«Las llaves del Palacio no se entregan»

«Las llaves del Palacio no se entregan»

La comunidad educativa de la escuela para sordos Bartolomé Ayrolo resiste la embestida del Gobierno de la Ciudad que quiere convertirlo en la Casa del Vino. El 9 de abril organizan un festival de protesta.

 

Este sábado 9 de abril, de 17 a 21, se llevará a cabo el festival “El Palacio Ceci no se toca” en Av. Lincoln 4300, en el barrio de Villa Devoto. El objetivo del festival es manifestarse en contra del traspaso de ese edificio histórico, que pertenece ael Ministerio de Educación porteño, a la Dirección General de Administración de Bienes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA). Participarán del mismo, artistas sordos y no sordos ofreciendo espectáculos para las familias.

El Palacio Ceci es un edificio simbólico y de pertenencia para la comunidad sorda ya que desde la década del 30 funcionó allí el primer Instituto Nacional de Sordomudos e Hipoacúsicos de Argentina y Latinoamérica, hoy Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 28 Prof. Bartolomé Ayrolo.

El 21 de septiembre del 2021 se publicó en el Boletín Oficial la Ley N° 6447 que promulga la creación del distrito del vino en la ciudad porteña que implica a los barrios de Villa Devoto, Villa del Parque y La Paternal. Según la página del GCBA sería una apuesta público-privada. La implicancia de esta ley con la escuela que funciona en el Palacio Ceci es que el Gobierno porteño tiene intenciones de que este edificio deje de formar parte de la comunidad educativa para sordos y que sea la vidriera y espacio administrativo del distrito del vino.

Estas intenciones por parte del Gobierno porteño se vieron reforzadas con la visita que realizó al Palacio Ceci la ministra de Turismo de Mendoza, Nora Vicario, junto a un contingente en septiembre del año pasado, mes en que se desarrollaba la fiesta de la vendimia. Luego de esta  visita, desde la cuenta oficial de twitter Cultura Mendoza @Cultura_Mza apareció el siguiente tuit: “La ministra Nora Vicario visitó el Palacio Ceci, futura Casa del Vino en el Distrito del Vino en CABA. Un espacio de vidriera para mostrar las bodegas y experiencias enoturísticas de Mendoza”. Apenas publicado, el mensaje rápidamente fue borrado.

Esa fue la alarma para la comunidad educativa que, frente al temor de represalias  laborales, prefiere mantener en reserva sus nombres reconociendo encontrarse en una situación de total desamparo. De todos modos, y ante la confirmación del rumor que circulaba sobre el intento de traspaso del Palacio Ceci de la órbita del Ministerio de Educación a la Dirección General de Administración de Bienes, la comunidad educativa, asociaciones y organizaciones de la comunidad sorda e hipoacúsica y agrupaciones de vecinos del barrio de Villa Devoto que están en contra de aceptar la vulneración del derecho a la educación en detrimento de este negocio se manifestaron el pasado 2 de marzo frente a las puertas del edificio histórico bajo la consigna “La llave del Palacio no se entrega”. Es que ese mismo día se habían acercado desde el Ministerio de Educación para realizar de manera formal la quita de las llaves de la escuela con el propósito de comenzar con las obras de acondicionamiento del edificio.

Ante esta manifestación, las autoridades porteñas, además de negar que el edificio en disputa formaría parte del distrito del vino, ofrecieron abrir una mesa de diálogo que hasta el momento no ha procurado ningún acuerdo entre las partes.

En diálogo con ANCCOM Lilia, mamá de Manuela, alumna de la escuela Ayrolo, sostuvo: “Si quieren hacer el distrito del vino porque favorece a los sectores inmobiliarios y turísticos que lo hagan en otro lado. Tiene que haber otros lugares incluso más propicios. No le saquen a la comunidad sorda, parte de su historia, un símbolo emblemático y de sentido de pertenencia a la escuela pública y a la sociedad. De por sí ya cuesta conseguir espacios para el desarrollo de la educación especial. No nos quiten esto también.”

Procurando mostrar la importancia de este edificio, Lilia continuó: “Estamos hablando de un espacio que forma parte de la historia de muchas personas, de chicos y chicas que han vivido además de haber estudiado en la escuela. La comunidad sorda solo tiene dos sedes de escuela pública en la Ciudad. Pero durante mucho tiempo fue la primera y única institución educativa para sordos con lo cual funcionaba también como internado para las personas que venían desde otras partes del país. Además de ser un espacio donde tenían el primer contacto con pares sordos y no estar siempre en el medio de la comunidad oyente. Construyeron su lenguaje de señas. En el Palacio funcionaron aulas, dormitorios para hospedar a los pibes, espacios de formación docente, talleres de oficios para que los estudiantes tengan salida laboral: un montón de cosas que hacen a la identidad de la comunidad sorda e hipoacúsica en nuestro país”. Yagregó: “Mi hija entró a la escuela con siete años en 2009 y en 2010 comienza a construirse la escuela con predio nuevo al lado del edificio del Palacio. En 2016, aproximadamente, lo terminan y coincide con la falta de agua, por falta de mantenimiento, con lo cual trasladan gran parte de la escuela al predio nuevo por una cuestión elemental de sanidad. En ese entonces ya venía muy deteriorado el Palacio, se veían las manchas de humedad, se caía parte de la mampostería. En el Palacio finalmente solo quedaron funcionando oficinas, espacios de archivos, legajos, administración, gabinete y talleres de computación. Al día de hoy en el predio nuevo también funciona, y el espacio es compartido, con una escuela de nivel medio. El único espacio abierto de la escuela es el patio en común con el Palacio.” Actualmente ese patio común se encuentra vallado. El edificio está cerrado por obras de mantenimiento que estiman llevará al menos dos años y que no permiten el acceso de ninguna persona.

