El presupuesto educativo se desbarranca

El presupuesto educativo se desbarranca

La aprobación del Presupuesto para el año 2019 en la Cámara de Senadores, en consonancia con los lineamientos impuestos por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), representa un nuevo golpe a las necesidades prioritarias de la sociedad. Uno de los ítems más afectados será, sin dudas, el sistema educativo.

Un informe elaborado por la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) indica que la participación de la educación en el presupuesto se reducirá de un 7,1 a un 5,5 por ciento en 2019 respecto a este año. En la misma línea, se puede observar que, si bien en términos nominales la partida presupuestaria duplica a la de 2016, teniendo en cuenta que en los tres años transcurridos los precios aumentaron un 125 por ciento, la disminución real es del 17 por ciento. Si se toma como parámetro el aumento de la comunidad educativa en el período 2016-2019, estipulada en 500 mil alumnos, el ajuste presupuestario representa un 20 por ciento de disminución en la inversión por cada estudiante.

“La sanción del Presupuesto para el año que viene es de alguna forma ponerle la firma a la dependencia respecto al FMI, mientras que el ajuste es parte de un proyecto político que tiene como objetivo el desmantelamiento de la educación pública”, asegura la Doctora en Educación Graciela Morgade. La decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA agrega que la reducción presupuestaria no solo afecta al crecimiento y la renovación de las instituciones educativas, sino también al cuidado de los edificios. ”En la localidad de Moreno, la mayoría de las escuelas no tienen clases hace tres meses. Esto demuestra que la desinversión afecta tanto el desarrollo de nuevos institutos como el mantenimiento de los que ya existen”, explica.

En la distribución, el 61 por ciento de la partida presupuestaria está destinado a las facultades, mientras que el 39 restante se divide en Cultura, Becas, Ciencia y Tecnología, Fondo de Incentivo Docente y programas afines. El ámbito académico es el más “beneficiado” por el presupuesto, aunque teniendo en cuenta el notorio ajuste, el porcentaje lejos está de satisfacer las necesidades. “Las universidades se ven en algún punto favorecidas por la buena relación entre algunos rectores y el Gobierno, aunque la distribución no es homogénea y no todas gozan de los mismos beneficios”, subraya Morgade, quien entiende que las instituciones “jóvenes” sufren más los problemas estructurales en comparación con las casas de estudio tradicionales.

En diálogo con ANCCOM, Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), sostiene que “el presupuesto solo sirve para los sueldos de los docentes y el mínimo funcionamiento de la universidad. Nosotros tenemos edificios nuevos, los servicios tienen un incremento cada vez mayor y no están subvencionados”. La situación de la UNDAV muestra la incidencia del ajuste en instituciones de estudio superior creadas durante la última década. “Si a esto le sumamos las necesidades eventuales que puedan surgir y los sueldos de los no docentes, llegaríamos a fin del año que viene con lo justo, sin contemplar gastos en construcción, desarrollo ni crecimiento” asegura Calzoni.

Respecto a la infraestructura y el equipamiento, el documento de la UNIPE muestra una reducción presupuestaria del 75 por ciento en 2019 en comparación con el 2018. El importe estipulado para el año próximo es de $ 2.600 millones, mientras que este año fue de $9.200. El crecimiento en el presupuesto para este sector entre 2017 y 2018 está fundamentado en la implementación de varios proyectos de arquitectura y construcción financiados por organismos internacionales. No obstante, hasta octubre solo se había ejecutado un 27 por ciento del importe total.

Uno de los sectores más afectados dentro del sistema educativo es la rama de Ciencia y Tecnología. El informe estipula que, teniendo en cuenta la creciente inflación desde el año 2016, la partida presupuestaria destinada al sector supondría una disminución del 14 por ciento en valores reales. “La desinversión en organismos como el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) o el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), entre otros, supone una pérdida de autonomía científica que también impacta directamente en el sector universitario”, afirma Morgade.

