Naomi Klein ahora desnuda las razones de la crisis climática

Naomi Klein ahora desnuda las razones de la crisis climática

«Las acciones individuales no son suficientes para reducir la emisión de carbono en la medida que necesitamos», explicó Naomi Klein en una entrevista exclusiva por videoconferencia con ANCCOM. «La reducción de la emisión de carbono requiere medidas como la que ocurrió recientemente en un tribunal de Holanda: un juez ordenó que Shell recorte sus emisiones al 50% antes del 2030, es decir, en menos de una década. Ese es el tipo de políticas que nuestros representantes deberían implementar, y estamos empezando a ver a los poderes judiciales dar un paso en ese sentido. Algunos de estos hechos están teniendo lugar por el precedente de la gente joven yendo a los tribunales y quejándose de sus gobiernos por no implementar políticas en línea con lo que acordaron en el Acuerdo de París».

Las señales de urgencia se multiplican: en los últimos treinta días, Canadá alcanzó su temperatura récord en la historia (49,5ºC al noroeste de Vancouver), el océano literalmente se prendió fuego en el Golfo de México, el oeste de Alemania no puede recuperarse de las inundaciones que arrasaron con miles de hogares y el Río Paraná está registrando bajantes históricas. El calentamiento global, antes que una advertencia futura, se convirtió en un fenómeno que tenemos que enfrentar en el presente.

“Nuestra casa está en llamas, y nadie debería sorprenderse de ello”, asegura la periodista canadiense Naomi Klein en el comienzo de su libro En llamas: un (enardecido) argumento a favor del Green New Deal. Su obra llegó a Argentina en febrero de este año editada en español por Paidós. En su nuevo texto, la autora compila una serie de artículos que ponen de relieve la contradicción entre la necesidad de actuar para frenar las consecuencias del cambio climático y el sistema productivo capitalista actual. En sus propias palabras: “No existe forma alguna de lograr que un sistema de creencias que desprecia la acción colectiva y venera la libertad total del mercado encaje con un problema que exige acciones colectivas a una escala nunca vista”.

El Green New Deal

A lo largo de sus notas, Klein enfatiza la urgencia de que los Estados se hagan responsables de intervenir para reducir las emisiones de carbono: ejemplifica con el Green New Deal, un concepto que surgió hacia 2008 por pensadores de la New Economics Foundation, en Inglaterra. El término remite al New Deal, un conjunto de medidas económicas que tomó Franklin Roosevelt en Estados Unidos durante la Gran Depresión para salir de la crisis. El «green» refiere entonces al énfasis necesario de un rumbo económico que tenga en cuenta políticas «verdes». En otras palabras, que impulse la inversión de capitales en fuentes de energía renovables.

Según el ranking de Global Carbon Atlas, un trabajo conjunto entre la Organización de las Naciones Unidas (ONU) e investigadores de Future Earth, los países más industrializados (China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón) son los que mayor emisión de carbono realizaron en 2019. En este sentido, En llamas recopila estudios científicos que dan cuenta del impacto en la naturaleza que supone el uso de tecnologías al servicio de la acumulación de capital sin una crítica a los motivos por los cuales se originó el desequilibrio en el ambiente.

Alexandria Ocasio-Cortez, congresista por el estado de Nueva York desde 2019, presentó en el Congreso estadounidense un proyecto de Green New Deal. Si bien no fue aprobado por el Parlamento, sí logró instalar las bases para el debate social en la segunda economía industrializada más contaminante del mundo. Además, la iniciativa propone la generación de empleos dentro del área de las energías renovables, para reactivar el consumo interno a partir de la creación de trabajo genuino.

Argentina verde

La problemática del calentamiento global es, como su nombre lo indica, de alcance internacional. Sin embargo, la cuota de responsabilidad y el margen de acción para revertir la situación varía en cada región del mundo. No es casual que los países del centro de África, afectados durante años por la colonización europea y los mayores índices de pobreza, sean los que menos emisión de carbono producen.

