Exigen justicia por Sandra Constante

Exigen justicia por Sandra Constante

El jueves 17 de noviembre se llevó a cabo una movilizaciónen la esquina de Camargo y Serrano, en el barrio de Villa Crespo. En ese lugar, hace tres años, la oficial de la Policía de la Ciudad Silvina Beñacar atropelló y mató a Sandra Constante, una joven de 19 años. La justicia acaba de condenar a tres años en suspenso a la oficial, lo que implica que podrá cumplir su condena en libertad, con solo siete años de inhabilitación para manejar. Familiares y murgeros -Sandra bailaba en El Rechifle- la recordaron y protestaron contra el fallo. Mirá las fotos de ANCCOM.

El reclamo de las mujeres indígenas llegó al Banco Central

El reclamo de las mujeres indígenas llegó al Banco Central

El Movimiento de Mujeres Indígenas Por el Buen Vivir ocupó el hall del Banco Central, con la intención de ser recibidas por sus autoridades. Reclamaron por la abolición del chineo, la liberación de las mapuches detenidas y la restitución de sus territorios.

Durante la mañana del miércoles 9 de noviembre el Movimiento de Mujeres Indígenas Por el Buen Vivir, junto con otras organizaciones que se presentaron en apoyo, ocuparon el hall de entrada del edificio del Banco Central y aguardaban ser recibidas por las autoridades de la entidad.

Llegaron a la Ciudad de Buenos Aires para exigir la atención a sus reclamos: abolición del chineo, la inmediata liberación de las presas políticas mapuche, el retorno de la machi Betiana Colhuan Nahuel a su rewe (machi es la máxima autoridad del pueblo mapuche que equilibra al pueblo con la naturaleza), la disolución del Comando Unificado, la desmilitarización de todos los territorios indígenas, el fin de los desalojos y por último el reconocimiento y restitución de sus territorios.

En la plaza, frente al Centro Cultural Cristina Kirchner desde las 9:30, al costado del monumento a Juana de Azurduy comenzaron a llegar las manifestantes. «Vamos a un lugar en que se decide un modelo de país sin los pueblos indígenas. Vamos a pensar juntos un modelo de país diferente con la participación y con la vida de los pueblos indígenas”, dijo Moira Millán, de la Nación Mapuche y fundadora del Movimiento. Se refería al Banco Central.

Al llegar a la entidad, las mujeres intentaron pasar la recepción, pero dos guardias se interpusieron. El movimiento fue colocando las banderas indígenas y algunas pancartas en las que se podía leer «Salta tartagal, basta de terricidio”, “ Mientras no tengamos justicia para ellos, no habrá paz» o «desmilitarización de todos los territorios indígenas y fin de los desalojos».

Una de las denuncias que hacen desde el Movimiento se debe a un nuevo asalto ocurrido en la comunidad. Una niña wichi fue abusada sexualmente, golpeada con un palo y estrangulada hasta casi la muerte. «Doce años tiene esa niña, solo doce años y está peleando por su vida. Hay que hacer un programa de prevención para el chineo, siguen violando a nuestras niñas y no le importa a nadie, tampoco les importa asesinar al pueblo mapuche, hay cuatro mujeres injustamente presas», dijo Millán.

«Yo soy bisnieta de cacique, los pueblos originarios los llevo en la sangre. La verdad que me dan ganas de llorar, no hay agua, están haciendo sus casas con ramas. Las mujeres y sus chicos están en abandono, cuando van a los hospitales no los quieren atender porque tienen olor y están sucios. Los nenes de 10 a 12 años, se tiran combustible y se prenden fuego, y las nenas desaparecen para la explotación sexual. En este momento nos llamaron, hay cinco nenas desaparecidas. Esto responde a un odio por parte del Estado a la comunidad indígena, esto es terrorismo de Estado, no tiene otro nombre, yo pasé la dictadura, fui castigada en dictadura, mi marido fue secuestrado en dictadura, esto es lo mismo, con la trata y los pueblos originarios», dijo Margarita Meira, del movimiento Madres Víctimas de Trata, quien asistió en apoyo a la comunidad originaria.

