Los lápices ahora escriben contra la reforma educativa

Los lápices ahora escriben contra la reforma educativa

Esta vez, los conmemoraron con sus propios lápices. Como todos los años, los estudiantes secundarios de la Ciudad marcharon recordando el 16 de septiembre, la fecha en que la última dictadura cívico-militar (1976-1983) secuestró y torturó a diez alumnos militantes que participaban de la campaña por el boleto estudiantil. Los miles que este viernes lo recordaron caminaban con una nueva consigna: rechazar que la reforma escolar denominada Escuela Secundaria del Futuro, además de pedir que se implemente un protocolo por violencia de género, y que se cumpla la Ley de Educación Sexual en las escuelas. Por esta razón, la marcha que empezó en el Palacio Pizzurno terminó en el Ministerio de Educación porteño, donde siguen buscando respuestas. Por estos mismos reclamos, treinta escuelas continúan tomadas como medida de protesta. La marcha estaba encabezada con una gran bandera que preguntaba: ¿Dónde está Santiago Maldonado?

«Tenemos cara de cansados, pero con una fuerza imparable. Hay un estudiantado que se moviliza y tiene conciencia de sus derechos», dijo el primer vocero al llegar al Ministerio. Los estudiantes habían tenido durante la semana una reunión con la ministra de la cartera, Soledad Acuña, en  la cual no se permitió ingresar a los representantes de los colegios que estuvieran en toma. En la reunión de ayer, los alumnos del Colegio Lenguas Vivas presentaron la idea de que haya una prórroga en la reforma hasta 2019, y que durante 2018 se pudieran presentar cambios, propuestas y debates. Hasta el momento esto fue negado por el Ministerio. Los estudiantes consideran que muchos de sus planteos no fueron respondidos hasta el momento.

La marcha empezó en el Palacio Pizzurno y terminó en el Ministerio de Educación porteño.

Los estudiantes que marchaban ayer tenían entre 14 y 18 años, la misma edad de aquellos que desaparecieron en la Noche de los Lápices en 1976. «Es triste pensar que los estudiantes reclamaban por un boleto para quienes no tenían plata y fueron secuestrados por la policía. Si le tenés que tener miedo a quien debería protegerte, ya no podés confiar en nadie», dijo una alumna del Normal 1. Su compañera agregó en este sentido que le preocupaba el protocolo que Gobierno de La Ciudad difundió días atrás para aplicarle a las tomas en los colegios. Este documento fue suspendido el jueves mediante una medida cautelar de la jueza Elena Liberatori, quien ya había anulado uno similar en 2012, dictado por el entonces ministro de Educación, Esteban Bullrich, ante la toma de 60 escuelas por la implementación de la Nueva Escuela Secundaria (NES).

 Una integrante de la conducción del centro de estudiantes del Colegio Juan B. Justo dijo a ANCCOM: «Reflexionar sobre una fecha como la de hoy me da miedo sobre lo que les pasó a chicos como nosotros en la dictadura, y al mismo tiempo me da más fuerza para seguir. No voy a comparar el momento de ahora con aquel, pero si hay una realidad que tenemos que tener cuidado con la policía, e ir y volver juntos de las marchas». La estudiante formó parte de una de las reuniones de esta semana en el Ministerio, y considera que no se agregó mucha información. Además dijo que los asesores de la ministra desconocían que no se estuviera implementando la Ley de Educación Sexual en los colegios.

También participaron de la marcha colegios de provincia, como el Instituto Lomas de Zamora y el colegio municipal de Olivos Paula Albarracin Sarmiento, aunque por el momento, la reforma no les afectaría. Un integrante del centro de Lomas explicó que quieren apoyar a las escuelas de Capital, y mantener unido al estudiantado. Un delegado de curso de la Escuela Paula Albarracin Sarmiento agregó: «Los  estudiantes que lucharon en ese momento por un boleto educativo mostraron que el movimiento estudiantil pudieron organizarse. Participar en el centro de estudiantes a mi me formó mucho como persona y como ciudadano, y ese tipo formación  ciudadana es lo que esta reforma no quiere».

Como todos los años, los estudiantes secundarios de la Ciudad marcharon recordando el 16 de septiembre.

Un integrante de la Comisión Directiva del mismo colegio dijo que ellos usan el centro como una herramienta de lucha, como en esta circunstancia donde va a existir una reforma y que tarde o temprano piensan que pueden llegar a extenderse. Por la zona en la que viven, las cuestiones edilicias están resueltas. No es el caso de la Escuela Técnica Fernando Fader, en la cual actualmente los mismos alumnos están arreglando las paredes y pintando, ya que su escuela es una casona antigua de 110 años que antes era una vivienda. «No es un capricho actual, venimos pidiendo por el edificio hace años. No se puede implementar una reforma si tenés que colocar proyectores y no tenés en el techo» dijo una vocera del secundario. 

Las situaciones particulares difieren entre los colegios, pero el movimiento estudiantil se va conformando, y cada vez se suman más. Los conexión con el pasado y con el presente, la lucha por sus derechos. Y así lo expresó Jorge Falcone el hermano de Maria Claudia Falcone (una de las estudiantes desaparecidas por la dictadura), al cierre de la marcha, a viva voz: «Estamos hartos de que el progreso de este país avance con el sacrificio de los jóvenes, como lo fue el servicio militar obligatorio o que no puedan ver una banda de rock en buenas condiciones. Su lucha está a la altura de la de aquellos jóvenes. ¡Septiembre es y será de ustedes!»

