Sí se puede…cerrar Discapanch

Sí se puede…cerrar Discapanch

Miles de trabajadores circulan a diario como autómatas por las distintas líneas de trenes y subtes del barrio porteño de  Retiro. Disponen de tan poco tiempo que apenas si pueden detenerse unos minutos en algún puesto de comida al paso de los alrededores. Allí, en el hall central del Ferrocarril General Bartolomé Mitre, se destaca un local de comida rápida que es atendido por eficaces trabajadores con discapacidad. Se trata de Discapanch, una de las tantas empresas gastronómicas que hoy se encuentra en riesgo de cerrar sus persianas y mantener sus fuentes laborales, como consecuencia de los aumentos indiscriminados en los servicios y la suba en el contrato de alquiler.

 

Los costos

“El problema es no solo para Discapanch sino para todas las pymes. Aumentan los proveedores, los impuestos, los servicios y, en menor medida, los salarios. Y todo ese aumento en los gastos fijos no se puede trasladar a los productos que vendemos porque la gente tiene poco poder adquisitivo. Termina siendo una trampa sin salida”. Así lo asegura Saúl Macyszyn, dueño fundador de Discapanch.

Macyszyn denuncia que se ha multiplicado por cinco la tarifa de servicios que pagaba en las últimas facturas. “La boleta de luz registraba 2.000 pesos y ahora pago 11.000, lo mismo el gas y el agua. Aducen que el aumento se debe a que se trata de un local comercial. Pero pido que me acompañen en esta reflexión: esto es un comercio que está generando trabajo social, hay una función social de darle empleo a personas que seguramente han sido discriminadas en otros empleos. Esto no es un consumo de energía individual en mi casa”.

Macyszyn logró recibirse de Analista de Organización y Métodos, tarea de la que pudo trabajar varios años, hasta que el salto tecnológico redujo esa actividad que fue remplazada por la de analista de sistemas.

Macyszyn logró recibirse de Analista de Organización y Métodos, tarea de la que pudo trabajar varios años, hasta que el salto tecnológico redujo esa actividad que fue remplazada por la de analista de sistemas.

Por su parte, la concesión de los locales comerciales de las distintas estaciones de tren está a cargo de la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), en la órbita del Ministerio de Transporte de la Nación. Actualmente, este organismo proyecta de convertir en hall de Retiro en un shopping. “Están sacando a los comercios chicos que no pueden convertirse en centros comerciales de categoría aumentándoles el alquiler entre un 37 y un 50 por ciento. Están previendo que el valor del alquiler debe contemplar este cambio de imagen, que va a demandar mayor marketing y que va a suponer mayor venta y consumo”, señala Macyszyn, también presidente de la Asociación Microemprendimientos Solidarios.

“Estamos dialogando antes de llegar a un conflicto judicial. Las fuentes de trabajo para personas con discapacidad están protegidas por dos leyes nacionales: la ley 26.378 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la ley 4.308, aprobadas internacionalmente ante la ONU. Por eso, busco un acuerdo para llegar a una modernización que mi empresa pueda pagar y mantener todas las fuentes de trabajo de mi empresa”, afirma.

 

Orígenes

Sobre la barra de la derecha hay una larga vitrina con cada nota periodística que hace referencia a la vida de Saúl Macyszyn. “Evita me salvó la vida cuando me accidenté a los 10 años. Un camión se había descontrolado, se subió a la vereda y me atropelló contra un alambrado, me produjo múltiples lesiones y  discapacidades, como la amputación de un brazo, disminución de la vista y de la motricidad de las piernas. Evita conoció mi caso y la situación social de mis padres, que eran muy humildes, y le pidió al doctor Ricardo Finochietto que me atendiera, un adelantado en materia de cirugía en la Argentina”, rememora este hombre de mirada franca detrás de sus grandes lentes. “Estaba convaleciente y no podía caminar. Evita me regaló un trencito para estar entretenido y rodeado de amiguitos”, agrega con nostalgia.

“Nosotros no nos sentimos discapacitados, nos sentimos personas con capacidades diferentes"  afirmaba Walter Gabriel Versaci.

“Nosotros no nos sentimos discapacitados, nos sentimos personas con capacidades diferentes» afirmaba Walter Gabriel Versaci.

Macyszyn se casó y tuvo tres hijos. En 2000 creó la Asociación Microemprendimietos Solidarios para colaborar en el bienestar de las personas con discapacidad, ofreciendo asesoramiento y capacitación gratuitos. Integró la Mesa de Diálogo en una comisión del Senado de la Nación sobre discapacidad como asesor honorario (sin remuneración), hasta que el organismo fue disuelto por la vicepresidenta Gabriela Michetti.

Macyszyn logró recibirse de Analista de Organización y Métodos, tarea de la que pudo trabajar varios años, hasta que el salto tecnológico redujo esa actividad que fue remplazada por la de analista de sistemas. Así, durante siete años, Saúl estuvo sin empleo fijo. En cada entrevista “era discriminado porque me faltaba un brazo”, dice mientras cubre su calva del frío de la estación con su boina negra. “De repente, me di cuenta que la única persona que podía darle empleo a Saúl Macysyn era Saúl Macysyn”, agrega con una sonrisa.

Así, en 1998, nació Discapanch como un modesto puesto de venta callejera de panchos, que estaba atendido por la familia Macysyn. Recién en 2001 Saúl pudo acceder, con el dinero de la venta de su casa, a la concesión de uno de los locales de la estación Retiro.

“‘Ahora voy a tomar personas con discapacidad’ -me dije. Voy a demostrarle a la sociedad que no tiene porqué discriminar. Si se les da una buena capacitación y una disposición ergonómica laboral adecuada -adecuar el lugar de trabajo y otorgar las herramientas para que la discapacidad no interfiera en la labor-, terminás teniendo un trabajador excelente”.

