«Sin medios comunitarios, la libertad es verso»

«Sin medios comunitarios, la libertad es verso»

Sindicatos y representantes de medios comunitarios se reunieron para exigir la entrega de fondos al sector para garantizar la pluralidad de voces en la esfera pública. El Ente Nacional de Comunicaciones se encuentra intervenido y se desconoce el destino de los recursos del FOMECA desde la asunción de Milei.

Bajo un cielo gris, en el centro porteño, precisamente en la calle Perú 103, se agrupan paraguas, carteles, cámaras y micrófonos. Frente al Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), trabajadores de prensa y comunicación se concentran bajo la lluvia que empapa el ambiente. La esquina que da acceso al organismo se encuentra vallada. El  único rincón de paso está vigilado por un policía que, firme, interroga a cada persona que intenta cruzar. A través de un criterio de selección –desconocido– permite o reorienta a los caminantes.

A tan solo unos metros tiene lugar la asamblea convocada por el Foro Argentino de Radios Comunitarias, la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, la Red de Medios Digitales y la Confederación de Medios Comunitarios y Alternativos. El lema del acontecimiento: “Sin medios comunitarios la libertad es verso”. Además, adhieren varios gremios como la Federación Gráfica Bonaerense, el Sindicato de Televisión Satsaid, el Sindicato de Prensa de Rosario, la Asociación de Comunicadores Argentinos por Internet, AATECO y CEADU.

 

La asamblea se lleva a cabo bajo un contexto en el que el ENACOM se encuentra intervenido por el gobierno de Javier Milei, gestión designada por decreto en la que Juan Martín Ozores asumió todas las funciones eliminando el Consejo Federal de Comunicación, como también, paralizando los fondos de fomento (FOMECA) para medios comunitarios, populares e indígenas. El ENACOM recauda mensualmente un gravamen que pagan todos los medios de comunicación –grandes, pequeños, comunitarios o privados– del que un 10 por ciento debe ser asignado por ley a los  FOMECA. Tanto los fondos como la Dirección de Fomento dentro del Ente Nacional de Comunicación siguen vigentes, la pregunta es: ¿Qué están haciendo con ese dinero? ¿Qué sucede cuando se desfinancia por 18 meses el acceso a la pluralidad de voces?

Con la consigna: “¿Dónde está la plata?” las distintas organizaciones evidencian que el actual interventor Ozores decidió paralizar el fomento a los medios cooperativos y comunitarios, incumpliendo la ley y que, además, debe millones de pesos a proyectos en curso, incluso a pesar de que sigue recaudando el impuesto de esta asignación específica.

 

Se enciende el megáfono, junto a las cámaras y micrófonos de los presentes. La asamblea ocupa el espacio público. “¿Qué hacen además de cobrar el sueldo con nuestro dinero? El impuesto se sigue pagando y el financiamiento no llega, acá hay una deuda que el organismo tiene que pagar, vamos a estar acá hasta que nos paguen, y seguir haciendo crecer a nuestros medios”, expresa Natalia Vinelli, integrantes de Barricada TV, abriendo la ronda de intervenciones. La crisis de los medios comunitarios se intensifica. El trabajo se precariza cada vez más y es el blanco de represión y hostigamiento desde el aparato estatal. “Este es un gobierno que está obsesionado con atacar a los trabajadores de prensa. El no pago del FOMECA también tiene que ver con ese ahogo que ejercen hacia los medios que podemos tener una visión crítica. La palabra federal y plural es clave para que se cumpla la libertad de expresión que quieren acallar. Somos nosotros los que estamos contando todo el tiempo lo que pasa, somos fundamentales y este fondo es fundamental para sostener a los medios de comunicación comunitarios que acercan información a todo el país”, manifiesta Martina Noailles, secretaria de Medios Autogestivos del SIPREBA

A pesar de exigir respuesta, el diálogo por parte del ENACOM es nulo. “Ya no podemos más, estamos totalmente estrangulados, necesitamos respuestas urgentes, nuestros medios se están callando porque no nos podemos sostener más”, advierte Emilia Calderón, integrante de la radio comunitaria de La ranchada, de Córdoba.

La asamblea en Perú 103 también contó con la presencia de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), agrupaciones de jubilados y estudiantes y directivos tanto de la UBA -el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, Diego de Charras- como de la Universidad Nacional de La Plata, entre otros espacios. Larisa Kejval, directora de la Carrera de Comunicación de la UBA tomó la palabra y afirmó el apoyo y acompañamiento de la institución. Además, expresó:  “Necesitamos a los medios comunitarios, creemos que  toda esta política cultural de desguace es el correlato cultural de un proyecto económico de saqueo y de un proyecto político profundamente individualista. Necesitamos salir de las burbujas de opinión y de mentiras, necesitamos que los medios comunitarios y universitarios sigan informando para poder unirnos y acompañar las luchas”.

En medio de la lluvia, la asamblea de medios comunitarios logró ocupar el espacio público al canto de “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. La asamblea concluye con la entrega de una carta documento con todos los reclamos en la sede de ENACOM y una foto colectiva con todos los participantes. “Vamos a arrancar un plan de lucha si es que no nos dan respuesta a nuestros pedidos”, advierte Lucas Molinari, integrante de Radio Gráfica. La comunicación está en emergencia y el mensaje está claro: Sin medios comunitarios, la libertad es verso.

 

Hacer historia en la plaza

Hacer historia en la plaza

El recientemente despedido director del Museo Histórico Nacional, Gabriel Di Meglio, dio una clase abierta en el Parque Lezama frente a una multitud. El historiador le había dado una impronta popular, con perspectiva de género y federal a la institución ¿Por qué lo echaron?