A lo largo de la jornada, las militantes visibilizaron los reclamos de sus comunidades, hicieron uso de la palabra, algunas hablando en su idioma originario. Fabiana Ibarra viajó más de 1600 kilómetros desde una comunidad llamada Carboncito, en Salta, para denunciar la violencia hacia las niñeces indígenas, con las que conviven a diario «¡Basta! La vida no se negocia», dijo Ibarra.

Briseida Alejo, de la Nación Quechua, integrante del Movimiento dijo que «es urgente porque todos los días matan una niña y no hay ninguna ley que las proteja».

Alejandra, de la comunidad indígena, que vestía una camisa con la imagen de su hijo en la que se leía «Ser indigena no es delito», comentó, «¡Qué miedo voy a tener! A mí me mataron a mi hijo el 13 de septiembre del 2018, qué miedo puedo tener, por eso decidí caminar y encontrarme con todas mis hermanas acá, para decir basta. Hace dos años nos mataron una niña, nunca más se acordaron de esa niña que fue asesinada, hace un año atrás nos mataron una niña también y la encontraron atrás del cementerio, de esas niñas jamás se acordaron, solo nos acordamos nosotras las mujeres indígenas, sus padres y las abuelas porque los demás no se acuerdan.»

Ximena Sánchez, sin ser parte, acudió en apoyo, aclaró que «me sumo a la lucha de las mujeres para colaborar con la visibilización de todas las problemáticas que padecen.»

“Hemos empezado a caminar, el primer escalón lo dimos hoy y sabemos que todo esto iba a suceder, así que no crean que hemos fracasado”, dijo Millán después de abandonar las instalaciones del Banco.

"Si es indígena, importa poco"

“Si es indígena importa poco o nada” dice Adriana Meyer, periodista de Página/12, por la falta de interés de los medios periodísticos cuando las mujeres indígenas manifiestan vulneraciones a sus derechos.

Una nota que no llegó a publicarse “porque ni siquiera me aceptaron la propuesta”, cuenta Meyer. “Avisé apenas estaba sucediendo la toma y la respuesta no la tuve hasta las 19, este tema siempre fluctúa entre la sección Sociedad y la sección Política, entonces tenían que ponerse de acuerdo, yo me ofrecí a escribirla, y la respuesta a las siete de la tarde de un editor fue ‘no tuve mucho eco’, es decir, que no se llegaron a poner de acuerdo.  Yo me pregunto si no pudieron o no quisieron.”

“Esa toma, ese acto tan fuerte como ir a un edificio público y decir yo quiero hablar con el presidente y no me muevo de acá, es todo una noticia -continuó Meyer-. Sospecho que si eso lo realiza un grupo de estudiantes en Capital, cualquier grupo de los que suelen protestar en la calle, puede tener aunque sea un par de líneas o muchas, yo sospecho que no hay los mismos reflejos periodísticos para dar cuenta de una noticia cuando los protagonistas son en este caso mujeres indígenas.”

La periodista frente a la poca mención del hecho no solo en los medios tradicionales sino también en redes dijo que “ese día pasaba de todo y yo fui movilera, yo sé que a veces pasan cincuenta cosas en la ciudad y tenés que decir a dónde mandás el móvil pero bueno, vos tenes recursos para dar cuenta de eso igual aunque no sea mandando un móvil, pero ese día hubo escasísima repercusión, más allá del propio medio donde uno trabaja que puede tener las razones justificadas o no para no dar determinada noticia, qué pasa con todo el resto que no reacciona cuando son mujeres indígenas las que están protestando, es una gran pregunta que me hago”.

La fila de los invisibles

La fila de los invisibles

Casi un millón de personas ya se anotó para cobrar el bono que la ANSES otorgará a quienes viven en situación de indigencia. Hombres y mujeres que duermen en la calle o que sobreviven con rebusques hacen cola mientras tienen que aprender qué es un CBU. Historias de los caídos del mapa.

A las nueve de la mañana, los rayos de sol que cruzan perpendicularmente la Avenida Santa Fe, impactan de lleno contra el cartel blanquiceleste de la oficina de ANSES ubicada en Palermo. Son más de 30 las personas que esperan tramitar allí la inscripción para el bono de 45 mil pesos que las personas en situación de indigencia cobrarán en dos pagos mensuales de 22.500 pesos.

