“Quiero darle una esperanza al que me escucha”

“Quiero darle una esperanza al que me escucha”

Recién llegado de una gira por España y por la Argentina, rodeado de guitarras, con un cuadro de su disco “Mundo Anfibio” de fondo y mate por medio, Lisandro Aristimuño recibe a ANCCOM en su estudio de grabación.

Arrancaste tocando covers en Río Negro, ahora vas por tu segundo Luna Park, ¿cómo fue el proceso?

Siempre pensé que la educación, en el sentido de educar a alguien, es muy compleja. Tuve profesores y maestros muy buenos, pero también hay una necesidad de cada persona. Cuando crecí y me hice adolescente, intenté estudiar en un conservatorio y me fui a los tres meses porque era muy matemático. Y me parecía que la música no era así. No me divertía, que eso es lo más hermoso. Tengo una hija de 6 años que cuando no se divierte, se aburre y empieza a llorar o empieza a manifestarse de algún modo para que yo le diga “no podés hacer más eso”. Voy a cumplir 40 y pienso lo mismo conmigo, que uno cuando hace algo se tiene que divertir, le tiene que gustar, “apasionar” sería la palabra.

Hoy podés vivir de la música, pero hubo todo un camino.

Cuando algo te gusta realmente, te produce algo, lo bancás. Aunque tu familia esté en contra. Lo mismo cuando te dicen que “tenés que ser eso”. Pero esa gente, esa fuerza salió para el otro lado también. Siempre fui “el rebelde” dicen… y no, no fue una rebeldía, yo quería hacer esto. Incluso en mi adolescencia pensaba que no servía para otra cosa. Me di cuenta lo que quería ser y que realmente podría hacer algo que esté bueno. Para mí y para mis amigos, para mi novia, para mi entorno chiquito. No pensaba en lo que me pasa hoy. Lo hice desde una pasión y desde algo genuino.

Producís tus discos y los de otros, ¿qué es ser independiente y autogestivo?

Es libertad. Conozco el otro lado, sé lo que no quiero, sé lo que no tengo ganas de hacer, entonces uno hace lo que hay, bien o mal, no importa, pero está haciendo algo. La autogestión y la independencia es hacer algo que uno quiere hacer. Y no tenés un tipo que te diga “si querés hacer esto, tenés que hacer esto y esto y esto”. Te cambia hasta la cara. Nunca me banqué eso. Quiero mostrar lo que soy, siempre. Lo que soy en la vida, no hay ningún tipo de venta ni de simulacro con eso.

Igual no todos logran destacarse como vos…

Lo sé. Pero siempre digo: sientan lo que quieren ser y pónganse firmes con eso. Puede ser doloroso, que tus padres no quieran o no te banquen más. Puede pasar…

¿Los tuyos te ayudaron en esto?

No. Lo hice solo. O sea, me ayudaron inconscientemente, en cuanto a criar a una persona, eso es ayuda. Pero después, ya de adolescente, decidí lo que quería hacer. Me fui de mi casa. Fue una rebeldía, que a su vez cuando grabé mi primer disco, mi viejo empezó a decir “está bueno lo que hacés”. Tenía, en algún punto, que demostrarle algo. Y ahora es mi fan. Me imagino con mi hija también, te da miedo esa rebeldía de tu hijo. Y querés algo seguro para él en este puto sistema. Pero han cambiado los parámetros. Ahora mis viejos ya consideran que soy músico porque me vieron en Clarín, La Nación, Página/12, porque llegué al Gran Rex o al Luna Park… La gente grande quiere que le demuestren con cosas más grandes. Y ese es el problema de la educación: exigirle a alguien que te demuestre lo que sos y no acompañar tu crecimiento para eso. Ahí está el paso en falso.

¿Cómo te interpela lo social?

Soy alguien que piensa en su alrededor. Estoy alerta de lo que ocurre y de lo que veo. No como músico sino como persona. Salir a la calle, ver qué pasa. Mi repertorio se modificaría si salgo del hotel y hay una manifestación o hay dos abuelos besándose. Uno siempre quiere dos abuelos besándose, pero las circunstancias del país hacen que a veces no puedas ni salir. El taxista te dice “estoy en la esquina, no puedo pasar porque la avenida está repleta de manifestantes”. Y ahí me digo “no, pará” y cambio el repertorio.