Cerca de un centenar de trabajadores han sido parte de las empresas de Macyszyn. Actualmente, Discapanch opera con 12 empleados, y diez de ellos son personas con discapacidad. El sueldo más bajo es de 13 mil pesos, según informa Macyszyn, quien por su parte se opone a la quita de subsidio para los discapacitados que han conseguido empleo formal.

 

Los trabajadores

Entre quienes trabajan en Discapanch se encuentra Walter Gabriel Versaci, de 41 años. Trabaja hace siete años como cajero. Está a cargo de un hijo de 13 y de sus ancianos padres. Versaci, que nació con hemiplejía congénita,  recuerda: “Trabajaba de modo informal en otro local de comida y también hacía changas para sobrevivir”. Y aclara: “Nosotros no nos sentimos discapacitados, nos sentimos personas con capacidades diferentes. Nos da bronca e impotencia que este lugar pueda cerrar. Toda empresa tiene que tener como mínimo un cinco por ciento de personas con discapacidad entre su personal y eso se cumple en pocos lados”.

Guillermo Martín Aguirre tiene 41 y es otro de los empleados que está defendiendo su fuente de trabajo. Cumple funciones como cajero  hace siete años y tiene dos hijos. “Trabajé en un maxikiosko, hacía changas y en la mayoría de los lugares donde fui a pedir empleo me cerraban la puerta apenas me veían”, asevera Aguirre y explica su estado: “Tengo un problema de nacimiento en la muñeca, pero eso no me impide ejercer funciones porque tengo mucha movilidad. Me manejo muy bien y soy muy eficaz. Acá en Discapanch me pude desarrollar y ayudar a mi familia y me siento bastante bien con eso”.

En tanto, Guillermo Claudio Molina nació con focomelia, una enfermedad que le produjo una malformación en los brazos. Tiene 31 años, una nena de 11 y un nene de 5. Entró a trabajar en la panchería en diciembre de 2014 como ayudante de cocina. “Fui ayudante de albañilería, de pinturería, fui vendedor ambulante, fui parte de la Lotería Solidaria también”, dice y agrega: “No sufrí discriminación de modo directo, pero se sabe que por atrás existe y que no te llaman porque ya te juzgaron como una persona que no va a poder con la tarea que se le mande o que no va a dar con la presencia que demanda una empresa. Directamente te niegan la posibilidad de demostrar que sí podés y con eso te niegan también la integración social”.

El joven Maximiliano Escobar tiene 21 años y hace seis meses consiguió su primer empleo como ayudante de cocina. Maximiliano perdió el 80 por ciento de su capacidad auditiva y aún así contribuye con la economía de su familia. Busca darle el mayor bienestar posible a su padre quien padece diabetes y está atravesando por un cáncer cerebral. “Un poco mi enfermedad me afecta para realizar ciertas tareas; por ejemplo, intenté estar en la barra atendiendo pero me pasa que no puedo reaccionar a tiempo frente a lo que me están pidiendo. Justamente porque no puedo escuchar. Pero acá Saúl y mis compañeros me tienen paciencia y me ayudan en todo lo que pueden”, manifiesta Maximiliano.

Saúl Macyszyn, titular Panchería Discapanch. Martes 28 de junio de 2016, Ciudad de Buenos Aires. Fotos Rocío García/ ANCCOM

“Estaba convaleciente y no podía caminar. Evita me regaló un trencito para estar entretenido y rodeado de amiguitos” afirmaba Saúl Macyszyn.

 

El futuro

Desde que se desató el conflicto con SOFSE, Discapanch tuvo una serie de inspecciones por parte de la Administración Federal de Ingresos Públicos, de Control Bromatológico de los Alimentos y del Ministerio de Trabajo. “Siempre tuvimos inspecciones cada dos meses, pero de repente se desata este conflicto y surgieron un montón de inspecciones casi al mismo tiempo”, dice Macyszyn y añade: “No encontraron nada para sancionarnos, lo único que me dijeron es cambiar una mesada de madera por una de acero inoxidable, que me metió en un gasto más de 70.000 pesos para adecuarme a las exigencias de la inspección”.

Finalmente Macyszyn concluye: “Discapanch está trabajando en el límite de ser deficitario y en el mes de julio con el pago de aguinaldos Discapanch será deficitario. Así que ojalá este mensaje lo escuche Gabriela Michetti, que disolvió la Comisión de Discapacidad y lo escuche también el ministro de Trabajo Jorge Triaca y el de Transporte Guillermo Dietrich: todo gobierno debe otorgar una distinción a toda PYME que genere una función social, no solamente con la discapacidad sino con toda problemática social. No por recaudar más se puede descuidar la política social de un gobierno”.

 

Actualizada  26/07/2016

La voz de los periodistas

La voz de los periodistas

El Obelisco de Buenos Aires se convirtió, por la tarde del 8 de junio, en el punto de concentración de la movilización de los distintos gremios y sindicatos nucleados en la Mesa Nacional de Trabajadores de Prensa. Desde allí se partió hacia el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, ubicado en la avenida Leandro N. Alem al 600, donde se realizó el acto principal. Los reclamos incluyen el pedido de paritarias, un salario mínimo que supere la Canasta Básica Familiar, el fin de los despidos y la precarización laboral, la defensa de la libertad de expresión, el cumplimiento de los estatutos y convenios y la derogación del Protocolo Antipiquetes, entre otros pedidos. El #8J enfocó sus críticas a las patronales de medios y a la gestión del Gobierno macrista. Durante la pacífica caminata, que cubría unas dos cuadras de concentración, se realizó una parada en el edificio de Radio Nacional -en Maipú 535- en la que se entregó a las autoridades de ese establecimiento el mismo petitorio que más tarde le fue dado al Ministerio.    

