Clases a cielo abierto

Clases a cielo abierto

Dos meses pasaron de aquel trágico 2 de agosto, cuando la Escuela N°49 de Moreno, ubicada en el barrio San Carlos, explotó por una fuga de gas, dejando dos víctimas fatales: el portero Rubén Rodríguez y la vicedirectora Sandra Calamano. Hoy, sus compañeros de trabajo los recuerdan, sin dejar de construir una escuela sin paredes y sin techo.

Un día “normal” en ese establecimiento es muy distinto a lo que ocurre en las pocas
escuelas que tienen actividad en Moreno y a lo que sucedía antes de la explosión. A las 9 de la mañana comienzan a llegar los maestros, padres y alumnos. En filas comienzan a sacar bancos y sillas sobre sus cabezas y las llevan al predio que está junto a la institución, se acomodan en ronda y se preparan para que las “seños” pasen lista y comience así un nuevo día de clases al aire libre.

“Este terreno, en el cual estamos dando clases hoy, lo alambramos con Sandra gracias a una donación, para que los animales de los vecinos no pasen, porque es bien sabido que acá son moneda corriente los gansos y las gallinas. Antes, usábamos el predio para hacer fiestas como la del Día del Niño. Ahora no nos queda otra que dar clases de esta manera, no podemos detener las actividades por más que no tengamos edificio y eso es algo que no todo el mundo sabe”, cuenta Marcela Corvalán, maestra de sexto grado.
Desde ese predio, se escuchan los ruidos de las máquinas que trabajan puertas adentro
de la escuela. “Sólo la cocina va a llevar gas en la nueva obra. Reconstruyeron el lugar de la explosión, respetando el plano original de la escuela. Todo el mobiliario es nuevo, desde sillas hasta pizarrones. Además se hizo instalación nueva de luz mucho más moderna, tenemos hasta aire acondicionado en las aula”, asegura Marcela, que,
paseando por la vereda de la 49 alcanza a ver el nuevo color de la fachada.

«No podemos detener las actividades por más que no tengamos edificio y eso es algo que no todo el mundo sabe”, cuenta Marcela Corvalán, maestra de sexto grado.

Hasta ahora, 189 escuelas de Moreno siguen sin poder dar clases por distintos
problemas de infraestructura, según informaron desde la seccional local de SUTEBA.
No sólo los compañeros de Rubén y Sandra se preguntan cuándo va a llegar el día de
volver a las aulas con los chicos y cómo va a ser volver a cruzar esa puerta. Ingrid Machado, mamá de una estudiante de quinto grado, cuenta: “Traigo a mi hija todos los miércoles y viernes a las actividades con mucho esfuerzo, si trabajo me tengo que turnar con algún familiar para que ella no pierda las clases. Es duro para los chicos porque extrañan a sus compañeros, los días de lluvia se suspenden las actividades y solo vienen al mediodía al comedor”.

Durante las actividades, los chicos estudian y los padres se amontonan de a grupos con
los termos bajo el brazo, charlan, juntan y reparten a cada familia las donaciones de
alimentos. “Los padres están muy presentes y eso es muy valioso para nosotros, el
abrazo y el aliento que nos dan nos hace saber que vamos por el camino correcto, porque lo que reclamamos no es para los docentes, es para sus hijos”, reflexiona Marcela mientras junta las hojas que los chicos le alcanzan.

A las 9 de la mañana los maestros, padres y alumnos, sacan bancos y sillas y las llevan al predio que está junto a la institución. Las “seños” pasan lista y comienza así un nuevo día de clases al aire libre.

“Los miércoles y viernes por acuerdo de los maestros hacemos la continuidad
pedagógica y una vez que terminamos les acercamos la vianda que manda el Gobierno
de la Provincia más lo que cocinan algunas mamás que se van turnando y viven cerca de
la escuela. Seguimos investigando si los alumnos necesitan apoyo psicológico, nos
involucramos si dejan de venir a retirar sus tareas, les tomamos asistencia y notamos que rotan, algunos vienen siempre y otros no”, agrega la docente.

Todos los maestros caminan entre los círculos de alumnos vistiendo guardapolvo y un
pañuelo blanco con la foto de Sandra y Rubén, los recuerdan con palabras y con actos.
Entre las ideas conmemorativas tienen planeada elaborar una obra de arte a cargo de los
alumnos. Por otro lado, Brian Paredes, bibliotecario del establecimiento, cuenta que
“está lista el acta para pedir que el nombre de la Biblioteca recuerde a Sandra y Rubén.
Tengo relación con ellos desde 2011 y éramos como familia. Es difícil explicar que una persona que veías todos los días, compartías el mate, se preocupaba por vos, ya no está. Dejó la vida en su trabajo, que es nuestra casa”.

Los alumnos reciben asistencia pedagógica, se les acerca las viandas que brinda el Gobierno de la provincia y lo que cocinan las mamás que viven cerca.

“La mayoría de los docentes de esta escuela estamos haciendo terapia, algunos lo asimilaron mejor que otros, pero a todos nos cuesta de una manera diferente, nos damos apoyo mutuamente. Estamos esperando el retorno a clase, pero tenemos en cuenta que tenemos que entrar de a poco, es un golpe de realidad al que nos tenemos que enfrentar”, dice, por su parte, Marcela, quien admite sentir dolores de panza todos los días antes de ir a trabajar.

A dos meses de la explosión de la Escuela N°49, el posterior secuestro y tortura de Corina de Bonis, docente del CEC 801, sumado al incendio de la secundaria N°36 no hicieron más que recalcar la crisis educativa que se vive hoy en Moreno, que a pesar de todo encuentra una comunidad educativa luchando por continuar las clases.

