«No queremos más que se nos borre de la historia»

«No queremos más que se nos borre de la historia»

La Primera Marcha de las Comunidades Afroargentina, Afrodescendiente, Africana, Afrodiaspórica y Panafricanista tuvo lugar este miércoles frente al Congreso. Qué derechos reclaman.

Por primera vez en nuestro país, columnas de organizaciones afro marcharon este miércoles 8 de noviembre bajo premisas variadas: diversidad, religión, cupo laboral, revisionismo histórico e inclusión fueron algunos de los principales ejes en disputa. El encuentro contó con una gran convocatoria y recorrió de manera pacífica la distancia entre Plaza de Mayo y el Congreso de la Nación. Con la premisa transversal del reconocimiento social, esta porción de la comunidad argentina tuvo que salir a las calles para ser reconocida. Invisibilizados, tanto por los medios de comunicación como por la historia, la movilización sirvió de llamado de atención a una sociedad que aún no se percata de sus problemas estructurales en torno al racismo.

Hace no mucho tiempo el caso judicial de Lucas Gonzalez introdujo como agravante el odio racial en la condena a los policías que lo ejecutaron a sangre fría. Hoy, sin haber ocurrido ningún cambio significativo en torno al tratamiento de estos sectores históricamente marginados, algunos todavía se sienten inseguros y olvidados.

“Sabemos perfectamente que el odio, la persecución y la idea de exterminio ha perseguido a muchos pueblos, entre ellos al pueblo negro”, explicaba Melina Sánchez, migrante y activista por los derechos humanos. “Estamos acá como señal de resistencia, pero también demostrando que somos una organización política y que tenemos mucho para aportar a la sociedad argentina, porque somos parte histórica de ella”.

En búsqueda de romper con el ocultamiento sistemático de sus aportes a la historia del país, muchos de los reclamos recayeron en el reconocimiento a la participación en la historia nacional de la figura de Remedios del Valle, “La Capitana”. “Lo que me moviliza personalmente es la reivindicación y la restauración por los daños hechos dentro del historicidio argentino a las disidencias que somos los afro argentinos, los afrodescendientes, africanos y a los pueblos originarios que constituimos esta nación desde el principio, desde su fundación”, decía Nahuel Tawahedo, afro argentino de sexta generación. ”No queremos más que se nos niegue, que se nos invisibilice y que se nos borre de la historia”.

“No venimos como un sector minoritario de la población a exigirles reconocimiento al Estado: nosotros ya estamos constituidos como naciones, como bloques con diferentes entidades y ascendencias de diferentes naciones africanas. Tenemos algo que decir, algo por que luchar. Lo que vamos a tratar de generar o estamos generando es que se avale todo eso”, concluía su testimonio Tawahedo que, a partir del movimiento de la marcha empezaba a desplazarse al destino final.

El recorrido de Plaza de Mayo al Congreso fue festivo. Candombe, capoeira y múltiples manifestaciones de cultura negra se apoderaron de la calle y obtuvieron la mirada de todo el que pasaba. Carteles y banderas acompañaron el recorrido. “La negra que me parió”, “Basta de racismo” y algún que otro cartel en contra del conflicto en medio oriente podían llegar a leerse. Vestidos con ropa religiosa de matriz afro, parte de los bloques manifestantes se movilizó por el respeto a formas de culto no católicas. Piruetas y sonrisas le seguían por delante, junto a instrumentos que no dejaron de sonar ni un momento.

Llegados al Congreso, cerca de las 20, los organizadores instalaron el equipo de sonido para el discurso final. Literatura negra y comida se instalaron junto a ellos en las calles. Media hora más tarde, sin sol en el cielo, los reflectores y las lecturas de los reclamos iluminaron a las oradoras. “Reunides nada más y nada menos que frente al Congreso de la Nación vamos a luchar por la representación política de la comunidad afrodescendiente”, inició su discurso una de las oradoras del 8N para, luego, mencionar a las organizaciones, instituciones y personas que apoyaron la realización de esta movilización.

“Hoy nos congrega esta marcha a diez años de la Ley 26852. Esta marcha marca un hito histórico en la comunidad, se trata de la primera acción en unidad del movimiento político afrodescendiente”, proclamó la oradora acompañada de aplausos. “A 40 años de democracia hay muchas deudas con la comunidad afrodescendiente, hay muchos logros también que nos unen y nos trajeron hasta acá, pero hay demandas y vamos a seguir en la lucha ¡Somos una comunidad de lucha! ¡Somos la resistencia negra de Argentina!”, concluyó el grupo organizador del 8N. Finalmente se leyó el documento con los propósitos del encuentro: Basta de racismo y otras formas conexas de intolerancia, la aprobación de una ley antirracista, la preservación de los Territorios Ancestrales y del Patrimonio Cultural, el reclamo por cupo laboral, representación política afro y el respeto a las religiones de matriz afro fueron algunos de los planteos mencionados.