En 2018, por pedido de las autoridades de la escuela, se había realizado un peritaje del estado de situación del edificio cuyo expediente digital concluyó en 2019. Las autoridades de la escuela habían peticionado al Gobierno la puesta en valor del edificio con motivo del deterioro por falta de mantenimiento y por seguridad de los estudiantes, docentes y personal no docente. La puesta en valor es un programa que contempla la recuperación y ampliación de edificios históricos y patrimoniales, como así también, la mejora de las condiciones de guarda y conservación de archivos, bibliotecas y bienes culturales nacionales.

Al respecto Lilia recordó: “Siempre fui testigo, mientras se esperaban respuestas, del trabajo de la cooperadora de la escuela para poder más o menos arreglarlo. El presupuesto que le manda el Gobierno a una escuela especial es exiguo y tiene muchos condicionamientos. La cooperadora de la escuela, como pasa lamentablemente en muchos otros casos, termina siendo la ‘tapa-agujeros’ de las  situaciones inmediatas. En algún momento recuerdo que se acercó alguien para pedir una parte del espacio como locación cinematográfica. Por supuesto primero hubo que pautar condicionamientos y pedir permisos porque se ingresaba a una escuela y se tomaron los recaudos posibles para resguardar a los estudiantes. Con ese dinero que entraba a la cooperadora se compraban materiales y también se realizaba alguna tarea de mantenimiento dentro de todo superficial para que no se nos cayera el edificio.”

Ante la falta de respuesta del gobierno porteño y de las autoridades responsables del Ministerio de Educación, frente a una situación de necesidad y urgencia ya que el deterioro edilicio ponía en riesgo la vida de la comunidad educativa, se presentan como último recurso legal a un proyecto de mecenazgo en 2020. La ley de mecenazgo promulgada por el GCBA en 2006 mediante la Ley N° 2264 es una propuesta de incentivo a la participación privada en el financiamiento de proyectos culturales.

Lo cierto es que, desde aquel entonces a la actualidad, las acciones de la comunidad continúan procurando defender con firmeza el derecho a la educación. Que esperan una masiva participación en apoyo a sus acciones este próximo sábado 9 de abril. Y que hasta el momento del cierre de esta nota, las autoridades del Ministerio de Educación del GCBA  solo respondieron con silencio.

El excombatiente que se reunió con las autoras de las cartas que recibió en el frente

El excombatiente que se reunió con las autoras de las cartas que recibió en el frente

Cuando tenían 9 años, Gabriela Mogica y Valeria Treo escribieron cartas para los soldados de Malvinas. Carlos Vergara las recibió y las contestó. Este sábado se reencontraron para conmemorar los 40 años de la guerra.

.El excombatiente Vergara, ladeado por su hija Carolina y por Gabriela Mogica y Valeria Treo, autoras de las cartas.

Corría el año 1982, cuando el 10 de abril, a ocho días del desembarco de Argentina en las Islas Malvinas, el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri pronunciaba su famoso desafío: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.

La guerra se convirtió en una historia que aunó muchas. Una de ellas es la que protagonizan el veterano Mayor Carlos María Vergara junto a Gabriela Mogica y Valeria Treo. Ellas, quienes en ese momento tenían 9 años, le escribieron una carta de apoyo. ANCCOM participó de una videollamada en la que los tres protagonistas de esta historia cuentan cómo es ese ritual que unía a los dos primeros cada año y al que se sumó ahora Treo.

Vergara, desde la casa de su hija Carolina, en Salta, arranca la conversación contando su historia: “Toda la vida estuve en el Ejército. Soy militar desde los 17 años. Antes de la guerra yo estaba viviendo en Sarmiento, Chubut y previo a eso en otras ciudades del país como Buenos Aires, Monte Caseros, Ciudad de Córdoba”.

Vergara actualmente tiene 75 años. Los 37 los cumplió el 20 de mayo en pleno combate. Cuenta que formaba parte del Regimiento de Infantería 25, que por entonces estaba al mando del Teniente Coronel, Mohamed Alí Seineldin, quien luego se hiciera conocido como líder carapintada, cuando atentó contra la democracia en 1990. “El tercero en jerarquía era yo, que era Mayor y me desempeñaba como oficial de operaciones. Al tiempo de ir a la guerra el jefe del regimiento le ordenó a su segundo jefe que permaneciera en Sarmiento, Chubut, a cargo de aquellos que no iban a la guerra: oficiales, suboficiales, soldados; y como protección y cuidado de la familia del barrio militar que estaba al lado del cuartel. Entonces me llamó a mí y me dijo que yo lo iba a acompañar durante las operaciones como segundo jefe de regimiento en la recuperación de las Islas Malvinas”.

La partida

Carlos recuerda: “El jefe me llamó a su despacho y me dijo que jurara que iba a guardar un secreto que él me iba a confíar. Yo le contesté: ‘Sí, juro’. Y me dijo: ‘Salimos mañana a reconquistar las islas Malvinas’. Eso fue en el atardecer de un día a finales de marzo, podría ser 26, 27 o 28 de marzo. Entonces volví a mi casa y mi esposa me preguntó qué quería el jefe que me había mandado a llamar a esa hora y yo le contesté que nada, que yo le debía unos papeles. Traté de llevar mi conversación para otro lado porque tenía un juramento que debía cumplir.”