De acuerdo a las cifras mencionadas por los oradores en el acto central, se calcula que 2.000 trabajadores han sido despedidos o suspendidos de su actividad. En tanto, el secretario general de SIPREBA, Fernando “Tato” Dondero, explicó que 1.000 puestos pertenecían a empleados que se desempeñaban en medios de la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, lo que equivale a seis puestos de trabajo menos por día en los últimos seis meses. El 20 por ciento de estos 1.000 trabajadores pertenece al Sindicato de Prensa de Buenos Aires.

La movilización gremial y sindical conjunta del sector se produjo en el marco del Día del Periodista -el pasado 7 de junio- y supone un hecho inédito en los 33 años de vida democrática: asistieron trabajadores unidos de distintos puntos del país por iniciativa de la Mesa Nacional, compuesta por la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN-CGT) y la Federación de Trabajadores de la Comunicación (FETRACOM-CTA). También se sumaron SIPREBA, la Asociación de Prensa de Santa Fe (APSF), el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (CISPREN), el Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (SETPyC), la Asociación de Prensa de Tucumán (APT), representantes de Bahía Blanca, La Pampa, Mendoza, Formosa y Ushuaia, entre otras localidades. También estuvieron presentes los extrabajadores de InfoNews, el sitio de noticias cerrado por el empresario Sergio Szpolski, miembros de las comisiones internas de los medios del Grupo Clarín, la Asociación Trabajadores del Estado (CTA), la Unidad Canilla (gremio de los vendedores de diarios), dirigentes de izquierda y autoconvocados que apoyaron el reclamo.

Oscar Gigena (51) es secretario general de la APT y hace 30 años que ejerce la profesión de periodista. Estuvo presente en la marcha y dialogó con ANCCOM: “Tenemos reclamos generales, entre ellos, el rechazo del tarifazo y la baja del poder adquisitivo y también otros muy puntuales en relación con la actividad, como el fin de los despidos y la mejora de las condiciones laborales. Por eso hoy todos vamos a caminar juntos por primera vez en años dejando nuestras diferencias a un lado”, señaló. Gigena es también secretario de la Central de Trabajadores de la Argentina de Tucumán, que responde a Hugo Yasky: “Hay una doble moralidad. Por un lado, hay una línea editorial que se sube al púlpito y señala la transparencia, la moralidad, la defensa de las leyes y de la República. Y por el otro, están los empresarios que son dueños y definen esa misma editorial, no cumplen con las leyes, precarizan, despiden trabajadores, fomentan el acoso laboral”. Y agregó: “En el noroeste argentino hay muy pocos sindicatos que están en pie. En Salta, Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero no hay representación verdadera de los trabajadores de prensa y de la comunicación. Por eso, convocamos a todos los compañeros que se sumen a la agrupación como una estrategia para defender sus derechos”.      

Edgardo Carmona (60) empezó a trabajar en los medios a los 23 años y hoy se movilizó en calidad de secretario general de la Federación de Trabajadores de la Comunicación y la Cultura – CTA: “Un encuentro así no sucedía desde el regreso de la democracia. Uno de los motivos de no habernos juntado antes es, por un lado, por impericia de los dirigentes sindicales –hay que reconocerlo- y, por el otro, porque la crisis actual pinta aguda y esto motiva a que los representados exijan unidad para poder afrontar la lucha”, afirma Carmona, quien además integra la Secretaría General del SPR.

Consultado por la situación actual en que se ejerce la profesión, Carmona contestó: “En la mayoría de las empresas periodísticas se trabaja con tensión, porque se trabaja en función de una línea editorial que está al servicio de intereses de campaña y, en este caso, a favor de políticas de gobierno antipopulares. Mientras que en la esfera pública hay una deuda de la democracia de crear medios del Estado y no del gobierno de turno”. “Además, el Gobierno de la alianza Cambiemos echó por tierra la Ley de Servicios Audiovisuales, a través de dos decretos de necesidad y urgencia, y terminó allanando el camino para profundizar la concentración del Grupo Clarín, con la compra de Nextel, de Telecom, y la posibilidad de extender la licencia de Cablevisión a todo el país. Esos favoritismos evitan que se comunique a la población la serie de medidas antipopulares que se están llevando a cabo”, explicitó el secretario rosarino.

Representantes de los partidos de izquierda también se hicieron presentes en la caminata. El diputado nacional por el Partido de Trabajadores Socialistas Nicolás del Caño manifestó: “Hay que acompañar este proceso de organización que está surgiendo desde abajo, tanto en Buenos Aires como en el interior del país”. Es un modo de empezar a combatir las persecuciones que se dan a los trabajadores de prensa, sobre todo en las provincias como Mendoza. Pese a la importancia de este acontecimiento, no creo que tenga mucha repercusión porque los medios siempre se han negado a visibilizar la lucha contra la explotación de sus propios trabajadores”, indicó el ex candidato a Presidente por el Frente de Izquierda. Por su parte, el ex diputado nacional por el Movimiento Socialistas de Trabajadores, Alejandro Bodart, afirmó: “Un gran motivo para celebrar es que los trabajadores de prensa han conformado nuevas organizaciones sindicales, dejando a las viejas que no responden a sus intereses, para enfrentar a las patronales y al Gobierno Nacional. Eso es una luz para que avance la libertad en este país”.

Actualizada 09/06/2016

Los obreros del fútbol

Los obreros del fútbol

Taxistas, promotores, maquinistas, comerciantes, colocadores de durlock. Esas son algunas de las ocupaciones de los futbolistas de Primera “D”, la última categoría del fútbol argentino, que es oficialmente amateur. Mientras siguen los festejos por el ascenso de El Porvenir, el último domingo, a la Primera C, ANCCOM destapa historias de vida de deportistas de dos clubes de la categoría más baja pero no por eso menos apasionada.

Tribuna carcelera

La potencia de sus piernas le basta para que de un salto y con ambas manos embolse una pelota que acaba de ser impulsada por una violenta volea de derecha. “¡Buena, buena, arquero!”, le grita uno de sus compañeros de entrenamiento. El personaje aludido es Juan Pablo Ghiglione, que a los 20 años es el arquero titular del Club Atlético General Lamadrid y trabaja de 8 a 13 como ayudante de conducción en los ferrocarriles,  un oficio heredado de su familia ferroviaria.

