«Es peligroso decir la verdad»

«Es peligroso decir la verdad»

Bajo la consigna «Justicia por Griselda Blanco», la FATPREN y el colectivo Periodistas Argentinas exigió que la pesquisa por el crimen de la colega correntina no se cierre a la hipótesis de femicidio y se investiguen los indicios relacionados con sus denuncias.

Griselda Blanco tenía 45 años y era una activa comunicadora. Ninguna injusticia le era indiferente. El sábado 20 de mayo, apareció muerta en su casa de Curuzú Cuatiá, en Corrientes, una vivienda con frente de pintura descascarada y hiedra como cerco. La encontraron con golpes en el rostro, restos de sangre por una herida de arma blanca y estrangulada con una soga alrededor de su cuello. También se hallaron pelos en sus manos, lo que indica que intentó defenderse de su victimario, según informó la fiscal de la causa María José Barrero Sahagún. Los resultados preliminares de la autopsia determinaron que murió por asfixia mecánica.

La mujer había recibido amenazas en los últimos días. Ella había denunciado a un comisario de la Policía correntina por acoso sexual –cometido en otra localidad y por el cual lo habrían trasladado–, y al hospital Irastorza por mala praxis. Lo hacía a través de transmisiones en vivo en sus cuentas en las redes sociales. La primera información que trascendió hablaba de un suicidio, y luego los medios locales difundieron que se había tratado de un femicidio. En ese sentido, fue detenido su ex marido Armando Jara, que también es periodista. El hasta ahora único imputado no tiene antecedentes por violencia de género y la familia afirma que su vínculo con Griselda era bueno.

Uno de sus hijos, Lautaro Cesani, dijo que a su madre “la mataron” porque “decía verdades que nadie se animaba a decir, la querían ver callada”. Con la confirmación por parte de la fiscal María José Barrero Shagún, de la Unidad Fiscal de Investigaciones Concretas (UFIC), de la presencia de “signos de defensa” y de “cabello en una de las manos de la víctima”, la carátula de la causa pasó a ser homicidio. Además, el hijo de la víctima aportó un dato fundamental: uno de los dos celulares de su madre “desapareció, no fue encontrado”, lo cual pone en peligro a las fuentes de la periodista y complica la investigación ya que se trata del teléfono que usaba para trabajar.

 

Bajo la consigna de “Justicia por Griselda Blanco” y con un lienzo negro en el pecho de cada uno de los presentes, el miércoles 24 se realizó una conferencia de prensa convocada por Periodistas Argentinas y la FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) para pedir especialmente que por la carátula de “femicidio” no se dejen de lado otros indicadores, y que la investigación se aborde de forma amplia. En este sentido, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), también presente allí, señaló que el crimen “puede estar relacionado con el ejercicio periodístico de Griselda”.

Durante la conferencia hablaron Claudia Acuña y Silvia Martínez Cassina, de Periodistas Argentinas, y Carla Gaudensi por la FATPREN. Hicieron hincapié en que si bien el trabajo de Blanco era “artesanal” su labor era de periodismo puro. “Estaba precarizada, una realidad que se hace cada vez más recurrente, pero estaba sindicalizada y el gremio la respalda. No tenía medio pero tampoco tenía miedo”, dijeron.

Fue reproducido un audio enviado por la víctima a su amiga, la abogada Silvia Casarrubia. “Siempre me están amenazando por estar informando. Yo lo único que hago es mi trabajo, informar y siempre con la verdad. En estos tiempos es peligroso decir la verdad”, se escuchó en la voz de Griselda. También dijo que había recibido una carta documento.

Periodistas Argentinas destacó la acción de los compañeros de la Asociación de Periodistas de Corrientes que rápidamente se movilizaron a la localidad para apoyar a la familia, pedir que el caso sea caratulado como homicidio y que se aparte a la Policía local. La agrupación también exigió protección para la familia, para la abogada y para las fuentes, sobre todo por la desaparición del segundo teléfono de Griselda. “Entendemos el crimen en relación a la libertad de expresión en Argentina”, dijeron sus referentes. “Vamos a demostrar que estamos unidas y organizadas”, agregaron.