Hace poco se cumplió un año de la desaparición de Santiago Maldonado, ¿te afectó?

Muchísimo. Es una injusticia muy grande. Todavía no hay alguien que dictamine o diga algo, pero se sabe que fue un asesinato. Lamentablemente la justicia es muy lenta y hay mucho en juego que desconocemos. Y lo lamentable es eso, el desconocimiento de la verdad.

¿Aparecen estas situaciones a la hora de componer?

Sí, pero de una manera poética. Siempre intenté que el arte no pierda esa esencia que tiene, que es también jugar y pensar en la fantasía. Soy realista en mi vida, pero como músico juego. Me encanta eso. A veces vengo acá puteando pero no voy a putear en mi letra, intento camuflarla con poesía… puede ser muy mala. Siempre con un grado de comunicación, más que manifiesto…

Más por lo implícito…

Me interesa eso, comunicarme y darle al que me escucha una esperanza, no decirle solamente “esto es una mierda” sino que hay algo más, “tu vida es importante”. Darle importancia a la individualidad también, a vos mismo, no a quien te gobierne. Esa es mi intención cuando escribo letras o hago música.

Si pudieras entrevistar a alguien, a cualquiera, ¿a quién elegirías?

Hoy hablaría con Mauricio Macri para preguntarle qué mierda está haciendo. Qué piensa él de lo que está haciendo. Si me das ese poder, de estar con el tipo adelante y decirle “¿¡Qué estás haciendo hermano, qué pasa por tu cabeza!?”. Si fuera periodista, intentaría hacer eso.

Una asamblea de luchas y afectos

Una asamblea de luchas y afectos

Jornada de domingo en la Asamblea Plaza Dorrego.

La pared pintada de la esquina de San Juan y Piedras habla por sí sola: “Basta de políticas de hambre y muerte”. Esa es la consigna que dejaba ver la fachada del espacio hasta un par de semanas, cuando fue actualizada: “La memoria es poderosa: Fuera el G20”. Allí funciona la Asamblea Popular Plaza Dorrego, una organización no-partidaria que combina la ayuda inmediata con iniciativas que buscan brindar una herramienta y una alternativa a aquellos que viven a la intemperie.

Con el objetivo de solidarizarse con los más vulnerables y construir espacios de participación, en la Asamblea se realiza una olla popular -conocida como La Olla- que alimenta todos los domingos a un centenar de personas en situación de calle. Además, se ofrecen talleres de escritura y de escucha, una radio abierta, clases de tango, un ciclo de arte mutante en el que la música funciona como espacio de resistencia, y el mutante, una caminata turística abierta pero en la que se resignifican los diferentes rincones de la ciudad.

Elsa Omar milita en la Asamblea desde 2004 y habla del origen del proyecto: “Este espacio surge en el marco del auge del movimiento asambleario de 2001 y nace fundamentalmente de las necesidades de la gente. Atravesamos dificultades pero seguimos de pie. Hoy más que nunca se acrecientan las violencias en nuestra sociedad y los más perjudicados son los compañeros y compañeras de la calle. Cargan todos los días con su mochila habitual de preocupaciones. Y acá estamos para escucharlos. De eso se trata la Asamblea, de poner la oreja sin exigencias”.

En la Asamblea se realiza una olla popular que alimenta todos los domingos a un centenar de personas en situación de calle.

LA POLÍTICA DE LOS AFECTOS

Al interior de la Asamblea no existe el anonimato. A todas las personas se las llama por su nombre, o en su defecto, por apodos cariñosos: Chiqui, Cathi, Angelito, el Pola, Marian y Rober. Es el afecto el que prima en todo momento. “Todo se construye de manera horizontal”, señala Fernanda López, militante de la Asamblea, escritora y coordinadora del taller de escritura: “La olla no tiene que ver sólo con dar de comer, tiene que ver con generar una posición de igualdad. Todos cocinan, todos están en el comedor, todos limpian. La diferencia existe, porque nosotros cerramos y nos vamos a casa y ellos no, pero buscamos achicar esa brecha todo lo posible”.