Gabriel Di Meglio da un paso y sube a una tarima improvisada ubicada junto a las rejas que separan el Museo Histórico Nacional (MHN) del Parque Lezama. El público, una multitud de personas que forman un semicírculo en torno a él, lo aplaude. Hace quince días, fue notificado de que sus funciones al frente de la gestión del Museo terminarían el 1 de agosto. Ante esa noticia, el historiador planeó una última visita guiada a modo de despedida, que iba a realizarse el sábado 12 de julio. Pero de forma abrupta, habiendo ya organizado y promocionado la actividad, Di Meglio recibió el llamado de Liliana Barela, Subsecretaria de Patrimonio Cultural, que le informó que la charla quedaba suspendida porque su salida del puesto debía ser inmediata. Rápidamente la nueva gestión tomó el control de las redes del Museo y eliminó el flyer con la convocatoria.  “El adelanto fue una cosa súper torpe.  Yo quería hacer la visita dentro del museo como forma de despedida. Mucha gente empezó a ofrecer solidaridad, a decir que iba a venir y por eso adelantaron el despido y al rato le pidieron al museo que bajara el flyer de mi visita,  así que creo que era para eso, para evitarla”, expresa el historiador en diálogo con ANCCOM. “Creo que hubo una molestia por el apoyo que recibí, porque no esperaban que sucediera esto”, conjetura. 

Di Meglio es Doctor en Historia, docente universitario, autor e investigador del CONICET. Desde el 2020 se encontraba al frente del  Museo Histórico Nacional, el museo histórico más antiguo del país. La institución ubicada en San Telmo junto al Parque Lezama fue creada por Adolfo Carranza en 1890 y entre su colección se encuentran piezas clave de la historia nacional,  como el sable corvo de José de San Martín y la bandera que acompañó a Manuel Belgrano en las batallas del Alto Perú en 1812. Desde el 2024, tanto la colección como los trabajadores del Museo Nacional de la Historia del Traje, cerrado por el Gobierno de Javier Milei vía decreto, también se han incorporado al MHN. 

Ante el adelanto de su despido y la imposibilidad de realizar en el Museo su actividad de despedida, el historiador decidió que la charla se hiciera de todas maneras, el mismo día, a la misma hora, pero del lado de afuera de las rejas. 

A la espera del inicio de la actividad, por los parlantes suena “Jijiji” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, el pogo es reemplazado por pequeños saltitos en el lugar y manos que se agitan al ritmo de la música. Di Meglio mira la escena sonriente.  Durante los cinco años en que estuvo al frente de la gestión del Museo, se incorporaron nuevas perspectivas historiográficas, se renovó el guion museológico, se ampliaron las colecciones y se triplicó la cantidad de visitantes. Mientras se prepara para dar inicio a la charla sobre historia popular, los asistentes se acercan, le piden foto y lo abrazan. Son cientos los que han venido a presenciar la última actividad de Di Meglio en el Museo, que pone fin a una exitosa gestión.  El propio historiador reconoció que “el museo está funcionando bien pese a todo, porque hemos logrado seguir haciendo exhibiciones, seguir abriendo, viene mucha gente y nos deja buenos reconocimientos. Funciona bien y aún así se interrumpe, todo ese palabrerío eficientista del Gobierno es pura mentira. Lo que hay es un deseo destructivo de que no funcione”.

Causas posibles 

 A principios de julio, el docente recibió la noticia de que a fin de mes debía abandonar su cargo. María Ines Rodríguez Aguilar, que ya estuvo al frente de dicha institución como interventora en el año 2001 y hasta el mes pasado se desempeñaba como Directora Nacional de Museos,  será quien ocupará el puesto. “No creo que mi despido tenga que ver con la mirada del museo, no sé si va a haber tantos cambios en ese sentido”, supone Di Meglio y continúa: “Pero bueno, esta persona, que fue hasta hace muy poco mi superior inmediata, aceptó o pidió ese puesto, algún plan debe tener. Su mirada de los museos es mucho más tradicionalista que la mía, tiene un estilo de museo más protocolar, digamos”, señala. 

La única información concreta que recibió Di Meglio sobre su desvinculación fue que se trataba de “una decisión política” y que había generado molestias al interior del Gobierno sus expresiones sobre el desfinanciamiento del MHN y otros museos nacionales. Al ser consultado por la situación económica de la institución, el historiador expresó que el presupuesto del Museo era nulo y se acotaba sólo a los salarios, por cierto bajos, de los trabajadores. Di Meglio también había mencionado que al tratarse de edificios antiguos, se requiere un mantenimiento que no es costoso pero sí precisa ser constante. “El patrimonio histórico es muy importante en tanto y en cuanto es clave para un país conservar su pasado”, afirma y agrega: “Y no es tanto el dinero que se necesita para sostener edificios antiguos y colecciones en pie, pero al abandonarlos, se genera un gasto desmedido para poder recuperarlos después.  Este es un edificio del siglo XIX, hay que estar arreglándolo todo el tiempo y creo que hay un error en abandonarlo. Bueno, más que un error, una política premeditada de desfinanciar para que las cosas no funcionen”.

Sable corvo

Al iniciar el recorrido por el Museo, la primera exhibición que se encuentra es “Tiempo de Revolución”, que abarca el período de 1808 a 1824. Hacia el final de dicha muestra, en el centro de un salón blanco y circular, acompañado por la guardia de un Granadero, se encuentra el sable corvo del General San Martín. La célebre arma del Libertador también aparece entre las posibles causas del desplazamiento de Di Meglio. Hace algunos meses, el Ministerio de Defensa le pidió a la Secretaría de Cultura que le ceda el sable para llevarlo al Regimiento de Granaderos. 

