Armá tu propio país

Armá tu propio país

Con una producción de casi un 20% centrada en Latinoamérica, según estadísticas de 2013, la empresa canadiense Barrick Gold opera libremente en la mina Veladero y otros yacimientos de la región, habiendo dejado a su paso la contaminación con cianuro de más de un millón de litros de agua en San Juan.

Acceder a la historia de Barrick Gold, mirá acá la crónica de un desastre

La Barrick Gold Corporation se autodefine como “una compañía canadiense que desarrolla actividades de exploración y explotación minera en distintas partes del mundo”. En palabras que pueden resultar inocuas a primera vista, la Barrick es una multinacional dedicada a la extracción de oro a cielo abierto que lleva a cabo operaciones en 19 minas y tiene presencia en 10 países, entre los que se encuentran Argentina y Chile. Y es en la frontera entre estos dos territorios en la que comenzó sus negociados desde los años ’90, específicamente con el proyecto conocido como “Pascua-Lama”.

Su sede central se encuentra ubicada en Toronto, Canadá, y desde 1993 extendió su estrategia de crecimiento −focalizada en Norteamérica− hacia el resto del continente. Primero se instaló en Perú; un año más tarde, se emplazó en Chile con la mina El Indio y desde allí se gestó el primer acuerdo minero binacional del mundo.

A partir del Tratado de Integración y Complementación Minera Argentino-Chileno firmado en 1997 por los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei, esta empresa pudo empezar a desarrollar la megaminería sin intervención ni fiscalización directa del Estado. El pacto posibilitó la explotación de los yacimientos y el uso indiscriminado de todos los recursos naturales a lo largo de los 5.000 kilómetros de la frontera andina con controles fronterizos ágiles, evitando la doble tributación, sin tener que pagar impuestos al gasoil ni a la importación de insumos, y permitiendo una estabilidad fiscal por 30 años. Además, estas disposiciones fueron respaldadas con el Protocolo Complementario firmado el 20 de agosto de 1999 −sin cláusula alguna que preserve la integridad de los parques y reservas, tanto provinciales como nacionales−, y ratificadas por las legislaturas de los dos países en el año 2000 mediante la Ley 25.243.

En San Juan, la Barrick realiza la extracción mediante métodos tradicionales de perforación y voladura. Luego de la trituración y clasificación, el material extraído se deposita en el valle de lixiviación. La lixiviación implica la utilización de cianuro junto a otros reactivos químicos para remover los minerales de las rocas. Pero también involucra el uso de millones de litros de agua; en este sentido, el periodista e investigador Miguel Bonasso explica en su libro El Mal que “mientras que una familia sanjuanina consume 15.000 litros por mes, en Veladero se consumen 288 millones”.

“El proceso de lixiviación permite recuperar el oro y la plata del material. Esta etapa se desarrolla en un circuito cerrado. Un sistema de geomembranas y un mecanismo de detección y control de fugas mantienen todas las soluciones dentro del sistema, sin descargas al medioambiente”, detalla la empresa en su sitio web. Pero lo cierto es que este ideal no se cumplió y en el mes de septiembre del corriente año los ríos cercanos a las localidades de Jáchal e Iglesia fueron contaminados como consecuencia de la rotura de una de las cañerías que participan en el proceso: se derramaron 1.072.000 de litros de líquido cianurado. Antes de la presentación de un informe elaborado por La Organización del Sistema de las Naciones Unidas para la gestión de proyectos (UNOPS), sobre la calidad del agua de esa área geográfica, varios ambientalistas ya hablaban de un “desastre ecológico”.

Con el terreno liberado por la falta de control de las instituciones del Estado en los ´90s,  para la devaluación de 2001, la Barrick presentó un informe de impacto ambiental que legitimó su accionar ya que fue aprobado. A partir de la aprobación, la empresa se dedicó a levantar nuevas instalaciones en suelo argentino a 320 kilómetros al noroeste de la capital de la provincia de San Juan, a unos 4.850 metros sobre el nivel del mar: la Mina Veladero, que en octubre de 2005 finalmente inició la extracción de oro y plata. La inversión inicial fue de  540 millones de dólares y uno de los responsables de este acontecimiento es el actual gobernador de San Juan, José Luis Gioja, en ese entonces diputado, quien permitió el accionar sin el consenso de la sociedad.