 

Actualizada 16/06/2017

“La creatividad la impiden todas las ideas que tienen estructuras rígidas”

“La creatividad la impiden todas las ideas que tienen estructuras rígidas”

Martín Churba, el diseñador argentino reconocido en el mundo como un artista innovador en lo textil, parecía no querer alejarse ni perderse detalle de lo que las tejedoras de Red Puna estaban contando a alumnas de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UBA, en el marco de la Tercera Bienal Nacional de Diseño, que se desarrolló del 16 al 19 de agosto, en el Pabellón III de Ciudad Universitaria. Mientras ellas echaban las semillas de achihuete junto con las cenizas, y les explicaban a las alumnas cómo hacer un tinte natural, Churba hacía preguntas como cuánto tiempo había que dejar el tinte con la lana, y remarcaba las respuestas de las tejedoras para que las alumnas fueran siguiendo el proceso. El diseñador trabaja con ellas y otros campesinos y artesanas de comunidades aborígenes de Jujuy desde 2005, cuando fue contactado para dar herramientas y agregar valor a los tejidos y artesanías que hacía la comunidad. Para ese entonces, ya hacía tres años que había empezado de manera independiente con su marca Tramando, en la que empleó a trabajadores que habían quedado desocupados en la crisis de 2001. Con esta marca empezó a exportar a Japón y, en 2014, abrió un local en Dubai.

Si bien sus estudios formales fueron las artes escénicas y el diseño gráfico, finalmente resultó un pionero de la moda: armó el primer estudio de diseño textil de la Argentina junto a Florencia Vitón (con quien trabaja en Red Puna) y  Carla Bonifacio. Su inserción internacional fue en los años 90 junto a Jessica Trosman, con el emprendimiento TrosmanChurba, considerado una revolución de la moda, y que les daba empleo a personas con capacidades diferentes. Su compromiso con integrar a trabajadores al proceso productivo también se ve reflejado en la Fundación Pro-Tejer, organización sin fines de lucro que busca potenciar la industria nacional, reuniendo a los sectores de la cadena de valor de la industria textil e indumentaria. Desde su lugar de diseñador, Churba busca integrar, componer, combinar, no sólo telas, sino personas. En diálogo con ANCCOM compartió la experiencia de trabajar intercambiando experiencias con los trabajadores de Red Puna.

Generalmente el trabajo de un diseñador de indumentaria se asocia más al estilo urbano, o a la revista de moda. ¿Cómo es la experiencia de brindar herramientas para trabajadores de la Red Puna que tienen sus propios diseños?

Lo que vehiculiza esa posibilidad es el gran desafío que tienen las comunidades de incorporarse al sistema, sin perder identidad. Es un ejercicio comunicacional, un diálogo permanente. El camino era constantemente preguntarnos «¿Qué es para vos diseño? ¿Qué es para mí diseño? ¿Qué es entonces, para nosotros,  diseño?», tiene que ver un poco con tomarse ese trabajo de decodificar lo que cada uno de nosotros quería expresar. Integrar su trabajo y su cultura es un desafío de ellos también, porque tienen que lograr que todos nos tomemos el trabajo de hacer esa homologación de lenguaje. Cuando vos querés ir a su cultura también tenés que integrarte. Tenés que lograr que alguien te quiera enseñar sus modos de hacer y su cultura. A ellos les pasa lo mismo. Ellos tienen que lograr puentes que homologuen ese sistema de comunicación que hay que crear.

¿Y para vos qué es el diseño?

Para mí es un proceso en el cual se eligen distintas opciones y se define un sistema de elementos. Diseñar tiene que ver con el proceso anterior a administrar esos elementos. Es como pensar antes de lo proyectual. Pensar el contexto, pensar la disposición de las cosas y de las personas. Luego viene el proceso de creación. Ese es el proceso de selección de elementos. Y luego, la narrativa final, que es eso que vos creas, y que tiene un vínculo con ese contexto que trazaste al principio.

«Cuando vos querés ir a su cultura también tenés que integrarte. Tenés que lograr que alguien te quiera enseñar sus modos de hacer y su cultura», dijo Martín Churba.

Como diseñador, integrás mucho tu trabajo con procesos que están en la trama histórica del país. ¿Cómo relacionaste el diseño con lo social?

Quizás eso tiene un poco que ver con ser uno de los primeros en la actividad, entonces le vas dando forma un poco a la disciplina. Trato de darle cierta entidad a los hechos y a las cosas a través del uso de la metáfora. Creo en que esa posibilidad hace cambios en toda la realidad.

Muchas veces, hacés referencia a tus primeros años de diseño, en los que algunos te miraban extrañados porque no estaba desarrollada  la actividad en Argentina. ¿En algún momento pensaste que el oficio no iba a instalarse en el país?

Es algo que pienso todos los días. Aunque el diseño en sí, ya es una realidad. Está la Facultad y está totalmente incorporado. El diseño sí se instaló cómodamente. Tal vez la creatividad es lo que sigue peleando con la realidad. Pelea con los mercados, con la imaginación de la gente, con la libertad. La creatividad como hecho de libertad es algo en lo que siento que siempre volvemos a cero. Es una lucha constante.

¿Qué es lo que impide para vos esa creatividad?