Y la brecha se achica cuando un compañero cuenta en el taller de escucha que le encantan las canciones de Sandro o cuando alguien escribe un poema en el taller de escritura y se emociona al recibir el aplauso del resto. Para López “El taller nace por una necesidad de que la palabra circule, buscamos que haya un tiempo dentro de otra temporalidad. Los compañeros de la calle se mueven continuamente de un lado para otro y la idea es que encuentren acá un lugar para sentarse a hablar, a escuchar y a reflexionar”.

«Los compañeros de la calle se mueven continuamente de un lado para otro y la idea es que encuentren acá un lugar para sentarse a hablar, a escuchar y a reflexionar” explica Fernanda López.

¿Se viene el libro de la Asamblea?

Efectivamente. El libro sale a fin de año. Cada capítulo corresponde a una jornada del taller y están ahí los textos escritos por lo compañeros. Su palabra y su nombre inscriptos en la importancia del objeto libro. Porque lo que tienen para decir es válido, y es mucho. Para nosotros que las personas en situación de calle puedan escribir es una posición política.

¿Cómo se sostiene la olla?

La olla la bancamos con nuestros aportes y donaciones de la gente del barrio. No recibimos nada del Estado y no estamos atados a partidos políticos ni al gobierno de turno.

En la Asamblea también hay lugar para la alegría revolucionaria y transformadora.

De fondo suena “El bombón asesino” y Darío, un hombre de la calle, canta y baila al compás de la cumbia. Cuando termina el tema, Mariano, militante de la Asamblea, toma el micrófono y dice “la alegría es nuestra”. Y no se refiere a la “revolución de la alegría”, falsa promesa de la gestión macrista que invisiviliza, reprime y aumenta cada vez más ese paisaje cotidiano que es la población de la calle. Mariano se refiere más bien a la alegría revolucionaria y a la Asamblea como el lugar en el que la transformación es posible.

López baila y disfruta, esta vez, un cuarteto de Rodrigo. Mientras tanto habla con sus compañeras para organizar la olla que se va a servir en un rato y responde la última pregunta.

La Asamblea Popular Plaza Dorrego, es una organización no-partidaria que combina la ayuda inmediata con iniciativas que buscan brindar una herramienta y una alternativa a aquellos que viven a la intemperie.

¿Qué es la Asamblea Popular Plaza Dorrego?

La Asamblea es un espacio de militancia donde encuentro posible algún tipo de transformación. El movimiento asambleario horizontal y participativo es la esperanza. El cambio está ahí, en la charla, en el abrazo, en el libro que sale a fin de año. La Asamblea es fundamentalmente un espacio de pertenencia donde lo que tiene lugar en todo momento es la política de los afectos.

El libro escrito por personas en situación de calle, sale a fin de año. Cada capítulo corresponde a una jornada del taller.

Por Lucía y por todas

Por Lucía y por todas

Multitud en la marcha para pedir justicia por Lucía PérezOtra vez las mujeres salieron a las calles para exigir que dejen de matarlas. A las 17 de este miércoles se concentraron frente al Palacio de Justicia de la Nación para marchar hasta Plaza de Mayo con el lema: “Por Lucía y por todas”. Es que el fallo por el caso de Lucía Pérez generó indignación luego de que a los imputados en la causa, Matías Farías y Pablo Offidani, se los absolviera por el asesinato de la joven marplatense de 16 años, y se los condenara por venta de estupefacientes. El tercer acusado, Alejandro Maciel, resultó absuelto, demostrando que para la justicia patriarcal hay una sola culpable de su muerte: la propia adolescente.