A la mañana siguiente Vergara se vistió con uniforme militar, se cortó el pelo, partió a la sede del comando de la Novena Brigada de Infantería en Comodoro Rivadavía, a 150 kilómetros de Sarmiento. “Le dije a mi esposa me iba a quedar a almorzar y que me esperara con mate a las cinco de la tarde y en realidad sabía que no volvía. Regresé 111 días después”. Desde Comodoro Rivadavia partió hacia Punta Alta, sede de la flota de mar donde están todos los barcos de la Armada argentina.

“Me embarqué en el rompehielos Almirante Irizar. Partimos en un atardecer, y en una navegación de tres días y medio llegamos a las Islas Malvinas. En cercanía de las islas, que se veían desde nuestro barco, bajamos en el primer helicóptero que salió del Almirante Irizar y que me transportó hasta el aeropuerto de lo que se llamaba Puerto Stanley y que nosotros bautizamos como Puerto Argentino”.

Misivas

Una vez en las islas fue encargado de visitar a los enfermos y heridos, además de su evacuación cuando fuera necesario Su otra tarea era encargarse del correo que llegaba a través de la empresa de entonces, Encotel. Primero eran pocas cartas, pero luego comenzaron a llegar bolsas y bolsas de cartas de chicos que mandaban su palabras de aliento en cartas dirigidas “A un soldado argentino”.

Vergara recuerda: “La tarea que me dio mi jefe era retirar la bolsa que le correspondía a mi regimiento, algo así como unas 400 cartas más o menos. Hice una distribución bastante rápida porque yo sabía cuántas personas había en cada compañía de infantería. Una carta para cada uno. El jefe en aquella oportunidad nos consiguió papel a todos para contestar esas cartas y algo para escribir, con lo cual sin descuidar las tareas inherentes a la guerra nosotros debíamos contestar la carta del día. En esa mecánica, a mí me tocó recibir y contesté tres cartas. Una de ellas a un grupo de chicos de una escuela de Chubut de la localidad de Alto Río Senga. La otras fueron a Valeria Treo y a Gabriela Mogica”.

Una de las cartas enviadas por Gabriela Mogica cuando tenía 9 años.

Gabriela Mogijca recuerda su parte de la historia desde su casa en Villa Elisa: “En el colegio Saint Marrets de Belgrano nos habían dicho que quien quisiera le escribiera una carta a algún soldado argentino y yo escribí desde la inocencia de los nueve años sin saber bien de qué se trataba”. De esta manera, se inició un intercambio de un puñado de cartas que Vergara en un momento ya no pudo continuar. Pero las cosas no terminaron allí.

Vergara recuerda cómo se enteró del fin de la guerra: “Me enteré porque yo estaba alejado del frente de batalla, estaba como a seis kilómetros más o menos y en la mañana del 14 de junio hubo un gran silencio, no hubo más disparos, excepto alguno que otro aislado. Nuestro comando superior nos informó por radio que había terminado la guerra.”

En relación al regreso al continente, el militar recuerda: “En principio no hubo vuelta inmediata sino que se fueron yendo en diferentes barcos, de a uno, todos los regimientos que habían participado de la guerra. A nosotros nos retenían y no nos llevaban porque fuimos los primeros en llegar y desalojamos a las fuerzas inglesas el 2 de abril. Por esa razón, supongo, nos retuvieron y nos llevaron prisioneros el 14 de junio, primero en helicóptero a algo parecido a un frigorífico abandonado en el límite de las dos islas separadas por el canal San Carlos. Ahí estuvimos con 597 compañeros durante 15 días. Luego nos subieron a un barco que navegó hasta Puerto Argentino, donde estuvimos otros 15 días. Desde allí el buque inglés en el que estábamos, el San Edmundo, que levó anclas el 12 de julio y luego de un día y medio de navegación, el 14 de julio, al amanecer llegamos a Puerto Madryn. Así fue la parte del fin de la guerra”.

Se conocen personalmente

“Desembarcamos en Puerto Madryn, de ahí fuimos a Comodoro Rivadavía y de allí a Sarmiento”, recuerda Vergara. “Después habremos estado una semana, no sé cuánto tiempo y nos dieron unos días de vacaciones. Ahí me fui a Buenos Aires donde estaba Carolina, mi mamá y por supuesto Gabriela y toda su familia”.

“Un día a las doce de la noche estábamos mirando El globo rojo”, recuerda Gabriela Mogica y continúa:. “No me olvido más. Suena el teléfono. Yo atiendo, doce de la noche, y me dice: ‘Hola quiero hablar con Gabriela’, ‘Sí, soy yo’ le digo, ‘Soy Carlos que volví de la guerra’. La revolución que fue mi casa, lloraba yo, lloraba él, yo no entendía nada, empecé a los gritos. Mi mamá y mi papá vinieron y les dije: ‘Mamá, mamá es Carlitos que volvió’. La cuestión es que arreglaron entre ellos y nos conocimos al otro día. Él estaba parando en la casa de su mamá que vivía en Capital y arreglamos que al otro día nos veíamos. El encuentro fue pura emoción, llegamos al departamento de la mamá de Carlitos y ahí nos conocimos”.

Mogica cuenta que “Me acuerdo todo, cuando abrió la puerta del ascensor y él con su alegría despampanante me abrazó. De ese primer encuentro tengo fotos. Fue lindo. Agrega que al llegar a la adolescencia el contacto se suspendió, y solo fue retomado años después mediante las redes sociales. Desde entonces, cada 2 de abril se reúnen nuevamente.