En el caso argentino, donde la tasa de desempleo ronda el 10%, la pobreza alcanzó al 42% de la población en el primer trimestre de 2021 según INDEC, y el principal ingreso de divisas se obtiene mediante las exportaciones agropecuarias, el panorama es diferente. Primero, y principalmente, porque el motor económico no son las industrias sino el modelo agroexportador. Si bien algunos estudios recientes plantean que la ganadería genera más emisión de carbono que la actividad industrial, nuestro país se posiciona en el lugar 32º del ranking anteriormente mencionado.

Mientras que en los países centrales se demanda la reducción de la emisión de carbono, a nivel local Jóvenes por el Clima, organizaciones ambientalistas regionales y periodistas e investigadores independientes, adoptan una forma de reclamo de acuerdo a las necesidades nacionales: alto a la megaminería a cielo abierto, a la pesca ilegal y al uso de agroquímicos -que se encuentran prohibidos en la Unión Europea-; todas estas actividades afectan directamente a la salud y a la contaminación ambiental en nuestro país.

 

ANCCOM aprovechó la entrevista con la autora de No logo sobre el margen de acción que tiene la juventud y las personas organizadas para hacer cumplir el respeto al derecho humano básico que supone un ambiente sano.

¿Qué le dirías a alguien, quizás una persona joven, que se esté empezando a preguntar por el calentamiento global?

Creo que la gente joven tiene un gran poder moral en este tema. Ya hemos visto que los activistas jóvenes en las calles tiene un gran impacto en cómo los funcionarios públicos perciben el costo político de la inacción. Ese tipo de activismo sigue siendo relevante. El mensaje más importante es que la gente joven, ustedes, son más fuertes actuando juntos.

¿Es necesario tener a gente en las calles gritando que tener un ambiente sano es un derecho fundamental?

Lo que podemos hacer en las calles es mantener la presión, la presencia, la emergencia. Pero los verdaderos cambios van a llegar si las compañías son obligadas a cambiar, no preguntándoles con amabilidad si voluntariamente pueden implementar medidas.

De Corrientes a Netflix

De Corrientes a Netflix

Las mil y una (2020) es una película dirigida por Clarisa Navas que está catalogada como drama LGTB, pero que cuenta mucho más que un romance lésbico. Sin ir más lejos, durante la grabación ocurrió un homicidio a un mecánico, a punta de cuchillo, en las cercanías al set de rodaje. La historia retrata la vida en los monoblocks de Mil Viviendas, un barrio correntino que se ubica cerca de la capital.

Si bien el largometraje fue premiado internacionalmente en festivales como Mar del Plata, San Sebastián, Lima, Valdivia, Toulouse y Guadalajara, algunos vecinos que accedieron a la cinta a partir de Netflix no comparten opinión. Alberto Rivero, miembro del Partido Liberal de Corrientes y militante contra lo que llama «ideología de género», inició una juntada de firmas en Change.org para exigir el cambio de nombre a la película. En sus palabras: “Deja muy mal visto al barrio Mil Viviendas donde se filmó, los vecinos nos sentimos difamados y discriminados por el contenido de este audiovisual”. La petición alcanzó las 65 firmas y cuenta con comentarios que sugieren la censura del filme y otros que reconocen no haberla terminado de ver.

Frente a este rechazo, el Colectivo de Mujeres Organizadas de Corrientes se proclamó en defensa de la película a través de las palabras de una comunicadora feminista correntina. Milo, un joven trans de Mil Viviendas, expresó en su cuenta de Facebook que se siente representado por lo que cuenta Las mil y una: «Plasma muy bien que te vas al centro y podés ser quien vos quieras, pero volvés al barrio y corrés el riesgo de que te vea el vecino cuando estás draggeado, o maquillado y que le cuente a tus padres, que te caguen a palos”.