Desde la década del ’90, el presupuesto de la educación no universitaria es diagramado y ejecutado por cada provincia de forma autónoma. No obstante, hay instituciones de estudio superior que tienen bajo su órbita a colegios secundarios, tal es el caso de la UNDAV. “Hay gastos que el Estado no contempla, nosotros tenemos una escuela técnica a jornada completa con comedor, también hay que pagar servicios y trabajo no docente. Esto nos obliga a eliminar proyectos para abrir nuevas carreras y nos impide incorporar nuevos docentes especializados, además de estancarnos en investigaciones y construcciones edilicias”, explica el rector de la institución.

Ante el desfasaje entre la inversión y el aumento desmesurado de los precios desde que la gestión actual gobierna el país, es trascendental un crecimiento exponencial en el presupuesto para equilibrar la balanza. Como especifica el informe, sería necesario un aumento presupuestario del 23 por ciento anual a nivel general, con partidas adicionales para sectores especialmente afectados como la franja etaria comprendida entre los 18 y los 29 años, y provincias particularmente carenciadas en este aspecto como Buenos Aires (Conurbano), Neuquén, Tucumán y Mendoza. Aunque el panorama para los próximos meses no parece ser auspicioso.

“El proyecto de Cambiemos tiene como fin el desfinanciamiento de todo lo público, de esa forma cada vez habrá más paros, por ende más excusas para la criminalización y la posterior privatización en pos de la “eficiencia”, concluye Morgade. La frase deja en evidencia que la educación está cada vez más lejos de ser un derecho y más cerca de ser un privilegio.

 

“Este Gobierno ha profundizado la violencia institucional”

“Este Gobierno ha profundizado la violencia institucional”

Raquel, mamá de Mariano Witis, junto a su esposo. 

La mañana del 21 de septiembre del 2000, Raquel y su hijo Mariano Witis, de 23 años, salieron juntos de su casa, ubicada en la localidad bonaerense de Martínez, para realizar un conteo de viviendas. Estaban haciendo un precenso (el año siguiente se haría el definitivo) y su trabajo era contar las viviendas aledañas. La metodología era sencilla: cada uno se encargaba de una manzana y luego se encontrarían en el punto de inicio, cercano al Hipódromo de San Isidro. Raquel terminó y fue hasta el lugar acordado, pero Mariano no estaba. Tuvo un mal presentimiento cuando vio pasar fugazmente a dos móviles policiales. Minutos más tarde hallarían a Mariano baleado.

Luego de separarse de su madre, Mariano comenzó a caminar y se encontró con una ex compañera de colegio, Julieta Schapiro. La joven se dirigía a su trabajo a bordo de un Volkswagen Gol de dos puertas que le había prestado su hermano. Reconoció a Mariano y frenó para saludarlo. Cruzaron unas palabras y fueron interrumpidos por Darío Riquelme, un adolescente de 16 años que junto a un cómplice los encañonó. Le pidieron a Julieta que manejara hasta el Banco Itaú ubicado en Avenida Bernabé Márquez al 700, a unas cuadras del lugar. El robo fue rápido: se llevaron 5400 pesos y huyeron a toda velocidad con destino a Villa Uruguay, un asentamiento ubicado en la localidad vecina de Beccar, perseguidos por la policía.

Julieta manejaba mientras las balas se estampaban contra el Gol. En la intersección de las calles Udaondo y Luis Flores (Beccar), perdió el control y se detuvo en un descampado. Aún consciente, se refugió debajo del volante. Uno de los asaltantes huyó. Bajo la mira del cabo Rubén Emir Champonois quedaron Riquelme y Witis. Riquelme arrojó el arma (defectuosa), Witis gritó que era rehén. Champonois gatilló igual.

Raquel reconoce que “septiembre siempre es un mes difícil”. Pasaron 18 años y aún recuerda cada momento con la precisión que sellan las tragedias en la mente. “Mariano era un pibe solidario, compañero, si no no me hubiese acompañado a hacer un censo el Día de la Primavera”.