Tres años más tarde, en agosto de 2004 tanto Argentina como Chile firmaron otro escrito que benefició una vez más a la megaminería. El Protocolo Adicional Específico al Tratado de Integración y Complementación Minera para el Proyecto Pascua-Lama definió el Área de Operaciones, estableciendo un control migratorio específico de las personas,  un registro de los vehículos y bienes en sus ingresos y salidas; y, por último, una inspección Fito Zoosanitaria. Aquellas cuestiones binacionales particulares que están previstas en el tratado minero restringen por completo las leyes nacionales de cada zona.

Las actividades mineras están arrasando con los glaciares. Sin glaciares la región de Cuyo estaría con dificultades para la disponibilidad de agua potable. El 1 noviembre de 2010, el Juez Federal nº 1 de San Juan, Miguel Ángel Gálvez, avalado por el Gobierno Nacional, suspendió la aplicación de los artículos 2, 3, 5, 6, 7 y 15 de la Ley de Glaciares sancionada por el Congreso y promulgada por el Ejecutivo tan solo unos días antes. De esta manera, los emprendimientos Pascua-Lama y Veladero pudieron continuar trabajando sin auditorías ambientales y el inventario de glaciares no pudo llegar a completarse. De acuerdo a un informe que Greenpeace presentó en 2005, la superficie del Toro 1, Toro 2 y Esperanza disminuyó entre un 56% y un 70% por las actividades de la Barrick del lado de Chile.

Actualmente, en plena crisis e investigación judicial por el derrame de solución cianurada en aguas de la provincia de San Juan, el director ejecutivo de la minera canadiense en Argentina, Guillermo Caló, decidió renunciar. Igualmente, desde la compañía aseguraron que su decisión fue tomada mucho tiempo antes del incidente.

Después de lo ocurrido, la Justicia inició una investigación y a fines del mes de septiembre por decisión del juez sanjuanino Pablo Oritja fueron imputados nueve empleados. Por su parte, el juez federal Sebastián Casanello dispuso una serie de operativos en Capital Federal y en San Juan para conseguir toda la documentación clave para la causa, como los permisos y proyectos de explotación de la empresa.

Finalmente, en octubre el magistrado Oritja acusó al jefe de Procesos de la mina, Leandro Poblete, por negligencia ya que fue quien firmó la apertura de la compuerta del canal por el cual se diseminó la solución tóxica; además, en su fallo confirmó que la Barrick Gold produjo un daño ambiental en la zona. El informe preliminar de Naciones Unidas publicado recientemente es el encargado de confirmar los signos de impacto ambiental: tanto en la zona 0, comprendida por el río Potrerillos, desde aguas abajo de la pileta de emergencia hasta la desembocadura del río Potrerillos al río de Las Taguas, como en la zona 1, que abarca el tramo del río de Las Taguas, desde aguas arriba de la confluencia del río Potrerillos hasta aguas arriba de su confluencia con el río Turbio.

Actualizado 16/12/2015

También cambió la fiesta

También cambió la fiesta

Cambió el signo político del país y también cambiaron los símbolos de los festejos. Los simpatizantes de la coalición triunfante Cambiemos celebraron en el Obelisco, un espacio más asociado a los festejos deportivos que políticos. La tradicional Plaza de Mayo siguió en manos de los militantes del Frente para la Victoria, que a pesar de la derrota decidieron salir a la calle, lo que tal vez sea una señal hacia el futuro: salir a la calle para cuidar las conquistas sociales de los últimos doce años.

En el Obelisco no había banderas partidarias ni de organizaciones sociales ni de agrupaciones sindicales. Tampoco hubo referencia a dirigentes históricos de la Nación en estandartes ni remeras. Solo se agitaban banderas argentinas, el paisaje sintonizaba con una fuerza política casi sin pasado, con apenas una década de vida. Ni siquiera hubo banderas amarillas, identitarias del PRO, la agrupación creada por el nuevo presidente, Mauricio Macri. Mucho menos estandartes de la histórica Unión Cívica Radical, el partido que le brindó la estructura territorial nacional de la que el macrismo carecía.

Desde las 20, cientos de macristas comenzaron a ocupar una parte de la avenida Corrientes, a la altura de la 9 de Julio. Se mostraban esperanzados, hacían flamear sus banderas argentinas y agitaban globos celestes y blancos, otro nuevo instrumento del marketing electoral.