Ghiglione explica que su actual trabajo es una especie de capacitación para ascender a  maquinista. “Con la situación en la que está el país tuve que decidirme por ambas cosas hace dos años, pero mi sueño desde chico es dedicarme cien por cien al fútbol”, explica y agrega: “Ni siquiera  pienso en la plata ahora, porque en esta categoría no la hay, solo pienso en jugar y si a uno le va bien, después la plata llegará sola”. Como en la mayoría de los clubes de las categorías más bajas los jugadores cobran apenas un viático que les permite cubrir los costos de transporte y poco más. “Todo el sacrificio que se hace es por amor a este deporte”, asegura el arquero de “Lama”, quien está a préstamo de Chacarita Juniors.

“Con la situación en la que está el país tuve que decidirme por ambas cosas hace dos años, pero mi sueño desde chico es dedicarme cien por cien al fútbol”, dice Ghiglione

 

El estadio de Lamadrid parece una caja de zapatos por su tamaño; tiene una capacidad de 3.500 personas y está en el cruce de Desaguadero y Pedro Lozano, en pleno barrio porteño de Villa Devoto, justo enfrente del Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad de Buenos Aires, conocido como la “Cárcel de Devoto”

Nicolás Ay (22) es otro de los jugadores del club “carcelero”, como le dicen a Lamadrid. Juega de volante y se sumó el año pasado, tras quedar en libertad de acción de Chacarita. Ay trabaja de promotor de viajes de egresados, lo que le permite acomodar los horarios para cumplir con su labor y entrenar con su equipo. Los mediodía visita colegios y por las noches tiene que ir a las reuniones de padres; en el medio, practica con Lamadrid. Como en la agencia de viajes gana un sueldo a comisión, durante la semana intenta visitar la mayor cantidad posible de establecimientos primarios y secundarios. “A mí, el fútbol todavía no me permite vivir, pero estar hoy acá es prioritario porque alimenta la esperanza de que algún día me pueda dedicar por completo a esta actividad”, comenta este volante que se autodefine “con buena técnica” y como “jugador de equipo”.

A principios de los ’90, en Huracán había un zaguero aguerrido al que se le avizoraba un futuro promisorio. Pero una rotura de ligamentos cruzados le acortó su carrera, luego de haber disputado con El Globo 17 partidos en Primera, entre 1991 y 1993. El protagonista de la microhistoria es Héctor Rodolfo Balsa (44), quien hasta la reciente finalización del campeonato de Primera “D” se desempeñaba como entrenador de “Lama”. El “Polaco” Balsa conducía un plantel de 40 jugadores, integrado con muchos chicos surgidos de las divisiones inferiores del club, que se entrenaba en la cancha de Lamadrid o en el predio del Club Social y Deportivo Pintita, en Villa Soldati.

Sede del Club Atlético General Lamadrid en la previa del partido contra Victoriano Arenas

Sede del Club Atlético General Lamadrid en la previa del partido contra Victoriano Arenas

El DT combinaba los entrenamientos con su trabajo de distribuidor de pescado. “Me levantaba a las seis y hacía el reparto hasta las dos de la tarde. Recién después planificaba y dirigía el entrenamiento, todos los días, de lunes a domingo”, explica. “Hay que entrenar pese a todo, porque esto es una actividad más, como la de cualquier trabajador. Si no te entrenás, si no sos responsable, en cualquier trabajo te echan. Solo que aquí se hace lo que nos gusta”, concluye. Lamadrid terminó último en promedios en el campeonato que terminó ese fin de semana, aunque no será desafiliado por un año, como sucede con el peor equipo de esa categoría, porque esa sanción quedó suspendida para el torneo que acaba de finalizar. Sin embargo, Balsa dejó de ser el entrenador del equipo la semana pasada.

De casa al trabajo y del trabajo a la cancha

Detrás de la entrada del Autódromo de Buenos Aires “Oscar y Juan Gálvez” se encuentra el Parque Ribera Sur, cuyo acceso está a pasos del cruce de las avenidas Roca y General Paz. “¡Aguante Yupanqui, aguante Yupanqui!”, grita un grupo de chicos detrás de un enrejado que demarca un camino ondulado. En ese lugar, en la Cancha 1 del Parque Villa Riachuelo, entrena el plantel de fútbol del Club Social y Deportivo Yupanqui que, si bien es una institución con sede en Villa Lugano, entrena allí porque carece de instalaciones propias.

A las 15.30 empieza la preparación física y técnica del plantel. Unos conos anaranjados están distribuidos en un suelo demarcado por unas cintas blancas que organizan la ejecución de los ejercicios. Unos arcos en miniatura sirven para entrenar precisión y también para trabajar en grupos reducidos. Botines negros, colorados, rosas y amarillos se mueven por toda la cancha. Contrastan con las pelotas blancas que patean, pasan, recuperan y trasladan los futbolistas que se agrupan con pecheras rojas y celestes. En el arco derecho, el entrenador de arqueros da instrucciones a los cuatro porteros del equipo.

El cuerpo técnico de Yupanqui desembarcó en “El Trapero” –ese es el apodo del club- para los últimos cuatro meses del campeonato que acaba de terminar. Sus cinco integrantes trabajaron en el club ad honorem. “Hay muchas cosas que resignamos por la pasión del fútbol: dejamos a un lado la familia, la novia, los amigos, la plata, el descanso”, señalaba el director técnico de Yupanqui, Pablo Daniel Gigliotti (33), que es dueño de una fiambrería.

