“Luchando también se aprende”

“Luchando también se aprende”

Ofelia Fernández es la presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela Carlos Pellegrini (CECaP), va por cuarto año y milita desde primero. Con tan sólo 16 años es la voz representante de más de dos mil alumnos que se ponen al hombro diferentes luchas. “Se nos trata de incapaces en todos lados –dice Ofelia-.  También se piensa que somos vagos, que tomamos el colegio porque queremos perder clases, que marchamos porque queremos cortar las calles y arruinar el tránsito. Nada de eso es cierto: estamos defendiendo algo que es mucho más importante”.

En abril, los alumnos del Pellegrini tomaron el colegio por doce días con el lema Ni Una Menos. El reclamo se realizó por el ascenso con el que las autoridades permiaron a Héctor Mastrogiovanni y por las actitudes de Fernando Jodara, dos preceptores de la institución denunciados sistemáticamente desde hace nueve años por violencia de género a alumnas y docentes dentro del ámbito escolar. Ofelia Fernández habló con ANCCOM días después de que el rector del colegio, Leandro Rodríguez, determinara con dos resoluciones el traslado de ambos preceptores -agremiados a CTERA- que, en principio, pasarán a hacer trabajo administrativo en la Secretaría de Escuelas Medias, sin contacto con estudiantes.

“Se nos trata de incapaces en todos lados. También se piensa que somos vagos, que tomamos el colegio porque queremos perder clases», dispara Fernández.

“El problema ahora -dice Fernández- es que esas resoluciones del rector no son irreversibles: nos estamos enfrentando a gremios muy fuertes que no van a bajar los brazos. Por el caso de Mastrogiovanni y Jodara CTERA hizo paro por tiempo indeterminado para reincorporarlos. Y dicen que no van a acatar ninguna resolución. Los dos, además, se pasean por el colegio: ¡Vienen! Y el rector no hace nada, dice que no puede decirles nada porque no puede prohibirles participar de las asambleas gremiales, pero él mismo fue el que les prohibió el contacto con alumnos”.

¿Cómo se organizaron para la toma? ¿Quiénes estaban a favor y quiénes en contra?

En contra están los docentes de CTERA, que defiende a Mastrogiovanni y Jodara a capa y espada; también está en contra el secretario de escuelas medias, Oscar García, que fue el primero que dictó la resolución de que iba a ascender  regente del turno el que tenga más antigüedad, que es el único criterio por el cual podía ascender este señor Mastrogiovanni, porque no tiene título y tiene sumarios por golpeador. García salió a decir que los estudiantes somos robots manipulados por adultos, que lo que decimos es todo mentira, que no existen denuncias. Nosotros armamos un comité de lucha en el que había docentes del gremio de AGD, familiares de alumnos, graduados de esta escuela y estudiantes. Ese comité fue el que llevó a cabo el conflicto, desde distintos sectores. De hecho, también, hablando de apoyos… por primera vez en la historia del Pellegrini vivimos el día en que los medios nos apoyaron. Cada vez que hacía una nota hasta los periodistas de TN -sin intenciones de demonizar a nadie- nos deseaban suerte y nos apoyaban diciéndonos que era lógico lo que estábamos planteando. Así que  tuvimos una toma muy fuerte, con la opinión pública muy de nuestro lado. Eso presionó mucho a la universidad.

¿Y ustedes cómo respondieron a García sobre la inexistencia de denuncias?

Primero, sí existen denuncias. Que ellos las hayan cajoneado durante nueve años es otra cosa. Y en el caso de que no existieran denuncias, siendo autoridad, y siendo que aprueban un protocolo contra la violencia de género, deberían saber que ya hace bastante tiempo existen leyes, convenciones por los derechos del niño y adolescentes, que son internacionales y estipulan muy claramente que es un derecho de la víctima denunciar y no una obligación. Ellos como autoridades deberían accionar de manera inmediata, exista o no denuncia penal o administrativa. Con el simple hecho de que alguien les haya ido a decir “yo sufrí esto”, sea por el medio que sea tendrían que haberse hecho cargo de la situación. Y tardaron nueve años.

«Y en el caso de que no existieran denuncias, siendo autoridad, y siendo que aprueban un protocolo contra la violencia de género, deberían saber que ya hace bastante tiempo existen leyes, que estipulan es un derecho de la víctima denunciar y no una obligación», aclara Ofelia Fernández.

¿Por qué creés que los medios esta vez los apoyaron a ustedes?

Para mí porque después del 3 de junio, del Ni Una Menos, la violencia de género se trata desde otra perspectiva. Si bien muchas veces hubo quienes se jactaron de levantar esa bandera y siguieron reproduciendo machismo, misoginia, etc, se volvió un tema sensible en toda la sociedad, por lo cual cuando se habla de violencia de género ahora nadie dice cualquier cosa. Cuando hablamos de violencia de género con menores de edad en el ámbito de una escuela todos dicen “esto es gravísimo y no se vio nunca antes”. Porque de hecho nunca se había tomado un colegio por este tipo de casos. Esto empezó hace nueve años con chicas ya egresadas pero continuó con chicas que actualmente están cursando, no fue un brote psicótico de Mastrogiovanni en 2007, sino que lo mantuvo durante toda su estadía.

¿Y qué pasó con el “Protocolo de intervención Institucional ante denuncias por violencia de género, acoso sexual y discriminación de género” que se consiguió en la Universidad de Buenos Aires después del Ni Una Menos? 

Nosotros le pedimos al rector del Pellegrini, Leandro Rodríguez, que firme un acta de compromiso para aplicar ese Protocolo. Porque es necesario evitar que haya en el futuro otros Mastrogiovanni o Jodara. Además, el protocolo se aplica ante cualquier tipo de violencia que se de en el ámbito de la escuela, es un órgano para discutir y solucionar, una manera de accionar. Lo que planteó el rector con ese punto es que en la próxima reunión con el Consejo de Escuela resolutivo, conformado por docentes, estudiantes, graduados, no docentes y el rector como moderador, va a llevar una propuesta para aplicar el Protocolo, que nosotros tenemos que aprobar o no en el momento. Respecto a eso se está avanzando bastante.

«Si sos hombre, te enseñan: ‘Pegale, pegale a una mina, total después te van a premiar, vas a seguir ascendiendo y a nadie le va a importar ‘. Entonces, más que enseñarnos Ni Una Menos, nos enseñan a ser misóginos y machistas, ese modelo de sociedad», afirma Ofelia Fernández.

¿Se tratan estos temas dentro del aula?

En parte, que pasen estos casos de violencia de género en la escuela es reflejo de que este tema no se está tratando en las aulas. Si bien desde 2006 está sancionada una ley de Educación Sexual Integral (ESI), que dice que debe haber capacitaciones a los docentes, que el tema debe ser transversal en todas las materias y se tiene que enseñar, acá jamás sucedió. Acá, si te tienen que enseñar educación sexual, lo único que te dicen es: “Mirá, así se pone un forro”, y listo. Si bien hay docentes que intentan promover que esto se cumpla efectivamente, la totalidad no tiene voluntad de que esto pase, les parece algo menor que en una escuela se dé o no esto de manera integral. Cuando fue la movilización de Ni Una Menos pusieron un cartel enorme en la puerta de la escuela, la institución levantó la bandera, marchamos mil personas del colegio y sin embargo después lo que nos enseñaron es que si sos mujer y te pegan tenés que quedarte callada y no denunciarlo porque el que te pega va a ascender y encima hay que perdonarlo. Si sos hombre, te enseñan: “Pegale, pegale a una mina, total después te van a premiar, vas a seguir ascendiendo y a nadie le va a importar”. Entonces, más que enseñarnos Ni Una Menos, nos enseñan a ser misóginos y machistas, ese modelo de sociedad. Lo que pedimos es todo lo contrario.

¿Qué responsabilidades tenés como presidenta del Centro de Estudiantes de la escuela?

Mi rol es representar la voz del estudiantado para el afuera. No tengo poder de decisión, represento lo que el Centro de Estudiantes discute, me encargo de que discuta efectivamente. Cada curso tiene un delegado y la idea es que el delegado charle con su división sobre todo lo que pasa y debatan entre todos y eso se lleva a reuniones de delegados y constantemente todas las divisiones están comunicadas entre sí. Por ejemplo, yo fui delegada de mi curso tres años y ahora ya no lo soy porque por estatuto no puedo ser las dos cosas: presidenta y delegada. Como conducción del CECaP, que somos la Secretaría General y yo, lo que tenemos que hacer es garantizar que existan asambleas, reuniones de delegados, que la información fluya por todo el estudiantado y después de que eso exista, que el estudiantado discuta y defina por sí mismo, yo transmito esas decisiones al afuera.

¿Desde cuándo sos presidenta?

Desde diciembre del año pasado.  Pero milito desde primer año.

¿Cómo nació tu interés por la militancia estudiantil?

Cuando entré acá. El Centro de Estudiantes del Pelle es, desde hace mucho tiempo, muy fuerte, está muy organizado. Somos 2.300 estudiantes y participa la mitad, hay mil personas discutiendo y eso es muy interesante, muy fructífero siempre. Hay mucha diversidad de opiniones y con eso se puede construir un montón. Desde chica, cuando veía las marchas, las asambleas, me gustaba. Me interesaba además meterme a debatir cómo transformar la escuela y sobre todo, una vez que transformaste tu escuela e hiciste que el Centro de Estudiantes funcione podés llegar a avanzar y transformar la sociedad con un movimiento más grande, como por ejemplo el movimiento estudiantil secundario en general. Me interesaba mucho ver cómo cambiaban las cosas.

¿Qué cosas cambiaron desde el Centro?

Se fueron consiguiendo cosas: conseguimos que haya clases de apoyo en todas las materias, que no haya un bar privado que nos cobraba todo el triple de lo que estaba afuera y que no tenía ninguna especie de sentido teniendo en cuenta que esta es una escuela pública, y el bar pasó a manos de una Asociación sin fines de lucro manejada por gente con capacidades diferentes, y ahora tiene precios accesibles para todos los estudiantes. Se echaron dos rectores, y seis vicerrectores en un solo año porque venían a sacar todo lo que se había conseguido años anteriores. Hay materias acá como “acción solidaria”, “talleres de aprendizaje”, los viajes de estudio. Y esa gente quería sacar todo eso y que la escuela sea meramente comercial, muñequitos que solamente saben hacer cuentas y operaciones contables. Querían sacar todo lo que hacía a una escuela inclusiva que pueda discutir también la realidad en la que vive, y no quedar sólo inmersa en lo que pueden ser sujetos económicos, sino que forme ciudadanos críticos. Venían contra todo eso.

¿Hay algo que te disguste al ocupar tu cargo actual?