Ante un proceso de radicalización de ciertos discursos de odio, la marcha afro, específicamente en este país, marca un antecedente muy importante en tanto restituye su voz a quienes la historia no dudo en callar. Religiones, culturas y vidas humanas debieron mostrarse en público como grupo para que se les reconozca como personas habitantes de este país.

¿Qué pasó con las familias desalojadas de Guernica?

¿Qué pasó con las familias desalojadas de Guernica?

A tres años de la toma de tierras el Gobierno provincial está construyendo 160 viviendas en el predio para aquellos que fueron desalojados . Los beneficiarios reclaman que sus abogados y arquitectos participen del proyecto.

Archivo 2022. 

Corrían los últimos días de julio del 2020 en la localidad de Presidente Perón cuando un grupo de familias ocupó 100 hectáreas en el barrio Numancia de Guernica en plena pandemia del covid-19. Tres meses después se produjo el desalojo con una feroz represión de Policía Bonaerense. ANCCOM quiso saber qué pasó con aquellas demandas por viviendas.

El 29 de octubre del 2020 se produjo el operativo del que participaron cuatro mil policías. Las casillas de los ocupantes fueron derribadas y algunas incendiadas por efectivos de la Guardia de Infantería. También reprimieron con disparos de balas de goma a las 300 personas que se resistían a abandonar los terrenos con pedradas e insultos. Hubo decenas de detenidos acusados de los delitos de resistencia a la autoridad y usurpación.

A finales de mayo de 2022 el gobernador Axel Kicillof anunció que el gobierno provincial destinaría 1.098 millones de pesos para edificar 160 viviendas de las cuales ocho serían para personas con discapacidades, en un proyecto que incluía veredas, forestación y equipamiento para el barrio, en el mismo predio donde dos años atrás unas dos mil familias sin vivienda habían sido desalojadas. 

los vecinos concurren al predio con frecuencia para ver si hay avances en la obra de construcción. «Ya había un proyecto, estaba aprobado, hubo licitaciones, se empezaron a construir las casas, son dos partes, una de 160 viviendas y la otra de 600 y pico, pero aún así no llegaría a resolver la totalidad de esos vecinos que se organizaron y estuvieron ahí en la recuperación», precisó Torrado.

Los beneficiarios proponen armar una comisión de seguimiento de avance de obra, «un proyecto de barrio comunitario, el cual claramente nos rechazaron y es todo bastante como ilógico, porque ellos nos rechazan este proyecto, nos desalojan y después nos dan las propuestas de estas viviendas en el mismo territorio de donde nos sacaron», dijo la mujer. La idea es obtener un nuevo compromiso del gobierno provincial y municipal para que los profesionales, como arquitectos y abogados de derechos humanos, puedan ser parte de esta comisión y así seguir acompañando a las familias.

Ana Torrado es de las mujeres que aguardan una solución habitacional. 

Nicole Salvatierra, de la Asamblea Permanente de Guernica, precisó que en el mismo predio donde los desalojaron se están construyendo viviendas que serían entregadas para las familias de Guernica en un plazo que está atado a dos licitaciones. Una finalizará en noviembre de este año, y la otra en abril del año 2024. Agregó que habrá una entrega parcial a los vecinos que firmaron el acta, por sorteo, y destacó que «la siguiente pelea que estamos dando en este momento es por todos los demás».

Ante esta problemática y a partir de Ley de Acceso Justo al Hábitat, el Estado Nacional comenzó con la ejecución de un proyecto de construcción de viviendas, el cual está en proceso con las primeras 160 de las 853 licitadas, por lo que en la actualidad las familias continúan sin un techo para dormir, comer o bañarse. Ya fueron realizadas las tareas de desmalezamiento, cercado, tendido eléctrico e instalación de luminaria en la zona. El pasado viernes 27 de octubre, en coincidencia con los tres años del desalojo, algunas de las familias de Guernica fueron al municipio de Presidente Perón para exigir la concreción de las promesas de urbanización y entrega de viviendas con servicios.

Paula Delfino y Yamila Rodriguez Alagastino. 

