Arte con fotografías satelitales

Arte con fotografías satelitales

Un espacio dedicado a la imagen se destaca en el Centro Cultural Borges, que volvió a abrir luego de tres meses y medio, en el marco de los recortes del Gobierno nacional a la cultura.

En medio de los despidos y el vaciamiento de las políticas de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Centro Cultural Borges reabrió sus puertas al público –estaba cerrado desde enero–, con mejorasde infraestructura y nueva programación.

Sobresale el nuevo Espacio Bokeh, dedicado a la fotografía, cuyo responsable, el artista visual Gabriel Valansi, mantuvo un diálogo con ANCCOM.“Cuando instalás una obra, instalás una energía”, afirma Valansi. Para poner en marcha el flamante rincón eligió la obra Magna, de su colega Marcela Magno, una serie de fotografías que busca trazar un mapa geopolítico de la Argentina a través de un mosaico de imágenes satelitales en blanco y negro.

Con su trabajo, Magno intenta describir al país a partir de la potencialidad de sus reservas naturales y explorar la relación que existe entre economía y paisaje. “Las operaciones que se encuentran dentro de su obra encajan perfecto con la propuesta de la muestra”, subraya Valansi.

Partiendo del concepto de desenfoque, que en español representa la idea japonesa de bokeh, Valansi se propone crear un ambiente que promueva la reflexión sobre el código fotográfico en la era de la tecnología. “Es un momento espectacular para pensar el soporte y resignificar el lenguaje”, sostiene.

La muestra también es la realización del deseo del artista de trasladar a la presencialidad un espacio que se había desarrollado de manera virtual durante la pandemia. Fue Fernando Farina, expresidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, quien presentó la idea a las autoridades del Borges para concretarlo.

Magna es solo el comienzo de los planes que quiere desarrollar Valansi en el Borges, ya que para los próximos meses tiene previsto organizar muestras colectivas que inciten el cruce entre dos o más artistas. “La coalición y colisión entre quienes exponen puede generar ruidos interesantes”, se entusiasma. Respecto al Centro Cultural Borges, Valansi confiesa sentirse orgulloso de exponer en este emblemático espacio que pronto cumplirá 30 años.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

Durante la presentación de la nueva programación, además de artistas, prensa e invitados, estuvo el director del Borges, el arquitecto y escenógrafo Alberto Negrín. “Contar con más metros cuadrados significa que más personas puedan venir y presentarse”, sostuvo. Lo ejemplificó con la incorporación del Espacio Emergente,un lugar de cruce y de trabajo entre personajes ya consagrados y los que están dando sus primeros pasos en el ambiente artístico.

El objetivo, según Negrín, es lograr no sólo una relación de horizontalidad entre quienes participan arriba del escenario, sino también con quienes lo hacen desde las butacas. “El Borges es un referente de la escena contemporánea, tanto para el público como para quienes exponen”, dijo. Además, manifestó su compromiso con una programación federal, que hoy incluye artistas de distintas regiones del país, desdeI nverso, obra de la santafesina Nicola Constantino, el Work in progress del muralista cordobés Elian Chali, y la muestra Luces malas y buenas del tucumano Enrique Salvatierra, inspirada en los recuerdos de su infancia en Catamarca.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

El Centro Cultural Borges se puede visitar de miércoles a domingo de 14 a 20. Todas las actividades son gratuitas y no requieren reserva previa de entradas.

“Nos falta la esencia de lo que Mugica predicaba”

“Nos falta la esencia de lo que Mugica predicaba”

A medio siglo del crimen del cura villero, una obra cuenta su vida y reafirma el anhelo del “mártir de los pobres”: reconocer la necesidad del prójimo, sobre todo del más necesitado.