Marta Montero y Matías Pérez, la madre y el hermano de Lucía, fueron quienes encabezaron la marcha. El crimen de la joven, allá por el año 2016, fue lo que impulsó la reacción del movimiento feminismo llevando a cabo el primer paro nacional de mujeres, convocado por el colectivo NI Una Menos como forma de protesta contra la violencia de género. Participaron miles de mujeres en todo el país, y hoy la historia se repite, pero ahora coloreada con el pañuelo verde que exige la legalización del aborto libre, seguro y gratuito.

Ludmila Coradino, de 19 años, sostiene que ya no hay precaución que valga para sentirse segura. “Yo no salgo a la calle sola. Ya no me puedo tomar un colectivo, el subte, nada. Si tengo plata uso hasta lo último para tomarme un Uber o lo que sea como para no andar caminando sola. Porque ya ni siquiera tiene que ver con salir de noche”.

El último informe del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, dirigido por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, fue realizado durante el período que abarcó del 1 de enero al 31 de octubre de este año El resultado que arrojó fue de un femicidio cada 32 horas en nuestro país. “Yo marcho hoy para que mañana no marchen por mí”, deja leerse uno de los carteles entre la multitud.

Daniela Samudio, de 29 años, cuenta que sufrió violencia de género, al igual que muchas mujeres que forman parte de su entorno. “Me da miedo salir, me da miedo también salir con alguien que no conozco. Tengo un grupo de whatsapp en el que nos estamos avisando constantemente dónde estamos. Si yo me tomo un Uber, tengo la ubicación encendida todo el tiempo”.

Llegando al Obelisco, un grupo de manifestantes se acostó en el suelo. Tendidas, con los ojos cerrados y con la foto de Lucía en el pecho, para representar la muerte de cada mujer víctima de violencia de género. Es que 2018 se cobró 225 víctimas por femicidio. 250 chicos quedaron sin madre y el 67% de ellos son menores de edad.

Madre y hermano de Lucía Pérez

«Deberían tener cadena perpetua, no podemos permitir más esto, la terminaron de violar los jueces con la condena que dieron”, dijo Marta Montero.

Vestida de negro y con el pañuelo verde, María Fernanda De Vasconcelos cuenta que sufrió violencia patriarcal y machista con su ex pareja, es decir, violencia económica. “Me recriminaba la desigualdad de salarios que entraban al hogar, y eso ameritaba a ninguneos”. Además cuestionó el (in)accionar del Estado frente a los hechos de violencia: “No responde ni se está haciendo cargo frente a las causas que se les presenta. Está dando un presupuesto de once pesos con cincuenta por mujer. Nos están abandonando. Nosotras tejemos redes de contención de modo horizontal para responder”.

En medio del recorrido hubo una intervención artística que dejaba boquiabierta a quienes pasaban por allí. Un grupo de mujeres colgadas, desnudas, dentro de bolsas plásticas, representando el final trágico que algunas sufren, acompañado con frases como: “Nos están matando” y “Nuestras vidas no son descartables”.

Lourdes Bruno, de 22 años, asistió a la marcha “por Lucía y por todas las chicas que nunca vuelven”, ya que en su entorno hubo violencia de género y habló respecto a la hora de elegir su vestimenta para salir a la calle: “La mirada siempre está y los comentarios te hacen sentir incómoda, antes de pasar un momento de mierda decís “bueno, prefiero cuidarme”.

Carla Martilotta, de 24 años, expresa que ya no tiene miedo de salir a la calle porque se siente acompañada por sus compañeras. “No es que la calle esté más segura o que haya más conciencia en los hombres, ni que nosotras corramos menos peligro, pero la sororidad hizo que una pueda ir caminando más tranquila sabiendo que hay una compañera al lado”.

Alrededor de las 20, desde el acoplado de un camión frente a Plaza de Mayo, Marta Montero expresó el orgullo que siente por la gente que se acercó y los acompañó día a día: “No puedo creer que tanta gente haya tomado el compromiso y que haya pensado que esta hija podría ser de ellos. Gracias por estar ustedes y ser la voz de ella”.

La madre de Lucía también repudió a los jueces, a quienes llamó “sinvergüenzas”, y los acusó de haber sido comprados: “Pensaron que nos íbamos a callar, que les íbamos a tener miedo. Ellos recibieron plata de los narcos y del poder político. Hay autos de alta gama vigilando mi casa, esas mafias que piensan que van a poder con nosotros”.