Con este tema de los preceptores en particular me di cuenta que hay cosas que son mucho más nefastas de lo que pensaba. Por ejemplo, el secretario de Escuelas Medias dijo que yo, que fui la que se reunió con él, era un robot que decía incoherencias que me habían bajado desde arriba. Y a mí me pareció una falta de respeto grande que después de reunirse conmigo diga que somos robots, sobre todo porque en esa reunión al que vimos bastante nervioso fue a él, más que a nosotras. En este conflicto se mostró muy claramente que o te posicionabas en contra de la violencia o te posicionabas a favor. Todos los que se posicionaron en defensa de eso nos hicieron saber en quién no se puede confiar, quiénes no quieren una escuela democrática e inclusiva.

Con respecto a la “escuela inclusiva” a la que aspiran los estudiantes, ¿cómo se posicionan con respecto al examen de ingreso?

A mí no me parece bien eso. El examen deja mucha gente afuera no porque sea gente incapaz para estudiar, sino porque la mayoría de la gente que hace el ingreso paga aparte cursos en institutos que son muy costosos que te preparan y hacen que rindas bien los exámenes y eso hace un filtro socioeconómico muy grande, porque el que puede pagar el instituto se va a sacar diez en todas las pruebas, y el que no puede pagarlo queda con menos posibilidades. Entonces, hoy en día, tenemos un colegio de clase media alta. No es difícil el contenido que toman en el ingreso, pero es necesaria mayor preparación teniendo en cuenta que salís de la primaria, que es un régimen muy suave, y el ingreso de repente es mucha exigencia, que el curso pago te ayuda a pasarlo. Pero el colegio también podría garantizar esa preparación previa, hay muchísimos docentes muy capaces de enseñarte y que de hecho conocen mucho más el colegio que los del curso pago.

¿Qué otras cuestiones están debatiendo los estudiantes del Pellegrini actualmente?

Hoy también estamos tratando el tema del aumento de presupuesto del 0% para las universidades, que es patético, los aumentos de luz y gas de más del 300%, la inflación. Este es un colegio al que se viene por el colegio en sí, no por cercanía, todos tenemos que viajar en colectivo, subte o tren y todo subió, por lo tanto estamos tratando el tema del boleto educativo gratuito. Por otro lado, la primera oferta a los docentes fue de un 15% de aumento de acá a octubre en cuotas, o sea… ¡Nefasto! No llegan a fin de mes. Hay dos facultades que se declararon en estado de emergencia, entonces estamos discutiendo la problemática del presupuesto para dar una lucha educativa, no solo del Pelle, sino junto a estudiantes y docentes de todas las facultades, para defender la educación pública digna.

«Me gustaría ser médica oncóloga. Pero no me gustaría salir de acá y que se termine toda mi militancia, sino continuarla haciendo laburo barrial, o militando en la facultad», dijo Fernández.

Cuando egreses, ¿te gustaría seguir alguna carrera?

Me gustaría ser médica oncóloga. Pero no me gustaría salir de acá y que se termine toda mi militancia, sino continuarla haciendo laburo barrial, o militando en la facultad. Lo que sea pero seguir en las calles. Yo disfruto la militancia. Se puede militar y hacer el esfuerzo, levantarse más temprano, estudiar y rendir bien en la escuela. A mí me va bien en la escuela.

¿Con qué estigmas convive el militante estudiantil?

Se nos trata de incapaces en todos lados. También se piensa que somos vagos, que tomamos el colegio porque queremos perder clases, que marchamos porque queremos cortar las calles y arruinar el tránsito. Nada de eso es cierto: estamos defendiendo algo que es mucho más importante que el corte de una calle de una hora. A veces perdemos una semana de clases pero con esa pérdida ganamos mucho más. Nosotros no dudamos a la hora de realizar medidas porque lo que se gana es mucho más, aunque el prejuicio por parte de diferentes sectores va a seguir existiendo. Los medios – más allá de que esta vez fue la excepción- y nuestras autoridades nos subestiman y piensan que nuestros pedidos son solamente caprichosos pero con el tiempo demostramos que muchas veces terminamos ganando y no fue solamente por presionar autoridades, sino porque llegó un momento en el cual a la hora de instalar el diálogo con la gente que tiene el poder de decisión terminaron dándonos la razón por una cuestión de que ellos no defienden una educación que viven, defienden cómo la educación les puede sacar sus frutos. En lo que es la UBA, lo único que comparten las autoridades entre sí –que pueden ser macristas, de la franja morada, del kirchnerismo o de lo que sea-  es el placer por el negocio y la plata. En cambio, acá solo queremos estudiar y defender una educación democrática inclusiva, queremos tener una escuela mejor día a día, para nosotros y para la gente que venga e intentar cambiar el afuera del Pelle también. Nosotros somos los principales defensores de que luchando también se aprende.

Actualizada 18/05/2016

“Malvinas es el día a día”

“Malvinas es el día a día”

Los ex soldados parecían no sentir el frío mientras se empapaban. Unos sostenían una bandera, otros un clavel blanco. Algunos apretaban los párpados como si estuvieran recordando alguna imagen dolorosa, a un compañero, o agradeciendo estar hoy con vida. El acto en La Plata transcurrió durante una hora y media bajo lluvia constante hasta que soltaron 123 globos blancos y celestes al viento: lentamente, entonces, alzaron vuelo a la par y se fueron juntos hacia un cielo que empezaba a ponerse blanco y celeste también. 123 es el número de soldados caídos en la guerra de Malvinas que aún se encuentran enterrados en el Cementerio de Darwin como NN con una placa que reza injustamente “Soldado solo conocido por Dios”. Los Ex Combatientes reclaman, acompañando a las familias de aquellos caídos, recuperar la identidad de cada uno.

La concurrencia, por grupos, fue acercándose al monumento de la histórica Plaza Malvinas de La Plata, donde se realizó el acto en conmemoración, y ofrendó sus flores. Ahí estaba Hugo Robert (54), ex soldado y vicepresidente del Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM-La Plata). Robert se saludaba con todos y sus hijos, Alejo y Joaquín, lo escuchaban conversar atentamente con cierta admiración en la mirada. De pie, al lado de la foto de su compañero de trinchera caído en Malvinas,  Robert compartió con ANCCOM su experiencia antes, durante y después de la guerra.

En esta conmemoración se destaca el reclamo por identificación de los 123 soldados enterrados como NN en el Cementerio de Darwin. ¿En qué situación se encuentra esta lucha?

Arrancamos hace muchos años, cuando los primeros contingentes de excombatientes comenzaron a volver a las islas a reencontrarse con los “fantasmas de la guerra”. En las visitas al cementerio de Darwin –que es tremendo como imagen, todos los argentinos la tenemos, incluso quienes no fueron a las islas- nos encontrábamos con la dureza de la muerte porque es muy shockeante para nosotros. Pero además de eso, el inmenso dolor de no poder ponerle una flor en la tumba del compañero. Yo fui con el Regimiento 7 de La Plata y no volvimos todos. Del Regimiento 7 hay sólo seis tumbas identificadas con nombre. Del total de tumbas del cementerio de Darwin, hay 123 que tienen una placa que dice “Soldado argentino sólo conocido por Dios” y eso no es verdad, eso es una mentira que nos quisieron hacer creer durante mucho tiempo, porque a esos 123 los conocen sus padres, sus familiares, sus amigos, la comunidad y los conocemos nosotros, recuerdo los rostros de los compañeros. Entonces a partir de eso, empezamos a preguntarnos si era cierto que los familiares no querían la identificación, nos parecía algo raro.

¿Cuáles son para vos “los fantasmas de la guerra”? ¿Qué imágenes o sensaciones vuelven?

Era muy común en los inicios enterarse que a muchos compañeros les costaba dormir al regreso porque soñaban la guerra. Yo he soñado, pero afortunadamente no en forma repetitiva. Los “fantasmas de Malvinas” son, entre otras cosas, saber que tu compañero no volvió. Como siempre en la vida, tenés alternativas, te podés quedar agarrado a ese fantasma y llorar o tomar el camino de la lucha, de convertirte humildemente en la voz de los que nunca van a tener voz, que son los compañeros que quedaron allá. A mí me parece que ese es el camino más valedero, el que más nos sirve. Nosotros siempre decimos que uno de los mejores homenajes que les podemos hacer a nuestros compañeros es haber hecho una buena vida, una vida para disfrutar, para celebrar, porque nosotros sabemos lo que es la muerte.

¿Cuándo empezaron a ocuparse de identificar a sus compañeros que figuran como NN?

El Cecim fue creado meses después de la guerra. En los primeros años los ex soldados tenían como prioridad luchar por las pensiones, el trabajo y su salud. Con respecto a la búsqueda de identidad de los soldados enterrados, en un principio no tuvimos el tiempo necesario para hablar con los familiares, para acercarnos más a ellos. Sin embargo hoy son más de ochenta familiares los que han prestado su sangre para comparar ADN, y este año ya tenemos programadas más de veinte extracciones.

Se está procediendo judicialmente.

Como ex combatientes acompañamos a las familias que iniciaron una causa judicial en el Juzgado Federal N°10 del doctor Julián Ercolini, pusimos abogados del CECIM-La Plata. La causa tiene un fallo y una sentencia. Ercolini explica que las acciones de amparo de las familias por sí mismas ya están reconocidas constitucionalmente, entonces dijo que el reclamo tenía “admisibilidad”. La búsqueda y reconocimiento de identidad a los cuerpos ya está contemplado por la Constitución Nacional y todos los pactos internacionales que firmó Argentina.

Subrayan además que los cuerpos se han hallado y enterrado, y no fueron desaparecidos…

Tenemos los mejores equipos de antropología forense, los familiares están en el continente y los cuerpos están en Darwin: no falta información, como pasó con los desaparecidos del continente. En 2012 el doctor Ercolini le dio “admisibilidad” al reclamo y le ordenó al Poder Ejecutivo que tome todas las medidas necesarias para devolverle la identidad a los 123 NN. La presidenta Cristina Kirchner en ese momento tomó las medidas incluso con anticipación a la orden judicial. Nosotros no queremos que la causa se duerma, que se sigan muriendo los padres de los pibes que están sin nombre en Darwin, y en eso coincidimos los Centros de ex combatientes de todo el país. El Cecim de La Plata se caracterizó por llevar adelante muchos temas.

¿Cómo fueron las relaciones entre el Cecim de La Plata y los últimos gobiernos democráticos?

Con el gobierno anterior tuvimos muy buena relación, en el sentido en que hubo muchas coincidencias  respecto a las banderas y luchas que llevamos adelante durante treinta años, como el reclamo permanente de soberanía, preguntarnos por qué los ingleses estaban en las islas… Con las actuales autoridades del Poder Ejecutivo nacional vemos, por lo que demuestran, que hoy por hoy Malvinas no es un tema prioritario. Esperamos que en el corto plazo el tema ingrese a la agenda gubernamental. Sin embargo, a nivel local, hemos tenido buenas conversaciones con las actuales autoridades, hemos sido recibidos en la intendencia y estamos empezando a transitar una nueva etapa. Pero a nivel nacional vemos con preocupación que Malvinas pareciera no ser parte de la agenda. No vamos a dejar que esta causa quede dormida en distintos estamentos del gobierno: la vamos a pelear mientras tengamos fuerzas. Cecim La Plata es una organización de Derechos Humanos y el reclamo que hacemos, acompañando a los familiares de los caídos, es exigir la identidad a aquellos enterrados en Darwin.