Además, Milo detalló el sentido de pertenencia que le generó la posibilidad de consumir un contenido audiovisual producido íntegramente en su provincia: “Con mi novia, frenábamos a cada ratito mientras veíamos la película para ubicar en qué lugar era cada escena, o nos poníamos a debatir qué colectivo habrán tomado en la parada que aparece. Para mí fue muy importante porque estábamos todo el tiempo jugando con esas cosas locales. Conocemos a varios actores y actrices por ser militantes de la comunidad. En la escena de la fiesta, una de nuestras amigas estaba de extra… Ver la película significó estar ahí celebrando todo eso”.

Para Navas, la realización del audiovisual no supuso tanto un diálogo con la comunidad LGTB local sino, más bien, la expresión de sus propias vivencias: “Más que un diálogo, me parece que hay una experiencia propia, y un habitar y existir de cierto modo, que en ese sentido no nos hace falta tanto hablar sino que más bien somos parte. La mayoría de los actores han atravesado vivencias similares, yo también, y muches del equipo técnico. Creo que hablamos y construimos las imágenes desde ese lugar, desde el haber atravesado”.

¿Cuándo comenzaste a pensar en el argumento de la película?

Creo que es una película que, de alguna manera, se fue armando entre muchas otras cosas que fui haciendo. Siempre me rondaba la idea de hacer un audiovisual en mi barrio, que expresara ciertos problemas que había atravesado en la adolescencia y que también habían pasado mis mejores amigues. Con el tiempo fue elaborándose y encontrando su modo y su forma, impregnándose también de ficción.

¿Desde el comienzo tenías en claro que el elenco tenía que ser de la región?

El casting comenzó en la primera escritura, en 2018. Sabía que Sofía Cabrera (Iris) y Ana Carolina García (Renata) tenían que ser las protagonistas, sentía que la película no iba a existir si no estaban ellas dos. Luego hicimos una búsqueda en Corrientes para que aparecieran otros personajes. Con Pilar Rebull Cubells (Romi) nos conocimos de casualidad, y fue muy mágico. Mauricio Vila (Darío) era mi amigo, me encanta su trabajo. Hicimos una pequeña prueba con él, grabándose en un video al ritmo de Sandro, y creo que ahí terminó de conquistar mi corazón. Además, tenía un montón de vivencias en Corrientes, muy parecidas a lo que atraviesa su personaje. Después faltaba el otro hermano, que fue interpretado por Luis Molina (Ale). Lo conocí en la Escuela de Cine de Formosa, donde yo doy clases. Desde el primer momento en el aula sentí una conexión muy grande, hicimos un par de pruebas y quedó seleccionado.

Hay actores que estuvieron en tu película anterior Hoy partido a las 3…

Sí. Con el grupo de amigues con quienes hacemos las cosas (Ana Carolina y Lucas Olivares) tenemos la política de defender y construir una especie de arte que nazca desde la periferia y también esté protagonizado por actores y actrices de la región. Si no, el cine argentino tiende a cerrarse sobre sí mismo, las caras se repiten y actúan los mismos de siempre. Nuestra iniciativa es salir de eso y poder construir desde otro lugar, generando nuevas oportunidades.

¿El guion fue pensado en diálogo con la comunidad LGTB de la provincia? ¿Hubo cambios desde el primer borrador de guion hasta la realización?

El guion sí se fue reconstruyendo y armando porque tenemos un proceso de trabajo que dura muchos meses, donde ensayamos, probamos, nos interrogamos y problematizamos también lo que estamos haciendo. En todos esos meses de encuentro y de construcción de red entre les que actúan se van modificando y apareciendo cosas nuevas. Hasta el último día, antes de filmar, mis guiones se suelen modificar. Cuando pensamos a Las mil y una, creo quehay un sentir muy compartido con cualquiera que haya sido parte de la comunidad LGTBIQ+, o disidente, o un poco corrido de cierta heteronorma correntina, que lógicamente se habrá sentido expulsado. Hasta ahora, muchas cosas no han cambiado y sigue siendo muy difícil, traumático y peligroso existir dependiendo en dónde te muevas.La película es una suerte de abrazo a quienes hemos sido diferentes, o distintos, en Corrientes.