Mucha lucha fue necesaria para que Champonois pudiera ser condenado. Finalmente recibió en 2014 la pena de 15 años de cárcel por el asesinato de Darío y Mariano, tras una lucha incansable de la familia Witis y la mamá de Riquelme, Ana María Liotto, hermanadas en el pedido de justicia. “Cuando nos conocimos, Ana María nos pidió perdón y le dijimos que quien tenía que pedir perdón era el policía que había disparado y matado a nuestros hijos”, subraya Raquel.

Sin embargo quedó un gusto amargo: Champonois estuvo preso 4 años y 9 meses, de los cuales sólo uno lo pasó en una unidad penitenciaria. Y tuvo 7 años años de libertad condicional. “Sólo a un policía le permiten algo así”, se lamenta Raquel.

Aunque le cambia la cara al recordar a su hijo. Con una sonrisa cuenta que era maestro de piano y cantante. Fanático de la banda de metal progresivo Dream Theater, estaba incursionando en el jazz al momento de ser asesinado. “Su sueño era cantar en el (Teatro) Colón”, dice Raquel, que hoy dedica su vida a luchar contra la violencia institucional. En una charla sentida con ANCCOM, cuenta su historia y analiza la política de seguridad del Gobierno de Mauricio Macri, alertando que “ha profundizado la violencia institucional”.

Mariano fue asesinado por la policía que ya se había ganado el mote de “maldita”…

En diciembre de 1999, Carlos Ruckauf ganó la gobernación bonaerense diciendo que había que «meter bala». Mariano (Witis) y Darío (Riquelme) son el resultado de esas políticas de mano dura llevadas a cabo por el Estado, el verdadero responsable. Ruckauf bajó la orden y sabía cuáles iban a ser las consecuencias. Todas las balas que se encontraron en el lugar eran balas policiales. Dispararon a 75 centímetros de distancia, fue una ejecución.

¿Cómo ve la problemática de la violencia institucional hoy, con el gobierno de Cambiemos?

Este Gobierno ha profundizado la violencia institucional. Patricia Bullrich y Mauricio Macri son asesinos en potencia y tienen responsabilidad en muchísimas muertes. Hoy el clima de violencia es muy grande y los mismos funcionarios alientan el costado más violento de la sociedad. No pensé que volvería a vivir épocas que ya vivimos. Retrocedimos en materia de derechos humanos. Esta gestión deterioró y destruyó lo que estaba.

Raquel, dedica su vida a luchar contra la violencia institucional. Cuenta su historia y analiza la política de seguridad del Gobierno actual, que según considera :“ha profundizado la violencia institucional”.

¿En qué sentido se retrocedió? ¿Lo ve como algo intencional?

Sí, es una política de Estado. No hay interés en “Memoria, Verdad y Justicia”, en seguir los juicios de lesa humanidad, en que los casos de violencia institucional sean sancionados como corresponde. No hay interés.

Pero se le da un adicional a la Policía por decreto…

No sólo eso. Le sacaron fondos a Educación y Salud para ponerlo en la Policía, seguramente para reprimir a aquel que se resista a la pérdida de derechos. Los años de este Gobierno fueron una pérdida constante de trabajo, salud y educación. Y los recursos se destinaron para el disciplinamiento y el control social. No quieren que nadie levante la voz, el que la levanta se liga el palazo o un balazo.

En relación a la cuestión del disciplinamiento y control social, ¿qué postura tiene en relación al sistema penal y a las cárceles en particular?

Creo que en las condiciones en que está hoy la cárcel no sirve para que la persona pueda recapacitar, rehabilitarse y salir con otra idea. Porque tampoco tiene oportunidades al salir, el Estado no se las brinda ni cuando está adentro ni cuando está en libertad. Si no tenés los medios y las oportunidades para llevar un proyecto de vida, todo te empuja a cometer delitos. Somos bastante hipócritas como sociedad: condenamos a quien se equivocó a no cambiar nunca, lo tratamos de una manera indigna y de eso no puede salir nada bueno.