Asimismo, el entrenador resalta la importancia de formar personas antes que jugadores. “Hoy en muchos clubes se labura muy mal en inferiores, porque los formadores anteponen el exitismo al desarrollo del jugador como persona. Se planifica pensando en sacar puntos para enseguida pegar el salto y dirigir al primer equipo. Y no es que un técnico de inferiores no lo pueda hacer sino que lo que está haciendo está mal. Hay instancias en las que se debe resignar los resultados para formar primero personas de bien y después jugadores profesionales”, explica este técnico que comenzó su carrera en las inferiores del Club Liniers y luego transitó por la primera de Claypole, Deportivo Paraguayo, Riestra, Lugano y Lamadrid.

Yupanqui maneja el presupuesto más bajo de la categoría, pero para Gigliotti es un lugar ideal para trabajar porque carece de la presión de dirigentes y de barras. Juega de local en la cancha de Liniers, en La Matanza, que comparte con Paraguayo, otro club sin estadio propio.

Matías Di Maio (27) fue uno de los preparadores físicos de Yupanqui. Por fuera del club dicta clases de Educación Física en una escuela de fútbol y en una quinta privada. Además, como la profesión todavía no lo deja subsistir, maneja un taxi para poder alimentar a su hijo junto con su pareja. “A la noche –amplía-, cada uno en su casa, con el otro profesor, planificamos la actividad del otro día; llevamos estadísticas, hacemos seguimientos y elaboramos planes de alimentación. O sea: llevamos tarea al hogar”.

Cuando entrenan a un plantel, la actividad se proyecta teniendo en cuenta la situación laboral o educativa de cada uno de sus integrantes. Di Maio recuerda: “Jugábamos el lunes a las 15.30 y uno de los jugadores trabajaba hasta las 14, entonces durante los entrenamientos le redujimos las cargas físicas para que no se nos lesione. Pero nunca dejamos de exigirles que rindan al máximo aunque esto no sea igual a la alta competencia”.

El cuerpo técnico de Yupanqui se completaba con el ayudante de campo Leandro Santoli (32), quien trabaja de chofer del Gobierno de la Ciudad. En tanto, el otro preparador físico, Patricio Aspell (29), da clases de Educación Física en colegios de González Catán y Gregrorio de Laferrere, en la provincia de Buenos Aires, y cultiva semillas de huerta que provee a jubilados de PAMI.

«Cuando entrenan a un plantel, la actividad se proyecta teniendo en cuenta la situación laboral o educativa de cada uno de sus integrantes».

La primera de Yupanqui está conformada por un plantel de 32 jugadores, cuyas edades oscilan entre los 18 y 37 años. Muchos trabajan y algunos contribuyen en la economía del hogar desde su niñez. Uno de ellos es Mauro Comisso, un volante de 21 años que hizo inferiores en Chacarita y que, previo paso por Sportivo Italiano, terminó recalando en Yupanqui, en febrero pasado. Su abuelo, padre, hermano y tío conducen un taxi, y desde los 13 él ayuda en la reparación y la puesta a punto de los coches. Comisso comenta que el mes pasado también se convirtió en taxista. “Pero además de estar metido con la mecánica y ahora con la conducción, le estoy poniendo pilas al fútbol. Entreno acá y también voy al gimnasio por mi cuenta”, destaca quien recordaba su debut en el equipo titular el 23 de mayo último frente a Atlas, de General Rodríguez, club “famoso” por el reality televisivo que lo tiene como protagonista.

En otras latitudes, hacia el sur de Cali, existe un pequeño pueblo llamado Quinamayó, ubicado en la región del Valle del Cauca, Colombia. En esa zona nació, hace 23 años, Julián Andrés Lasso, media punta de Yupanqui en el certamen recientemente finalizado. Lasso debutó en la primera de “Los Diablos Rojos” de América de Cali en diciembre de 2013 y llegó a Argentina en 2014 para integrarse a la Primera de Instituto Atlético Central Córdoba. Después de ahí pasó a General Paz Juniors, que juega en la cuarta categoría de los torneos federales y terminó en Yupanqui.

“Mi papá tiene un campo de arroz en mi pueblo y en ese entonces entrenaba por la mañana en el América y por la tarde metía las manos en la tierra del arrozal”, cuenta este colombiano que anhela estudiar veterinaria tras retirarse del deporte. “Cuando llegué a Córdoba enseguida trabajé por la mañana, con otro compañero, en la construcción, colocando plaquetas con durlock y por la tarde entrenaba con Instituto”, completaba Lasso.

Una noche post entrenamiento, Balsa, el entrenador de Lamadrid, había dicho que lo motiva “Compartir sueños con chicos que esperan un mejor futuro, saltar de categoría, o sentir la adrenalina única e indescriptible por la que pasa todo jugador de fútbol”. Esa misma adrenalina que comparte tanto un millonario jugador de Primera División como un humilde volante de Yupanqui o de Lamadrid que se reparten el tiempo entre los entrenamientos y sus trabajos de taxistas, docentes u obreros.

Mauro Comisso durante el entrenamiento en la sede del Club Yupanqui

Mauro Comisso durante el entrenamiento en la sede del Club Yupanqui

Actualización 07/06/2016

La universidad pública de pie

La universidad pública de pie

Estudiantes, docentes, no docentes, graduados universitarios y autoconvocados realizaron un multitudinario acto enfrente del Ministerio de Educación de la Nación, en defensa de la educación pública y en reclamo al gobierno nacional de mejoras presupuestarias, de las paritarias para el sector y de la implementación de un boleto estudiantil, ante la inflación creciente y los tarifazos en los servicios públicos y en el transporte. Los manifestantes cubrieron el espacio que se extiende desde la Plaza Rodríguez Peña ubicada enfrente del Palacio Sarmiento, por Avenida Callao hasta el cruce con Córdoba y por esta hasta la Plaza Houssay. La cantidad de asistentes superó las expectativas de todos los organizadores y mostró un grado de cohesión muy fuerte de cara a la disputa con el Poder Ejecutivo.