Paro y movilización de mujeres para exigir justicia por el femicidio de Lucía Perez y por todas las mujeres muertas por el patriarcado. Personas acostadas boca arriba el suelo con una foto de Lucía en el pecho

“Decía que Lucía era una falopera, prostituta. Lo cual si así fuese no tiene derecho a morir como murió”, dijo Matias Pérez.

El grito de “Lucía Pérez/Presente/Ahora y siempre”, copó la plaza. Marta continuo: “Justicia por Lucía, y por tantas otras Lucías que no tienen voz, que no pueden estar, que la familia se derrumbó y no pueden seguir. Estos jueces no tienen idea qué es la violencia de género”. Y pidió que se investigue al municipio de Mar del Plata que carece de políticas públicas y sociales.

Entre mucha emoción fue contundente: “A mi hija la violaron y drogaron hasta matarla, y la seguían violando mientras dejaba de respirar. La peor muerte para un ser humano”. Concluyó: “Deberían tener cadena perpetua, no podemos permitir más esto, la terminaron de violar los jueces con la condena que dieron”.

Las miles de mujeres le abrieron el paso a Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora, para que subiera al escenario. Luego de un cálido abrazo, Marta le cedió el micrófono. “Vine para acompañar, porque sé de este dolor. Rechazo la violencia que día a día se desata. Basta de femicidios y de muertes de jóvenes, no puede ser que no puedan salir a la calle y ser libres. Repudiamos al juez que tapa el asesinato de Lucía”.

Gustavo Melmann, papá de Natalia, la joven de 16 años, violada y asesinada por al menos cinco hombres en Miramar, en 2001, agradeció a los presentes y manifestó: “Norita es el ejemplo de cuando declinamos, ella desde la mañana temprano hace más de 42 años se levanta y lucha. Las mujeres están tirando el patriarcado” y repudió el actuar de la justicia marplatense: “Se olvidaron en el fallo que había una joven muerta, ella no existió para los jueces”.

Matías Pérez hizo referencia a que el fallo hizo mención de la vida privada de su hermana: “Decía que Lucía era una falopera, prostituta. Lo cual si así fuese no tiene derecho a morir como murió”. Y terminó sus palabras pidiendo un mundo mejor para los que vengan detrás. La jornada terminó con aplausos y cánticos al pedido de ¡Justicia!

Agronomía defiende su pulmón verde

Agronomía defiende su pulmón verde

Personas mostrando carteles a favor del pulmón verde de Agronomía.El 31 de octubre, en el recinto de la Legislatura de Ciudad, comenzó la audiencia
pública para la sanción del Nuevo Código Urbanístico, el cual habilita la construcción de un
estadio para 20 mil personas y la apertura de la calle Zamudio, en el predio de Agronomía, de la Universidad de Buenos Aires. El tratamiento del tema continuará durante tres jornadas más, hasta el 7 de noviembre.

“No es grito la participación, es el ejercicio de la ciudadanía. Todos los barrios tienen grupos organizados de vecinos que hicieron propuestas para este Código. Ignorar el sistema de participación local de los vecinos, se traduce hoy en un proyecto de ley que tiene una legitimidad muy cuestionada, en términos políticos y sociales. Hoy en día la propuesta tiene solo el apoyo del PRO”, dijo Paloma Garay Santaló, oradora en la audiencia, licenciada en Geografía, planificadora y gestora de inmuebles.

Los artículos del Código estipulan la apertura de la calle Zamudio, entre la Avenida
Beiró y Tinogasta, que comprende un tramo de 400 metros, de territorio federal y la
construcción de un estadio, dentro del Club Comunicaciones, que está ubicado dentro del
predio de Agronomía. El artículo especifica: “Se reservarán hasta 6 hectáreas para la
construcción de un estadio cubierto de hasta 20 mil personas, en un sector de la Fracción ‘F’ de la Manzana 54A, Sección 71, Circunscripción 15”.