En tanto, la abogada de la familia, Andrea Tribbia, dijo que Griselda siempre buscaba pasar por alto las amenazas. Sin embargo, en el último tiempo un mensaje en particular la había preocupado por lo que envió una captura de pantalla a su hijo. “La reacción por ese mensaje no era habitual en ella” sostuvo la letrada en diálogo con Radio Dos. Además, Tribbia aseguró que el ex marido no está entre la lista de los sospechosos prioritarios y presentó a la fiscal “información sobre otra persona” que aún no ha sido revelada. La abogada espera el resultado de la geolocalización de los teléfonos, las aperturas de las antenas y los resultados de las imágenes de las cámaras de seguridad.

 

Por otra parte, en diálogo con ANCCOM, el periodista Ángel Roberto Vallejos, de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y miembro de la Asociación de Periodistas de Curuzú Cuatiá, señaló un error por parte de Blanco de realizar las denuncias “en las redes sociales y no a través de la justicia”.  

“Pedimos la protección de todas las personas involucradas en el caso y vamos a viajar con una delegación a Curuzú Cuatiá”, dijo Acuña, de Periodistas Argentinas. Estuvieron presentes en la conferencia de prensa Carolina Varsky y Natalia Chinetti, del Ministerio de Mujeres, Políticas de géneros y Diversidad Sexual de la Nación; Estela Díaz, ministra de Mujeres, Políticas de géneros y Diversidad Sexual de PBA; María Elena Naddeo de APDH, Yamile Socolovsky de CTA de los Trabajadores y Leonor Cruz, secretaria de géneros de CTA-A, entre muchas otras mujeres y hombres conmovidos por otro crimen que podría haber sido cometido por razones políticas.

 

La fiesta del comercio justo

La fiesta del comercio justo

La primera Expo Feria de la Economía Popular y el Cooperativismo colmó la Plaza de Mayo. Más de 350 cooperativas de todo el país expusieron su producción al compás de la música popular.

«Con tierra, trabajo y soberanía se puede transformar la Argentina», fue una de las consignas que guiaron la jornada del 20 de mayo. Más de 350 organizaciones se presentaron en la más antigua plaza de la Ciudad de Buenos Aires junto a una amplia variedad de productos artesanales de distintas regiones del país. Allí mismo y a lo largo de la Avenida de Mayo se ubicaron puestos que ofrecían frutas, verduras, yerbas, miel, aceites, pesca artesanal y gastronomía típica. Además de los alimentos, se ofrecieron tejidos, alfarería, productos de carpintería y herrería artística, algunos electrodomésticos, ropa e indumentaria proveniente tanto de la Provincia de Buenos Aires como del interior del país. Entre la oferta se podía encontrar todo tipo de producciones de comunidades originarias y material de editoriales nacionales. Con una mirada crítica y consciente sobre el estado social y climático actual, se instalaron sectores específicos relacionados al reciclaje, a la labor femenina y a la tecnología en su relación con el uso de la tierra.

La ExpoFeria fue puesta en marcha por la Secretaría de Economía Social (Ministerio de Desarrollo Social), el INAES y el Instituto de Agricultura Familiar Campesina Indigena. En un escenario se pudo ver a Peteco Carabajal, Bruno Arias, Sudor Marika y Eruca Sativa, entre otros. El clima húmedo y frío no impidió que la convocatoria fuera masiva. La gente arrimada junto al escenario se animó a bailar desde folklore con bombos y guitarras criollas a “cumbia queer” y otras variedades. Desde el inicio, cientos de personas se acercaron a los puntos de ventas y, cuando se escondió el sol entre los edificios de microcentro, algunos ya se habían quedado sin productos. “Rebalsó nuestra expectativa. Estamos felices porque directamente traemos el producto del campo para acá, al consumidor, y ya no nos queda nada”, contaba una de las feriantes de Tucuman con su puesto vacío.

“Toda esta movida nos sirvió un montón; laburamos muchísimo, vendimos un montón, estuvimos a full todo el día”, contaba Jazmín Delmaffeo, presidenta de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS). “Nos parece reimportante porque esto visibiliza la economía popular que genera un montón de puestos de laburo, mueve muchísimos kilos de alimento y que acerca el alimento a la urbanidad. La verdad que fue un éxito, estamos súper contentos con esto”, cerró.