Paula Delfino es autora del libro Recuperación de tierras de Guernica. Experiencia y perspectivas desde el trabajo social, junto a Yamila Rodríguez Alagastino. En diálogo con ANCCOM señaló que en la actualidad en Guernica siguen las familias organizadas, y están reclamando para que se pueda efectivizar la entrega de las viviendas. En distintos momentos hubo promesas de los lotes de adjudicación de viviendas, pero todavía no fue concretado. “La lucha sigue y están en ese proceso de seguir demandando al Estado que cumpla con lo prometido», apuntó Delfino. Las escritoras explicaron que su libro pretende ser un aporte que permita entender cómo fue el proceso de organización comunitaria para que miles de familias recuperen tierras en Guernica, así como para «abrir el debate en torno a la responsabilidad del Estado y la intervención de profesionales en conflictos por la tierra y la vivienda».

Por su parte, Neka Jara, militante autonomista, popular y feminista, señaló que en ese momento «fue muy difícil, porque no hubo una política que accediera a una posibilidad de negociación que tenga que ver con el acceso a la tierra, a una casa para vivir». Jara participó desde el área de salud en la asistencia de las personas accidentadas y heridas. «Sentí mucha desolación, la represión marcaba un camino de mucho abandono, de una exposición de una fragilidad enorme a toda esa población», dijo. A su criterio, “con la lucha hay que seguir exigiendo el derecho a la tierra, al hábitat y el derecho a construir nuevas relaciones”

 

Esquirlas de un conflicto lejano

Esquirlas de un conflicto lejano

La guerra desata en Medio Oriente entre Israel y Hamás repercute en distintas partes del mundo. Entre otras consecuencias, se produjo un rebrote de manifestaciones antisemitas en varios países. El caso argentino.

La pintada con la estrella de David en un edificio de Caballito el pasado 1 de noviembre remite al accionar antisemita durante la Segunda Guerra Mundial.

La guerra de Medio Oriente está en boca del mundo entero y, como pasa a menudo tras un conflicto que involucra al Estado de Israel, los mensajes antisemitas no tardan en aparecer gracias a una confusión que no cesa, en la que las decisiones políticas gubernamentales de un país son asociadas a una religión o la totalidad de un pueblo, como si dentro de él no existieran facciones diversas.

En distintos países del mundo el odio hacia personas judías se manifestó en múltiples actos violentos, como los asesinatos de una presidenta de una sinagoga en Estados Unidos y de un profesor por un estudiante islamita en Francia, amenazas a sinagogas en Alemania y mensajes discriminatorios de funcionarios españoles, solo para mencionar algunos de los múltiples casos que acontecieron desde el inicio de la guerra que se desató tras el ataque terrorista del 7 de octubre sobre los civiles en Israel perpetrado por Hamas que tiene dentro de su Carta Fundacional el lema “un judío se esconde detrás de mí, ven a matarlo”.

La organización “Anti-Defamation League”, dirigida por Jonathan Greenblatt (un ex-funcionario de Barak Obama), reveló un informe sobre el incremento de los incidentes antisemitas globales a raíz de la guerra entre Hamas e Israel. En varios países europeos, como Austria, Francia, Alemania y el Reino Unido, se ha observado un drástico aumento de hechos de odio y violencia de hasta un 641% en comparación con el año anterior, según informes de organizaciones judías y gubernamentales. En la Argentina estas manifestaciones (afortunadamente, más atenuadas) también se hicieron más evidentes.

En las redes y en el barrio

“La discriminación siempre ha existido, y el antisemitismo tiene más de 2000 años”, explica Ariel Seidler, director de programas del Congreso Latinoamericano Judío (CLJ). “Vemos todos los días publicaciones con contenidos antisemitas en redes y, claramente, cuando suceden hechos como los del 7 de octubre, volvemos a verlo fuertemente. El conflicto en medio oriente suele generar esto lamentablemente: aumento de antisemitismo, aumento de islamofobia”.

«El conflicto de medio oriente suele generar el aumento del antisemitismo y la islamofobia», dice Seidler.

Según Seidler esta discriminación se inicia con una generalización en la que se confunde el antisemitismo con un rechazo a las políticas del Estado de Israel. “Pueden hacerlo de forma adrede, intencionada o por desconocimiento cuando utilizan ciertos términos. Pero no es lo mismo israelí, israelita o judío, por ejemplo”, aclara.

En el CLJ se vienen trabajando estas cuestiones discriminatorias en redes sociales desde hace varios años en 18 países. “Desde el 2010 monitoreamos contenidos en redes en idioma español. En el 2022, en X (ex-Twitter), recopilamos 7.5 millones de contenidos, la misma cantidad que en la primera semana desde que se perpetró este ataque”, detalla el director de programas del congreso. “Mientras que durante el primer semestre del 2023 registramos en promedio casi 75.000 posteos con contenido antisemita por mes, en la semana en cuestión se multiplico por 10. En términos generales, vemos un antisemitismo latente que sale a la luz en estos momentos”.