La racionalidad, el capital, y a veces la misma academia. La creatividad la impiden todas las ideas que tienen estructuras rígidas y que no se parecen a nosotros, los seres humanos, que somos blandos, cambiantes, sensibles e inteligentes.

¿Cómo encontraste el equilibrio para aportar tus métodos de diseñador a los tejedores de la Red Puna, que a su vez tienen sus propios métodos?

Era un punto que lo discutíamos todos los días, cómo no invadir. Pero al mismo tiempo, si hay un problema que no encuentra solución, por qué vas a privar a alguien de que cambie el resultado de lo que hace, si encima no les satisface. Ellos viven en lo contemporáneo, no viven en el pasado, quieren renovarse. Nunca decimos lo que tienen que corregir y cómo. Ellos saben qué quieren corregir y te dicen lo que no les sale. Cuando ellos me conocieron me dijeron que querían mejorar su calidad y el valor percibido de sus productos para la venta.

¿Qué pensás que fue lo que más cambió en el intercambio que tuvieron con ustedes?

Las siluetas, los moldes de hule. Sirve mucho de patrón para los tejedores que quieren vender, que son la mayoría. Fue un proyecto que inventamos pensando que teníamos que armar cierta armonía de forma. Tampoco sabíamos si lo iban a incorporar porque las tejedoras decían que no medían, sino que contaban puntos. Lo que pasa es que tenían que esperar hasta el final para ver si estaba bien hecho. Era un desafío ver si habían tensado menos o por demás. Pasaron tres o cuatro años hasta que lo quisieron incorporar. Las siluetas sirvieron como un orden. Contrariamente a lo que decía antes sobre los órdenes y las estructuras, al mismo tiempo, los sistemas son geniales para brindar recursos.  

¿Cómo te relacionás como persona y como diseñador con esta experiencia ?

Siempre me sentí una persona ajena a este saber cultural. Me relaciono desde el respeto. Todo este saber, como por ejemplo el teñido con tintes naturales, es algo que les pertenece, y que ellos comparten con algunos de nosotros en situaciones en las cuales se puede dar una justicia en el vínculo. La mayoría de las veces esto no es lo que sucede. En general los vínculos entre las comunidades y la gente que vive en las ciudades son asimétricas. Sentirme a la par, a pesar de tener esta diferencia cultural tan importante, fue el gran desafío. No pensar que somos lo mismo, porque cada uno tiene su cultura, que lo configura con su identidad, pero tampoco pensar que hay uno más que otro, o uno que pueda sobre el otro, sino que sea un vínculo de paridad. Desde ahí, cualquier aprendizaje es un proceso a descubrir.

«No pensar que somos lo mismo, porque cada uno tiene su cultura, que lo configura con su identidad, pero tampoco pensar que hay uno más que otro, o uno que pueda sobre el otro, sino que sea un vínculo de paridad», dijo Martín Churba.

Actualizada 12/09/2017

“Sin medios comunitarios, no hay democracia”

“Sin medios comunitarios, no hay democracia”

Cumplir la ley. Ese fue el pedido de trabajadores de emisoras FM sin fines de lucro, el viernes pasado, ante el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). Cumplir con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), sancionada en octubre de 2009 pero aun sin su plena ejecución. Es que, entre sus diversos artículos, no se está cumpliendo con uno de los objetivos establecidos por la ley: “La administración de espectro radioeléctrico en base a criterios democráticos y republicanos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en su acceso por medio de las asignaciones respectivas”. Y en este sentido, el 33 por ciento del espectro radioeléctrico destinado a los medios privados sin fines de lucro, como se dispone en el artículo 89, no se ha ejecutado en la práctica. De aquí, el pertinente reclamo de los trabajadores de medios comunitarios al ENACOM.

 El viernes 25, un puñado de integrantes de radios sin fines de lucro se concentró frente a las puertas del organismo regulador de las comunicaciones en Argentina, ubicado en la calle Perú al 100, pleno Microcentro. Unas quince personas -la pequeña cantidad fue intencional debido a que la idea no era lograr una llamativa movilización, sino reclamar de la forma más pacífica posible- se reunieron alrededor de las 10 de la mañana, ante la atenta mirada de los policías encargados de la seguridad del ENACOM. Inés Farina, periodista de Radio Sur, contó a ANCCOM instantes previos a la presentación del escrito: “Antes de ingresar al ENACOM para presentar el reclamo, nos juntamos afuera y la policía nos vino a preguntar quiénes éramos. Después, cerraron las puertas de acceso pero nos dijeron que nos iban a dejar pasar”. A su vez, otro trabajador de Radio Sur, Leonel Martín, planteó: “Vinimos a hacer una presentación formal de pedido de apertura de concurso para radios sin fines de lucro, porque está vigente el artículo de la ley que establece que el Estado debe garantizar y reservar un 33 por ciento del espectro para las emisoras sin fines de lucro y esto no se está cumpliendo”.

El viernes 25, un puñado de integrantes de radios sin fines de lucro se concentró frente a las puertas del organismo regulador de las comunicaciones en Argentina, ubicado en la calle Perú al 100, pleno Microcentro.