¿Cómo te sentís al saber que Las mil y una es la primera producción correntina en llegar a una plataforma de distribución mundial como Netflix?

Estoy contenta con el debate que la película viene produciendo acá. Siempre es difícil que una película que maneja ciertos códigos, tiempos y ritmos diferentes al cine hegemónico, se vea. Sobre todo que produzca enojo, identificación, gusto, llanto… Todas las emociones posibles, y que haga pensar. Que esté en Netflix posibilitó ese acceso a muchas personas de acá y creo que eso sí me pone muy contenta. La verdad, no esperaba que se viera tanto.

¿Qué opinás sobre la respuesta de los vecinos a la película? ¿Imaginabas que podía tener una repercusión negativa?

Sí, pensaba que podía molestar, en cierto tipo de vecinos. Es un grupo reducido, el barrio es enorme y quienes han vivido ahí saben que está compuesto por muchísima gente que piensa de maneras muy diferentes, entonces creo que ese sector es un claro ejemplo de algo que en cada barrio de Corrientes podés encontrar, incluso en cada sociedad está presente todavía. También produce muchas preguntas, y habilita un montón de matices. A veces pensamos en términos muy polares: «Está la gente retrógrada y conservadora, y por otro lado la gente más progre». Acá creo que se abrieron un montón de grises, de aspectos que van más allá de la identidad sexual o de la diversidad: tienen que ver con cuestiones de clase, edilicias, problemáticas del barrio que están ahí y se quieren negar, o tapar, porque también es doloroso verlas. A veces es mejor olvidarse y acostumbrarse a como están las cosas… En ese sentido, el cine tiene el poder de mostrar y revelar ciertas cuestiones. Mucho de lo que dicen los vecinos también tienen que ver con eso: con algo más grande, con esa idea de qué es el correntino. Corrientes siempre fue identificada como el chamamé, el carnaval, la tierra de los machos y gauchos… Me parece que, de pronto, estar representades de otra manera y que lo que se vea no sean las imágenes bellas del río y la costanera, molesta. Es extraño porque es un lugar que se compone de una diversidad gigante. Tampoco hay que olvidarse de que es una de las provincias más pobres de la Argentina, y que tiene el mayor índice de acoso hacia mujeres y disidencias. Son imágenes incómodas, pero la incomodidad también produce pensamiento, e incluso cambios. Negando no se llega a ningún lugar. La película tiene un poco que ver con todo eso.

Juventud, ¿divino tesoro?

Juventud, ¿divino tesoro?

Según una encuesta publicada por la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 45% del alumnado abandonó en 2020 alguna o varias materias debido a factores anímicos. Asimismo, un 35% señaló no haber contado con condiciones anímicas adecuadas para seguir los estudios. La evaluación, que indagó sobre la situación de cursada durante el segundo cuatrimestre, repitió resultados similares a los que arrojó la encuesta del primer cuatrimestre. ¿Qué pasa con la salud mental de la juventud en pandemia?

El grupo etario que corresponde a la categoría “joven” se ubica entre los 18 y 29 años, según los criterios sociológicos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF. Hablamos de personas que finalizaron sus estudios secundarios y se encuentran formándose en educación superior y/o trabajando. En Argentina, el 49.2% de jóvenes en aglomeraciones urbanas es pobre, según INDEC. Un informe reciente sobre los efectos de la pandemia en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental de los jóvenes concluye en varios puntos que resultan alarmantes: por un lado, la pandemia habría exacerbado la desigualdad económica, lo que repercute sobre la dificultad para conseguir empleos decentes. Al mismo tiempo, la interrupción de la educación y formación habría reducido el potencial productivo.

Un 27% de los jóvenes entrevistados por UNICEF siente más ansiedad de la que manejaba antes de la pandemia.