Valeria Treo se suma a la charla por videollamada desde San Juan: “Fui a una escuela católica de mujeres. Nos pidieron que escribiéramos una carta para algún soldado, la que quisiera y que si queríamos podíamos enviar chocolates, jabones y no me acuerdo qué otra cosa. Yo escribí la carta, luego llegó a mi casa la respuesta. Obviamente fue una gran sorpresa, algo que uno no se puede imaginar, que alguien que está en una guerra se acuerde de vos y tenga ese gesto, es impensable, nadie lo puede creer. El otro día pensaba ahora que hay países en guerra cómo con las redes sociales se ven tantas cosas, información que va y que viene, como que ahora es más posible. En ese momento era impensable que eso pudiera suceder y sucedió. Fui a la escuela y conté, me hicieron leer la carta en un acto o una entrada al colegio adelante de toda la escuela. La carta siempre estuvo guardada en un cajón de la mesa de luz de mis padres, yo siempre la agarraba, la leía y la miraba y pensaba ‘qué pasará con este hombre, dónde estará’”

Los años pasaron, la pregunta continuó. Pero en 2020, Treo hizo algo más con ella “Con la pandemia empecé a estudiar una especialidad en docencia universitaria y enseñaban una materia que se llamaba Dimensión Política y teníamos que relacionar nuestra historia escolar con los hechos políticos del momento. Yo política no sé nada, nunca supe nada en la vida, no me da vergüenza decirlo. Pero conté lo de la carta y le hablé a un profesor de educación física que es entrenador de gimnasia artística, el Tano Montaña, que estuvo en Malvinas y él creo que contactó a Carolina, la hija de Carlos a través de otra persona. Una noche que estaba con mis dos mejores amigas, en mi casa, Carolina me habló, me dijo quién era y que su papá ya sabía que yo le iba a hablar. Lo llamé un sábado a la mañana en octubre y me dijo muy contento ‘Hola Valeria, hace 38 años que estoy esperando este llamado’. Entonces él empezó a hablar conmigo como si me conociera de toda la vida, con confianza, con cercanía. De ahí nos seguimos hablando y comunicando, siempre con esa cercanía como si nos conociéramos desde hace 40 años”.

 Al momento de expresar el significado de las cartas, Vergara se emociona y Carolina, su hija, traduce esa emoción en palabras: “Yo debo decir, porque lo sé, que es una aproximación a alguien que piensa en vos. Por supuesto que toda su familia, sus amigos y seres queridos pensaban en él, pero recibir un cachitito de afecto de alguien del otro lado, en la soledad de su historia, de esta guerra tan cruel, fue un rayito de sol, un mimo al alma. Cuando Gabriela apareció en las redes sociales y me dijo ‘¿te acordás de mí? Caro, yo soy Gabriela, la chica de la carta de Malvinas’. Le digo ‘como no me voy a acordar de vos, así pasen 200 años de mi vida vos fuiste la persona más importante en la vida de mi papá’. Y así cada mimo, cada cartita puede haber sido insignificante para la persona que la escribía o no pero está vertida con tanto amor y con tanto cariño que es un mimo al alma”.

En medio de la charla, la curiosidad de Valeria se transmuta en una pregunta: “Carlos ¿por qué respondiste las cartas?”. “Hay dos respuestas a eso. La primera porque quise, porque encontré un papel con mucho amor que yo debía responder. La segunda fue que nuestro jefe nos había dicho que sin descuidar nuestra propia misión y la seguridad debíamos contestar esas cartas. Así que si bien es cierto que yo escribí las cartas, el promotor y el impulsor de todas estas respuestas fue nuestro jefe en su momento. Yo tenía necesidad de contactarme con esas chicas enormes, maravillosas y desconocidas”, responde Carlos.

Valeria coincide con Gabriela y comenta que a ella las cartas la hacen sentir “una persona elegida por algo. Por algo nos tocó a nosotras”. “Además de responderle a una niña”, agrega Gabriela. “Tremendamente importante”, suma Carlos.

Carolina comenta que el haber conocido a Valeria y a Gabriela “para nosotros es maravilloso, no hay palabras, es como agradecerles todo lo que ellas hicieron por mi papá en ese momento y es enorme.” “Un premio de la vida”, agrega emocionado Carlos.

Vigilia

El 1 de abril en Campo de la Cruz, Salta, se desarrolló la vigilia desde las 18 hasta las 00 “para recibir el 2 de abril. A las 10 se realizó propiamente el encuentro” cuenta Carolina, hija de Carlos.

 “Esto lo estamos programando desde el año pasado, que no pudimos conmemorar Malvinas. Hace un año que estamos pensando en este momento”, detalla Gabriela.

 “Carolina nos invitó a venir acá a conmemorar los 40 años. Vino Valeria de San Juan con su familia, Gabi de La Plata con su familia y yo vine hace un mes, que estoy acá esperando el momento”, concluye Carlos.

La cuarta es la vencida

La cuarta es la vencida

Después de tres intentos fallidos, se presentó en la Cámara de Diputados un cuarto proyecto para una nueva Ley de VIH, con una mirada más social que la actual, donde prevalece el enfoque sanitario. Buenas perspectivas de aprobación.

Seis años después de su primera presentación y después de tres intentos fallidos, el pasado 30 de marzo, se presentó el proyecto que tiene por objetivo dar un enfoque no sólo médico sino social a la cobertura y tratamiento del VIH, las hepatitis virales, la tuberculosis e infecciones de transmisión sexual (ITS). La finalidad del proyecto es actualizar la Ley 23.798 que data de 1990.

ANCCOM estuvo durante la presentación del proyecto en donde la diputada Carolina Gaillard dijo: “Entendemos que la ley vigente tiene más de 30 años, por lo que es necesario actualizarla y tener un abordaje integral. La mirada de la ley de hace 30 años era una mirada que se limitaba a la salud, pero eso ya no es suficiente”.