Lágrimas y piel de gallina despierta el Padre Carlos Mugica que interpreta el actor Pablo Razuk. La obra Padre Carlos, el Rey Pescador recorre los aspectos más relevantes de la vida del sacerdote y luchador Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, tal era su nombre completo, desde su infancia, cuando soñaba con ser futbolista de Racing, hasta su asesinato, el 11 de mayo de 1974, a la salida de la Iglesia de San Francisco Solano en el barrio porteño de Villa Luro, donde acababa de celebrar una misa.

Hoy, a 50 años de su muerte a manos de la Triple A –el escuadrón parapolicial comandado por el ministro de Bienestar Social del gobierno de Isabel Perón, José López Rega–, y con un gobierno de ultraderecha en la Argentina, la obra cobra actualidad, así como la vida del Padre Carlos. En escena, tras ser ametrallado, el cura villero se encarna en la figura del mítico Rey Pescador y deja un mensaje: el Padre no ha muerto, sino que está entre todos nosotros, y su herida no sanará hasta que no alcance a comprender por quién resucitó Cristo.

“La obra tiene un significado enorme porque lo que nos falta es la esencia de lo que Mugica predicaba. En primera instancia, reconocer la necesidad del prójimo, y especialmente del más necesitado. Si esto aconteciera, tengo la convicción absoluta, y creo que Mugica también, de que nuestro pueblo cambiaría absolutamente para bien. En este momento, subir las palabras de Mugica al escenario es una forma de sumar a nuestra idea de cómo sería el pueblo que deseamos: vivir en comunidad a partir del registro del prójimo”, expresa Pablo Razuk, en diálogo con ANCCOM.

Mugica nació en el seno de una familia porteña acomodada. Sin embargo, a pesar de estar “destinado” a pertenecer a las altas cúpulas de la Iglesia católica, debido a su clase social, se convirtió en el principal referente de “la iglesia de los pobres”. Pasó de ser gorila a peronista y se convirtió en el portavoz y representante del “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo” (MSTM), fundado en 1967, que articuló la idea de renovación de la Iglesia subsiguiente al Concilio Vaticano II con una fuerte participación política y social. Todo esto lo explica Padre Carlos, el Rey Pescador, y lo hace de una forma bella y original: mezclando monólogos con melodías de violonchelo a cargo de Miguel Ángel Gómez y con la voz de Sola Juria.

Además de relatar su clara opción por la misión social y su costado político, la obra también toca las aristas de la vida más personal y privada del Padre Carlos: su ser hombre, sus contradicciones, su amor por Lucía, sus sueños de niño, su temor a ser expulsado de la Iglesia, entre otras.

Con dirección de José María “Cocho” Paolantonio y autoría de Cristina Escofet, el actor Pablo Razuk se “come” el escenario, al que transita de lado a lado con potencia y fortaleza. “Para componer el personaje, con Cocho (fallecido en 2021) trabajamos mucho en entender el clima del momento, ya que él había vivido los años 70. Además, fue fundamental entender por sensación cuál es la energía del personaje, desde qué lugar habla, cuál es el tono de ese cuerpo y ponerle nuestras propias creencias. Una vez que pasa eso, la cosa acontece genuinamente. Esto se comparte con el espectador y ahí, entre todos, en cada función hacemos la obra”, reflexiona Razuk.

Nominada en los premios ACE, Florencio Sánchez y Trinidad Guevara, y ganadora del premio Luisa Vehíl a mejor actor, la obra estuvo de gira en Barcelona, París y en el Vaticano, donde la pudo ver el Papa Francisco.

Padre Carlos, el Rey Pescador se presenta todos los viernes de abril y mayo a las 19 en el Espacio Experimental “Leónidas Barletta”, Av. Presidente Roque Sáenz Peña 943, CABA.

«La película pasó de una distopía a un documental»

«La película pasó de una distopía a un documental»

Marcelo Subiotto encarnaba en Puan a un profesor que enfrentaba un escenario como el actual: el ataque encarnizado contra las universidades públicas y una defensa inclaudicable como respuesta. El actor y dramaturgo analiza el pasaje desde esa película premonitoria al actual gobierno.