Agitando su pandereta y emocionada, Verónica celebraba junto a su marido. Al momento de responder por qué había escogido al candidato de la oposición, expresó con seguridad: “Es la única persona en la que creo, lo voté desde el primer momento, es una persona confiable rodeada de un equipazo, se viene otro país. Para el futuro vislumbro transparencia, independencia de las instituciones, legalidad y orden”. Por su parte, Ezequiel de 23 años, con peluca de colores y envuelto en una bandera argentina, expresaba su creencia en que desde de aquí en más la zona sur de Buenos Aires podría llegar a mejorar. Gabriela, mientras mantenía la Whipala en alza, manifestaba: “Voté a Macri porque soy peronista, no soy kirchnerista. Tengo la esperanza de que se construya sobre lo que se hizo bien y que se cambie lo que está mal. Yo soy del Chaco y veo morir a los Pueblos Originarios. Es terrible”.

Fuegos artificiales, bengalas de humo, y el cántico del Himno Nacional formaban parte de la escenografía y la música ambiental en las inmediaciones de la 9 de julio. La policía se hacía notar con siete combis, estacionadas a un lado de la ancha avenida donde se cruzaban entusiastas del cambio y  peatones que hubiera preferido la continuidad.

A un costado, un joven remisero, que estaba con su mujer y su beba, intentaba explicar que él “no estaba a favor ni de uno ni de otro”, pero que tenía “miedo de que se venda lo que se fue consiguiendo durante estos años”. Como remate y en relación a los gobiernos kirchneristas, decía: “Gracias a ellos hoy no estamos como en el 2001”, haciendo alusión a la grave crisis financiera y económica que atravesó nuestro país en aquellos años.

Las gigantescas pantallas LED ubicadas en la esquina más importante de la Ciudad mostraban las imágenes de quien, según la tendencia de los números, ya se posicionaba firmemente como próximo Jefe de Estado bailando al ritmo de su banda favorita, Tan Biónica, junto a su esposa Juliana Awada y su hija Antonia. Mientras tanto, los simpatizantes macristas vociferaban: “¿A dónde están los que decían que nos iban a ganar?” y gritaban “¡Sí, se puede!”, en consonancia con lo que la gobernadora bonaerense recientemente electa, María Eugenia Vidal, había clamado desde temprano en su aparición desde el búnker de Cambiemos, ubicado en Costa Salguero. Por momentos, el hit era: “Y ya lo ve, para Cristina que lo mira por TV”.

Una caravana de camiones transportaba la leyenda “Gracias. Ahora más juntos que nunca”. Como ningún dirigente se hizo presente y las imágenes proyectadas con lo que ocurría en Costa Salguero no tenían audio, muchos asistentes seguían atentamente las transmisiones televisivas con auriculares, desde sus smartphones.

A medida que el recuento de votos confirmaba el triunfo de Mauricio Macri, una nueva tanda de manifestantes se acercaba, esta vez en automóviles, Se armó una larga caravana que hacía un rodeo al Obelisco y saludaba a la gente que desde más temprano se había congregado allí. Como los tempraneros agitaban banderas argentinas y globos. Le sumaban bocinazos, que reemplazaron a los tradicionales bombos de la política argentina. La revolución de la alegría -como la bautizó Macri- tenía cierto aire mundialero.

 

 

Vivir y morir con dignidad

Vivir y morir con dignidad

Selva Herbón transformó su causa en una lucha social e impulsó la Ley los Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud. Licenciada en Ciencias de la Educación, docente, ex candidata a Intendente del distrito de Ezeiza desde el espacio Progresistas, es madre de Valentina, de 9 años, y de Camila, una beba que tras una mala praxis médica quedó en estado vegetativo y murió una vez aprobada la normativa.

Camila nació el 27 de abril de 2009 con procidencia de cordón umbilical. Intentaron reanimarla durante veinte minutos, logró sobrevivir, pero la falta de oxígeno dañó las células nerviosas de su cerebro. Al año de vida, le diagnosticaron un estado vegetativo permanente. “Mi hija crecía, pero no se desarrollaba, no tenía ningún tipo de vínculo con el medio externo y sus funciones vitales no eran autónomas. Entonces comenzamos a sentir que el esfuerzo terapéutico lo único que estaba haciendo era prolongar en el tiempo la agonía”, así comienza a contar su historia una mamá que considera que la tecnología puede ser una aliada perfecta del ser humano, pero no en esos casos en que impide que un ser querido, que se encuentra en un estado irreversible, deje de sufrir y pueda partir en paz, dignamente.

En su hogar, Herbón recibió a ANCCOM para contar cómo fue el proceso de creación y sanción de una Ley Nacional que finalmente contempló su caso y el de muchos otros que atraviesan la misma situación; también para hablar sobre la intrincada relación que se plantea entre la medicina, las medidas de soporte vital, y los derechos humanos, y para arrojar luz sobre esa huella que Camila dejó marcada en su paso por este mundo.