¿Por qué somos hipócritas como sociedad?

Tenemos una sociedad violenta, discriminatoria, racista, excluyente. El terrorismo de Estado lo que hizo fue romper la base social de solidaridad que existía en las personas, y potenció el individualismo. En los ‘90 se terminó de destrozar ese entramado social. Durante el kirchnerismo se trató de recomponer, pero no fue suficiente. Si no tuviésemos esta sociedad, las políticas de mano dura no irían y vendrían en tan corto tiempo.

¿Por eso refuerza la idea de que el Gobierno alude constantemente a esa fibra para llevar a cabo su política de Seguridad?

Claro.

¿En las fuerzas represivas sigue habiendo resabios de la dictadura?

Sí, en las prácticas de vulneración de derechos. Es como dice Marcelo Saín, en las instituciones policiales y fuerzas de seguridad quedaron enquistadas tres cuestiones: la liberación de zonas, la participación en redes de delitos y la tortura como disciplinamiento y control social. Todo eso hoy lo ves, sigue estando. Los grupos más vulnerables son perseguidos y hostigados permanentemente por la policía. Con esas prácticas no hemos acabado.

¿Hay sectores de la sociedad que esperan siempre las políticas de “mano dura”?

Sí. Esos sectores que piden mano dura están siempre, pero cuando hay un proyecto de ampliación de derechos, están con la boca callada. Cuando ese tipo de de proyectos políticos cae, sale la jauría.

¿Hoy cree que le soltaron la correa a la jauría?

Sí. Pero creo también que hay muchísimas movilizaciones y hay personas que pelean y no ceden un centímetro. El movimiento está, pero falta un referente que aglutine toda esa resistencia y luche de cara a las elecciones de 2019. Hay muchos jóvenes que militan el tema de violencia institucional, hay que poner fe en ellos.

“La militancia es lo único que me permitió sanar y seguir con vida”. Raquel recuerda su juventud entre la música de Los Beatles y su militancia en la izquierda revolucionaria. Tanto ella como su esposo, Jorge, vivieron la oscuridad de la dictadura militar y hoy tienen familiares y amigos desaparecidos. Años después, volvieron a ser heridos por las fuerzas represivas, en manos de la más oscura Policía Bonaerense de los años democráticos.

Raquel relata que ante el dolor y la injusticia, volvió a encontrar en la militancia un motivo para vivir y luchar por “un futuro donde nunca más haya otros Marianos u otros Daríos”.

¿Cómo se convive con el dolor? ¿Hay alguna forma de retransformarlo?

Muchas veces me lo preguntaron y la verdad no sé. Creo que uno lo hace por amor: al que ya no está y a los que quedan vivos. Cuando pasó lo de Mariano dije que nunca quería estar en la vereda de la policía. No quiero sentir ese odio y ese desprecio por el otro. Creo que a pesar de estos dolores, que son pérdidas irreparables, uno tiene que poder cortar la espiral de violencia. Nunca tuve odio, eso me destruiría a mí y a mi entorno, y no me dejaría ver qué camino tomar. Creo que eso pasó con las Madres y las Abuelas. Cuando uno sufre un dolor tan grande, es incapaz de producirlo en otra persona porque sabe lo que significa. Todos los organismos de Derechos Humanos son un ejemplo de eso.

Hizo mención a la militancia por los derechos humanos y usted, justamente, tiene un rol activo en la Comisión Memoria, Verdad y Justicia.

Cuando a uno le pasan estas cosas se puede quedar en su casa y morirse de a poco (las ganas las tuve) o hacer algo. La militancia es lo único que me permitió sanar y seguir con vida. La única manera que encontré fue comprometerme a cambiar la realidad. No sé si lo voy a lograr pero sí voy a aportar mi granito de arena para que cambie.

Cada 21 de septiembre supongo que confluye esa militancia con el recuerdo de Mariano.

