, de manera de poder regularlos y permitir la participación popular.

Cristina Fernández agachada en el escenario

«Hoy tenemos un gobierno legal, eso nadie puede discutirlo, pero no hay legitimidad en políticas que no fueron convalidadas por el pueblo», dijo Cristina Fernández de Kirchner.

Ante la propuesta de un G-20 que se reunirá dentro de diez días a puertas cerradas, en una ciudad blindada y militarizada con una nula visualización de lo que se discute, Pablo Gentili destaca que este encuentro es un contrapunto que abre la invitación a pensar en conjunto nuevas opciones y posibles nuevos horizontes que pasan por el fortalecimiento de la democracia, de la participación popular, de la ampliación de derechos y de la disminución de privilegios.

“Estamos frente a un G-20 que plantea discutir el futuro del trabajo cuando lo que hay que tratar con urgencia es el presente crítico del mundo laboral. La cantidad enorme de precarizados. De cada cinco jóvenes que entran al mercado de trabajo en España, por ejemplo,  cuatro lo hacen en empleos precarios. Por no hablar de la nueva reforma laboral en Brasil que pasa por sacar el aguinaldo, reducir la licencia por maternidad casi a la inexistencia, eliminar indemnizaciones y prácticamente legalizar el trabajo esclavo ¿Y el G-20 quiere hablar del futuro del trabajo?”, reflexiona Gentili en diálogo con ANCCOM.

Asimismo, entre las primeras filas podían verse distintos referentes políticos e intelectuales como Juan Carlos Monedero, Manuela D´ Avila , Guilherme Boulos, Adolfo Pérez Esquivel o Atilio Boron que abrazaron la oportunidad de participar de este debate abierto. “El ajuste lejos de ser el único camino, es el peor. Debemos generar políticas inclusivas que desarrollen los mercados internos y que nos protejan de la acción de los mercados globales y sus fugas de capitales”, advierte Carlos Heller, dirigente del Partido Solidario, al tiempo que agrega que la integración regional debe llevar implícito una identificación de ejes comunes que permitan volver a soñar con una Sudamérica unida con un proyecto que vaya en la misma dirección. En este sentido, Itai Hagman, referente de Nueva Mayoría, señaló que la pelea a dar es contra la ofensiva neoliberal que busca apelar a los sentimientos más bajos de los pueblos en su creación de subjetividades individualistas y racistas. “Hay que dar esta batalla porque si bien es una ofensiva de la derecha muy fuerte, esta discusión aún tiene final abierto”, sintetiza Hagman.

Se trata de una disputa a nivel regional contra el racismo y su recrudecimiento a partir del triunfo de gobiernos como el de Trump o Bolsonaro que llevan a la consolidación de la desigualdad y la injusticia entre los sectores más vulnerables de la población. “En un país como Brasil, con un 54% de población negra, ser negro en la coyuntura actual, es ser un cuerpo extraño. Superar el racismo es descolonizar nuestras mentes, adoptar una postura que va contra toda forma de dominación de personas, grupos y subjetividades”, explica Nilma Lino Gomes, primer mujer negra de Brasil en presidir una universidad pública federal y nombrada en 2015 por la expresidenta Dilma Rousseff para ocupar el nuevo Ministerio de las Mujeres, de la Igualdad Racial y de los Derechos Humanos.

Las actividades, paneles y ponencias del foro se llevarán a cabo durante toda la semana en más de 25 sedes distribuidas por la Ciudad de Buenos Aires. Son de entrada libre y gratuita y sólo se requiere de una inscripción online previa.

Orgullosxs y de pie

Orgullosxs y de pie

El comienzo del día parecía que no iba a acompañar. Pero la lluvia cedió paso al sol y los colores del arcoíris colmaron Plaza de Mayo y sus inmediaciones, durante la calurosa jornada del sábado, en la vigésimo séptima Marcha del Orgullo LGBTIQ (Lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queers). Todo fue fiesta, alegría y color. Entre música, baile, y glitter se escuchó el reclamo de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo (COMO): “Basta de genocidio trans-travesti. No al ajuste, la violencia y la discriminación. Macri y la Iglesia son antiderechos». Esta fue la consigna principal.