Selva Herbón, Ley de Muerte Digna, caso Camila Sánchez. Ezeiza, 5 de Septiembre 2015

“Mi hija crecía, pero no se desarrollaba, no tenía ningún tipo de vínculo con el medio externo y sus funciones vitales no eran autónomas. Entonces comenzamos a sentir que el esfuerzo terapéutico lo único que estaba haciendo era prolongar en el tiempo la agonía”

¿Qué respuesta obtuvieron por parte de los médicos cuando decidieron limitar el esfuerzo terapéutico?

Los médicos nos decían que sería justo retirar el soporte vital, pero que no era legal, que si queríamos que lo hicieran teníamos que solicitarlo a través de un recurso de amparo. En ese momento, me pregunté por qué las personas que estaban en un estado así, irreversible, irrecuperable, sin posibilidades de vida digna, tenían que acudir a esa medida. Empecé a investigar, me asesoré de toda la normativa vigente sobre los derechos de los pacientes, hasta que encontré que en la provincia de Río Negro ya existía una Ley de Muerte Digna y a nivel nacional se había sancionado en 2009 la Ley Nacional N° 26529, pero no había sido reglamentada y, por lo tanto, tampoco entraba en plena vigencia.

Entonces, ¿qué fue lo que decidió hacer?

Ante esa situación sentí que era necesaria una ley porque en ese momento mi hija estaba cautiva del centro de salud, la obra social pagaba mucho dinero para mantenerla en esta condición. Además, estaba el juicio iniciado por mala praxis, y todas esas cuestiones que a lo mejor deshumanizan la medicina. Pensé también que permitirle morir a Camila era un acto de amor hacia ella porque era muy triste y muy doloroso ver que no podía llegar a cumplir sus funciones vitales; uno nace, vive, se desarrolla, muere, y acá no había posibilidades de morir porque había aparatos que lo estaban evitando.

¿Cómo hizo para lograr que la causa trascienda?  

A través de un dirigente político y social me contacté con el diputado Nacional Gerardo Milman, que en ese momento estaba trabajando con otros proyectos, pero tuvo la amabilidad de recibirme y escuchar cuál era el pedido que estábamos solicitando: modificar algunos artículos de la Ley 26.529 para que se votara nuevamente. En agosto de 2011, se hizo pública esa entrevista que tuvimos y estalló en todos los medios la noticia de que había una mamá que pedía muerte digna para su hija. Ahí fue cuando se empezaron a difundir dos puntos muy importantes que eran, por un lado, pensar que esta ley no era eutanásica porque no se provocaría la muerte sino que limitando el esfuerzo terapéutico, retirando los soportes vitales, sucedería en forma natural; y, por otro lado, que los médicos estuviesen amparados ante la acción que realizaran. O sea que cuando advirtieran que ya no existen expectativas de vida digna, cuando ya se hizo todo lo posible y no hay reversibilidad ante una situación, como por ejemplo ante un estado vegetativo permanente, ellos junto con la familia pudieran tomar la decisión de limitar el esfuerzo terapéutico. También tuvimos la posibilidad de acercarnos de algún modo a quien hoy es el Papa Francisco. Recibió una carta nuestra solicitándole que de algún modo la Iglesia nos acompañe, y me llamó personalmente para decirme que rezaba mucho por nosotros; entonces yo lo que le pedí fue que la Iglesia se expresara a través de escritos, de documentos, para que la gente también pudiera conocer cuál era su opinión al respecto. Y para el caso de Camila estaba a favor por el hecho de que limitar el esfuerzo terapéutico era una forma de evitar el “encarnizamiento terapéutico”. Si uno toma el Catecismo de la Iglesia Católica hay una parte en la que habla de que es lícito retirar estos elementos artificiales y de esa forma permitir que suceda lo inevitable, que es la muerte.

Selva Herbón, Ley de Muerte Digna, caso Camila Sánchez. Ezeiza, 5 de Septiembre 2015

» Yo pienso que una, como mamá, tiene que tener muy presente la posibilidad de que su hijo sea feliz, o sea la felicidad es lo que uno busca. Más allá de alguna discapacidad, más allá de una problemática concreta, de una enfermedad, uno busca eso, la posibilidad de que sea feliz».

¿Cómo fue el proceso hasta que se sancionó la ley?