El 12 de octubre, un hombre de San Isidro que reivindicaba al grupo terrorista chiíta libanés Hezbollah en sus posteos de la red social “X” fue detenido por la Policía Federal y se le secuestraron diversos cuchillos. A su vez, en Villa Urquiza, detuvieron a una persona que llamó a matar niños en las escuelas judías a través de la red social “4chan”, el pasado 24 de octubre. A raíz de esta amenaza, diversos colegios de la comunidad judía solicitaron a su alumnado que no concurriera a clase con el uniforme escolar para evitar ser identificados en la vía pública. El hecho más reciente que tuvo lugar fue una pintada con la estrella de David en una casa en Caballito, este 1 de noviembre, una situación que remite al accionar antisemita durante la Segunda Guerra Mundial. A la vez, las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letra de la UBA convocaron a un grupo de estudiantes judíos para escuchar sus preocupaciones luego que estos enviaran una carta denunciando la aparición de cruces esvásticas y de que fueran vandalizados unos stickers con la imagen de la paloma de paz, pintada por Pablo Picasso, junto a las banderas de Palestina e Israel.

El antisemitismo no es justicia social

Nicolas Luna, docente del seminario Política y Conflicto en Medio Oriente, de la Licenciatura en Ciencia Política (UBA) y con un Magister en Seguridad y Diplomacia por la Universidad de Tel Aviv, explica que “lo que preocupa es la violencia pocas veces exhibida ante conflictos similares. Hace algunas semanas vimos un recrudecimiento del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán y, sin embargo, no se vio una solidaridad o un desprecio con ninguno de los involucrados con un involucramiento como en esta oportunidad”.

Al mismo tiempo, la licenciada en Relaciones Públicas, Cecilia Denot, con un magister. en Relaciones Internacionales y titular del seminario «Política y Conflicto en Oriente Medio, señaló: “Hoy nos enfrentamos a una forma de antisemitismo que no es el antisemitismo clásico, disfrazado con el uniforme de la S.S, fácilmente identificable y transparente. Estamos ante un antisemitismo que es más peligroso porque se disfraza de otra cosa. No es transparente, todo lo contrario: viene disfrazado de justicia social. Entonces hay muchísima gente que lo adopta, en muchos casos con buenas intenciones, pensando que lo que está haciendo es apoyar la liberación de un pueblo, luchando contra la opresión y esto no es así. Apoyar lo que está haciendo Hamas –que tiene secuestrado una cifra imprecisa de rehenes, entre ellos 21 argentinos y un bebé de nueve meses- es apoyar a un grupo terrorista cuyo fin es la muerte de todos los judíos del mundo y que encima no representa a los palestinos”.

Denot señala que estas manifestaciones invitan a reproducir un discurso que resquebraja todos los anticuerpos contra el antisemitismo que se habían construido después del Holocausto, “porque el antisionismo muchas veces se mezcla con antisemitismo, donde se presenta una narrativa en donde todos los judíos son invasores en el Medio Oriente; son colonialistas blancos, son imperialistas y todo lo que se haga en contra de ellos, está justificado”.

 

Santa resistencia

Santa resistencia

Más de cien familias, incluido un centenar de niños y niñas, evitaron el desalojo de la casa Santa Cruz, con 500 policías dispuestos a lograr su objetivo. Durante un día de lluvia tan intensa como las negociaciones con el juzgado y el Gobierno porteño, se abrió un compás de seis meses de conversaciones.

El ruido de las cornetas deja de escucharse para dar paso a un silencio inquietante. Tres hombres con portafolio en mano cruzan las vallas que desde la madrugada cercan la casa Santa Cruz, en Parque Patricios. 

-Cuiden nuestra casa y a nuestros niños- les ruega a los militantes en un grito Illiana Llanos. 

La joven de pelo violeta es la voz de las 107 familias que resisten dentro del edificio la amenaza de desalojo. Con decisión se planta para negociar con los recién llegados oficiales de la justicia. La acompañan Rosa Herrera, abogada de las familias e integrantes de la Defensoría de Menores. 

En un costado y envueltas en una frazada, tres vecinas aguardan apoyadas sobre la pared

-Está vez es peor que en 2019-  afirma una de ellas con la mirada clavada en centenares de policías que las rodean.

Detrás de las vallas todavía hay más de ellos, en sus motos y camiones, como si de enfrentar a un batallón se tratase, y no de un hogar de familias, con ancianos y niños. La vecina está cansada, como el resto de sus compañeros que se mantuvieron despiertos toda la noche. Otra vez, dependen de la decisión de un juez: Fernando Cesari. Su firma tiene el poder de activar la violencia de los monigotes de celeste en sus largas filas, provistos de escudos y cascos.