El historiador relata que el sable que San Martín compró en Londres en 1812 y que llevó a las campañas de Chile y Perú, le fue legado a Juan Manuel de Rosas por el propio Libertador. Tras la muerte de Rosas, en 1897 su hija Manuela donó el sable al Museo Histórico Nacional. En los años 60, durante la proscripción del peronismo, hubo dos intentos por parte de grupos políticos de robar el sable para entregárselo a Perón, que fueron detenidos por el Ejército. Tras estos sucesos, en 1967 durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, se ordenó trasladarlo al Regimiento de Granaderos, donde permaneció custodiado durante 48 años, sin poder ser visto ni visitado. En 2015, durante la presidencia de Cristina Fernández, el sable fue restituido al Museo donde originalmente había sido donado. Siendo entonces el MHN el legítimo dueño de la célebre arma, Di Meglio se negó al pedido de Defensa de volver a trasladarlo a Granaderos. El historiador se ocupa de aclarar que el hecho de que su despido tenga que ver con este conflicto, no es más que un trascendido que no puede confirmar, pero que efectivamente el pedido existió y su respuesta negativa también. 

La historia popular 

“Parezco un dirigente político hablando en el parque”, bromea Di Meglio desde la improvisada tarima en Parque Lezama. La charla se centra  principalmente en el trabajo realizado con el equipo del Museo para transformar la propuesta historiográfica. “Se trata de una reflexión sobre cómo estos museos, creados en otra época y con otros objetivos, van cambiando a lo largo del tiempo y deben ir cambiando porque el presente se modifica y las preguntas son otras”, explica.  El historiador marcó tres puntos en los cuales trabajaron para renovar el guion museológico. “Por un lado, lo que queríamos hacer era una historia que fuera policéntrica, es decir, no contada desde Buenos Aires y la región pampeana, sino tratar de tomar la diversidad de este enorme y complejísimo país”, expresa Di Meglio. “También queríamos  una historia que incorporara la perspectiva de género. Hoy estas son palabras prohibidas por las autoridades, directamente hubo museos donde se prohibió usar la palabra género”, denunció el historiador. En tercer lugar, Di Meglio remarcó la voluntad de “además de tener una mirada de género y tener una mirada policéntrica, incorporar una historia de las mayorías, es decir, incorporar la historia popular”. 

Esta propuesta planteaba el desafío de hacer hablar de otra manera una misma colección que se creó con otro objetivo. Di Meglio explica que “de algunas provincias hay un montón de cosas, de otras hay pocas pero tratamos de corregirnos, de no mirar solamente desde un lugar. Entonces, por ejemplo, en la exhibición Tiempo de Revolución, intentamos que el foco vaya cambiando.  Empieza en un lugar, sigue en otro lugar, después pasa a otro. Porque ahí teníamos el patrimonio como para hacerlo”, aclara el historiador. 

En cuanto a la presencia de las mujeres, remarca que “en términos de género el patrimonio es totalmente desigual. Lo que nosotros intentamos fue no hacer rincones de mujeres, es decir, tratar de ir poniendo personajes femeninos, de los cuales tenemos muchísimo menos cosas, a lo largo de todos los temas”. También las clases populares tienen una presencia mucho más débil en el patrimonio histórico en comparación con las clases altas. “Imagínense un paisano, un esclavo, un obrero, hombre o mujer,  no pudo guardar pertenencias para donarle a un museo, es decir, ¿quién podía guardar un traje casi sin usar para que el museo después lo pueda exponer? Esas cosas se usaban,  se pasaban, se destruían. Entonces, la cantidad de objetos es mucho menor”, explica el historiador.  “Intentamos a lo largo de todas las muestras  hacer presente ese mundo popular que es mayoritario, pero muy minoritario en el patrimonio, que tiene una marca social fundante. Pero al mismo tiempo,  hay una  presencia de lo popular en todo el museo y en todos los museos,  ¿quién tejió los textiles que están expuestos? ¿Quién construyó los muebles que están expuestos? ¿Quién hizo los sables? En todos los objetos hay una marca del trabajo y esa es la marca popular”, repasa.

Fuera de las redes

Al finalizar la charla, Di Meglio agradeció a todas las personas que conforman el equipo de trabajadores del MHN y afirmó: “Hay que juntarse, verse por fuera de las redes, organizarse es algo fundamental. Como dice Martín Fierro ‘el fuego para calentar siempre debe venir de abajo’”. Y concluyó: “La historia nos sirve para entender el pasado, pero a veces también nos da algunas lecciones. Tenemos antecesores, tenemos antepasados, muchos están vivos, muchos están acá, que han enfrentado cosas peores que ésta, tiempos más oscuros, que  en algún momento también terminaron. Si nos enseña algo la historia es que siempre hay esperanza”. 

Al terminar la charla, muchos de los presentes formaron fila para saludar a Di Meglio, sacarse fotos y brindarle su apoyo, incluso hubo estudiantes que le pidieron que les autografiara sus apuntes. El Museo también recibió la visita de muchos de los que acudieron a la actividad, los pasillos se llenaron de gente que tras la charla entró a recorrer las distintas exhibiciones. Con salas llenas, colmadas de visitantes, la multitud despidió la gestión de Di Meglio frente al Museo Histórico Nacional. 

Una obra sobre la impiedad

Una obra sobre la impiedad

“La chica de la lámpara” comienza con humor absurdo y se oscurece a medida que los personajes actúan en torno al embarazo de una protagonista que irradia controversia y mucha soledad.

Sábado por la noche, en una sala de pisos negros, vacía excepto por una mesita con vasos llenos de vino tinto, media centena de personas aguarda que comience la función en El Excéntrico de la 18ª, espacio teatral ubicado en la calle Lerma de Capital Federal.