En conversaciones con vendedores y miembros de las cooperativas se habló de cómo este tipo de encuentros fortalecen las redes entre el público y los pequeños productores. Personas que desconocían la labor de las cooperativas, además de hacer sus compras en la feria, anotaban direcciones e información con el fin de acceder a una comercialización más directa. “De estos festivales debería haber todos los años al menos dos”, remarcaban algunos feriantes y sumaron pedidos al Estado para que regule en mayor medida precios “piso” para compras a productores. “Esta es una demostración de todas las trabajadoras y los trabajadores. Estaría bueno que se visibilice más, que se nos tenga más en cuenta. Somos trabajadores informales, pero que trabajamos en serio. Estamos profesionalizados, hacemos formación permanente, nos valemos de los valores del cooperativismo, del apoyo mutuo y generamos círculos virtuosos: pensamos otra economía, la proponemos y la llevamos adelante”, concluyó la representante de ECAS.

Ya entrada la noche la fiesta se volcó al escenario donde los artistas, además de presentar su show, pusieron en valor la organización del evento. Entre sus intervenciones recurrentes se mencionó cómo las personas afectamos el medio ambiente y realizaron un llamado de conciencia colectiva para revertirlo. Linda, una mujer mayor que se sumó al festejo, se mostró muy interpelada con la convocatoria y habló con ANCCOM. “Colaboro con Madres de Plaza de Mayo y cómo nieta de guaraníes e inmigrantes vascos me emociona ver cómo productores y pueblos originarios están hoy en este lugar histórico. Pensar que en esta misma plaza ocurrieron tantas tragedias y hoy está lleno de gente de trabajo. Me encanta”.

 

Las puericultoras quieren su ley

Las puericultoras quieren su ley

Realizaron movilizaciones en casi todo el país para que el Congreso regule su ejercicio profesional y sean incluidas dentro de los servicios públicos de salud.

En más de quince provincias se realizaron manifestaciones en reclamo por el tratamiento del Proyecto de Ley de Regulación del Ejercicio Profesional de la Puericultura.El acto principal desafío la lluvia del viernes por la tarde frente al Congreso nacional.

Se trata de una petición de puericultoras argentinas que ya juntó más de 17.000 firmas para exigir que se impulse un proyecto de ley que reconozca su labor profesional. Dicha solicitud expresa: “Es fundamental que se nos incorpore como agentes de salud idóneas para brindar prestaciones médicas obligatorias en materia de lactancia humana y demás tareas (…) reconocer el rol de las puericultoras en el acompañamiento a las mujeres, personas que amamantan y sus familias, para facilitar información, herramientas y sostén desde la gestación, durante el puerperio y en los primeros años de la crianza de los niños y las niñas”.
El Proyecto de Ley establece “incorporar la atención por parte de Puericultoras dentro de las prestaciones que dispone la Ley 25929 en materia de lactancia materna”, además de asistir tanto a la persona gestante como al niño/a una vez nacido/a, en cuidado y crianza. Esta modificación sobre la Ley de Parto Humanizado permitiría que dichas prestaciones, al incluir la asistencia de puericultoras en lactancia, lograría hacer entrar a dichas profesionales en el Plan Médico Obligatorio, universalizando así dicha atención.

El proyecto presentado por la diputada nacional Vanesa Siley (FdT) establece que la profesión se desarrolle “en forma individual o integrando equipos interdisciplinarios”, sea de forma autónoma o en instituciones públicas o privadas (tales como sanatorios y clínicas, hospitales, centros de atención primaria, consultorios externos, entre otros). Además, busca reconocer el ejercicio de esta especialidad mediante la inscripción en un Registro Nacional de Profesionales de la Puericultura, a crearse en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación.

¿Dónde se estudia?

Para acceder a la formación en Puericultura existen pocos sitios y se da sobre todo de forma privada, con excepción de la reciente aprobación para su dictado en la Universidad de José C. Paz, en la Provincia de Buenos Aires. También se dicta como tecnicatura en la Universidad Maza (Mendoza), la Asociación Civil Argentina de Puericultura (ACADP) y Panza y Crianza, entre otros.