La Plaza de Mayo, primero, luego a través de Avenida de Mayo, y finalmente en las inmediaciones del Congreso, fueron los lugares desde los cuales los colectivos que forman parte de la comunidad LGBTIQ expresaron el orgullo de ser quienes son, y de poder vivir en libertad. Cuerpos semidesnudos o pintados de forma extravagante para no pasar desapercibidos, disfraces, globos, pelucas y unicornios cruzaron las calles al ritmo del pop, la música electrónica y la cumbia.

Desde el colectivo se quiere correr esa mirada prejuiciosa, discriminatoria y estigmatizante, exigen que uno pueda besarse y vestirse como quiera,  así lo expresaba la cartelería: “Sentite libre”, “El amor es amor, y es tan grande que no cabe en un armario” y “La ropa no tiene género”.

Vestida de conejito y llena de brillos, Paula Pereyra, con 25 años, acompaña a su mejor amiga lesbiana. Ella se define heterosexual pero se siente parte de la lucha de la comunidad por su amiga. “Se vive un contexto social en el país que influye sobre las minorías, se intenta cubrir, discriminar y apartar”.

La fiesta empezó a las 11 de la mañana con una feria y bandas en vivo en un escenario montado en Plaza de Mayo.  Dj Jara, Ayelén Beker y Mimí Maura fueron los encargados de ponerle música a la plaza. El show lo cerró Jimena Barón, haciendo mover el cuerpo de los presentes. “Todavía hay gente que no entiende que nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestra sexualidad son nuestros”, expresó.  

Repartiendo bolsitas de glitter a los presentes se encontraba Charly Espinosa, de 32 años, con su rostro totalmente cubierto de brillo. “Hay que estar, poner el cuerpo, es una revolución a la que estamos asistiendo. En este día celebramos nuestro orgullo, ¡Es la celebración de lo que somos! poniendo el cuerpo hacemos que la discriminación se vaya derribando”. Habla de la diferencia con otras convocatorias: “Es diferente, estamos dentro de un gobierno complejo que nos quiere tirar abajo”, y concluye: “Se está cayendo el patriarcado, lo estamos tirando con el culo”.

A eso de las 16.30, tres travestis tomaron el micrófono invitando a todos a marchar. Las miles de personas  se fueron aglutinando por Avenida de Mayo para poder llegar a Congreso. Pancartas con mensajes de inclusión: “La belleza es diversidad”, “El amor conquistará al odio”, “Nuestro hijo es hétero pero igual lo amamos”, podían leerse entre plumas, tacos altos y la foto del ícono del pop Britney Spears.

Le siguieron las 17 carrozas que cruzaron el arcoíris inflable ubicado al lado del Cabildo, para marchar por dos horas, llevando música y disfraces. Las agrupaciones presentes fueron: Amigos por la diversidad, Archivo de la Memoria Trans, Campaña Nacional por un Estado Laico, Ciervos Pampa Rugby Club, Red Diversa y Federación Argentina LGTB, entre otras.

Amahia Alfonso tiene 25 años y reclama la Ley Integral Trans. “Para una persona transexual es difícil conseguir un trabajo fijo y estable. La mayoría de las compañeras ejercen trabajo sexual”. Cuenta que sigue habiendo prejuicios a la hora de presentarse a una entrevista de trabajo, “Te miran si sos una chica o como ellos dicen un travesti, y ya te descartan el currículum”. Y remarca el contexto que se vive: “Hoy vivimos en una sociedad con una presidencia machista, cerrando más puertas”.

Personas vestidas de monjas o curas pedían la separación de Iglesia y Estado y dan cuenta de las políticas anti inclusión que tiene esta institución. “A la Iglesia Apostólica Romana/ que se quiere meter en nuestras camas/ le decimos hacemos lo que se nos dé la gana”, fue uno de los cánticos.

El pañuelo verde por el derecho al Aborto legal, seguro y gratuito también estuvo, en cuellos, muñecas, adosado a la bandera de la diversidad o utilizado como corpiño. Fue una de las consignas de este año.

Entre amigos y con una gran producción de maquillaje y accesorios, Denis Smith, con 28 años, cuenta por qué concurre a la Marcha del Orgullo: “Estoy acá visibilizando, nos tenemos que hacer ver y entender que somos todos iguales. Nuestra presencia social sigue siendo estigmatizada, quiere ser censurada, y nos quieren interpelar no de manera humana sino de forma grotesca”. Denis sostiene que aún hoy la exclusión sigue presente en todos los ámbitos: “Hay que quitar la discriminación de la mente, de las culturas y las religiones para poder encontrar la sanación de discriminación que tiene la sociedad”, remarca el joven.

