“Él tiene derecho a vivir su vida, pero también a librarse del otro yugo”

“Él tiene derecho a vivir su vida, pero también a librarse del otro yugo”

Cecilia Fernández de Viñas tiene 91 años. Su hija -también Cecilia- y su yerno, Hugo Penino, fueron secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura cívico militar, en 1977. Desde algún rincón del infierno, su hija la llamó y le pidió que buscara a su hijo recién nacido. A partir de entonces, la abuela Cecilia y toda su familia lo hicieron incansablemente, hasta que, finalmente, Javier apareció. Hace 17 años lo encontraron, y aún intentan recuperarlo. La semana pasada finalizó el juicio en el que se condenó a prisión a la apropiadora Ana María Grimaldos, esposa de Jorge Vildoza, quien había estado prófuga todos estos años. Para Cecilia es tranquilizador terminar con esta lucha que le llevó décadas. Frente al dolor y el cansancio, ella se refugió en los buenos recuerdos, no perdió su sonrisa ni su sentido del humor. Tampoco la esperanza de recuperar a su nieto, y de verlo feliz: “Creo que le va a servir, porque se va a sentir libre”, asegura sobre el veredicto.

-¿Qué significó para usted  la finalización de este juicio que demostró la culpabilidad de Ana María Grimaldos en la apropiación de su nieto?

Fue agotador, pero estamos bien. El día después de la sentencia me quedé en casa quieta y no hice nada. Estas últimas semanas estuve con culebrilla, seguramente por los nervios, y ahora ya estoy mejor. Me llamó mucha gente, pero hace mucho que estoy muy corrida de todos lados. Mucho tiempo luché con todo esto y después dije: bueno, basta. Fui a Abuelas cuando encontramos a Javier,  y cuando se supo todo. Después dejé de ir. Yo vivía en Mar del Plata, y cuando Cecilia se comunicó con nosotros en el 84, ahí me vine para acá. Mi mamá había fallecido hacía poco, dos meses antes que Cecilia llamara murió, entonces me vine a vivir cerca de mi hijo Carlos, a Buenos Aires. A partir de ahí no paré. Mucho tiempo fui a audiencias con la doctora (María Romilda) Servini de Cubría…  Fui a hablar a tantas audiencias, a hacer tantas declaraciones que un día dije basta, le dije a mi abogada, Alcira Ríos: “No puedo más”. Ahora estoy acá por Javier.


-¿Qué piensa de la pena de 6 años?

Lo lógico, porque  somos gente grande. Hay gente a la que le dieron ocho. Por lo menos por cuatro años no va a poder hacer viajes, porque siempre fueron y vinieron. Yo todavía tengo el archivo en casa, guardado. Pilas enormes de escuchas telefónicas que pedía la jueza Servini y que entrecruzaba con los llamados. (Los Vildoza con Javier) Iban y venían, entraban y salían. Y claro, si estaban cubiertos.

– ¿Es reparador este cierre para la familia?

Sí, claro. Lo que lamento, que es lo que dije el otro día en el juicio, es que los apropiadores no tienen siquiera la humanidad de decir dónde están los nietos que todavía nos falta encontrar para liberarlos ya, antes que sea tarde, porque están todos grandes.

-¿Disminuye el dolor?

Sí, porque los dolores están igual. Al principio, la que me sostenía mucho era mi mamá. Y mi mamá siempre decía:” Yo querría saber si le puedo escribir, o le tengo que rezar”. Yo pienso, justo un desaparecido es eso, que no le hiciste el duelo, no sabes a dónde llevar una flor.

-¿Cómo recuerda a su hija?

Como era ella. Hoy anduve buscando cosas también, Cecilia tenía una letrita chiquita, era tan dulce. Yo me separé de mi marido muy joven, eran muy chiquitos ellos dos, Carlos le llevaba 17 meses. Y la que me hizo volver a la vida, a disfrutar, fue ella, era muy compañera. Hubo un tiempo en que trabajábamos los tres en el mismo lugar, en Mar del Plata, en la Cooperativa agrícola. Después ella se fue a Fiat, ahí lo conoció a Hugo, y después se vinieron para Buenos Aires.

-Y Hugo, ¿cómo era?

Era maravilloso, muy alegre también. Cuando ellos vivían en Capital, yo ya había pedido permiso en la Cooperativa para venir en la fecha del parto, que era para septiembre del 77, y a ellos se los llevaron en julio. Yo me perdí toda esa época que vivieron en Buenos Aires. Por causa de las relaciones con el padre, me corrí mucho tiempo de una sobrina que tenía mi ex marido, que después volvimos a tener más contacto, pero que en ese tiempo ella tenía contacto con ellos, pasaban los fines de semana. Ellos después me contaron: Dicen que Hugo iba a la casa de mi sobrina a cocinar, amasaba o hacía asado. Él fue el que le enseñó a  hacer el asado a Quique, el hijo de mi sobrina. Después se iban a la cancha, porque mi ex marido era socio vitalicio de San Lorenzo, Hugo era de Boca, y llevaban a Quique que era más chico. Así que yo me alegré, que todo ese tiempo lo habían pasado juntas las primas, que habían tenido por lo menos eso.

Después de la sentencia habló una amiga de Cecilia por Radio Nacional y contó también que, quince días antes de que se los llevaran, los había visto, que estaban tan felices, y que había visto a Javier en la panza. Y se lo pudo contar a Javier porque ella vino a la audiencia cuando yo declaré. Le dio su número de teléfono  y le dijo: “Cuando quieras hablar conmigo, yo estoy dispuesta”. Yo creo que Javier  ahora de a poco lo va hacer, con mi nieta (la hija de Carlos) por lo menos ya se comunican, entonces eso es importante. Ahora empezó a mandarle mails a la prima, así que hay avances, pequeños avances.

-¿Cree que el juicio tuvo o tendrá algún efecto en Javier?

Le noto otra actitud, lo notaba muy nervioso, y es lógico: estaba en el filo de navaja. Creo que le va a servir, porque se va a sentir libre. Además, lo peor de todo es el cinismo. Porque lo que más nos sorprendió a todos fueron las cosas que contó, que la Marina les había dado los pasaportes falsos, los lugares para vivir, y todo eso. Por eso a ella la condenaron, porque ella decía que lo habían adoptado, y le dijeron que lo habían adoptado porque era huérfano. Todo eso él ahora lo tiene que estar elaborando.  Así que ahora se va a liberar, eso es lo que yo creo.

-¿Piensa que Javier le cree a ellos?

No, ya no. Pienso que cuando vino, él ya no les creía. Porque además  ya no era ni Javier Vildoza, porque se llamaba Julio Sedano en el pasaporte falso. Como ahora, cómo yo me voy a creer que Vildoza se murió en serio si el pasaporte dice Roberto Sedano. Cuando habló la defensora de Grimaldos hizo hincapié en que Vildoza era seis años mayor que  ella, y que era muy autoritario y todo eso, pero ella no me digas que no se daba cuenta de nada. Porque lo que dijeron primero es que se habían ido al exterior por Vildoza, pero el que se tenía que ir era el nene (se refiere a que estaban prófugos por la apropiación de Javier). Esa mentira, él cómo se la va a creer. Pero lo deben presionar mucho, porque yo me doy cuenta que cuando no está acá en Buenos Aires, y está con sus hijos en Londres, es distinto.

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-¿Cómo fue el día que lo conocieron?

En el ’98 fue que lo encontramos a Javier cuando él vino a Buenos Aires. Fue muy conflictivo, porque la doctora nos decía: “Ustedes no le pidan ni el teléfono, nada, déjenlo”. Y ella lloraba cuando nos lo decía, porque cuando ella nos citó a Carlos y a mí para que fuéramos a conocerlo al juzgado, fueron los hermanos, los hijos de Vildoza -sus supuestos hermanos-, y dijeron que Javier no estaba. Que estaba en Puerto Montt, que estaba allá, que estaba acá, y qué se yo,  hasta que la doctora Servini se cansó y metió preso a uno de los hermanos. Lo dejó ahí hasta que volviera Javier. Y ese mismo día a las 11 de la noche volvimos a Comodoro Py a conocerlo.

-¿Y Cómo fue ese momento?

