Cara y ceca de un instituto hecho billete

Cara y ceca de un instituto hecho billete

El Banco Central anunció la próxima impresión de billetes de dos mil pesos, en los que aparecerá el Instituto Malbrán como reconocimiento por su tarea enfrentando al coronavirus. Los trabajadores del Malbrán piden que el reconocimiento también sea en el salario.

 

El pasado 3 de febrero, el Banco Central publicó un comunicado en el que daba a conocer la impresión del nuevo billete de dos mil pesos, donde figurarán imágenes de la primera médica argentina, Cecilia Grierson, el sanitarista y exministro de Salud Ramón Carrillo y el Instituto Malbrán, en conmemoración al “desarrollo de la ciencia y de la medicina en la Argentina”.

Con esta acción, la entidad monetaria tuvo un gesto de reconocimiento a quienes trabajan dentro del Instituto Malbrán ya que “los y las profesionales que hoy cumplen tareas en esta institución fueron los responsables de realizar los análisis y detectar los casos de coronavirus durante los tiempos más duros de la pandemia”.

Flavio Vergara, técnico en Virología en el Malbrán, vocal del Consejo Directivo y director, en ATE Nacional, del Departamento de Negociación Colectiva, consideró este acto como un reconocimiento de dos facetas en donde la primera “es la de un gobierno popular que efectivamente identificó a la institución como señera en la salud pública que se hizo muy visible producto de lo que fue la pandemia de covid-19”. 

“La aparición de la institución en el billete causó impacto en el conjunto de los trabajadores del Malbrán. La noticia enseguida invadió los grupos de WhatsApp de los compañeros y las compañeras y todo el mundo dijo: ‘Mirá, qué bueno, aparecemos’. Pero inmediatamente surge esta cuestión: ‘Qué bueno que nos reconozcan, qué importante que esto pase, cuánto de bueno sería poder cobrar muchos de esos billetes en el salario’”, señaló el directivo en diálogo con ANCCOM

 

Debajo de la línea de pobreza

Hoy, un trabajador del instituto en el sector de mantenimiento gana entre 80 y 100 mil pesos. Su salario equivale, promediando, a 45 de los billetes donde figurará la entidad para la que trabaja. Por su parte, un administrativo que recién ingresa gana 110.117,40 pesos brutos. Según el INDEC, la Canasta Básica al 17 de enero de 2023 tiene un valor de 152.515 pesos. Ambos empleados se ubican por debajo de la línea de pobreza.

“En esta última paritaria tuvimos un aumento del 116 por ciento para los que menos reciben, y más de 150 por ciento para quienes más reciben de aumento. De todas formas, eso es estar por encima de la inflación:pero igual no te alcanza. Cada vez que la inflación le gana al salario se arrima un poco para que no se descalabre todo, pero nunca es ganancia”, detalló el dirigente. 

 Los salarios en bruto del resto de las y los trabajadores a partir del 1º de enero de 2023 (cumpliendo presentismo) divididos por categoría se encuentran en los siguientes montos:

 Técnico (D Grado 0 + Función Específica Científico Sanitaria): $ 171.995,64 

  • Técnico (C Grado 0 + Función Específica Científico Sanitaria + Capacitación Terciaria): $ 226.626,40 
  • Profesional Asistente Grado 1 + Suplemento Científico Sanitario: $ 279.872,65 
  • Profesional Superior Grado 10 + Suplemento Científico Sanitario: $ 730.325,69

 “Durante la pandemia nos estuvimos moviendo para que nos reconozcan por la tarea científica, porque nosotros como Malbrán éramos reconocidos como salud solamente y no como ciencia. En ese momento, conseguimos que nos reconozcan con una especie de adicional de salario científico que era el 45 por ciento del salario. No era mucho, pero fue el inicio. Ahora eso aumentó al 60 por ciento, los profesionales cobraron un 30, pudimos meter un montón de mejoras. Logramos regularizar a varios compañeros y pasarlos a plantas permanentes. Este mes empiezan casi 300 concursos de profesionales, que es prácticamente la totalidad de los que tenemos contratados. Entre mayo y junio estaríamos regularizando a todos los profesionales que tenemos en la casa. Y además, tenemos también otra tanda de concursos para pasar a plantas los laburantes que son de otro convenio colectivo, que no son profesionales”, indicó Vergara.

Del presupuesto cero al compromiso 

Si bien durante la pandemia fueron señaladas ciertas condiciones en las que trabajaban los empleados del instituto, como las largas jornadas laborales y obras sin terminar, algunos problemas persisten. No obstante, hoy existe un nivel de inversión en obra de infraestructura sin precedentes. 

“Tenemos un presupuesto para equipamiento muy alto, que actualmente se divide en 50-50 entre salario y equipamiento de infraestructura y funcionamiento. Si bien la expectativa es la construcción de nuevas y grandes obras, siguen coexistiendo con laboratorios viejos que están laburando en malas condiciones. Hasta que no se concreten esas obras, se sigue trabajando en un lugar que está mal”, explica Vergara y da un ejemplo: el Laboratorio de Virus Respiratorio, fundamental en la pandemia por su responsabilidad primaria, todavía sigue siendo el mismo que durante el contexto epidémico. “Ese lugar -continúa- tiene un nivel de hacinamiento complejo, donde de las nueve personas que trabajan ahí, siete lo hacen de manera precaria”.