La presidenta de Unión de Puericultoras Argentinas (UPA), Valeria Wasinger, profundiza al respecto: “La idea, junto con el proyecto de ley, es también que se regularice la situación en los ámbitos de formación y que las personas que quieran puedan hacerlo en un ámbito educativo público y gratuito. Porque es fundamental para regularizar nuestro rol que podamos acreditar debidamente cómo estamos formadas”.
La figura de puericultora como tal no concibe la visión biomédica, sino la de asistencia técnica y acompañamiento, trabajando junto a otros profesionales de la salud y, si bien en otros países hay distintos tipos de asesoramientos, según Wasinger “no existe el rol como lo llevamos en nuestro país”. Más bien, se trata de acompañar un proceso relacionado “con lo fisiológico pero también con lo emocional, que necesita de sostén, de escucha, de acompañamiento desde un lugar más cercano, que cuesta mucho encontrar dentro del sistema de salud, o en otras profesiones que tienen que intervenir desde un lugar puramente técnico”, agrega Wasinger.
Actualmente, el desempeño de la actividad es autónomo y está fuera de las prestaciones que brinda el sistema público de salud. “En el ámbito en el que más nos podemos desarrollar –continúa Wasinger– es en el privado, lo cual es un poco loco… que en ciertos lugares podamos trabajar y en el ámbito público no tengamos acceso. Parte de esta lucha tiene que ver con garantizar nuestros derechos como trabajadoras pero también para que toda persona que requiera la atención pueda acceder. Hoy en el sistema público no sucede y si sucede es porque se sostiene por puericultoras que trabajan de manera voluntaria o en condiciones precarizadas”. 

Barbara Belloso, graduada de la ACADP, es puericultura desde el 2019 y en igual sentido asegura que “es un privilegio insertarnos en el sistema de salud. La mayoría trabajamos de manera independiente y muchas tenemos otros trabajos porque lamentablemente no podemos vivir cien por ciento de nuestra profesión, ya que no está regularizada ni reconocida”.

Anush Camacho, enfermera titulada en la Universidad de Buenos Aires, afirma: “Muchas veces se tiende a pensar que cualquier profesional de la salud podría cubrir las veces de puericultora y los programas de medicina, obstetricia, enfermería no tienen una carga horaria considerable. La carga para la tecnicatura es de tres años, tres años de hablar de lactancia y crianza en cualquier carrera de grado no hay, no existe. La puericultura nace para satisfacer esas necesidades”.

Al ser un campo en situación de informalidad, no existen estadísticas oficiales sobre el número de profesionales para su reconocimiento pero se afirma que en la mayoría de casos se trata de personal femenino. Al respecto, Wasinger advierte el sesgo de género en el ámbito de la salud porque “todas las profesiones relacionadas con el cuidado son las que menos están reconocidas y sobre todo si son tareas llevadas por mujeres”, mientras concluye: “Es difícil con las pocas posibilidades de laburo que hay, no tener una matrícula y poder trabajar de lo que estudiaste”.

San Juan, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Tucumán, San Luis, Salta, Chaco, Santa Fe, Tierra del Fuego, Santiago del Estero y distintos puntos de Buenos Aires fueron algunas de las provincias donde se llevaron a cabo manifestaciones por este reclamo.

Nueva muestra fotográfica de ANCCOM

Nueva muestra fotográfica de ANCCOM

«Trabajo y democracia» se exhibe en el Centro Cultural Nueva Uriarte y retrata el universo de cooperativistas de la economía social y popular.

En el marco del reciente Día del Trabajador y de la conmemoración de los 40 años de democracia se inauguró el 13 de mayo la muestra Trabajo y democracia del equipo de fotoperiodismo de ANCCOM en el Centro Cultural Nueva Uriarte.

La exposición se compone de 15 fotografías realizadas por 13 integrantes de la agencia durante el período de 2015 a 2023. En las imágenes se presentan a trabajadores de la economía social y popular que conforman cooperativas de diversos rubros. Malena Rosemberg, gestora cultural y programadora del Centro Cultural Nueva Uriarte, comentó cómo fue el proceso de creación de la muestra: “En el mes de mayo nos parecía importante poder valorizar a les fotógrafes como trabajadores de la cultura y la comunicación y al mismo tiempo exponer fotos que den cuenta de las distintas realidades relacionadas al mundo laboral y a la lucha por los derechos”.