“Todos aquellos contextos que uno imaginaba que no eran posibles que se reprodujeran, que tomaran materialidad, hoy están más que presentes”, declara el actor Marcelo Subiotto seis meses después del estreno de Puan, la película que protagonizó junto a Leo Sbaraglia, en la que personifica a un profesor universitario que ante la amenaza de cierre de la Facultad de Filosofía, debido a las políticas de ajuste, se ve obligado a salir de su monotonía diaria y propulsa un movimiento organizado entre estudiantes y docentes, en el que se gesta un profundo compromiso y defensa de la educación pública mediante la conquista de espacios de resistencia, entre clases en la calle y asambleas en las que premia la discusión y el debate.

En estos días lo ficcional adquiere un carácter material, dada la actual situación de desguace contra las universidades, el congelamiento presupuestario que las obliga a funcionar con los mismos recursos que en 2023 y con una inflación interanual del 276% hasta el mes de febrero, por lo que las casas de estudio se han declarado en estado de emergencia y deberán cerrar sus puertas, a más tardar, en el segundo cuatrimestre del año, si todo sigue como hasta ahora. A la vez, distintos espacios culturales cinematográficos están siendo foco de estigmatización y desfinanciamiento por decisión del actual gobierno libertario. ANCCOM se contactó con Subiotto, para conocer su mirada como integrante del ámbito artístico, focalizando en el rol de anticipación a los hechos que cumplió la película Puan, de cara a la marcha universitaria el próximo 23 de abril.

¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando estabas grabando Puan? ¿Pensaste que iba a existir una correlación tan exacta con la realidad universitaria actual?

Te puedo decir que lo que me fue pasando hasta su estreno y hasta el día de hoy es que al principio era una película que podía tener cierto interés distópico; después, cuando ya nos fuimos acercando al estreno, esa distopía se convirtió en una especie de experiencia realista. Y hoy lamentablemente la película se volvió casi un documental de la situación que estamos viviendo. Eso le excede a la película, es algo más de coyuntura política.

¿Es como si hubiese cumplido un rol premonitorio, como si la realidad hubiese superado a la ficción y a la vez, la ficción se hubiera anticipado a esa realidad?

Hace tiempo vengo viendo que esto sucede, lo he visto mucho con los sketches de Capusotto, esos personajes se empezaban a parecer mucho; incluso sus argumentos absurdos, de comicidad y críticos, porque también tiene una mirada crítica lo que hace él, se convertían como en argumentos reales, del cotidiano. Esa situación de sorpresa que nos causa también nos genera un montón de preguntas frente a un contexto de mucha incertidumbre, porque también quiere decir que todos aquellos contextos que uno imaginaba que no eran posibles que se reprodujeran, que tomaran materialidad, hoy están más que presentes. Es más: son una fuerza de gobierno y una mayoría votó por eso. Entonces también esto te empieza a generar preguntas que ya no son hacia el afuera sino hacia el adentro: ¿qué es lo que fue sucediendo con los espacios más progresistas, si se quiere? ¿Qué es lo que estuvimos viendo estos años y que es lo que no estuvimos viendo? ¿Y cuáles son las nuevas preguntas que habría que empezar a hacerse para poder enfrentar esta situación que es absolutamente novedosa? Es un momento que exige mucha lucidez, mucha autocrítica y mucha creatividad.

Esto te empieza a generar preguntas que ya no son hacia el afuera sino hacia el adentro: ¿qué es lo que fue sucediendo con los espacios más progresistas, si se quiere? ¿Qué es lo que estuvimos viendo estos años y que es lo que no estuvimos viendo? ¿Y cuáles son las nuevas preguntas que habría que empezar a hacerse para poder enfrentar esta situación que es absolutamente novedosa? Es un momento que exige mucha lucidez, mucha autocrítica y mucha creatividad.

Marcelo Subiotto

¿Qué te parece que hay detrás del ensañamiento puntual contra la cultura?