Un acoplado de camión sirvió de escenario para el acto, frente a una multitud formada por personas llegadas de Capital Federal, de las provincias de Buenos Aires, San Juan, Santa Fe, Córdoba, Chubut y algunos de Tierra del Fuego, entre otras latitudes. Entre banderas y trapos, bombos y redoblantes, cantos y reclamos, decenas de miles de personas hicieron que el gobierno encabezado por Mauricio Macri tuviera que escuchar un potente grito en defensa de la educación pública.  La marcha, que partió a las 16.30 desde Plaza Houssay hasta el Ministerio de Educación, se inscribió dentro de las medidas de fuerza que, con el fin de visibilizar la situación, se vienen realizando en las dependencias de todas las universidades públicas del país, las cuales incluyeron paros, asambleas, y vigilias, además de clases públicas en calles, avenidas y estaciones de subte.

A estas actividades se sumaron la toma de las facultades de Filosofía y Letras y de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. La ocupación de la Facultad de Filosofía y Letras, cuyo edificio está ubicado en Puán al 500, se había resuelto en una numerosa asamblea estudiantil durante la noche del lunes 9 de mayo, luego de que miembros de la Policía Federal se hicieran presentes en la sede con intenciones de aplicar el llamado Protocolo Antipiquetes, conforme a lo que contó la secretaria general del Centro de Estudiante de esa facultad, Giuliana Pécora, presente durante la manifestación.   

Durante la marcha de ayer, según contó Alejandro Ades, consejero estudiantil en el Consejo Superior de la UBA, le fue entregado a funcionarios del Ministerio de Educación nacional un petitorio que contó con el apoyo de 50 mil firmas. Los puntos del documento se centraron en una asignación de la totalidad de las partidas presupuestarias adicionales que fueron aprobadas por el Congreso Nacional para 2016, un incremento de la partida que garantice el funcionamiento de facultades, colegios y hospitales de la UBA en condiciones adecuadas, la reanudación de obras de infraestructura y un aumento salarial para el personal docente y no docente que considere el aumento del costo de vida producido desde el último acuerdo paritario.

El escritor y docente universitario Martín Kohan también estuvo presente en la marcha y dijo: “Estamos acá porque la educación y la universidad pública están seriamente amenazadas por un gobierno que independientemente de las frases hipócritas que puedan deslizar evidentemente se caga en la educación pública y en la universidad”. Kohan añadió: “Quienes no integran la universidad no pueden estar ajenos a este reclamo. Básicamente porque no están por fuera de lo que supone la producción de saber. Seguramente requerirán en algún momento de los frutos de lo que genera una universidad, a través del hospital público, del conocimiento científico, de la investigación en farmacia y bioquímica, de los estudios históricos, de la literatura. Nadie puede vivir por fuera de ese orden de conocimiento. La universidad no es solo para los universitarios. Es un asunto que afecta a todos”.

Los docentes universitarios buscan un incremento salarial de entre 40 y 45 por ciento, cercano a la inflación que se calcula para este año.  Por su parte, el Ministerio de Educación de la Nación les ofreció, en una reunión del pasado miércoles 4, una última oferta que incluye una suba del 15 por ciento en este mes de mayo y un 1 por ciento por recomposición del nomenclador, un 2 por ciento del plus por título de posgrado en julio, un 5 por ciento en octubre y otro del 11 por ciento en diciembre de 2016.

Esta propuesta fue rechazada por los sindicatos docentes, quienes marcharon juntos por primera vez desde 2001. Así, tanto la Conadu “Histórica”, la Conadu, la Unión de Docentes Argentinos (UDA) y la Federación de Docentes de las Universidades Nacionales (FEDUN) se movilizaron en reclamo por la situación económica de ahogo de las universidades públicas. También estuvieron presentes la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, y la Asociación Gremial de Docentes de la Universidad Tecnológica Nacional, entre otras federaciones. Y participaron partidos políticos, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y federaciones estudiantiles.     

Por su parte, Néstor Dimilia, secretario general de la Asociación Gremial Docente del Colegio Nacional Buenos Aires resaltó que esta semana en el establecimiento que depende de la UBA fue de paro y concentración. Y explicó: “El miércoles 11 se dictaron clases públicas para los jóvenes, que contaron con la presencia del biólogo Alberto Kornblihtt y del matemático Adrián Paenza. Y por la noche se realizó una marcha de antorchas, en conjunto con los alumnos, los padres, los docentes y autoconvocados que apoyaron la protesta”. El docente agregó: “Esta concurrencia genera una expectativa muy positiva de una resolución. Es imposible hacer la vista gorda con semejante cantidad de personas”.       

Victoria, estudiante de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, con el megáfono en mano, mientras organizaba a la columna de compañeros que la acompañaba, afirmó: “Frente a la grave crisis de inflación y desaparición de paritarias se hace necesario salir a la calle como parte de una lucha que estamos dando a nivel nacional. La UBA tiene un prestigio bien ganado por la calidad de los pensadores y educadores que forma, por eso creo que la sociedad entera va a acompañar este reclamo justo de aumento salarial y prespuestario para afrontar este duro año, por más que la complicidad mediática no muestre lo que está pasando”, agregó.

Laura Ferrer integra la Secretaría General de la Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que también se hizo presente en el acto. “Nos convoca la defensa de la educación pública, el aumento de nuestros salarios, la preservación de una universidad que está en serio peligro de ser privatizada y arancelada. En Rosario hemos tenido un hecho desleal. El rector (n. del r.: Héctor Floriani) y los doce decanos y los tres directores de escuela fueron al gremio a decir que apoyaban la lucha por aumento salarial y el trabajo en conjunto por el presupuesto, todo lo cual terminó siendo falso”, señaló.