JÓVENES DE AYER Y DE HOY

“Malvinas es un sentimiento donde el orgullo y el dolor arden juntos”, decía algo antes Mario Volpe, presidente del Cecim La Plata, cuando tomó la palabra en el acto de conmemoración.  El frío y la lluvia no impidieron que, como cada año, cientos de personas se reunieran en la plaza Malvinas ubicada en el centro de la ciudad. Se realizó una vez más el acto organizado por el CECIM  local para conmemorar el día de los caídos y ex soldados de la Guerra. “La usurpación de una tierra amada y la paradoja de jóvenes combatiendo al imperialismo más poderoso de la tierra, la OTAN -completaba Volpe-, enviados por un gobierno ilegítimo, genocida y pro imperialista. Ese gobierno que ejerció el terrorismo de Estado y fue una dictadura civil, militar, clerical, empresarial, que debemos nombrar así para reflexionar qué nos pasó como sociedad”.

A las once y media del 2 de abril  familiares de los caídos y sobrevivientes, estudiantes, representantes de clubes deportivos, sindicalistas, organizaciones políticas y las –nuevas- autoridades municipales, fueron rodeando con sus paraguas a los protagonistas del acto: los sobrevivientes de la cruenta guerra que duró desde el 2 de abril al 14 de junio de 1982, y fue utilizada por la última dictadura argentina como último intento para legitimarse en el poder en un contexto de incipiente crisis política, económica y social, cobrándose la vida de 649 argentinos. “Los represores que estuvieron en el continente no se sacaron el traje de represores para ponerse el traje de héroes cuando pisaron las islas”, dijo a los presentes Manuel Giordano, hijo de un ex soldado que milita en Guará, la organización de los hijos de Malvinas. Y concluyó: “Por ello es que reclamamos juicio y castigo a todos los responsables de la dictadura y de las torturas cometidas en las islas. Defendamos la verdad, la justicia, la paz y la soberanía”.

Los hijos de Hugo Robert, Alejo y Joaquín, también forman parte de Guará. Para él es importante que sus hijos, y todos los que lo rodean, continúen con esta causa, se interioricen. “En estas fechas –cuenta- intento recordarles el tema Malvinas a todos los grupos sociales con los que me muevo por fuera del Cecim también, por ejemplo al equipo con el que juego al futbol. Hace algunos años les mandé una carta sobre mi compañero de trinchera, Rolando, y un amigo la mandó a otro y se terminó publicando en Página/12”.

“El 14 de junio es para los ex combatientes una fecha especial. Perdimos la guerra. Y, la mayoría de nosotros, perdimos algo más. El fin de nuestra adolescencia. Algunos, algunas partes de su cuerpo. Perdimos amigos. […] Mi compañero se llama Rolando. Debo confesar que, aún hoy, me cuesta hablarlo o escribirlo en pasado. Como todos nosotros, Rolando está lleno de vida. Lo veo todos los días de mi vida charlando junto a la piedra que nos cobijaba allá, cerca del Monte Longdon, riéndose con ese vozarrón que le salía franco, con los diecinueve recién cumplidos”.

(Fragmento de la  carta escrita por Hugo Robert y publicada en Pagina/12 el domingo 4 de julio de 2010 en suplemento Radar)

LOS OJOS PARA VER MALVINAS

Cuenta Robert que, de a poco, trabaja en un libro. “Desde hace un tiempo se me ocurrió que estaba bueno contar lo que me había pasado en la guerra, para dejarlo escrito: contar el pedacito que me tocó ver a mí –dice-. A poco de empezar a escribir, me di cuenta que habían pasado 34 años y que mi memoria no alcanzaba, hay muchos detalles y cosas que yo creía que sabía, pero a la vez surgen dudas y falencias. Entonces, se me ocurrió que podía contar el pedacito de guerra que vivimos yo y mi compañero de trinchera, pero incluyendo la mirada de otros que habían estado cerca. Les dije a algunos compañeros del Cecim y otros que estuve rastreando que son de la zona de La Plata, que quería escribir lo que nos había pasado a nuestro grupo, que era la tercera sección de la Compañía C  del Regimiento 7. Éramos 10 soldados que prácticamente estábamos conviviendo ahí. Les encantó la idea y los estoy entrevistando y empecé a unir anécdotas, miradas, experiencias. No tengo plazos, lo voy haciendo de a poco”.

¿Cómo le contaste a tus hijos que estuviste en Malvinas?

Mis hijos ya son grandes, nacieron escuchando Malvinas, yendo al Cecim de chiquitos; han viajado conmigo a las islas en el año 2014, junto con otros grupos de hijos. Yo hice dos viajes, uno en el 2007 y otro en el 2014. Hay un documental de Sandra Di Luca del viaje que hicimos en 2007. No es que un día los senté y les conté, lo mío fue diario, y con montones de anécdotas….

¿Qué anécdota recordás?

Hay anécdotas muy dolorosas y las hay muy divertidas, porque éramos pibes que en lugar de haber ido a un viaje de egresados estábamos en Malvinas; de eso nos reíamos, decíamos “somos la primera clase que hace servicio militar como viaje de fin de curso”. Una anécdota, de las más tragicómicas, es que yo estaba de guardia el 1° de mayo, el día del primer bombardeo, porque hasta ese día estábamos en Malvinas y no pasaba nada. El 1° de Mayo nosotros estábamos en un corredor donde entraban aviones, los famosos Hércules. La idea de la “guardia” de 5 a 10 soldados era hacerlo a 800 metros para delante de donde estaba la posición de la Compañía para registrar si había algún movimiento de tropas y eras la carne de cañón, pero para nosotros era parte de estar ahí, si te tocaba “la avanzada” –como se llamaba a esa posición de guardia- tampoco pensabas que te ibas a morir esa noche. Estábamos acostumbrados a escuchar sin ver –porque era de noche- el ruido de un avión entrando porque estábamos en un corredor aéreo. Yo estaba por terminar la guardia y se escuchaba el avión pero a diferencia de otras noches escuchamos más de un avión pasar, muchos. Eso nos llamó la atención pero no se veía nada, los aviones entraban con la luz apagada justamente. La cuestión fue que esos aviones eran ingleses y se dirigieron al viejo aeropuerto que estaba a 20 kilómetros de las posiciones donde estábamos nosotros y lo bombardearon. Era un bombardeo infernal. Ninguno de mis compañeros, ni yo habíamos estado en un bombardeo antes,  y de tan fuerte que fue sentíamos que nos estaban bombardeando a nosotros. La orden era que debíamos avisar en caso de percibir algo, gritando, o avisando de alguna manera… pero esa noche esto se escuchó en toda la isla, obviamente no sabíamos qué gritar y todos se despertaron a los bombazos. Ese fue el día en que despertamos todos a la guerra y es la primera anécdota de otras tantas, pero también hay que pensar que en ese bombardeo murieron compañeros.  Nosotros en Malvinas no sabíamos nada acerca de lo que pasaba en el continente, no estábamos al tanto de las negociaciones, estábamos aislados completamente y en realidad confiábamos que se iba a llegar a un acuerdo, esos eran los rumores. Estábamos a 15 km de Puerto Argentino. Las noticias llegaban a cuentagotas al puerto y después por teléfono descompuesto se iban transmitiendo a las tropas. La información, poca o casi nula, era la resolución 502 de la ONU, o de la OEA, que “estaban trabajando para ponerse de acuerdo”, y nosotros confiábamos que se iban a poner de acuerdo. Ese primero de mayo fue el despertar a la guerra, asumir que esto iba en serio.

¿Cómo fue volver a las islas después de tanto tiempo?

En lo personal, yo siempre digo que a Malvinas es muy fácil ir, el problema es volver, siempre me pasó lo mismo: en 1982, en 2007 y en 2014. Cuando voy, sé que es una semana –porque vas de sábado a sábado-  de emociones violentas, muy intensa desde lo emotivo, lo espiritual, caminando y recordando los lugares donde estuviste y estuvieron tus compañeros que no volvieron a sus casas después de la guerra, te quedás agarrado a las historias que viviste. Nosotros vamos a Puerto Argentino, que está en la isla Gran Malvina, pero también conocimos otros campos de batalla donde muchos soldados entregaron la vida, como el Monte Longdon, donde estuvo la compañía B del Regimiento 7; yo estaba en la C, a un kilómetro de ahí. En el Longdon, con uñas y dientes y con lo que podían, los soldados argentinos defendían la posición ante el ataque del tres o cuatro veces más en número de gente de los ingleses. Nosotros en el 82’ fuimos espectadores prácticamente de esa masacre, esa locura que es la guerra…

¿Por qué pudieron volver recién en 2007, es decir 25 años después de la guerra?

Los primeros compañeros que fueron lo hicieron en 2001 y decían que era difícil, no es un viaje que vayas disfrutándolo, es bravo. Era todo un proceso interno volver a las islas, saber que te ibas a encontrar con cosas movilizantes. Y por otro lado, es un viaje muy costoso.

¿No hubo políticas públicas que los financiaran?

El primer viaje me lo pagué yo en 2007. Después el Cecim-La Plata firmó un convenio con la Municipalidad –que lo viene cumpliendo y esperamos que este año también se cumpla con el nuevo intendente-. En 2008 logramos que el municipio otorgue 16 viajes por año para ex combatientes de la ciudad. Nuestra ciudad tiene más de 400 ex combatientes, por eso fue un Centro que siempre fue fuerte, por la cantidad.

¿Qué edad tenías cuando estuviste en la guerra?

Veinte años, y era grande comparado a los demás combatientes. Es muy movilizante, emoción pura, cuando voy a las islas la semana se me pasa volando. Lo bueno es ir en grupo a Malvinas. No conviene ir solo porque es demasiado. Un compañero decía que había que ir en grupo porque “no iban a alcanzar los ojos para ver Malvinas”. Y es la verdad.

¿Cómo fue el regreso a tu casa con la edad 20 años después de vivir la guerra?

Antes de Malvinas yo ya había cursado el primer año de Ingeniería. Después, cuando volví de la guerra estuve 20 días encerrado en mi casa, no hacía otra cosa que dormir y mirar Pepe Biondi. Yo no hablaba. Al tiempo empezaron a venir dos compañeros míos de la facultad a insistirme que tenía que cursar, y yo no quería saber nada, quería tomarme todo el año, pero la verdad es que estos dos compañeros me insistieron, me trajeron los apuntes, me llevaron de prepo a la facultad, hablaron con los profesores, y bueno… a mediados de julio yo ya estaba reincorporado a mis tareas de estudiante universitario de la facultad de Ingeniería, además yo trabajaba vendiendo diarios. Una de las formas de salir de una gran conmoción es ocupar la cabeza en otras cosas, y yo creo que pude hacer eso. Durante mucho tiempo mi preocupación fue el laburo y la facultad y jugar al futbol, que era lo que me gustaba.