En este panorama, si bien el impacto de la covid-19 en la salud física de la juventud parece ser menor que para las generaciones mayores, la primera es más vulnerable a las repercusiones económicas, sociales y culturales que la pandemia está dejando. La encuesta de la OIT revela que los jóvenes perciben una reducción en los ingresos por disminución de horas trabajadas. Asimismo, la brecha se expande según género: las mujeres suman horas de trabajo doméstico al quedar a cargo de hijos, hijas o familiares menores que continúan el aprendizaje de manera virtual en sus hogares.

Otra intersección a contemplar es la regional: la transición a los estudios en línea y a distancia, parece estar más generalizada entre los jóvenes que viven en países de ingresos altos, lo que pone de relieve las grandes brechas digitales según la ubicación periférica o central del país en el que se reside.

Salud mental y crisis

Un sondeo de UNICEF sobre jóvenes y salud mental en Latinoamérica y el Caribe reportó que casi uno de cada dos de los entrevistados tiene menos motivación para realizar las actividades que normalmente disfrutaba. Además, un 27% identifica más ansiedad de la que manejaba antes de la pandemia. Sobre este tema, Florencia Zara, psicóloga y terapeuta cognitivo-conductual, asegura que la pandemia disparó estados de ansiedad al crear nuevos estresores: estímulos que generan estrés e inciden sobre la calidad de vida.

La encuesta de UNICEF señala que el 73% de los jóvenes sintió la necesidad de pedir ayuda para su bienestar físico y mental

Entre las consultas que recibe de pacientes en la franja etaria en cuestión, el miedo a contagiar a familiares resulta un tema frecuente. La tristeza, el aburrimiento y la sensación de soledad son otras de las emociones habituales. Asimismo, identifica la frustración, debido a la imposibilidad de realizar actividades de la manera habitual, y la impotencia, por la situación que escapa al control individual, como otras inquietudes que suelen aparecer.

Según la especialista, la pandemia y las medidas de aislamiento supusieron una transformación en las rutinas de los jóvenes que incide directamente sobre la salud emocional. Normalmente, los ciclos del día se orientan según los horarios determinados de trabajo y/o estudios. Con la virtualidad y el teletrabajo, las actividades habituales se vieron afectadas según los nuevos ritmos y problemáticas domésticas. Otras consecuencias que acarrea esta alteración son trastornos del sueño, como insomnio, y de la alimentación. Una investigación de la Universidad del Siglo XXI identificó recientemente que 7 de cada 10 argentinos tienen dificultades medias-elevadas para conciliar el sueño antes de dormir.

La encuesta de UNICEF también expuso que el 73% de los jóvenes sintió la necesidad de pedir ayuda en relación con su bienestar físico y mental pero que, pese a lo anterior, el 40% no solicitó asistencia profesional. Zara afirma que existen varias causas que podrían explicar este desfasaje: por un lado, las creencias que se tienen acerca de la terapia. En el sentido común aún persisten dudas sobre lo que se puede lograr en un proceso terapéutico, cómo se lleva a cabo, desconocimiento acerca de los distintos tipos de terapias que existen y la evidencia científica sobre ello.

El factor económico también resulta determinante para el acceso al sistema de salud, debido al costo de los tratamientos. Una tercera causa es la subestimación de las propias emociones. En palabras de la terapeuta: “Muchas veces las personas minimizan lo que les pasa, creen que no es para tanto, que ya se les va a pasar, que eso no es suficiente para iniciar un tratamiento. La realidad es que si algo interfiere tu calidad de vida, te genera malestar, es lo suficientemente importante como para poder hacer la consulta y evaluar qué tratamiento es el adecuado”.