En tanto, Lucas Valderrama, integrante estudiantil en el Consejero Superior de la UBA, señaló: “Hace muchos años que se impuso una política de Estado que busca la privatización de la educación; solo va a ser imposible a través de la movilización masiva. No solo están dando pelea los estudiantes y docentes, cada vez mayores sectores de la sociedad están en una postura de combate contra este Gobierno, el cual desde que asumió tiene en claro a qué sectores favorecer: los del capital concentrado”. Valderrama además anticipó: “El próximo miércoles 18  a las 17 convocamos a una marcha y un festival a desarrollarse frente al Ministerio de Educación. Es una pelea que recién comienza”.

Después de las 19.00, cuando comenzó la desconcentración, una columna nutrida continuó su protesta marchando hacia Plaza de Mayo, para hacer tronar allí también su descontento.

De esta manera, la comunidad de las universidades públicas colocó su cuerpo en las calles, con la convicción de que su cabeza puesta en este plan de lucha pondrá un freno al ajuste educativo impulsado por el gobierno macrista.  

 Actualizada 12/05/2016

Cine bueno y barato

Cine bueno y barato

El escenario se acomoda para la ocasión: bibliotecas, librerías, escuelas,  museos e incluso viejas o modernas casonas se acondicionan con pocos recursos para recibir, de manera gratuita o a bajo costo, a los cinéfilos. Con el objetivo que la experiencia de ver películas en pantalla grande no se restrinja sólo a los tanques cinematográficos, existe un circuito de exhibición alternativo de ficciones y documentales que no se proyectan con frecuencia.  

La cartelera que no se ve

“El cine comercial pasa la película que le ofrece un distribuidor con la que piensa que va a hacer dinero. Si la película cumple con las necesidades comerciales de la sala o del distribuidor, continúa; y si no cumple, se la baja y viene otra. El cineclubista quiere que vaya público porque está convencido de que es bueno lo que proyecta; partimos de un impulso individual que nos motiva a ver películas en pantalla grande y en determinado formato”, señala el cineclubista Emiliano Penelas.               

Penelas reparte su tiempo entre la docencia y la organización de dos cineclubes. El primero de ellos funciona en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, ubicado en Austria 2154, donde antes se redactaba el diario socialista “La Vanguardia”. El Cineclub La Rosa, tal es su nombre, se apresta para inaugurar en abril su “décima temporada”, como la define su presidente fundador.  

La Rosa se destaca por armar ciclos que están dedicados a autores consagrados a los que conviene revisitar. También difunde las obras de realizadores contemporáneos que no han tenido la recepción que se merecen. La belga Agnès Varda, el prolífico Werner Herzog y el documentalista Jorge Prelorán son algunos de los directores que integran los ciclos de La Rosa, cuyas funciones -proyecciones en 8 y 16 milímetros- son los miércoles a las 20.     

La entrada es libre y se paga solo a voluntad, porque –para Penelas- una de las características del cineclubismo es la gratuidad. “Solo colocamos una urnita con la que invitamos a la gente a colaborar. Lo recaudado lo usamos para difundirnos y mejorar la experiencia de cada función: por ejemplo, ofrecemos programas con información de lo que se va a ver, con la ficha técnica de la película y el número de función. El programa también es parte de la historia de los cineclubes”, explica Penelas.

A él le corresponde también programar, hace nueve años, las películas que se presentan en la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en ingñés) los primeros y terceros miércoles de cada mes a las 20. Se trata de una iniciativa sin fines de lucro en su histórica sede de Reconquista 439.

Todos los años inician su programación con Alfred Hitchcock pero nunca faltan los ciclos de humor, con Buster Keaton a la cabeza. Como explica Penelas, su programación no se ciñe a ningún tipo de atadura institucional: “Hemos llegado a pasar películas de Luis Buñuel y Luis García Berlanga”, directores españoles cuya obra tiene un fuerte contenido anticlerical.    

El Cineclub Dynamo también es parte de esta propuesta cultural distinta y se caracteriza por proyectar material exclusivamente en fílmico de 16 milímetros. Esta aventura nació en Mar del Plata hace doce años por iniciativa de su administrador, Carlos Müller. Realizaba funciones en distintas sedes para el público marplatense y para el de la ciudad de Buenos Aires hasta que en 2005 se afincó en San Telmo. Desde entonces, las proyecciones se efectúan en la Librería La Libre (Bolívar 646), con entrada gratuita y colaboración voluntaria, todos los miércoles a las 21, y en la residencia de arte Monte Estudios (Defensa 1008), a la que se accede por un costo de 40 pesos los viernes a las 21. El público es tan amplio como las cualidades de las obras que se proyectan. Asisten jóvenes y mayores, aficionados y estudiantes de cine, públicos casuales, vecinos del lugar e, incluso, personas que no viven cerca.

También para chicos

Una excepción la constituye la iniciativa Linterna Mágica, surgida en Suiza durante los noventa. Se trata de un cineclub para chicos de 6 a 12 años y se accede con una membresía de 650 pesos por las nueve funciones del año. A cada niño se le envía una revista con información que les servirá a los coordinadores para articular, junto a otras expresiones artísticas, conceptos centrales de películas de distintas épocas. Así, antes de la proyección, cada función incluye una presentación, un  sketch cómico y una obra de teatro en las que se trabaja sobre una emoción en particular (risa, miedo, llanto y sueño).

Ilan Branderburg, su director, comenta que también existe el Plan de Membresías Solidarias para niños de Hogares de la Ciudad, al cual pudieron acceder unos 200 jóvenes desde su aparición en 2008. Estas becas han sido financiadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por empresas privadas y por particulares que han apadrinado a un niño.         

Los cineclubes no suelen recibir la visita de un público apático, que finalizada la película se retira sin pedir algo más. “Mucha gente encuentra en estos espacios no solo un lugar de esparcimiento sino también de encuentro; ese es su plus”, afirma Müller. “El cineclubismo se presta siempre para ese diálogo después de la película. Por eso no busco que esto sea un lugar para entendidos, sino prefiero que se entienda que toda opinión es bienvenida”, explica este cinéfilo que está realizando un largometraje sobre la historia de un corto recientemente hallado por él: “San Perón”.  