Mientras aguardan a ser atendidos, algunos se refugian del calor y la humedad matutina bajo la sombra de una palmera. La hilera se extiende hacia la izquierda, hasta la agencia de lotería “Vendedores de Ilusiones”. Frente a la puerta del local, uno comenta:

Vine porque vivo en la calle. Ojalá me lo den al bono. Con la plata que te dan, me alcanza para alquilarme una pieza por un mes.

Con el paso de los minutos, la hilera se extiende. Los transeúntes pasan por el lugar con normalidad. Nadie repara que, a pocas cuadras del predio de la Sociedad Rural Argentina, quizá el máximo símbolo de la producción alimentaria argentina, haya gente completando formularios para poder comer. 

«Acá no te podemos dar plata. Tenés que generar un CBU en el Banco Nación o en el Banco Provincia».

“No, acá no te podemos dar la plata. Tenés que generar un CBU en el Banco Nación o en el Banco Povincia”, avisa uno de los empleados de ANSES a la persona de la fila que contó que vive en la calle

El inquilino del asfalto no tiene cuenta bancaria, tampoco los otros cuatro que lo preceden en la cola. Automáticamente, se va rumbo a la sucursal del Banco Nación ubicada en Plaza Italia. Allí lo esperan más personas que se encuentran en la misma situación. Algunos fueron al lugar a abrir su primera cuenta bancaria; otros tantos utilizan su umbral para dormir. 

“Creo que tendrían que fijarse el tema de las colas. Yo no sé usar la computadora, entonces no me pude inscribir por internet y tuve que venir acá -se queja uno de los que espera que lo dejen entrar al banco-. El tema es que para venir, yo tuve que dejar de trabajar. Yo junto cartón, metal, y una mañana perdida le duele bastante al bolsillo”. 

Mientras el hombre habla, otro que está más adelante lo escucha. Media hora más tarde, ese otro explica que tiene 30 años, que no tiene lugar donde dormir y que por eso necesita el refuerzo alimentario. 

“Yo vivo acá a unas cuadras, en Plaza Italia -comenta Silvia, otra de las que anhelan cobrar el bono-. Mi marido trabajaba en un taller en Mataderos. Cuando vino la pandemia, lo despidieron y no pudimos pagar más el alquiler. Ahora nadie nos quiere dar trabajo ¿Cómo salimos de la calle si nadie nos quiere dar laburo?”

Mientras tanto, la fila de ANSES sigue extendiéndose y se mezcla con la de las paradas de los colectivos. Todos miran impacientemente hacia la puerta, mientras un empleado de la oficina recorre la cola respondiendo preguntas e intentando espantar a los reporteros gráficos que retratan el escenario. 

“Lo que pasa es que no quieren mostrar que hay tanta gente necesitando esta ayuda -opina Manuel, un albañil de 29 años que faltó a su trabajo para poder acercarse hasta el edificio público-. La plata que nos dan son monedas y de acá a diciembre, cuando se cobra la segunda cuota, nos va a alcanzar para menos cosas. Pero bueno, peor es nada. Mis compañeros también querían venir, pero no los dejaron porque alguien tenía que seguir la obra. Todos estamos en negro y cobramos una miseria. Yo falté porque si no, no tengo cómo darle de comer a mis nenes.”

Una y otra vez, los minutos de espera son definidos como tiempo quitado para el trabajo. Y en la economía informal, donde el sueldo es un anhelo y los derechos una utopía, cada segundo que se le dedica a otra cosa que no sea conseguir dinero, significa alejarse un centímetro más del plato de comida. 

Es una realidad que afecta a todos los pobres del país, pero sobre todo a quienes recibirán el bono alimentario. Para poder cobrar el llamado popularmente “IFE 5”, no se pueden percibir jubilaciones ni pensiones; prestaciones por desempleo; no estar inscriptos en el Pla Potenciar Trabajo, ni ser beneficiario de Becas Progresar, Asignación por Embarazo o ni ningún programa social. El bono no es para los que se encuentran en los márgenes del sistema, es para los que están aferrados con las uñas para evitar la caída. 