El director Manuel Vignau recupera una obra tensa y desconcertante sobre la maternidad, escrita por la dramaturga española Marta Aran que se basó, para sorpresa del público, en una experiencia personal. Al inicio sale a la luz el porqué del título, La chica de la lámpara, que es, a su vez, es el nombre que el marido de Alba, la protagonista, pretende ponerle a su gran proyecto artístico: una mujer que, desnuda, con una pantalla en la cabeza y un tampón con hilo que cuelga entre las piernas, permanece inmóvil, sin marcas que permitan darle identidad, para que los transeúntes puedan tirar del hilo y prenderla o apagarla a voluntad.

“Uno piensa que es ficción, pero Marta lo trajo de la realidad, con algo que le pasó con una pareja”, cuenta Vignau, en diálogo con ANCCOM. Alba trabaja en una galería de arte moderno y está cerca de conseguir el puesto de directora artística. Mauricio, su marido, es allí su asistente. Pero el embarazo tiene complicaciones y ella cae en un ineludible reposo absoluto, que deja en manos del marido, de juicio cuestionable, y de otra mujer, organizar un importante evento que se aproxima. En este contexto, aparece la hermana de la protagonista, Gema, recién llegada de triunfar laboralmente en Japón.

“Me parece bien que Marta ponga un sólo personaje masculino. Tres miradas femeninas y una masculina que habla por los hombres, dejándonos en un lugar que es para reírse un poco, y también para hacerse cargo. Hay cosas que repensar, desde el lugar de cómo podemos acompañar a una pareja en un proceso de crianza”, afirma Vignau.

La obra coloca a la protagonista, encarnada por Antonella Jaime, en una tensión constante. Su éxito profesional se ve interrumpido por el deseo de tener un hijo, que comienza a vislumbrarse como un deseo impuesto por su marido, y no como propio. El público se sumerge en una reflexión sofocante: qué implica un embarazo, y a qué debe renunciar una mujer para que aquello siga su curso.

 “Es una obra escrita claramente por una mujer, que no podría haber sido escrita por un hombre, porque hay una zona intransferible… a mí me interesaba detenerme ahí, en esa fibra femenina”. La trama consigue alterar los nervios y despertar frustración. El escenario se vuelve un pequeño mundo en el que Alba es una incomprendida, y todos giran a su alrededor en un torbellino de indiferencia. La hermana, Gema, se aproxima con cierta calidez que nunca llega a concretarse, de modo que la protagonista permanece sola, con un bebé que no quiere tener.

Vignau remarca una palabra que le parece fundamental: impiedad. “Sin eso no habría obra, si los personajes no fuesen profundamente egoístas, la obra no tendría potencia. Y es incómoda en ese sentido. Hay una lógica de empatía muy particular. Algunos personajes generan rechazo, pero es difícil empatizar con la protagonista. Más para las que son madres felices o que tuvieron procesos de maternidad idílicos”.

Pese a la previa incertidumbre sobre los efectos que tendría un tema tan delicado, con orgullo Vignau relata que la obra despierta reacciones enriquecedoras. Tras cada una de las funciones ya realizadas, alguien se acercó a él para hacerle una confesión, para revelarle una historia personal.

“Esas aperturas implican que algo funciona. Madres que han tenido procesos parecidos, y desde el lado del hombre también… Para pensar en qué lugar estamos en la búsqueda de construcción familiar. ¿Si la mina queda embarazada, vemos? ¿Lo buscamos, lo proponemos, cómo podemos proponerle a nuestra compañera buscar familia? Hay un lugar del hombre muy pasivo, sin saber qué hacer, supeditado al deseo de la compañera. Y no está bueno porque esa construcción debería ser conjunta. Con la obra se está abriendo un confesionario que está buenísimo”.

 

La chica de la lámpara puede verse todos los sábados de julio y agosto, 22.30 hs, en El Excéntrico de la 18ª (Lerma 420, CABA). Las entradas pueden adquirirse desde la web de Alternativa Teatral.

Libros versus motosierra

Libros versus motosierra

Las bibliotecas populares de todo el país se organizan frente a la pérdida de autonomía que implica el reciente Decreto 345/25 que desregula organismos culturales.

Desde la publicación del Decreto 345/25, la resistencia de las Bibliotecas Populares continúa en marcha. La norma tiene por objetivo desjerarquizar y desregular diversos organismos culturales, entre ellos, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) que pierde tanto autonomía presupuestaria como representatividad federal. Esto llevó a que distintas bibliotecas se organizaran en un frente de lucha.

Verónica Barbera, integrante del colectivo de la Biblioteca Popular La Chicharra (ubicada en Barrio Meridiano V, La Plata), contó: “En este momento nos encontramos en estado de alerta y movilización. Estamos fundando redes con otras bibliotecas populares que nos permitan fortalecernos, difundir esta problemática y poder resistir los embates del gobierno nacional.”

Uno de los frentes organizados que se creó es el Movimiento de Bibliotecas Populares en Lucha. Desde allí, se está buscando derogar este decreto desde distintas vías de acción. Eric Winer, bibliotecario, integrante del Movimiento, trabaja en la Biblioteca Popular Por Caminos de Libros (ubicada en el barrio popular Ramón Carrillo de Villa Soldati), explicó en diálogo: “La vía más urgente que identificamos es la incidencia parlamentaria. Al ser un decreto, nos interesa incidir en los legisladores que tienen la posibilidad de anular el decreto que perjudica tanto en la CONABIP como otras instituciones. Desde el punto de vista de las bibliotecas populares, al estar desperdigadas por todo el país, capaz tenemos posibilidad de llegar a algún legislador provincial que tiene alguna cercanía desde su propia jurisdicción o comunidad, para tratar de hacerle reflexionar sobre el impacto de esta medida. La verdad es que está difícil”. Sin embargo, el accionar no se agota en el ámbito parlamentario: “Estamos también pensando en judicializar el decreto porque va en contra de la ley que constituye la CONABIP. No somos los únicos, varios actores también avanzan por la vía judicial tratando de generar una cautelar, un amparo. Y después tenemos otras estrategias, como tratar de generar impacto en las redes, entre los movimientos. Y bueno, nos queda la vía de manifestación en las calles”, amplió el referente.

