“El humor que queda bien con todos tampoco hace reír”

“El humor que queda bien con todos tampoco hace reír”

Su primer dibujo profesional fue en 1984, a los 14 años, en la legendaria revista Canta Rock, donde trabajó hasta los 17. Pasó por las publicaciones de Ediciones de la Urraca de Andrés Cascioli y creó los fanzines ¡Suélteme! y Maldita Garcha. El público infantil puede disfrutar de sus dibujos, juegos e historietas en las revistas Billiken y Genios. Colaboró en el programa ¡Plop! Caete de risa -que todavía se emite por Canal Encuentro- y tiene su espacio en La Nación, a través de su panel “Humor Petiso”, y en las revistas Fierro, de Página 12, y Barcelona. Diego Parés –de él se trata- dialogó con ANCCOM en el estudio de su casa, en el barrio porteño de Flores.  

¿Cómo se dio el pasaje de dibujar para uno mismo, como lo hace cualquier persona en su niñez, a hacerlo para los demás, como todo profesional?

Fue al revés, siempre dibujé para otro; lo que me costó fue dibujar para mí, porque a los 14 yo ya estaba trabajando y a los 12 ya tenía en la mente que quería publicar. Mi viejo, que era arquitecto, me llevó a conocer a Martín García que editaba la revista Feriado Nacional para ver si ya podía publicar. También me hizo conocer a Horacio Altuna, al Viejo Breccia, al Bebe Ciupiak. Yo quería publicar, dibujar y publicar para mí eran lo mismo. A los 20 o 21 años, cuando aparecen en mi vida Robert Crumb, Esteban Podetti, Pablo Payó y mi hermano Pablo me planteé hacer algo más propio. Y me terminó costando mucho más laburar para Maldita Garcha, un fanzine amateur que hacía con mi hermano, que laburar para Sex Humor, donde hacía un laburo profesional. Y creo que esa falencia tenía que ver con la falta de carácter, porque yo me diluía en el otro, entendía los parámetros de lo publicable de una revista profesional, pero no entendía cómo ser mejor más allá de eso. Cuando era pibito pensaba que el que publicaba era bueno y yo cumplía con esa función de ser un trabajador correcto de la industria del dibujo y del humor. Pero más tarde logré hacer cosas que me dieran más satisfacción personal, fue después de sentirme insatisfecho con la vida que tenía, cuando pasé por la etapa del consumo de drogas, en la que estuve internado en neuropsiquiátricos, donde mi viejo me llevaba para dibujar pero no podía porque estaba empastillado.

Tus trabajos transitan por el humor negro, la sexualidad, el grotesco, el absurdo, y de pronto pasás a un registro más inocente. ¿A qué se debe esta versatilidad que se expresa en tu dibujo?

En el Bellas Artes aprendí dibujo académico y, paralelamente, cuando conocí al Bebe Ciupiak me fui hacia el hiperrealismo, un estilo que me resultaba fácil y tentador porque parecía una foto. Lo que no me salía era hacer chistes. Tuve que aprender más el dibujo gráfico y humorístico que el dibujo hiperrealista. Entonces, cuando fui aprendiendo ya partí de una amplitud de estilos, de dos extremos. Por eso, cada vez que quise tener un estilo definido me resultaba una cosa artificial, me duraba poco porque me aburría. De hecho tuve tres firmas: DAP que era Diego Alejandro Parés, luego Franco no sé porqué, y terminé con Diego Parés. Ese proceso duró un tiempo -entre 1999 y 2002-, hasta que me decidí a dibujar de todo. Me sirvió para encontrar laburo: si me pedían tal o cual cosa ya tenía la capacidad de registro como para hacerlo.

¿Cómo comenzaste a trabajar en Barcelona?

Entré en el 2003. Venía dibujando cosas políticas para mí, haciendo catarsis desde la crisis de 2001. No hacía chistes sino que dibujaba grandes titulares, con alguna bajada, pero siempre con una impronta muy gráfica. Y cuando sale Barcelona me doy cuenta de que tenía relación con lo que yo hacía. Hablé con Pablo Sapia y con Dany the O., y él me contactó con Mariano Lucano, uno de los directores. Ya en el Nº 2 me publican y a partir de ahí seguí. Y cada vez que publicaba hacía algo distinto, hasta que me di cuenta que lo que más pegaba era dibujar el mensaje humorístico en estilo hiperrealista. Lo que aprendí fue a ordenar mis estilos según el trabajo. Para Barcelona hago hiperrealismo, para revista Genios algo más infantil, para “El Sr. y la Sra. Rispo” algo más animado, y para Fierro no tengo un parámetro demasiado claro. También me voy dando cuenta qué cosa funciona más que otra. Por más que no tenga una bajada de línea de los directores de Barcelona, sé qué funciona mejor cuando subo el material a Facebook y me doy cuenta qué mensaje le llega a la gente.

¿Cuál es la importancia de ¡Plop! Caete de risa, el programa conducido por Juan Sasturain y Eduardo Maicas que se emite en Canal Encuentro?