Fue una lucha importante, un trabajo de mucho sacrificio, de hablar y escuchar a mucha gente, conversar con médicos especialistas en Bioética, tratar de interpretar la letra de la ley para entender a qué apuntaba, dialogar con cada uno de los asesores de los diputados para que estuviesen en conocimiento del tema, que al mismo tiempo era algo tabú, difícil de abordar, entonces también era complicado de poner en agenda. Hasta que conseguimos que el 30 de noviembre del 2011 se votara el proyecto de ley en la Cámara de Diputados. Junto con nosotros había otros casos que también pedían por la muerte digna como fue el de Melina González, una chiquita de 19 años que estuvo con fibromatosis quística, y el de Marcelo Diez. Todos los familiares queríamos que el Congreso tuviera, en ese momento, sesiones extraordinarias para que se debatiera el proyecto en el Senado, le enviamos una carta a la Presidenta, nos comunicamos con el Presidente de la Cámara de Senadores para ver si él podía lograrlo, pero nos comunicaron que sería uno de los temas a tratar el próximo año. Finalmente, el 9 de mayo de 2012 se votó afirmativamente y por unanimidad la ley. La reglamentación vino posteriormente, en el mes de julio, pero hablamos con los médicos del Centro Gallego de la Ciudad de Buenos Aires y, junto al especialista en Bioética Juan Carlos Tealdi −quien nos acompañó en todo momento−, se tomó la decisión de retirar el soporte vital y Camila falleció el 7 de junio del 2012.

¿Usted sintió que la tecnología estaba extendiendo la agonía antes que la vida?

Así es. Fue una mezcla de sensaciones porque nadie está preparado para que un hijo parta, entonces estas cuestiones nos movilizan y sensibilizan a todos. Con respecto a la hidratación y la alimentación en forma artificial también existían fundamentos de por qué no era bueno para un organismo vivir así en forma artificial. Hacia el final, Camila tenía muchos edemas porque el cuerpo no podía regular la hidratación automáticamente, estaba muy hinchada, las condiciones en las que estaba realmente no eran buenas. Y otra cosa era que ese modo de alimentación le provocaba molestias o dolores por el hecho mismo de que la comida no estaba ingresando por el tubo digestivo en forma natural sino directamente al estómago. El malestar se podía llegar a constatar, por ejemplo, a través del cambio en la pulsación cardíaca. Por eso, creo que la tecnología puede ser una aliada del ser humano, pero no cuando está supliendo funciones vitales que no se van a poder recuperar. Entonces me parece que hay que humanizar la medicina, saber hasta dónde llegar a utilizar los métodos. En sí, es un sentimiento difícil de explicar, pero también hay que pensar un poquito en el otro, en lo que es la dignidad humana, en lo que es vivir, a qué le llamamos vivir. A mí me llamó muchísimo la atención un día que voy a ver a Camila y estaba la terapeuta haciéndole movimientos en los labios, en la lengua, para ver si en algún momento adquiría la succión. Le consulté si a eso lo venía haciendo desde siempre, si notaba algún cambio, una mejoría. Me contestó que era para ver si la beba en algún momento podía llegar a responder a ese estímulo. Ahí empecé a informarme, a ver hasta dónde el cerebro tenía la posibilidad de cumplir funciones en forma autónoma o no, hasta que me di cuenta de que ella no iba a poder a volver a tragar como quizás lo hacía adentro de mi panza cuando estaba sana. Yo pienso que una, como mamá, tiene que tener muy presente la posibilidad de que su hijo sea feliz, o sea la felicidad es lo que uno busca. Más allá de alguna discapacidad, más allá de una problemática concreta, de una enfermedad, uno busca eso, la posibilidad de que sea feliz.

Selva Herbón, Ley de Muerte Digna, caso Camila Sánchez. Ezeiza, 5 de Septiembre 2015

«Empecé a investigar, me asesoré de toda la normativa vigente sobre los derechos de los pacientes, hasta que encontré que en la provincia de Río Negro ya existía una Ley de Muerte Digna y a nivel nacional se había sancionado en 2009 la Ley Nacional N° 26529, pero no había sido reglamentada y, por lo tanto, tampoco entraba en plena vigencia».

Finalmente, ¿cuál fue la repercusión que tuvo su iniciativa? ¿Cuál cree que es el aporte hacia la sociedad?