Fue tenso. Él tenía 21 años. Yo lo vi tan parecido, porque mi yerno tenía el mismo pelo que él, viste que el usa el pelo cortito con rulitos. Entonces, fue muy fuerte. Es muy estructurado, él está siempre muy en su postura.

-¿Cómo es la relación entre ustedes?

Antes se comunicaba un poco más con la familia de mi yerno, que vivían en Mar del Plata. Pero él nunca daba sus datos, él llamaba o venía. Cuando venía a Buenos Aires iba a Mar del Plata a ver al abuelo. Y a su otro abuelo, mi ex marido, también lo conoció pero menos. Él tenía más vínculo con la otra parte, con la tía Guadalupe. Que yo un día le dije: “Mirá Lupe, no sé si creerte que vos no te podes comunicar con él”.  Porque una vez Javier se enteró que una de las hijas de Guada no podía irse de viaje de egresados, por la situación, porque Lupe tiene seis hijos, tuvo una vida también difícil. Y ella me dijo: “No, él llama”. Y esa vez le mandó la plata a la prima para que pudiera hacer el viaje. Lupe se acuerda siempre, le decía: «Eso quiere decir que tiene los genes de tu hermano y de mi hija. Porque es buen chico». Una vez le mandó un televisor al abuelo, y cuando el abuelo se enfermó vino a verlo, y después cuando murió también. Mi consuegra con el mismo golpe de la desaparición de Cecilia y Hugo se enfermó y murió pronto, era muy joven. Ella no conoció a Javier. Después cuando yo declaré en el juicio de la ESMA, Lupe me mandó las fotos de la nena mayor de Javier, que ahora tiene seis años, así que era más o menos para esa época. Lupe la avisó a él, le dijo: “Mirá yo le mande la foto a la abuela porque tiene derecho a saber que tiene una bisnieta”. Y se enojó. Porque ella la mandó directo y estaban los datos de él. Pero yo por respeto a Lupe dije: “No usen los datos, no le escriban, no lo molesten”. Yo siempre tuve esa idea, que había que darle espacio, porque obligarlo y pelear por eso no sirve tampoco. Es mejor la ternura y el tiempo. Y él ahora se ve que nota las diferencias. Estuvo haciendo averiguaciones porque fue Abuelas, fue a la ESMA, hizo la visita sólo. Empezó a ver que no es todo tan…

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-¿A los hijos de Javier los conoce?

No, él me mostró la foto hace poco, el día que  declaré. Yo salí por la puerta que él había salido antes, y cuando salí con mi psicóloga, él me estaba esperando. Y  le dije: “Ay Javier, pareces tu abuelo”, porque mi ex marido era así grandote y Carlos también es así. Mi psicóloga le preguntó por los chicos, y nos mostró la foto. Ahí también me agradeció, y me dijo: “Gracias por las cosas lindas que dijiste” (se refería a la declaración). Yo dije lo que siento. Seguramente lo dijo porque yo había hablado de sus hijos, porque una vez me llamó desde Londres.  Hará dos años, estuvo mucho tiempo hablando con Carlos, y Carlos le dijo: “Mirá, tu abuela tiene 90 años, y es tu abuela. Yo te voy a dar el número, y vos verás” y él dijo: “Bueno, lo voy a pensar”. Y yo dije: “Bueno no me va a llamar” (se ríe). Y como a las dos semanas, una tarde me llamaron. Y estaba en Londres. Yo me alegré: “Javier, ¿estás acá todavía?”, y cuando me dijo que no, que se había tenido que ir y estaba en Londres, le pregunté por el nene. Pensé que así de paso sabía que yo me había enterado que tenía otro nene, y ahí es como que se aflojó y dijo: “Está bien, ya tiene nueve meses, y se llama Gabriel”. Yo digo, mirá onomatopéyicamente suenan Javier y Gabriel, y ahí le dio risa y me preguntó si yo estaba viviendo en el mismo lugar a donde había ido a visitarme, y sí yo estaba viviendo ahí.  Estas fotos chiquitas (muestra unas fotos tipo carnet de Cecilia y Hugo que lleva en la billetera) las hice por él en aquellos años, del noventa y pico cuando lo encontramos. Cuando él venía yo le daba fotos y él las guardaba. Así que yo dije hay que darle espacio nada más, y tiempo. Una vez cuando Javier estuvo en mi casa, yo tenía un gato y él lo vio. Cuento esto porque ese año, para mi cumpleaños en diciembre, mi hijo lo invitó a cenar a su casa y él fue. Y no me llevó  bombones o flores, una cosa impersonal, me llevó un calendario inglés con fotos de gatos. Y eso le debe haber conmocionado a él, que yo lo conté en la audiencia y le dije que todavía tenía guardado el calendario. Yo pienso que él tiene derecho a vivir su vida, pero también a librarse del otro yugo que tenía, porque ahora él sabe bien quién es.

-Es su decisión.

Sí, se ve que está muy condicionado. Vaya a saber cómo le habrán contaron las cosas. Por empezar, decir que era huérfano, y era otra situación. Nosotros no lo hubiéramos llamado nunca a Javier a declarar como testigo, y ellos lo llamaron como testigo de la defensa. Es horrible lo que pasó.

-¿Qué opina sobre la culpabilidad de Grimaldos?

Ella como madre, dejó a los verdaderos hijos y se fue. Así que el motivo de la fuga no era Vildoza, era él, el nene, porque se lo habíamos descubierto gracias al doctor (Hipólito) Meijide.

Javier cuando vino hacerse el ADN, le dijo al fiscal que vino a pedir que le hicieran el análisis porque estaba harto de tener dos identidades y no saber cuál era la de él, y resulta que no era ninguna de las dos. Así que ahora tiene claro todo eso. Pero es duro, tiene 37 años, dos hijos, y hay que explicarles. Carlos le dijo en alguna oportunidad: “Con vos lo que nos separa es lo jurídico”. Y bueno, pero alguien lo tenía que hacer.

“Mi nieto me dio vida”

“Mi nieto me dio vida”

El 5 de agosto de 2014, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, encontró a su nieto Ignacio Guido Montoya Carlotto, hijo de Oscar Montoya  y de su hija, Laura Carlotto. Nacido bajo el cautiverio de su madre, creció como Ignacio Hurban, en la ciudad de Olavarría, sin conocer su origen. Durante 36 años su abuela lo buscó, le escribió cartas en cada cumpleaños y lo esperó. Cuando las dudas lo desbordaron, Ignacio se acercó a Abuelas de Plaza de mayo y supo su verdad. Finalmente, hace un año, luego de ayudar a otras abuelas a encontrar a sus nietos, Estela recibió la gran noticia de que su nieto había aparecido. A partir de ese día comenzaron a construir juntos la relación que les habían impedido por tanto tiempo. Estela recuerda ese día como “una fecha de paz y de recompensa”. Lejos de abandonar su tarea en Abuelas, asegura: “Lo más importante es no abandonar la lucha”.

¿Cómo fue transcurrir este año con Ignacio?

Se me pasó volando, un año muy grato, muy lindo, lleno de esa luz que me dio el encuentro con mi nieto después de 36 años. Él ya está muy integrado, nos estamos conociendo. Estamos en ese proceso de afianzamiento, sobre todo de su identidad. Pero él es su identidad: es músico, compone, interpreta, está con la música, el jazz. Yo pensé, cuando le escribí aquella carta para su cumpleaños 18, que la música le iba a gustar, no sé por qué. Se me ocurrió. En vez de hablarle de poesía, le hablé de música, de ópera, del abuelo, de jazz, de la música de su mamá, todo eso le escribí. Y es así, le gusta. Hay cosas muy significativas, que no son casualidades. Parecen misterios de la vida que hacen que yo ahora sienta, por ejemplo, que en él está su mamá. Así yo estoy más cerca de Laura, y ella está más cerca de mí. Aunque siempre está y estuvo, pero ahora está más porque está él. En la sangre de él corre la sangre de Laura. Son emociones fuertes, pero muy lindas realmente. Esta es una fecha muy buena, muy linda, muy de paz y de recompensa. Yo ahora ya no voy a recordar la muerte de Laura, si no que quiero recordar el encuentro de la vida, que es mi nieto.