¡Plop!… es un lindo programa, ya lleva veinticinco capítulos en dos temporadas. Me convocó la productora para hacer la mano que dibuja; ilustro el off de Juan Sasturain referido a los humoristas argentinos. Me habían dicho que no había mucha guita, pero les dije que lo quería hacer igual porque está Juan y porque me gusta que se vea la historia del humor dibujado argentino. Ya para el segundo ciclo se consiguió un poco más de guita, así que laburamos más cómodos. Además, es muy barata mi participación porque es dibujar sobre una pared y directamente filmarlo con dos o tres luces, después es laburo de edición. Fue algo muy lindo que disfruté mucho. Con la gente con la cual me llevo bien termino muchas veces colaborando de onda para que la cosa salga mejor, aportando por ejemplo parte de mi material. “Necesito que me consigas chistes de tal en la revista tal”, me dicen y yo busco y espero que venga el taxi y se lleve el material de mi biblioteca.

El tema de los límites del humor tiene repercusión cada vez que se sucede un hecho desafortunado, ¿cuál es tu opinión sobre este tema?

Desde mi lugar, es muy difícil opinar. El gran problema es cuando un medio que no es muy masivo o que está orientado para un público muy específico, como la revista Charlie Hebdo o la revista Barcelona, llega a la consideración de gente que no está habituada a consumir ese medio. El tipo que nunca leyó estas revistas y se encuentra con eso que le cae mal no entiende el registro, no comprende cuáles son los parámetros con los que trabaja esa revista. Entonces le choca o se hace el que le choca. Sería parecido a que mañana comprés el diario y adentro del diario te venga la Penthouse (n. del r.: revista erótica). En cambio es distinto si un tipo compra la Penthouse: ya sabe lo que se va a encontrar, listo, se terminó la historieta. El problema es cuando se mezclan dos mundos que, en general, no se cruzan y de ahí surge toda la careteada, toda la tilinguería, el asustarse y toda esa cosa.

¿Pero qué pasa cuando el mismo lector de Barcelona, por ejemplo, envía una carta que les dice: “Con esto se zarparon, no los leo más”?   

Puede ocurrir y es difícil tomar partido. Cada vez que hago humor desde mi ideología me planteo una distancia emocional frente al objeto que estoy tratando. Y cada vez me lo planteo más desde que soy padre. Por ejemplo, podés hacer un chiste de decapitados por la guillotina y sabés que no pasa nada porque fue en Francia hace más de doscientos años y no sabés cómo se llamaban los tipos ni quién tenía hijos y esposa, ni si esos hijos se murieron de hambre, ni tampoco quién sufrió y quién no sufrió. Eso es distancia emocional, que puede ocurrir con un hecho que haya pasado en otro lugar hace mil años o con un hecho que haya pasado acá. ¿Y esa distancia emocional quién tiene derecho a medirla? Medir eso es muy difícil. Yo hago un chiste de Macri y a la hija le molesta, a la mujer le molesta o a la tía le molesta. Y bueno, qué voy a hacer, es parte de la cosa. En general, estamos laburando para un público que ya conoce la cosa. Los límites siempre están, a Dios gracias que están. Yo en Barcelona no publico lo que hago en Billiken y viceversa. Me pasó una vez de mandarle a Hernán Ciriani, que iba a sacar un fanzine tipo under, una página que era para Billiken y me dice: “Boludo, ¿qué te pasó, qué hago con esto?” (risas).

¿Es imposible hacer humor que no hiera alguna susceptibilidad?

Es que el humor que queda bien con todos tampoco hace reír. También hay tipos como Sergio Langer que busca meter el dedo en la llaga y le saltan un montón de tipos diciendo: “Mirá lo que está diciendo este hijo de puta” y, en realidad, es todo lo contrario, él está totalmente en contra de lo que está diciendo. Y lo que precisamente busca hacer es una llamada de atención sobre eso. Nosotros ya sabemos para qué medio laburamos y nos movemos con ese margen. Yo sé qué cosa no voy a hacer para Barcelona y sé qué no voy a hacer para La Nación. Entonces, es un tema del que se puede hablar mucho y que no sé si tiene una solución. Por algún lado la pus, la mugre, la podredumbre siempre va a salir. Entonces es mejor que salga por el lado del dibujo. Un dibujo es un dibujo y la realidad es la realidad. Y el único espacio de libertad que yo tengo es este: el del dibujo, que es un medio de expresión, como si fuera un cuadro, una canción o un libro.

¿Y cómo es tu relación con la crítica?

Estoy convencido de lo que dice Lucas Nine (n. del r.: ilustrador e historietista): “La crítica es un género en sí mismo”. La crítica no valida ni convalida. Tampoco critica la obra ni critica al autor, ni modifica ningún aspecto de la obra. La crítica hace lo suyo. Yo hago historietas, la crítica hace crítica de historietas. Listo, entre esos mundos no hay puntos en común. Por otra parte, no me interesa la racionalización intelectual que se hace de la historieta en la universidad porque la noto alejada del consumo de historieta que se hace por placer. Yo leo y me divierto y trato de disfrutar y chau. Pero hay gente que lee solo crítica, no le gusta la historieta, le gusta lo que dicen sobre la historieta. ¿Cuánta gente habrá que leyó criticas de “El Eternauta” y después habló sobre “El Eternauta” sin haber leído esta historieta de Oesterheld y Solano López? En cambio, a mí me gusta leer historietas y dibujarlas. En todo caso me interesa la información sobre historietas. A veces pienso que la crítica es como un género parasitario de la historieta, pero después me digo: “No, seamos buenos y pensemos como Lucas Nine, que es un genio de la historieta”. La crítica es un género es sí mismo y listo.