 Finalmente, pasadas las 10.30, cuatro trabajadores pudieron ingresar al ENACOM. En la cobertura del hecho, el único medio audiovisual que se hizo presente fue Barricada TV, otro medio alternativo y popular que logró, a finales de junio de este año, salir al aire con alcance hacia toda la Ciudad de Buenos Aires. Natalia Vinelli, fundadora de Barricada TV y pionera en los estudios sobre comunicación alternativa, también estuvo acompañando el reclamo. En diálogo con ANCCOM manifestó: “Siempre vamos a exigirle al Estado que se abran los concursos de licencias para las radios comunitarias. Los canales comunitarios tienen todo preparado para la apertura de los concursos, que es, en definitiva, la demanda histórica del sector”. Consultada por la importancia de los medios alternativos, explicó que se trata de la posibilidad de que “circulen otras voces y, sobre todo, otras fuentes que no suelen ser consultadas por los medios tradicionales”. Y enseguida agregó: “Sin medios comunitarios, no hay democracia, porque los medios comunitarios pueden poner en circulación opiniones, miradas del mundo, perspectivas, que no son las que habitualmente nos encontramos en los medios tradicionales y que, en general, son el elemento que constituye la opinión pública”.

A las 11, los trabajadores representantes de las radios comunitarias salieron del edificio. Entre algunos aplausos y saludos, Mariano Randazzo relató la experiencia: “Vinimos a pedir que el Estado legalice nuestra experiencia de comunicación. Las radios comunitarias, alternativas y populares, son alegales, es decir, tienen la vocación de ser legales pero el Estado no arbitra mecanismos para que esto suceda”. Sin embargo, luego reveló cuál fue el verdadero objetivo de la presentación escrita: “Sabemos que no nos van a dar la licencia pero queremos tener un paraguas legal porque en el contexto de este gobierno, nuestras radios corren peligro. Esto se ha visto en otras emisoras en las que se han incautado equipos”. Ante la pregunta de si percibía una posible presión de los medios comerciales para que no se cumpla la ley, Randazzo contó que el espectro radioeléctrico está saturado y que los medios comerciales están excedidos en su potencia: “El Estado, como un actor imparcial, debería limitar esas potencias, llevar a cabo el plan técnico y reservar un tercio del espacio para los medios sin fines de lucro. Queremos que la ley nos incluya, queremos ser legales. Nosotros existimos, queremos que el Estado nos reconozca”, cerró el referente de la concentración.

“Hay una política deliberada de que esto no avance y que los FOMECA no se ejecuten”.

 Otro de los puntos del reclamo fue el pago del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA), un dinero que el Tesoro Nacional destina, a través de la LSCA, a fomentar la comunicación sin fines de lucro. Es que los FOMECA 2015 no se han terminado de pagar en su totalidad, mientras que los correspondientes al 2016 fueron convocados recién en este año, tras una movilización de los trabajadores de emisoras comunitarias. Ni hablar de los FOMECA 2017. “Hay una política deliberada de que esto no avance y que los FOMECA no se ejecuten”, señaló Leonel Martín y continuó: “Todo esto en contra de una política que consiste en un mecanismo redistributivo, que puede favorecer la democratización de la palabra y de los medios”. Inés Farina se expresó en el mismo sentido: “Me parece que se está siguiendo una línea política nacional y es lo que se observa en el recorte de los FOMECA”. “Con la creación del ENACOM, se hace un organismo mucho más dependiente del Poder Ejecutivo, con mucho menos participación de otros sectores que no sean del gobierno y por lo tanto, menos democrática la aplicación de las políticas que debe regular el ENACOM”, sintetizó Martín.

 La periodista Farina hizo saber a ANCCOM: “Un pueblo democrático es un pueblo que pueda garantizar que la gente se junte y pueda tener proyectos colectivos y eso enaltece a un sociedad. No es que somos comunitarios porque no nos queda otra, somos comunitarios porque lo elegimos”.

 

Actualizada 30/08/2017

Baquianos de la artesanía

Baquianos de la artesanía

Red Puna es una asociación conformada por treinta y dos organizaciones de comunidades aborígenes, campesinos y artesanas de la Puna y Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy. Se unieron en 1995 con el fin común de luchar para cambiar la realidad en que viven, generar conciencia ambiental y una transformación de las estructuras de la sociedad argentina que continúa excluyéndolos y negándoles la soberanía de la tierra que los vio nacer. Son más de dos mil familias que llevan una vida sustentable basada en el esfuerzo del trabajo diario, el respeto por la naturaleza y el resto de los hombres. Entre las actividades que realizan se encuentran la producción agrícola, la cría de animales, la comercialización de carnes de llama, hilados, tejidos y artesanías. Red Puna no sólo se limita a la producción, sino que posee áreas de formación, capacitación e intercambio. En el marco de la Tercera Bienal que realizó la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires (FADU), el pasado viernes la Asociación visitó la institución para presentar un programa de residencias para los alumnos de la Carrera de Diseño que se desarrollará en el 2018.

Eugenia Gutiérrez es jujeña, trabaja hace más de treinta años elaborando artesanías y actualmente es la presidenta de la Cooperativa La PUNHA Integrada (Por Un Nuevo Hombre Americano). Fue una de las fundadoras de Red Puna de la cual es coordinadora. “Antes de Red Puna la mayoría de nosotros ya estábamos alineados en diferentes organizaciones. Los líderes de esas agrupaciones nos unimos en una red porque perseguíamos los mismos objetivos: el cuidado del medio ambiente, el reclamo por las tierras que nos fueron expropiadas y los títulos que el gobierno nos niega”, explicó Eugenia.  La Red Puna funciona de manera horizontal y democrática con un cronograma de reuniones en donde discuten y toman las decisiones entre todos. “Tenemos reuniones mensuales en Red Puna, que se hacen en Tilcara, Abra Pampa o en La Quiaca, vamos rotando”, contó Estela Martínez, otra de sus miembros. “Fijamos los puntos estratégicos, objetivos a largo y corto plazo”, agregó Eugenia.