¿Haber acompañado a otras abuelas que encontraron antes a sus nietos, le ayudó a enfrentar el proceso?

Cada caso, de los 116 ya resueltos, es parecido y es diferente. Decimos casos resueltos porque no todos los encontramos con vida. Hubo bebés que murieron antes de nacer porque la mamá fue asesinada cuando estaba esperando el niño; otros fueron asesinados en operativos -bombardeos a las casas donde vivían-, y el resto los encontramos en sus tiempos. Los primeros fueron en el año 1979, eran chiquitos. Entonces, cada caso es diferente en cuanto la edad del nieto o nieta y las circunstancias de sus crianza. Hay más de quince casos que fueron adoptados por familias inocentes, que no los engañaron. No les dijeron que eran hijos de ellos ni los ocultaron, sino que creían que eran realmente chiquitos que estaban en juzgados de menores porque sus padres no habían podido criarlos; y les dieron amor. Entonces, la conducta institucional fue distinta con ellos que con los que fueron parte del aparato represivo. Mi nieto por ejemplo, fue entregado a quienes lo criaron, que eran peones de campo. Pero que la orden que recibieron del patrón fue que Guido nunca supiera que no era hijo de ellos. En un pueblo chiquito, todos sabían pero nadie hablaba. Porque había también una empresa patronal de la que vivían todos. Entonces aparecen los miedos, las incertidumbres. Todo eso hizo que esto se mantuviera en secreto, “de esto no se habla”. Pero hubo un momento en que se habló y ahí vino el encuentro. O sea que cada caso tiene sus similitudes y sus diferencias. Hubo casos de nietos encontrados que habían tenido un maltrato feroz, yo creo que sobrevivieron por la fuerza que traían de sus verdaderos padres. Lo bueno fue que institucionalmente supimos ir manejando la situación de acuerdo a los tiempos. Una cosa eran esos encuentros cuando nuestros nietos tenían pocos años de vida. Los primeros que encontramos eran lo que fueron robados, o separados de sus padres en el momento de detenerlos. Encontramos más chicos robados, ya nacidos, porque tenían una foto, una partida de nacimiento, o características físicas visibles como para que haciendo una propaganda de búsqueda, algún hombre o mujer, algún vecino diga: “Ah, pero este chico está en tal lado”. Y venían, nos lo decían y entonces lo encontrábamos.

Ignacio Guido Montoya Carlotto junto a Estela Carlotto en el Festival de la Municipalidad de Morón por el Día de la Memoria. 24 de marzo de 2015

Ignacio Guido Montoya Carlotto junto a Estela de Carlotto en el Festival de la Municipalidad de Morón por el Día de la Memoria. 24 de marzo de 2015. Foto: Noelia Pirsic / ANCCOM

¿Era más difícil apropiarse de un chico que ya tenía algún recuerdo?

No, la apropiación era la misma. A los chicos le mentían, tal vez si tenía dos años lo anotaban como recién nacido y le quitaban esos dos años. Han hecho de todo, las salvajadas más grandes. Por eso, cuando los encontrábamos varios años después, que ya estaban con otra historia aprendida, había que recapitular y traerlos al pasado muy dulcemente porque eran niños. Y para eso empezamos a crear el equipo de psicólogos, para que nos ayuden en el acompañamiento de la abuela que se iba con una nietita o nietito que había desaparecido cuando tenía dos años y lo reencontraba cuando tenía siete u ocho años. Había que recordarle que ella era su abuela, también el nombre que tenían sus papás… Había que sacarlos de esa mentira para llevarlos a la verdad. Esos fueron los primeros tiempos. Después la gran preocupación vino cuando decíamos cómo vamos a encontrar  a los que nunca vimos y nunca conocimos, qué elementos vamos a tener para decir: este es mi nieto. Y ahí fue cuando apareció el tema de la sangre, la creación del Banco de Datos Genéticos, y todo lo que conlleva la seguridad enorme de que con una comparación genética se sabe si es o no el nieto encontrado. Eso es fantástico. Estos que hicieron tanto daño no se imaginaron que íbamos a tener una inventiva permanente hasta el día de hoy. Siempre usamos los tiempos políticos y sociales, las circunstancias, y también la edad de los nietos. Ya ahora son hombres y mujeres, casados, con hijitos.

¿Y ahora cómo se hace para llegar a esos hombres y mujeres?

Ahora vamos a los jardines de infantes. Vamos hablar con los niñitos y les contamos que somos las abuelitas que nos robaron a chiquitos como ellos y a algunos recién nacidos, y que estamos buscándolos porque el amor es muy grande y no hay fecha,  que nuestros nietos ya son hombres y mujeres. Entonces ellos después van a la casa y hablan con los padres: “Y hoy vino una abuelita, mirá papá pobrecita”. Entonces el que tiene una duda en su interior empieza a moverse. O sea que a través de ese hijito, nosotros vemos como sacudimos al nieto posible. Son diferentes etapas. Hemos sabido reunirnos de gente joven y experta. Se han formado grupos que son equipos técnicos, de abogados, de genetistas, de psicólogos, de prensa y difusión. Todavía faltan encontrar a más de 300 nietos, hay muchas abuelas que todavía están con los brazos vacíos. Quiero que tengan la misma felicidad que tengo yo, en lo posible. Porque no es fácil, pero mientras no se olvide, mientras las cosas se hablen, se digan, se prediquen, mientras la sociedad no diga “basta”, el camino está abierto. Se tiene que hacer carne en la gente que la dictadura nos pasó a todos. Nosotros trabajaremos, mientras tengamos vida, en dejar lo mejor; con la esperanza de que para recuperar la identidad no hay edad.

"Nosotros trabajaremos, mientras tengamos vida, en dejar lo mejor; con la esperanza de que para recuperar la identidad no hay edad", dijo Estela de Carlotto.

«Nosotros trabajaremos, mientras tengamos vida, en dejar lo mejor; con la esperanza de que para recuperar la identidad no hay edad», dijo Estela de Carlotto a ANCCOM.

¿Cómo se enteró Ignacio, cómo se le cruzó la duda?

Él dice que tenía como unos ruidos adentro, que algo no andaba con quienes lo criaron. Porque era gente de campo, que no tenían aspiraciones culturales. No leían, y él quería leer, quería estar más allá de todo eso. Lo iba haciendo de todos modos, estudió en la secundaria y luego quiso ser músico. Y ahí también discutió hasta que se lo aceptaron y lo ayudaron, si se quiere. Se notaba distinto a ellos, no tenía parecidos físicos, pero no tuvo una percepción clara, sino intuitiva más que nada. Hasta que una persona del pueblo donde vive se animó a contarle a su compañera y ella le contó a él, por eso se animó a preguntarle a los que lo criaron y ahí le dijeron que efectivamente no era hijo de ellos. Y lo primero que pensó fue: “¿No seré hijo de desaparecidos?”. Y vino a Abuelas. Se hizo los análisis y rápidamente dio positivo, porque ya estaban los datos de las dos familias. Estaban los Carlotto y los Montoya. A partir de ahí vino la gran explosión familiar, mi explosión. La iluminación interna que tengo, me dio vida, me dio fuerza y una alegría enorme. Sobre todo porque él enseguida aceptó conocernos. Él acepta este crecimiento de relación que hay.

¿Qué fue lo más difícil, lo que más costó entre ustedes?

Más que nada tranquilizarnos. Porque era un alboroto, sobre todo mis nietos. Los Carlotto somos bien tanos, había que pedirles que se calmen. Me acuerdo que el día que él decidió venir a conocernos, a los tíos y a mí,  en la casa de mi hija Claudia, llegó con sus amigos y su compañera, fue el primer encuentro. Yo lo abracé y le dije: “Te busqué tanto, te quiero tanto”, no sé las cosas que le dije y él dijo: “Bueno, bueno, despacito”. O sea, distancia señora, pero cariñosamente. Lo cierto es que cuando se fue me dijo “Chau Abu”, ahí me di cuenta que era parte la familia. Ese día mis otros nietos estaban lejos y querían venirse en tropel. Yo les decía que no porque al día siguiente él ya iba a conocerlos a ellos. Y les dije: “Por favor, no se le vayan encima, no lo cargoseen, él no es agarrero, a mí me dijo `despacito´, calculo que a ustedes también”. Entonces los aleccioné tanto, que cuando él llegó parecían estatuas y ninguno se movía. Al final les tuve que decir: “Bueno vengan, abrácenlo”. Porque él llego y los otros estaban todos duros, mirando. Y ahora es un grupo hermanado de primos. Son catorce primos, más las novias o novios que tengan ellos, y la compañera de Guido, Celeste, que es encantadora.