Habiendo perdido estado parlamentario en 2016, 2018 y 2021, el panorama actual del proyecto pareciera ser más favorable. La presentación fue acompañada por más de 50 firmas de diputados y diputadas de los distintos bloques partidarios y la adhesión de más de 180 organizaciones, sindicatos y redes, representando el esfuerzo colectivo, contribuyendo a una mirada interseccional e intersectorial.

Hoy el objetivo es cubrir nuevas demandas y trabajar además para eliminar la discriminación y el estigma asociados con el virus VIH. El nuevo proyecto plantea garantizar el acceso universal y gratuito al tratamiento a personas afectadas y expuestas a cualquier ITS. Es importante entender que el problema principal no es siempre el virus en sí mismo, sino el estigma y la discriminación que se sufre en todos los ámbitos.

Asimismo, se plantea realizar testeos masivos, promover campañas de difusión y prevención de contagios y la creación de un régimen de jubilación especial para quienes transiten las enfermedades de VIH y hepatitis B o C, además de una pensión no contributiva de carácter vitalicio para las personas que estén en situación de vulnerabilidad social.

Necesitamos que esta ley también dé impulso a políticas activas. No podemos pensar que es solo una cuestión de tratamiento y de salud; es un derecho que le corresponde a toda persona que está en el territorio argentino”, agregó Gaillard en la presentación.

En Argentina, entre cuatro y seis personas mueren al día por causas relacionadas al sida. Todos los años se notifican en promedio 11 mil casos de tuberculosis, 4.500 de VIH y 2.500 de hepatitis virales. Además, siete de cada diez personas tienen hepatitis y lo desconocen; una de cada cinco que tiene VIH tampoco lo sabe. A esto se le agrega que las personas con VIH tienen 18 veces más posibilidades de contraer tuberculosis y una de cada tres muertes relacionadas con el sida se debe a la tuberculosis. Más de 500 mil personas tienen hepatitis B o C en el país.

Por este motivo, y por muchos otros, la participación de quienes viven con alguna de estas enfermedades es clave para llevar a cabo políticas públicas acordes a sus necesidades. ANCCOM habló con la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivxs (RAJAP), quienes formaron parte de la comisión de escritura del proyecto y expresaron: “Las personas con VIH hoy en día somos las que nos ocupamos del acceso a la información, la asesoría legal, la contención de nuestres pares, la adherencia al tratamiento. Somos conscientes de las distintas violencias que enfrentamos y de cuáles son nuestras necesidades”.

El diputado Daniel Gollán, exministro de Salud bonaerense, defendió el nuevo proyecto.

Leandro Cahn, director ejecutivo de Fundación Huésped, expresó que este proyecto es esencial para no solo garantizar un marco jurídico para el acceso oportuno y sin interrupciones a las herramientas de prevención sino también para eliminar las formas de discriminación que existen, por ejemplo, en el ámbito laboral o educativo. Desde RAJAP cuentan que “en los exámenes preocupacionales para ingresar a un trabajo, muchas veces se realizan testeos ilegales de VIH. Si dan positivo, en un acto claramente discriminatorio, se decide no contratar a la persona”.

Además –señalan-, que en la escuela, aún cuando se aplica la ESI, por lo general se habla de las ITS con un modelo de prevención antiguo e ineficaz, basado en el miedo.

Los atropellos no se limitan a esos ámbitos sino que existen casos en donde a las mujeres cis y personas gestantes, muchas veces se les niega el derecho a un parto respetado: se sugieren cesáreas innecesarias basadas en el estatus serológico cuando, en realidad, es posible tener parto natural sin riesgo de transmitir el VIH al bebé. Por estas y otras tantas razones, es que se necesita una nueva ley pensada para enfrentar la realidad de las personas con VIH.

Cahn agregó que una nueva ley podría por un lado ayudar a contribuir a levantar estas barreras pero también asegurar que no dependan sólo del sistema público de salud sino que los diferentes subsistemas lo puedan garantizar.

El proyecto de ley, dijo Gaillard, se convirtió en una lucha federal. RAJAP, por su parte, cree fervientemente que esta ley sentará un precedente para pensar políticas públicas de salud colectivas, con perspectiva social, de derechos humanos y de género.

Los desarrollos inmobiliarios amenazan a la economía solidaria

Los desarrollos inmobiliarios amenazan a la economía solidaria

El Gobierno de la Ciudad clausuró de manera intempestiva el Mercado de Economía Solidaria de Bonpland. Los cooperativistas resisten y denuncian un plan para transformarlo en torres.

Productores y trabajadores cooperativos del Mercado de Bonpland organizaron este fin de semana una jornada de protesta con feria, radio abierta y actividades culturales en Bonpland 1660,para hacer frente  al cierre del espacio destinado a la comercialización de la economía social y agricultura familiar. El Gobierno porteño clausuró el mercado que desde hace 15 años abastece a los vecinos y vecinas del barrio.

“Vamos a hacerle frente a esta clausura autoritaria, iniciada con el objetivo de realizar en este mismo predio un desarrollo inmobiliario. Hace 15 años que estamos en el mercado gracias al convenio marco que firmamos con el Gobierno de la Ciudad. Se comprometieron a hacer una obra para entregarnos el predio en condiciones para habilitarlo, pero hoy en día el mercado no tiene gas y falta el final de obra”, dijo Rosa Zambrano, una de las referentes de las cooperativas que comercializan en el lugar..

Guillermo Varela, tesorero de la cooperativa “La Parcela”, estuvo presente el día de la clausura: “El martes pasado, intempestivamente y de manera sorpresiva, vino la Agencia Gubernamental de Control sin ninguna intención de controlar e inspeccionar, si no que nuestra sensación es que venían con una orden de clausura prevista. Los inspectores, casi sin revisar, empezaron a nombrar aspectos del mercado aleatoriamente y a decir que no cumplían con las condiciones necesarias”, explicó.