Cuando el caso se hizo público en los medios de comunicación, en mi casa sonaba el teléfono todo el tiempo, mi hija Valentina tenía cinco años y ya sentía la presión, entendía que era una cuestión de importancia. Por un lado, teníamos el acompañamiento de muchísima gente, pero a la vez, otros tantos no comprendían lo que estábamos viviendo. Y esta ley no vino a obligar sino que ampara. Yo no quería una acción que sirviera solo para Camila, quería algo que contemplara el derecho de todas las personas que tuvieran que pasar por una situación así. Creo que fue un trabajo importante y sostengo que Camila dejó huella porque fue motivo de discusión en muchas familias, hablar de este tema cuesta muchísimo y desde entonces comenzó a pensárselo y a reflexionar. Por otra parte, algo que quiero remarcar es que pensar en el otro es una forma de poder humanizar la medicina y, en todos los órdenes de la vida, ponerse un poco en el lugar del otro también es muy importante.

“A seguir peleando”

“A seguir peleando”

“A todos aquellos, que a lo mejor tienen el sabor amargo de la decepción por no haber alcanzado el lugar que soñábamos en la pelea por gobernar la Argentina, les digo que no bajemos los brazos”. Con esas palabras, Sergio Massa, el candidato a presidente de UNA, se mostró entero frente a una derrota que lo dejó lejos del soñado balotaje: su fuerza obtuvo el 21 por ciento de los votos y quedó relegada al tercer lugar. “Nos van a encontrar en el camino de construir un cambio positivo e inteligente para nuestro país”, completó como para mostrar su papel de fiscal hasta el próximo 22 de noviembre, cuando se vote definitivamente al próximo presidente de los argentinos. Pese al éxodo masivo de dirigentes del Frente Renovador en los días previos a las elecciones, Massa jugó el papel de hombre firme, equilibrado y dispuesto a mostrarse entero ante la adversidad de las urnas. “Tenemos el compromiso de que en nuestro país no haya impunidad con la corrupción. Mucha fuerza, a seguir peleando”, remató ante sus fieles en la noche del domingo.

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El diputado nacional y candidato presidencial por el Frente Renovador estableció su búnker en el Estadio «Pipa Tigre», ubicado en el distrito en donde construyó la base para lanzarse a su carrera presidencial. Finalmente, no llegó a cumplir el objetivo de obtener el segundo puesto que le hubiera permitido competir en una siguiente vuelta, pero igualmente tuvo palabras de agradecimiento para los más de cinco millones de argentinos que lo votaron. Su jugada principal, en los últimos días de campaña, había sido instalar la convicción de que sólo él -y no Mauricio Macri-, tenía posibilidades de hacerle frente al candidato oficialista Daniel Scioli en un balotaje.

Las palabras de Massa expresaron un ánimo de combate, aún cuando no se tenía dimensión de los sorpresivos resultados: una exigua diferencia a favor del candidato del Frente para la Victoria sobre la Alianza Cambiemos y el triunfo histórico de María Eugenia Vidal sobre el jefe de Gabinete nacional Aníbal Fernández en la Provincia de Buenos Aires. Con este panorama –y a pesar de la derrota-, el precio político de Massa subirá de manera notable, tanto de cara a balotaje del mes próximo como dentro de la interna justicialista que rápidamente despertarán los guarismos de anoche.

Detrás de las cámaras, en la sala de prensa, el jefe de campaña de UNA, Alberto Fernández, dio su opinión dejando a un lado los números concretos. “Hoy logramos plantar en la política argentina a un candidato joven que se ha revelado como un gran dirigente, capaz de afrontar batallas duras, y que se pudo imponer ante los poderosos. Armó un equipo de trabajo serio. Hemos plantado algo que el país estaba necesitando”, sentenció.

En consonancia con las declaraciones de Massa, el candidato a gobernador bonaerense Felipe Solá calentó su búnker, que se mantuvo en calma hasta cerca de las diez de la noche, cuando recién comenzó el tronar de los bombos y algunos militantes decidieron agitar sus banderas. “Hemos denunciado que el narcotráfico ha aumentado, hemos denunciado malas condiciones de salud en la provincia, y creo que si el nuevo gobernador bonaerense quiere brindar más seguridad debe tener mucho mayor control de la policía, debe estar mejor paga y descansada”, apuntó Solá, cuyas palabras apuntaban a un supuesto triunfo de Aníbal Fernández, algo que finalmente no se dio.