¿Y a Ignacio cómo lo ve atravesando todo esto?

Él está más confiado, habla con confianza. Con los primos ni hablar, se dicen cada cosa… Con los tíos tiene mucha confianza y conmigo también. Ha venido a mi casa, me dice: “No abuela no cocines, cocino yo”. Y cocina él. Después dice: “Bueno, voy a mirar a ver qué me gusta para llevarme”. Y se lleva.  O sea que hay toda una cuestión familiar y en crecimiento. Olavarría no es lejos, pero son casi 400 kilómetros de distancia que hacen que sea difícil que él esté más cerca. A nosotros también se nos dificulta ir para allá. Cuando cumplió años, hace dos meses, hizo una fiesta para reunir las familias materna y paterna y a sus amigos. Éramos como 140 y él era un chico. Parecía que tenía 7 años, hizo piñatas. Y cumplía 37 años….

"Mi nieto por ejemplo, fue entregado a quienes lo criaron, que eran peones de campo. Pero que la orden que recibieron del patrón fue que Guido nunca supiera que no era hijo de ellos", contó Estela de Carlotto para ANCCOM.

«Mi nieto por ejemplo, fue entregado a quienes lo criaron, que eran peones de campo. Pero que la orden que recibieron del patrón fue que Guido nunca supiera que no era hijo de ellos», contó Estela de Carlotto para ANCCOM.

Y era su primera fiesta con todos…

Con nosotros sí. Yo creo que quiso festejar con todos. No sé si le habrán hecho cumpleaños cuando él vivía con esta otra gente, no sé ni quiero saberlo porque eso es de él. Y el respeto total por lo que él sienta. Él si los quiere, está bien.

¿Él habla de ellos?

Conmigo no, y con la familia creo que tampoco. No es que no se toque el tema por algo en particular, yo no lo quiero hablar porque no me interesa. A mí me importa él, que esté bien, que estemos  cerca, tratar de mimarlo, de hacer las cosas que hace una abuela con su nieto. De vez en cuando le compro algún juguete como si fuera un nene, le encantan. Es una relación muy linda, no hay nada que me haya dolido o algún rechazo. Él, si tiene que ponerte los puntos, te lo dice con el mismo cariño que te dice otras cosas. Hay una relación sana de una persona y de una familia. Nosotros no somos rebuscados, somos así, y yo creo que él se integró porque él también es así.

¿Cambió su trabajo en Abuelas?

No, yo sigo viniendo a la sede todos los días. Porque falta mucho todavía, y las otras abuelas también tienen derecho a que encontremos a sus nietos. Yo presido esta institución, soy la cabeza visible, o sea que no es cuestión de que ahora diga: “Ay basta”, porque sería súper injusto. Y de hecho que no soy la única, muchas de las que encontraron a sus nietos siguen viniendo. Acá es como una cita para toda la vida, no hay pausa. Ahora me estoy poniendo algunos plazos para no salir muy de noche, porque no me da el físico. Me siento joven pero no soy joven, ese es el tema. Uno dice “haría esto, haría aquello”, pero después no te da el físico. Hago lo que se pueda. Lo más importante es no abandonar la lucha.

La restitución de Ignacio y toda la difusión que tuvo el caso, ¿sirvió para los nietos que tienen dudas y no se animan a averiguar?

Claro. Cuando se deja de hablar se olvida. Acá no hay que olvidar nada, no solamente a los nietos, sino todo lo que hizo la dictadura. Tampoco hay que olvidar todo lo que falta por hacer ni todos los otros derechos humanos violentados: la vivienda, la educación, la salud, todo eso que también hay que recomponer porque la dictadura lo rompió y algunos malos gobiernos también. Esto es una constante, la democracia todavía no está completa, por todo lo que falta hacer, lo que falta encontrar, lo que falta responder. La pretensión es dejar lo mejor posible todo, que no se repita esta historia. Los chicos que nosotros vamos a ver a las escuelas, de once o doce años, son clarísimos. Nos preguntan qué pueden hacer y les aconsejamos realizar actividades grupales, solidarias… Todo lo que se hace en grupo a uno lo hace más generoso porque comparte.

Con la restitución de Ignacio hubo como un ejercicio colectivo de la memoria…

Sí, acá en Argentina fue increíble el boom emotivo: “Se encontró el nieto de Estela”, “Estela encontró a su nieto”, “Encontramos el nieto”. Esto acá era una romería y lo  sigue siendo. Cuando voy a ciertos lugares, la gente me abraza, llora, y se acuerdan lo que estaban haciendo cuando les dijeron, vieron, o leyeron la noticia de que apareció mi nieto. Y no se olvidan más.

¿Y  qué estaba haciendo cuando encontraron a Ignacio?

Yo estaba acá con santas pascuas en Abuelas (se ríe). Estaba con Raúl Porchetto y me dicen: “Estela, te llama la doctora Servini de Cubría”, mientras estábamos hablando digo: “Bueno, pasamela”, y ella me dice: “Estela, necesito verte”. “Mirá – le contesto- vamos a ver en qué momento”, “No, no. Quiero que vengas”, me apura. “Bueno, pero…”, “No Estela quiero que vengas ya”. Digo: “Uh, qué le pasará a esta mujer” .Yo pensaba: “Qué le habrán hecho, que querrá qué haga”. Finalmente le dije: “Voy para allá”. Me disculpé con Porchetto y fui para Tribunales. Entré pero estaba totalmente en Babia. Me recibió y hablamos de cualquier cosa. Estaba la directora del Banco de Datos Genéticos con otro empleado, yo los saludé, pero tampoco se me ocurrió pensar nada extrañp. Cuando ella me vio tranquila hablando de tonterías, me dijo: “Bueno Estela, te tenemos que dar una muy buena noticia, hemos encontrado a tu nieto”. Un segundo habrá sido de silencio y empecé a los gritos. Yo, que soy tranquila, empecé a gritar: “Ay, no puede ser, qué alegría”, me levanté, nos abrazamos, lloramos. Y empezaron a explicarme que la compatibilidad era del 99.99 por ciento. Hasta que después empecé a avisarle a mi familia, a las abuelas. En Abuelas a los gritos… Llegué acá, a la sede, esto era un mundo de gente. A partir de ahí todos los días que siguieron fueron de grandes emociones, el de la conferencia de prensa, el de la conferencia de prensa de él. La presidenta Cristina que quiso verlo y fuimos todos para la quinta de Olivos. Todo fue una vorágine.

¿Con los apropiadores qué va a pasar?

Ellos están siendo juzgados porque corresponde. Han cometido un delito que no prescribe, porque es de lesa humanidad. El caso de un chico víctima de la dictadura no es el robo de un bebé común, que existe y es muy grave, pero que tienen un tiempo en que la causa cae y no se puede condenar a los responsables después de 30 años. En este caso sí. Ya había denuncias, las tramitaba Servini de Cubría. Acá hubo una apropiación, una inscripción como hijo propio que es una falsedad. Las personas que criaron a mi nieto están siendo juzgadas. Porque el dueño del campo murió, pero hay que ver qué más surge sobre quiénes pueden haber sido los responsables. Ellos cuentan su historia: el patrón les trajo un chico, se los dio y les dijo: “Y ahora este es el hijo de ustedes, no le digan nunca que no es su hijo”. Y nunca le dijeron nada.

"Cuando se fue me dijo “Chau Abu”, ahí me di cuenta que era parte la familia" contó Estela de Carlotto sobre su nieto recuperado.

«Cuando se fue me dijo “Chau Abu”, ahí me di cuenta que era parte la familia» contó Estela de Carlotto sobre su nieto recuperado.

¿Cómo se imagina que van a ser los próximos tiempos en Abuelas?