De hecho, la pasada semana María Nieves Dalponte Ayastuy -presidenta de la Biblioteca Popular Tupac Amaru Infanto Juvenil de La Plata- presentó una acción declarativa de inconstitucionalidad colectiva (ADIC), patrocinada por el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, en el Juzgado N° 2 en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo Federal de La Plata. Se demorará de quince a treinta días hábiles en recibir una respuesta y, pasado ese período, se traslada la demanda al Estado nacional. La Unión de Escritoras y Escritores expresó su apoyo a la iniciativa.

A su vez, diversos organismos se han solidarizado con la situación actual de las Bibliotecas Populares. Entre ellos, IFLA LAC (División Regional de América Latina y el Caribe de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios e Instituciones), que en un comunicado expresó su “respeto por la institucionalidad argentina” y “respaldo a todos los esfuerzos orientados a preservar el valioso trabajo de las bibliotecas populares como espacios fundamentales para la vida democrática, cultural y social”.

A nivel legislativo, los diputados Marcela Passo, Carlos Daniel Castagneto y Jorge Antonio Romero, pertenecientes al bloque Unión por la Patria, presentaron un pedido de informes al Poder Ejecutivo sobre el estado de los distintos organismos afectados tanto por el Decreto 345/25 como el 346/25. Sin embargo, hasta el momento de la publicación de esta nota el diputado Romero confirma que no han recibido ninguna respuesta.

ANCCOM intentó contactarse con las autoridades gubernamentales responsables de la CONABIP, pero hasta la fecha no se recibió respuesta.

¿En qué perjudica el Decreto 345/25?

Uno de los artículos del decreto 345/25 que más alerta ha generado es el 8°, que reemplaza a la anterior autoridad de aplicación de la Ley N° 23.351 de Bibliotecas Populares, la CONABIP, por la Secretaría de Cultura: Esta nueva situación constituye una profunda pérdida de autonomía. Cecilia Bona, periodista y coordinadora a cargo del proyecto de promoción de la lectura @porqueleerok, explicó: “Desde la época de Sarmiento (1870) la CONABIP maneja su propio presupuesto y toma sus propias decisiones. Todo es decidido en una comisión compuesta un representante de cada una de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Eso hace que tanto las decisiones como la conversación entre las bibliotecas sea muy federal. Ahora, tanto presupuesto como decisiones pasan a formar parte de la Secretaría de Cultura que, además, podría decidir asignar ese presupuesto a las bibliotecas o no. Puede hacer con eso lo que quiera (…) Lo más perjudicial es esta quita de autonomía presupuestaria y toma de decisiones”.

En relación a la pérdida de representatividad federal, Mercedes Botana, voluntaria de la Biblioteca 3037 de Lago Puelo, Chubut, expresó su preocupación: “Perder representatividad nos parece realmente preocupante. Que cinco personas -puestas por la Secretaría de Cultura- decidan las políticas públicas desde la Ciudad de Buenos Aires no está bueno… Nosotros estamos en la provincia de Chubut ¿Qué saben de lo que pasa acá? ¿Qué saben de la idiosincrasia, de la población? Hasta el decreto, la CONABIP tenía veinticuatro representantes, uno por provincia, elegidos también democráticamente dentro de cada jurisdicción. Esto no va a suceder más. Van a ser cinco personas a dedo, que no sabemos cómo transitaron bibliotecas populares, si es que alguna vez pisaron una. Nos parece importante tener una voz y un voto en las decisiones de las políticas públicas que tienen que ver con estos proyectos comunitarios”.

Los programas brindados por la CONABIP son de vital importancia para el desarrollo de las actividades y el abastecimiento de las bibliotecas, como cuenta Paula Epstein, quien forma parte de la Biblioteca Popular Roffo de Villa del Parque, CABA: “La CONABIP ayuda al sostenimiento de las bibliotecas a través de subsidios para hacer frente a gastos corrientes como servicios, conectividad a internet, compra de libros. Brinda también asesoramiento y capacitaciones. Nuestra biblioteca participó desde la primera edición del Programa Libro%. Una iniciativa valiosísima que nos permitió, frente al costo que tienen los libros, mantenerla actualizada”.

¿Cuál es la importancia de las bibliotecas populares? 

La particularidad de las Bibliotecas Populares, frente a otros tipos de bibliotecas, es que las mismas se crean por iniciativa zonal, vecinal, por los miembros de una comunidad. Para Verónica Barbera “una biblioteca popular se diferencia de una biblioteca, por ejemplo pública, por el modo de constituirse y de financiarse. Está impulsada y conformada por miembros de una comunidad y financiada con cuotas societarias y alguna que otra línea de financiamiento de otros orígenes, que pueden ser públicos o privados, pero fundamentalmente está sostenida por su comunidad.” Por eso, considera que la relación con el territorio “es muy fluida. Nosotres abrimos de lunes a viernes y de manera excepcional también los sábados con actividades especiales. Pero la biblioteca tiene una impronta local muy grande. Está en vínculo con diferentes instituciones y espacios culturales del barrio. Por ejemplo, trabajamos desde hace 18 años haciendo promoción y mediación de la lectura con la Escuela Secundaria N° 44, que está justo en frente de nuestra biblioteca”, mencionó Barbera sobre las características de las actividades de La Chicharra.