Eugenia sonriendo a la cámara en un aula de FADU-UBA

En la Red Puna los objetivos son comunes: el cuidado del medio ambiente, el reclamo por las tierras expropiadas y los títulos que el gobierno les niega.

En los comienzos de la Red Puna los técnicos, agrónomos e ingenieros de la  Asociación para la Producción Integral (API) asesoraron a los miembros sobre cómo mejorar el trabajo con el empleo de técnicas más eficientes, también sobre cuestiones legales y económicas. “Con el tiempo, los API -como los llama Eugenia- hicieron su propio camino porque como son técnicos consiguieron otros trabajos en las distintas provincias. Pero nosotros ya quedamos formados y tuvimos mucha capacitación”, dijo Eugenia con añoranza. En Red Puna siempre quieren mejorar y por eso buscan nutrirse de aquellos profesionales que se acercan a sus organizaciones. “Nosotros no tenemos la escuela ni la universidad cerca, pero seguimos aprendiendo para poder defender nuestros derechos”, remarcó.

“Red Puna sostiene valores como el trabajo social y el respeto entre pares. Nos ponemos de acuerdo sin pisotear al otro porque sé más, la escucha y el diálogo son muy importantes para lograrlo”, destacó Eugenia mientras observaba a sus compañeras detrás de los puestos que exhibían sus artesanías al público. “Poder sostener nuestra cultura y salir adelante con el empleo de los recursos naturales de nuestra zona es nuestro propósito. Pero lo hacemos con respeto, porque cuando sacamos la planta lo hacemos racionalmente, no deforestamos y dejamos un campo que luego no pueda proveer de oxígeno para el medioambiente”, explicó la fundadora,  indignada ante la escasez de políticas de protección ambiental.

Cuatro mujeres destiñendo una remera en el medio de la Bienal en FADU-UBA

La Red Puna está conformada por treinta y dos organizaciones de comunidades aborígenes.

Un potencial cliente se acercó al puesto que atendía Eugenia, quien le explicó que sus productos se diferencian de los industriales por la forma en que los hacen. “Lo que elaboramos es algo autóctono y único. Nuestras prendas tienen un trabajo manual y artesanal”, subrayó Eugenia con orgullo. Lo cierto es que a las tejedoras les lleva un día entero confeccionar diez mantas, mientras que la fábrica puede producir más de mil al día. “El producto de fábrica se hace con otro hilo, mezclado con una fibra sintética. Nosotras trabajamos con todo material natural, utilizamos pelo de llama que nosotras mismas criamos y le damos tintes naturales. Lo nuestro tiene otros valores, tiene historia”, agregó Eugenia mientras acariciaba unas suaves bufandas tejidas a mano de colores brillantes. Estela Martínez es de la comunidad aborigen de Escobar Tres Cerritos y miembro de la Asociación de Pequeños Productores de la Puna desde hace veinte años. “La elaboración del producto la hacemos desde cero. Yo soy criadora de llamas, las esquilo, después hago el hilo y por último elaboro las prendas”, detalló Estela. Siempre estuvo en contacto con la naturaleza y los animales. Aprendió el oficio cuando era una niña viendo a sus abuelos y a su madre. “Ellos vivían de eso y ahora yo también. Pero mis hijos no heredaron eso. Ellos estudian, les gusta más el pueblo, por eso se fueron a La Quiaca”, contó con tristeza. Estela espera que tal vez sus nietos retomen la tradición. Ella no piensa dejar el campo porque dice que criar llamas es su vida. Sin embargo, si se presenta la oportunidad de venir a Buenos Aires, por un tiempo, para incorporar conocimientos que mejoren su labor, está predispuesta para hacerlo.

Verónica Pasa es de la Quebrada de Humahuaca e ingresó en el 2002 a la Red Puna, a través del área de jóvenes, pero conoció la organización a partir de un taller de género sobre tejido. “En mi comunidad siempre me juntaba con señoras grandes que participaban del taller. En ese momento, estaba cobrando un plan y me exigían que realizase algún proyecto productivo, entonces empecé a hilar y después a tejer. Más tarde me uní al espacio de artesanía”, contó Verónica. La inquietud, el querer mejorar y progresar la motivó a seguir adelante con el proyecto. Ahora es una de las coordinadoras en el área de venta. “Desde chica aprendí a tejer porque mi padre era telero y mi madre hilaba, hacíamos alfombras y chalecos. Era una tradición en mi familia, pero necesitaba un impulso. Cuando era joven no tenía tanta necesidad, pero cuando fui mamá, me vi en la necesidad de generar un ingreso. Busqué la forma de trabajar sin descuidar a mis hijos, mientras hilo o tejo los puedo tener a mi lado”, reflexionó. El relato fue interrumpido por una señora que se acercó para preguntar por un cuello y unos gorritos. Tras concretar la venta, Verónica prosiguió: “Mis hijos tienen diez y trece años, son chiquitos. Hoy no sé si quiero que sigan con la tradición, prefiero que estudien. Yo terminé de grande la secundaria y no me gustaría eso para ellos”. Para Verónica, sus compañeras también son una motivación. Muchas de ellas son mamás solteras que necesitan una mano y está siempre dispuesta a ayudarlas. “Quiero estar con ellas y serles útil. La necesidad te obliga a formar un grupo y a apoyarnos entre nosotras. Actualmente somos diez chicas que nos reunimos todos los miércoles para intercambiar conocimientos y consejos. Tenemos catálogos con moldes que vamos construyendo entre todas, vamos mejorando la calidad de nuestros productos, enseñamos a teñir a las que no saben para que puedan hacerlo solas cuando algún cliente le pida determinado color, nos vamos capacitando todo el tiempo, no es que nos la sabemos todas”, contó con una sonrisa que sostuvo durante toda la conversación. Para Verónica no existe la competencia son sus pares, pero sí con la mercadería que viene importada del Perú, porque es más barata.