Llegada la multitud a Congreso, se dio lectura al documento principal, y la música siguió sonando, la cerveza alivió a los cuerpos danzantes y la fiesta tardó horas en apagarse.

Música y silencio para construir la identidad

Música y silencio para construir la identidad

Guillermo Amarilla Molfino, nieto restituido por Abuelas y el músico, poeta e historiador Gabo Ferro en el segundo encuentro de Música e Identidad.

Guillermo pasea, con café en mano, de lado a lado, nervioso pero entusiasmado. Gabo conversa con la gente que ya está en el bar. El público entra y se acomoda en las mesas, frente al escenario. El vino tinto ya está servido, listo para entrar en calor en un día agobiante que azota la tarde del miércoles 14 de noviembre, en el barrio de San Telmo. La espera se hace larga, y va colmando de ansiedad a los presentes. De pronto, silencio. El micrófono se enciende. Se da comienzo al segundo encuentro de Música e Identidad, organizado por la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, Abuelas de Plaza de Mayo, el Centro cultural Caras y Caretas, el Centro Cultural de la Cooperación, la Fundación Germán Abdala y la agencia de noticias ANCCOM. Pasadas las siete y media de la tarde los protagonistas del día, Guillermo Amarilla Molfino, nieto restituido por Abuelas y el músico, poeta e historiador Gabo Ferro, se sientan en los sillones blancos ubicados sobre el escenario.

Cómo relacionar música e identidad con sus vivencias, es la reflexión a la que los invita la cronista. Gabo y Guillermo se miran. Por mutuo acuerdo es Guillermo quien toma la palabra. Luego de expresar alegría por poder compartir el evento con el músico y el público allí presente repasa: “No hay música que no interpele al oyente. Cuando recuperé mí identidad, hace nueve años, conocí a mi familia chaqueña e indagué sobre el chamamé. Me tocó encontrarme con una familia de músicos. Ahí entré en otro vínculo con la música. En silencio, escuchando la música”.

Siguiendo el hilo de la reflexión de Guillermo, Gabo piensa la música con la construcción de identidad personal y también de un colectivo. “La música en general nos conforma. Me tocó vivir el rock argentino en tiempo real, con los discos de vinilo. Había uno que me gustaba, que sacaba algo de mí, que era escandaloso para mis padres, que me venían mover el flequillo y se preguntaban ¿qué es esa música? En mi construcción de identidad había algo vergonzoso en hacer algún gesto que estuviese considerado mal”. Luego rememora lo difícil que fue aquella adolescencia, con opresión, sin información: “Me transformé en un joven hardcore, ahí está el colectivo. En lugar de encontramos en fiestas, nos encontrábamos en sanatorios, velorios, entierros. Algo que nos conformó. En mi identidad está esa resonancia melancólica”, describe.

Guillermo tiene una historia particular con el acordeón. El día de su restitución, reunido con su familia en la sede de Abuelas, un tío le preguntó a qué se dedicaba: “En ese momento tenía una banda de música, tocábamos tango. Había vendido un auto para comprarme un acordeón, pero no soy acordeonista”, aclara. Fue en esa confesión que entre los familiares se produjo un gran silencio y emoción: “Mi mamá tocaba el acordeón, ella teniendo menos de diez años se puso a tocar en la puerta de una iglesia, y pasaba la gente a dejarle monedas”. Guillermo describe que esa anécdota le generó otro vínculo con el instrumento. “Al tocarlo sentís la vibración en el pecho, en todo el cuerpo, y se viene a mi imaginación cómo vibraría el cuerpo de ella, teniendo diez años. Cuando lo toco, ella se presenta”. El público en la sala, emocionado abraza el relato con un aplauso.

El músico Gabo Ferro habla de la música en relación a la construcción de identidad, tanto personal como colectiva.

Gabo recuerda que de niño, cada cinco de enero, se iba a dormir y al levantarse se encontraba con una guitarra, por eso asociaba la música con algo extraordinario y mágico, los Reyes Magos. “La música me parece la plataforma perfecta para el salto a cualquier lugar. El hacer música te permite plantear problemas de manera más sensible e interesante que una exposición”, cuenta el artista en contraposición a otros formatos por los que ha pasado, como los congresos académicos.

