«Votar con la boca»

«Votar con la boca»

La antropóloga Patricia Aguirre publicó «Devorando el planeta», un libro en el que advierte las implicancias ambientales del sistema de producción alimenticio.

“La pregunta principal no es solo si podemos cambiar; es si estamos a tiempo”. Esto afirma Patricia Aguirre, doctora en Antropología por la Universidad de Buenos Aires, e investigadora y docente en la Universidad Nacional de Lanús, que acaba de publicar  Devorando del planeta. Cambiar la alimentación para cambiar el mundo (Capital Intelectual). En esta obra, la autora alerta sobre nuestros hábitos alimenticios y la gravedad que nuestras prácticas y consumos generan en el ambiente.

 

¿Cuál sería la diferencia entre alimentarse y comer?

Alimentarse se alimentan también los animales. Ingieren energía y micronutrientes para las actividades de su vida y su reproducción. Pero comer es algo privativo del ser humano. En la comida humana hay tanto nutrientes como sentidos. El comer humano siempre es comer con otros. La palabra misma, “comer”, implica al otro como sujeto. Nosotros no comemos solo lo comestible: comemos un montón de otras cosas que no son tan comestibles, como la comida chatarra ultra procesada, que su función no es nutricional. Comer es un acto social, que une indisolublemente los nutrientes de los alimentos, pero también los sentidos que le da la cultura. Si un alimento no está recubierto por un universo de sentido, entonces el alimento simplemente no se produce, no se distribuye, no cae en tu plato para que te lo comas.

 

¿Qué te llevó a escribir Devorando el planeta? ¿Qué querías resaltar con esta obra?

Mis otros libros son más académicos. Devorando el planeta está pensado para gente curiosa, que tenga un interés sobre el tema, pero que no tenga una posición tomada, o que no tenga una práctica académica. Está escrito de una manera mucho más liviana, un lenguaje más coloquial. Me interesa que lo lea un chico de secundaria y que lo entienda, y que de alguna manera abramos un poco los ojos. A veces siento que en el tema de salud, alimentación y ambiente, los problemas son tan grandes que su resolución parece imposible. Yo no quiero terminar con este tema pesimista de “el clima va a cambiar, todos nos vamos a extinguir, y esperemos que la próxima especie hegemónica en el planeta lo haga mejor”. No me parece que sea bueno, yo creo que hay otro camino. Hay un buen camino y podemos salir de esta crisis mejor parados, con un mundo más limpio, con una mejor alimentación y con una mejor calidad de vida para todos.

 

Decís que hay otro camino. ¿Sería diferente a cuál?

Al camino de concentración del capital, de concentración de la riqueza, y de concentración de la mugre y la enfermedad. Este camino no va más. Este modelo no va más. Ya no hay donde esconderse. Aunque las élites te digan: “Bueno a mí no me va a tocar”, el clima cambia para todos. Respiras el mismo aire, tomás la misma agua, el dolor del otro se te mete adentro. Podemos hacer otra cosa: hoy hay una enorme cantidad de alternativas. Devorando.. es una contribución a que la gente sepa que existen estas alternativas de resilvestrización y de producción alimentaria limpia. Ya no hay que inventar nada, hay que hacer. Hay enorme cantidad de alternativas, uno tiene que localizar aquella que puede ser más útil y con la que se sienta más cómodo y seguirla, sumarse.

¿Un buen paso para empezar este camino implicaría un cambio en las políticas públicas?

Sí y no. Necesitamos instituciones que regulen, que sean representativas de las políticas democráticas. Existen justamente para eso: para proteger a los ciudadanos, reflejar sus intereses, solucionar sus problemas colectivamente. Es importante que las instituciones del Estado trabajen en favor de una alimentación saludable, sostenible y soberana. Pero por otro lado también necesitamos de la acción individual; la práctica cotidiana es imprescindible. No vamos a esperar a las políticas públicas. No vamos a esperar a que los políticos terminen de pelearse. Hay que votar con la boca esta noche, con la cena. Ya.

 

Teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos y su estructura, ¿es posible emprender este camino?

Claramente. Se puede votar con la boca: una economía más pensada, más racional; pensada en términos de sustentabilidad, de acceso, ética y salubridad es posible, aún con bajos ingresos. Pero lo que me parece que es la pregunta principal no es solo si podemos cambiar. Claro que podemos, hay métodos y alternativas; existen, solo hay que buscarlos. Mi pregunta es si estamos a tiempo: los informes de los biólogos, de los meteorólogos, de la gente que trabaja en las ciencias duras con los modelos matemáticos, todos manifiestan que se han pasado las capacidades auto depuradoras del planeta Tierra. Se presenta un panorama muy sombrío de mitigación de los resultados, cuando lo que yo quiero es incidir en sus causas. Hay que hacer ambas cosas: incidir en las causas y cortar muchas de estas fuentes de contaminación para entonces mitigar sus resultados. Más que conservar quiero desarrollar nuevas prácticas para tener una nueva forma de vida, y por supuesto, una nueva forma de comer. Y creo que antes de que el mercado termine de convertir el mundo en un shopping para pocos tenemos que producir nuestra comida con sustentabilidad, distribuirla con equidad y consumirla en comensalidad.

 

«Cuando no te tratan como semejante, uno desarrolla resistencia»

«Cuando no te tratan como semejante, uno desarrolla resistencia»

Luis Pescetti lleva vendidos más de dos millones y medio de libros para niños en toda hispanoamérica. Acaba de publicar «Cómo era ser pequeño explicado a los grandes», donde equipara las infancias con las migraciones.