Ahora bien, las condiciones de trabajo en cuanto a insumos de bioseguridad, que son los que garantizan el cuidado durante la actividad, actualmente se encuentran cumplidas. Si bien, a raíz del “presupuesto cero” del macrismo, en la pandemia existieron algunas dificultades, la situación se pudo regularizar: “Hay un compromiso altísimo”. 

Los avances sobre un reconocimiento material del instituto Malbrán y sus trabajadores se chocan con una historia de vaciamiento y desguace económico e ideológico que presenta un problema en términos de pérdida de capital intelectual. “Por los salarios o por las condiciones, no se puede retener a la gente, entonces algunos se van: unos afuera, otros al ámbito privado y muchos se van a universidades u otras instituciones”. A lo largo del tiempo, la supervivencia de la institución se debió a una resistencia sólida y organizada. 

 

El recorrido de una resistencia sistemática

En sus 106 años de historia, el Malbrán atravesó muchas crisis, entre las que sobresalen la dictadura militar de los años setenta, los gobiernos neoliberales de la década de 1990, el desfinanciamiento del macrismo y la reciente pandemia del covid-19. Por sus laboratorios pasaron importantes figuras de la ciencia como los tres primeros Nobel de la Argentina, Bernardo Houssay, César Milstein y Luis Federico Leloir.

“El derrotero institucional se caracteriza por dejar a la deriva a una institución pública que se ve todo el tiempo sujeta a los vendavales de los ajustes y de las persecuciones. Sin embargo, la institución sobrevivió, además de porque hubo gobiernos que trataban de impulsar políticas, porque hubo una resistencia sistemática y organizada de parte de las y los trabajadores”, explicó el vocal. 

Con la dictadura, el Malbrán se vio embestido no tanto a la persecución, sino fundamentalmente al silenciamiento. Si bien no había trabajadores que tuvieran reconocidos niveles de militancia como para ser perseguidos, algunos fueron amenazados, aunque no desaparecidos. “Lo que sí hubo es un plan sistemático de desguace”, subraya. 

Entre 1976 y 1977, la viruela fue erradicada del mundo. En ese entonces, el Malbrán producía la vacuna que fue utilizada en todo el planeta, la misma que se utilizó en Inglaterra cuando se produjo un brote en Inglaterra tras la fuga del patógeno. En la vuelta de la democracia, ya no quedaba ningún laboratorio de producción de vacunas en pie. “Desguazaron todo, desaparecieron las máquinas, la gente que laburaba o se fue o migró o quedaron ahí. Esto hace a una institución que construía soberanía, que construía salud, valga el doble ejemplo, conciencia nacional”, contó Vergara. 

“Hubo que remar desde lo que había quedado para volver a instalar una idea de que la salud pública era un valor y que la institución tenía un prestigio histórico que podía sobrevivir. Era todo una cuestión difícil de hacer, había que pasar la posta de la mística institucional que se iba pasando de generación en generación”, continuó. 

En ese contexto, el alfonsinismo no logró constituir un escenario propicio. Si bien hubo algunas mejoras, luego se desbarató todo con un ajuste. Y, seguidamente, se siguió agudizando con la llegada del menemismo: “Fue una situación catastrófica. El ajuste fue brutal y hubo 101 despidos sobre un total de 750 trabajadores. Eso dio origen a la organización de una toma en el Malbrán que duró seis meses”, recordó el paritario. 

Durante ese semestre, la lucha de los trabajadores del Malbrán fue coexistente con la Carpa Blanca docente, con la diferencia de que si bien también contaban con mucho apoyo, eran alrededor de 200 personas las que se organizaban. Fue en ese tironeo de duros meses que pudieron poner en valor la importancia estratégica de la institución, que se discuta: “No aparecimos en el billete, aparecíamos en las paradas de colectivos. Nadie sabía qué era ese edificio viejo que estaba todo roto hasta ese momento”, rememoró Vergara y seguidamente, el triunfo de esa toma.

Al terminar el mandato macrista el presupuesto del instituto estaba dividido en un 90% destinado a salario y un 10% disponible para funcionar. Esta cifra no es la expresión de salarios altos sino que refleja la falta de dinero para la actividad científica. En este marco el Malbrán inició la pandemia. “El microscopio  electrónico estaba roto, las máquinas no andaban, teníamos problemas edilicios de todos los estilos, con situaciones salariales catastróficas. Los trabajadores habían perdido un 65 por ciento del poder adquisitivo del salario, como casi todo el mundo pero un poco más”. 

 “Evidentemente hay una mística institucional que atraviesa a los integrantes que forman parte de ella y la engrosan. Eso hace que se sobreviva a momentos de vaciamiento económico e ideológico, porque hay una llama encendida por abajo que no puede brillar afuera pero que en algún momento aflora. La mística se da cuando hay un grupo humano que cree en los colectivos y en un proyecto de salud. Si bien el presupuesto es fundamental, sin ideología de lo que tenés que hacer, sin conocimiento y sin compromiso, no alcanza”, concluyó. 

«¿Qué puedo hacer con 30.000 pesos?»

«¿Qué puedo hacer con 30.000 pesos?»

El sector de la limpieza es uno de los más precarizados del mercado laboral. Sueldos por debajo del salario mínimo, maltratos y un sinfín de derechos vulnerados. La indignante realidad que viven las trabajadoras de una empresa del conurbano bonaerense.