Las fotografías fueron realizadas por fotoperiodistas de ANCCOM. Deslizá para ver la galería completa.  

 

La muestra fue curada y coordinada por Leandro Teysseire y Victoria Gesualdi, editores fotográficos de la agencia. Esta muestra se inscribe en el trabajo que realiza ANCCOM, desde su nacimiento, hace ocho años. En ese sentido, esta es la tercera muestra fotográfica. Las anteriores fueron montadas en el Centro Cultural Caras y Caretas en el 2018 y en la Cámara de Diputados de la Nación en el 2019. Ambas retrataban una serie de problemáticas políticas con el foco puesto en el rol social del fotoperiodismo.

“Nos pusimos en contacto con el Centro Cultural y decidimos realizar una muestra sobre los trabajadores de la economía popular, que es una pata fuerte de ANCCOM. Con esta muestra buscamos darles voz y mostrar cómo gestionan su trabajo, cómo la reman los laburantes”, afirmó Teysseire.

Algunos trabajadores retratados miran a la cámara y muestran orgullosos su trabajo, otros son mostrados mientras realizan sus labores diarias. Son cooperativistas que trabajan la tierra o ponen en marcha las máquinas de fábricas que fueron abandonadas por sus dueños y recuperadas por la lucha colectiva.

Un caso es el de la Cooperativa de alimentos SAFRA, una fábrica de caldos deshidratados, sopas y salsas ubicada en Berazategui, Provincia de Buenos Aires, que fue recuperada por los trabajadores en el 2010. En la fotografía, se observa a un grupo de mujeres que fabrica caldos deshidratados. Sofía Barrios, fotógrafa de ANCCOM, tomó la imagen cuando visitó la fábrica en 2022 para cubrir una nota de la agencia. Recuerda la historia de esas mujeres y su lucha por recuperar sus puestos de trabajo: “Cuando uno saca una foto decide qué mostrar y cómo mostrarlo. Acá no estamos mostrando grandes empresas, sino cooperativas, que forman parte de una lucha que está muy invisibilizada”.

En otra de las fotografías, se observa a una chica que camina por un campo mientras carga con plantas de lechuga. Es Ramona, tiene 21 años y se desempeña en las chacras de la Unión de Trabajadores de la Tierra en Jáuregui, una localidad ubicada en el partido de Luján, Provincia de Buenos Aires. Las tierras fueron otorgadas por el Gobierno nacional para que se trabajen de manera agroecológica y cooperativa. Allí viven familias de productores que conforman la Colonia 20 de abril Darío Santillán. “La foto la hicimos el 18 de mayo de 2019, al amanecer, porque era el horario de cosecha –cuenta Pilar Camacho, autora de la fotografía–. Fue el día en que se anunció la fórmula presidencial de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Me acuerdo porque había mucha expectativa sobre cómo se iba a encarar el año electoral, era un año bisagra en la política argentina. Fue un año de salir a cubrir el clima social de cara a las elecciones y de tantos años de macrismo que me movilizó mucho. Al fotoperiodismo, a partir de las prácticas en ANCCOM, lo tomé como una militancia».

 

La muestra se puede visitar hasta el 2 de junio en el Centro Cultural Nueva Uriarte (Uriarte 1289).

¿Cómo va todo por ACAP?

¿Cómo va todo por ACAP?

Qué está pasando con la implementación del Programa de Actividades de Aproximación al mundo del trabajo implementado por el Ministerio de Educación porteño. La mirada de alumnos, docentes y de la jefa de la cartera. ¿Más precarización laboral que derechos laborales?

 A pesar de la movilización estudiantil, contra el malestar frente a la implementación por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del programa de Actividades de Aproximación al Mundo del Trabajo y a los estudios superiores (más conocidas como ACAP) todavía perdura la desorganización de un proyecto presentado desde su inicio como “gradual y progresivo”.