Hay una posición ideológica, claramente ideológica. El Presidente dice que el Estado es una asociación ilícita criminal, que roba, que no está más que para extorsionar a través de los impuestos a los ciudadanos libres, entonces lógicamente el punto de partida es ese. Cualquier política del Estado, que no tenga que ver con la situación de seguridad, va a ser una política que, para la mirada de este gobierno, por su ideología, no tiene ningún tipo de necesidad o de sentido de existencia. Entonces, obviamente, eso es un lugar del Estado que va a ser eliminado. Hay una posición ideológica: el Estado no tiene que intervenir en esas cosas y en todas esas cosas tiene que intervenir el mercado. Ese es el punto de partida de esta discusión, punto de partida con el que no estoy absolutamente para nada de acuerdo. Yo estuve por Puan, en la premiación de los premios Goya en España, y asistí a escuchar todos los argumentos de la industria de cine española, que no tiene nada que ver con la nuestra, que es una industria mucho más potente, más fuerte, y me llamó la atención al escuchar los mismos argumentos, muchos cineastas que decían “no hay que perder los subsidios en el cine, el cine es una industria que da trabajo”. Entonces me dije: si en este lugar, donde los problemas no son económicos, los argumentos que escuchás son los mismos, es porque esto es claramente ideológico, con una posición de la ultraderecha que en este momento tiene una mayoría o una presencia muy fuerte en muchos países del mundo.

Esto que decís de que es un motivo pura y exclusivamente ideológico, ellos lo intentan respaldar mucho con la acusación constante de adoctrinamiento en relación a las universidades públicas y también con respecto al cine.

Absolutamente, pero es porque el adoctrinamiento tiene que ver con: “Esas voces que escucho no representan mi concepto de libertad, entonces deben ser calladas”. Yo no entiendo otra cosa más que esa, de la comunicación que se da para la eliminación de estos espacios, o de estas políticas culturales, que son absolutamente importantes, y que en ningún lugar del mundo he visto que se traten de esa manera; en Europa, ¡cuántos festivales de teatro organizados desde el Estado hay! Cuántas compañías de todo el mundo viajan a esos festivales de teatro, cuánta gente tiene la posibilidad de ir a esos festivales. Yo he estado en festivales de teatro en pueblos muy pequeñitos de Francia, muy pequeñitos, donde hay salas de cine nacional, que son como teatros del Estado. Es decir, hay una política cultural, no solamente en lo que se hace sino también en el campo de lo educativo. Todo eso está organizado con la idea de dar educación a una sociedad, de dar materiales. La cultura, las actividades culturales, el arte son una posibilidad de pensar, ese es el ejercicio que te da.

¿Creés que todo apunta a una destrucción identitaria?

Yo creo que a la construcción de una nueva mirada identitaria, porque tampoco es total esta destrucción, porque si uno escucha el discurso que el señor Presidente dio en el secundario de la Copello, no pareciera que hay una mirada de destruir todo, sino que hay una mirada de destruir determinada mirada. ¿Y entonces qué queda? Lo que piensa él. Es muy raro, es una especie de adoctrinamiento para denunciar el adoctrinamiento, es profundamente ideológico.

En relación a tu mirada personal, ¿cómo ves plantado al movimiento universitario actual? ¿Y qué le dirías de parte del profesor que interpretás en Puan, Marcelo Pena, a los universitarios de ésta realidad?

Les diría que lean, que sigan leyendo, que se junten, que discutan, que discutan mucho, y que no bajen los brazos. Me parece que es un poquito lo que nos toca a todos. Y esto exige, para quienes creemos en esto, no solamente una posición en defensa de las instituciones, sino también un constante debate, repensar ideas para tener argumentos mucho más claros, y no para nosotros sino para aquellos que todavía piensan en esta consigna de marketing “la educación pública adoctrina”. Que uno pueda llegar a esa gente y darle los argumentos válidos, que los hay y muchos, para poder desarmar y desanudar esta mentira.