 

¿Qué lugar ocupa hoy el humor gráfico en los medios actuales?

El humor gráfico sigue siendo lo más popular que hay porque tiene más público que una revista o que un libro. Eso hace que mi trabajo llegue a más gente que no es necesariamente del palo de la historieta, lo cual está bueno porque el mercado de la historieta es chico. Pero, a la vez, los puestos de trabajo para las tiras diarias son poquísimos. Cuatro o cinco de Clarín, lo mismo para La Nación y un par para Página/12, algún suplemento como Sátira 12, algo de La Prensa y casi que pará de contar. Después están los ilustradores que ahí sí hay varios. Pablo Bernasconi, Sebastián Dufour, Pablo Vigo y otros en La Nación. Y en el caso particular de este diario sé que le tienen cariño. Carlos Guyot, que es el secretario de Redacción, se encarga de la sección de chistes y tiene un cariño por las historietas y sé que le gusta lo que publicamos. Pero sí, en general, son pocos y cada vez menos. Pasa que las revistas cayeron. Antes se podía vivir de ser colaborador de una revista y ahora no se puede más. Grondona White y Ceo vivieron de ser colaboradores de la revista Humor. Pero principalmente lo que cambió es que al no haber más editores el dibujante se transforma en un editor de su propio arte. Y si antes los límites los ponía otro, ahora los límites se los pone uno mismo. Y no sé si eso es peor, porque yo no quiero ponerme límites en una tira digital. Te convertís en tu propio carcelero, siendo que Internet no tiene ningún límite para eso.

¿Qué lugar ocupan hoy la historieta en la “alta cultura”? ¿Qué implica que haya aparecido ahora el término “novela gráfica”?

Espero que ninguno. La alta cultura la asocio al museo y la historieta y el humor gráfico quedan mejor en las revistas, en el papel, y no en el lugar privilegiado donde se exponen los cuadros. Se disfrutan más en el baño que colgadas de las paredes de un museo. Es cuando los músicos de rock quieren tocar en el Teatro Colón. ¿Para qué? ¿Para gustarle a quién? ¿Para sentirte qué? La historieta ya es importante, pero dentro de su dispositivo. Yo disfruto más de esa maravilla que es la historieta cuando la obra es buena y cuando más barata me sale.  El término “novela gráfica” surge hace mucho tiempo, ya en los cincuenta la EC (n. del r.: Entertaining Comic) tuvo problemas de censura en Estados Unidos por el Comics Code Authority, tuvieron que dejar de hacer las historietas de terror y empezaron a sacar otras cosas. Entre ellas, historietas para adultos sobre psicología y debajo de la tapa decía “nueve novelas gráficas”. Así le daban otro tinte, pero no dejaban de ser historietas. Y lo que hizo Art Spiegelman, el autor de “Maus”, en los ochenta, fue tratar de colocarlas en las librerías y para esto necesitaba un nombre nuevo. Entonces, el término novela gráfica es un marketing, una cuestión comercial, y no se sabe bien qué es. ¿El Eternauta es una novela gráfica? Antes era una historieta, ahora le dicen novela gráfica y la obra no cambió.

¿Cómo ves el estado de la historieta local a nivel artístico y a nivel industrial y comercial?  

Lo artístico y lo comercial los pongo juntos. La historieta es un arte popular del siglo XX donde el hecho artístico y el comercial e industrial iban unidos. Vos tenías que entregar una revista cada quince días, de tantas páginas, con tal papel, y tal historia. Los mejores tipos que conocemos laburaron en esas condiciones e hicieron obras maravillosas. Jack Kirby, George Herriman, Charles Schulz, Hugo Pratt, e incluso Robert Crumb, que entró cuando ya se rompía esa industria. Hoy día esa industria no existe y el hecho artístico encuentra mayor libertad, por un lado, pero mayor desamparo, por el otro. Tenés mayor libertad creativa pero quedás solo dentro de tu propia libertad creativa. Y yo creo que un pibe con esa condición no termina haciendo algo de la calidad de Jack Kirby, que tenía más presión pero estaba amparado por esa industria que lo contenía. Pero ahí también tiene que ver con la genialidad del tipo. Y hoy los dibujantes nuevos que son buenísimos no tienen dónde laburar. Los ves creando cosas buenísimas pero no los ves laburando. ¿Y esta creatividad hasta cuándo la tienen? Hasta que el chabón tiene 30 años, se casa y tiene un pibe y ya no pueda dibujar más porque tiene que trabajar. Los chicos del fanzine LULE Le LELE, Gastón Souto y el Polaco Scalerandi, son dos genios que están restaurando monumentos en las plazas para el Gobierno de la Ciudad porque necesitan la guita. Pero en realidad tendrían que estar creando y viviendo de su dibujo. Ser dibujante de historietas era un laburo más para muchos y hoy lo es solo para pocos. Y si lográs hacer un libro es muy difícil que vivas de eso, porque los libros no dan de comer.           