Tania, una ex empleada de limpieza que prefiere resguardar su nombre, cuenta que un día estaba por empezar su jornada laboral en una zona acomodada de San Isidro, hasta que sonó su teléfono. Su hija no había llegado a la escuela, pese a que sí había salido de su casa. Angustiada, Tania le pidió permiso a su empleador para ir a buscarla. La respuesta fue negativa. Más tarde, tras enterarse que su hija estaba bien, la supervisora fue a verla con la falsa suposición de que Tania se había retirado y la retó como si fuera una niña.

Esta historia de maltrato es una de tantas dentro del Grupo ECA, una empresa ubicada en San Isidro, una de las localidades más ricas de la provincia de Buenos Aires. La compañía ofrece servicios y personal de limpieza a clientes corporativos. Dos años atrás, luego de tener problemas con la prestación a Supermercados Coto –que ya no se encuentran dentro de su lista de clientes–, la empresa cambió su nombre de Sislim a ECA. Un detalle que parece insignificante, pero que afectó los aportes de las empleadas que perdieron antigüedad.

“Era un mal servicio, las empleadas no sabían usar las máquinas. Nosotros contratamos a una empresa de limpieza, se supone que ellas tienen que manejarse. No las mandan a trabajar, sino a completar horas. Cuando se manejan así o nos enteramos de malos tratos, lo que se hace es cortar lazos”, explica Hugo, gerente de una de los locales de Coto que trabajó con ECA. 

Otro gerente, pero de la cadena de cines Showcase, cliente actual de la empresa, cuenta que a las empleadas de ECA les pagan mal y las cambian permanentemente de lugar de trabajo. Esa es la normalidad para este rubro, dice. Limpiando en uno de los cines está Eva, vinculada a ECA desde hace dos meses, que afirma estar satisfecha con las condiciones laborales. “Hasta ahora no me han cambiado de sitio, trabajo ocho horas fijas con un franco semanal. Antes trabajaba en una clínica, ahí limpiaba todo un piso y era horrible, aquí estoy bien”. El sueldo de Eva es de 70 mil pesos mensuales. Ella es cabeza de hogar y tiene tres hijos, sin ninguna ayuda del padre de los niños. Y si bien su familia no está debajo de la línea de indigencia (poco menos de 60 mil pesos), sigue estando lejos de superar la de pobreza (125.000 pesos).

Milagros tiene 23 años y es oriunda de Posadas. Allí su familia está conformada por sus padres y siete hermanos más. Terminó el colegio a los 17 años. A los 20, por la necesidad de trabajo, llegó a Buenos Aires junto con su pareja. “Tomar la decisión de viajar fue muy difícil, vine con la ropa puesta y el pasaje. La idea era solo por un tiempo, un año, juntamos plata y nos volvemos, pero en todos lados está muy difícil. Pasó un año, dos, tres y seguimos acá. Extraño mucho mi provincia, cada vez que puedo voy a visitar a mis hermanos”, cuenta.

Durante el año que trabajó para ECA, específicamente en Coto, Milagros recuerda: “Un día te mandaban a Tigre y el otro a Núñez, nunca sabía dónde iba a trabajar”. El paso inmediatamente posterior a la contratación es ir a limpiar, ECA no brinda ninguna capacitación, lo que genera una lógica insatisfacción en el cliente por un mal servicio, y quienes deben soportar las críticas son las empleadas. “En mi primer día, fue el portero del local quien amablemente me enseñó dónde estaban las cosas y medianamente me presentó el lugar. En la empresa me soltaron así, sin más”, relata Milagros. 

Sonia, de 37 años, otra de las exempleadas de ECA que pide reservar su nombre real, se queja del trato de la empresa hacia ellas. Cuando tienen alguna consulta o reclamo, dice, la respuesta es ignorarlas. “Todos se pasan la pelota y no te resuelven nada. Hace poco pregunté si era posible que me adelantaran las vacaciones para enero, por el horario de mis hijos. La supervisora no me respondió así que fui a la oficina, donde me terminaron diciendo que yo no podía ir a exigir cosas y me sacaron de ahí. Yo sólo quería saber si era posible eso”.

Eso sí, cuando se trata de perseguirlas y hostigarlas, el Grupo ECA es muy expeditivo. “La supervisora ve un papel en el suelo y en vez de decirnos que lo levantemos, pone la queja con la empresa y dice que el lugar está todo sucio”, expresa Susana, actual empleada de 36 años.

Un estudio elaborado en 2021 por la Universidad Nacional de Avellaneda y la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral da cuenta de la situación general que viven las y los trabajadores. Seis de cada diez han sufrido algún tipo de acoso laboral. La violencia simbólica fue el factor que más menciones tuvo (78 por ciento), seguido de situaciones ligadas a la discriminación (67), y, finalmente, a la violencia sexual (52) y física (35). Sólo tres de cada diez hicieron la denuncia respectiva. La violencia es mayor contra las mujeres y no binaries. El 43,5 por ciento de los varones sufrió violencia, el 65,5 de las mujeres y un 87,6 de no binaries. Las mujeres que sufrieron violencia sexual en espacios de trabajo fueron el 59.5 por ciento.

A esta violencia concreta que atraviesa a todo el sector del trabajo, hay que agregar la económica. Los pagos y la entrega de los insumos son dos aspectos de permanente incertidumbre para las empleadas de ECA: nunca saben ni cuándo van a cobrar, puede ser el 6 o el 15 o el 20 del mes, y a veces se quedan sin los productos de limpieza y no obtienen ninguna respuesta de la supervisora. Helena y Larisa, otras dos empleadas de 21 años ambas, fueron obligadas a firmar un documento, contra su voluntad, bajo la amenaza de despido inmediato y que establece que, si ellas hacen “algo mal”, la empresa tiene el derecho de echarlas sin indemnización. Cualquier día pueden encontrarse sin trabajo.