La Facultad de Agronomía y la de Ciencias Veterinarias de la UBA, junto con los
vecinos del barrio, se unieron para luchar por la conservación del tercer pulmón verde de la
ciudad. “Nosotros no estamos peleando porque están haciendo un estadio, ya que no hay
nadie que lo esté construyendo hoy. Nos dicen que ese no es un plan. Pero lo están
habilitando en el Código y una vez que empiecen a construir, con esas nuevas concesiones,
no habrá marcha atrás. Por eso, lo que estamos pidiendo, es que lo quiten del Código”, dijo
Beto Caletti, integrante del Colectivo Barrio Rawson.

La decana de la Facultad de Agronomía de la UBA, Marcela Gally, presentó, junto al
equipo directivo, una nota de rechazo a la apertura de la calle Zamudio, en la Legislatura
porteña. La nota especifica que la calle atraviesa un tramo de 400 metros que se encuentra en tierra federal, por lo tanto, no pertenecen a la Ciudad, sino a la Casa de Estudios que ella representa: “Los artículos afectarían el normal funcionamiento de la Facultad, en una clara vulneración a la Constitución Nacional”, dice la carta de FAUBA.

La Facultad expresa que los proyectos perjudicarían a seis cátedras de investigación y
a las actividades docentes. Además, remarca el escrito: “La apertura de la calle sería un serio obstáculo para el acceso de los estudiantes a siete aulas y se vería afectado el Jardín Maternal e Infantil que funciona en el entorno”. Es por esto, que piden la derogación de los artículos que afectarían el normal funcionamiento de la institución.

Paloma Garay Santaló como oradora durante la audiencia.

Paloma Garay Santaló, oradora en la audiencia, licenciada en Geografía, planificadora y gestora de inmuebles.

La apertura de la calle generaría polución sonora y produciría tránsito vehicular en
una zona de protección histórica y de gran biodiversidad, con más de cien especies de
pájaros. Además, implicaría la construcción de un túnel por debajo de las vías del tren, que
partiría el pulmón verde en dos. “Es una cuestión de densidad, si vos tenés casas muy bajas y metés 20 mil personas que vienen a un estadio, tenés una cantidad de gente para la que no hay servicios, para la que no dan las calles, para la que no dan los estacionamientos”, expresó Caletti, vecino de la zona. “Hay una cuestión muy concreta de contaminación a nivel sonido, ya tenemos un estadio a 10 cuadras de acá (el Malvinas Argentinas) y escuchamos lo que allí sucede, cada vez que hay un concierto. Esto afecta a la zona, a todos los hospitales que hay alrededor y concretamente a la Facultad y su funcionamiento”, continuó Caletti.

El Club Comunicaciones entró en quiebra en 2010, el Gobierno de la Ciudad se hizo
cargo de la deuda, pero se guardó el derecho de construir un estadio dentro de sus
instalaciones.

Beto Caletti explicó: “El gobierno levanta la quiebra, pero no lo hace gratuitamente,
sino a cambio de poder construir el estadio. Pero el club ya tiene su estadio deportivo, su
cancha y un microestadio de básquet. Entonces no es una cuestión del Club, lo hace la
Ciudad, concesionándolo”.

Los vecinos juntaron más de 32 mil firmas, hicieron un video de protesta, mandaron
un pedido de acceso a la información pública, se contactaron con los legisladores y se
asesoraron con abogados. Estas son, entre otras, las acciones que realizaron los vecinos desde el Colectivo Barrio Rawson, luego de hacer asambleas y de no obtener respuesta por parte del gobierno porteño. Caletti expresó: “Decidimos que la única forma que había de que nos escucharan era con presión popular, para que tuviera un peso político y les afectara, porque fuera de eso no les interesó el tema, para quitarlo del Código”.