En esta misma línea, Braian, integrante de la Biblioteca Popular Sarmiento de Villa Italia, Tandil, detalló la multiplicidad de actividades que se realizan en el espacio del que forma parte: “En nuestra biblioteca trabajamos con planificación estratégica y diferentes ejes: la promoción de derechos, la promoción de la lectura, también tenemos un espacio formativo de talleres, proyectos vinculados a la alfabetización digital y el acceso a la información, servicios de información ciudadana, más todos los ciclos que realizamos en la biblioteca de manera anual, algunos de promoción de artistas y autores locales, referentes de diferentes expresiones artísticas.” Al enumerar estas acciones destacó la importancia de las bibliotecas populares en las comunidades: “Algunas tienen más de 100 años. La presencia y la referencia son muy importantes, porque termina siendo un espacio de articulación en cada una de las localidades y barrios. En algunas localidades más chicas, que pueden estar en lugares alejados, a veces es el único lugar, no sólo donde hay libros, sino donde hay internet, donde hay un espacio para reunirse. El escenario de las bibliotecas tiene una fuerza impresionante.”

“Hago lo que me propuse y eso ya es un éxito”

“Hago lo que me propuse y eso ya es un éxito”

Luego de una etapa signada por rupturas, cambios profundos y un proceso de reinvención personal, la artista marplatense Cintia Belén presenta Puente, un disco que nace desde el dolor. “Las letras son un reflejo de quién soy y mi vínculo con las personas”, asegura.

Resultado de la fusión entre danza, poesía y música, Cintia Belén acaba de lanzar su segundo disco, un material profundamente introspectivo. Si bien ya había debutado como compositora con Descargo, confiesa que este álbum es el primero que siente como completamente propio.

Puente, presentado el viernes 13 de junio en Nün Teatro Bar, invita a confiar en los procesos de cambio y en la posibilidad de renacer emocionalmente, incluso después de las etapas más oscuras.

En diálogo con ANCCOM, la artista repasa su proceso creativo, la importancia de mantener su autenticidad sin dejarse influenciar por otros y los desafíos de integrar todas sus facetas artísticas en un solo proyecto.

¿Cómo nació Puente?

Este disco surge de la necesidad de expresar todas las experiencias que atravesé, las emociones que despertaron mis relaciones y lo que ellas me enseñaron. Si bien ya había publicado mi primer álbum, Descargo, en este proyecto me tomé más en serio hacer música y sentarme a pensar qué quería para mi vida. Venía de una crisis profunda, atravesada por dos grandes separaciones y un movimiento territorial ya que viví una temporada en el sur, lo que implicó dejar mi casa, mi familia y mis espacios de contención. Este álbum trae ciertas verdades sobre cómo me afecta la mirada del otro y cómo me relaciono con los vínculos. También habla de transformación y de agradecer experiencias que, aunque en su momento no fueron amables, hoy me permiten comprender que sucedieron por alguna razón. No tengo todas las respuestas, pero este proceso me trae a un presente distinto. Hay certezas consolidadas, pero también nuevas preguntas que abren caminos hacia futuras transformaciones. En mi caso, lo logré fusionar a través de la música, el arte y la composición.

 

¿Cómo fue su proceso de creación?

En general, parto de la necesidad de poner en palabras o transformar sensaciones para crear la canción. Generalmente compongo con la guitarra, siempre buscando un patrón melódico impulsado por la necesidad de expresar algo y si surge una letra, la anoto para desarrollarla luego. Obviamente no lo trabajo sola, siempre hay aportes técnicos, compositivos y artísticos de colegas. Durante el proceso, hago que gente cercana escuche las maquetas y estoy abierta a devoluciones, pero trato de no guiarme por opiniones externas para no perder autenticidad. Para mí, el mayor tesoro es que la canción transmita el mensaje a través de la letra y la melodía. Aunque mi camino en la música es corto, tengo un largo recorrido artístico y he trabajado con artistas increíbles en proyectos exitosos. Sin embargo, hoy me toca bajar mis expectativas y entender en qué lugar estoy con este proyecto, que es el primero puramente personal. Muchas veces los artistas nos ponemos muy exigentes con nuestro material y nos cuesta mostrar los resultados, pero llega un momento en que hay que decidir que la canción está terminada y compartirla así. Eso me permite seguir creciendo.

¿Y qué rol ocupa la recepción del público?

Componer canciones implica compartir un mundo muy íntimo e interno, lo que mueve muchas fibras. No es solo un proyecto o un negocio alrededor del arte, sino una expresión profunda de identidad. Las letras son un reflejo de quién soy y mi vínculo con las personas, por eso trato de no influenciar la composición con opiniones externas. Me conmueve ver cómo el público recibe el mensaje, que tiene distintas capas. Algunos escuchan lo profundo, otros se quedan en lo superficial, pero en todos los casos hay fibras que se tocan. Creo que eso se debe a la poesía y la magia del arte. Sobre todo, en vivo, siento que conecto profundamente con la gente. Muchas veces, después de conocerme, se acercan y me agradecen por la profundidad de las letras y mi mirada.

¿Cómo surgió la idea de integrar poesía, música y danza?

Siempre soñé con concretar esta fusión de todas las cosas que me gustan hacer. A veces aparecía una creencia limitante de que debía enfocarme en una sola cosa, porque quien mucho abarca poco aprieta, pero no entendía por qué, si era buena en varias áreas, debía elegir solo una. Como me gusta escribir poesía y conectar con la profundidad del texto, empecé a compartir textos relacionados con las letras. En la parte audiovisual me saqué las ganas de bailar y logré que el cuerpo representara todo lo que vienen a traer las letras. El gran aprendizaje de este álbum fue juntar todo en un mismo frasco y mostrarle al público quién soy y qué me compone.

¿Qué desafíos te trajo?