¿Qué consecuencias y secuelas te dejó haber estado en Malvinas?

En La Plata, la falta de Estado al regreso de Malvinas costó vidas, eso es lo más doloroso. La falta total de Estado, el mismo que te había mandado a la guerra, se desentendió de sus soldados, los dejó librados a su suerte, sin asistencia médica, sin una contención en lo laboral con el discurso de “den vuelta la página, la guerra ya pasó”. El Cecim, como muchos otros centros de ex combatientes del país, cumplió el rol que no cumplió el Estado, se consiguió laburo para los compañeros, funcionó y funciona para la contención de los ex soldados. En La Plata, que fue junto con Berisso y Ensenada una de las regiones que más ex combatientes tiene, hubo un solo caso de suicidio. Eso habla a las claras de la importancia que tuvo el Centro –gracias al compromiso de muchos- como contención. Todos sabíamos que cuando se nos venía “el fantasma de la guerra” ibas en el Cecim y le podías contar a un compañero, a todos nos pasaba que en las familias no nos gustaba hablar mucho al principio. Particularmente, en mi caso, pasaron muchos años para que yo pueda hablar con mi familia sobre este tema.

Actualmente, ¿cuál es la posición del Cecim sobre el fallo de la ONU favorable a Argentina en Plataforma Continental y la lucha por la soberanía?

El fallo es un granito de arena más en la lucha por la recuperación y la soberanía. No es vinculante, no es que es un fallo que emitió el Comité de Seguridad o la Mesa central de Naciones Unidas, pero es una presentación más que avala el reclamo, es un paso más. Acá hasta que no se logre que los ingleses se sienten a  una mesa de negociación no se puede hacer otra cosa que ir así, sumando cada granito de arena. Los ingleses están desde 1833 en las Islas, desalojaron a una población por la fuerza, son usurpadores, lo que pasa es que son una de las potencias que mandan en el mundo. La guerra es un punto más en esta discusión.

¿Qué significa Malvinas en tu vida?

Malvinas es el día a día. Nosotros nos sentimos atravesados por Malvinas y cada uno lo manejó como pudo: muchos prefirieron el silencio y “dar vuelta la página”, frase que no se ajusta a lo que piensa Cecim La Plata. Nuestro logro en común con los demás compañeros es el Cecim y es mi mayor orgullo, después de cuestiones personales como el nacimiento de mis hijos. No es que hable todos los días de este tema pero en días como el 2 de abril se vuelve inevitable.

La dictadura desde adentro

La dictadura desde adentro

“No resisto los relatos absolutos, me parece que hay que ir contra eso y descubrir los secretos, las grietas –dice Paula Canelo a ANCCOM-. Cuando veía las fotos tremendas de la Junta, los tres paraditos, yo entendía que ahí tenía que haber conflicto». La investigadora del Conicet acaba de publicar, a cuarenta años del último golpe de Estado cívico-militar, el libro La política secreta de la última dictadura argentina (1976-1983), de editorial Edhasa. Especialista en el tema, Canelo realiza un profundo y minucioso análisis sobre el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional pero esta vez por adentro, haciendo foco en demostrar las conflictivas relaciones entre los miembros de las Fuerzas Armadas para la toma de decisiones políticas que marcaron la historia. Avanza en el libro historizando los acontecimientos más importantes del período y evidenciando, a su vez, cómo se manejaba la información, cuáles eran los intereses políticos que se pusieron en juego y por qué fracasaron los planes trazados por ellos.

Canelo basa el libro en un conjunto de documentos secretos -algunos de los cuales fueron hallados recientemente- y se transforma en una traductora de esos papeles que para cualquiera parecerían opacos pero que, sin embargo, hablan y abren camino a más investigaciones acerca de los hechos que marcaron a sangre y fuego la historia argentina y latinoamericana.

Tapa del Libro “La política secreta de la última dictadura argentina (1976-1983)” (Edhasa)

Tapa del Libro “La política secreta de la última dictadura argentina (1976-1983)” (Edhasa)

En el libro plantea:“los documentos no hablan por sí solos”. ¿Cómo logra hacer “hablar” a los documentos en los que basa el libro?

Para las personas que no están familiarizadas con la dictadura, sus actores, las dinámicas de las discusiones, los conflictos internos, los documentos, son opacos, uno no entiende de qué están hablando. Sin embargo, para los investigadores son joyas porque muestran, no sólo los objetivos políticos tan diferentes que tuvieron distintas fracciones de las Fuerzas Armadas, sino una forma particular de escribir y de pensar la sociedad argentina. Hay algunos documentos, por ejemplo, el de la Armada o los de la Secretaría General de la Presidencia que son los “politicistas”, porque son fracciones internas que tienen una vocación más política, en cercanía con políticos, pero hay otras fracciones militares que piensan a la sociedad y la política argentina militarizada.  No escribí un libro de historia de la dictadura, ni pensado exclusivamente para académicos, sino que me propuse como objetivo que haya más gente que pueda entender este período y sus aspectos no tan conocidos. El libro tiene dos grandes cuerpos de documentos: los Planes Políticos -que habían sido presentados más bien parcialmente en distintas publicaciones de periodistas e investigadores- y las Actas Secretas, uno de los hallazgos documentales más importantes de las últimas décadas sobre el Proceso.

¿Por qué discute en el libro con las interpretaciones que señalan que hay que estudiar a los civiles para entender a la dictadura o aquella que subraya que sus propósitos políticos estuvieron subordinados excluyentemente a la imposición de un modelo económico?

Son relatos muy poderosos porque han sido fácilmente incorporados por el sentido común, relatos construidos desde esferas gubernamentales y académicas en connivencia y han tenido una gran pregnancia dentro del discurso periodístico, el educativo. Estos discursos habilitan a que la mayoría de la sociedad argentina interprete en forma relativamente sencilla la realidad de la dictadura. No son falsos pero no son condicionantes. Eso es lo que trato de mostrar en el libro con un largo recorrido sobre las agendas de los diferentes años de la dictadura.

También subraya la importancia de estudiar y entender a la política con autonomía de la economía.

Absolutamente. El relato más economicista, centrado en la economía como clave interpretativa del Proceso, corre el riesgo de ignorar estos objetivos políticos que tenía el régimen. La interpretación economicista no es falsa, no está equivocada, pero es una mirada parcial. Yo trato de mostrarlo no como una opinión mía sino más bien dando cuenta de una genealogía.

Desde una visión científica, ¿cuál fue la importancia de la aparición de las Actas Secretas halladas en el Edificio Cóndor en 2013?

Las Actas completan la historia que venía escribiéndose en los Planes Políticos. Los documentos que llamamos Planes Políticos son textos producidos entre octubre de 1976 y fines de 1978. Son dos años donde el régimen produce de forma muy abundante una enorme cantidad de planes, muchos conectados, otros no tanto. Y la pregunta era qué sucedía después de 1978: por qué el régimen deja de producir estos documentos políticos. La respuesta está en las Actas que se mantuvieron ocultas hasta 2013. En ellas se encuentra el fondo documental más importante de los últimos años, sobre todo porque fue encontrado completo.

Acta n°59, 27/04/1978, Actas Secretas de la Dictadura, op.cit, t.2, p.220

 

¿Tuvo acceso inmediato a las Actas?

Empecé a estudiarlas en cuanto aparecieron. Tuve acceso gracias a tres personas que fueron fundamentales para esto: la investigadora Marina Franco, la periodista Alejandra Dandán que trabaja en Página/12 y Stella Segado, que era la Subsecretaria de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa de la Nación durante la gestión de Agustín Rossi. De la mano de ellas tres tuve acceso a las primeras Actas que fueron distribuidas. Cuando el Ministerio de Defensa encuentra ese gran corpus documental hace dos cosas maravillosas: preservar el corpus y comenzar un proceso de catalogación y digitalización.

¿Por qué las Fuerzas Armadas se manejaban políticamente en secreto?

El tipo de proyecto refundacional que se propusieron las FFAA y los civiles a partir del ’76 requería de un alto grado de secreto en el manejo de la información pública y la toma de decisiones, sobre todo en el plano represivo. Si algo caracterizó el plan represivo de la dictadura fue la clandestinidad, la primacía del secreto, a diferencia de otras políticas represivas previas, incluso las de otros gobiernos militares que habían sido más bien públicas, como la de la Revolución Argentina.

¿El secreto es la clave del poder?

El secreto es el corazón del poder. Me parece que las Fuerzas Armadas haciendo política necesariamente tienen que mantenerse aisladas de la sociedad. La política durante los gobiernos militares debe ser secreta.

¿Por qué debe ser secreta?

Los militares tienen un enemigo fundamental –desde el Proceso de Uriburu, la Revolución de Junio del ’43, hasta la Revolución Libertadora- y es “la política”. Ellos necesitaron mostrarse en las antípodas. Por eso fue tan complicado encarar el diálogo político, ellos no podían mostrarse dialogando con los partidos. Sin embargo, las Actas muestran que ellos mantuvieron encuentros permanentes y reservados, en muchos casos individualmente con dirigentes destacados de la política argentina del momento. Hubo dos grandes grupos de partidos privilegiados en ese momento: por un lado la UCR balbinista, que fue el partido favorito del Proceso, por otro había un conjunto muy desperdigado de partidos provinciales de derecha de los cuales algunos miembros fueron parte de los cuadros del Proceso como senadores, embajadores. Esos dos grupos de políticos fueron seleccionados porque el Proceso hacía cálculos electorales. También se gestó dentro de los municipios una legión, una nueva generación de políticos y no políticos que fueron distribuidos como intendentes en las municipalidades más diversas en todo el país. A muchos de ellos les sirvió para construir carrera política en democracia. Otros, en cambio, desaparecieron junto con la dictadura y no pudieron convertir su capital político en capital electoral.

 

 

¿Cuáles son las fracciones dentro de las FFAA?