La ronda de negociación se aprieta. Brazos de periodistas empujan los brazos de abogadas que intentan llegar al centro, corren también los brazos de camarógrafos. Algunas caras de dirigentes conocidos se las arreglan para sumarse a la ronda. Hay militantes y dirigentes del Partido Obrero, la UTEP, el Frente Patria Grande, cooperativas, que colgaron sus banderas en las cercanías. Todos intentan escuchar a los representantes del juez. Es claro: quieren empezar hoy el desalojo, sea como sea. 

La conversación se tensa. Entre las palabras, el destino de 99 niños y niñas. «Dale que me cago de frío, debería estar en el colegio», grita uno que se asoma desde la terraza junto a sus compañeros.

Abajo se escucha en la ronda que «el derecho a una vivienda digna también está en la Constitución». Es el planteo de «la Doctora», como le dicen a Rosa los vecinos.

La ronda se desarma. Un funcionario de la Ciudad pide entre risas que le den espacio porque «está por tener un ataque de pánico».

-Illi, ¿Qué pasó?- le pregunta una vecina a la presidenta de la cooperativa Papa Francisco.

-Arreglamos crear una mesa de diálogo conjunto con Ciudad y Nación para plantear una solución habitacional transitoria y una definitiva. Tenemos que esperar el okey del juez.

Pasan las horas y el okey no llega. Son las 10 y media, y ya no hay rastros de los rayos de sol que más temprano calentaban las caras expectantes. Empieza una llovizna constante que ni capuchas, ni mantas, pueden combatir.

La mayoría de las familias permanece dentro del edificio. Una puerta de hierro negro sella la entrada para cualquiera. El chirrido de cacerolas persistentes contra la pared todavía se escucha. De acá no nos movemos, es la convicción que resuena en cada golpe para darse ánimo. Al lado, se armaron tres gazebos debajo de los cuales un vecino prepara café para calentarse. Jazmín se abriga con su buzo rosa y se resguarda del viento sentada en una reposera. Es de las pocas que están afuera y por un grupo de whatsapp se comunica con los que esperan dentro de los departamentos, entre ellos su hijo de 7 años.

«Vivo acá hace 17 años, vine de Perú con mí mamá cuando era muy chica.  En ese momento esto no tenía ni dueño, ni luz, ni cloacas», cuenta, y la voz se le torna grave cuando agrega que «desde 2010 un multimillonario compró el lugar con nosotros adentro». Habla del empresario hotelero Leonardo Ratuschny, quien les inició el juicio que lleva 13 años sin resolverse.

Dos vecinas reavivan el fuego que todavía resiste el agua sobre el asfalto. Illiana, convoca a los vecinos y militantes a que la escuchen. Antes de hablar hace una pausa, toma fuerza de donde puede, de las esperanzas de cientos que la necesitan firme, para comunicar  las últimas noticias. 

-El juez está muy duro. Quiere que entreguemos una familia como prueba de fe, carne de cañón para empezar un desalojo escalonado- respira hondo y casi se le quiebra la voz cuando sigue- escuchamos de aquel lado que quieren entrar. Por favor compañeros, cuiden la puerta.

Quienes la rodean se miran ahora preocupados. Sobre sus cabezas, sacando medio cuerpo por el balcón, un pibe pregunta: «Compañero ¿cómo estamos?». Nadie atina a responderle.

La lluvia obliga a la mayoría a apretujarse bajo los gazebos. «Un paso para atrás compa, como en el colectivo», se escucha que alguien dice. Los minutos se hacen de goma, y el agua cae en cantidad. Desde la ventana un hombre le tira a sus compañeros bolsas de nylon y otra mujer se organiza para empezar a repartirlas. Los impermeables ahora cubren un poco a los guardianes de la puerta. 

«No queremos desalojo, no queremos represión, queremos vivienda digna, queremos la solución», cantan bajo la lluvia.

Los hombres rígidos de portafolios y anteojos vuelven una vez más, ahora bajo sus paraguas. Se dibuja un acuerdo entre las partes. El juez, en negociación con el multimillonario hotelero y el Gobierno de la Ciudad, propone a las partes firmar la transitoria solución. El GCBA le alquilará el predio por seis meses al dueño mientras se organiza la mesa de trabajo para darle a las familias un hogar definitivo. Seis meses, no hay certeza de que se cumpla la promesa de vivienda digna en ese término. Por lo menos hoy, las familias vuelven a recuperar el aliento. Hoy no los van a  dejar en  la calle.