Nadie repara que a pocas cuadras de la Sociedad Rural, quizá el máximo símbolo de la producción alimentaria argentina, hay personas haciendo cola para poder comer.

“A mí lo que me da miedo es lo que viene después de esto. En su momento sacaron cuatro IFE y después se olvidaron de nosotros. La ayuda está muy bien, pero no podemos vivir eternamente en la calle, por más de que nos regalen plata -declara José Luis-. Uno va a pedir ayuda al Gobierno de la Ciudad y la policía te amenaza. El Gobierno nacional te tira dos pesos y después se olvida. Nadie nos ve a nosotros, somos invisibles.”

Mientras habla, el hombre sostiene un bolso. Ahí dentro están sus únicas pertenencias: una campera, un jarrito de metal, una botella de agua, una sábana sucia y una gorra. Él duerme en la parada de la línea 60 del Metrobus. Su cama es el suelo, porque los asientos fueron construidos especialmente para que tipos como él no puedan acostarse. Contra él no conspira solo el sistema económico y social imperante, sino también la arquitectura diseñada por un Gobierno que no quiere pobres durmiendo en la calle pero no les ofrece salidas dignas a la indigencia. 

Para las once de la mañana, quedan cinco personas esperando. Si cumplen con los requisitos, se sumarán a los más de 800 mil argentinos que ya fueron aprobados de los más de dos millones estimados que podrían obtener el bono. La primera cuota se cobrará el 14 de noviembre, mientras que la segunda se depositará en diciembre. Todo sea por una Navidad en ¿paz?

La clase media va a Avellaneda

La clase media va a Avellaneda

Los altos índices inflacionarios trajeron consigo cambios en los hábitos de consumo. Quiénes son los que abandonaron los shoppings por el popular paseo de compras del barrio Flores.

Es sábado por la mañana, está fresco y a punto de largarse a llover pero casi no se puede caminar por la Avenida Avellaneda, en el barrio porteño de Flores. El mal tiempo no parece ser un impedimento para un paseo de compras del que cada vez participa más la clase media.

Remeras, polleras, pantalones, buzos, gorras, zapatillas, ojotas: todo lo necesario para aprovisionarse para la nueva temporada está en Avellaneda. Quienes mejor conocen la zona recomiendan adentrarse por las paralelas o las calles que cortan la avenida para conseguir mejores ofertas y variedad. Los precios son considerablemente inferiores a los de los shoppings o marcas reconocidas pero, según los vendedores de los locales, las ventas han bajado en gran medida después de la pandemia.

Hace diez años que Ulises y Micaela son los dueños de Házlo Fácil en la calle Helguera. “Si antes de la pandemia hacías 100 ventas por día, hoy haces 30. Nosotros vendemos todos los días al por mayor, pero nos tenemos que adaptar a la gente sino también nos perdemos muchas ventas. Entonces lo que hacemos es vender por menor con un precio un poco más elevado y hay gente que no lo quiere pagar. Antes por ahí vendíamos seis prendas al por mayor y hoy hay que adecuarse a vender dos. Les decís tres y se asustan. Es una rueda: si el minorista no vende, nosotros no vendemos. Los revendedores no quieren llevarse ni una de más. Hoy el consumo está un poco parado por los precios y la inflación. La economía no ayuda”, explica Ulises.

Según el INDEC, en septiembre los precios del rubro de “prendas de vestir y calzado” aumentaron un 10,6 por ciento, un número alto en comparación al ya elevado 6,2 del nivel general de la inflación promedio. Ulises y Micaela explican que para los locales es imposible actualizar los precios al nivel que crece la inflación. “A veces las textiles te aumentan un 10 por ciento por semana y vos tenés que aumentar un dos o un tres porque si no no vendés, el cliente no lo compra. Por más de que trabajes buena confección y buena calidad hoy la gente busca buenos precios”.