Luis Pescetti lleva publicados más de treinta libros entre novelas y relatos, y lleva vendidos más de 2.500.000 de ejemplares en toda hispanoamérica. Además, cuenta con trece discos, y siete audiovisuales. Recorrió teatros de Estados Unidos, España, Colombia, Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Cuba. En México y Argentina, también participó en programas de radio y televisión durante años.  

Recientemente publicó Cómo era ser pequeño explicado a los grandes (Siglo XXI), una propuesta para mirar la vida desde las infancias que llegan como extranjeros, revalorizando la empatía como una guía para comunicarnos. El artista recorre sus pensamientos y experiencias, poemas y textos para que las personas adultas podamos acompañar a niñas y niños en los años donde miran sin referencias, ya que lo hacen por primera vez.

Con el silencio de antesala a cada respuesta y eligiendo cuidadosamente las palabras, el músico y escritor reflexiona  sobre su última obra: “Quise hacer como un mago sin mangas; de aquí nacen estas ideas, mis propios recuerdos”.

¿Cómo nace el libro?

Yo había tomado el compromiso de escribir un libro sobre emociones e infancias para Siglo XXI. Cuando empecé a escribir fue saliendo en esa nube, en ese magma, la metáfora del niño como inmigrante. En realidad no es una metáfora para explicar a los chicos, sino para que el adulto haga clic. Si lográs una representación del otro bien eficaz, la comunicación es más fluida, rápida y menos violenta. Entonces empecé a escribir por ahí, aun cuando era un ensayo. Venía leyendo El Mal de Escuela, ya admiraba mucho el estilo de ensayo de Daniel Pennac; es un libro en donde -como dice el título-, pone a la escuela como parte del mal -el problema-, no al estudiante. Otro es El hombre desplazado de (Tzvetan) Todorov donde cuenta el traslado desde Bulgaria hacia Francia y Estados Unidos. Y después Fuera de Lugar, de Edward Said. Son todos ensayos de una profunda reflexión sobre los temas que los copan que nacen de sus propias vidas, sus infancias. Me parecía la manera más alta y generosa de la reflexión, casi como una parábola. Entonces quise ensayar hacer eso mismo.

¿Y la metáfora del inmigrante?

Junto con eso yo venía leyendo, por gusto, la biografía que hizo Robert Graves de Lawrence de Arabia. Cuenta la intervención donde están los árabes contra los turcos, aparentemente a favor de los árabes. Pero después los dejaron afuera, charlaron Inglaterra y Francia, y ellos después les contaron la decisión. En toda esa mirada paternalista de los conquistadores hacia los árabes, vi  que había similitud. Después leí a Toni Morrison,  que habla de la esclavitud y también hay similitudes, semejanzas, más allá de la metáfora. Estando en un lugar de poder, siempre tendemos a tratar al otro tutelándolo. Entonces me di cuenta que entre niños, inmigrantes, desplazados y tercera edad había una semejanza. No disponen del tiempo. No disponen plenamente de su persona ni de las decisiones sobre su persona.

¿Cómo fuiste profundizando la idea?

Yo vengo de una familia de inmigrantes. Por otra parte, a los 18 años me vine a vivir a Buenos Aires y a los 29-30 me fui a México. Es algo muy presente la mirada desplazada que tenés cuando no sos del lugar. Tengo clarísima la sensación de, por un lado, estar en una gobernación o en Migraciones esperando que me entreguen los documentos. Por otro lado, los veo en todas sus singularidades dentro de una cultura. Es una mirada mezclada de inferioridad operativa y superioridad observativa. Es un poco lo que les pasa a los chicos y adolescentes en la escuela, están sujetos a que tienen que estudiar esto y nos miran teniendo opiniones superiores. Me di cuenta que era muy eficaz. Cada vez que yo decía: “Acordate cuando eras chico”, nadie se acuerda. Pero una manera muy potente y muy activa de la vocación es decir: “Imaginate que hoy sos inmigrante”. Te da la sensación de cómo se siente un niño, inválido, siente que te dicen: “No toquen los botones” y está ávido de hacerlo, de ser autónomo y a la vez no sabe qué es ser autónomo y qué implica ser autónomo.

¿Cómo pensás esa relación entre la infancia y la adultez?

No están cerradas, siempre dialogan. El otro día yo decía que voy a hacer un libro que se llame Ni aquí ni ahora porque nunca estamos en un punto de percepción del mundo que es aquí y ahora; toda tu historia no se borra para dejar lugar a que ese instante impacte, sin que le anden cuchicheando los viejos del pueblo. Cada instante impacta, dialoga o cae en el molde de otro recuerdo. A la vez, yo lo veía como una ética. La forma de tratar al pequeño es una forma de vida, es una responsabilidad. No puedes disponer del otro, sí desde un lugar de oficio como el cirujano o el piloto de un avión. En todo lo que excede al campo de oficio, seguís siendo un semejante. Lo que muestra el libro es que, cuando vos pequeño te sentís tratado como semejante, vos pequeño sos más eficaz en el mundo y, además, sos más copartícipe con quién te convoca a hacer algo. Cuando no te tratan como semejante, uno desarrolla resistencia. Entonces, por un lado hay un diálogo entre infancias y pequeños, pero por sobre todo una ética y una regla de oro de la eficacia.

Parte de esa ética y uno de los ejes que aparece es el de la mirada, ¿por qué?