Yo, en general, los 21 estoy triste y es algo que no lo puedo manejar. Pero cuando termino estoy distinta, los chicos me cargan de energía. Uno trata de equilibrar la pérdida con buscar un futuro donde nunca más haya otros Marianos u otros Daríos. Eso es la utopía, pero también es lo que me permite caminar.

Como decía Eduardo Galeano, ¿cómo se fortalece para seguir persiguiendo el horizonte?

Militando. Es la única manera. Tratando de que los jóvenes se apropien de herramientas y aprendan a defender sus derechos. Estos tiempos son tiempos duros donde hay que resistir.

Paro de canillitas

Paro de canillitas

El Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (SIVENDIA) reclamó una vez más el pago del 40 por ciento del precio de tapa de las periódicos, con un plan de lucha que el lunes último se hizo sentir con un paro de los puestos de diario de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.

Martín Cruz Bargas, secretario de Prensa del gremio, comentó al respecto a ANCCOM que “la medida de Capital Federal y del Gran Buenos Aires resultó muy fuerte, tuvo una adhesión masiva, de un 95 a 97%. Nosotros no somos de hacer muchas medidas de fuerza, pero cuando se hace un paro, el gremio responde porque hace mucho tiempo que reclamamos que las editoriales se sienten en la mesa de negociación”.

Los canillitas exigen recuperar el ocho por ciento del precio de tapa -del 40% que historicamente cobraban- y que perdieron por decisión unilateral de las compañías periodísticas. Pero hasta el momento, la demanda ni siquiera escuchada por la mayoría de los diarios pertenecientes a las dos cámaras empresarias que operan en el país: la Asociación de Diarios de Buenos Aires (ADBA), que agrupa, entre otros, a los matutinos Clarín y La Nación, y la Asociación Federal de Editores de Diarios de la República Argentina (AFERA), donde se encuentran Ámbito Financiero, Crónica y Diario Popular.

Nahuel Dotto, canillita y miembro del gremio, explicó a ANCCOM que así recuperaran los ocho puntos perdidos, éstos ya no tienen hoy el mismo valor sobre su salario: “Antes para comprar un kilo de carne se necesitaba vender diez diarios, ahora se tienen que vender muchísimos más”. Y agregó: “Las cosas ya no tienen el mismo valor por un hecho objetivo, antes La Nación y Clarín tenían miles de obreros gráficos. La Nación, para hacer una tirada de domingo, unos trescientos mil diarios, necesitaban dos mil personas, ahora sólo treinta. Y en dos horas imprimen trescientos mil ejemplares”.

Puesto de diario cerrado en el barrio de Villa del Parque.

Puesto de diario cerrado en el barrio de Villa del Parque.

 

Un poco de historia

La actividad de canillita ya cumple más de cien años y setenta de regulación con el Decreto ley 24.095 de 1945, a través del cual el entonces presidente Juan Domingo Perón reglamentó la distribución y venta de las publicaciones, además de proyectar un régimen legal para los vendedores en la vía pública.

Muchas cosas han pasado desde entonces. La ola neoliberal, con su impronta desregulatoria sobre muchos ámbitos de la vida económica, política y social dejó sus frutos. “El conflicto comienza en los noventa, cuando a la mayoría de los trabajadores empiezan a sacarnos  derechos adquiridos. La desregulación económica también afecta a la actividad. Antes teníamos la exclusividad de venta de diarios y revistas en los puestos y lo primero que hicieron las editoriales fue fomentar la venta en las estaciones de servicio, en las farmacias”, cuenta el canillita Dotto.