Ronda de personas tiñiendo lo que parece ser hilo en una olla.

«La necesidad te obliga a formar un grupo y a apoyarnos entre nosotras».

Nélida Aurora Arequín es una mujer callada y tímida, pero con toda una vida de experiencia en artesanías. Trabaja hace ocho años con la Red Puna, pero desde muy chica aprendió el oficio.  “Mis padres han sido criadores y mi abuelita tejedora. Un poco me enseñaron ellos, otro poco aprendí viéndolos y también me capacité”, narró mientras preparaba los ingredientes y los recipientes que se utilizaron más tarde en el taller de tintes naturales. Conoció Red Puna a través de Langosta, una comunidad indígena de la cual es parte. “Me gusta tejer y el tejido lo tomé como lo nuestro. Hacer este trabajo significa no perder la tradición, pero también es nuestro sustento de vida”, concluyó.

Martín Churba es un diseñador que trabaja en moda y textil hace veinte años. Conoció Red Puna hace diez años en un viaje turístico al Norte del País a través de Liliana Martínez, que estaba realizando un trabajo de campo en Tilcara para atender el estado de urgencia de los habitantes, producto de la lejanía que les impedía desarrollarse económicamente. “Cuando me encontré con esta organización, sus integrantes estaban muy seguros de qué era lo que querían y qué necesitaban para lograrlo. Yo pasé por una especie de taller y por casualidad me encontré con una reunión mensual que llevan a cabo para ordenar su trabajo y me preguntaron si yo era diseñador. Cuando les respondí que sí enseguida me plantearon que necesitaban un diseñador para mejorar la calidad de las artesanías que elaboraban y revalorizarlas”, contó Churba. Red Puna había presentado un proyecto para hacer cursos de capacitación al Ministerio de Desarrollo Social pero les exigían una currícula para su financiamiento, con ayuda de profesionales de distintas disciplinas se presentaron, pero no prosperó. Finalmente pudieron sacar adelante el proyecto de capacitación con el apoyo de fondos internacionales después de que Red Puna se presentara en un concurso y quedara seleccionada. Los financistas apostaron por la organización y decidieron que en lugar de ser un año de capacitación fueran tres.  Las áreas en las que se focalizaron fueron diagnóstico y resolución de problemas urgentes; capacitación en técnicas y marketing y comercialización. “Hoy se puede decir que Red Puna es una organización independiente de nosotros y de todo, son ellos los que toman las decisiones, diseñan, producen y tienen dos locales para la comercialización de sus productos”, dijo Churba.

Mujer tejiendo en una de las aulas de FADU-UBA.

“Red Puna sostiene valores como el trabajo social y el respeto entre pares», destacó una de las integrantes.

La mujer en la red

Liliana Martínez, ingeniera agrónoma y partícipe de Red Puna explicó que decidieron armar un área de género porque querían formar una sociedad más justa. “Empezamos a trabajar las relaciones de desigualdad entre varones y mujeres al interior de esas organizaciones. Pronto las mujeres se fueron empoderando y actualmente son dirigentes de la red. En el camino nos dimos cuenta de que faltaba algo, la pata económica. Todas ellas esquilan, hilan, tejen y querían mejorar sus artesanías. Los precios eran muy bajos y las ventas no mejoraban. En ese punto nos encontramos con Churba. El trabajo que realizamos en conjunto fue muy construido, conversado y a la medida de las necesidades de la gente, así desarrollamos un plan para revalorizar la labor de las artesanas y fue la manera de hacer el proyecto de todos y todas”, explicó Liliana.

“Hemos ido empoderándonos de nuestros lugares, muchas de nosotras somos dirigentes. Si tenemos que viajar lo hacemos, estamos dispuestas a enfrentarnos a la vida. Cuando nos capacitamos desde el área de género no sólo lo hacemos para el trabajo, sino también para nuestra familia, para criar mejor a nuestros hijos. Si no sos feliz en el trabajo es  porque no sos feliz en tu familia y tu familia es primero”, reflexionó Eugenia que cumplió 56 años y hace treinta que realiza un trabajo social con la Cooperativa PUNHA. “Antes era diferente. Puedo contarlo desde mi propia experiencia. A los 20 años yo no podía ni hablar con la gente, me agachaba, no la miraba a los ojos. La gente allá en la Puna es muy sumisa y por eso la estamos preparando, no es que carezcan de valores, sino que nuestra cultura misma es así. Nuestros padres y abuelos fueron muy duros, nos decían mejor quedate callada y la situación que vivieron nuestros antepasados con los terratenientes, también nos hizo ser como somos. Pero hoy es diferente, jamás pensé que iba a ser capaz de estar frente a un micrófono, ahora sí”, sintetizó Eugenia con una mirada fuerte y con voz firme después de dar una conferencia junto a Churba en la FADU.  