 

Actualizada 14/09/2016

Pregoneros subterráneos

Pregoneros subterráneos

“Estimados ciudadanos: Somos Palabra Subterránea, pregoneros de noticias desde una mirada diferente”. Así abre cada presentación el colectivo de hombres y mujeres que todas las semanas salen a difundir en el subte porteño noticias de interés general ocultadas por los grandes medios. De esta forma, retoman la oralidad y la comunicación cara a cara para contar la actualidad.

Nidya Lirola (42) imaginó, junto con su pareja Pablo Molina (40), este grupo de ciudadanos en abril de 2016. “Estamos preocupados por el manejo desproporcionado de la información, que deja de lado el deterioro de la situación social actual de la población”, señala la fundadora.

Palabra Subterránea comenzó como un proyecto de comunicación alternativa integrado inicialmente por solo cuatro miembros,  preocupados por la realidad social. De un pregón por semana pasaron a hacer cuatro. Actualmente, el colectivo está compuesto por más de 40 personas, cuyas edades oscilan entre los 19 y 70 años, y cuyas ocupaciones varían: empleados, profesionales, artistas, estudiantes y jubilados que residen en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. “Y se sigue sumando gente que nos contacta a través de las redes sociales o nos conoce en vivo cuando hacemos los anuncios”, asegura Lirola.

“Estamos preocupados por el manejo desproporcionado de la información, que deja de lado el deterioro de la situación social actual de la población”, señala la fundadora.

En tanto, Molina –padre de un hijo- explica que el pregón se realiza, en cada vagón del subte, en grupos de no menos de cuatro personas; mientras uno de ellos anuncia las noticias el resto reparte los volantes a cada pasajero. Este volante suele ser una historieta o un cuadro cómico referido a la coyuntura actual. “Por ejemplo, en los volantes de la semana que viene figuran los cargos que ocupan los funcionarios de la administración pública en distintas empresas privadas”, agrega Nydia, madre de tres hijos.

Además, la impresión de los volantes que se reparten de modo gratuito les sirve al grupo para contabilizar la cantidad de receptores. Así se sabe que más de 3.000 personas  que viajan en el subte son interpeladas por Palabra Subterránea en cada edición.

“Hablamos sobre cuestiones cotidianas que cualquiera puede ver al abrir la heladera. El aumento del costo de vida, los tarifazos de los servicios, la menor cantidad de puestos de trabajos… cuestiones en las que han influido las políticas del gobierno nacional”, afirma Molina, al referirse a la agenda que proponen.

“Hablamos sobre cuestiones cotidianas que cualquiera puede ver al abrir la heladera. El aumento del costo de vida, los tarifazos de los servicios…»

Palabra de exportación

Claudia Fernández Arce (44) nació en la Argentina, es psicóloga y tiene la tonada guaraní tras haber vivido en Asunción, Paraguay, hace veintinueve años. “Estando allá les escribí a este grupo que admiro y les propuse poder acompañarlos y conocer lo que hacen. Así que aprovechando mi licencia laboral de invierno ahora estoy haciendo mi primer pregón”, describe la mujer, que también ejerce la docencia.

“A través de medios como la TV Pública o Radio Nacional me enteraba de qué manera ciertos canales como Canal 13 y TN tergiversaban la noticia con una intención bastante maliciosa. Y con el cambio de gestión del gobierno ya no pude enterarme de lo que estaba pasando acá, donde tengo familia, a mi mamá y mi hermana”, afirma.

Asimismo, la docente añade: “Mi mamá es de Moreno, provincia de Buenos Aires, y trabaja como alfabetizadora con adultos que tienen muchas necesidades. Ella me cuenta su preocupación por el retroceso y la degradación social que se está viviendo en el país”.

La impresión de los volantes que se reparten de modo gratuito les sirve al grupo para contabilizar la cantidad de receptores.

i    En tanto, Claudia -junto con su pareja que se dedica al periodismo y la abogacía- quiere tomar la idea del pregón y adaptarla en Paraguay, donde no hay subtes. “Porque allá los medios de comunicación están monopolizados por pocos empresarios que tergiversan la realidad de acuerdo a su conveniencia, pero aunque sea difícil es cuestión de organizarse”, señala esta mujer que además integra la Dirección General de Verdad, Justicia y Reparación, entidad constituida en 2009 para la defensa de los Derechos Humanos en el país vecino.

Por otra parte, Nydia explica la manera en que Palabra Subterránea construye la noticia: “Los miembros que podemos nos reunimos una vez por semana, luego hay unos redactores rotativos que escriben desde sus casas, y después ensayamos a viva voz el pregón, como se hacía antiguamente. No vamos al campo a buscar información, sacamos las noticias de todos lados, incluso de los medios que las ocultan o las minimizan”, añade. En tanto, su pareja Pablo afirma: “Tratamos de armar la noticia para que el ciudadano que viaje nos escuche desde sus propios zapatos y no desde lo que escucharon y vieron en televisión“.

Además, Molina, quien se desempeña como enfermero y delegado sindical en el Hospital Nacional “Profesor Alejandro Posadas”, agrega: “Yo no sé qué ideología tenemos, pero básicamente es una ideología que va por ampliar derechos, porque todos vivamos mejor, no sé en qué partido político se encuadra eso, pero la propuesta política que considere que hay que ampliar derechos para todos, esa es mi ideología.”