Las discusiones son otras, y claramente, no dormirse con el concepto de democracia, y con las situaciones que de a poquito pueden empezar a corroer los cimientos de lo que es democrático y lo que no, en el cotidiano, en la convivencia cotidiana. Porque ahí sí que peligra algo más del orden institucional, en todos los sentidos. Estamos cruzando barreras que son muy complejas, esa idea de que alguien empieza a ver al otro como un algo molesto que, si se lo quita del camino, es mejor; casi como un punto de partida antiguo donde lo sacrificial lo organiza la crisis, donde si encontrás el chivo expiatorio que debe ser sacrificado, la crisis se termina, como si volviéramos a la Tebas de Edipo. No me preocupa tanto desde donde se emite ese discurso porque lo entiendo; lo entiendo en el sentido de que entiendo lo que busca. Lo que me preocupa es que nosotros como sociedad, y cada uno de nosotros, nos empecemos a dormir y a anestesiar frente a estos discursos y empecemos a ser un poco perezosos intelectualmente. Me parece algo bastante terrible que dejemos de ver esto desde ese lugar del prójimo y lo veamos desde un lugar de un otro estigmatizado con alguna categoría que me permite deshumanizarlo. Ese es un posicionamiento bravo.

Un viaje hacia las profundidades

Por estos días Marcelo Subiotto protagoniza Los pájaros, una obra dirigida por Juan Ignacio González –coautor de la pieza junto a Ignacio Torres–, con la que empezaron a trabajar cinco años atrás en el Centro Cultural Rojas. “Para mí era un reto, una de las formas de producción del teatro independiente, que hacía tiempo que no hacía, y que es el lugar donde yo me formé como actor, es realmente mi continente, el lugar donde yo siempre estoy volviendo, porque es el lugar donde me seguí formando –cuenta Subiotto–. La obra es el viaje de un personaje muy particular que se llama Aldo, que es un artesano que viaja en motocicleta desde Córdoba, porque iba a cumplir una promesa con la virgen. Eso es lo que vamos viendo al principio del espectáculo, pero a los diez minutos nos damos cuenta de que el tipo no se mueve, la motocicleta no la vemos por ningún lado, y nos vamos dando cuenta de que ese viaje que está contando en realidad es un viaje de otro tipo, que está mucho más en el adentro que en el afuera.  Es un viaje muy profundo y que tiene un desenlace que no voy a contar, pero que los invito a todos a que lo vengan a descubrir. Ese lugar donde estamos trabajando antes de que sea el Teatro del Pueblo se llamó Puerta Roja y fue un teatro que yo tuve con Adrián Canale entre fines del 2002 y 2013, y ahora está el Teatro del Pueblo, que tiene una tradición independiente enorme en la Argentina, así que estoy súper contento. Hay todo un combo ahí que me hace muy feliz, estamos agotando entradas, ¡qué más se puede pedir!”

 

Los pájaros. Domingos a las 20. Teatro del Pueblo, Lavalle 3636.

La Biblioteca Nacional se defiende

La Biblioteca Nacional se defiende

Escritores, intelectuales, gremialistas y trabajadores se reunieron en la explanada de la Biblioteca Nacional para reclamar por la reincorporación de los 120 despedidos y hacer un llamamiento en defensa de la cultura.

“¿En serio esto se soluciona despidiendo a 15 mil o 70 mil trabajadores?”, dijo Rodolfo Aguiar, titular de ATE, el martes 16 de abril en la explanada de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno cuando trabajadores y personalidades de la cultura se reunieron para exigir la reinciorporación de los 120 trabajadores despedidos de esa institución y hacer un llamamiento en defensa de la cultura.

La existencia de una biblioteca de libre acceso es de carácter imprescindible para el desarrollo social. Sergio Palazzo, diputado del Frente de Todos que se hizo presente en la Biblioteca, contó su propia experiencia: habiéndose criado en una familia de bajos recursos, siempre recurrió a la Biblioteca Nacional para poder acceder a libros escolares. Y sostuvo que si no fuese por la existencia de esta institución, su formación educativa no hubiese podido concretarse.