La idea es seguir haciendo cosas. Si se conoce algo nuevo en genética, ahí vamos. Nosotros vamos caminando. Si vos me decís que fabricamos un plan anual de trabajo, no. Acá fabricamos un día de trabajo, y al día siguiente, otro y al día siguiente, otro. Y se va haciendo, por supuesto que orgánicamente. Lo que se hace, se hace bien ordenadamente. Acá estamos, ahora con nietos en la Comisión Directiva. Antes éramos solo Abuelas, ahora no alcanzan. Algunas están enfermas, viven lejos, otras se han muerto, quedamos pocas. Entonces, los nietos ya se están integrando. Ellos son los herederos, ya tenemos el relevo. El día que ninguna de nosotras esté, siguen ellos para lo que falte.

¿El contexto de estos últimos años impulsó el trabajo que ustedes venían haciendo?

El cambio ya viene cuando hay democracia, el primer gran festejo. Fue despacito, se hizo algo, después vinieron cosas malas y malos gobiernos. Si vos hablas de la última década, o de los últimos doce años, es bárbara la apertura del Estado como un Estado de derecho.  El Estado terrorista lo hizo, y el Estado de derecho lo recompone, lo repara. Es un cambio muy grande y de una efectividad concreta. No es fantasía, sino que es concreto: los campos de concentración convertidos en espacios de memoria. Los juicios orales y públicos en toda la República, que están condenando a centenares de genocidas que están en cárceles comunes. Y con la justicia ordinaria, no se creó un tribunal especial. Todo eso es un ejemplo para el mundo. En Latinoamérica no hay un solo país que haya podido alcanzar esta dimensión, ni siquiera han empezado. Acá ha habido un impulso social muy grande. Y ahora vamos a ver qué pasa, pero nada va a hacerse para atrás, no se va a poder retroceder ni un solo paso, porque no lo vamos a permitir y porque esto está consolidado. Hay ya una presencia social muy grande, de la sociedad en su conjunto. Yo soy muy optimista, creo que vamos bien, no tengo miedo.

Actualización 05/08/2015

“La Mesa de la Cocina”

“La Mesa de la Cocina”

Agrupaciones argentinas que integran el Colectivo de Derechos de Infancia y Adolescencia -una red de organizaciones de todo el país que trabaja de manera horizontal- presentaron este mes, en el Congreso de la Nación, la mini serie La Mesa de la Cocina: “Es un esfuerzo muy grande para darle voz a los chicos, y está muy bueno que ellos puedan expresarse y caminar junto con nosotros para aportar a que sean reconocidos los derechos de los chicos”, aseguró Facundo Hernández, miembro fundador del Colectivo. La producción a la que se refiere es el primer proyecto comunicacional co-producido y realizado por adolescentes de países que forman parte de la Red de Coaliciones Sur: Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay. La saga cuenta con la característica de ser multi-soporte, es decir, está preparado para ser difundido en cualquier espacio audiovisual.

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“Es un esfuerzo muy grande para darle voz a los chicos, y está muy bueno que ellos puedan expresarse y caminar junto con nosotros para aportar a que sean reconocidos los derechos de los chicos”.

La Mesa de la Cocina se filmó a principios de 2015 con el objetivo de promover una campaña que diera difusión a las problemáticas que viven niños, niñas y adolescentes de los diferentes países de la región y para contribuir al cumplimiento efectivo de sus derechos. “Es una serie de micro programas para televisión o webisodios, episodios para Internet, que está hecha en 4K, una calidad muy buena, cuatro veces mayor al HD”, explicó Nicolás Font, uno de los realizadores de Alta Productora, encargada del trabajo en cada país. “Es el primer trabajo, quizás, hecho por adolescentes en esa calidad. Es la mejor que existe hasta ahora y esto sirve para que la serie no pierda temporalidad, es decir, cuando los celulares vengan con pantallas 4K o los televisores vengan con 4K, vamos a poder seguir promocionando la serie”, aseguró Font.

El primer capítulo funciona como presentación: se muestran imágenes aleatorias de diferentes lugares de Latinoamérica y, luego, en una escuela de cada país, los maestros proponen a los chicos realizar como tarea un trabajo grupal en el que deben investigar sobre los derechos de los niños y niñas, para finalmente exponerlos en clase. Los chicos arman diferentes grupos, se presentan, y dan lugar a los cuatro capítulos siguientes en los que cada colectivo debate, en la mesa de la cocina de sus casas, sobre el tema que le tocó.

Es una serie de micro programas para televisión o webisodios, episodios para Internet, que está hecha en 4K, una calidad muy buena, cuatro veces mayor al HD”, explicó Nicolás Font, uno de los realizadores de Alta Productora.

Cada capítulo corresponde a un país y tiene una duración de entre cinco y seis minutos. Marcela Val es miembro de la Fundación Che Pibe -que integra el Colectivo de Drechos- y fue la facilitadora de la Comisión Participación Protagónica de Niños, Niñas y Adolescentes que llevó a cabo el capítulo realizado en Argentina. Val contó que en una reunión regional se decidió qué temática trataría cada país. A Argentina le tocó el Derecho a la participación protagónica, a Brasil el derecho a vivir sin ningún tipo de violencia, a Uruguay el derecho a la Educación y a Paraguay el derecho a la Salud y el Medio Ambiente.

“El proyecto lo venimos planeando hace cuatro años, pero se empezó a ejecutar hace dos. Primero con encuentros y reuniones entre los chicos, y después con el encuentro internacional de las redes. A fines del año pasado definieron los temas a tratar y la división de los capítulos. Esos fueron los primeros trazos, después vino todo un año de rodaje por los distintos países, en donde tomábamos informes de lo que iban haciendo los otros países en simultáneo. Todo el tiempo nos estuvimos manejando por Skype, en coordinación, y al final logramos este resultado del que estamos muy contentos”, contó Val a ANCCOM.

La producción a la que se refiere es el primer proyecto comunicacional co-producido y realizado por adolescentes de países que forman parte de la Red de Coaliciones Sur: Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay.

El capítulo que tocó realizar a Argentina se filmó en Tucumán y sus protagonistas fueron chicos de esa provincia. También contó con la participación de adolescentes de otros distritos que colaboraron en la actuación, la adaptación del guión y el vestuario: “Todo eso estuvo hecho en un trabajo de taller con los chicos que definieron qué planos querían, qué lugares querían, cómo tenían que ser los personajes, cómo se tenían que vestir, qué tipo de tono tenían que tener, las cosas que tenían en la mesa, porque algunos tenían objetos pero también alimentos relacionados con el lugar de cada país. Así que esa fue una construcción muy colectiva, y después en el momento de la actuación también fueron los verdaderos protagonistas”, dijo Font.

Al terminar la proyección durante la presentación, varios chicos contaron sus experiencias en la realización. Los protagonistas de Paraguay detallaron cómo decidieron incorporar diálogos en Guaraní para “mostrar algo que sea significativo de nuestro país”, y los chicos de Uruguay propusieron cambios en el guión que recibieron para que se adaptara a sus modos de hablar, y para que tuviera “un estilo más joven”. Entre todos elaboraron diferentes maneras posibles para la difusión, como llevar la serie a los barrios, o publicarla en las redes sociales, y también impulsar el proyecto para que pueda llegar a ser transmitido entre las publicidades de cine y televisión.

Desde la productora anunciaron que próximamente los capítulos estarán disponibles en una página web, en donde además, la idea es “generar que en esa web puedan hacer video-minutos, o videos rápidos, para contar cuáles son los problemas, o los deseos, y cuáles son las búsquedas que tiene cada uno desde su lugar. La idea es que puedan seguir en contacto, como en una especie de asamblea permanente entre las distintas regiones del mismo país y entre los distintos países”, aseguró el productor y concluyó: “Esperemos que la serie no quede obsoleta por la calidad, sino que quede obsoleta porque todos los derechos de los que habla la serie, se hayan resuelto”.

“Ni un pibe Menos”

“Ni un pibe Menos”

Se cumplieron 8 meses del asesinato del adolescente Roberto Autero y el miércoles 7 de octubre,  frente al Palacio de Tribunales, un grupo de personas lo recordó y exigió avances en la causa judicial que al día de hoy está paralizada.