Los dueños de Házlo Fácil también remarcan un cambio en el público que visita Avellaneda para realizar sus compras. Si hace unos años era un espacio exclusivo para revendedores que compraban al por mayor, hoy gran parte de la clase media se acerca, sobre todo los sábados ya que los locales permiten comprar por menores cantidades de prendas. “Público hay de todo. Hay gente que busca calidad, hay gente que busca precio. Mucha gente de clase media que quizás antes iba al shopping o compraba en marcas ahora se viene para acá. Uno se pregunta por qué las marcas venden tan caro. Si bien el alquiler en los shoppings es muy alto, les retienen un porcentaje de la venta y pagan publicidad, igual no lo justifica. Le ganan un 1.000 o un 1.500 por ciento a la prenda”.

Graciela es de Durazno, Uruguay, y es clienta fiel de Avellaneda. Antes tenía un local de ropa y revendía las prendas que compraba en Argentina y ahora viene con su familia a comprar por menor para consumo personal. “Es un lugar al que me encanta venir por la calidad de las prendas y por los precios. Venimos a buscar prendas de vestir y surtirnos para todo el verano. Ya conozco locales de hace mucho años pero hago una recorrida. A la gente le recomiendo que venga y compare precios”.

Venir a comprar a Flores también es una actividad que suman a su lista viajeros del interior del país. Camila es de Palermo y trajo a Agustina, de Mar del Plata, a conocer Avellaneda. “Yo que soy de Mar del Plata nada que ver con los precios de allá. Con lo que gasto en dos prendas allá, me compré siete. Vine a buscar remeras básicas, blazers”, comenta la segunda.

Muchas chicas jóvenes o adolescentes llegan a Avellaneda a partir de Tik Tok. En la red social se pueden encontrar distintas influencers que visitan la zona, hacen sus compras y las comparten con sus seguidores dándoles detalle de los precios, los locales y sus ubicaciones. Ailén, quien vino acompañada de su mamá, explica: “Yo volví por Tik Tok. Venía antes del boom de Tik Tok pero ahora veo que los precios están mucho más caros que antes de que pasara eso. Igual, sigue siendo más barato que un shopping. Con la misma plata te comprás varias prendas y en el shopping no conseguimos talles”.

Salud mental, políticas públicas y nuevas tecnologías

Salud mental, políticas públicas y nuevas tecnologías

La ausencia estadística para la prevención del suicidio es otra de los casilleros en rojo de la post pandemia, en especial entre las personas más jóvenes. El debate sobre el lugar que ocupan las redes sociales y la inteligencia artificial.

El uso intensivo de las redes sociales ha demostrado que los escenarios virtuales pueden transformarse en el infierno más temido para los jóvenes que tienen tendencias suicidas. Al mismo tiempo, para algunos la Inteligencia Artificial puede transformarse en una herramienta para prevenir prácticas destructivas. Todo en un sólo mundo mediado por internet.

Hacia 2007 el escritor estadounidense Jay Asher publicó la novela para el público juvenil  Por trece razones, que pronto se transformó en best seller y en serie para televisión con cuatro temporadas en Netflix. Lo curioso es que la trama tra nscurre por las revelaciones en cintas de cassette, con hechos vergonzantes que llegan a la violación y que ponen en crisis a quienes son mencionados en esas grabaciones. La voz al otro lado denuncia la injusticia en un presente hostil.

Los tiempos lentos de la historia poco tienen que ver con la inmediatez de las redes sociales y el impacto brutal en la vida de los más jóvenes, cuyos avatares pueden terminar en vidas paralelas ocultas o en casos de cibervenganza o bullying. Más allá de la realidad que supera la ficción, y del breve suspiro reflexivo que trajo la mencionada serie sobre el problema del suicidio adolescente, el tema permanece en una agenda casi oculta de la superficie mediática. 

La vacancia de estadísticas precisas post pandemia fue la principal preocupación de ANCCOM al momento de relevar los datos sobre una cuestión delicada, por la que transitan no pocos jóvenes frente a situaciones de frustración o visibilidad pública de su vida íntima. Se trata de una situación que hoy trasciende lo analógico y está anclada en los entornos digitales, que a priori no son buenos ni malos en el actual ecosistema hipermediatizado.