“De un día para otro te llaman y te cambian el horario de ocho a cuatro horas, a mí me lo hicieron”, dice Larisa. Por su parte, Helena teme que le quieran reducir a cuatro horas. “Si me recortan, también me recortan el salario a una miseria, ¿qué puedo hacer con 30.000 pesos?”, se pregunta. Ella, además, trabaja los fines de semana como moza para llegar a fin de mes. No tiene días libres. Esto no parece afectarla, conserva la esperanza en el futuro y cuenta que quiere seguir una carrera universitaria que le otorgue estabilidad y seguridad.

Al acceder a un recibo de sueldo, advertimos que la remuneración por ocho horas de trabajo es de 49.292 pesos más el adicional por presentismo que alcanza los 10.255 pesos. O sea que técnicamente cobran menos que un salario mínimo, que hoy asciende a poco más de 60 mil pesos. Hay que subrayar que el presentismo, según el propio Ministerio de Trabajo, es un “adicional voluntario que otorga la empresa, al margen del sueldo básico, los pagos a cuenta de futuros aumentos, otros adicionales otorgados voluntariamente por la empresa y de los otros conceptos fijados en el Convenio Colectivo de Trabajo”.

El sueldo de las empleadas de ECA –así como el de millones de trabajadoras– se traduce en dependencia económica de otros familiares y amigos, y en un desamparo estructural. Mientras, la canasta básica no para de aumentar y mes a mes va sumiendo a la mayoría de estas mujeres por debajo de la línea de pobreza, aun siendo empleadas en relación de dependencia.

“Ni siquiera las horas extras se pagan el doble, seguimos aquí porque no conseguimos otra cosa”, remarca Susana, quien, junto con Sonia, siempre están en busca de mejores ofertas laborales, hasta ahora sin suerte, y deben seguir soportando los malos tratos y las vulneraciones de sus derechos sin posibilidades de reclamo y protección. 

El testimonio que faltó en esta nota fue el del Grupo ECA. Pese a las reiteradas consultas, no obtuvimos ninguna respuesta, aún después de visitar sus oficinas en persona. La misma indiferencia que prodiga a sus empleadas.

Bienvenido SiPreBA

Bienvenido SiPreBA

Después de nueve años el SiPreBA obtuvo su personería gremial. Luego del largo camino los trabajadores de prensa cuentan su lucha y explican cómo sigue su reclamo por mejores condiciones laborales.

Luego de años de lucha el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) obtuvo la personería gremial. Así quedó asentado en la resolución N° 21/2023 del Boletín Oficial. SiPreBa había sumado más votos de afiliados que la Unión Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA). Fueron ocho años de lucha que comienzan en el 2015 cuando un grupo de periodistas creó el SiPreBA ante la falta de representatividad en los reclamos del sindicato autorizado a negociar con las patronales y que contaba con numerosas denuncias de fraude electoral.

Francisco Rabini, delegado gremial en Clarín/AGEA, cuenta: “Fue un proceso de más de diez años para tratar de sacar a la cúpula de la UTPBA que estaba enquistada hace cuarenta. Nosotros fundamos el sindicato el 7 de junio de 2015 a través de un plebiscito que hicimos en diciembre de 2014. Durante el macrismo estuvimos bloqueados porque ni siquiera nos rubricaban los libros en blanco para que vos llenes y te controlen cuando fundás un sindicato. Tardamos más de dos años en lograrlo para luego pedir la compulsa. El trámite lo hicimos en junio de 2020 y esto tampoco es azaroso porque cuando presentás la compulsa te evalúan seis meses para atrás. En 2019 fue cuando cambió el gobierno y no tuvimos chances de hacer progresar ningún trámite porque todo estaba bloqueado, no solo lo nuestro sino de varios sindicatos”.

En las paritarias la UTPBA era el sindicato que negociaba con la cámara que nuclea a las patronales de los diarios en AEDBA (Asociación de Editores de Diarios de Buenos Aires). Diego Martínez es delegado en Página/12 y sostiene que «esa personería gremial es lo que le permitió a Clarín y La Nación firmar cualquier cosa sin contraparte y que lo padezcan los trabajadores, porque el sindicato que lo firma después no tiene que darle explicaciones a nadie ya que no tiene presencia en ninguna redacción».

ANCCOM intentó comunicarse con la secretaria general de UTPBA, Lidia Fagale, para conocer su opinión pero no obtuvo respuesta.

Tarda en llegar

Para cotejar la cantidad de afiliados que trabajan bajo el Estatuto del Periodista, los tres sindicatos de la ciudad de Buenos Aires, el ya mencionado UTPBA, el sindicato que funciona en la agencia Télam y el SiPreBA presentaron sus papeles ante el Ministerio de Trabajo de la Nación como lo marca la Ley de Asociaciones Sindicales, siendo el SiPreBA ganador de la compulsa superando el 10%. Rabini recuerda que: “Por la urgencia salarial que tenemos nos ganaba la impaciencia. Para los que saben de estos trámites el proceso fue rapidísimo porque en general a veces se traba o se enturbia y no se puede resolver”.

En Página/12, como en otros medios, los trabajadores llevan años luchando por la recomposición de un salario que se aleja cada vez más de la inflación. Martínez recuerda que: «La caída en en el poder adquisitivo coincide con el año en que Cambiemos asume el gobierno y Víctor Santamaría compra Página/12, en 2016. Estos cuatro años no solo fueron demoledores para los compañeros sino para todo el colectivo de prensa en particular».