Me viene un verso de Miguel Hernández: “Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,

que son dos hormigueros solitarios…” Lo normal es que vayamos construyendo nuestra identidad junto con cómo miramos a los demás, cómo logramos que nos miren, cómo interactuamos, nos peleamos y modelamos con la mirada del otro. Nos vamos a otro lugar, emigramos, porque ya no toleramos cómo nos miran. El niño es el más vulnerable a estar sujeto a cómo lo miran los demás. A mí me duele mucho cuando el niño cree que es el que está equivocado y se porta mal por impotencia, bronca, cuando en realidad está en un sistema que está planteando algo que está mal. Entonces el chico no sabe que es el sistema y confirma que está mal, la mirada que tiene sobre sí mismo es un crimen del sistema.

¿Cuál es la importancia de llenar de historias la casa?

Tenemos que tener historias para hacer visibles, para sentirnos sólidos. Tenemos historias, tenemos que contarlas. No podemos criar a los chicos como espectadores de historias que ocurren afuera porque estás criando inmigrantes. Cuando dejamos que otro haga una representación o una versión de nuestra historia, estamos en una situación de inferioridad porque somos los relatados por otro. Tenemos que ser los titulares de nuestro propio relato y esa es la importancia de la cultura. Los jóvenes que miran las noticias sobre Elon Musk twitteando, van a querer emigrar a ese lugar donde ocurren los hechos como cuando viajas a Nueva York y esperas ver el subtitulaje abajo de tus pies. Esa es la razón para invertir en cultura, para coincidir en tiempo, cuerpo y alma con tu presente.

¿Hay temas que se pueden hablar y otros no?

Una etapa por etapa, pero dicho así suena a viejo choto que dice: “No consumas etapas” y no es la idea. Hay un show buenísimo de John Leguizamo en Netflix. El tipo dice que hasta que vos no te ves reflejado afuera, sos invisible. Los chicos a lo largo de toda la niñez tienen que tener obras de teatro, películas y cuentos que los representen en esa experiencia. Si las obras de teatro, las canciones y las películas dan grandes saltos, hay años y años… Si todo fuera como son las franjas de edades de las plataformas 0 plus, hasta 7 años, hasta 13 años, estamos complicadísimos. Cada etapa tiene lo suyo, si no te vas sintiendo invisible en las cosas que te pasan. La libertad no solo va con la responsabilidad, en este punto va también con la identidad. No es que no sos libre de ver Stranger Things a los 9 años, no está bueno que estés consumiendo ese material a los 9 años porque está muy lejos de representar las cosas que te pasan a vos, de lo que sos capaz de asimilar, de que te queme la cabeza. Y, dicho metafóricamente, a la cabeza también le pasa que, si comes picante primero, la manzana después no va a tener sabor.

¿Cuáles historias contar?

Cualquiera. Los niños no esperan tipo Netflix, una historia donde corre peligro nuestra vida. Esperan que la contemos con ganas, le dediquemos un tiempo, estemos ahí contándolas porque si no somos como los periodistas que ponen a Elon Musk. ¿Por qué no contás lo que hace el INVAP o que se vendió un satélite o construyó una central nuclear? ¿Cuáles son nuestros relatos que nos hacen sentir sólidos? Estamos desde el gallinero mirando a Elon Musk escribir en Twitter. Por eso hay que contar historias, tenemos una épica también y hay que reconocerla y transmitirla. Los estadounidenses supieron hacer su propia Constitución, la supieron hacer y la supieron narrar. Yo tengo hijos chicos, un día para dormir, uno dijo: “Voy a contar un lío”. Ese fue el inicio de noches y noches contando líos en la pandemia. Nadie tiene ni tantos líos ni tantos recuerdos, pero ese es el valor de las propias historias, imaginate cuando eso falta, ¿qué falta? No lo digo para responder, sino para que quede el hueco de esa pregunta, ¿qué falta cuando eso falta? ¿Con qué se llena? Con la narrativa de otros. Hay una frase de uno de los versos de Martí que dice “¿qué es lo que falta que la aventura falta?”, que narres tu propia aventura.

«Todos amamos a Conti»

«Todos amamos a Conti»

A 97 años del nacimiento del autor y a 46 años de su secuestro y desaparición, se estrena «Confesiones de un escritor», un homenaje teatral que parte de la obra inconclusa que quedó en su máquina de escribir la noche en que los represores se lo llevaron.

Confesiones de un escritor es un homenaje teatral a la figura de Haroldo Conti, llega el sábado 20 de agosto al Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Escrita por el poeta Juano Villafañe, con dirección y puesta en escena de Manuel Santos Iñurrieta, la obra promete celebrar al gran escritor con un elenco conformado por Gustavo Pardi, Gabriela Perera y Diana Kamen, quienes dan vida a Conti y sus compañeras, musas y asistentes. A 97 años de su nacimiento y 46 años de su secuestro y desaparición por la última dictadura, Conti se hace presente sobre el escenario a través de la evocación de un conjunto de textos centrados en su literatura y en su mirada en torno a la práctica literaria y su compromiso político. 

La obra  Confesiones de un escritor se construye a partir de un texto: A la diestra, de Haroldo Conti, cuento que había quedado inconcluso en la máquina de escribir el día que lo secuestraron. Este es el punto de partida del espectáculo que se propone rescatar al gran escritor argentino y todo lo que significa para la historia de nuestra cultura. Busca construir una suerte de memoria de Haroldo Conti, desde los paisajes que pintan su universo, las poéticas del río, la llanura, los entornos urbanos. Pero en especial, recordarlo desde sus escrituras mientras el imaginario teatral recrea una última noche de Conti.