Consciente del impacto que tienen los medios de comunicación, este grupo de ciudadanos, que se sumerge en el laberinto subterráneo de la ciudad, anuncia las noticias desde su propia perspectiva, con la intención de que la población se convierta en parte activa del debate público ante las medidas del gobierno nacional. Porque, tal como finaliza cada pregón, la acción ciudadana da resultados, es solo cuestión de hacer correr la voz.

Actualizada 06/09/2016

 

 

Una frutería en Plaza de Mayo

Una frutería en Plaza de Mayo

Los extremos de una cadena de comercialización que rara vez se ven la cara se encontraron este martes en el marco de una peculiar protesta. Productores y chacareros viajaron con sus camiones desde distintas regiones de Río Negro y Neuquén y se plantaron frente a la Casa Rosada para regalar fruta a quienes se acercaban a la Plaza de Mayo. El objetivo: que se visibilice el pedido de medidas de protección al sector frutícola y que el presidente Mauricio Macri los reciba en una audiencia.

Vicente Santiago Jara, productor del Alto Valle de Río Negro, estuvo presente en la plaza. “Nos da vergüenza saber lo que está pagando el consumidor final por un producto que hacemos nosotros con nuestra materia prima. Tenemos de costo de producción entre cuatro y cinco pesos y los grandes monopolios de la cadena nos están pagando entre tres y cuatro. Y no nos pagan de una vez sino que lo hacen en diez cuotas, por eso hasta ahora hemos recibido solo un peso por kilo entregado”, indicó Jara y agregó: “Venimos a pelear por un precio justo, queremos que el Estado, por ley, establezca lo que es justo para cada quién. Y nos ayude; no con subsidios sino con préstamos a tasas que nos permitan seguir produciendo”.  

“Nos da vergüenza saber lo que está pagando el consumidor final por un producto que hacemos nosotros con nuestra materia prima», confesó Vicente Jara, productor de manzanas.

El presidente de la Cámara Frutihortícola de Cervantes, Carlos Ilú, es otro de los productores que atendía cada solicitud de la prensa. Cuando se le consultó sobre el estado de los productores de peras y manzanas dijo sin titubeos: “Es desesperante”, y explicó: “Éramos diez mil familias de productores y hoy quedamos 2.500 porque no resisten su posición en el circuito comercial. Por eso, solicitamos una ley que dé un margen de beneficio por encima del costo de producción”.

Para graficar la situación detalló: “Un kilo de fruta se vende en góndola a 30 pesos el kilo. El Estado recauda el 10,5 por ciento en concepto de IVA, que es alrededor de 3,1 pesos, y el productor recibe menos de 3 pesos por kilo de fruta producida. Esto implica que hay un desfasaje de 1,5 pesos por kilo producido. Veníamos de ocho años en que producíamos con un dólar a 15 pesos y vendíamos con un dólar a 7 pesos. Hoy la paridad cambiaria es igualitaria, pero aún no llegan los beneficios al productor primario sino que va directo al sector exportador. Este sector exportador se queda con los beneficios de una paridad cambiaria mejor y con los reembolsos que se sustentan a través de los puertos patagónicos, que rondan el 7 por ciento, más la derogación de las retenciones que suma otro 5 por ciento”.

“Es desesperante. Éramos diez mil familias de productores y hoy quedamos 2.500 porque no resisten su posición en el circuito comercial», explicó el presidente de la Cámara Frutihortícola de Cervantes, Carlos Ilú.

Un productor de uvas de Mendoza, Daniel Domínguez,  se acercó para apoyar la protesta y aprovechó el espacio para describir el mismo problema en su provincia: “El año pasado me pagaban 50 centavos el tacho de uva, que no alcanza ni para pagar el fertilizante. Y hay familias que no tienen ni para renovar el par de zapatillas que se la gastan en el viñedo. Todos los productores tendríamos que apoyarnos entre nosotros mismos, para hacer más fuerte al sector. Todos los productores tendríamos que estar acá. Pero somos muy grandes, somos viejos. Somos productores por vocación, por incidencia de los padres, no por rentabilidad. A las nuevas generaciones no les interesa, se van a la mierda, porque no vale la pena tanto sufrimiento”.    

 Por otra parte, el crecimiento de las importaciones, acelerado a partir de las medidas tomadas por el actual gobierno, también repercute en los productores de frutas. De acuerdo a un informe realizado por la consultora Radar, que conduce la economista Paula Español, advierte que han ingresado fuertes cantidades importadas de naranjas y pomelos de Chile, España es Israel. Por caso,  durante el primer semestre se importaron 181 toneladas de limones del exterior, mientras que en el mismo período del año anterior no había ingresado ninguna.