El caldo en que se cocinó el ataque a la docente Corina Bonis

El caldo en que se cocinó el ataque a la docente Corina Bonis

Conferencia de prensa de Suteba en reclamo de justicia por la docente agredida.

A la grave situación educativa que vive el Partido de Moreno se le sumó el violento ataque a la docente Corina de Bonis, quien luego de retirarse del Centro de Educación Complementaria  N° 801 Paulo Freire fue secuestrada el miércoles por tres desconocidos. La maestra fue víctima de golpes, amenazas de muerte y como último acto de barbarie le marcaron el abdomen con un punzóm dejándole la inscripción “ollas no”, en referencia a la acción solidaria que llevan adelante los docentes del CEC para ofrecerles comida a la comunidad educativa. Luego la soltaron. El hecho se dio a conocer de inmediato y los diferentes gremios que llevan adelante el plan de lucha por las escuelas de Moreno marcharon ayer, para repudiar el secuestro y la tortura a su compañera. En diálogo con ANCCOM, María Fuentes, vicedirectora del CEC N° 801, cuenta: “Hay 256 alumnos que no podían dejar de comer, pero eso a alguien le molestó y empezamos a sufrir amenazas semanales a partir del veintidós de agosto; primero fue un llamado telefónico, luego dejaron notas intimidatorias y por último el ataque a Corina que excedió los límites de lo imaginable”.

María, que no abandonó su lugar de trabajo pese a la concreción de las amenazas, señala la vereda y dice: “Justo acá, donde estoy parada, se hacía la olla popular, cortamos su funcionamiento con la amenaza anterior que hacía referencia a que la próxima olla era en el cementerio”. Sin embargo, ahora se hacen cargo de la comida los vecinos y padres, que con las donaciones que recibió la escuela, cocinan en la plaza del barrio ubicada frente al CEC.

Leila Méndez Revilla,  docente del CEC, habla acerca de su trabajo junto a Corina: “Ella cocinaba conmigo, cada una se ocupaba de una tarea y nosotras nos sentíamos cómodas en ese espacio, teníamos experiencia en cocinar para la multitud”. Con respecto al secuestro, Leila aclara que “fue al azar, no creemos que haya sido premeditado, ella vive a unas 20 cuadras y quedó expuesta”.  Ese día la vicedirectora -que habitualmente la llevaba a su domicilio- se retiró antes del establecimiento y así la escena quedó lista para concretar la amenaza. Una de las notas anónimas enviadas anteriormente decía; “No todas tienen auto».

Las amenazas que hasta ayer pasaban desapercibidas para los grandes medios también aparecían en pintadas realizadas  en las cercanías de la escuela:“Dejen de hacer política, den clases” o “Dejen de hacer política con los chicos”. A estos mensajes, María Fuentes responde: “La única política que hacemos es enseñar a pensar, si eso les molesta lo lamento porque lo seguiremos haciendo” y agrega que “educar es un acto político, hay gente que pretende confundir y dividir, pero si es lo que pretenden están logrando el efecto contrario”.

Las amenazas que hasta ayer pasaban desapercibidas para los grandes medios también aparecían en pintadas realizadas en las cercanías de la escuela:“Dejen de hacer política, den clases”

Conmovida por la cantidad de personas que marchó al día siguiente del ataque a Corina, María aclara que lo único que quieren es volver a tener la escuela abierta en condiciones dignas para dar clases y que los alumnos vuelvan al comedor. “El CEC es un centro de referencia en la comunidad, no hay vecino que se queje de su funcionamiento, es muy querido por todos”, explica, y alega que este ataque no es en particular contra el CEC, sino contra la educación pública en general.

En la marcha de ayer, en tanto, en Moreno, todas las voces se pronunciaron en rechazo a la violencia y las amenazas que sufre el colectivo docente. Mariana Cattáneo, secretaria general de Suteba Moreno, expresó: “El mayor desafío para nosotros ahora es resguardar a las compañeras amenazadas para que no  reciban ataques similares”.

“Si bien teníamos claro que podía haber consecuencias, jamás pensamos que se podía concretar una amenaza, pensamos que era el amedrentamiento típico de los grupos que no soportan las acciones en democracia, lo que pasó ayer cruzó todos los límites”, aseguró Mariana, que forma parte del acampe frente al Consejo Escolar local, organizado a partir de las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez por una explosión de gas, en la escuela N° 49, ocurrida el pasado 2 de agosto. Desde entonces, no hay clases en el distrito.

Todas las voces se pronunciaron en rechazo a la violencia y las amenazas que sufre el colectivo docente.

“La olla del CEC 801 en estas circunstancias no puede llevarse a cabo. Estamos exigiendo que las autoridades provinciales refuercen el servicio alimentario escolar porque no lo hizo en estos cuarenta días y es lo que llevó a que tomemos la medida de hacer las ollas populares.  Al tener inhabilitado el servicio de gas nos vimos obligados a combinar con los comedores barriales y en otros casos poner las ollas en las veredas”, cuenta Mariana.

Como referente de Suteba, enumera los puntos del reclamo que llevan adelante: “Exigimos el refuerzo del servicio alimentario escolar, el plan de infraestructura y que se investigue el ataque y las amenazas que estamos recibiendo”. El próximo lunes se pondrá en marcha un ‘comité de crisis’ conformado por autoridades provinciales, el municipio, más sindicatos y alumnos de todos los niveles. Este comité va a controlar el proceso de obras que va a llevar adelante la Dirección Nacional de Infraestructura en la reparación de las escuelas de Moreno, entre otras acciones. Queda por ver, en tanto, si la Justicia establece las responsabilidades tanto de las muertes de Sandra y Rubén como del ataque contra Corina.

Una de las notas anónimas enviadas, antes que se concrete la amenaza, alegaba; “No todas tienen auto”.