Las organizaciones cooperativas y feriantes exigen que se abra una mesa de diálogo con las distintas áreas del Gobierno de la Ciudad que participan en el tema, y adelantaron que presentarán un amparo esta semana. 

“Necesitamos que se levante la clausura porque esta es la fuente de trabajo que hemos construido. Nos hemos organizado para dar visibilidad a las producciones de la agricultura familiar y la economía social. El consumidor nos apoya y ha hecho crecer el mercado porque sabe que los productos son de calidad y llegan acá sin intermediarios”, agregó Zambrano. 

En el mercado funcionan verdulerías, una cooperativa que comercializa productos de empresas recuperadas, emprendimientos familiares y cooperativas textiles. Nació con el objetivo de sentar precedente en la construcción y desarrollo de un proceso de comercialización solidario y justo; y la soberanía alimentaria como bandera, para promover la capacidad de las poblaciones de decidir y controlar sus propios sistemas de producción de alimentos, así como su derecho a acceder a alimentos suficientes y nutritivos.

“Somos trabajadores que decidimos organizarnos en cooperativas -dice Carlos Briganti-, decidimos mostrar que la economía familiar tiene un peso. En este momento tan particular que vivimos, en el que los poderes económicos de la comercialización de productos nos sacan los productos de la mesa familiar, nosotros tenemos la capacidad de poner alimentos sanos en la mesa de los argentinos”.

Este es el único mercado de economía solidaria y autogestionado de la Ciudad de Buenos Aires, y sirve como ejemplo de que una forma de consumir y producir distinta es posible. Durante la jornada de protesta, Romina, docente de la materia “prácticas para la inclusión social” de la facultad de Ciencias Económicas de la UBA, señaló que, por sus condiciones distintivas, el mercado es utilizado como ejemplo de uso corriente en la universidad. 

“Para la Facultad de Ciencias Económicas,  el mercado, aparte de ser una experiencia de economía social muy importante para la Ciudad de Buenos Aires, es un espacio de formación. Venimos con nuestros estudiantes a pensar, en conjunto con las organizaciones, en otra economía posible. Por eso es importante reivindicar la posibilidad de que existan estos espacios”, agregó la docente. 

Carlos Carvallo, reconocido intelectual del sector agroecológico y fundador de la primera cátedra libre de Soberanía Alimentaria de la facultad de Agronomía de la UBA, también participó de la jornada de protesta. “Estamos sembrando una sociedad distinta, con soberanía alimentaria, estamos sembrando esperanza y demostrando que otra economía y otros valores son posibles. La resistencia que estamos generando la van a poder ver nuestros hijos y nietos, lo hacemos por ellos”. 

Con la pandemia de covid-19 quedó evidenciado que otra forma de vincularnos con la sociedad, con la economía y con el medioambiente hoy es algo crucial, y el Mercado de Economía Solidaria de Bonpland es el ejemplo de que se pueden construir otros paradigmas. 

Mucho ruido

Mucho ruido

El Mapa de Ruido de la Ciudad de Buenos Aires muestra que las Avenidas 9 de Julio, General Paz y Del Libertador son las zonas con mayor polución sonora.

Se habla de contaminación y las primeras imágenes que aparecen en la mente son las de ríos repletos de residuos, animales ahogados por el consumo de basura y chimeneas industriales que liberan enormes emisiones de gases tóxicos. Sin embargo, hay un tipo de polución invisible, pero que de todas formas impacta fuertemente en nuestra vida y que en la Ciudad de Buenos Aires se concentra especialmente en las inmediaciones de avenidas como la 9 de Julio, Libertador y General Paz, y en las autopistas Illia y 25 de Mayo.

La contaminación sonora es una problemática que está en alza desde las últimas décadas, puntualmente en las grandes urbes, perjudicando la salud y la calidad de vida de las personas. El ruido provocado por el tránsito, las industrias y los hábitos vinculados a las nuevas tecnologías son los principales factores que agravan la cuestión.

Carlos Boccio, Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires, afirma: “Una persona que pasa muchas horas en un contexto de ruido persistente, tiene altas probabilidades de ver afectada la calidad de su audición y la discriminación y comprensión de la palabra”. Y agrega: “Hay muchos puntos del organismo que se ven resentidos por la exposición prolongada al ruido. La alta contaminación sonora suele provocar el síndrome de estrés que impacta en la salud cardiovascular y hormonal de las personas. También perturba el descanso y genera ansiedad”.

Así lo confirma Elena, quien prefiere no dar su apellido, y trabaja en una tienda ubicada a metros de una de las esquinas más ruidosas de la Ciudad de Buenos Aires, en Corrientes y 9 de julio: “Me siento abombada todo el día, me duele la cabeza y me cambia el humor. Todo el tiempo tengo que levantar la voz cuando hablo con clientes porque no escucho lo que me dicen, no entiendo lo que me piden”. Para los trabajadores de los comercios que dan a calles y avenidas muy transitadas, lo más intenso es el ruido del tránsito: los bocinazos, las aceleraciones y los choques. Elena se ríe y comenta: “Cuando yo manejo, no uso la bocina; ¡ya no la quiero escuchar más!”.

La Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad, a raíz de esta cuestión, aplicó, en los Viaductos Carranza y Libertador, paneles con material fonoabsorbente en las paredes interiores de los túneles. Las avenidas Alberdi, Vélez Sarfield y Triunvirato, a su vez, se repavimentaron en con asfalto fonoabsorbente. Otras medidas tienen que ver con la restricción vehicular en la zona céntrica y zona Tribunales y la implementación de metrobuses sobre avenidas principales, quitando el transporte público de las calles aledañas. Sin embargo, el ruido contiúz.