Señaló que la Biblioteca debe defenderse por la amplia cantidad de archivos que custodia, mediante los cuales permite conocer y conservar la historia nacional, así como también por la diversidad de libros escritos por intelectuales y científicos de todas las corrientes del pensamiento argentino e internacional.

También se hizo presente en este acto la escritora Claudia Piñeiro, quien expresó su solidaridad con los trabajadores despedidos. “La biblioteca -subrayó- cuida, preserva y difunde el patrimonio bibliográfico y cultural de la argentina”. La autora de La viuda de los jueves agregó que esa tarea no se hace sola, se necesitan trabajadores que lo hagan con seriedad y profesionalismo, y señaló también que este pedido no es únicamente por los trabajadores sino también por el derecho de acceder a nuestra historia porque nos corresponde como ciudadanos. Piñeiro, además,  insistió que todo el material disponible en la biblioteca, siendo de gran valor, cree paradójico que a nuestro gobierno, caracterizado por los cálculos en sí, no pueda medir el valor de los archivos bibliotecarios.

A continuación, tomó la palabra la docente, activista por los derechos humanos e integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida. Habló en nombre de todas las Madres y de todos los organismos que defienden los derechos humanos. Expresó un gran lamento ante la situación del país, señalando que casi todos los días se están llevando a cabo distintos actos en repudio de las medidas del presidente. De todas formas, pronunció palabras de aliento, pidiéndole a la gente que nunca abandone las luchas que nos competen como pueblo, porque “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”

Para finalizar el acto, Aguiar exclamó que más de la mitad de esta crisis profunda que está atravesando el país “tiene que ver meramente con las medidas económicas que está impulsando este gobierno, no los anteriores, independientemente de la mirada que cada uno pueda tener”. Y agregó: “Pero yo nunca he visto otro camino a recorrer que no sea

la lucha en la calle y ahí nos tenemos que seguir juntando y uniendo. Todos unidos. Tenemos que ser capaces de preguntar ¿Qué hay detrás de los despidos? Con Milei nos damos cuenta que el Estado se fortalece o debilita depende de quién lo mire. Si lo miramos nosotros, están destruyendo el Estado de la gente, están debilitando el Estado de servicio del pueblo.”

Ya una semana antes de los despidos, efectivizados durante el feriado de Semana Santa, circuló una carta firmada por 21.000 intelectuales y personalidades de la cultura advirtiendo del riesgo que significaba el desmantelamiento de la institución cultural más antigua del país, que precede incluso a la conformación del Estado argentino.

Charlando con Abelardo

Charlando con Abelardo

Se estrena Un hombre que escribe, un documental en el que el escritor Abelardo Castillo cuenta de su vida, sus pasiones, su ideario. Retrato de un intelectual comprometido.

“No es casualidad que esto se estrene en este momento”, señala Liliana Paolinelli, directora de Un Hombre que escribe, un documental sobre el escritor Abelardo Castillo que falleció el 2 de mayo de 2017. “Es un personaje que produce una profunda admiración, que va trazando un sendero por el que es interesante caminar, sobre todo en este momento en donde el arte, las personas de la cultura, están tan denigrados por este Gobierno; uno ve a un hombre que tiene un pensamiento autónomo, cabal, es una reivindicación hacia el arte y la literatura”.

El documental se estará proyectando el jueves 18 de abril y sábado 20 en el BAFICI, Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Las entradas para estas funciones ya se encuentran agotadas, sin embargo la película continuará en cartelera durante todos los viernes de mayo en el mismo complejo.

Se trata de una conversación, grabada por la directora en 2015, entre el escritor y las entrevistadoras María Moreno y Mayra Leciñana. “Surgió a partir de un deseo de él, después de ver un documental de Marlon Brando, que era un actor que a él le gustaba mucho. Y en una cena en su casa, con mi esposa Paula Grandio, comentó que tenía ganas de hablar, construir una especie de memoria. Y a partir de los temas que van surgiendo en la charla Abelardo va componiendo su vida, sin proponérselo, pero es lo que se terminó armando”, dice la directora Paolinelli.