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) tienen un lado oscuro que puede impactar negativamente en los jóvenes e, incluso, llevarlos a cometer suicidio. Aunque, también podrían actuar de manera preventiva, identificando a quién y cuándo lo hará, con el uso de inteligencia artificial (IA) para poder intervenir a tiempo, algo que los especialistas no han podido lograr.

El pasado 29 de septiembre un fallo adverso contra Instagram en el Reino Unido por la muerte autoprovocada de la adolescente de 14 años, Molly Russel, evidenció que las TIC son capaces de condicionar pensamientos negativos entre las personas más jóvenes que están aún en su etapa de conformación identitaria. El forense Andrew Walker afirmó ante medios locales que “Molly Rose Russell murió a causa de un acto de autolesión como consecuencia de la depresión y los efectos negativos del contenido en línea”, según reprodujo el periodista Adam Satariano en el The New York Times.

La compañía Meta, dueña de Facebook e Instagram, y de otras redes sociales como Pinterest, le había permitido a la adolescente acceder a tal cantidad contenido explícito sobre autogresiones, tristeza, y melancolía, que terminó  en  una nota de autodesprecio escrita por la menor,  idéntica a un posteo que había dado me gusta y guardado.  Además, según cuenta el mismo periodista, el padre de Molly leyó un mail dos semanas después del fallecimiento de su hija que decía: “Pines de depresión que quizá te gusten”, detectando así la influencia de ciertos contenidos maliciosos que circulan en la red,  configurando encuadres de pensamientos que conducen a la autoflagelación. 

Marcos Vanzini, vicepresidente de la Asociación Civil de Escenarios Saludables, explicó a esta agencia que “el suicidio es multicausal, ya que hay un dolor existencial que lo percibe como totalizante, y lo que se quiere es dejar de vivir como se está viviendo”. 

Dentro de la historia de sufrimientos, las redes sociales parecen ser un factor influyente en los pensamientos destructivos de los adolescentes. El ciberbullying, la sextorsión, la depresión y la ansiedad hacen un sumario que juega un papel importante en la vulnerable juventud.  La psicología no ha podido identificar el momento previo de potencial riesgo a autolesión y tampoco intervenir a tiempo . Si después de tantos años aún los especialistas no saben en qué punto intervenir frente a signos de alarma y evitar una conducta suicida, ¿podrán hacerlo las tecnologías?

Smartphones y sensores para la prevención

Un estudio de Harvard realizó prácticas para lograr predecir mejor el comportamiento humano y tener una alerta temprana ante un intento de autolesión con herramientas proporcionadas por la Inteligencia Artificial (IA). El mecanismo novedoso logró recolectar gran información sobre la vida diaria de las personas que sufren pensamientos destructivos.  El dispositivo utiliza biosensores que podrán identificar cómo se siente una persona a través de un análisis de las expresiones faciales, de lo que leen en redes sociales y de la música que escuchan.

Según describió Ellen Barry, que cubre noticias de salud mental para The New York Times, la paciente psiquiátrica Katelin Cruz participó como sujeto de investigación. En el ensayo utilizó un reloj inteligente llamado Fitbit que registró su sueño y actividad física, mientras el celular recogía datos sobre su estado de ánimo, sus movimientos y sus interacciones sociales. El estudio logró la intervención a tiempo por parte del grupo de investigación ante un intento autolesivo. La paciente confesó que fue más fácil decirle la verdad a una computadora sobre cómo se sentía en ese momento, así como lo que tenía pensado hacer. Hecho interesante porque uno de los problemas frecuentes es la falta de comunicación de los pacientes con pensamientos destructivos por los sentimientos de culpabilidad y vergüenza que rodean a la salud mental.

La capacidad de hacer frente a la falta de medidas preventivas eficaces sobre las señales de alarma ante el intento de suicidio, es una de las partes fascinantes de la investigación,  ya que deja en evidencia el  impacto positivo de las tecnologías.

¿Qué dicen las instituciones internacionales?  

Entidades internacionales como la UNESCO, la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han puesto el objetivo principal de eliminar el tabú sobre los trastornos mentales, y en aumentar las medidas preventivas de la muerte autoprovocada de todos los países, hecho que se ha puesto en evidencia con la  difusión  de campañas preventivas.