 

“El grito de las diversidades que existen”

“El grito de las diversidades que existen”

El pasado sábado vecinos y vecinas junto a diversas agrupaciones del Barrio Padre Carlos Mugica de la Villa 31 de Retiro se movilizaron en la V Marcha del Orgullo Trans Villera Plurinacional. Distintos reclamos como la Ley Integral Travesti, políticas públicas para el acceso a derechos y cumplimiento del cupo laboral trans estuvieron en el centro de la jornada.

Este sábado vecinos y vecinas junto a diversas agrupaciones del Barrio Padre Carlos Mugica de la Villa 31 de Retiro se movilizaron en la quinta Marcha del Orgullo Trans Villera Plurinacional por reclamos para la comunidad LGBTIQ+ como la Ley Integral Travesti, políticas públicas para el acceso a derechos y cumplimiento del cupo laboral trans en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La concentración comenzó a las 15 en las calles 3 de Diciembre de 2009 y Ulla Ulla, y luego festejó y recorrió el barrio.

El calor facilitó que fluyera la alegría de quienes se movilizaron en una caravana de motocarros, banderas, globos, brillos glitter, música y megáfonos. «Señor, señora, no sea indiferente se matan las travestis en la cara de la gente», fue el canto más repetido para generar que haya más visibilidad de las diversidades.

«Este año marchamos otra vez con orgullo en la Villa 31, con todas las compañeras, compañeros, vecinos, organizaciones, instituciones y toda la gente que está acá presente», dijo a ANCCOM Marcina Perlinco, militante de la Casa de la Diversidad Trasvillera, al tiempo que destacó que su reclamo sigue siendo por el cupo travesti trans, una vivienda digna, más oportunidades y que el desarrollo social funcione para los emprendimientos de la comunidad Travesti y Trans. «La marcha plurinacional del orgullo es convocada todos los años a travesti-trans, maricas, tortas, lesbianas y de todo el colectivo LGBTIQ+ de las villas, para que las personas marchen sin miedo a ser discriminados», señaló Perlinco.

Por otro lado, Dianazo López García, referente de la organización Gondolin, en diálogo con ANCCOM dijo que la Villa 31 «siempre nos abrió los brazos, con Martina Pelinco que fue la que impulsó todo esto, porque fuimos vulneradas, marginadas, excluidas y la sociedad fue cómplice de todo esto».

La legisladora porteña por Unión por la Patria, María Bielli, estuvo presente y habló con ANCCOM: «Soy militante de la 31 desde hace mucho tiempo y me convoca un grito que representa esta movilización, que es un emblema para poder decir que las diversidades existen, tienen que ser visibles, reconocidas y que existen en estos barrios». De este modo, habló sobre la importancia de la demostración del orgullo de «ser diverso y que las organizaciones y quienes militamos por la ampliación de derechos y por la igualdad, estos espacios nos convocan para seguir estando, por la libertad de ser quienes queramos ser».

Por su parte, Walter Jiracoy, ex candidato a comunero y militante de la 31, señaló que lo más importante de la marcha es volver a reivindicar los derechos de la comunidad LGBTQ+, en los barrios, ya que se sufren discriminación. A su criterio, el deseo es que los vecinos y vecinas lo vean como «algo normal, no algo que está alejado, o algo que suceda solamente una vez por mes, empezar a normalizar la comunidad LGBTQ+ en el barrio 31 y que ojalá pueda confluir todos los barrios, confluir en una sola marcha grande como la del 4 de noviembre».

La Marcha del Orgullo nació en 1970 en Nueva York, pero fue concebida como un acto militante en Los Ángeles y realizada desde una perspectiva de celebración, festejo. La marcha también se dio en San Francisco y Chicago hasta que llegó a varios países y se consagró a nivel mundial. En Sudamérica la primera movilización de estas características tuvo lugar en Argentina, el 2 de julio de 1992 en Buenos Aires, desde Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación. Ese día unas 300 personas marcharon bajo la consigna «Libertad, Igualdad, Diversidad», al tiempo que algunos manifestantes cubrían su rostro con máscaras de cartón, para no ser identificados. La Marcha del Orgullo siguió haciéndose todos los años en Buenos Aires cada 4 de noviembre.

Una apuesta contra adolescentes y niños

Una apuesta contra adolescentes y niños

El fenómeno de las plataformas de apuestas deportivas online entró con fuerza en los colegios secundarios. Los especialistas están preocupados por el aumento de la ludopatía en adolescentes y jóvenes. ¿Qué ocurrió en otros países? ¿Qué debería hacerse?