Conti nació en 1925, en Chacabuco, provincia de Buenos Aires. Fue maestro primario, profesor de latín, empleado de banco, piloto civil, nadador de aguas abiertas, navegante y guionista de cine. Estudió y se graduó en Filosofía. En 1956 publicó la pieza de teatro Examinado. Cuatro años más tarde recibió un premio de la revista Time (Estados Unidos) por su relato La Causa. En 1962, ganó el Premio Fabril Editora (Argentina) con su primera novela, Sudeste. Publicó después las novelas Alrededor de la jaula que obtuvo el Premio Universidad de Veracruz (México) y En vida, obteniendo el Premio Barral (España) cuyo jurado integraban Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Además, de los libros de cuentos Todos los veranos, por el que resultó galardonado con el Premio Municipal, Con otra gente y La balada del álamo de Carolina, también colaboró con la Revista Crisis. En el año 1972 rechazó la beca que otorga la Fundación Guggenheim, por una cuestión de principios, debido al vínculo de la organización con Estados Unidos. En la carta de rechazo señaló: “No soy un hombre de fortuna, como tampoco lo son la mayoría de mis compañeros, porque en Latinoamérica ser escritor es casi sinónimo de pobre”. En 1975 publicó Mascaró, el cazador americano y recibió el Premio Casa de las Américas (Cuba).

Su labor se interrumpió pocos días antes de cumplir 51 años. La madrugada del 5 de mayo de 1976, tras el golpe militar, Haroldo Conti fue secuestrado y aún permanece desaparecido.

Manuel Santos Iñurrieta el director y encargado de la puesta en escena de Confesiones de un escritor, se desempeña en otros proyectos como actor, autor y director teatral, además de estar al frente de Los Internacionales Teatro Ensamble, es coordinador del Área de Teatro, director adjunto de Artes del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad. En diálogo con ANCCOM, comenta cómo fue el proceso dramatúrgico.

¿Cómo surgió la idea de la obra teatral sobre Haroldo Conti?

La obra surge como un homenaje a Haroldo Conti. Está escrita por el poeta Juano Villafañe, también director artístico del Centro Cultural de la Cooperación, que realiza uno de sus primeros textos dramáticos.  Me convocó a dirigir el espectáculo y armar una puesta en escena, y, efectivamente, acepté. Se realizó un trabajo dramatúrgico sobre el texto, que en sí mismo está cargado de poesía y de belleza. Junto con el elenco, con Gustavo Pardi, Gabriela Perera y Diana Kamen, decidimos encarar este espectáculo. La verdad es que todos amamos a Conti y la propuesta de Juano nos resultó sumamente rica y atractiva. Es un personaje tremendamente potente, emotivo como uno de los grandes escritores argentinos y para nosotros es un gran placer llevar adelante una obra que lo tenga en el centro de la escena. Después, en el trabajo en escena con los actores, todo se mejora, se apropian de la historia y hay que estar atento a lo va sucediendo en los ensayos.

¿Cómo fue el trabajo con los actores teniendo en cuenta la particularidad de la historia, anclada en uno de los momentos más oscuros de nuestro país, de un escritor que fue efectivamente secuestrado y desaparecido?

El trabajo con los actores fue efectivamente muy bello, son artistas que pueden asumir por una parte el compromiso que requiere la afectación emotiva de la historia en particular como también el compromiso político y el arrojo artístico que se necesita para encarar un personaje de esta índole, de las dimensiones tanto artísticas como políticas que tiene Haroldo Conti. Desde ese lugar también hay un compromiso y un acercamiento a su figura. En este sentido, de alguna manera hay una identificación y a mí, como director, me parece muy potente. Asimismo, la obra no plantea argumentalmente una construcción verista o gráfica, no busca la exactitud en esos términos. La obra, de manera muy acertada por Juano, coloca a la producción literaria de Haroldo en primer plano, en el centro de la escena. Imagina una última noche de Haroldo pero no yendo a una crónica policial o histórica, sino a poner en relieve la literatura de Haroldo y toda la belleza que desprende. Quizás por eso el contraste es tan dramático. Esto me parece un hallazgo, en cuanto al texto, poner la belleza y la contundencia de las palabras del escritor, esa épica del río y la llanura arriba de la escena.

¿Qué significa para vos traer la historia de Haroldo Conti a través de la escena teatral?

Haroldo tiene esa estatura histórica de reunir en una misma persona un talento excepcional para la literatura y el arte, además de un compromiso irrompible con la historia, con los hombres y las mujeres de su tiempo. Eso lo hace eterno,  lo pone vivo, lo pone en presente. Es un homenaje a Haroldo, porque lo necesitamos. Necesitamos discutir esas ideas que siguen vivas. Haroldo como tantos otros artistas y jóvenes revolucionarios de esa época nos hablan en presente, que es importante, cuando pensamos nuestras prácticas, nuestro teatro, nuestra literatura, nuestra participación en la vida civil. Me parece importante discutir eso más en un presente como el de hoy; hace falta discutir las ideas y la belleza. Haroldo tiene esa estatura y esa potencia, y a mí, como teatrero, y para todo el elenco, es un desafío enorme cargado de belleza.

La obra se estrena el sábado 19 de agosto a las 22.15 en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación,  Av. Corrientes 1543, CABA. con funciones todos los viernes a las 19:30 y los sábados a las 22:15h. Una propuesta para celebrar la literatura y la figura de Haroldo Conti. Para aquellos que aún no conocen sus textos, se pueden acercar para llevarse una interpretación artística fundamental para entender quién es Haroldo Conti. Para aquellos que lo conocen algunos pasajes de su obra, como de La balada del Alamo de carolina, o de Mascaró volverán a llevaros por su huella literaria.