Hasta que Sergio Massa subió al escenario rodeado por los dirigentes más representativos de su fuerza, llamativamente las pantallas mostraban los festejos en los otros centros de cómputos. Fue el economista Aldo Pignanelli el encargado de reconocer el tercer puesto, poco después de las 19. Antes que él, los diputados Graciela Camaño y Facundo Moyano y el candidato a vicegobernador Daniel Arroyo habían pedido esperar los datos oficiales y respetar el acuerdo que habían suscripto todas las fuerzas políticas de no anticipar conclusiones sin tener cifras exactas.

“Hemos hecho una buena elección. Más allá de los números concretos creo que llevamos adelante una campaña de propuestas, las vamos a seguir haciendo, vamos a hacer un trabajo profundo y arduo desde el Congreso de la Nación más allá de quien gane, ya que el Parlamento va a tener otra composición que determina que se puedan realizar cambios profundos”, señaló Moyano.

El cura rebelde

El cura rebelde

Tiene abiertas cinco causas judiciales en la justicia riojana. El gobierno provincial lo acusa de violento por impedir junto a otros 34 vecinos de las orillas del cerro Famatina –incluído el intendente Ismael Bordagaray- que las compañías mineras exploten sus riquezas contaminando el medio ambiente de la zona. Pero no se desanima, se siente apoyado por los vecinos y por el Papa Francisco que en febrero lo saludó en una audiencia pública en El Vaticano. El padre Omar Quintero se considera un luchador apasionado y un discípulo del obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura militar en 1976.

Los pobladores que viven cerca del cerro Nevado, rebautizado como “General Belgrano”, pretenden evitar la futura contaminación, sequía y enfermedades que una actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural, puede llegar a causar. Para recuperar el oro del material removido de las rocas se necesita mezclar cianuro con decenas de millones de litros de agua. Unidos y junto al Padre Omar Quintero decidieron bregar contra los emprendimientos de la Barrick Gold y ahora de Osisko Mining, ambas empresas canadienses. Expresan la voluntad de defender la biodiversidad y una calidad de vida inconciliable con la actividad extractiva megaminera.

Esta causa tuvo su inicio hace ocho años y tiene como referente a un sacerdote que se opone a que el paisaje sea destruido. “Obtuve muchas satisfacciones y alegrías, pero también un montón de dolores”, dice Quintero ni bien inicia su comunicación telefónica con ANCCOM. Asegura que sufrió persecuciones y amenazas, y también habla de una “judicialización de la protesta” por las cinco causas que hay abiertas en su contra y ponen en riesgo su libertad, pero aun así siente, en sus palabras, “la satisfacción de haber cumplido para con Dios, para con el pueblo y para con la Creación”.

¿Cómo llegó a ser parte este reclamo que lleva a cabo en conjunto con los vecinos?

En primer lugar, soy oriundo de una zona que tiene un marco natural realmente lindísimo, todo lo que es el Valle de Traslasierra, evangelizado por el Cura Gaucho, ya beato. Vivir en ese lugar me llevó desde muy pequeño a tener un cariño y una admiración especial por los árboles, los animales, el agua, el aire puro, todas esas bellezas naturales que a uno lo van embebiendo desde chico. Después, tuve la suerte de ser educado en la secundaria por los padres franciscanos, por lo tanto aprendí sobre la espiritualidad y la mística de San Francisco de Asís, hermano universal de todas las criaturas, patrono de la ecología. Ellos me dieron la convicción y la certeza de que no nos podemos dar el lujo de poner en riesgo al medio ambiente, los bienes comunes, la calidad de vida de los pueblos y ciudades. Por eso, siempre tuve conciencia de este principio de precaución que tenemos que tener a la hora de tomar decisiones que a la larga puedan resultar nocivas.  Y esto me encontró en Famatina. Fue algo providencial porque esta no era mi parroquia de origen, yo estaba en Anillaco. Un hermano sacerdote que tenía su madre anciana y enferma me pidió hacer el intercambio y por un gesto humanitario yo accedí a venir, ignorando que se iba a desatar este conflicto que de todas maneras me iba a involucrar ya que es imposible estar aquí y no acompañar al pueblo en las asambleas ciudadanas por la vida, y en la noble y justa causa “El Famatina no se toca”.

¿Qué es lo que lo define su lucha?