La conversación pasa por múltiples tópicos: Abelardo Castillo habla sobre la literatura como su dependencia más fuerte, los talleres literarios, sus libros, su relación con el alcohol, sus autores predilectos y hasta el tema de la muerte está presente en la charla. La escritora y cónyuge, Sylvia Iparraguirre, comenta: “Soy, según Abelardo, la persona que más lo conoció, fue mi marido por más de 40 años, por lo tanto estoy en condiciones de afirmar que el que vea este documental va a tener un retrato muy cercano de él. Es un encuentro con Abelardo, donde no hay cosas alrededor del personaje, sino que está el personaje hablando”.

«Es un hombre con un pensamiento autónomo, cabal; una reivindicación al arte y la literatura”, dice Paolinelli.

Abelardo Castillo es uno de los grandes cuentistas latinoamericanos según la crítica. Fue un intelectual comprometido con convicción y sinceridad, diciendo exactamente lo que pensaba y compartiendo su visión del mundo en las revistas literarias que fundó. Hecho que lo llevó a estar en las listas negras de la censura durante la última dictadura militar al animarse a criticar al gobierno y expresar sus ideas socialistas.

“Compartíamos las mismas ideas sobre el mundo: un socialismo ético, acá se le llama socialismo a cualquier cosa con gente muy corrupta. Fue un intelectual comprometido, pero no con la literatura, él decía que el intelectual debía comprometer el cuerpo a través de su opinión. Y a través de sus revistas literarias como El escarabajo de oro o El ornitorrinco, él prefirió nunca dejar de expresar sus ideas a donde fuera”, sostiene Iparraguirre.

A pesar de contar con más de cuatro novelas, cinco libros de cuentos, ensayos, y múltiples premios nacionales e internacionales, Castillo no se consideraba a sí mismo un escritor, y a raíz de eso viene el título del documental. “El nombre Un hombre que escribe es porque Abelardo no se consideraba un escritor en el sentido profesional, no le gustaba el término. Él decía que no se la pasaba escribiendo todo el tiempo, que no es como un médico, un arquitecto o cualquier otro tipo de profesión la cual la ejercés día a día, sino que él podía pasar mucho tiempo sin escribir o tirando borradores que no leía nadie”, comenta Iparraguirre.

En cuanto a la directora, que estudió en el departamento de cine en la Universidad Nacional de Córdoba, y recibió el título de técnica en medios audiovisuales, encabezó múltiples películas y cortometrajes de ficción y en el último tiempo se dedicó más a los documentales. Paolinelli remarca que sus proyectos fueron posibles gracias al INCAA, y que con el desfinanciamiento y cierre del instituto muchos proyectos ya comenzaron a rechazarse.

En palabras tanto de la directora como de Iparraguirre, el espectador se va a ir con la sensación de haber visto a un hombre con una convicción y una sinceridad abrumadora, de una claridad total en sus ideas, y por sobre todo de haber visto a una persona inspiradora para estos tiempos.

 

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En el marco del BAFICI, Un hombre que escribe se proyectará en Cine Arte Cacodelphia, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1150.

Lorca en el Conurbano

Lorca en el Conurbano

Se estrenó en CABA, «Tercer cordón del conurbano», una obra colaborativa producida en AMBA y basada en las Bodas de Sangre. La pieza tragicómica mezcla elementos del Clown para dar cuenta de las consecuencias del odio y la discriminación.