En el marco de la cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, a fines de septiembre, se llevó a cabo el evento de Promover y proteger la salud mental y el bienestar psicosocial de los alumnos en las escuelas y los entornos de aprendizaje, en donde la OMS junto a otras organizaciones globales destacó la necesidad urgente de transformar la atención de la salud mental en todos los países. La institución pidió reformar los entornos que influyen en la prevención del suicidio de los adolescentes, como las academias educativas, que recomiendan la introducción de programas de aprendizaje social y emocional, mientras se contrarresta el acoso en las escuelas.

El informe global de la OMS de 2022 expone que el suicidio es una de las principales causas de fallecimiento en el rango etario juvenil. La depresión es un origen común dentro de los factores que pueden conducir a la muerte autoprovocada. Las cifras demuestran que el 14% de los chicos del mundo (de 10 a 19 años) viven con un trastorno mental. La ansiedad es la más prevalente entre los adolescentes mayores (4,6%). 

Por su parte la psiquiatra y psicoterapeuta infantil, Monica Alonso, explicó a ANCCOM que los impactos negativos más evidentes de las TIC son el ciberbullying entre los jóvenes, en  especial porque se encuentran en un contexto de vulnerabilidad por estar en pleno desarrollo; y recomienda entre otras buenas prácticas la “higiene del sueño”, pues el hábito de comunicarse hasta altas horas de la madrugada complica el descanso y las capacidades cognitivas.

El Consejo Asesor de Salud Adolescente y Juvenil (CONSAJU), dependiente del Ministerio de Salud, informó en su primer diagnóstico federal de 2021 sobre el efecto que tuvo el covid-19 y sus consecuencias negativas en la salud mental de la población en general, y de los chicos en particular. No obstante, la precariedad en el análisis de los datos impide mapear el problema con líneas de acción que acompañen políticas públicas efectivas.

Para Marcos Vanzini los dos años de encierro en una época en que los adolescentes están armando su personalidad son una clave a profundizar “La escuela es el mundo de un niño ya que ingresa a los tres y sale a los 18. Y en la pandemia los problemas intrafamiliares se agravaron, no socializaron como deberían y no crearon vínculos”.

Monica Alonso manifestó que las estadisticas formales en el medio todavía están en construcción, no obstante señala que “si se ha avanzado mucho en la difusion de los casos y la alerta que se le da a las familias y los profesionales sobre la prevencion del suicidio y la conciencia que dentro de la red estimulan y trivializan la posibilidad de autolesionarse”. La especialista contó desde su experiencia clínica sobre la incidencia por redes sociales y su impacto en los cuerpos, posando su mirada en los sitios web que promueven modelos anorexicos y afectan, en gran mayoria, los hábitos alimenticios.

La Ley de Prevención de Suicidio de Salud Mental N° 27.130 especifica en el Artículo 6 que se debe crear un sistema de registro que contenga los datos de interés especificos como las causa de los decesos, edad o la modalidad utilizada a los fines del mejoramiento de la información estadística. Pero aún existe falta  de identificación de casos para una contrastación efectiva. El último informe nacional en donde se evidenciaron las causas externas data de un periodo previo a marzo de 2020, cuando se declaró la pandemia.  En este sentido la información meramente especulativa sin base empírica muestra una implementación deficiente en materia de políticas públicas preventivas.

Queda claro que el fallo sobre la menor del Reino Unido de un hecho ocurrido en 2017, junto al estudio de Harvard y los datos globales de las entidades internacionales de salud son ejemplos reales de cómo las interacciones virtuales pueden impactar tanto positivamente como negativamente. 

Las redes sociales como Instagram siguen armando estándares que generan inseguridades y sentimientos de no pertenencia en jóvenes que atraviesan alguna crisis en la pubertad.  Sumado a esto, en la red existe un acceso fácil a grupos en donde se comparten las maneras de dañar el cuerpo, generando la posibilidad en el adolescente de crear una afinidad por la autolesión. 

En contraposicion la IA ha realizado avances tecnológicos para detectar las señales preventivas de lo que los especialistas de salud no lograron; incluso,  las difusiones masivas han hecho que TikTok (Amazon) en el marco del Dia Mundial de Prevención al Suicidio publicara su preocupación sobre la salud mental lanzando nuevos recursos en su plataforma, este hecho es de vital importancia para evaluar la problematica ya que las redes tienden a generar una dependencia adictiva.