 

Un Milagro que recorrerá el mundo

Un Milagro que recorrerá el mundo

«Amasando Futuro», el documental sobre las mujeres de la Tupac Amaru se proyecta este fin de semana pero también se exhibirá en Brasil, Grecia y Francia. ANCCOM entrevistó a Marta Valle, su directora.

En diciembre de 2021 se realizó el pre-estreno de Amasando Futuro en el Centro Cultural Kirchner y desde ese momento está recorriendo diferentes locaciones de todo el país. Es el documental de la realizadora Marta Valle sobre la organización Tupac Amaru de Jujuy y, en especial, sobre las mujeres trabajadoras de la organización jujeña.

Marta Valle comenzó con la idea de este documental luego de la experiencia que vivió en el Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) de Jujuy de 2000. En esa ocasión, pudo ver cómo se organizaban las mujeres para asistir y acompañar a otras miles que llegaron a la provincia. 

El documental está seleccionado para el 30ª Festival de Cine y Derechos Humanos en San Pablo que se desarrollará entre el 16 y 21 de agosto, y en el Festival Independiente de Videos, Películas & Series en YouTube del Club de Arte “Pavlos Paraschakis”.

Las próximas presentaciones serán el sábado 13 de agosto en el Ateneo Néstor Kirchner, en la localidad de Monte Grande, y el 20 del mismo mes en Neuquén, en la Casa de la Cultura de la ciudad de Centenario.

¿De qué se trata Amasando Futuro?

El documental trata sobre la organización barrial Tupac Amaru y cómo se logró esa organización, liderada por Milagro Sala, por muchas mujeres que trabajaron y fueron los motores de esa organización que logró construir casas, natatorios, centros de salud, escuelas; que priorizó la formación primaria hasta terciaria. Son enormes logros que fueron mucho más que eso porque la hicieron los propios protagonistas, los destinatarios de la acción fueron los constructores de la acción. Y sobre todo las mujeres, que en este marco son los actores más vulnerados de la sociedad junto con las disidencias. Allí se logró un empoderamiento y un crecimiento imponente y eso es lo que nos impactó. También nos llamó la atención otro discurso que aparece reiteradamente en la película, es lo que se vive en los barrios y dicen los propios vecinos: “Yo antes me ocupaba de la ropa, de la zapatilla de moda y ahora pienso en los demás y ahora puedo construir mi casa”.

¿Cómo fue el proceso de preproducción y de conseguir las voces de los y las protagonistas?

Yo me involucré desde el día que Milagro quedó presa, en enero de 2016. Tenía alguna referencia de lo que era la Tupac, había estado en un Encuentro Nacional de Mujeres en el que luego de cada taller nos dieron una atención que me había dejado asombrada, eran muy organizadas. En 2010, cuando fue la “Marcha de los pueblos originarios» las vi en la Plaza de Mayo. Martín (Sabio, Director de Fotografía) sacó fotos, él tenía más conocimiento. Yo me fui metiendo de a poco. El 16 de enero de 2016 estábamos en una actividad en Lomas de Zamora y empezamos a juntar firmas pidiendo la libertad de Milagro. ¡Qué ingenuidad! Ahí empezamos a interiorizarnos y me incorporo a los comités. En 2017 la fuimos a visitar a Alto Comedero, junto con tres compañeros de Lomas. El encuentro fue súper emotivo, ella no nos conocía y nos recibió amorosamente. No podía creer que estaba almorzando con Milagro en el medio del penal. 

Para una “Marcha del apagón” (2010) éramos un montón durmiendo en una de las sedes, y una de las mujeres que estaban cocinando, amasando bollos, salió con las manos llenas de harina a contarnos lo que estaban haciendo y por lo que estaban peleando con una claridad emocionante. De ahí salió el Amasando. Tenía unos videitos, pero ahí ya tenía en la cabeza hacer algo más grande. Llegar a la gente es muy sencillo, dicen lo que dicen abiertamente. Nos resultó muy fácil. Hicimos un recorte de los lugares a donde fuimos. 

¿Cómo tomaron la película en Jujuy?

No hubo resistencia, fue todo muy natural. Cinco días estuvimos ahí con la preocupación de la sentencia en enero de 2019. Me apena que no pudimos tener un testimonio de Pachila (Patricia Cabana). Ella me decía “haceme la entrevista, hacémela ahora» y le dije “mañana”. “Capaz que mañana ya no me ves,”, me respondió. Y tenía razón, dos días después la visité en el penal. Ella es un personaje, como muchas de ellas que tienen una historia similar a la de Milagro, que de golpe se encontraron organizando y liderando un grupo de gente, armando una cooperativa y construyendo casas, escuelas… y pensando en el futuro.

 

¿Volvió a Jujuy después de 2019?

No, no volví. La intención es volver ahora con la película. Y que esté en algún espacio en San Salvador y en algunas de las localidades que nos recibieron. Toda es gente muy linda, muy simple y muy abierta.

¿Por qué se focaliza en el rol de las mujeres?