“Los padres del jardín de infantes estamos involucrados por las modificaciones que se
pretenden incluir, porque usamos el espacio verde, por la fauna del lugar y por la
contaminación sonora. Estamos juntando firmas, difundiendo el tema vía redes sociales,
visualizando la problemática”, dijo Maia, mamá de un niño de 4 años del Jardín estatal “Los
Árboles”, ubicado en el predio de Agronomía. “A nosotros nos parece fundamental el orden
de las cosas, las prioridades, hay lugares que todavía no tienen cloacas, ni instalación de gas, pensamos que la prioridad es la urbanización de las villas y barrios carenciados”, expresó Maia.

“La apertura de la calle Zamudio nos perjudica a los estudiantes y a los vecinos,
porque afecta negativamente a nuestras actividades estudiantiles, como también a los talleresy las ferias”, señala Estefanía Ferrazza, becaria del Centro de Estudiantes de Ciencias Veterinarias. “Además, la apertura de la calle implicaría el acceso irrestricto a la Facultad y ya estuvimos teniendo problemas de inseguridad y acoso, por lo tanto, esto no colaboraría con la situación”, continúa Ferrazza. Por esta razón, el Centro de Estudiantes y los directivos de la Facultad buscan evitar la sanción del Código mediante petitorios y firmas para presentar ante el Gobierno de la Ciudad.

Auditorio para el Nuevo código urbanístico junto con los oradores y escuchas.

La Facultad de Agronomía expresa que los proyectos perjudicarían a seis cátedras de investigación y a las actividades docentes.

Desde la Legislatura porteña remarcan que no está en sus planes la construcción del
estadio, y que la apertura de la calle Zamudio es una opción, pero que no están tratándolo por el momento. “Nos contestaron lo que sabemos, que lo de Zamudio está en estudio, pero que no tienen planes por ahora, porque es complejo hacer un túnel por debajo de las vías del tren, y que lo del estadio no está en la intención del Gobierno de la Ciudad. Por eso nosotros decimos: ‘Entonces quítenlo del Código’”, dice Caletti.

A la espera del dictamen, que en principio se extenderá a la próxima semana, el
colectivo de vecinos y las autoridades educativas, sostienen su postura de defensa del espacio verde, con flora y fauna, sin concesiones y con el respeto al funcionamiento de un barrio con actividades múltiples.

La nueva Carpa Blanca

La nueva Carpa Blanca

Continúa la lucha de los 29 profesorados que ven peligrar su continuidad por el proyecto de creación de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (UniCABA), propuesto por el Ejecutivo porteño en noviembre de 2017.

Ante la divulgación y avance de un nuevo proyecto, los miembros de la comunidad educativa de los Institutos de Formación Docente (IFD) montaron una carpa frente a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires con actividades que se extenderán hasta este viernes para visibilizar el conflicto y alertar sobre las consecuencias de la reestructuración.

“Esta es una iniciativa que surge de la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET) en conjunto con docentes y rectoras de los distintos profesorados. Los estudiantes nos quedamos a dormir en la carpa, entre guitarras y ollas populares, y durante el día coordinamos las diversas actividades”, relata Juan Deltin, consejero directivo del Normal 1 Pte. Roque Sáenz Peña e integrante de la Junta Representativa del CET, minutos antes de dar comienzo a una radio abierta con referentes políticos y sociales.  

El viernes pasado se presentó el nuevo proyecto que consta de 27 artículos impulsado por Maximiliano Ferraro, presidente de la Comisión de Educación y legislador oficialista de Vamos Juntos, que en principio plantea la coexistencia de los IFD con la UniCABA. Sin embargo, los opositores del proyecto señalan que si bien no se declara abiertamente la disolución de los institutos, tampoco se garantiza su permanencia.

Guadalupe Salomón, docente del Instituto Superior Joaquín .V González e integrante del colectivo Institutos de Formación Docente en Lucha,  afirma que si este proyecto se sanciona lo que se disuelve inexorablemente es la institucionalidad de los institutos –sin importar que estos funcionen oficial y legalmente hace años– en tanto se los somete a un proceso de acreditación futura, indicado expresamente en el artículo quinto. “Pueden permanecer los edificios, la planta docente y la matrícula pero desaparecen sus reglamentos, co-gobiernos y planes de estudio en la medida en que todo ello será determinado a partir de un proceso de evaluación y acreditación inciertos en manos del Ministerio de Educación”, explica.