Peras, manzanas y personas

Cientos de personas formaron hileras que surcaban Plaza de Mayo. Vinieron de González Catán, de Moreno, de Monte Grande, de Villa Madero, y también de Villa Soldati, de Mataderos, de Liniers, entre otros puntos de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. Según declaró uno de los chacareros, había personas mayores desde las cuatro de la mañana haciendo cola, a la espera de las manzanas y las peras que trajeron los productores patagónicos desde sus pagos y que regalaron a modo de protesta contra los intermediarios. Había también muchas madres con changuitos, bolsas y mochilas. Mientras todos esperaban al calor de un cielo abierto, alguno se animó a declarar que tenía dificultades para cubrir sus gastos a fin de mes. En menos de dos horas, cerca de 10 toneladas de fruta ya habían sido repartidas.

Nora había llegado a la plaza a las ocho de la mañana, “bien temprano para ayudar en la economía de mi familia, que tengo cuatro nietos que tienen a su mamá desocupada”. Juan Domingo, de unos 70 años, había hecho un viaje de dos horas para llevar fruta a un comedor al que asisten a 60 vecinos de González Catán, en la provincia de Buenos Aires. Mientras que María del Carmen comentaba que tiene la sensación de vivir un contexto parecido al de la crisis del 2001.  

“Cada habitante consumía alrededor de 14 kilos de manzanas y peras per cápita por año; hoy se están consumiendo seis kilos», afirmó Ilú.

Por su parte, Ilú, también miembro de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, mostró el contraste con otros tiempos. Para él, hace unos años, “cada habitante tenía alrededor de 14 kilos de consumo de manzanas y peras per cápita por año; hoy se están consumiendo seis kilos. Nosotros queremos que la gente coma más y para eso hay que cobrar un precio razonable”.   

Todos los productores coinciden, además, en que los intermediarios son los grandes formadores de precios. Ilú es más elocuente: “Los intermediarios son una cadena de parásitos que ganan plata por el solo hecho de intervenir. Son los grandes supermercados que compran en cantidad el Mercado Central y luego lo distribuyen en las verdulerías y en los supermercados más chicos, y lo venden al precio que quieren”.    

También acuerdan en que no hay políticas ni nacionales ni provinciales que regulen con equidad el precio que se tiene que pagar por la materia prima, que, a su vez, afirma Jara, “es lo que genera el motor de cualquier economía regional”, y completa: “Esto no es nuevo, venimos mal hace años”.

Luis Aznar y Damián González, chacareros de la localidad rionegrina de Cervantes, indicaron que otra de las razones de su presencia en Buenos Aires es explicarles cara a cara a los consumidores la realidad de los costos de producción de las frutas y la incidencia negativa del sector intermediario. “Con Cristina Fernández teníamos algunos subsidios, que ayudaban pero tampoco eran la solución. Una solución más de fondo es que se designe un precio básico de cosecha, como se hacía antiguamente en el monte, en la chacra”, explica Aznar.

“Con Cristina Fernández teníamos algunos subsidios, que ayudaban pero tampoco eran la solución», detalla Luis Aznar, chacarero de Cervantes.

 

José Alberto García preside la Cámara de Productores de General Roca. “Hay supermercados que cobran la fruta a 50 pesos, y no quiero ser mal pensado, pero parece que hay una gran amistad entre los supermercados y el Gobierno”. Y especifica: “Eso explicaría que el Gobierno no interceda a favor de los productores que están desapareciendo, que abandonan las chacras, que dejan las cosechas sin podar, que no hacen la tarea de cultura necesaria”.  

“Promediamos los 65 años y si no nos dedicamos a esto ya no tenemos otra cosa para hacer. Somos reacios a desaparecer: solo queremos seguir con la producción y seguir manteniendo los puestos de trabajo que quedan y empezar a generar nuevos empleos a partir de algo tan importante como son los alimentos”, completa García.     

 

Actualizado 24/08/2016

 

En sintonía con el arte

En sintonía con el arte

Por la tarde del último viernes, Radio América refulgía de arte. Músicos, actores, narradores, humoristas, fotógrafos y pintores intervinieron en el edificio de Amenábar 23 (CABA) con lo que mejor saben hacer y llenaron las instalaciones con sus creaciones. El motivo fue poner en escena, de modo creativo, el conflicto que los antiguos dueños, Sergio Szpolsky y Matías Garfunkel, y el supuesto nuevo propietario, Mariano Martínez Rojas, mantienen con los trabajadores, a quienes se les adeudan nueve meses de salarios y dos aguinaldos.

Andrea Recúpero, periodista especializada en política nacional, trabaja en la emisora hace casi seis años y explicó la génesis del vaciamiento: “Los empresarios que estuvieron gestionando la radio los últimos años se ausentaron un día y jamás volvieron, dejandola directamente abandonada. Desde diciembre estamos sin cobrar y no tuvimos respuesta de los empresarios ni de las autoridades nacionales. Con lo cual hay un vacío respecto a nuestro futuro”.

Durante ese tiempo, periodistas, locutores, operadores, técnicos y otros trabajadores vienen haciéndose cargo de una programación de emergencia, con el fin que no caduque la licencia que la emisora tiene por la frecuencia LR9 AM 1190. Por eso el ataque sufrido el mes pasado los había dejado con un sabor muy amargo. “El empresario Martínez Rojas, presunto nuevo dueño de la radio y que jamás presentó un papel que así lo acredite, ingresó al edificio con una patota, desmanteló los estudios y el archivo digital del diario Tiempo Argentino”, agrega cuando empieza a vibrar Milonga Sentimental en los oídos de los concurrentes.