Los números son fríos pero no mienten: actualmente los redactores y redactoras precarizados, -mal llamados colaboradores- cobran cifras muy bajas. En Página 12 una colaboración en la sección Cultura y Espectáculos se paga entre $4.000 y $4.500, en fotografía son $3.000 por una nota. Sobre este tema Martínez asegura: «Las últimas veces planteamos que ninguna colaboración se pague menos del 10% del sueldo básico del redactor. Con lo cual pensá que hoy el básico sin antigüedad y sin adicional está en $94.000 de bolsillo. En los hechos se está pagando la mitad cuando es algo bajísimo en el mercado y hay miles de compañeros que ansían trabajar y publicar en los diarios». Además agrega: “No es solo el valor de una nota, mal llamada ‘colaboración’, sino un sistema sumamente perverso que hace que muchos periodistas trabajen a destajo cobrando por nota y sin acceder a los derechos más elementales como vacaciones, licencias y antigüedades”.

Cómo se sigue

Sobre los pasos a seguir luego de la personería, Rabini concluye: “Lo principal está en la paritaria. Hay una revisión en el último acuerdo paritario para la última semana de febrero. Pretendemos estar ahí y negociar el acuerdo paritario, el anual y tratar de ir año a año mejorando el salario y ganarle a la inflación para recuperar la actividad que está destrozada. Todas estas décadas de inoperancia y desidia de la UTPBA nos dejaron en una situación crítica de precarización, de salarios por debajo de la canasta básica, de multiempleo para poder ganar un salario digno y eso hay que saldarlo. Es muy difícil hacerlo de un día para el otro, hay que trazarse un plan, un cronograma, e ir mejorando la situación para tener un futuro en la actividad”.

La crisis de los trabajadores de prensa ocurre también en Perfil, Diario Popular y otras publicaciones que se editan en la ciudad de Buenos Aires con el mismo reclamo. En el caso del diario Olé los trabajadores lograron cubrir el 25% del sueldo que les habían quitado por protestar durante el Mundial de Qatar. Lo lograron a través de un fondo de lucha organizado por el SiPreBA con aportes de compañeros, figuras de la política y el periodismo, entre otros sindicatos.

A las problemáticas generales se le suman las estrategias de los medios de prensa para ganar suscriptores ante la merma de las ventas en los kioscos de diarios y revistas como también la incursión en negocios del entretenimiento y otros rubros fuera de la gráfica. Rabini marca como ejemplo que: “En el 2022 abrieron una billetera virtual llamada Bimo fondeada con plata de AGEA (Arte Gráfico Editorial Argentino) e hicieron transferencias por cientos de millones de pesos cada equis cantidad de meses hasta que se fundió; pero cuando vamos a exigir recomposición salarial la empresa dice que no tiene plata. En resumen cargan sus aventuras empresariales sobre nuestros salarios”.

Respecto del futuro, Martínez explica: «Por supuesto nosotros siempre tenemos expectativas y seguimos luchando por lo que consideramos justo y lo que nos corresponde, que es cobrar sueldos dignos. Como piso no queremos ningún sueldo por debajo de la línea de pobreza o de la canasta básica del INDEC. Estamos haciendo una pausa con los paros hasta febrero y la empresa lo sabe. Esperamos que aprovechen esta pausa y que nos propongan un cronograma de aumento serio. Porque además hay un agravante y es que esta paritaria en curso no tiene un centavo de aumento previsto para los primeros cuatro meses de 2023, o sea enero, febrero, marzo y abril». El deseo es que tengan una respuesta de parte del Grupo Octubre, dueño de Página/12 entre otros medios, y afrontar el año con menos medidas de fuerza que el anterior. Para eso necesitan no solo dejar de perder poder adquisitivo, sino también empezar a recuperarlo.

Rabini tiene la esperanza de que en el próximo encuentro con las patronales haya “un diálogo maduro, constructivo, lógico. Argumentos nos sobran y entendemos que hay mucho por discutir, mucho por negociar y mucho por crecer. Nosotros no queremos que a las empresas les vaya mal: todo lo contrario. Por eso tiene que haber un espacio en donde nos vaya bien a todos. No creemos que puedan existir las empresas exitosas cuyos trabajadores pasan hambre”.

Estación Asbesto

Estación Asbesto

Los trabajadores del subte profundizaron en los últimos meses de 2022 los reclamos que hacen desde 2018 para desasbestizar los trenes y la infraestructura. Desde el gremio aseguran que seguirán las medidas luego de las vacaciones de verano.

Apertura de molinetes, demoras e interrupciones del servicio en diferentes días y horarios. Desde los últimos meses, los trabajadores de la Red de Subte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizan estás medidas de fuerza. El reclamo tiene tres ejes: compra de trenes nuevos sin asbesto, reducción de la jornada laboral a cinco días agregando un franco semanal al actualmente existente para estar menos expuestos a ese material y más personal para prestar mejor calidad en el servicio.

Ante esto, Emova, empresa operadora del subte y el premetro, emitió un comunicado en el que, sin hacer mención a la problemática del asbesto, sostiene que disminuir la jornada semanal resulta inviable, porque no permitiría una operación adecuada del servicio. También señala que es falso que haya falta de personal para cumplir con las tareas correspondientes “ya que los resultados cumplen los parámetros de calidad requeridos y además se han introducido mejoras técnicas y operativas que permiten seguir avanzando en un proceso de mejora sostenida”.