A mí me impresionaba. Milagro es una gran lidereza e hizo cambios en el pensar la autoestima, la revalorización y la dignidad de la persona, trabajar con la violencia de género. Jujuy es una sociedad muy patriarcal y Milagro trabajó mucho con eso y, además, valorizó otros trabajos que no son los convencionales de las mujeres y a ellas les cambia la cara cuando cuentan cómo estaban, cuando trabajaban en la construcción. Cómo podían hacer un revoque fino. En el revoque fino insisten mucho. Les decían que eran actividades que no son para mujeres y que requerían mucha fuerza y a lo mejor hacer upa a un chico, cargar bolsas del mercado es tanto o más esforzado que cargar un balde de material. Ellas disfrutaron mucho de esto, era un trabajo muy intenso. Ellas sabían y hacían.

¿Cómo cree que va a ser la recepción?

Ahora hemos recibido la sorpresa que se va a Grecia y en septiembre a un encuentro de las Humanidades en París. No esperaba la recepción que está teniendo ni que sea con esa magnitud. Yo lo que quería era mostrar, tener el testimonio de estas mujeres pese a que Milagro dice que esto no es solo de mujeres, sino que es de familia y es de varones. A mí me impactó el empoderamiento de las mujeres. 

¿Cuál considera que es la importancia del cine documental hoy en día?

Mostrar cosas que son ajenas al conocimiento de muchos. En el caso de Amasando… para mucha gente fue una novedad absoluta lo que contamos. Y no está todo, ya que nos faltaron detalles y mostrar los centros de salud. Aunque cuando fuimos ya estaba todo intrusado por Morales (Gerardo Morales, gobernador de la provincia de Jujuy). 

“Argentina es gordofóbica, homofóbica, racista y misógina”

“Argentina es gordofóbica, homofóbica, racista y misógina”

Influencer y militante del activismo gordo, Agustina Cabaleiro es @onlinemami_ en Instagram y en este mano a mano comparte su mirada sobre la gordofobia y el bullying.

“Gorda, larga los postres”. Cualquiera ha escuchado, en la sociedad argentina, este insulto, esta injuria, esta forma de herir a alguien con un cuerpo gordo. “Gorda, largá los postres”. Lo habremos escuchado o, incluso, hasta lo habremos dicho. Es una frase que busca producir dolor y vergüenza.

En la casa de Agustina Cabaleiro, sobre una de las paredes, hay varios cuadros, pero hay uno que se destaca por sobre el resto: es el cuadro de los postres más ricos de nuestro país. Para ser más específica, es un print de Magalí Polverino, que Agustina decidió hacerlo cuadro. Tiene un fondo rosa y las imágenes de los postres (con un sombreado) y su respectivo nombre debajo en tipografía cursiva. Son once los postres argentinos más famosos: almendrado, flan, budín de pan, vigilante, ensalada de fruta, mousse de chocolate, merengues, bombón suizo, cassata, Don Pedro, y por último los panqueques. Es un cuadro político y, a su vez, es un cuadro. Como mencioné anteriormente, Cabaleiro logró encasillar los postres en un cuadro, otorgándole un valor simbólico y emocional.

¿En qué momento empezaste a sufrir bullying?

No hay un momento, toda la vida lo sufrí. En Te lo digo por tu bien, el libro que publiqué el año pasado, cuento que la primera vez que alguien me dijo gorda fue a los tres años, en el primer día de jardín. Yo no me acuerdo, me lo contó mi mamá. Entonces, desde siempre lo sufro.

¿Cómo viviste la adolescencia?

La adolescencia fue complicada, porque las adolescencias son complicadas. Ser mujer adolescente es complicado. Y ser una adolescente gorda le agrega una complejidad a todos esos dramas, se le agrega el drama que te trae el tamaño de tu cuerpo. Fue muy difícil.

Con la pandemia se incrementó, pero muchas personas, incluso desde antes, prefieren que los invitados al entrar a su casa se quiten los zapatos, y Agustina es una de esas personas. Así que ahora mismo hablamos mientras usamos pantuflas rojas con garras. Se siente tibio en los pies.

¿Cómo lograste que la palabra gorda dejase de ser una ofensa?
Creo que cuando aprendí que era solamente un adjetivo y que también depende de quién viene y con qué intención. Dejó de ser una ofensa cuando entendí que ser gordo no es algo malo.

Agustina Cabaleiro nació en Buenos Aires, el 7 de agosto de 1994. Hoy, a los 27, es licenciada en publicidad, modelo, influencer y activista. Tiene 363 mil seguidores en Instagram, donde es conocida como @online0mami_. “siempre se olvidan de poner el guión bajo al final de mi usuario”, dice. Con ese usuario milita la corriente de body positive y activismo gordo.

¿Cuál es la diferencia entre el activismo gordo y el body positive?

El body positive es un movimiento que tiene como objetivos que todos tengamos una visión positiva de nuestro cuerpo independientemente del género que seas y no solamente tiene que ver con la gordura y ser gordo, sino con todo lo que le pueda pasar a un cuerpo que escape de la norma. El activismo gordo, en cambio, habla de los cuerpos gordos sin importar el género e identidad, y es un poco más aguerrido en el sentido de que es una denuncia sobre la manera de control de los cuerpos.

Digamos que el activismo gordo es más combativo.
Claro. El body positive tiene que ver más con las experiencias individuales de lo que yo puedo hacer con mi cuerpo para sentirme bien, con sentir amor propio, con tener respeto, que para mí es sumamente importante. El activismo gordo va más hacía derribar todo aquello que nos controla por afuera. Para mí son claves los dos.