El objetivo pedagógico de aproximarse al mundo laboral que promocionó el Gobierno de la Ciudad cuando anunció las ACAP, se tradujo con ciertas distorsiones en trabajo no pago y desvinculado de los contenidos curriculares, y en empresas como Rappi y Wyndham Hotels. Pasó un año del inicio de las tomas de colegios en Capital Federal que cuestionaron las pasantías no remuneradas y obligatorias. Hoy, son asignadas a los y las estudiantes según su orientación: “Yo voy al Ecoparque. Lo disfruto mucho porque siento que aprendo bastante. Es verdad que nos hacen trabajar, literalmente, levantamos la pala”, cuenta María, estudiante de la orientación en Biología del Normal 1. David, expresidente del Centro de Estudiantes del mismo colegio, comenta: “Está todo un poco más ordenado y los pibes están más enganchados con las ACAP, pero en el medio, los Centros de Estudiantes de Capital Federal hicimos un montón de medidas de lucha”.

La implementación de las ACAP cambia con la institución. En ocasiones, la coordinación de las prácticas recae sobre las escuelas, en un contexto en el que la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, reconoce la dificultad para obtener las vacantes: “Son todos chicos, entonces no todas las empresas se animan. Y es un proyecto educativo, con lo cual la empresa tiene que hacer una inversión en recurso humano, porque sería más fácil sentarlos a hacer algo que hace un trabajador, pero van a aprender”, comenta la jefa de la cartera educativa porteña en una charla de café, organizada para vecinos y vecinas del barrio Palermo. 

 En el caso del colegio Mariano Moreno, al tener en su edificio la supervisión de su distrito escolar, sus estudiantes tuvieron desde el comienzo una experiencia amena: “Mientras otros colegios iban a limpiar hoteles, nosotros teníamos a los pibes de quinto que iban a hacer cosas más piolas”, recuerda Julia, Presidenta del Centro de Estudiantes. Como lo afirma Federico Puy, la posibilidad de adaptar las prácticas a los intereses de la comunidad educativa “depende de la relación de fuerza que hay construida en el interior de la escuela”. 

 La ministra menciona la existencia de un “plus salarial” para docentes que acompañan a los y las estudiantes a las prácticas: “Tampoco les pedimos que a fuerza de pulmón y del esfuerzo docente se haga esto”, aclaró. Desde la gremial docente Ademys, Federico Puy declara no haber escuchado de ese beneficio en ninguna escuela, pero no descarta que se ofrezca a “escuelas o docentes que se disponen a llevar adelante los planes más mercantiles del Gobierno de la Ciudad”.

Mientras tanto, Acuña insiste en que, aún en la actualidad, es el Ministerio quien vincula a las escuelas con las organizaciones: “Soy yo en persona con todo mi equipo los que vamos empresa por empresa, y a las escuelas las liberamos de tener que ir a conseguir lugares”.

Pero cuando los colegios y las familias optan por una propuesta más educativa a fin de evitar el trabajo precarizado, no hay mediación del Ministerio: “Son las Escuelas las que se contactan y nos preguntan si estamos dispuestos a recibir chicos. No tenemos contacto directo con el Gobierno de la Ciudad”, explica Magali Stemberg, coordinadora del Museo y Referente de las ACAP en el Museo Ana Frank, donde actualmente se recibe a estudiantes secundario para realizar las Actividades.     

 En la charla con los vecinos de Palermo, Soledad Acuña pone el énfasis en la importancia de que los y las estudiantes se vinculen con el mundo del trabajo, tras criticar las ayudas sociales que brinda el Estado a muchas de sus familias. Y concluye: “Los docentes que acompañan nos dicen que hay más presentismo en las empresas que en la escuela. Van peinados y vestidos distintos a cómo van a la escuela, se comportan distinto. Se empiezan a generar cosas súper ricas”.

 

Pobres periodistas

Pobres periodistas

SiPreBA convocó a un acto en las puertas de Perfil en repudio al último cierre de paritarias. Desde el gremio exigen una recomposición salarial a la altura de la inflación y llaman a realizar asambleas, cese de tareas y medidas de fuerza en todas las redacciones. La prensa tiene sueldos al borde de la pobreza.

Este martes, cerca de las 11 de la mañana, el calor de la convocatoria desafía la baja temperatura. No hay más de 15 grados. La calle aún está tranquila en la esquina de California y Santa Elena, en el barrio de Barracas. Para los comercios y talleres de la zona es un día más. Allí, algunos delegados de SiPreBA descargan equipos, bombos y banderas para posicionarse frente a las puertas de la redacción de Perfil. Visten chalecos con el logo que los identifica como integrantes de uno de los gremios de prensa de la Ciudad de Buenos Aires.