El origen de la problemática

La comercialización, uso, transporte y almacenamiento de asbesto o cualquier tipo de fibra derivada de este mineral está prohibida en el país desde el año 2000, a partir de la resolución 845/2000 y ratificado con el Convenio de Rotterdam que entró en vigor en 2004, debido a su peligrosidad para la salud y el medio ambiente.

En el caso de los subtes porteños, en 2018 los trabajadores de la red descubrieron la presencia de asbesto en formaciones antiguas compradas por el Gobierno de la Ciudad en 2013, provenientes del Metro de Madrid, utilizados en la línea B, y del Metro de Japón, utilizados en la línea C. A partir de este descubrimiento, se apartaron los vagones para su desasbestización y se realizaron chequeos en las demás líneas. Así se comprobó que el material también está presente en toda la red: en los túneles, en las estaciones, en las escaleras mecánicas y en las bombas de agua.

Claudio Dellecarbonara, delegado de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), plantea que el reclamo que hacen es tanto por la salud de los trabajadores como de los usuarios que usan el servicio. Aclara, que hasta el momento, tienen 75 compañeros con afecciones por esta problemática y tres fallecidos. “Cuando se prohibió el uso del asbesto en la Argentina, hace 20 años, la empresa Metrovías y el gobierno nacional, que aún lo administraba, deberían haber iniciado un proceso para retirar el asbesto de toda la red, no solo en la infraestructura, sino también en los trenes que, en su mayoría, tenían asbesto”, indica.

“En los últimos días se conoció que se llamaría a licitación para comprar 16 trenes para la línea B. Esto se debería haber hecho hace cinco años y estamos dando vueltas porque ni la empresa, ni el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que desde 2014 administra el subte, han hecho nada de lo que corresponde», expresa Dellecarbonara. Y asegura: «Que todavía haya flotas contaminadas en circulación es posible porque hay gobiernos corruptos, no importa el signo político, por eso decidimos tomar medidas de fuerza”.

Salud y medio ambiente

En diálogo con ANCCOM, Eduardo Scarlato, miembro de la Asociación Toxicológica Argentina y jefe de la División Toxicología del Hospital de Clínicas, explica que las principales vías de ingreso del asbesto al organismo son la respiratoria y la digestiva, porque una persona puede ingerir sustancias contaminadas con este material o puede respirar un ambiente con contenido disperso en el aire: “Esta sustancia es cancerígena y al ser la vía respiratoria la principal fuente de exposición, el cáncer característico, patognomónico y casi exclusivo de esta patología es el mesotelioma. Es un tumor maligno que se genera a través de la pleura, la membrana que cubre los pulmones”. Y añade: «Si bien el cáncer de pulmón y el mesotelioma son los principales, también están descritos cáncer en tubo digestivo y en la vejiga”.

“Hay que tener presente que el asbesto es un mineral natural, es decir, está en la naturaleza y como tal no tiene mayor impacto en la misma salvo áreas de contaminación. El problema radica fundamentalmente cuando por distintos tipos de procesos se industrializa y de esta manera se van liberando estas fibras microscópicas, que son las que contaminan el medio ambiente y, a partir de ahí, la exposición del individuo”, aclara el médico toxicólogo.

Por último, plantea que si bien se han cargado las tintas sobre el tema del subte, en tanto problemática real, el asbesto está presente en muchos otros ámbitos laborales y particulares: «Todo lo que es el viejo fibrocemento estaba hecho a partir de, entre otras cosas, fibras de asbesto. Se lo utilizó fundamentalmente por ser ignífugo, como aislante térmico y como tal está presente en chapas, tanques de agua viejos, depósitos de baño en casas viejas, en determinados tipos de industrias y maquinarias que todavía contienen estos elementos”.

El plan de lucha de los trabajadores del subte continuará ininterrumpidamente, afirma Dellecarbonara: “En estos meses que hay un periodo de vacaciones, quizás las medidas no sean las mismas que veníamos realizando hasta ahora. En estos días tendremos las asambleas para definir qué hacer, pero la idea es seguir con las medidas que sean necesarias para que nos den las respuestas que necesitamos”.

Una cooperativa exquisita

Una cooperativa exquisita

La tradicional confitería Nuova Piazza, famosa por sus medialunas, fue recuperada durante la pandemia por sus trabajadores, quienes priorizan la calidad de sus productos artesanales, fabricados sin químicos.

Ubicada a dos cuadras del Congreso de la Nación y frente a la Plaza Lorea, la Cooperativa La Nuova Piazza, panadería y confitería, mantiene un clásico de la zona desde hace 38 años. Su origen se remonta a Mar del Plata, donde se fundó Piazza. Tras ganar popularidad en la ciudad balnearia de la mano de sus características medialunas, en 1984 se abrió la sucursal en la Ciudad de Buenos Aires. 

A pesar de que el Piazza de Mar del Plata cerró en 1995, en Buenos Aires continúa en funciones en la calle Luis Sáenz Peña y Avenida Rivadavia. La Nuova Piazza es, desde 2020, una cooperativa administrada por sus 19 trabajadores, que funciona las 24 horas: la atención al público es desde las 07:30 a las 21, tras el cierre ingresan los encargados de la producción y cocción. 

Sus productos estrella continúan siendo las medialunas y la parte de panificados, así como las tortas y alfajores, todos productos artesanales, sin químicos. Lo que comenzó siendo una panadería y confitería poco a poco comenzó a incorporar variedad de productos de fiambrería, ofreciendo comida para llevar, lo que hace que los clientes se acerquen todos los días. 