Cuando analizamos la dictadura me parece que es necesario pensar en dos niveles. En un primer nivel, la relación político-ideológica interna atraviesa a todas las Fuerzas Armadas de una forma bastante desigual. Hay fuerzas muy cohesionadas y otras que están más fragmentadas: por ejemplo la Armada y la Fuerza Aérea están mucho más cohesionadas que el Ejército, tan fragmentado y estallado a pedazos. El segundo plano de análisis es todo el desquiciado esquema de tomas de decisiones, de reglas del poder, que la dictadura se da a sí misma: por un lado, fragmentación elevada, conflictos internos, ajustes de cuentas, por el otro lado el diseño institucional que, a pesar de que es pensado para controlar la fragmentación, provoca el resultado opuesto. A diferencia de otras dictaduras, el Proceso adquirió dos reglas fundamentales: el reparto tripartito del poder del aparato del Estado y el Gobierno, aunque en realidad esto es falso porque el Ejército es el que se queda con el grueso de la torta, no sólo cuantitativamente si no por los cargos que ocuparon –aunque si bien tenían más hombres, al mismo tiempo era la fuerza más fragmentada internamente-. La segunda regla del Proceso fue la primacía de la Junta Militar sobre el Presidente de la Nación, que le dio a este “órgano soberano” gobernado por los tres comandantes en jefe, un poder decisivo sobre el “cuarto hombre” que es el Presidente. Esto trajo una serie de complicaciones mayúsculas a la hora de tomar decisiones políticas.

¿Cuál cree fue el mayor error político de las Fuerzas Armadas en la última dictadura militar?

Las Fuerzas cometieron varios errores. Hubo tres grandes momentos que decidieron la derrota de este Plan Político que querían llevar adelante. El primer error fue que en diciembre de 1978 los miembros de la Secretaría General de Presidencia de la Nación (SGP) renunciaron a sus cargos. Ellos eran una mini elite que estaba estrechamente vinculada con la UCR balbinista y que advertía frecuentemente a la Junta sobre la necesidad de acercamiento urgente con la dirigencia política. Tenían interlocutores como Eduardo Angeloz, Fernando De La Rúa, Ricardo Balbín, que eran líderes políticos muy importantes y estaban dispuestos a sentarse a dialogar por una transición pactada. El principal punto de negociación era la Ley de Amnistía pero hasta en eso fracasan, porque no son capaces de negociar. Los miembros de la SGP se encontraron con que la agenda política que quería imponer el entorno videlista no funcionaba. Videla prefería moderar la interna del Ejército. La Secretaría General con su propuesta “politicista” era un extremo, eran los rebeldes del gobierno. El problema de Videla en ese momento fue que la moderación, la necesidad de conciliar estas fuerzas que van hacia lugares opuestos, lo llevó a quedarse inmóvil. El segundo error político de la dictadura fue la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1979. En las Actas se ve claramente que el Proceso abandonó el Plan Político con la visita de la CIDH, no trataron más el tema. Esto hace que su implementación se demore. Dos meses después de que se retiró la CIDH en 1979 hacen una publicación apurada. El Plan Político es nada más ni nada menos que un proyecto que redacta el Gobierno militar, un texto que para el Proceso debería ser equivalente a los documentos fundacionales, como el Estatuto, tiene que ser una especie de regla fundamental. Es más, cuando ellos publicaron sus documentos fundamentales, las Bases Políticas, aparecen junto con los otros, el Reglamento, el Estatuto. Realmente tuvieron una fe muy importante puesta en este Plan. Cuando lo publican, llega tarde, y además repite prácticamente de forma idéntica las mismas vaguedades e imprecisiones que el régimen venía diciendo desde abril del 1977. El tercer gran error político de la dictadura fue la guerra de Malvinas. Son acontecimientos que responden –parece- a otros planos que no son los políticos pero que, sin embargo, tienen un efecto decisivo en el lugar que el Plan Político ocupa en la agenda del régimen. A mediados de 1978 hubo un despertar de la oposición política que concluyó a mediados de 1981 con la formación de la Multipartidaria. El Proceso profundiza todos sus conflictos internos y se produce esta sucesión tan violenta y tan traumática entre Videla, Viola, Galtieri y Bignone. Y lo único que va a quedar del Plan Político, dentro de la agenda de la Junta Militar, es lo que en las Actas aparece como las Premisas. Esta propuesta y proyecto de refundación profunda que había comenzado a articularse en octubre de 1976 con el primer Plan Político pasa a transformarse en la “no revisión” de lo actuado en la “lucha contra la subversión y el terrorismo” y la institucionalización del poder militar en la toma de decisiones. Entre 1976 y 1981, el Proceso abandonó sus objetivos políticos refundacionales para concentrarse en ellos mismos.

¿Qué significa la institucionalización del poder militar?

Esto quiere decir crear un “Cuarto Poder”. Que las Fuerzas Armadas conformaran un nuevo poder en el mismo nivel que el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, pensado como un Poder “Corregidor”, como un órgano de control superior. Para lograr la institucionalización del poder militar se requería reformar la Constitución. El Proceso estuvo permanentemente -y esto es algo que lo caracteriza y diferencia de otras dictaduras militares- pensándose a sí mismo como un aprendizaje de otras experiencias,  no sólo de la Revolución Argentina y la Revolución Libertadora, sino que también dijo aprender de lo que se estaba viviendo a nivel regional con dictaduras contemporáneas, especialmente la chilena y la uruguaya. Esas dos dictaduras hacen ensayos de reforma de la Constitución: la chilena lo logra, la uruguaya fracasa.

¿Qué aplicó el Proceso de las otras dictaduras de la región?

En realidad, no aplicó nada porque la posibilidad de reformar la Constitución es un tema de profundo conflicto dentro de los militares. Los militares argentinos no llegan a plantear un referéndum, pero es cierto que en los Planes Políticos aparecen las recomendaciones acerca de reformar la Constitución Nacional. Públicamente, cuando se miran los diarios de la época, hay muchos funcionarios que también opinan sobre el tema: especialmente (Ramón) Díaz Bessone -Ministro de Planeamiento- y (Albano) Harguindeguy -Ministro del Interior- son los dos voceros de la reforma de la Constitución.

¿Qué otros temas aparecen en los documentos pero no fueron abordados en el libro?

Es muy importante que nos pongamos a trabajar los investigadores sobre lo que sucede con el Estado durante la dictadura, en muchos planos. Necesitamos reconstruir quiénes fueron los funcionarios que ocuparon el Gobierno, el Estado, los Ministerios, las Gobernaciones. Y no sólo porque permite avanzar sobre la posibilidad de pensar en responsabilidades penales. Es necesario comprender por qué la dictadura destruye -a pesar de que militariza extensamente el Estado argentino- las capacidades estatales argentinas: ¿es derivado del reparto tripartito del poder? ¿del ejercicio poco eficiente de los burócratas militares en el Estado? Es muy importante reconstruir, por ejemplo, la historia de las empresas militares durante este período, llamadas “industrias para la defensa”. El Proceso tiene todo el tiempo una cara pública y una cara secreta o clandestina: hay que ver cómo las dos se superpusieron.

¿Qué opina sobre la visita que hizo Obama a la Argentina el pasado 24 de marzo?

Estados Unidos, por su puesto, ha tenido un rol fundamental desde el planeamiento, organización, asesoramiento en los golpes de estado latinoamericanos, pero me parece que el problema no es Obama ahora: el problema lo tenemos nosotros. Los investigadores e historiadores sabemos que hay memorias que se imponen sobre otras. Creo que lo que estamos viviendo ahora es que hay una de las memorias que se ha vuelto hegemónica durante los últimos años, acompañada por procesos sociales y políticos legítimos -y felices a mi parecer- pero corre el riesgo de las otras memorias han permanecido vivas también durante todos estos años y pugnan por recuperar espacio político: ¿Es malo? ¿Es bueno? No lo sé. Debemos comprender que hay memorias en conflicto. Lo importante es entender que si no luchamos por la memoria en que creemos es obvio que van a haber otras listas para ocupar el lugar. No es algo dado, no hay una verdad, son luchas históricas.

Las Fuerzas Armadas se autodeclaraban apolíticas. Haciendo una analogía en el nivel discursivo exclusivamente, ¿qué piensa sobre la intención de desideologización del actual gobierno nacional?

Hay algo muy interesante que tiene que ver con la genealogía del PRO como fuerza política y la municipalización de la política que plantean los militares. Si uno lee las Actas o los Planes Políticos y analiza cuál es el contenido de la política que quieren los militares durante una dictadura es idéntico a la naturaleza de la política que plantea el PRO. Los militares, asesores y civiles argentinos proponían una ciudadanía involucrada y orientada a solucionar problemas concretos: desde las cloacas hasta, por ejemplo, las sociedades de fomento, el trabajo en conjunto, que ahora sería el trabajo en “equipo” y el no involucramiento de los ciudadanos en la política nacional. ¿Qué ha sido el PRO, sino una dirigencia surgida del espacio municipal? Son paralelismos que hay que trabajar y estudiar en profundidad.

Hace 17 años trabaja en este tema, ¿por qué lo eligió?

La elección de los temas de estudio tiene que ver con miles de cuestiones. Hubo una tendencia en mi casa por interesarnos en cuestiones políticas. Yo nací en 1972 y a pesar de que mis primeros recuerdos políticos fueron de la transición, tengo recuerdos de la Guerra de Malvinas, del miedo que se vivía en las casas. También tiene que ver con haber estudiado Sociología: el Proceso, la dictadura, son temas importantes para los sociólogos, para comprender aquello a lo que había que oponerse. Por otro lado, con una intención más militante mía –aunque nunca milité en un partido- de descubrir la debilidad del poder: no resisto los relatos absolutos, intento descubrir los secretos, las grietas.

Para el libro, ¿entrevistó a militares?

No, no entrevisté militares. Creo más en el cruce de fuentes: la tarea del investigador consiste en armar con ellas un entramado, una red de información que permita ver la evolución de los procesos históricos. El testimonio de los protagonistas es otro tipo de información, válida también. Recurrí para el libro a dos entrevistas que fueron muy buenas y están en el archivo de Historia Oral del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Sociales de la UBA. Elegí dos entrevistas a figuras clave de este proyecto de Plan Político que realmente me sirvieron mucho para comprender el contexto con el que estaba trabajando: una que se le hizo al que era por entonces el Secretario General de la Presidencia de la Nación, el General (José Rogelio) Villarreal, y otra a Ricardo Yofre, que fue el subsecretario. Lo que obtuve de esas entrevistas, a pesar de que no las hice yo, fue la posibilidad de reconstruir ese entramado.

¿Desde cuándo investiga el tema?

Vengo investigando el tema desde que me gané la primera beca en el CONICET, en 1999.  Es importante resaltar que el libro es producto del sistema científico y tecnológico público que tuvo lugar en el CONICET, en la Agencia, en las Universidades Nacionales. Este tipo de libros que no necesariamente tienen una salida comercial son fundamentales para la investigación y la docencia. Y es muy importante destacarlo -sobre todo porque en tiempos como los que corren hay una especie de “reformulación” o intentos de vulnerar todo esto-: sin un sistema científico público, este tipo de libros no se puede escribir.