En tanto, Vilma Noce, delegada del Sindicato Argentino de Locutores, aseguró que ese ataque, ocurrido en la madrugada del 4 de julio, tuvo la complicidad de las fuerzas policiales y que, la semana pasada, “por fin la Justicia Federal inició un proceso penal por este hecho”. También informó que la planta en la que opera la antena de Radio América hoy está copada por personal que trabaja para Martínez Rojas.

«Desde diciembre estamos sin cobrar y no tuvimos respuesta de los empresarios ni de las autoridades nacionales. Con lo cual hay un vacío respecto a nuestro futuro”.

“Los trabajadores intervenimos donde no interviene el Estado. Hace más de un mes el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) nombró un delegado normalizador, conforme a lo que establece el artículo 50 de la Ley de Medios. Este normalizador terminó su función pero aún no hemos tenido ninguna respuesta”, continúa Noce, miembro de la comisión gremial interna. “La radio debe licitarse nuevamente y nosotros queremos controlar el proceso de licitación, y aquel licenciatario que tome más trabajadores tiene que ser el que se quede con la radio. Y el Ministerio de Trabajo debería velar por eso”, completa Noce frente a la oficina de los jefes, en la cual se aprecia un maniquí sin cabeza y otro con la cara de Spolszky con las orejas de Mickey, rodeados por una lluvia de dólares.

Con el correr de las horas, la actividad que comenzó a las 17 se fue llenando de fieles oyentes convocados por la necesidad de defender la pluralidad de voces. Entre ellos estaban Kety y Dora, de unos 70 años, que se hicieron presentes para colaborar con dinero que dejaron en una alcancía solidaria que resplandecía, alumbrada por unas luces cubieras con brillantina violeta.

De pronto, los pasillos se hicieron más estrechos de lo que ya eran. En la entrada, dos mimos de la Escuela Latidoamericana (sic) de Mimo y Teatro Corporal invitaban al hall central. En una de sus esquinas se apilanban las bolsas de alimentos para colaborar con los 106 trabajadores de la radio. En otra punta se había improvisado un pequeño escenario musical. En las paredes resaltaban distintas pinturas (un puño gigante en alto, una figura femenina en pleno vuelo y un felino con cuernos), fotos de trabajadores en lucha y las palabras de apoyo de los oyentes escritas con marcador. Todo estaba intervenido, incluso las escaleras, cuyos escalones señalaban la cantidad de meses sin cobrar, y los baños, que lucían la leyenda “No nos caguen más”.

Cerca de la sala de estudio se vendían empanadas, tartas y café con leche para recaudar fondos para las familias. En la cabina del operador el mate pasaba de mano en mano mientras se discutía sobre la factibilidad que Radio América forme una cooperativa, proyecto que Recúpero señaló como una posible opción.

La cantante Marisa Otero estuvo acompañada por el bajista y compositor Germán Pontoriero en un repertorio folclórico. “En esta etapa que se está viviendo en el país todos tenemos que ser solidarios con todos. Se sabe que con la gestión política se están perdiendo muchos puestos de trabajo y para que esta lucha no sea tan desigual los trabajadores tenemos que unirnos para defender nuestros derechos”, afirmó. Asimismo, señaló su asombro por la calidad con la que los trabajadores de la radio y los artistas solidarios transformaron la destrucción y el vandalismo de las oficinas en una obra artística: “Tendría que verlo Marta Minujín para felicitarlos”, cerró.

 

Actualizada 23/08/2016

Destapá y ganá

Destapá y ganá

La empresa de capitales mexicanos FEMSA, distribuidora de los productos de Coca-Cola en Buenos Aires y alrededores, fue intimada por la Justicia a reincorporar a un trabajador que había sido despedido luego de organizar entre sus compañeros la marcha del 24 de marzo, fecha que conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, y de ser señalado por integrar una lista gremial combativa. Esta reincorporación, efectivizada finalmente el viernes pasado, se suma a otras también ordenadas por el Poder Judicial, y ocurridas en las plantas de Pompeya, en la Capital Federal, y de Monte Grande, en la Provincia de Buenos Aires.   

José Agustín Gómez, de 55 años, trabajaba en la compañía desde 2003, en el puesto de operador de movimiento interno. El lunes 28 de marzo –inesperadamente para él- sus superiores le notificaron que lo echaban de la empresa bajo la acusación de integrar una “organización rompeconos” que se dedicaba a la rotura sistemática e intencional de estas guías de señalización.

Gustavo Intrieri, abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDh) que representa a Gómez, afirma que el fallo del Juzgado Laboral N° 30 dejó asentado que las pruebas presentadas por los asesores legales de Coca-Cola-FEMSA no tienen validez alguna. “Se lo terminó acusando de la rotura de más de 15 conos, pero solo presentaron la rotura de uno solo, la cual se sabe que sucedió el 18 de marzo a las 20.00. Pero quedó asentado que en ese momento José se encontraba en otro sector”, explica el abogado. El letrado sostiene que la supuesta rotura de conos fue un montaje de la empresa para tratar de sacarse de encima al trabajador, a causa de su actividad gremial y de su participación en la convocatoria al acto del 24 de marzo.   