En busca de innovación, comenzaron a sumar productos con otras harinas, con ayuda del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para la elaboración de las fórmulas de panificados, su conservación y cuidados, como es el caso de la medialuna de 100 por ciento cacao, incorporada recientemente. También, se realizan ventas mayoristas, principalmente a hoteles, donde con una camioneta adquirida a partir de un subsidio del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), realizan el recorrido y reparto diario. 

Una fecha está marcada a fuego en la memoria de 12 de los trabajadores de la antigua Piazza, el 7 de septiembre de 2020: el momento en el que comenzaron con el proceso de la recuperación de sus puestos de trabajo, en plena pandemia. La dificultad era recuperar un lugar con identidad en el barrio, donde muchas personas se acercaban a rememorar otros tiempos cuando asistían con sus padres y abuelos a comer sus medialunas.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, el negocio empezó a andar mal, sus dueños cambiaron la razón social, los trabajadores se encontraban sin recibo de sueldo, las pagas comenzaron a ser por día, sumado a que debían pagar prioritariamente a los proveedores. Esto repercutió en la materia prima utilizada para la elaboración de los productos, y en el desgano laboral generalizado. Y la pandemia vino a empeorar aún más la situación.

Luego de años de dejadez y problemas económicos y administrativos, sumado a las deudas de un año y medio de alquiler, luz y gas que se dejaron de pagar completamente, se le estaba por iniciar un juicio de desalojo al local, que fue frenado por la pandemia. Al considerar que de una u otra manera iban a perder su trabajo de años, los trabajadores decidieron tomar el lugar con apoyo de otras cooperativas, y presentaron un proyecto de viabilidad a la inmobiliaria que administraba el local.

Lo que llevó a armar una cooperativa fue la idea de no quedarse sin trabajo. “La mayoría tenemos de 40 años para arriba, con hijos, y quedarse sin laburo era terrible. Casi todos somos del ámbito de la gastronomía, donde conseguir laburo para gente de nuestra edad es muy difícil. Quizás no para alguien de oficio como un panadero o pastelero”, comenta Analía Martínez, presidenta de la cooperativa, en diálogo con ANCCOM. 

En ese proceso tuvo un papel clave la Dirección Nacional de Empresas Recuperadas: allí se realizó la Asamblea Constitutiva donde se designaron los cargos y se redactó el estatuto. “Era una situación muy angustiante para muchos, nos repartíamos bolsones de comida, estábamos todos los días a la expectativa de salir a responder desde la parte legal, mientras algunos se acercaban para ver si se podían quedar con Piazza”, recuerda Martínez, emocionada. 

Con su recuperación, el lugar pasó a llamarse “La Nuova Piazza”, confiando en los nuevos aires que comenzaban a vislumbrarse. Llevar adelante una cooperativa es para ellos un constante aprendizaje, por eso consideran que no dejan de ser “laburantes que autogestionan el lugar, en busca de otro modelo de producir y trabajar, que sea mejor y más sustentable”, aseguran. Consideran que, antes que una cooperativa, son una empresa recuperada. 

En un comienzo, el modo de organización fue mediante asambleas permanentes, pero luego comprendieron que no eran del todo útil, porque paraban la producción y las ventas, entonces, decidieron hacerlas de manera mensual mediante un cuerpo administrativo que debate las cuestiones a resolver, como puede ser asociar a un nuevo trabajador. Sin embargo, más allá de las jerarquías administrativas, tienen en claro que todos cumplen un rol fundamental en el funcionamiento de la cooperativa, ya sea atendiendo las mesas, en la caja, o en la cocina. 

Un subsidio del Ministerio de Desarrollo Social llamado Manos a la Obra les permitió adquirir nuevo equipamiento para la cocina como hornos, freezers y microondas. También se puso en funcionamiento la cámara de producción que era utilizada como depósito, y se logró la habilitación del lugar, que no estaba vigente en el último tiempo.

Ese empezar de nuevo implicó arrancar con lo justo, y poder generar y comprar más materia prima, aunque sin proveedores, porque habían sido estafados por el anterior dueño, que les debía dinero. Martínez destaca que en estos años se avanzó mucho, y “los vecinos vienen y no pueden creer lo lindo que está hoy el lugar, a comparación de las cosas que se veían hace dos años, sobre todo en lo relacionado a los productos y la atención”. 

Uno de los propósitos de la cooperativa es poder brindar puestos de trabajo, y para ello consideran que hay cuestiones a modificar. Por ejemplo, lo relacionado con las obras sociales, donde a pesar de tener aportes jubilatorios, son monotributistas sociales. Además, no pueden contratar, salvo a un porcentaje mínimo de profesionales. La única solución es asociarse a la cooperativa, con las complicaciones que eso implica.

Otro eje fundamental como la relación con otras cooperativas,  se facilita a través de la Moneda de Intercambio Argentina (MIA), una moneda social en común creada por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, donde cada MIA equivale a un peso. Muchos de los productos que se venden en La Nuova Piazza son principalmente de empresas recuperadas o de otras cooperativas. 

El espíritu cooperativista se expande, con la idea de que, como figura en su estatuto, no sea sólo un comercio sino también un espacio cultural. En ese sentido, una vez al mes se realizan peñas con shows en vivo de folklore y rock, y se arman ferias, con gran aceptación del público. También mantienen relación con el Teatro Liceo, ubicado a metros del lugar: los espectadores de cada función, sus trabajadores, y artistas como Elena Roger, frecuentan el lugar. 