Soy un hombre muy apasionado, que me tomo en serio lo que abrazo con mi vida, como lo fue la vocación sacerdotal y todo lo que significa valorar y defender la vida. Por otro lado, me considero una persona muy sensible, eso me ha llevado a estar al lado de la gente, acompañarla, llorar con ellos, reír, celebrar, festejar, y luchar cuando ha sido necesario aunque más no sea con los métodos que el cristiano debe usar. En mi caso, con la pluma y la palabra. Todo lo que significó difundir esta causa lo he hecho y he tratado de llevar hasta los confines del mundo el mensaje de defensa de la vida. Y, además, como una persona amante de todas las criaturas de Dios: no solo el ser humano y los animales sino también los vegetales y los minerales, en definitiva una cosmovisión amplia que me ha permitido estar a la altura de las circunstancias en Famatina.

¿Cómo es en general un día en su vida?

Una jornada en mi vida es bastante movida porque la parroquia comprende todo un departamento, 250 km a la redonda con quince comunidades que hay que atender. Por supuesto, tengo una agenda planificada y, aunque los viajes me consumen mucho tiempo, los encuentros con las comunidades son frecuentes, casi a diario. Aquí lo que marca el ritmo de la vida y de la fe de nuestros pueblos son las novenas, las fiestas patronales y los difuntos, a los que considero como los vehículos que me permiten evangelizar, misionar y llevar la palabra de Dios a donde se me encomienda.

¿Quién fue el Obispo Angelelli para usted?

El Obispo Angelelli para mí, y para todos los sacerdotes que abrazamos causas justas, fue el pastor que supo poner en verbo, en acción, la misión que Jesús nos pide, “ser ese buen pastor que dio su vida por las ovejas”. Fue un hombre íntegro que, inclusive, estuvo dispuesto a entregar y a dar su vida por defender en aquella ocasión, en plena dictadura militar, la dignidad del pueblo riojano. Y, aunque las circunstancias históricas hoy en día no son las mismas, me ha inspirado y me ha sostenido mucho en esta lucha, que más que lucha es una resistencia pacífica en defensa de la vida.

¿Cómo fue su encuentro con el Papa Francisco?

Fue un momento sublime, largamente esperado porque yo ya había enviado solicitud de audiencia por varias vías. El Papa Francisco ha conocido nuestra zona, como joven sacerdote hizo su paso por aquí acompañando a los jesuitas que misionaban, tuvo contacto con la gente y los productores, y al parecer recuerda muy bien la excelente calidad del vino que se hace en el pueblito de Pitual. A través del Obispo mandó a pedir grapas, me encomendaron la tarea de conseguirlas y adosé a una de las botellas que le mandaba esa carta que tantas veces ya le había enviado. Felizmente, parece que llegó a sus manos porque al poco tiempo me convocaron a una audiencia. Si bien fue muy breve, porque fue pública y en donde apenas pudimos saludarnos, intercambiar algunas palabras, lo importante es que pude dejarle todo el material que le llevaba: cartas de la gente, obsequios, incluso también nuestra bandera de lucha y una remera con la inscripción “El Famatina no se toca”. Fue una misión, un objetivo propuesto y cumplido en beneficio de esta comunidad. Siento que esto también aportó para que él inmediatamente se pusiera a terminar la última encíclica, “Alabado seas”, en defensa del medio ambiente y de la Creación de Dios, que es para nosotros una hoja de ruta. Viene a legitimar, en este caso, mi postura y mi acompañamiento al pueblo de Famatina porque hasta entonces prácticamente estaba al borde de la ilegalidad. No son muchos los sacerdotes que tienen convicciones muy personales, muy íntimas, que están acompañando a las poblaciones que se ven amenazadas por la megaminería.

¿Siente que cuenta con el apoyo de la gente?

Estoy muy agradecido con Dios, con la historia, con el pueblo que me ha acompañado y me ha sostenido hasta el día de hoy. A pesar de ser un escollo para los poderosos −que varias veces han pedido mi traslado de Famatina y que permanentemente buscan socavar mi autoridad moral, pastoral− la gente aprendió a conocer y a querer a este pastor con sus virtudes y defectos.

¿Y qué mensaje transmite usted a quienes lo apoyan?

Les digo que todos los territorios que se ven amenazados por el extractivismo y por este neocolonialismo financiero voraz que nos acosa por todos lados tienen que estar unidos porque la unidad es la que lleva siempre al triunfo, como ha sucedido en Famatina y esperamos que suceda en Catamarca, en San Juan, en la Patagonia, en toda la Cordillera y Latinoamérica. Es necesario tener en cuenta a las futuras generaciones. No tengo hijos ni tendré nietos, pero considero a todos como mis hijos espirituales; debemos pensar en los que vienen y evitar vivir como si fuéramos los últimos que habitarán este mundo.

 

Actualización 23/09/2015