Los derechos laborales de los canillitas fueron eliminados a fines de los noventa, primero con la derogación del decreto ley del peronismo, durante el gobierno de Carlos Menem, y luego en el año 2000, con el Decreto 1.025 del gobierno de Fernando De La Rúa, mediante el cual pasó de actividad laboral en el ámbito del Ministerio de Trabajo como actividad comercial al Ministerio de Economía. Amparándose en ese decreto, desde 2001 -y en el marco de la crisis económica vivida en el país-, los editores dispusieron la reducción del salario del canillita: “El golpe económico más fuerte lo recibimos en 2001, que fue la quita del porcentaje histórico que tenía la actividad sobre el precio de tapa, que era del 40%. En forma unilateral, las editoriales decidieron bajarlo al 32%, esos ocho puntos significan el 20% del salario de los canillitas”, explica Dotto.

A su vez, hay otra situación que cambió con el tiempo: a diferencia de los años cuarenta, hoy el principal ingreso de los diarios es a través de la pauta publicitaria. “Ahora las editoriales reciben mucho dinero de la publicidad, antes todo lo que recaudaban era por el precio de tapa. Entonces, si un diario o una revista valía diez pesos era por ese era su precio. Actualmente, un diario vale diez pesos pero en realidad su valor real es de treinta o cuarenta pesos. La diferencia la compensa la publicidad, pero nuestros ingresos quedaron atados al precio de tapa”, explica el canillita.

Los vendedores de diarios continuaron perdiendo derechos, incluso los feriados y el Día del Canillita, que recién pudieron recuperar en 2007 cuando se logró establecer el Día Nacional de Descanso del Vendedor de Diarios y Revistas de la República Argentina, fijado el 7 de noviembre de cada año. Así lo establece una ley aprobada por unanimidad por ambas cámaras. “Durante tres años, cada 7 de noviembre hacíamos paro, después del tercer paro salió la ley. De todas formas, tuvieron que pasar dos años más para que las editoriales dejaran de editar los diarios ese día”.

Las medidas de fuerza

Desde noviembre de 2014, las cámaras empresariales no se sientan en la mesa del Ministerio de Trabajo a negociar las paritarias: “Se llamó tres veces y no acudieron, después se hizo un acta pidiendo la presencia de la parte editorial y luego se llamó a dos reuniones más que tampoco vinieron. A partir de ahí se genera una asamblea multitudinaria en el Sindicato donde participaron todos los vendedores y se tomó la determinación que a partir del 17 de agosto y todos los feriados nacionales no se iba a trabajar hasta tanto las editoriales no se sienten a la mesa paritaria”, expresa Cruz Bargas, el secretario de Prensa del gremio.

Por su parte, Dotto cuenta cómo vienen desarrollando las medidas de fuerza: “Hace dos semanas empezamos con el quite de colaboración durante el sábado y el domingo a las empresas que no respetan el porcentaje, hay editoriales que sí lo hacen como Crónica, Tiempo Argentino, Herald y Bae. Ya empezamos con Perfil.

Luego de la adhesión masiva por parte de los canillitas al paro del lunes último, Cruz Bargas se mantiene escéptico con respecto a la respuesta que puedan tener las editoriales: “Nunca La Nación y Clarín han tenido una predisposición al diálogo. Ellos tienen ese doble estándar: en sus editoriales reclaman diálogo, consenso en la sociedad, pero después, con el sector del trabajo que están interrelacionados nunca se sientan, siempre quieren imponer”. Y agrega: “No estamos dispuestos a que nos impongan nada. Es una falta de respeto y un desconocimiento, no solamente al Ministerio de Trabajo, sino de la propia Constitución Nacional, que en su Artículo 14 bis habla de los derechos laborales”.

Durante el paro del lunes 17, se colocaron mesas junto a los puestos de diarios que cerraron para dar explicaciones a los lectores sobre las razones de la medida: “Lo que buscamos siempre -subraya Dotto- es que el lector comprenda que el problema no es solamente de los canillitas. Nosotros lo llamamos paro activo, queremos charlar con la gente y explicarle por qué paramos y contra quién peleamos, eso lo hicimos en todos los paros”.

Otro puesto de diario cerrado en la Ciudad de Buenos Aires.

Otro puesto de diario cerrado en la Ciudad de Buenos Aires.

Actualización 19/08/2015