“Robertito”, como le decían sus maestros y compañeros del Instituto Isauro Arancibia, tenía 16 años y vivía en la calle. Fue en marzo, cuando en el colegio se enteraron de la muerte del adolescente, y comenzaron la búsqueda de respuestas. A medida que empezaron a averiguar, se enteraron que un policía de la Metropolitana le había disparado un tiro en la nuca: la muerte había ocurrido el 7 de febrero, y el policía había sido Sebastián Torres. Ante la falta de acción por parte de la Justicia, los maestros y alumnos del Isauro Arancibia se pusieron al frente de la denuncia. En el camino fueron encontrando el apoyo de un gran número de legisladores, instituciones, y  agrupaciones y movimientos sociales.

El miércoles al mediodía, los educadores del Isauro Arancibia, los alumnos, y todos los que adhirieron al pedido de justicia, se agruparon en Plaza Lavalle para hacer oír el reclamo: “Ni un pibe menos”, pintaban -a través de un stencil- en carteles y remeras.

En tribunales, concentraron docentes y compañeros de Roberto Autero, quien estudiaba en el centro Isauro Arancibia y fue asesinado por la policía metropolitana en febrero de este año.

En tribunales, concentraron docentes y compañeros de Roberto Autero, quien estudiaba en el centro Isauro Arancibia y fue asesinado por la policía metropolitana en febrero de este año.

El caso de Autero no es el único. La Coordinadora Independiente Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) publicó en 2014 un informe estadístico sobre los casos de gatillo fácil conocidos públicamente en todo el país y determinó que, a esa fecha, la Policía Metropolitana ya contaba con 14 asesinatos en la Ciudad de Buenos Aires. No es novedoso para los maestros del Isauro, ni para sus compañeros –la mayoría vive en la calle y enfrenta situaciones similares– que suelen pedir que se termine “con los bancos vacíos”. Sólo como muestra, a principio de este año, en el colegio contaban con dos jóvenes internados por heridas de balas policiales. Además, según el último Informe anual sobre Derechos Humanos, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “los jóvenes que pueblan los barrios pobres y las cárceles, quienes deberían ser los destinatarios privilegiados de un proyecto político-social que procura el crecimiento con inclusión, están sujetos a rutinas de abuso y violencia policial y penitenciaria, que afectan a las políticas inclusivas que se pretenden desarrollar”.

Tampoco resulta sorprendente que el sistema judicial “olvide” los casos de violencia institucional. Ante esa amnesia, la directora del Isauro Arancibia, Susana Reyes, remarcó en el acto frente a Tribunales que los maestros seguirán luchando por sus derechos y los de todos los chicos en situación de calle, porque ellos “para nada son invisibles”, y aseguró que “van a pedir justicia siempre”.  Enseguida, Reyes agregó: “Justamente, lo que venimos a decir a esta jueza (Silvia Ramond) es que Robertito está ocupando un lugar en nuestra escuela y en nuestros corazones”.

Ramond, jueza de Instrucción de la Ciudad de Buenos Aires,  es la encargada de llevar adelante la causa. A ella fueron a reclamar los manifestantes, para que realice el llamado a indagatoria de  Torres.

Silvia Ramond es la jueza de Instrucción de la Ciudad de Buenos Aire encargada de llevar adelante la causa. A ella fueron a reclamar los manifestantes por la muerte de Roberto Autero de 10 años.

Silvia Ramond, jueza de Instrucción de la Ciudad de Buenos Aires,  es la encargada de llevar adelante la causa. A ella fueron a reclamar los manifestantes, para que realice el llamado a indagatoria de  Torres. En diálogo con ANCCOM, Reyes dijo: “La jueza no activa, no resuelve las cosas, no llamó a declarar al policía, no hizo nada de lo que tenían que hacer”.

Cuando sucedió el crimen, el policía había afirmado que Roberto estaba armado y quiso atacarlo, por lo que él le disparó de frente. Luego se confirmó que el arma de Roberto era de juguete, y la autopsia reveló que la bala había entrado por la nuca. Las coartadas de Torres no cierran, pero la justicia no avanza. O peor, aún la investigación está centrada sobre la víctima, ya que los maestros contaron que la carátula de la investigación se titulaba “Tentativa de robo”.

Durante el acto, varios legisladores enviaron su adhesión y se leyeron algunos mensajes. Alumnos de la escuela Arancibia escribieron y leyeron dedicatorias para Robertito, otros también pintaron “Justicia para Roberto” en sus remeras, y los maestros se sumaron al homenaje para recordarlo. Entre los presentes estuvieron miembros del gremio docente Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE), de ATE Capital (Asociación de Trabajadores del Estado), y algunos legisladores como Paula Penacca (Frente para la Victoria) y Pablo Ferreyra (Seamos Libres), que pronunciaron unas palabras. Ferreyra pidió a la jueza que “por favor llame a indagatoria a Torres, no hay más motivos para poner excusas”, y agregó: “Creemos que está todo a nuestro favor, porque hay algo que es irrefutable en este caso y es que el disparo entró por la nuca. Se fusiló a un pibe, y se lo fusiló por pobre”. Penacca, por su parte, aseguró que seguirá acompañando la lucha de la escuela.  “También -completó- vamos a seguir de cerca los pasos que da la Justicia, porque muchas veces frena este tipo de causas, impide que avancen y es cómplice de estas políticas que lleva adelante el gobierno macrista”.

Alumnos de la escuela Arancibia escribieron y leyeron dedicatorias para Robertito, otros también pintaron “Justicia para Roberto” en sus remeras, y los maestros se sumaron al homenaje para recordarlo.

Alumnos de la escuela Arancibia escribieron y leyeron dedicatorias para Robertito, otros también pintaron “Justicia para Roberto” en sus remeras, y los maestros se sumaron al homenaje para recordarlo.

Las Instituciones que acompañaron enviaron sus mensajes de adhesión: De parte del Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo dijeron que “lo que necesitamos para que los pibes no delincan, para que los pibes sigan yendo a las escuelas, no es  poner más policías en las calles, no es llevar ejércitos, sino dar más educación. Poner presupuesto en educación y salud, en donde no lo está poniendo el Gobierno de la Ciudad”. Y desde el Observatorio de Derechos Humanos apoyaron la lucha del colegio Arancibia: “Todos estamos involucrados en lo que le pasó a Roberto. Nos sentimos muy inseguros con esta Policía Metropolitana que no sabe ejercer el rol del Estado, que consiste en protegernos, acompañarnos, cuidarnos y, sobre todo, velar por el futuro de nuestros jóvenes. Queremos justicia por Roberto, pero fundamentalmente que estos hechos no se repitan”. Finalmente, Susana Reyes cerró el acto e invitó a todos a sumarse al pedido de los pibes: “Sacarse la gorra y ponerse la visera”.

Actualización 14/10/2015

“Un juicio molesto que va contra el sistema judicial»

“Un juicio molesto que va contra el sistema judicial»

El Tribunal Oral Federal Nº 2 lleva adelante el que quizá sea el juicio más importante en la vida institucional argentina, después del proceso que condenó a las Juntas Militares de la última dictadura. Están sentados en el banquillo de los acusados un ex presidente de la Nación, un ex juez federal, un ex titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado, dos ex fiscales de la Nación y un ex comisario General de la Policía Federal, entre otros imputados. Nunca antes, tantos y tan altos funcionarios públicos llegaron a esta instancia. Todos están acusados por desviar la investigación del atentado a la AMIA.

En 2004, el Tribunal Oral Nº 3, que debía juzgar a los supuestos colaboradores argentinos en el atentado –la denominada “conexión local”–, absolvió a todos los imputados, declaró nula la causa debido a las irregularidades que se hallaron, y denunció por encubrimiento a los responsables de aquella investigación. El pasado 6 de agosto se inició, en los Tribunales de Comodoro Py, el juicio por encubrimiento que se propone juzgar a todos los involucrados en la desviación de la investigación sobre el atentado de julio de 1994, cuando murieron 85 personas.