Actualizado 30/03/2016

 

“Empezar con Walsh es un manifiesto”

“Empezar con Walsh es un manifiesto”

La luz entra clara y pareja por el ventanal potenciando, aún más, el ambiente de trabajo. Sentados alrededor de una mesa rectangular toman mate, anotan ideas, se recomiendan libros e invocan a los grandes: a los que admiran, en los que se inspiran. Proponen, debaten, se ríen mientras crean. Así es la redacción de Maten al mensajero, una revista que tiene casi dos años de vida y reúne a historietistas, ilustradores, fotógrafos, poetas, escritores de literatura de ficción y no ficción contemporáneos de diferentes partes del país. Una revista joven hecha por jóvenes que se propone terminar con el prejuicio “la gente ya no lee”.

En marzo, por primera vez, la revista publicará un libro y decidió empezar por RW. Rodolfo Walsh en historieta, un bio comic que cuenta la prolífica y comprometida vida del escritor y periodista Rodolfo Walsh, fusilado y desaparecido a los 50 años de edad por la última dictadura militar argentina el 25 de marzo de 1977.

El volumen saldrá a la calle el mismo mes en que se cumplirán cuarenta años de la última dictadura cívico militar que fusiló y desapareció a más de 30.000 personas en nuestro país y marcó a la sociedad argentina y latinoamericana para siempre. La publicación del libro en ese mes no es casual. Empezar con Walsh es un manifiesto”, dice a ANCCOM Santiago Kahn, director de Maten al mensajero. “Lo que representamos es un Walsh humano, no un superhéroe de historietas, sino una persona que admiramos por su rol intelectual, político y humano”, dice a ANCCOM Gonzalo Penas, el guionista. “Lo que traté de hacer para este libro  es que sea atractivo tanto para los que saben como para los que no saben quién fue Walsh”, dice CJ Camba, el ilustrador.

Los autores logran plasmar en el bio comic la esencia de Walsh, un intelectual que comprendió lo que pasaba en su tiempo y no dudó en actuar e intentar informar a todos aquellos que quisieran escuchar. Era un intelectual al servicio de las clases populares capaz de escribir sobre los hechos más complejos de una manera simple pero minuciosa, transgresora. Un intelectual más actual que nunca.

Su etapa en Montoneros, su raíz nacionalista, el peronismo, la experiencia en la agencia de noticias cubana Prensa Latina, la desencriptación de mensajes cifrados, el compromiso con su tiempo, la valentía, su capacidad de escucha: “Un fusilado que vive”, aquella frase que disparó una de las obras cumbres del periodismo argentino, publicada bajo el nombre de Operación masacre. Todo eso está en el bio comic. También las hijas: Patricia y Victoria, la muerte de Victoria, sus amores, los compañeros, el ajedrez, la pesca, los bares, la lectura, las traducciones, los cuentos, sus investigaciones, sus intereses, su casa, la forma de vestir, el diario de la CGT de los argentinos, su labor en el diario Noticias, la creación de ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), la Carta a la Junta Militar, su trágica muerte y desaparición. En forma sintética, poética e impactante, Penas y CJ Camba invitan a transitar por estos tramos de la vida del periodista a través de una voz en primera persona que logra cautivar a quien se atreva a leer el primer capítulo.

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¿Cómo surgió la idea de una biografía de Walsh en historieta?

GP: La historieta biográfica de Walsh surgió antes de que exista la revista Maten al mensajero. Un día estábamos con Santiago (Kahn) y queríamos hacer un bio comic y tanto a él como a mí, que nos gustan muchas de las historietas de Fierro e historietas nacionales, habíamos pensado en varios personajes. Y Walsh nos resultó el más interesante. Santiago me presentó a CJ Camba y el hecho de laburar de a dos -él como dibujante y yo como guionista- fue todo un desafío. El bio comic se fue publicando por capítulos desde que salió la revista en 2014 y ahora se reúnen todos los capítulos, con algunos agregados más, en un libro.

El primero en tomar la posta y contar cómo empezó la idea del bio comic fue Gonzalo Penas. Porteño, del barrio Parque Patricios, le gusta escribir y no siempre pensando que eso saldrá publicado. “Escribo para buscar salidas”, dice entusiasta. Es Licenciado en Comunicación Social de la UBA, docente de Lengua y Literatura en un bachillerato popular del barrio Flores y periodista cultural. Escribió para la revista Alrededores y el portal Marcha, entre otros. Se autodefine melómano y coleccionista de discos, libros y revistas. Además, tiene publicado un libro de poesías y una antología poética de jóvenes poetas contemporáneos por la editorial La parte maldita.

Santiago Kahn, director de la revista Maten al Mensajero donde se publican las Historietas sobre Rodolfo Walsh.

Santiago Kahn, director de la revista Maten al Mensajero donde se publican las Historietas sobre Rodolfo Walsh.

¿Todo guión biográfico se puede llevar al cómic?

CJ: Sí, hay que ver cómo, pero no creo que haya una imposibilidad. Yo traté de hacer entretenida la historieta, tanto para los que saben como para los que no saben quién fue Walsh. Alberto Breccia, Hugo Pratt, Francisco Solano López, son historietistas que empezaron a dibujar en los años ’50 y son los autores que yo miré antes de hacer este trabajo. No para copiarlos, sino para ponerme en clima. Son tipos que publicaron en la época que transcurrió la vida de Walsh. Uno va y los mira, para ver cómo representaban. Para hacer esta historieta busqué también referencias fotográficas de la época, vi películas de los ’70 para mirar cómo se vestía la gente, es ineludible ir a buscar ese tipo de documentación para hacer una representación más o menos fiel.  Hay una parte en la historieta en que aparece un tanque y fui a busqué cómo era el tanque sherman que usaba el ejército argentino, no hago una copia fiel, pero necesito vivirlo para dibujarlo. Tenés que creértelo para dibujarlo. Si no te lo creés vos no te lo cree nadie.

Para CJ pocas cosas son imposibles cuando se habla dibujar. Porteño, del barrio Balvanera, lo que más le gusta dibujar son historietas de terror, trabaja freelance con guionistas de Estados Unidos e Inglaterra. También hace tapas de novelas y ocasionalmente hace ilustraciones a pedido de escritores. No recuerda cuándo se dio cuenta que quería dedicarse a eso pero en algún momento de su vida decidió perfeccionarse en la Escuela Argentina de Historieta y después continuar en la escuela del humorista gráfico Carlos Garaycochea, donde enseñaba Osvaldo Walter Viola (Oswal), un historietista muy reconocido que fue maestro de maestros, trabajó en Anteojito y en los ’70 dibujó al superhéroe nacional Sónoman. “En la clase -cuenta CJ-,  Oswal no agarraba una tiza y nos decía: “Así se dibuja una persona”. Él venía a dar clases con libros de (Martin) Heidegger y nos decía que pensemos qué son los personajes: los personajes habitan en nuestra cabeza. Y nos hablaba del ser.  Oswal te enseñaba que hay que ser autor, que no nos quedemos sólo con el dibujo, porque de lo que se trata es de contar una historia”.

¿Qué criterios utilizaron para seleccionar los fragmentos de la vida de Walsh?

GP: Nosotros queríamos plasmar que Walsh hizo muchas cosas más que la Carta a la Junta Militar. Quisimos mostrar que fue un gran escritor literario, de los mejores del siglo XX de la literatura argentina. Por eso hicimos hincapié, por ejemplo, en el Premio Municipal que gana en 1953 por Variaciones en rojo. Y también quisimos mostrar qué le pasaba a él como persona, esos choques internos que tenía con él mismo de reconocerse o no reconocerse como escritor, parafraseando en la biografía que se llama “RW” –como la historieta- Walsh se decía a sí mismo: “Soy lento para todo, tardé 15 años en pasar del Nacionalismo a la Izquierda, en terminar un cuento”. Y también tratamos de dar cuenta de toda su vida política y no solamente su etapa en Montoneros o su etapa Peronista, sino también ver de dónde sale políticamente Walsh: del nacionalismo.

CJ: Estaba bueno ver cómo se iba transformando. También nos pasó que su relación con la familia la fuimos imaginando, ficcionalizando. En ningún libro dice que Walsh le daba a su hija Victoria la mamadera, pero nosotros al investigar supusimos que era una persona cálida para con la familia.

GP: Y aparte,  por ejemplo, de Victoria sólo tenemos las líneas que escribe Walsh después de la muerte de la hija y algún que otro párrafo cuando ella trabajaba de periodista también. Walsh, en esas líneas, dejó entrever un poco esos vínculos pero tampoco hay tantas cosas escritas de su relación con ella. Entonces, tratamos de ficcionalizarlo en una historieta pero teniendo en cuenta las cosas que decían en esas líneas, no fue que lo inventamos de la nada. Todas las cosas que pusimos están apoyadas en la investigación que hicimos previamente.

¿En qué libros se basaron para el guión?

GP: Con CJ nos intercambiábamos libros, por ejemplo, los que publicó la revista Sudestada, Los años Montoneros; la biografía Rodolfo Walsh. Palabra y acción, que escribió Eduardo Jozami; el libro ANCLA. Una experiencia de comunicación clandestina, de Natalia Vinelli, incluso los papeles personales, y a partir de ese material fuimos delineando qué contar.  Si bien a Walsh lo admiro desde que tengo uso de razón, queríamos contar por ahí la parte más desconocida de su historia, porque hay muchas cosas que no se saben de él. Por ejemplo: su infancia, es una ausencia en su biografía. Cuando tuvimos el “qué”, empezamos a pensar el “cómo”. Nos juntábamos en bares.  CJ también me ayudó con el guión porque yo vengo del palo de la literatura y cuando empezás a armar un guión lo hacés mucho más literario. Fue muy enriquecedor trabajar juntos y también un desafío: cuando él traía los capítulos cerrados, capaz no era lo que yo tenía en la cabeza, pero muchas veces era incluso mejor.

En la investigación previa al armado de la historieta, ¿qué les impresionó o sorprendió más de la vida de Walsh?

CJ: Yo había leído Operación masacre y me había volado la cabeza: lo vívido que es ese texto, porque te lleva al lugar donde está narrando. Cuando lo leí pensé que debe ser genial hacer la adaptación en historieta. Solano López dibujó la parte del fusilamiento, hizo algunas historietas. Pero, antes de conocerlo a Gonzalo y Santiago, pensaba en hacer Operación masacre en historieta. Cuando aparecieron con la propuesta del bio comic de Walsh también supe que indirectamente en un capítulo iba a aparecer y lo íbamos a incluir. Es uno de los capítulos que más me gustó.