En relación a la actividad en fábricas, Boccio remarca: “La protección auditiva debe ser una ley inclaudicable, no puede haber empleados u operarios que no estén lo suficientemente protegidos con elementos de cuidado sonoro que sean profesionales. Los trabajadores que están expuestos constantemente a altos niveles de contaminación sonora-100 decibeles, por poner un número- deberían ser sometidos a controles periódicos y conocer los riesgos de estar comprometidos prolongadamente a ruidos de alta intensidad”.

Nicolás Massaro, que trabaja en una planta industrial, destaca: “Por lo menos durante un tercio de mi jornada laboral realizo recorridos por la planta, allí estoy totalmente expuesto a vibraciones y altos niveles de ruido. Luego de un rato se siente un malestar en el cuerpo en general y específicamente en la cabeza. Cuando utilizo los elementos de protección, la experiencia es mucho más placentera y no se siente tanto el efecto”. Agrega un dato preocupante: “Conozco gente que ha trabajado en planta por muchos años y que al no utilizar los elementos correspondientes de cuidado, ha perdido capacidad auditiva y escuchan un zumbido en momentos de silencio”.

La industria de la música es otro personaje principal en esta historia. El uso de los dispositivos con auriculares –la mayoría de ellos de inserción- concentran intensidad sonora por muchas horas y hacen que los chicos estén expuestos a altos niveles de sonido. Esto perjudica a las nuevas generaciones. Al respecto, el especialista en otorrinolaringología sostiene: “Desafortunadamente, se encuentran cada vez más problemas en jóvenes. A pesar de que existan tratamientos cada vez mejores, si no actuamos sobre la prevención no va a haber audífonos, ni implantes, ni mecanismos de detección que puedan liberarnos de esta epidemia que es el problema auditivo por aumento del ruido”.

Por su parte, Nicolás Regidor, técnico de sonido en producciones en vivo, confirma: “Desde un principio fui consciente de que estar expuesto a altos niveles de volumen puede afectar mi salud. Cuando hacemos giras, realizamos cuatro shows de una hora y media por semana, allí estoy expuesto a niveles muy altos de sonido. Por eso, utilizo unos tapones de goma que  descienden 6 decibeles el nivel del volumen”. Además señala: “De todas formas, los mismos estadios o productoras ponen restricciones para que no se superen los 100 decibeles; el volumen que siempre se maneja es entre 90 y 100”.

Algunas pautas básicas que Boccio recomienda para proteger la salud auditiva es limitar el uso de auriculares de inserción de alta intensidad y evitar lugares donde la contaminación sonora es alta; en caso de tener que hacerlo, procurar estar expuesto el menor tiempo posible.

Las personas curiosas que quieran conocer los niveles de ruido a los que se exponen en su día a día, pueden descargar en su celular la aplicación “Sonómetro”. Tan sólo con abrirla y permitir el uso del micrófono del teléfono, podrán captar los decibeles de sonido del ambiente en el que se encuentran. Puede resultar una herramienta útil a la hora de buscar espacios de descanso.

Además existe un Mapa de Ruido de la Ciudad de Buenos Aires desarrollado por la Agencia de Protección Ambiental que facilita el conocimiento y estudio de la dimensión del ruido en la ciudad. Esta información se puede encontrar en la página del mapa interactivo de Buenos Aires en su pestaña Medio Ambiente.

Allí se puede observar que,  en el período diurno, el ruido en todas las avenidas alcanza los 75-80 decibeles. La 9 de julio, Libertador y  General Paz, sumadas a las autopistas 25 de mayo y Arturo Illia, son algunas de las que más se destacan por sus altos niveles de contaminación sonora.

En el período nocturno, el sonido de la ciudad en general desciende; en la mayoría de las zonas que en el día manifiestan ruidos de alta intensidad, en la noche el volumen ronda los 70-75 decibeles, marcando cinco puntos menos.

Donde se encuentran grandes espacios verdes, como en la parte norte de la Ciudad (Costanera Norte, los Bosques de Palermo y Parque Thays), en la Reserva Ecológica Costanera Sur y la zona Sur (Reserva Ecológica Lago Lugano y Parque de la Ciudad), y en las zonas que no son atravesadas por grandes avenidas, el nivel de sonido -tanto en el día como en la noche- es mucho menor;  como máximo aquel alcanza los 65 decibeles.

La contaminación sonora es un problema que, más allá de que los ojos no lo vean, el corazón -o el organismo sienten. El 3 de marzo fue el Día Internacional de la Audición, fecha que llama la atención sobre la importancia de la identificación temprana y la intervención para la pérdida auditiva. Las campañas que realizan la Organización Mundial de la Salud y las  entidades que se ocupan de la temática se dirigen a la concientización de la sociedad civil, a la protección laboral y a la prevención o pesquisa temprana de dificultades auditivas en todas las personas. Queda claro la importancia del asunto; Elena lo dijo en pocas palabras: “El ruido es constante, me explota la cabeza”.

Otra forma de producir, distribuir y consumir es posible

Otra forma de producir, distribuir y consumir es posible

La Red de Alimentos Cooperativos, conformada por productores, comercializadores y organizaciones de consumidores de todo el país, realizó el segundo encuentro nacional. La hora de la sustentabilidad y la institucionalización.

ebat La Red de Alimentos Cooperativos, integrada por más de cien organizaciones, realizó su segundo encuentro nacional, con una masiva concurrencia de productores y comercializadores de todo el país, del 16 al 18 de marzo en el Centro Cultural Pepa Noia de la Ciudad de Buenos Aires.