Entre los actuales imputados se encuentran el ex presidente Carlos Menem, el ex juez federal Juan José Galeano, el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Hugo Anzorreguy, el ex comisario a cargo de la Unidad Antiterrorista Jorge El Fino Palacios (primer jefe de la Policía Metropolitana), los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el ex titular de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) Rubén Beraja. Otro de los acusados es Carlos Alberto Telleldín, propietario de la camioneta que explotó en la puerta de la AMIA e imputado por haber recibido dinero de parte de los funcionarios para acusar a un grupo de policías bonaerenses liderados por el ex comisario Juan José Ribelli.

ANCCOM entrevistó a Luciano Hazan, Subsecretario de Política Criminal y responsable de la unidad Especial AMIA del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que representa al Estado Nacional en la demanda contra los presuntos encubridores. Las otras cinco partes que componen las querellas son los policías absueltos en la investigación anterior, la AMIA y la DAIA y las agrupaciones de familiares de las víctimas Memoria Activa, APEMIA y 18J. “La responsabilidad del Estado de cumplir con sus obligaciones frente a las víctimas, frente a la sociedad argentina y frente a la comunidad internacional, es lo que lleva al gobierno, desde el Ministerio de Justicia, a actuar como querellantes en esta causa”, asegura Hazan.

Hace dos meses que comenzó el juicio, ¿cómo se está desarrollando?

El juicio está avanzando de acuerdo a lo esperado. Están declarando los imputados, estamos en esa etapa de indagatorias. Si bien ya conocíamos las versiones y las estrategias de la defensa de cada uno de los imputados, siempre en el juicio oral, se van encontrando detalles. También está la posibilidad de hacerles preguntas a los imputados, cuando lo permiten, y tratar de profundizar sobre cómo sucedieron los hechos. Por eso para mí, hasta ahora, una de las declaraciones indagatorias más fructíferas fue la de Telleldín, en donde también nosotros pudimos preguntar. El juicio está avanzando de manera lenta pero a paso firme. De manera lenta porque se está haciendo una sola audiencia semanal, y esto es un problema porque va a estirar mucho los plazos del proceso. Pero es la realidad que tenemos. El presidente del Tribunal Oral Federal 2, Jorge Gorini, también integra el Tribunal en el juicio por la Tragedia de Once. Por eso, a partir de fin de año, cuando termine ese proceso, vamos a poder tener dos audiencias por semana, y ahí va a tener un ritmo mucho más ágil. Pero es valioso que el juicio haya empezado, hace tiempo que veníamos peleando por eso. Están culminando las declaraciones indagatorias, después entraremos en la etapa de escuchar a los testigos.

Luciano Hazan, Subsecretario de Política Criminal y coordinador de la Unidad Especial de Investigación del atentado a la AMIA, por el juicio a la causa de encubrimiento en la investigación sobre el atentado. Buenos Aires. 2 de octubre de 2015. FOTO: Romina Morua. ANCCOM UBA

Entre los actuales imputados se encuentran el ex presidente Carlos Menem, el ex juez federal Juan José Galeano, el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Hugo Anzorreguy, el ex comisario a cargo de la Unidad Antiterrorista Jorge El Fino Palacios (primer jefe de la Policía Metropolitana), entre otros.

 

¿Por qué era tan importante que no se demorara más el juicio en la etapa inicial?

Si este juicio fuera en el futuro, con la reforma del Código Procesal Penal de la Nación –que comenzará a regir en 2016– sería un juicio más ágil. Por ejemplo, ahora lo que se hizo, para no demorar más tiempo, fue leer una síntesis de la acusación –y no la totalidad que puede ser hasta de 500 páginas– y esto, afortunadamente, acortó mucho los tiempos. Pero de todas formas, aún de manera resumida, tuvimos dos audiencias de lectura de acusación. Tuvimos dos semanas simplemente para leer algo que todos conocíamos. Son parte de las deficiencias de nuestro Sistema de Justicia Penal, que estamos tratando de cambiar. Queríamos que se avance con las declaraciones de los imputados y con la prueba en sí misma. Ir al núcleo del juicio. Lo que todos queremos es empezar a escuchar a los testigos, que se empiece a dilucidar un poco más la verdad sobre lo ocurrido, y acercarnos más a las condenas que estamos buscando.

¿Este juicio va ayudar a encontrar la verdad?

Yo creo que apunta a que encontremos la verdad en relación sobre el encubrimiento, que es el objeto de este juicio. Estamos escuchando a los imputados, vamos a escuchar a los testigos, las versiones de unos y otros. La verdad es algo un poco ambiciosa, si se quiere, en términos estrictos. Los abogados decimos que siempre es la verdad judicial ya que la verdad tiende a ser siempre relativa. Lo que va a suceder es que los hechos se van a poner sobre la mesa y sobre eso se construye, sobre eso surge una verdad. En ese sentido, va haber una verdad judicial sobre el encubrimiento del atentado a la AMIA, eso está claro. Ahora, sobre la verdad del atentado, seguro que uno es menos ambicioso, aunque siempre tengo la expectativa de que alguna cosa se conozca. Porque si, a partir de esto, queda más en claro quién encubrió y por qué encubrió, por lo menos se pueden empezar a abrir líneas de investigación nuevas o profundizar algunas líneas existentes en relación con quienes pudieron haber cometido el atentado. Sobre todo en relación con la conexión local. Porque este es un juicio contra todas personas argentinas, que están acá entre nosotros. Y seguro que hubo partícipes del atentado en Argentina. Este juicio nos puede arrojar alguna pequeña luz sobre eso.Obviamente, no creo que se vaya a resolver la verdad sobre los autores del atentado a la AMIA. La verdad que lo que sucedió fue gravísimo, en términos institucionales. Son delitos muy graves y es importante que las personas que cometieron estos delitos sean sancionadas. Que se sepa quiénes fueron, por qué lo hicieron, y de esta manera uno avanza también en términos de fortalecer las instituciones y tratar de evitar que estas cosas vuelvan a ocurrir.

¿Cuáles cree que pueden ser los imputados o testigos que aporten más información?

Hay que esperar. Todos los testigos que van a estar en el juicio son importantes. Va a estar Cristina Kirchner como testigo, que es una persona que conoció y estudio mucho el caso. Van a estar los familiares, que son quienes sufrieron en carne propia la mentira de quienes hoy están sentados en el banquillo de los acusados. Van a estar los policías que estuvieron en prisión debido a esta maniobra, cuando se comprobó que no tenían relación con los hechos. Aunque algunos de los imputados ahora están diciendo que sí tenían. Eso habrá que verlo en el juicio, que sirve justamente para poder evaluar los hechos y las pruebas. Después tenemos a testigos importantes, como Claudio Lifschitz, que fue una persona que trabajó adentro del juzgado y, desde adentro, contó las irregularidades. Sus denuncias fueron las que dieron el inicio a esta causa, que se inició en el año 2000, después de que empezará a contar lo que vio como prosecretario del juzgado.

También está citado como testigo (el ex agente de inteligencia Jaime) Stiusso. Aunque todos sabemos que no está en el país, la expectativa de que declare la seguimos teniendo. Pero obviamente tiene que estar acá o lo tienen que traer para hablar, si es que no viene por su propia voluntad. Su testimonio tiene potencialidad de ser importante porque fue una de las personas que protagonizó la investigación. La verdad es que de todos los testigos esperamos aportes importantes.

¿Cuál es el rol que cumple el Estado como parte de la querella en esta causa?

Lo que busca es cumplir con una obligación asumida ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tras una petición que hicieron los familiares agrupados en Memoria Activa. Las víctimas denunciaron al Estado por incumplir sus deberes de prevención y, además, por el encubrimiento del atentado y la privación de justicia. Néstor Kirchner, en el año 2005, ante la CIDH y las víctimas, admitió la responsabilidad del Estado por todas estas irregularidades. Que en realidad a mí me gusta llamarlos delitos, que es lo que son, cometidos por parte de funcionarios estatales. Kirchner se comprometió a una serie de medidas. Una de ellas fue cumplir con una agenda de trabajo que tenía varios aspectos: uno era impulsar la causa del encubrimiento, otro era fortalecer la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia y la Unidad Fiscal de Investigación, para lo que se creó la Fiscalía que después quedo a cargo de (el fallecido Alberto) Nisman. Otra cuestión era reformar el Servicio de Inteligencia del Estado. Para cumplir con los objetivos hay un decreto del año 2006, donde el entonces presidente le asignó al Ministerio de Justicia –y en particular a la Subsecretaria de Política Criminal– que asuma la querella en este caso. La responsabilidad del Estado de cumplir con sus obligaciones frente a las víctimas, frente a la sociedad argentina y frente a la comunidad internacional, es lo que lleva al gobierno a actuar como querellantes en esta causa.