Todos los viernes a las 20 se presenta, en el Teatro Beckett, Tercer cordón del conurbano, una tragedia marrón, una adaptación de Bodas de Sangre de Federico García Lorca. En esta reversión, la prosa lorquiana es traída al conurbano bonaerense en pleno 2001 y se combina con el lenguaje clown, creando una tragicomedia que tiene tanto las características de la sociedad argentina como la impronta del dramaturgo y poeta español. Con acertadas interpretaciones, música y efectos sonoros en vivo y un excelente manejo de utilería, esta original propuesta llega a capital desde el conurbano luego de un gran recorrido.
Al ingresar a la sala del Teatro Beckett, el escenario no sólo no está vacío, sino que los actores ya están en acción; están sentados en dos filas enfrentadas y aplauden rítmicamente mientras el público se termina de ubicar en las butacas. En el curso de la obra, cada uno de ellos interpreta a diferentes personajes, tanto secundarios como principales, y se desplazan a través del escenario, casi siempre con una pieza de utilería que incorporan a su interpretación como si fuese parte de su cuerpo. Solo hay dos personas que se quedan en sus lugares de principio a fin; el dúo que provee la música y los efectos sonoros que acompañan y acentúan los sucesos de la obra.
En el escenario, los intérpretes no se limitan a darle cuerpo a un personaje. Además de desempeñar varios roles, utilizan sus cuerpos para darle vida también a los elementos escenográficos y para añadir a la ambientación, que compone el dúo de sonido y música; ladridos de perros, el canto de un benteveo, el llanto de un bebé y hasta el típico llamado de un chatarrero distorsionado por un megáfono. Con estos componentes, la obra le presenta al espectador como una hilarante comedia que, de a poco, va estableciendo elementos trágicos, hasta que el final abandona la comedia por completo y muestra en crudo el resultado del odio y la discriminación.

En diálogo con ANCCOM, la directora Paula Sánchez explica que el desarrollo de la obra fue un proceso marcado por lo colaborativo: “En esta compañía tenemos algunos clowns, artistas circenses, actores que vienen más del conservatorio, tenemos una fusión, un poco de todo, y cuando uno trabaja con eso está buenísimo, porque si uno lo puede potenciar te da el lenguaje. Cada vez que nos poníamos a trabajar era indagar, probar”.
Respecto a adaptar a Lorca, la directora dice que “está casi el 80%” del texto original de la obra, y agrega que “los textos están respetados, lo que pasa es que tiene un montón de otros ingredientes y algunas actualizaciones” para adaptar las acciones de los personajes al cambio de contexto.
“Es un proceso que se fue dando de manera grupal. Estamos desde el principio todes también, aportando a cada idea, cada cuestión, cada centímetro, tanto energéticamente como aportes musicales”, dice a ANCCOM el actor Manuel Luchetti. Sobre la experiencia de actuar en esta compañía, la actriz Mariela Fernández asegura: “Disfrutamos un montón de hacerla y me parece que eso se nota cuando se ve el espectáculo. Hay como una unión familiar, y la verdad que la directora hizo un trabajo increíble con cada uno de nosotros, nos dio la libertad también para que cada uno aporte su experiencia y sus ganas”.

Los actores también hablaron del recorrido de la obra: “Tenemos solamente un año”, desarrolla Luchetti y Fernández enumera varios de los festivales por los que han pasado: “Participamos del Festival Regional, que lo ganamos, después pasamos al Provincial, que lo ganamos también, y fuimos al Nacional a representar la provincia de Buenos Aires en la La Rioja, el año pasado, que fue una experiencia buenísima. La compartimos con otros elencos de diferentes provincias, fue súper enriquecedor”.
“Nací en este ambiente”, cuenta la música Lara Bragán y agrega: “No es mi primera obra, pero sí la que tiene mayor repercusión. Ir al Festival Nacional en La Rioja con la obra, eso no lo había vivido: de repente viene la gente, el boca en boca, es otra dimensión”.
Fernández también explica lo que significa la llegada de la obra a Capital: “Seguimos creciendo, ahora estamos en el Beckett. Vinimos a Capital porque hicimos un montón de funciones en el conurbano. Ahora estamos acá probando este lugar, nos recibieron muy bien y la respuesta de la gente fue buena, así que estamos súper felices”.