En el mismo sentido apunta Penelas: “Entendemos el cineclubismo con la charla posterior, con la crítica, con el ensayo, tratamos de que se hagan asociaciones entre las películas, por eso hacemos ciclos”. Asimismo añade: “Incluso hemos tenido la participación de los realizadores para que charlen con el público, para que se rompa la barrera entre el realizador y la persona que ve su obra”.

En tanto, la difusión “de boca a oreja” suele ser la punta de lanza de la repercusión de estos proyectos. También los afiches, los volantes y, sobre todo, las redes sociales son fundamentales para que los vecinos de la ciudad conozcan un cine distinto al “pochoclero” que suelen ver en las salas de los shoppings.       

“Íbamos a pasar Con ánimo de amar, de Wong Kar-Wai, y eso se difundió en un grupo de Facebook de solos y solas. Cuando llegué había más de cincuenta personas; tuvimos que traer con el bibliotecario las sillas de la sala de lectura; y para mí eso es una gran alegría porque estamos convencidos de que lo que pasamos es bueno y puede gustar”, cuenta Penelas.     

Del comedor al Microcentro

Buenos Aires Mon Amour (BAMA) parece el sueño hecho realidad de muchos cinéfilos. Nació en diciembre de 2007 en el living comedor del departamento de su fundador y actual director Guillermo Cisterna Mansilla.

Cisterna Mansilla sabe de la importancia de los cineclubes: “Son necesarios para poder formar espectadores, debatir, intercambiar miradas y ver material que en las salas comerciales no tienen lugar”, afirma. Pero también destaca que las salas comerciales “son necesarias para que exista el sostén de una industria”.

Uno de los desafíos que se ha propuesto BAMA es “devolverle al cine-arte el público joven, y creo que lo estamos consiguiendo”, señala su director, y agrega: “Eso implica trabajar mucho buscando material, más allá de los estrenos semanales de los distribuidores locales, que salen en varias salas al mismo tiempo. Pretendo de BAMA esa sala de cine que había desaparecido y que Buenos Aires, hace más de 40 años, supo tener”.  

BAMA funciona en Avenida Presidente Roque Sáenz Peña 1145 -en el ex Arteplex Centro-, posee una cartelera de cine alternativo y entradas a entre 50 y 65 pesos, precios por debajo de la mitad que los que maneja la mayoría de las salas comerciales. El proyecto se financia con sus propios recursos, “sin subsidios ni sponsors de nadie, al contrario de lo que muchos creen”, subraya Cisterna Mansilla.

“Filmoteca en Vivo” tiene funciones  en la ENERC, en su sede de Moreno 1199.

“Filmoteca en Vivo” tiene funciones en la ENERC, en su sede de Moreno 1199.

Más allá de la tevé

Fernando Martín Peña es docente, coleccionista y presentador del programa de la TV Pública “Filmoteca”, el cual desde 2006 se dedica a la difusión de películas. Según comenta, este programa televisivo es fruto de “una larga experiencia en diversos cineclubes y nació con un criterio amplio”. Ocho años después, comienza  “Filmoteca en Vivo” con la idea de “devolver el programa a su ámbito natural, que es la sala con público en vivo”, destaca Peña. Las funciones se realizan en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), en su sede de Moreno 1199, establecimiento que depende del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

La programación está a cargo de Peña cuyo criterio busca ser amplio, de modo de atraer a la mayor cantidad de espectadores posible. “En general me muevo por fuera del canon, porque hoy los clásicos de la historia del cine son muy accesibles, así que me parece mejor hacer que se vean materiales menos obvios”, explica Peña.

Respecto de la importancia de proyectar en formato fílmico, detalló: “Pasamos exclusivamente fílmico porque lo digital es algo que hoy cualquiera puede ver en su casa. El fílmico tiene otra textura, otra calidez, y cada vez está más relegado, así que me parece importante recuperar una forma de ver el cine que se extingue y que es comunitaria, social”.

Orlando Narváez es administrativo en el Departamento de Alumnos de la ENERC y contribuye en la preparación de las funciones de “Filmoteca en Vivo”. “Cuando entré a trabajar en la Escuela era un lugar muy cerrado, pero desde que está a cargo de Pablo Rovito (n. del r.: Coordinador de la ENERC) se empezó a abrir a la comunidad. Por eso invito a que la gente se acerque y a que se anime a entrar, porque la ENERC ha dejado de ser un lugar solo para estudiantes, y va a encontrar mucha gente macanuda”, afirma.

Las funciones de “Filmoteca en Vivo” se realizan los viernes a las 23, los sábados a las 19 y 21, y los domingos a las 17, 19 y 21. La sala de la ENERC tiene espacio para albergar a un centenar espectadores. Los films mudos suelen estar acompañados por la música en vivo a cargo de Fernando Kabusacki y Matías Mango.

Feos, sucios y malos de Ettore Scola, Drácula interpretado por Bela Lugosi, Metrópolis de Fritz Lang, La condición humana, largometraje de Masaki Kobayashi, que tiene más de nueve horas de duración y que se proyectó sin interludios, integran algunos de los títulos de este espacio. Con estos films “la gente salía emocionada como no había visto nunca”, recuerda Narváez.     

    Otras pantallas

Los puntos de encuentro para disfrutar de grandes obras del celuloide se diversifican. Otros escenarios a los que se puede ingresar gratis o a bajo precio en la Ciudad son:

Aunque su época de esplendor, durante los años cincuenta y sesenta, haya quedado lejos, desde que el realizador León Klimovsky organizara las primeras exhibiciones en la ciudad entre 1927 y 1928, el cineclub sigue rodando su propia historia. Para disfrutar en familia o con amigos, para poder conocer nuevas personas, o, simplemente, para romper con el tedio individual, los cineclubes continúan siendo un buen espacio de esparcimiento colectivo a bajo costo.