 Participaron productores y cooperativas de distintas regiones del país, y al cierre fueron invitados funcionarios vinculados al sector de la producción, comercialización y financiamiento de la agricultura familiar y la economía popular y solidaria. “Este Encuentro implicó poder vernos luego de dos años de reuniones virtuales, y retomar nuestro trabajo cotidiano, que tiene que ver con la producción, la comercialización, la logística y la comunicación”, señaló Miguela Varela, organizadora del Encuentro de Alimentos Cooperativos.

 Gabriela Olea, integrante de Cootravi, Cooperativa de Trabajadores y Contratistas de Viñas, de Mendoza, se emocionó al mencionar que: “Si bien nos reunimos de forma virtual estos dos años, fue bueno tener estos días de encuentro para vernos personalmente y conocer en profundidad la historia de cada uno de los compañeros cooperativistas que vinieron de todo el país”. 

 En forma conjunta evaluaron y pusieron en común la situación de cada cooperativa en el contexto actual, con un aumento constante de precios de los insumos y distintas dificultades provocadas por dos años de pandemia: “Se trata de un espacio de reflexión colectiva donde tratamos de descifrar los desafíos que vienen y de resolver las problemáticas que nos afectan a las cooperativas todos los días”, agregó Varela.

 Un centenar de cooperativas integran la Red de Alimentos y muchas de ellas pudieron participar de los tres días de encuentro. Estas sociedades realizan tareas de producción, distribución, comercialización, provisión de insumos o comunicación, y se piensan como una cadena de valor alimentaria, ya que no sólo producen alimentos, sino que realizan todas las tareas involucradas en el proceso. 

 “Una de las ideas centrales y el principal desafío que nos planteamos en el encuentro es lograr concentrar todos los actores de una cadena o de una porción de la cadena de los alimentos para poder empezar a actuar con una lógica y valores propios, y así dejar de responder a lo que nos imponen los mercados dominados por los poderes concentrados”, explicó Javier Rodríguez, integrante de la cooperativa Cauqueva de Jujuy, y uno de los participantes más enérgicos de la jornada.

 A lo largo del encuentro se trataron tres ejes, que fueron abordados mediante juegos, talleres, charlas y debates. Por un lado, se buscó definir una identidad de la Red para lograr destacarse. El segundo eje a tratar fue la estructuración de un esquema de funcionamiento que logre optimizar la articulación de las partes involucradas. Por último, se definió la sustentabilidad económica de la Red, un punto crucial para su actividad. 

 La mayoría de las cooperativas de la Red tiene puntos de venta de sus productos en diferentes provincias, gracias a la logística que lograron armar en todos sus años de funcionamiento. “Con Cauqueva estamos desde el 2014 en la Red. Nos dió escala y volumen para poder relacionarnos mejor con los mercados, el Estado y con cualquier actor de la sociedad. Nos fortaleció y nos permitió mostrar otra capacidad. Además, al tener locales y puntos de venta propios, nos abre el juego a distintas formas de organización y al desarrollo de una identidad”, afirmó Javier. 

 Durante los dos años de pandemia, las ventas de la gran mayoría de las cooperativas cayeron, y todavía no lograron reponerse a volúmenes previos. Sin embargo, a partir de este año notan que las ventas comienzan a repuntar.

 Desde el primer Encuentro Nacional de Alimentos Cooperativos, en marzo de 2019, es notorio el crecimiento que lograron conseguir al asociarse como red. “Cuando tuvimos el primer encuentro, se habían logrado abrir 10 locales de alimentos cooperativos. En este segundo encuentro, se notificó la apertura de 33 locales en todo el país, de los cuales uno, en el 2021, fue abierto en Mendoza”, indicó Gabriela Olea. 

 Para rescatar el valor de este Encuentro Nacional, Javier Rodríguez agregó: “Estas reuniones te permiten ver el crecimiento en red y tomar conciencia de que, si estamos creciendo, es porque estamos planteando algunas cuestiones de forma acertada. 

Por otro lado, un encuentro después de tanto tiempo de encierro es muy motivador para todos y tiene mucha más potencia que cuando lo hacíamos por Zoom. El cara a cara provoca sentires que se manifiestan de otra manera, y que, si no, no se vivencian”.

 En la última jornada, el día viernes, se discutieron y plasmaron, frente a funcionarias y funcionarios del Gobierno nacional y de la Provincia de Buenos Aires, una serie de conclusiones e intenciones de cara al futuro. Asistieron, Alberto Gandulfo, por la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI); Eva Verde, coordinadora Nacional de Mercados de Cercanía del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y Sergio Cipolla, por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), entre otros. Los productores resaltaron la necesidad de concretar los microcréditos solicitados a los organismos. “Este proyecto, destinado al financiamiento de productores de la Red, lleva meses sin respuesta en la Comisión Nacional de Microcréditos. Se trata de fondos imprescindibles para sostener las actividades productivas”, afirmaron desde la Red.

 Los productores debatieron conformarse institucionalmente como Federación, y dar comienzo a un camino más amplio para que la red crezca y se transforme en una oportunidad para muchas más cooperativas y productores. Además, plantearon la necesidad de autosustentarse y comenzaron a planificar diversas medidas con ese objetivo. 

 Actualmente en la Ciudad de Buenos Aires, la Red cuenta con 4 almacenes en diversos barrios: Monserrat: Moreno 945; Devoto: Habana 3277; Villa Urquiza: Pampa 4801; y Palermo: Bonpland 1660. También realizan envíos a domicilio a todo el país a través de su página web.