Marcos tiene 26 años, es del barrio de Liniers, y cuenta cómo regula el dinero que apuesta en las plataformas de apuestas deportivas online: “Desinstalo la app cuando el homebanking me dice ‘¡Ayudame loco!’” porque se quedó sin fondos. Sin embargo, no piensa dejar algo que lo “divierte” y le genera “placer”. En cambio, Aníbal, también de 26, dijo que se metió en el mundo de las apuestas porque cree saber de fútbol, aunque en un momento fue tal el grado de compenetración que empezó a apostar contra su propio equipo (del que es fanático) o en ligas de “segundo orden” no tan conocidas. Luego de meses se dio cuenta de que las cosas no eran tan fáciles y abandonó.

Franco, de 17 años y en quinto año del secundario, asegura que no tiene idea de lo que gana o pierde, solo que “pegar un resultado” le genera placer y lo estimula a seguir jugando. También forma parte de un grupo de WhatsApp con sus compañeros en el que hablan de las “combinadas” que realizan. En ningún momento aclara de dónde saca el dinero para jugar. Joaquín es un año mayor y decidió hacer público su caso en redes sociales. Allí contó que llegó a pedir préstamos para seguir jugando. Luego de la exposición pública, firmó la autoexclusión, recurrió a una psicóloga de su ciudad y no volvió a hablar del tema pero confirma que lleva varios meses “limpio”.

Las aplicaciones para realizar apuestas deportivas en tiempo real llegaron al país en 2019 cuando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires aprobaron leyes que las habilitan. Desde entonces se transformaron en un gigantesco negocio legitimado incluso por la Liga Profesional de Fútbol Argentino que tiene una de las casas de pronósticos deportivos como sponsor oficial. No importó la evidencia de que se trataba de una apuesta riesgosa: rápidamente se multiplicaron las polémicas acerca del rendimiento de los deportistas de distintas categorías, principalmente del fútbol del ascenso. También hubo revuelo en el tenis cuando se supo de apostadores que contactaron al tenista Marco Trungelliti para arreglar los resultados de sus partidos.

El problema está lejos de ser patrimonio argentino. Por ejemplo, en España, la investigación conocida Operación Oikos, destapó que un gran número de representantes y futbolistas de primera y segunda división de fútbol, entre los que se encuentra el exReal Madrid Raúl Bravo, que estaban implicados en arreglos de partidos.

La intensa publicidad colaboró también en el aumento de la ludopatía a tal punto que en España se prohibió la publicidad en estadios y camisetas de fútbol. Esta regulación comenzó a implementarse gradualmente en las restantes ligas de la federación europea (UEFA), por lo que las empresas de apuestas tuvieron que migrar en búsqueda de nuevos mercados con menor regulación como los de América del sur.

Números y síntomas

Un informe de Global Online Gambling Market del año 2020 revela que las casas de azar online recaudaron en ese año 65.316 millones de dólares y se proyectan más de 130 mil millones para 2027. Según las últimas estadísticas del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Organización Mundial de la Salud, el 30 por ciento de la población mundial mantiene algún tipo de vínculo con el juego por dinero. De ese 30%, el 95 por ciento lo hace con fines recreativos, el 3,5 por ciento son jugadores con problemas y el 1,5 por ciento corresponde a jugadores compulsivos.

En la Argentina se calcula que hay unas 19 millones de personas que apuestan asiduamente, mientras que 7 de cada 100 argentinos pueden ser considerados adictos, muy por encima de la media global: los números encienden las alarmas.

Si bien sólo los mayores están autorizados a apostar de acuerdo a la ley vigente, la inscripción es muy sencilla para cualquiera: con solo llenar un formulario donde se brinda un mínimo de datos personales y se registra una tarjeta de débito o crédito, ya se está listo para apostar. A esta facilidad se suma una intensa presión publicitaria reforzada por influencers que también invitan a ser parte de la “comunidad de jugadores”

La única protección prevista para reducir los daños que genera el juego, provienen de la Ley N° 6330 de la Ciudad de Buenos Aires de “Prevención y concientización del juego patológico y asistencia a quienes lo padecen y a sus familiares”.

En los centros de salud y consultorios esos números se transforman en gente y casos. Laura Jurkowski, directora del centro privado de prevención y tratamiento ReConectarse que nuclea a psicólogos, pedagogos y psiquiatras, define a la ludopatía online como un tipo de tecnoadicción similar a otras en las que hay “un comportamiento compulsivo que las personas no pueden dejar de realizar, a pesar de ver que eso les empieza a traer diferentes consecuencias en distintos ámbitos de su vida: laboral, académica, social, etc”. El juego se transforma en una manera de llenar un vacío, de manejar algún tipo de dificultad que la persona no puede resolver de otra manera: “En este caso, el comportamiento compulsivo de la tecnoadicción es pasar mucho tiempo conectado”.