GP: Cuando uno lee los papeles personales, se da cuenta que él no estaba en su rol de escritor, quizás nunca lo estuvo. Por eso también quisimos marcar en la historieta la relación que tenía con sus parejas y con su entorno sobre la escritura, como que ellos lo obligaban a publicar porque si fuese por él no publicaba nada. Otra cosa en la que me detuve cuando releí la vida y obra de Walsh fue su etapa en Noticias, diario de los Montoneros, porque tampoco se conoce tanto. Para volver a ese tiempo de los últimos años de vida releímos Rodolfo Walsh. Los años Montoneros y el libro de Gabriela Esquivada El diario Noticias. Los montoneros en la prensa argentina que tienen mucho material, para que no quede que los últimos años de Walsh sólo fue la Carta a la Junta Militar: existen cuatro años atrás que también son muy importantes y está bueno recuperarlos. En nuestro libro hay una sorpresa que es el material extra a lo ya publicado en la revista Maten al mensajero y está relacionado a la etapa de Walsh en el diario Noticias. Walsh escribe en ese diario una serie de artículos sobre Palestina: lo mandan al Líbano y después va a Palestina y escribe notas que salen del 3 al 17 de junio del ’74, y nosotros quisimos rescatar eso porque es muy actual ese tema. Walsh te habla en el ’74 pero la noticia parece de ayer. Había que hacer algo con eso. Meterlo en el medio de la historieta quedaba raro, entonces lo agregamos en el libro como material extra.

CJ: Ahí tuvimos que hacer algo de ficción porque el único documento que teníamos era la noticia escrita por él.

GP: También hay que pensar en la tirada que tenía ese diario. No era de corta tirada, era de tirada nacional y pensado para clases populares. Todos los intelectuales más rimbombantes de la época y, encima, pensado para las clases populares: es doblemente interesante.

Santiago Kahn: Y además no es muy conocido que Rodolfo Walsh escribió sobre Palestina. Apenas dos años antes de la dictadura existió el diario Noticias y fue como la selección mundial del periodismo: (Francisco) “Paco” Urondo, (Rodolfo) Walsh, (Juan) Gelman, un muy joven (Martín) Caparrós, la hija de Walsh, Victoria. Además, visualmente era muy atractivo. Vos ves esas tapas y decís “está todo inventado”, no se puede hacer algo mejor. La tapa de cuando asesinan a Rodolfo Ortega Peña creo que es la mejor tapa del periodismo argentino, y no exagero. El diario rompía con la idea de la prensa facciosa politizada, y era atractivo: jugaban con las fotos y con muchos recursos, que no era la media del periodismo de ese estilo. Cuando asesinan a Ortega Peña,  intelectual, abogado, político y diputado peronista –asesinado por la Triple A-, ponen una foto del cajón, la viuda llorando y una bandera que dice “La sangre derramada no será negociada” y dos líneas que explican brevemente. Eso ocupa toda la tapa y la imagen va a hasta los bordes, era algo muy impensado en la década del ’70. Empapeló el país con eso. Era vanguardia pura en lo estético, político y literario.

CJ: Y ahí también hacía historietas (Héctor) Oesterheld, el creador de El Eternauta.

GP: También está la tapa de Noticias de cuando muere Perón, que la redactó Walsh y dice “Dolor”, todo en mayúsculas, y cuatro líneas que resumen mejor que nadie el peronismo en Argentina.

SK: Igual que la actual revista Noticias ¿no?

Todos: (Risas)

¿Pensaron en llevar algunas investigaciones de Walsh a historieta?

CJ: Me encantaría. Pero más pensé en invertir esa energía en la masacre del puente Pueyrredón por ejemplo.

GP: Después de RW me gustaría hacer otras bio historietas de las otras personalidades que habíamos pensado: Violeta Parra, Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar. Siempre quedan cosas en el tintero y posiblemente el día de mañana salga otra bio historieta en Maten al mensajero.

SK: También hay un uso pedagógico de este libro. Enganchar a los pibes con la historieta para explicarles quien es Walsh. Por eso lo importante de que sea atractiva y entretenida.

CJ Camba (Ilustración) y Gonzalo Penas (Guión), autores del libro "Rodolfo Walsh en Historietas".

CJ Camba (Ilustración) y Gonzalo Penas (Guión), autores del libro «Rodolfo Walsh en Historietas».

¿Cómo empezaron con la revista Maten al mensajero? ¿Cuáles son las perspectivas a partir de la publicación de este libro?

SK: La revista surgió porque vimos que faltaba un espacio que recuperara la manera de publicar de las décadas del ‘40, ‘50 y ‘60 que para mí fue como la edad dorada de la literatura en revistas. La idea de que las publicaciones literarias no se dediquen solamente a la crítica, sino que tengan mucha producción propia que gestó un montón de cosas que todavía hoy leemos como clásicos. Entonces, un poco se trata de ocupar ese lugar de una manera renovada porque hay géneros y formas de escritura que retomamos y actualizamos, como las aguafuertes, incluso el folletín, publicar por capítulos una novela, que no es nuevo, tiene doscientos o trescientos años la modalidad del folletín. Pero, por otro lado, es hacerlo con gente que escribe ahora, que produce para la revista, que trabaja en función de que se va a publicar de esa manera. Ahora hay una voz de alarma en revistas culturales y editoriales de libros nacionales sobre el impacto que van a tener las medidas de apertura de las importaciones, el aumento de los costos de las impresiones, la producción de papel cartelizada controlada por los dos grandes medios que eligen qué se publica y qué no, y entonces se empieza a complicar todo. Por eso, más que nunca, nosotros pensamos que hay que seguir adelante, hay que salir y mostrar que se puede y hay que elegir lo que se publica, por eso salir con Rodolfo Walsh es plantar bandera en esta discusión. No creo que a Walsh le hubiera gustado que abran la importación de libros.

El ventanal ahora tiene una luz anaranjada. Aún estamos sentados en la mesa rectangular. Ceban el último mate. En unos días tendremos RW. Rodolfo Walsh en historieta en nuestras manos.

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Sin pan y sin trabajo

Sin pan y sin trabajo

Analía y Josefina trabajan en la Casa del Bicentenario. Llevaron a la plaza una réplica de la pintura Manifestación (1934) de Antonio Berni. En el centro del cuadro un niño tiene un pan bajo el brazo. Alrededor del niño: hombres y mujeres manifestándose con el ceño fruncido y la mirada cansada. En el fondo del cuadro una pancarta pide “Pan y trabajo”. Ese cuadro fue creado por Berni durante los masivos despidos de la década del ’30 y ahora se vuelve muy actual. “Nosotras estamos empleadas –dicen Analía y Josefina a ANCCOM– pero tenemos diez compañeros despedidos que cubrían espacios que nadie más puede cubrir, como por ejemplo el ciclo de cine, clases de folklore, educación, técnica”.

A una semana de cumplirse el vencimiento de cientos de contratos del Ministerio de Cultura, el sábado por la tarde se realizó una jornada cultural frente al Museo Nacional de Bellas Artes. La manifestación estuvo organizada por la Asociación de Trabajadores de Museos (ATM), que decidieron movilizarse con la consigna “La cultura no se achica”. El pedido central es la reincorporación de los despedidos del Ministerio de Cultura, terminar con la –histórica- precarización laboral en el Estado: muchos trabajadores contratados realizan la misma tarea que los de planta permanente, pero están fuera de convenio, sin obra social, aportes jubilatorios, asignaciones familiares, vacaciones, aguinaldo, ni continuidad laboral garantizada. Por lo tanto, también exigen el pase a planta permanente de todos los trabajadores.

Más de dos mil personas asistieron el sábado a la plaza ubicada sobre Av. Libertador al 1400. La jornada empezó a las 17, se abrió el micrófono para los trabajadores despedidos, se hicieron actividades participativas, representaciones teatrales y tocaron música en vivo. La única bandera levantada fue la de “La cultura no se achica”. Representantes de diferentes museos nacionales, programas y centros culturales se instalaron con propuestas para reflexionar y dar cuenta de su vocación de servicio.

La jornada cultural organizada por la Asociación de Trabajadores de Museos convocó a más de dos mil personas.

Históricamente el Estado, que debería luchar -entre otras cosas- contra el trabajo precarizado, lo convirtió en hábito. No sólo desvalorizando a las personas sino también desvalorizándose a sí mismo. Es paradójico, por ejemplo, que en el Ministerio de Trabajo no se garanticen los derechos de cientos de trabajadores.

Actualmente, y una vez más, en el contexto de un achicamiento del Estado que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri en todas las áreas bajo el eufemismo de “modernización”, el 29 de enero la gestión de Pablo Avelluto, nuevo Ministro de Cultura, echó a casi 500 personas. Los trabajadores se enteraron ante la imposibilidad de ingreso a las oficinas públicas. En declaraciones mediáticas, Avelluto desconcertó con la frase: “Es una decisión espantosa, pero necesaria”,  refiriéndose a los despidos.

Otra de las justificaciones del Ministro fue que en los últimos tres años hubo un aumento de personal de 2500 a 4000. En su argumento, el titular de la cartera ignoró que -mediante decreto de la expresidenta Cristinta Fernández de Kirchner- la dependencia cambió de rango y paso de una mera secretaría a un ministerio.

El día 15 de febrero ATM había enviado a Avelluto y Américo Castilla, Secretario Nacional del Patrimonio, un comunicado de repudio a los despidos y el reclamo de reincorporación de todos los cesanteados, del cual hasta la fecha no obtuvieron respuesta. El documento cuenta con la firma de alrededor de 200 trabajadores de 80 museos, archivos y bibliotecas de la Argentina. Asimismo se sumaron también 300 adhesiones de docentes e investigadores de distintas universidades nacionales, referentes del movimiento defensor de los derechos humanos, delegados sindicales, empleados del sector público y privado, organizaciones y renombrados profesionales del extranjero (Alemania, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Uruguay).

Bajo el eufemismo de la «modernización», fueron echados casi 500 trabajadores del Ministerio de Cultura.

De los 500 despedidos de Cultura, alrededor de 150 fueron empleados de Museos Nacionales, la mayoría de establecimientos ubicados en la Ciudad de Buenos Aires. No hubo motivos explícitos de parte del Ministerio para despedir a los trabajadores. Si bien Avelluto expresó que el criterio sería cesantear sobre todo a los contratados en 2015, también se echó a personas con más antigüedad. Todas las áreas dentro de los museos tuvieron cesanteados, sin excepción: museografía, restauración, prensa y difusión, registro del patrimonio, investigación, guías, sistemas, infraestructura, cine, coordinación, educación, mantenimiento, administración, dirección, biblioteca, reserva, diseño gráfico y documentación.

Las voces de quienes conservan nuestro patrimonio cultural

Juliana estudió Museología en la Escuela Nacional de Museología. Cuenta que cuesta mucho conseguir trabajo en esa profesión y que durante varios años realizó pasantías no rentadas en el Museo Histórico Nacional (MHN) para finalmente ser contratada de forma precarizada hace tres años. Allí ella está a cargo de 1800 piezas textiles. Su contrato será revisado en marzo como lo determinó el decreto 254/15 del gobierno de Mauricio Macri, por haberse efectivizado en 2013.