Pensando a futuro, están trabajando en un cambio y remodelación del local en cuanto a los colores y estructura, que permita una nueva identificación de la cooperativa, una fusión entre lo que eran y lo que son hoy. Está presente el sueño de reabrir la sucursal de Mar del Plata, para acercarse a sus orígenes, o un nuevo local dentro de la Ciudad de Buenos Aires. En cuanto a lo laboral, planean ampliar los puestos de trabajo, y reducir la jornada laboral a seis horas con un franco en la semana, con un sueldo acorde.  

Pero, sobre todo, está la idea de que La Nuova Piazza sea accesible para que todos puedan ir a tomar un café con medialunas. “Para nosotros, es importante que la calidad se mantenga. Nos importa mucho lo que llega a la mesa de los clientes: si no se lo daríamos a nuestros hijos, no se lo damos a nadie”, reflexiona Martínez, y agrega: “Dedicarse a la gastronomía y dar de comer es un acto de amor. Son cosas que tratamos de no perderlas”. 

«Viviana honraba esta profesión todos los días»

«Viviana honraba esta profesión todos los días»

Colocaron una placa en homenaje a la periodista fallecida Viviana Mariño, primera gerenta de noticias de la Agencia Télam, editora de ANCCOM y fundadora de la cooperativa que publica Tiempo Argentino.

 

Este lunes 28 de noviembre se realizó un acto en homenaje a Viviana Mariño la primera gerenta periodística de la Agencia Nacional de Noticias Télam, editora de ANCCOM y fundadora de la cooperative de trabajadores que publica Tiempo Argentino . Mariño, de 51 años, murió el 24 de junio a causa del cáncer y dejó un dolor profundo entre sus familiares, amigos, colegas y estudiantes.

En el acto Bernarda Llorente, presidenta de Télam, destacó: “Vivi amaba esta profesión tan vapuleada y ella la honraba todos los días”. “Era una creyente del periodismo como herramienta de información y sobre todo de formación, y creía en este legado hacia las generaciones más jóvenes” y se lamentó por no haberla conocido un poco más personalmente.

La placa se ubica en la entrada al estudio de radio, en el segundo piso. Al explicar el motivo Llorente recuerda que al momento de asumir el directorio de Télam en 2019, lo primero que hicieron fue reconstruir ese espacio. Destacó de Mariño, quien fue la primera gerenta periodística, su dignidad, su sonrisa y el orgullo personal y profesional.

Germán Alemanni, subgerente periodístico de Télam, con mucha emoción resaltó aquellos logros como la recuperación de la cablera, reforzar el vínculo con los abonados de la agencia e interpelar a las nuevas audiencias. Sobre el trabajo diario recordó: “¿Qué tenemos? ¿Qué nos falta? ¿Qué hay? Con su voz enfática, con su decir convencido, por momentos hasta la terquedad, me acompañan en ocasiones para pensar en sumarios, focos, abordajes y también su ejercicio de templanza cuando lo posible, ya no lo planeado, se imponía como una muralla infranqueable”.

Docente permanente

Como docente de la materia Taller de Expresión III de la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) , pero también en las redacciones, Viviana Mariño siempre fue formadora de periodistas. Alemanni destaca en ella “un puente entre la academia y la práctica. Basta ver en ello a los alumnos de la UBA que la agencia incorporó con el propósito de contribuir a su formación y sumar su mirada generacional”.

Laura Pomillo ex cronista de ANCCOM, actualmente se desempeña como pasante en Telam: “Viviana nos dio una oportunidad y nos abrió una puerta enorme a un lugar que rebalsa de profesionalismo, pero también un grupo humano muy rico”. El orgullo y la admiración se tradujo en un texto colaborativo agradeciendo la convocatoria para trabajar en la agencia como “una oportunidad invaluable”, además de “la escucha atenta a las inquietudes, el respeto y la pasión que los inspiró en muchas instancias. Ella construyó un mensaje hacia el futuro apostando por la educación pública. Nos abrió la puerta y nos invitó a seguir soñando en esta profesión.”

 

Para Nicolás Eisler, periodista de Tiempo Argentino, “Vivi fue siempre super generosa y trató de que los demás aprendiéramos, de que hiciéramos mejores notas y por eso es que la queremos tanto”. Eisler recuerda que para las épocas de elecciones les preparaba con anticipación las notas “de manual” cuatro semanas antes con la cartuchera, el lápiz y la goma de borrar: “Siempre estaba muy por delante de la jugada”. Sobre el cariño al diario: “Tiempo Argentino fue un proyecto colectivo. No había muchas firmas famosas sino mucha gente con ganas de hacer bien su laburo y tal vez por eso Vivi quería tanto a Tiempo y cuando nos quedamos en banda se puso al hombro la creación de la cooperativa desde el minuto cero”.

En el cierre su pareja, el periodista Fernando Piana, recordó con sonrisas “lo cabrona que era”. Le llamó la atención el conocimiento profundo de los colegas hacia su compañera de vida gracias a su transparencia: “Hay una síntesis que es muy interesante entre Tiempo Argentino, Télam y ANCCOM que es la vida por lo público, por la comunicación y la militancia, porque además era integrante de un gremio. Era una persona completa en términos de entrega”.

La reunión fue un punto de encuentro en donde todos se abrazaron y se saludaron de forma infinita entre familiares, amigos y colegas para recordar su amor y pasión por el periodismo.