Hubo momentos que he disfrutado muchísimo y otros difíciles, que me hicieron preguntarme de qué manera me relaciono con mi propio arte. Es muy valioso permitirse explorar todos esos mundos que nos dan curiosidad para luego reflexionar sobre cómo uno se siente en ese proceso. Siento que estoy haciendo lo que en algún momento me propuse y eso ya es un éxito para mí. Es importante valorarse, hacer una retrospectiva y celebrar el presente.

¿Qué le aportaron a tu universo artístico las dos colaboraciones que decidiste sumar?

Con Sofia Macchi, que vivió conmigo en el proceso de reencontrarme, hicimos una colaboración muy cercana. Le pedí que hiciera coros en Cantar hasta morir y aceptó con alegría, porque somos como hermanas y nos apoyamos mutuamente. En ese tema, ella aporta su color dentro de mi universo, ya que la letra es mía. Fue hermoso que me haya acompañado con su arte y experiencia. En cambio, Desnuda, el tema que comparto con Kris Alaniz, lo compuse mientras estaba en el sur y nace de un vínculo que despertaba en mí la necesidad de abrirme desde el corazón. Para mí desnuda significa mostrarte todo: lo bueno y también mis sombras para poder compartir momentos desde esa vulnerabilidad, sin miedo. La letra, aunque a primera vista narra un encuentro desde el deseo y la atracción, tiene una capa más profunda que habla del permiso y de romper con los ideales tradicionales del amor. Terminé de componerla en un taller de mi amiga Clari, del dúo Fémina, y fue ella quien me sugirió agregar un rap para darle un matiz más lírico y contundente. Cuando volví a Buenos Aires, pensé en Kris para ese espacio, le mostré el beat y la letra, y aceptó de inmediato. Para mí fue increíble que una artista que ya tenía un recorrido y una gran audiencia aceptara colaborar conmigo, que estaba remando con pocos oyentes. Creo que es muy valioso, sin importar en qué momento estés de tu carrera, abrir la posibilidad de conectar con otros artistas que te resuenan. Al final, eso es lo que realmente importa y se transmite. Yo no la llamé por sus números, sino porque la conocía, y por suerte todo fluyó muy rápido. En su caso, aportó muchísimo al disco, dándole un color que le faltaba y compartiéndome, con mucho amor y humildad, parte de todo su recorrido.

Tu estilo tiene marcados tintes flamencos marcados, ¿de dónde nace esta conexión?

No fue algo buscado, sino que apareció naturalmente desde mi autenticidad a la hora de componer e interpretar. Mi apellido, Torres García, tiene raíces españolas, y recién después de publicar la canción A mis ancestros supe que tenía parientes en Andalucía, cuna del flamenco. Eso confirmó lo que ya sentía en mi música. Igualmente, no me apropio del género, me reconozco cien por ciento argentina, pero me encanta la fusión que surge. Me atrae el dramatismo y la teatralidad del flamenco, su profundidad y la forma de proyectar la voz, con la que me siento muy identificada.

¿Qué mensaje te gustaría que le quede a quien lo escuche?

Que se puede volver a confiar en el amor y en la vida y que siempre es posible renacer. Al entregarnos a las emociones que nos atraviesan, surge una fortaleza interna, especialmente tras las muertes que atravesamos en la vida. Las experiencias más oscuras pueden llevarnos a lugares más hermosos si aceptamos el proceso. El mensaje de este álbum es que la vida es un constante ciclo de muerte y renacimiento y debemos entregarnos a ello. Aunque propone cambios, siempre nos vuelve a dejar en el mismo lugar de preguntarnos quién somos, solo que cada vez con mayor madurez, entendimiento y autoconocimiento de uno mismo.

El día que Almagro se transformó en Almagrow

El día que Almagro se transformó en Almagrow

En el marco del Festival ENTRÁ, organizado para denunciar el vaciamiento del Instituto Nacional del Teatro, la obra «Gentrificadxs Almagro» convierte a los espectadores en “inversores” de un barrio ficticio (por ahora). Con humor y denuncia, la puesta recorre las calles porteñas para reflexionar sobre la gentrificación y la memoria barrial.

En un antiguo departamento sobre la histórica confitería Las Violetas, se pone en marcha un recorrido urbano atípico. Se trata de Gentrificadxs Almagro, una intervención teatral que satiriza los procesos de gentrificación que atraviesan barrios porteños y que, con humor e ironía, convierte a los espectadores en supuestos “inversores” de un futuro Almagro.

 

Una respuesta desde la resistencia cultural

El Festival ENTRÁ, Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa, es una movida cultural que durante la semana del 3 al 9 de julio invita a asistir a 385 obras de teatro “a la gorra” en todas las provincias del país en simultáneo con el fin de visibilizar la situación del Instituto Nacional del Teatro, INT, y llamar la atención de diputados y senadores para que deroguen el Decreto 345 que, entre otros perjuicios, le quita su autarquía.

El INT es un organismo público que tiene como objetivo fomentar, proteger y promover la actividad teatral en todo el país. Creado por la Ley 24.800, brinda subsidios, impulsa festivales, otorga becas y acompaña proyectos independientes en todo el territorio nacional, con una fuerte impronta federal. El Decreto 345/2025 modificó su estructura argumentando que la autarquía funcional no es indispensable para cumplir sus objetivos y señalando supuestas deficiencias en el control de los recursos públicos, el Ejecutivo decidió disolver su Consejo de Dirección y transformar el INT en una unidad dentro de la Secretaría de Cultura. A su vez, se creó un Consejo Asesor ad honorem y de carácter no vinculante.

Gentrificadxs Almagro es una de las tantas obras que busca visibilizar la situación del Instituto Nacional del Teatro, aunque lo hace desde una puesta en escena poco convencional. No hay sala, ni butacas, ni telón. Lo que hay es ciudad, ruido y caminata.