De alguna forma ese es el rol que nosotros ocupamos, en paralelo a los fiscales, y a las querellas de otras personas, víctimas del atentado, que se han presentado y cumplen un rol similar, coordinado con el nuestro.

¿El cambio de gobierno puede modificar el impulso que tomó la causa?

Yo pienso que va a ganar el partido que hoy está en el gobierno y, en ese sentido, tengo la expectativa de que el impulso va a seguir siendo el mismo. Si gana otro partido, tengo mis dudas de que este juicio permanezca. Pero es una especulación mía, basada en los mensajes que los dirigentes de otros partidos han dado. Creo que este gobierno ha dado muchas señales de su interés en que este juicio avance, de que empiece y que termine bien. Y la verdad es que no he visto mensajes de los otros candidatos o de las otras agrupaciones políticas que compiten en la elección. Hoy se puede mencionar el hecho de que la Presidenta haya hablado en las Naciones Unidas específicamente de este juicio, también en la última Asamblea Legislativa, y en las anteriores, que también habló sobre la importancia de que este proceso se lleve a cabo.

¿Esas menciones tuvieron repercusiones en el juicio?

No, la verdad que no. El juicio sigue con toda normalidad, está funcionando bien. Yo creo que le hace bien la posición política de la Presidenta. Me pareció que fue un respaldo a todos los actores que están empujando este juicio oral. Después que la Presidenta haya mencionado el juicio en la Asamblea de las Naciones Unidas como algo importante que se está haciendo en Argentina hubo una audiencia y el juicio siguió con la misma normalidad; pero claramente fortalece el proceso. Y también es un mensaje de que esto va a seguir así.

Tal vez eso también funciona para darle más difusión…

Si hay algo que deseo para que este juicio ande bien es que sea lo más público posible. Por eso siempre invitamos a los medios de comunicación a que lo cubran. Desde la agencia de noticias del Ministerio de Justicia, Infojus, armamos un diario del juicio para informar sobre lo que va pasando.

Queremos que venga la gente a las audiencias. A mí me gustaría, inclusive, si un canal de televisión quisiera filmar a algún testigo; sería algo muy saludable que la gente pueda observar lo que está pasando. Porque los juicios son públicos para generar transparencia. Y como toda la gente no puede presenciar las audiencias, los medios de comunicación deben garantizar la publicidad. Es importante escuchar a los testigos, ver cómo trabajan los abogados. Incluso, por las actitudes que van teniendo unos y otros, se puede ir formando una idea de cuál es la realidad.

Recién comentó que la causa empezó en el 2000, ¿por qué se demoró tanto el inicio del juicio oral?

Por muchos factores. En términos políticos, había mucha gente que no quería que este juicio se haga. Es un juicio claramente molesto ya que va en contra del sistema judicial. Están sentados en el banquillo actores clave del sistema de justicia penal federal de Argentina: un ex juez federal (Juan José Galeano), dos ex fiscales federales (Eamon Mullen y José Barbaccia), el ex jefe de la SIDE (Hugo Anzorreguy), que históricamente ha tenido una interferencia notable sobre el funcionamiento de la justicia federal. Hay policías federales con roles absolutamente destacados en la justicia federal, como (Jorge) Palacios, que era un investigador privilegiado para los jueces federales durante el menemismo. Todavía, en la etapa de instrucción, hay secretarios judiciales que están siendo investigados y que pueden ir a juicio en un futuro. Acá no solamente está bajo la lupa el encubrimiento del caso AMIA, sino que está bajo la lupa el funcionamiento de la justicia penal federal. Entonces, si quien tiene que hacer la investigación es la institución investigada, aparecen obstáculos. Eso es una explicación política, pero después hay factores estructurales: nuestro sistema de justicia penal es pésimo, por eso lo hemos cambiado y ahora estamos peleando para que se implemente la reforma. Entre las cosas que critica la reforma están las posibilidades de innumerable cantidad de recursos, muchos mecanismos para la dilación y un sistema escrito y muy formalista. Todas cosas que no deberían suceder cuando se implemente la reforma. Después hay otros factores en términos personales, que tienen que ver con el primer factor político: hubo muchos jueces que tenían que intervenir en el caso y que se negaron a intervenir, o fueron recusados o se excusaron, por haber tenido vínculos con algunas de las partes.

Luciano Hazan, Subsecretario de Política Criminal y coordinador de la Unidad Especial de Investigación del atentado a la AMIA, por el juicio a la causa de encubrimiento en la investigación sobre el atentado. Buenos Aires. 2 de octubre de 2015. FOTO: Romina Morua. ANCCOM UBA

«Queremos que venga la gente a las audiencias. A mí me gustaría, inclusive, si un canal de televisión quisiera filmar a algún testigo; sería algo muy saludable que la gente pueda observar lo que está pasando. Porque los juicios son públicos para generar transparencia», relata Hazan.

 

¿Este juicio puede ser reparador para los familiares de las víctimas?

Es totalmente reparador. Si efectivamente hay una sentencia condenatoria para quienes cometieron estos delitos, será claramente de reparación para las víctimas. Y en este caso en particular, teniendo contacto con las víctimas, uno advierte la importancia que le dan. De hecho, las víctimas han dicho de manera pública que tienen gran expectativa en este juicio, sobre todo aquellas que están agrupadas en Memoria Activa, en Apemia, en 18J, que presencian todas las audiencias. Ellas lo están impulsando y por eso se han presentado como querellantes. El juicio tiene un gran valor simbólico y un efecto reparador en términos de las violaciones a los derechos que han sufrido. Es importante que toda la sociedad entienda qué pasó. Porque durante mucho tiempo, incluso todavía ahora, hay mucha gente que cree que lo que sucedió fue la historia oficial que nos contaron en un inicio y, en realidad, ese relato se cayó en el primer juicio porque era todo una mentira. Todavía hay disputas comunicativas en este sentido. De hecho, nos han querido confundir cuando, a principio de este año, se quiso hacer pensar a la gente que había otro encubrimiento y, por eso, se acusó a la Presidenta y al canciller de un encubrimiento ficticio. En términos comunicacionales, se quiso empezar hablar de otro supuesto encubrimiento justo cuando este juicio estaba a punto de empezar. También ahora muchos medios le quieren cambiar el nombre de “juicio por el encubrimiento de la investigación del atentado a la Amia”, por el “Juicio Amia II”.

¿Cómo es el trabajo entre las distintas querellas?

Más allá de alguna diferencia que se puede notar, las querellas en este juicio tenemos muy buen diálogo y coordinación con todos. Inclusive hay algún nivel de coordinación con las querellas de los policías. Hay diferencias, obviamente; por eso hay distintas agrupaciones y no están todas las querellas unificadas. Pero lo que ha quedado claro, por lo menos hasta ahora, es que todas apuntan al mismo lado. Salvo en el caso de las querellas de AMIA y DAIA, que decidieron no acusar a algunos de los imputados. Y las querellas de los policías, ellos tampoco están acusando a otro grupo de los imputados, que son (Carlos) Telleldín y (su esposa Ana) Boragni. Puede haber matices pero hay un trabajo coordinado y hacia el mismo lado.

¿Cuáles van a ser las audiencias más relevantes a futuro?

Hasta ahora todas las audiencias fueron importantes, puede ser que haya alguna variación más adelante. Se espera que declare Anzorreguy, estamos a la espera de los estudios para ver si está en condiciones de salud para hacerlo. Después van a declarar los policías que fueron falsamente imputados, que fueron los que estuvieron contando palitos contra los barrotes durante muchos años y tienen mucho para decir. Ellos vieron de primera mano la investigación y las irregularidades, esas van a ser declaraciones testimoniales absolutamente ricas e importantes. Después van a venir las declaraciones de los familiares de las víctimas del atentado, que también vivieron las mentiras y eran excluidos de la investigación.