Para quienes quieren escapar a este comportamiento compulsivo existe un formulario de autoexclusión que prohíbe el ingreso y la posibilidad de participar por dos años. Para Jurkowski, “es evidente que los recursos de las plataformas de juego no son suficientes porque no logran su cometido” y agrega que observa cada vez más chicos adolescentes apostando “por lo cual hay algo que no está funcionando bien”. Según la especialista las plataformas deberían estar más reguladas..

Tomás de la Torre es el director de la fundación no gubernamental y sin fines de lucro Santa Catalina, donde se brinda asistencia en salud mental y toda una gama de adicciones a sustancias y comportamientos que van desde la ludopatía o la compra compulsiva. Cuenta que entre el 60 y el 70 por ciento de las personas que llegan a consulta son de clase media y están endeudados. Explica que “con los formularios de autoexclusión de las casas de apuestas se está yendo a la consecuencia y no a la causa, lo que pasa con el juego es que no es como las sustancias: la vida es un poco un juego. Faltan políticas públicas”.

Para el especialista “todavía no se armó la cresta de la ola”, porque en el país se reacciona cuando alguien famoso se ve afectado y da como ejemplo las marchas que se hicieron para cambiar la Ley de Salud Mental, a partir del caso de Chano Moreno Charpentier. “El juego es una patología más oculta. Esto es como todo, se va generando una pelota y una demanda social. Para dar una idea, la ley de estupefacientes vigente todavía habla de multas en australes”, indica.

“Desde la psicología pensamos la ludopatía como una conducta adictiva porque no siempre intervienen las sustancias. En este caso es una adicción que genera un comportamiento compulsivo en relación al juego”, explica el licenciado Diego Maximiliano Herrera, psicólogo UBA, con posgrado en terapia cognitivo conductual, neuropsicología y docente.

Herrera precisa que con relación al cuidado de las personas se ha visto que solo el 2% de los usuarios de aplicaciones de apuestas responde ante la advertencia de la aplicación que dice que jugar es perjudicial y comenta que “un modo de prevenir es aumentar la charla, visibilizar esto que sucede, que las familias empiecen a leer y prestar atención en las conductas de sus hijos. Hay adolescentes que no pueden tener un diálogo emocional con sus papás o mamás”.

También traza un paralelismo con sacar un registro y los derechos y obligaciones que implica: “Para otorgarte la licencia de conducir hay que hacer un curso obligatorio, que incluye unos videos donde se muestra el motivo de todas las reglas, se explica física, inercia, hay prevención de violencias de género. En los juegos pienso que podría haber una introducción que te informe de todo esto para participar; que haya reglas”.

Para Herrera la sociedad habilita evitar las “emociones displacenteras”, algo reforzado por la cultura del “solucionismo”: “Tenes sueño tomá esto, te duele algo tomá esto. Se promueve la poca tolerancia a las emociones propias del ser humano”.

Ninguno de los tres especialistas tiene una mirada optimista respecto del desarrollo y expansión de las plataformas para apostar. La directora de reConectarse asegura que realmente la asusta que cada vez son más chicos los que participan de estas apuestas y que ”empiezan a creer en esa idea del trabajo fácil, que pueden ganar dinero mágicamente, sin darse cuenta de que a la larga nunca salen ganando y cómo eso repercute en su vida social, en el colegio”. También cree que los padres deben controlar y ver el tema del dinero con los chicos aunque, aclara, “siempre interviniendo desde un lugar amoroso, y no desde el castigo y el reto, para no cerrar un canal de comunicación”.

Riesgo

Las apuestas online llegaron a las aulas de los colegios secundarios para quedarse y los profesores están preocupados por el avance que tiene el fenómeno. Cada vez observan que son más los chicos apostando en tiempo real y sin ningún tipo de control. Los adolescentes comienzan tomando esto como un divertimento sin considerar los perjuicios. Por su parte las aplicaciones aprovechan el “siga siga” para ganar dinero. Está clara la necesidad de políticas públicas o una serie de regulaciones que apunten a disminuir o contener el impacto que implica tener un casino en el bolsillo, especialmente, entre los sectores más vulnerables.

En este sentido la Defensoría del Pueblo bonaerense está realizando una campaña de prevención a través de videos publicados en TikTok. A partir de un convenio firmado entre la Defensoría y el Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia se empezaron a coordinar acciones desde el programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo. Ambas partes comenzaron a dar talleres en las escuelas de la provincia, en respuesta a los pedidos de las comunidades educativas que detectaron casos de estudiantes vinculados a las apuestas online.