En el artículo noveno del proyecto se detallan, entre algunas de las funciones del Ministerio de Educación de la Ciudad, la administración de recursos de los 29 profesorados, desde tener a disposición los bienes muebles e inmuebles de los mismos hasta la potestad de revisar y adecuar la apertura o cierre de carreras, cohortes y/o comisiones según los resultados estadísticos que arroje “la demanda del sistema educativo”.  

Otro de los puntos que genera inquietudes tiene que ver con la “doble evaluación” de los institutos. Según Ferraro, lo que se propone es un proceso de “autoevaluación” a cargo de cada centro de formación y, en paralelo, un examen externo cuyo objetivo será “el conocimiento a fondo del funcionamiento académico institucional y el planteo de posibles mejoras”. No obstante, el mismo proyecto, en su artículo 13, indica que una de las funciones del Ministerio será la de generar los parámetros, instrumentos y metodología a aplicar en el proceso de autoevaluación, lo cual quita soberanía educativa a los institutos ya que es el Ministerio el principal actor articulador de la norma y al mismo tiempo evaluador. Se trata de un callejón sin salida en el que quienes no se adapten a dichos parámetros, no obtendrán la debida acreditación. A su vez se prevén sanciones a aquellos institutos que se nieguen a proporcionar la información solicitada en los términos requeridos.

“Este proyecto tiene un tinte muy fuerte de control, disciplinamiento y centralización en base a las nuevas funciones atribuidas al Ministerio y para el futuro rector de la UniCABA. El criterio de evaluación es poco democrático en tanto serán el rector o funcionarios de Cambiemos los que decidan de manera unilateral esos parámetros, sin consultar a los claustros docentes y estudiantiles, en pos de un proceso de homogeneización de la enseñanza. Defender la educación pública, y no sólo gratuita, para nosotros es en un sentido democrático que se dé lugar a la disidencia, discusión y pluralidad”, argumenta Florencia Pereira, estudiante del IES N°1 Dra. Alicia Moreau de Justo y colaboradora del Área de Educación del Movimiento Barrios de Pie.

La actual decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Graciela Morgade –invitada a uno de los paneles que se desarrollaron el miércoles por la tarde junto a Cecilia Merchán, diputada del Parlasur y Romina del Plá, diputada nacional por el Frente de Izquierda–, manifestó que la creación de la UniCABA está mal planteada desde la base. “Para que sea una universidad nacional como quieren vendérsela a la opinión pública tendría que tener carreras de grado y autonomía respecto del Gobierno. Si es una universidad creada para la formación docente, no va a crear nuevas carreras, va a terminar absorbiendo tarde o temprano a los institutos. De aprobarse, será un fraude para la población”, sostuvo Morgade en diálogo con ANCCOM.

Cecilia Merchán, por su parte, señaló que este proyecto tiene que ver con “el avance de las derechas que se vive en toda la región. En nuestro país, esta búsqueda del Fondo Monetario Internacional como salida de emergencia lleva a que, en el caso de la educación, se oriente hacia un pensamiento único y a la despolitización de los espacios. No les conviene una sociedad educada ni con pensamiento crítico. Estar hoy acá implica una lucha por el respeto a la diversidad de pensamiento, de producción cultural y de multiplicación de elementos con los cuales debatir”, opinó.

El tratamiento en recinto del proyecto, que se estima para la última semana de este mes o la primera de octubre, genera preocupación en la comunidad educativa dado que el oficialismo cuenta con mayoría  y para ser aprobado se necesitan 31 votos. Al respecto, Juan Deltin sintetizó que “hasta el momento formalmente no hay otro bloque por fuera del oficialismo que haya confirmado su aprobación. Sería un escándalo que lo aprueben por su propia mayoría. Eso hablaría del poco consenso que tienen hasta en los niveles legislativos porque saben que esta medida es rechazada por el conjunto de la comunidad educativa a la que deben representar. Apelamos al criterio democrático y la buena voluntad de los legisladores para que retiren este proyecto”.