El decreto, que entró en vigencia en diciembre de 2015, ordena “revisar las contrataciones de personal efectuadas” en ministerios u organismos “durante los últimos TRES (3) años”. Esto comprende a todos los trabajadores contratados bajo artículo 9° del Anexo de la Ley N° 25.164 y en el Decreto N° 2345/08. Los empleados ingresados en los años 2013, 2014 o 2015 solo tendrán una renovación por tres meses, cuando previamente el plazo era anual.

A Juliana le dijeron que la iban a evaluar pero nadie lo está haciendo, hasta ahora nadie la entrevistó. Teme llegar al trabajo y encontrarse con una persona que la mande a su casa porque tener en sus manos una lista donde aparezca su nombre. Está alerta esperando que la actual gestión llame a concurso, aunque nadie le garantiza que haya concurso para su puesto.

De los 500 despedidos, 150 se empleaban en Museos Nacionales. No obtuvieron explicaciones sobre la causa de su desvinculación.

Gilda  trabaja desde el 2009 en el Museo Histórico Nacional. Si bien hasta ahora no fue despedida, se siente afectada por la situación de incertidumbre. Ella observa y empatiza con otros colegas, “parece que estuvieran echando por sorteo”, explica a ANCCOM. Hubo casos de despedidos con más antigüedad que ella. “Cualquiera puede caer, es al azar, no tiene ningún criterio, no estudiaron cada caso, no evaluaron desempeño”.

En el MHN despidieron a 12 empleados de diferentes áreas. Tiene 13 salas en total, de las cuales dos eran interactivas y fueron cerradas ante el despido de sus empleados a cargo. Allí fue despedida también una persona que realizaba visitas guiadas, la única que habla cuatro idiomas. Su caso es más particular que el de los demás, tiene una hija discapacitada, es sostén de familia. Ante esta situación tan delicada sus compañeros del Museo decidieron ayudarlo haciendo una colecta para que pueda pagar el alquiler.  Por otro lado, el área de prensa quedó directamente desmantelada.

“Trajimos a esta jornada dos exhibiciones de fotografías –muestran a ANCCOM Gilda y Juliana-: una donde se visibiliza el detrás de escena de los objetos que los visitantes ven en los museos porque, para que esos objetos estén allí, atrás estamos nosotros que los conservamos, los restauramos si es necesario y los investigamos. La otra es una muestra de fotografías históricas con la temática los conflictos laborales a lo largo de la historia, para eso elegimos la Semana Trágica, el Cordobazo, la Carpa Blanca en los noventa, entre otras y la última foto es bien reciente, es de una marcha que hicimos al Ministerio de Modernización el 4 de febrero, para dar cuenta que un museo nos tiene que mostrar los procesos sociales e históricos para ayudarnos a entender el presente”.

 

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Milena lleva en su cabeza una galera. “Esto que trajimos a la plaza es para recordar cómo la voluntad popular cambió el curso de la historia”, le explica a una nena que apenas alcanza la altura de la mesa. Sobre el mantel rojo que la cubre se exhibe una copia del petitorio del 24 de mayo 1810. Con este documento se solicitó la conformación de la Junta de Gobierno mediante firmas. La pluma y el tintero reafirman la escenografía colonial. Hasta el 29 de enero ella era guía en el Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo. Antes de ocupar ese puesto –contratada como monotributista- se formó como guía de turismo en el Instituto de Formación Técnica N°7 del Gobierno de la Ciudad.  Son más de 200 escuelas por año las que visitan ese museo: en 2015 cerca de 12 mil chicos fueron con visitas guiadas programadas, y más de 10 mil entraron de forma particular, pero igualmente requirieron de sus saberes para conocer la historia que albergan las salas.

De las cuatro guías del Museo del Cabildo, quedaron sólo dos, la otra despedida era quien se ocupaba de los contenidos pedagógicos para las visitas de escolares. Milena no cobró el mes de enero, ni tiene noticias de cuándo lo cobrará. Le comunicaron con un mes de preaviso que el 29 de febrero prescindirán de sus servicios, y la dejaron eximida de trabajar desde el 29 de enero. Sin embargo ella sigue yendo.

Además, echaron también al encargado de manejar la oruga, sistema necesario para que las personas con sillas de ruedas –entre ellas la vicepresidenta de la Nación- puedan ingresar a la planta alta, donde se encuentra el documento histórico de jura de la Primera Junta de Gobierno. “Mis compañeros y yo seguimos yendo porque queremos defender nuestro puesto de trabajo –explica Milena a ANCCOM-, queremos quitar de la idea colectiva que somos ñoquis. Siempre cumplimos nuestras funciones y nadie de la actual gestión se acercó a relevar si eso es cierto. Nadie sobra del Ministerio: ahora seguramente se recorten los horarios de visitas programadas, cualquier persona que esté en silla de ruedas no podrá ingresar a la planta alta del edificio, y no habrán contenidos pedagógicos para trabajar previo a la visita, porque nosotros, como no queremos que la visita sea un paseo más, enviamos contenido pedagógico para que lo trabajen en el aula antes de visitarnos”.

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“¿Y si a vos también te dejan en calzones?”, interpela un cartel junto a un maniquí vestido con una réplica de ropa interior del año 1900. Sabrina montó la escenografía. Ella trabaja como diseñadora gráfica hace doce años en el Museo Nacional de la Historia del Traje. “Se nos ocurrió traer ropa interior porque así como la ropa interior se oculta bajo otras ropas –explica Sabrina a ANCCOM-, las exhibiciones en los museos son el resultado del trabajo de personas que no están a la vista de la comunidad y cumplen con una labor imprescindible para preservar el patrimonio”. Cuando ingresó en el 2005 estuvo tres años con contrato de locación de obra y en el 2008 le dieron una “48” –Ley Marco-. Si bien -por ahora- no fue despedida está pidiendo la reincorporación de seis compañeros. “Esas personas fueron despedidas sin ningún tipo de criterio, nadie del Ministerio habló con el Director para corroborar qué tareas desempeñaba cada uno”.

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Ronda Cultural era un programa que, desde hace dos años, hacía paseos culturales guiados y gratuitos. Era para todo público y trabajaba con 17 museos nacionales. Más de 33 mil personas pasearon con ellos. La importancia de Ronda era promover y generar el acceso a la cultura, desde la movilidad hasta la formación de espectadores, pensando a los museos como un lugar para todos y no sólo para unos pocos entendidos. A bordo de minibuses ofrecían una nueva forma de conocer los establecimientos a personas mayores, personas con capacidades diferentes y el público en general, fusionando el relato del guía con intervenciones artísticas diseñadas en base al guión museográfico.

Son un equipo de 26 personas que trabajaban para el Ministerio de Cultura. Los despidieron a todos y anularon el Programa. “Somos profesionales en Historia del Arte, Guía Turística, Filosofía, Gestión Cultural, todos idóneos -explica a ANCCOM Valeria Escolar, coordinadora de Ronda-, cada uno hacía diversidad de tareas, generábamos nuestros propios contenidos, lo construimos desde cero, no pertenecemos a agrupaciones políticas, todos entramos siendo entrevistados. No era solamente un trabajo, no era voy a a la oficina de 9 a 18… no había horario”. Para los traslados de las personas a los museos el Ministerio de Planificación les proveía los minibuses. Se los dejaron proveer el 9 de diciembre. El viernes 29 despidieron a todo el equipo. “No pudimos ingresar al edificio en donde trabajamos y nos notificaron mediante una lista en la puerta del lugar. Nosotros estamos acá por la reincorporación, hay una secretaría de Patrimonio Cultural a cargo de Américo Castilla, que nos iba a recibir en dos ocasiones, y no nos recibió. Entendemos que si hay una iniciativa de tener esa secretaría, Ronda Cultural es un programa que cumple con todas las características de lo que ellos están queriendo hacer”.

Tal como este programa, existe un extenso listado de otros que fueron desmantelados.

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Del Palais de Glace fueron despedidas tres personas. “Somos 35 trabajadores de los cuales solamente cinco son de planta – cuenta Gisel, empleada del Palais, a ANCCOM– eso refleja la irregularidad con la que estamos trabajando todos. Situación que se replica en todos los museos”.

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Mariana es una de los 12 despedidos del Museo Malvinas. Ella era la única museóloga. El museo en este momento no tiene a una persona que se haga cargo de la conservación y la documentación del patrimonio, lo que le da sentido a su existencia. Desde el 10 de diciembre están sin director y ningún representante del Ministerio corroboró qué tareas hacía cada uno. Ella empezó a trabajar a principios de 2015, es egresada de la Escuela Nacional de Museología, sigue presentándose a trabajar, lo hará hasta el 29 de febrero. “Estamos exigiendo que se nos reincorpore porque en el museo no sobra nadie, todo lo contrario, están echando a la gente que entró en 2015 pero si echan también a los de 2014 el museo queda vacío básicamente porque se creó a mediados de 2014”.

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La gente hace fila para sacarse la foto y ser, por unos segundos, protagonista de una representación del cuadro Sin pan y sin trabajo (1894) de Ernesto De La Cárcova. Una vez que se sientan de a dos conformando una escena, el fotógrafo apunta al marco dorado ubicado a una corta distancia de su trípode. El marco encuadra las dos personas recreando –con vestimenta incluida- esta pintura y de fondo, en vez de la fábrica cerrada -como en el original-, aparece el Museo Nacional de Bellas Artes. “Si bien el Bellas Artes no está cerrado, –aclara a ANCCOM un trabajador del museo que llevó esta actividad participativa de manera particular- sí tenemos ocho despidos y eso es lo que queremos visibilizar”. En Asamblea, los trabajadores del Bellas Artes decidieron no participar de esta Jornada cultural porque la mayoría de los 110 empleados entendió que esta actividad podía entorpecer las negociaciones para reincorporar a los ocho trabajadores. Sin embargo, una minoría llegó de forma particular y con sus propios recursos decidió asistir.

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Natalia Rizzo es artista visual, milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), y junto con La Caja Roja, agrupación de ilustradores y artistas visuales que trabajan dentro de La Izquierda Diario, plantearon a los organizadores de la Jornada cultural la iniciativa de convocar a artistas para intervenir platos, “porque en la movilización del 4 de febrero que hicieron los trabajadores despedidos del Ministerio de Cultura al Ministerio de Modernización habían puesto en una bandera 500 platos vacíos”, explica Natalia a ANCCOM. “La idea es hacer una subasta de los platos intervenidos por artistas conocidos y con ese dinero aportar al fondo de lucha de los trabajadores de Cultura”, agrega.  

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Desde atrás del Bellas Artes asomó la luna,  las luces del museo se encendieron al igual que los faroles de la plaza. En el cierre los trabajadores de la cultura anunciaron que se sumarán al paro nacional convocado por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para el miércoles 24 de febrero, en repudio a los despidos en el sector público y en reclamo de paritarias sin techo.

El acto terminó con batucada, aplausos y toda la gente rodeando la bandera de los 500 platos vacíos.