La acción que lleva adelante el sindicato es sobre el cierre de las últimas paritarias realizadas el pasado 27 de abril. Reclaman no haber sido convocados a discutirla y aseguran que “son a la baja”. Agustín Lecchi, Secretario General, señala: “En el Poder Judicial y en el Ministerio de Trabajo venimos denunciando año a año que las paritarias las negocian a la espalda de los trabajadores y trabajadoras, que no consultan en asambleas, que no hay derechos, con lo cual los dirigentes no tienen ningún tipo de representatividad”.

Tras unos minutos, a lo lejos en la misma esquina pero de la vereda de enfrente, dos muchachos montan un trípode desde el cual filmarán parte de la jornada para un informe. Para las 11.30 ya hay 50 personas concentradas, carteles pegados y banderas flameando al ritmo de los bombos. Un patrullero hace guardia. 

También se manifiestan por la última decisión de Clarín que intentó despedir a 48 de sus empleados, una decisión que tuvo que retrotraer ante la órden de conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. Según Lecchi se trata “un mensaje político y un ataque a la organización sindical”: “Lo que sorprende –agrega– es que no es un contexto de despidos como durante el macrismo; esta situación es atípica, busca marcar la cancha, desviar el eje, que no estemos debatiendo salarios y atacar a la organización”.

Mariana Berger, delegada de Clarín–Agea, explica: “Estamos en reuniones entre el Ministerio, nosotros y la empresa. La conciliación vence el 8 de mayo. Ojalá todos sean reincorporados, con el tiempo hay compañeros que van perdiendo el interés. Cuando ves que a la empresa no le interesa tenerte, hay gente que tampoco quiere volver a un lugar donde no la quieren”.

Entre las condiciones laborales que subyacen a estas medidas, denuncian una pérdida del poder adquisitivo y salarial que obliga a tener más de un trabajo en condiciones precarias. Por otro lado, desde hace tiempo las empresas buscan concentrar grupos de medios (prensa escrita, internet, radio y TV) para reducir personal, sin respetar el Estatuto del Periodista. 

Con megáfono en mano, el delegado de Perfil Agustín Colombo describe la realidad laboral: “Hay periodistas que salen de Perfil, van a otro trabajo y cuando llegan a su casa se ponen a hacer una changuita o una colaboración en otro trabajo”. Para Colombo es  “como en el siglo XIX. Reclamaban por ocho horas de trabajo, ahora nosotros tenemos que reclamar para que se termine la precarización de nuestro oficio, que es tiempo perdido para tener dignidad como laburante”.

Al respecto, Matias Arena, delegado de la Comisión Interna de Clarín, señala: «Cada vez mayor cantidad de compañeros van perdiendo sus puestos de laburo. Tenemos dos o tres laburos para llegar a fin de mes. Eso no solo atenta a lo salarial sino a la calidad de periodismo que estamos tratando de llevar adelante. Si vos tenés en un mismo día 12 o 13 horas de laburo, va a perjudicar el resultado final en cada uno de los lugares”.
Pasado el mediodía y tras una última foto grupal, los manifestantes dan por concluida la medida de fuerza. Los puntos centrales del reclamo son: negociación salarial con  SiPreBA; 35.000 pesos adicionales para el período 22/23 –a incorporarse a lo definido para los sueldos de abril– y una suba del 60% para el tramo mayo-noviembre 2023.
De acuerdo al reclamo de SiPreBa y según los números cerrados en la última paritaria entre mayo de este año y la proyección hasta abril del 2024, el primer sueldo post acuerdo de un redactor comienza en 152.700 pesos; el de encargado de sector 154.500 pesos; editorialista 162.600 y secretario de redacción 182.000. Todos números que apenas se acercan a la canasta familiar total que para marzo de este año, según cifras del INDEC, oscila entre los 152.000 y 201.000 pesos, según la composición de miembros del grupo familiar.

Según explicó una fuente cercana a Clarín, la situación aún es más grave: los sueldos ya están por debajo de la línea de pobreza: comienzan en los  $120.000 y llegan a $200.000  para un trabajador sin antigüedad o jefatura a cargo. Cabe señalar que el  Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo marca $191.241 como mínimo para cubrir las necesidades básicas.