@onlinemami_ construyó una comunidad fidelizada a base de amor propio, moda y algunos memes. Ella entendió que su cuerpo también es político y que autodenominarse gorda no es algo malo, es más un adjetivo que un agravio. Hoy en día, Agustina se volvió una referente para las nuevas generaciones, ya que muchas chicas y chicos que la siguen y que se sienten identificados con su historia, al verla a ella, rompiendo con los moldes preestablecidos que hay en las redes y en los medios en sí, sienten gran satisfacción. Agustina muestra su cuerpo sin tapujos, usa muchos colores para vestirse, con prendas ajustadas pero también holgadas y se ríe de sí misma.

Con el mismo desparpajo con el que muestra un outfit para un domingo en familia, habla de lo que le sucede y le molesta. Es ella empoderada. No se posiciona en un lugar de enseñanza moralista, sino que se muestra auténtica y genuina, tratando de derribar esas estructuras culturales establecidas en la sociedad.

¿Qué es el amor propio?

El amor propio no es un estado de enamoramiento de tu cuerpo, hay mucha gente que cree eso, pero para mí no lo es. Es re difícil estar enamorado de cada parte de tu cuerpo, porque nos enseñan que tenés que odiarlo. Ya es difícil que no te jodan, imagínate amarlo, es ir un paso más allá. Entonces, para mí, el amor propio tiene que tomar forma de tolerancia y respeto hacia uno mismo y tener paciencia, los días que estás bien o los días que estás mal. En los días que alguien te dice “gorda de mierda cruzaste mal el semáforo” y te sentís mal con tu cuerpo, es tener paciencia en esos momentos donde te sentís mal porque no estás tan “deconstruido” y no estás tan empoderada. El amor hacia uno mismo, tendría que ser como el amor que le tenemos a nuestra pareja, amigos, familia en forma de respeto y tolerancia. Para mí, esto es la clave.

¿Siempre podés? ¿No te cuesta a veces?

Sí, por supuesto, lograr el amor propio me cuesta mucho en ciertos momentos. El amor propio y quererse a uno mismo es un camino para toda la vida. No importa que tan activista, influencer, ni que tan en bikini salgas, porque un día estás bien y te tiran 50 mil comentarios feos y no te importa, y otro dia por ahí estás masomenos y un comentario feo te tira todo el dia abajo. Es un trabajo constante.

La historia demuestra que la sociedad y las personas siempre fueron más duras con las mujeres. Siempre fuimos la esposa de, la novia de, la que tenía que estar linda para el varón, porque los varones son el lugar de poder. Entonces, la mujer era el adorno que tenía al lado y obviamente que el adorno tiene que ser lindo “porque el poder lo tiene el varón, la decisión la tiene el varón, la plata la tiene el varón y la que lo acompaña tiene que ser linda” aclara Agustina. Por lo tanto, el concepto de belleza o estereotipo de belleza, es cultural, cambia según el lugar geográfico y el momento de la historia. Es decir, algo que es lindo acá, puede ser feo en otro lado y viceversa “la belleza entonces termina siendo lo que cada uno la define”, afirma la influencer.

¿Crees que nuestro país está preparado para todos los cuerpos?
No, ni a patadas. Tenemos un sistema de salud muy gordofóbico. No tenemos talles, y hay lugares por los que literalmente no podés pasar. No poder entrar a un boliche, no entrar en un asiento de avión… pero va cambiando. Vivimos en un país súper gordofóbico, homofóbico, racista y misógino.

En el mes de junio de este año, Agustina lanzó su marca de ropa @onlinemamicollection a través de la tienda online.

¿Por qué decidiste hacer tu propia ropa?

Porque me encanta la ropa, me encanta vestirme, me encantan los outfits. Comercialmente, me parece que hacía falta una marca que tuviera buenos básicos. Por eso decidí hacer un básico elevado, meterme en esa beta. Y después, porque hay una cuestión que, como gordas, no tenemos por ejemplo una campera, un jean, o un cinturón. Entonces dije, quiero hacer esto, que la gente se pueda vestir.

Si tuvieras la posibilidad de modificar tu cuerpo ¿Lo harías? ¿Qué cambiarías? ¿Te volverías a elegir?

¡Qué complicado! Creo que, dicho seriamente, no me interesa ser una persona flaca, ni pesar 40 kilos. Si modificara mi cuerpo lo haría con cosas muy puntuales, por ejemplo: tengo una ceja más abajo, entonces me pondría un punto de botox. No sé si modificaría mi cuerpo. Ponele que viene Cormillot con la varita mágica y me toca y bajo la mitad de mi peso, o termino siendo Pampita, me van a bardear de otra manera porque soy una gorda adelgazada, como que nunca es suficiente. Re sí, me volvería a elegir porque estoy bien así.

Los gordos históricamente somos el chiste «cómico» de un montón de historias, la parte graciosa de las cosas. Entonces todo lo que tiene que ver con ser gordo es cómico y a su vez nadie quiere ser gordo. Entonces nos reímos de los gordos para diferenciarnos de ellos. Todo deviene en que nos discriminan y nos molestan. Agustina sacó su primer libro “Te lo digo por tu bien: Sobre ser gordas y ocupar espacios con libertad” en el año 2021. En él cuenta la experiencia de ser gorda y cómo afecta en su vida. Habla también de la moda y la relación con su cuerpo.

¿Por qué elegiste ese nombre?

Millones de veces me dijeron que no comiera por mi bien. Una porción de pizza, un pan, un postre. Primero te lo niegan y después te dicen que es “por tu bien”. Y así, toda la vida. Cuando las personas gordas leen el nombre de mi libro, dicen que es un buen nombre y que las representa.