Conservación del patrimonio

El Fondo Nacional de las Artes (FNA) junto a Red Puna y el diseñador Martín Churba se encuentran proyectando un programa de intercambio para alumnos y docentes de la Facultad de Diseño y Arquitectura (FADU) que se desarrollará el próximo año.

“Son los artistas de ayer los que financian a los de hoy. Estamos muy contentos de la presencia de Red Puna en la Bienal y esperamos que a raíz del programa se pueda generar espacios de encuentro entre el mundo de las artesanías, el diseño y el patrimonio, promovido a través de las residencias artísticas y los espacios de intercambio entre las distintas disciplinas”, explicó Carolina Biquard, presidenta del FNA en la Bienal de Diseño organizada por la FADU.

Llamas de peluche hechas con hilo y alpaca expuestas en una mesa.

Entre las actividades que realizan, las artesanías son más más visibles.

Eugenia también habló sobre las residencias: “Somos una organización que siempre tuvo las puertas abiertas, hemos hecho muchas pasantías con el Movimiento Campesino Indígena desde las distintas universidades. Churba fue también una gran influencia para que decidiéramos hacer este programa de residencias con los estudiantes de Diseño (FADU) ya que nos puso en contacto con muchos diseñadores en otras ocasiones. Seguramente los estudiantes puedan obtener de nosotros la experiencia de hacer algo de una forma en las que nunca se deben haber imaginado que se podía realizar y principalmente un trabajo a tierra, directo. A su vez, nosotros esperamos aprender de ellos la teoría y la técnica para poder llevarla luego a la práctica. Si nosotros le damos una mano y ellos nos dan otra, sé que todos podemos salir adelante.”

“Yo me encontré con Red Puna a partir de una pasantía que realizábamos con los alumnos de la Facultad de Agronomía. Consideramos que es muy rico que la universidad se acerque a otro campo distinto al que está acostumbrada. Todos esos años de convivencia y aprendizaje dentro de la Red Puna fueron lo que nos motivó a organizar este programa de residencia con los estudiantes de la FADU. Creo que el proyecto les permitirá a los alumnos, mientras se están formando, conocer otras realidades, obtener otros saberes como los de los artesanos y así enriquecer su carrera y trayectoria como diseñadores. Por su parte, el alumnado y los docentes pueden brindarles ciertos conocimientos más teóricos y de técnica, miradas distintas sobre el mundo de la moda, generando así un intercambio”, expresó Liliana Martínez.

Priscila es una investigadora de puntos de telar mexicana que hizo una residencia en Red Puna tras haber sido contactada por Churba para enseñarle sus técnicas a las tejedoras. “Cuando me pidieron que fuera a mostrar a los teleros de Jujuy lo que yo hacía, me quedé en shock porque no sabía qué le iba a poder brindar a ellos. Tuve miedo de violentarlos porque era como meterme donde no me llamaban. Luego me encontré con que ellos tienen toda esa cultura y son unos teleros impresionantes, son maestros que manejan el telar desde que nacieron. Observé mucho sus técnicas que van pasando de generación en generación.  Y aunque es cierto que en una parte de su historia todo eso se truncó, ahora están intentando recuperarla. Lo que yo aprendí de ellos fue muchísimo más de lo que yo les enseñé. Son personas que aprenden muy rápido y siempre te piden más. Esta retroalimentación entre comunidades es muy importante para los estudiantes, para los miembros de la red y para el país en los tiempos que corren. Es importante que todos entiendan que esto no es un hobby, que es un oficio y pueden hacer de eso una salida laboral”, reflexionó Priscila.

Una mujer exponiendo sus tejidos en una de las aulas de FADU-UBA

En los comienzos de la Red los técnicos, agrónomos e ingenieros de la Asociación para la Producción Integral (API) asesoraron a los miembros sobre cómo mejorar el trabajo con el empleo de técnicas más eficientes, también sobre cuestiones legales y económicas.

Taller de tintes naturales

La presentación del proyecto de intercambio con la FADU y de acercamiento con las tejedoras de la Red Puna finalizó con un taller de tintes naturales que se llevó a cabo al aire libre. Primero formaron un semicírculo frente a dos ollas grandes llenas de agua, calentadas por dos mecheros, y un caballete en los que reposaban los ingredientes: cochinillas, semillas de achiguete, limones, ceniza, botellas cortadas como recipientes, una remera vieja que servía de colador y dos cucharas de madera para mezclar.

Las teñidoras explicaron paso por paso las técnicas ancestrales que emplean para elaborar la mezcla que da como resultado los tintes naturales que utilizan para pintar sus tejidos. Luego, todas tuvieron la oportunidad de teñir un atado de hilo de llama con ambas preparaciones para ver los resultados. Mientras penetraba el color en los hilos, las aprendices escuchaban atentamente las anécdotas que Eugenia y Verónica relataban y solo las interrumpían para hacerles preguntas al respecto. De pronto, se dio un interesante intercambio entre una de las alumnas de la Facultad y las teñidoras sobre tintes artificiales y naturales, que finalizó en una invitación a la joven para visitarlas en los talleres.