El abogado cuenta el último manotazo de ahogado que intentó hacer la empresa de “la gaseosa de la felicidad”: “Pretendió revertir la cautelar del 14 de julio (la cual obliga a la reincorporación del operario despedido) mediante la presentación de documentos y testigos falsos”. Y se explaya en su explicación: “Como pruebas entregó dos fotos en las que quiere demostrar que José está participando del hecho, pero se observa que se trata de otra persona distinta. Incluso las fotos presentan fechas distintas y un cono en lugares distintos, con lo cual no puede tratarse del mismo hecho. Hasta esa torpeza cometieron”.

Traiciones

A los dos días del despido, los compañeros de Gómez organizaron una asamblea de la que participaron unos sesenta trabajadores en horario laboral para que los abogados del sindicato intercedieran a su favor. “Incluso se ofrecían a pagar los conos magullados”, asegurá el trabajador ahora reincorporado.   Bajo esta presión, dos días más tarde, el viernes 1º de abril, intermedió la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas y Afines (FATAGA), a través del subsecretario Américo Romero. “El representante gremial –recuerda José- me da la razón y me dice que la acusación resultaba inverosímil. Igual yo le dije que no se quedara con mi testimonio, que investigue a fondo para dar cuenta de la verdad”.     

No obstante, el 6 de abril Romero le presentó a Gómez un telegrama en el que aceptaba formalmente su desvinculación de la empresa. “Yo había ido para que verifiquen que las acusaciones eran falsas y para que luchen por mi reincorporación, y el señor Romero me comunica que no iban a rever mi caso porque -para él- el sindicato no está para interceder en estas cosas. Pero si los sindicatos no están para ayudar al trabajador, ¿entonces para qué están?”, se pregunta con tono de impotencia.

La vuelta de los años 90

Durante el neoliberalismo de los años 90, las grandes empresas fueron favorecidas por una serie de leyes que flexibilizaban el empleo y precarizaron las condiciones de trabajo. Intrieri esclarece la situación en la Coca-Cola de aquellos años: “Los trabajadores carecían de representación sindical de base, ni siquiera había afiliados al sindicato. No se podía criticar nada”.

Y se explaya en cómo se dio el cambio: “Producto de una organización interna, los trabajadores de Amancio Alcorta lograron imponer la representación gremial, que luego se trasladó a la planta de Monte Grande. Pero el sindicato recién nombró a los delegados en 2012, para protegerse antes de que surgieran representantes más de base, y en 2014 los trabajadores presentaron una lista más representativa, la Lista Bordó, que se oponía al accionar de las directivas mafiosas del sindicato de FATAGA, donde no se convoca a asamblea ni se toman decisiones de modo democrático. Cuando gana la Lista Bordó comienza el ataque a los empleados de la comisión interna de la planta Monte Grande”, relata Intrieri.          

Más tarde, según Intrieri, este disciplinamiento fue aplicado por los directivos de Coca-Cola-FEMSA a su central de Pompeya, donde los trabajadores estaban organizados en la Lista Marrón, una agrupación se define como clasista y está integrada mayoritariamente por miembros que tienen afinidad o que militan en el Partido de los Trabajadores Socialistas.

José Gómez, militante de esta lista, no tiene dudas de que los gerentes de Coca-Cola-FEMSA buscan desprenderse de los miembros más activos y organizados en la defensa de derechos. “Nosotros luchamos por derechos que creemos justos, como -por ejemplo- dejar de cobrar el día simple cuando trabajamos en día feriado, o exigir que no nos cambien de serie y de puesto, o que no nos cambien de horario. Siempre le fui fiel al trabajo y nunca le fallé a la empresa, pero parece que luchar por derechos laborales para ellos es ser mala persona”, advierte.

La desvinculación estratégica de trabajadores que están organizados no es nueva en la empresa de la gaseosa más publicitada del país: “Los compañeros de la Agrupación Marrón veníamos sufriendo despidos desde agosto del año pasado, pero despedían con otro método: sin causa y con indemnización”, declara Gómez.

Otros casos

Cristian Durán protagonizó la primera reincorporación de esta serie dictada por la Justicia. Su despido de Coca Cola fue en agosto de 2015 y ocho meses más tarde una cautelar judicial, que aún aguarda sentencia firme, ordenó su vuelta al trabajo en la planta de la calle Amancio Alcorta, en Pompeya.

“Era sabido en la planta que yo soy activista de la agrupación Marrón, la cual busca defender los derechos de los trabajadores que todavía al día de hoy se siguen vulnerando. Nosotros hemos denunciado a la empresa y también al sindicato por no defender al laburante”, declara Durán.  

Otras sentencias que han salido favorables a los trabajadores son las de Sandro Giménez en la planta de Monte Grande y de Jonathan Mendoza, Gabriel Zapata, Walter Lell, Mario Fernández y Gastón Borda en la de Pompeya. A estos se suman dos casos más de empleados que han preferido, por desgaste emocional, no reincorporarse a Coca-Cola-FEMSA.   

Por lo pronto, en el caso de Gómez, el más reciente de esta serie de trabajadores despedidos y reincorporados por orden judicial, pudo reingresar a su trabajo el viernes pasado.

 

Actualizada 16/08/2016