Estamos viviendo en un contexto en donde se está deconstruyendo el tabú del suicidio adolescente, para su prevención mediante  un debate necesario en la sociedad con respecto al uso de la red. No obstante, queda en evidencia la emergencia por falta de cifras por parte del Ministerio de Salud, imprescindible para una estrategia federal de abordaje integral del suicidio en la Argentina.

¿A dónde acudir?

En una situación de desborde emocional que se amerite hablar para no sentirse solo, existen diferentes organizaciones de larga trayectoria profesional que te pueden escuchar, como el Centro de Atención al Suicida (CAS) una ONG a la cual podés llamar para recibir asistencia médica gratuita, confidencial y anónima. La línea 135 es para Capital Federal o Buenos Aires y para el resto del país al (11)5275-1135 o al 0800-345-1435.

Los barrios populares quieren su ley

Los barrios populares quieren su ley

Una concentración de la UTEP frente al Congreso logró que en Diputados pusieran fecha para tratar el proyecto que prorroga la Ley de Barrios Populares, que pierde vigencia el 15 de octubre. La cita es sobre el límite, el miércoles 12.

El miércoles 5 de octubre, las organizaciones sociales que conforman la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) se movilizaron al Congreso, reclamando el tratamiento de la Ley de Integración Socio Urbana de Barrios Populares que ya había obtenido dictamen favorable. La respuesta llegó esa misma tarde, como resultado de la reunión entre la presidenta de la Cámara de Diputados Cecilia Moreau y la Mesa Nacional de los Barrios Populares, en la que se acordó que la votación tendría lugar el 12 de octubre, tres días antes de que pierda vigencia la ley.

La Ley  Régimen de Regulación Dominial para la Integración Socio Urbana o “Ley de Barrios Populares” fue sancionada en 2018. A cuatro años de su sanción, la Mesa Nacional de Barrios Populares propone una reforma que establece como media más urgente que se prolonguen por diez años las prohibiciones de desalojo.  

“Salimos con una alegría inmensa de una promesa de sesión, se supone que ya la Cámara de Diputados va a estar votando, espero que se cumpla ya que más de cinco mil barrios están esperando para no ser desalojados”, dijo a ANCCOM Araceli Ledesma, referenta de la Mesa Nacional de los Barrios Populares.

Militantes del Movimiento Evita, Frente Popular Darío Santillán, Movimiento de Trabajadores Excluidos y del Movimiento Somos Barrios de Pie, comenzaron a concentrarse a las 12 frente al Congreso. En apoyo a la reforma de la Ley Nacional Barrios Populares, que permite la incorporación de 5687 barrios al registro RENAP (Registro Nacional de Barrios Populares), frenar los desalojos por 10 años y asegurar que las obras de integración urbana sigan llegando a los barrios por medio de las cooperativas. 

 

 “Es una ley que nos representa, nos reconoce, reconoce nuestros barrios, nuestra existencia, nuestra historia y trayectoria de vida. También reconoce la deuda histórica del Estado y la política con los vecinos y vecinas de los barrios populares que tiene que ver con la calidad de vida”, explicó Matias Bora, del Movimiento Evita del Barrio Soledad. 

Sobre la avenida Entre Ríos y Solís, entre Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, nutridas columnas se agrupaban, con pancartas que se alzaban hacia el escenario, ubicado en las puertas del Congreso. “Necesitamos que exista esta ley y esta reforma, por la historia de lucha de los movimientos sociales”, dijo desde el escenario el secretario General de la UTEP, Esteban “Gringo” Castro.  

“Queremos dejar de ser los últimos del tarro, queremos decirle a los diputados que ellos tienen la responsabilidad de que más de cinco mil familias no queden en la calle”, manifestó con emoción Araceli Ledesma, referenta de la Mesa Nacional de los Barrios Populares.

Abajo, levantaban palas y azadones en cerrado festejo, al ritmo de los bombos, al grito de “ unidad de los trabajadores, al que no le guste que se joda”.