“El trabajo lleva mucho tiempo porque una vez que esquilamos al animal y lo lavamos, debemos separar pelo por pelo, retirando la cerda, que es el pelo grueso y que pica en las prendas. El pelo se esquila año por medio porque es necesario que crezca como mínimo siete centímetros. Solo sirve el pelo del lomo y los laterales. Lo que sobra lo usamos de relleno para las llamitas que hacemos de adorno”, explicaba Eugenia mientras Estela revisaba los atados. El olor que emanaban las ollas era dulzón. El color que tomaron los pelos de llama era anaranjado en aquellos atados teñidos con achiguete, y rojizos en los de chinchilla. Retiraron los hilos de las ollas, los escurrieron y enjuagaron unas cinco veces. Después los extendieron en una soga para que se secasen al sol.

Mientras se secaban los hilos, se les adelantó a los alumnos algunas condiciones para obtener la beca para la residencia en la Puna: “Para inscribirse, como el cupo es limitado, se hará un concurso en el que deberán plantear un proyecto de residencia para participar del programa. Se van a tener en cuenta desde la FADU aquellos proyectos que entiendan las diferencias culturales y de idiosincrasia. Los proyectos que planteen la activación de esas potencialidades, aquellos que demuestren querer conocer más del ambiente natural, de la artesanía de la Puna y vivir una experiencia en el lugar, serán los seleccionados. Este taller fue el inicio de este proyecto para que lo conocieran.  Para fin de año esperamos haber seleccionado a las personas que harán el primer viaje. Y se estaría desarrollando en el 2018”.

 

Actualizado 23/08/2017

Aparición con vida

Aparición con vida

El reclamo por la desaparición de Santiago Maldonado finalmente llegó a Buenos Aires. Bajo una llovizna incipiente, miles de personas exigieron este lunes frente al Congreso de la Nación la “aparición con vida” del joven desaparecido el 1º de agosto durante el operativo represivo de la Gendarmería a la comunidad mapuche Pu Lof de Cushamen, en la provincia de Chubut.

En un clima de enojo y tensión, Germán, hermano de Santiago, apuntó contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Debe renunciar”, subrayó. “Estamos convencidos de que a Santiago lo desapareció la Gendarmería. El gobierno debe dar una respuesta porque cada minuto que pasa es una angustia terrible”, completó.

Aunque la marcha coincidió con la masiva movilización por San Cayetano a Plaza de Mayo, el reclamo sumó a los organismos de Derechos Humanos y diferentes fuerzas políticas. Esos sectores volverán a movilizarse el viernes frente a la Casa de Gobierno.

Grupo de personas levantando carteles pidiendo por la aparicion con vida de Santiago Maldonado.

Miles de personas exigieron la “aparición con vida” de Santiago Maldonado el último lunes.

Ante el Congreso Nacional se improvisó un escenario sobre un camión. Allí, la familia de Maldonado y luego referentes de las agrupaciones convocantes exigieron una respuesta al gobierno nacional, en particular a la ministra Bullrich. “Creíamos que habíamos terminado con la desaparición de personas. Ellos saben dónde están”, advirtió Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo.

Antes del acto, los organismos de Derechos Humanos ya habían accionado por la vía legal, a través de la presentación en el Juzgado Federal de Esquel de tres recursos de habeas corpus y el pedido de intervención a la Comisión contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas. Ese organismo internacional respondió con un reclamo de “acción urgente” del Estado frente al caso.

Letras separadas en el asfalto que dicen "Santiago donde estas?"

Santiago desapareció el primero de agosto luego de un operativo de Gendarmería Nacional.

La ministra de Seguridad fue blanco de las críticas porque en las últimas horas puso en duda la presencia de Maldonado cuando la Gendarmería irrumpió en la comunidad chubutense. Además, amenazó directamente a los mapuches este martes cuando declaró: “No vamos a permitir un Estado autónomo mapuche en territorio argentino”.

En la misma línea de la respuesta del gobierno nacional, el Juzgado Federal de Esquel sostuvo que “no  se  ha  corroborado  que Santiago  Maldonado  haya  sido detenido  por  la  Gendarmería  Nacional  Argentina  en  el procedimiento que realizó el 1º de agosto”.

Consultado por ANCCOM, el titular del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbistky, tildó la respuesta del Estado de “miserable”. “La ministra de Seguridad ha puesto en duda que Santiago haya estado en la comunidad, cuando hay decenas de testigos que lo vieron”, puntualizó.

El hermanos de Santiago Maldonado frente al micrófono

Germán Maldonado, hermano de Santiago, apuntó contra la Ministra de Seguridad y dijo que debía renunciar.

En el mismo sentido se expresó Elizabeth Gómez Alcorta, abogada especialista en derecho indígena, defensora de Milagro Sala e interviniente en este caso: “Al menos tres testigos vieron un grupo de gendarmes golpeando a un joven en el piso. Inmediatamente después vieron ingresar al territorio una camioneta de Gendarmería blanca con rombos verdes. Abrieron la puerta de atrás de la camioneta, ingresaron algo y esa camioneta salió para la ruta 40 camino a Esquel”, puntualizó.

El acto terminó pasadas las 19:00. Poco después, y cuando los manifestantes ya se estaban dispersando, un pequeño grupo de encapuchados que no habían llegado con ninguna organización protagonizó un confuso episodio, cortó la avenida Callao y se enfrentó con la Policía al grito de “viva la anarquía” y “muerte al Estado”.

Actualizado 08/08/2017