Piensa, suspira, y luego reafirma que no se puede evitar la música. “Hay un himno que define a una Nación, hay música y no una obra de teatro que la defina. Es un gesto colectivo el tener una canción aglutinante. El fútbol tiene música, y una manera de ser cantada”, con tono perspicaz imita el canto de cancha. “Me resisto a pensar que no hayamos tenido nunca una canción de cuna. Todos tenemos una canción con la que conocimos a alguien, una que no escuchamos más porque nos recuerda a alguien”.

Por la cabeza de Guillermo pasa la figura del rock y su respuesta como marca de identidad en años de dictadura. Charly García con su irónico “festival del amor”, haciendo alusión a la expresión del dictador Emilio Eduardo Massera, cuando sin sonrojarse dijo: “Gobernamos con amor”. “Un colectivo tuvo identidad y lenguaje a través de la música. La identidad como rebeldía, como oposición. Ese espacio para decir no. Las identidades se construyeron en espacios de lucha”, remarca el nieto restituido.

El músico tiene una pesadilla recurrente, aunque sabe que es posible que haya pasado y está seguro de ello: “Una amiga de mi mamá vivía cerca del Olimpo, íbamos a jugar al lado de los muros a la pelota. Recuerdo la radio a todo volumen y me deja perplejo”. A su padre y hermano se los llevaron unos días, también en dictadura, pero volvieron. “Mamá me decía que eran cosas del fútbol, que viajaba mucho. Mi papá era dirigente de Chicago”. Las cosas no tenían explicación, era todo muy incierto.

Cuando Guillermo se animaba a preguntar, la respuesta era el silencio o “estos (los peronistas) eran unos reventados y los hicimos mierda porque sí, haciéndote pensar que eran malos”, pero era su apropiador quien comía con un arma en la mesa cuando llegaba alguna visita. “Ellos mismos con sus silencios me contaron todo –asegura- y fue una responsabilidad de toda la sociedad guardar silencio”.

Guillermo pudo golpear las puertas de Abuelas para ir respondiendo esas preguntas resonantes en su cabeza: quién era y quiénes eran sus padres. Obtuvo una respuesta, que fue encontrarse con una familia numerosa. “Un encuentro animal, te salís de tu manada y volvés desesperado. Lo vivimos como un reencuentro, no como un encuentro”. Abrazos, relatos y un silencio que no era el mismo vivido en la casa de su infancia. “Algo que disfruto más con mis hermanos, es poder compartir un mate en silencio”. Parece que se conocieran de todo la vida. Guillermo recuerda una anécdota en especial en los inicios de la reconstrucción del vínculo: “Uno de mis hermanos viajó y se quedó en mi casa, dormimos juntos y era raro dormir con él, era un desconocido o no. Empezamos una charla y ese momento fue más que un abrazo”. También recuerda lo que significaba y significa viajar al Chaco de su familia: “Cuando llegaba a Chaco era como volver a ser bebé, todavía siento cuando viajo que voy a tomar un poco de teta”, y la confesión desata aplausos. Los separaron un tiempo pero ya no van a separarlos nunca más. 

En la sala, hay dos amigos de Guillermo sentados en primera fila. Él recuerda que les costó acostumbrarse al cambio de nombre y que sentían culpa al llamarlo, sin querer, Martín –su nombre de apropiado-. “El nombre es una música que nos acompaña desde nuestro nacimiento y era una música que no quería escuchar más. Tomé la decisión de llamarme como mi viejo”, dice el nieto restituido número 99, que no cuenta con testimonios sobre qué nombre habían elegido sus padres para él.

A Guillermo y a Gabo no solo los une la música, sino Abuelas. El músico comenzó a colaborar con ellas en 2006 y las historias se le hicieron carne. Su empatía y amistad llevó a que, con Pablo Ramos, hicieran un tema para ellas. A Guille no hay canción de la dictadura que lo interpele diferente, pero palabras como libertad y amor fueron cambiando su significado.

Guillermo hace una reflexión final. “Todos nos preguntamos a veces quién somos, yo estuve obligado a preguntarme. Escribir mi historia es construir mi identidad y lo voy hacer toda la vida”. La identidad no es algo fijo, se construye todos los días, todos lo hacemos diariamente en relación con el encuentro con los otros, como el del miércoles.

Guillermo es el nieto restituido número 99, que al momento de definir su identidad decidió llamarse como su verdadero padre.