Los nuevos inversores

La función comienza en el tercer piso de un edificio antiguo, justo encima de la emblemática confitería Las Violetas, en Avenida Rivadavia al 3800. Allí, el anfitrión recibe a su público en la vereda. A lo largo de toda la obra los llamará “inversores”, con una sonrisa y un dejo de amenaza. Mientras se espera que lleguen todos, suena una canción que conjuga con ironía el verbo gentrificar: “ustedes gentrifican, nosotros gentrificamos, vosotros gentrificais, ellos también gentrifican…”.

Una vez dentro del departamento, el anfitrión se lanza a vender la zona: asegura que Almagro está a punto de transformarse en un polo de renovación urbana. Con humor, invita a los presentes a cerrar los ojos e imaginar un nuevo nombre para el barrio: Almagrow, el alma en crecimiento. El delirio inmobiliario empieza por ese mismo edificio construido en los años cuarenta, cuando Las Violetas ya abría sus puertas a la aristocracia barrial.

El plan -explica- es comprar todas las unidades del edificio y empujar a los vecinos a irse, incomodándolos hasta el hartazgo. En su lugar, propone un “shopping de gente que busca calidad”. La remodelación conectaría los tres pisos con la confitería, con los túneles del subte A que pasan justo por debajo y con el Coto de enfrente. “Como en Bulnes con el Alto Palermo, o en Carlos Gardel con el Abasto”, compara. Así, Almagrow podrá aspirar a otra expectativa de inversión. ¿El paso siguiente? Dejar que ciertas zonas del barrio se deterioren de a poco, para que el valor baje y comprar sea más barato.

Una vez presentado el proyecto a los “inversores”, el anfitrión invita a iniciar el recorrido barrial para ilustrar, en el terreno, su visión del futuro. Con un tono humorístico y una retórica empresarial, comienza a caminar las calles de Almagro -o Almagrow, como insiste en llamarlo- señalando los cambios que planea impulsar: renombrar calles, transformar los puestos de diarios en puntos de café cool, rebautizar plazoletas, remover baldosas en homenaje a los desaparecidos. Todo en nombre del progreso y la revalorización del barrio. La segunda etapa del plan es aún más ambiciosa: construir el majestuoso Almagrow Arena en el predio donde hoy se encuentra la antigua fábrica IMPA, un “territorio liberado” según su relato, degradado y listo para ser reciclado por el mercado.

El recorrido finaliza en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos Borromeo, a la que el anfitrión propone rebautizar como Basílica San Carlos Gardel. Allí sugiere, sin perder la ironía, reemplazar las escaleras por escaleras eléctricas y ascensores. Pero el juego performático se interrumpe: como parte del Festival ENTRÁ, Martín Seijo -actor y anfitrión- abandona su personaje para dirigirse directamente al público. Lee un texto que expone la crítica situación del Instituto Nacional del Teatro y el sentido de hacer obras “a la gorra”: “Exigimos que los diputados, diputadas, senadores y senadoras de nuestro país deroguen el Decreto 345 que vacía el INT, poniendo en peligro la existencia de nuestras salas, nuestra cultura y nuestra identidad. ENTRÁ porque es urgente. ENTRÁ porque nos necesitamos. ENTRÁ porque es ahora. Que no nos quiten la posibilidad de encontrarnos a imaginar”, concluye el texto final. Con esto, la ficción cede ante la urgencia, y los inversores vuelven a ser espectadores. Luego de dos horas de habitar un Almagrow imaginario, el público regresa al Almagro real: un barrio que muchos de ellos habitan, y que atraviesa una acelerada transformación urbana.

Cuando la ficción se detiene

Con la ficción ya disuelta, los espectadores se agrupan nuevamente fuera de la basílica. Ahora conversan cara a cara con el verdadero Martín Seijo. La charla fluye entre risas, preguntas sobre la obra y menciones a otros espectáculos del Festival ENTRÁ. Pero pronto la conversación se corre hacia temas más urgentes: el barrio, la memoria, el país.

“Yo justo vengo de la asamblea barrial -comenta uno de los asistentes- porque estamos haciendo una movida. Ahora recién está saliendo a la luz que hubo un centro clandestino en la calle Obrero Núñez, acá en el barrio. Hoy algunes compas estuvieron por esa zona repartiendo volantes y preguntando si sabían algo. Se les acercaron vecines a contar cosas tremendas”.

Las palabras resuenan en el grupo y revelan el pulso de un barrio que, más allá de los planes ficticios de “revalorización”, guarda memorias intensas y heridas abiertas. Seijo escucha con atención y devuelve su experiencia. Cuenta que muchas veces, en plena función, los vecinos se acercan con curiosidad o se suman al recorrido. Algunos apoyan lo que ven y otros no tanto, pero el contacto directo, dice, siempre genera algo.

Sobre el origen de Gentrificadxs Almagro y el contexto que la hace posible, Seijo reflexiona en diálogo con ANCCOM: “Los chicos que organizan el festival notaron que en las reuniones y en los abrazos al Instituto había muy pocos jóvenes, notaron que no estaba representada su generación. Entonces empezaron a ver qué podían hacer, se empezaron a juntar y así surgió la idea del festival para visibilizar. Siempre que hay una movida como esta trato de colaborar de algún modo, porque las historias se repiten y yo también estuve en movidas así”.

Teatro y territorio

Mientras en escena se fantasea con remover baldosas por desaparecidos o convertir fábricas recuperadas en arenas comerciales, en las veredas reales los vecinos siguen organizándose, denunciando olvidos y resistiendo al avance de la especulación inmobiliaria.

Con funciones a la gorra y en el marco del Festival ENTRÁ, Gentrificadxs Almagro no solo propone una experiencia teatral distinta, también se convierte en una herramienta para visibilizar una problemática urgente. En ese cruce entre ficción y realidad, entre parodia y denuncia, el teatro busca ocupar lugar en la vida pública.