¿Qué se esconde detrás de esa frase?

Es una frase de recomendación o consejo en representación de una opinión gordofóbica: es por tu bien, porque te conviene, porque te conviene no resaltar que sos gorda, tenes que parecer menos gorda, o intentar ser menos gorda. Porque nos enseñaron que ser gorda está mal, entonces te lo digo por tu bien que disimules, que bajes un cambio, te lo digo por tu bien, te lo digo porque te quiero. Si bien muchas veces esa frase viene desde el amor, porque te lo dice tu abuela, tu tía, tu mamá, igual duele. Son recomendaciones y consejos horribles que no deberían existir.

Si pudieras eliminar una prenda de la faz de la tierra ¿Cuál sería?

Todas las que sean talle único.

«No me molesta que me griten puto»

«No me molesta que me griten puto»

Futbolista amateur en una liga bonaerense, Nicolás Fernández es el primer jugador en hacer pública su homosexualidad. “Con mis compañeros se me hizo fácil porque me conocieron como persona primero”, afirma.

Nicolás Fernández, 27 años, fue el primer jugador argentino en reconocerse gay en un ámbito tan homofóbico como el fútbol. Arquero en Huracán de Pellegrini de la Liga Trenquelauquense, en diálogo con ANCCOM cuenta como hizo público su elección sexual en un vestuario frente a sus compañeros, su relación con las hinchadas y su lucha constante por la visibilización del amor homosexual.

¿Cómo empezaste en el fútbol?

Arranqué de chico a jugar en mi pueblo, Pellegrini (provincia de Buenos Aires, en el límite con La Pampa). Debuté a los 15 años en primera y me mantuve hasta los 18. Luego de dos años sin jugar estuve en Barrio Alegre de Trenque Lauquen, en la liga amateur. En 2017 pasé por la Liga Cultural de La Pampa, un año y medio por Deportivo Rivera, medio año en Anguil y seis meses en Atlético Belgrano, de Santa Rosa. Me rompí ligamentos cruzados y volví en 2020 a atajar en Belgrano. Hicimos toda la pretemporada y pude jugar sólo un partido, porque nos agarró la pandemia. Después me mudé a La Plata y empecé a jugar en Universitario de Berisso, en la Liga Platense. Luego de ocho años de haber dejado de jugar en Huracán de Pellegrini, volví al pueblo y al club y estoy viajando todos los fines de semana a jugar.

 

El capitán del equipo me preguntó delante de todos mis compañeros si los pibes que vivían conmigo en la pensión eran gays. Yo le dije que hacía tres años que salía con un chico.

Nicolás Fernández

¿Cómo fue el momento en que declaraste ser gay en un vestuario?

Cuando jugaba en Rivera, estábamos jodiendo con el capitán del equipo y delante de todos mis compañeros me preguntó si con los que yo vivía en la pensión, que eran tres compañeros, eran gays. Me preguntó delante de todo el plantel. Yo le blanqueé lo mío, que hacía tres años que salía con un chico y si había algún problema que me lo dijeran. Por suerte quedó todo ahí, la mejor. Se me hizo fácil porque siempre me conocieron como persona primero, y después mis gustos o elecciones sexuales. Más tarde, en un boliche, estaba con mi expareja y decidí hacer una publicación en Facebook, y ahí se viralizó

¿Te acordás qué decía?

“Soy feliz. Gracias a quienes lo entienden. Y perdón a quién no. Un género no determina nada y mucho menos habla de quién soy como persona. Estoy enamorado y sí, de alguien de mi mismo sexo”. Justo coincidió con que era un 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTB, pero no me di cuenta, no fue a propósito.

De un día para el otro te convertiste en una figura mediática…

Recibí apoyo de todo el mundo, de personas que creía que no se iban a arrimar o no iban a decir nada. Me han escrito futbolistas amateurs de España, Perú, Estados Unidos, diciéndome que era un paso adelante para ellos, que les había servido un montón.

El arquero siempre está cerca de las hinchadas, ¿cómo reaccionás ante los insultos?

Es parte del folklore del fútbol, lo tomo así. No me molesta que me griten “puto” o “qué lindas medias tenés”, porque yo antes usaba medias rosas a propósito. Al contrario, me doy vuelta y me río, lo tomo a chiste. No me tomo nada a pecho porque es en joda, y si lo dicen de verdad, habla mucho más de ellos que de mí. En este 2022 me ha tocado participar de clásicos de Huracán de Pellegrini con Atlético, que es uno de los más grandes de la zona. Van más de 2 mil personas. Siempre está la expectativa de que te griten cosas, pero el último clásico fue con mucho respeto, nadie me dijo nada respecto a mi sexualidad, sí ha pasado con otros equipos, pero no le doy bola, no presto atención, disfruto, más cuando el partido termina con un triunfo nuestro.

 

 

 

¿Cómo sigue tu futuro en el fútbol?

Disfrutando. Volví a compartir cancha con mi mejor amigo que es como mi hermano, después de ocho años. Estoy en el club del cual siempre fui hincha y siempre quise estar, jugando siempre en el fútbol amateur, veremos cómo sigue, por el momento sólo disfrutar y que se den los resultados para que estemos más tranquilos

¿Hay alguna reflexión que te gustaría transimitir?

Siempre digo lo mismo: cada uno tiene que vivir en la forma en que le toca y elija, sin miedo a lo que puedan llegar a decir. La gente va a hablar siempre, para bien o para mal. Es cuestión de disfrutar y no prestar demasiada atención a cosas que no tienen importancia.