Cuidar las emociones

Al comienzo de la pandemia, la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires elaboró una guía de recomendaciones psicológicas para afrontar la crisis por la covid-19. En caso de necesitar ayuda, lo importante es poder consultar con un profesional idóneo, que realice un adecuado diagnóstico y evalúe qué tratamiento es necesario para la problemática que esté padeciendo la persona. Zara asegura: “Existen distintas herramientas que uno puede obtener en el espacio terapéutico para poder transitar las inquietudes inherentes a la pandemia de una mejor manera. Sobre todo, para que interfieran lo menos posible en el día a día”.

La encuesta de la OIT revela que los jóvenes perciben una reducción en los ingresos por disminución de horas trabajadas.

Dentro de lo que podemos hacer, resulta clave tener establecida una rutina. Si bien con la pandemia las rutinas se tuvieron que flexibilizar, cambiar o adaptar, es importante mantener un ritmo. Por ejemplo: establecer ciertos horarios para dormir, para comer, para realizar ejercicio, para distraerse. Asimismo, acotar el consumo de noticias a una franja horaria fija para evitar sobreexponerse a información que pueda despertar más ansiedad. Aunque parezcan cosas pequeñas, cambiarse el pijama y lavarse los dientes son actividades que ayudan a mantener organizado el ciclo del día en aquellos que aún no retomaron sus actividades presenciales.

A nivel afectivo, se recomienda tener una red de contención emocional con familiares y amigos al menos virtualmente. También es importante poder etiquetar la emoción por la cual se está atravesando: ¿enojo? ¿tristeza? ¿impotencia? Reconocer las propias emociones y poder comunicarlas mejora el estado de ánimo ya que produce una sensación de alivio. Si se convive con menores, se sugiere hablar con ellos sobre cómo se sienten y poder compartir cómo uno se siente. Normalizar las emociones sirve para enseñarles a gestionar sus estados de ánimo, mostrándoles las formas que tenemos los adultos de manejarlas.

Por último, son necesarios los límites: para el teletrabajo, para los estudios, para el consumo de información. Se puede establecer con horarios, así como también se aconseja reservar un espacio físico para dedicarse al trabajo o la facultad, que esté ubicado en un lugar diferente a donde se duerme. Si no se puede, sostener la diferenciación a través de horarios claros. Suena sencillo pero en la práctica se puede perder de vista. En caso que se considere necesario, no dudar en pedir ayuda profesional.

España debate la Ley Trans

España debate la Ley Trans

Cada 31 de marzo se celebra el Día de la Visibilidad Trans. En los últimos años, la comunidad LGTBIQ+ argentina conquistó un significativo número de derechos; sin embargo, no ocurrió lo mismo en todo el mundo. España, por ejemplo, hoy se encuentra en lucha por la actualización de su Ley de Identidad de Género.

Hace unas semanas, en el país europeo se hizo público un borrador de la nueva Ley Trans, impulsado por Irene Montero, ministra de Igualdad y miembro de Unidas Podemos. El proyecto despertó debate dentro del movimiento feminista español y en el interior de la coalición de gobierno que pusieron en duda su aprobación. El retraso motivó a un conjunto de activistas a iniciar una huelga de hambre exigiendo la aprobación del borrador.

Latinoamérica y Argentina

En Argentina, las personas trans tienen garantizada una serie de derechos en base a convenciones internacionales, normativas nacionales (como la Ley de Identidad de Género y la de Matrimonio Igualitario), legislaciones provinciales y decretos del Poder Ejecutivo relacionados con, por ejemplo, acceso al cambio de nombre en el DNI y partida de nacimiento en la adultez o en la infancia, derecho al respeto de la identidad de género en espacios educativos y, en el sistema de salud, acceso a hormonas y cirugías de modificación corporal entre otros. El año pasado, el decreto 721/2020 garantizó un cupo laboral travesti-trans del 1% para el Sector Público Nacional.

¿Por qué es necesario echar luces sobre la legislación existente en la materia? Según reconoce el Estado argentino, la expectativa de vida de una persona trans oscila entre 35 y 40 años. La legislación argentina, aún con sus falencias en la práctica, lejos está de la realidad que se vive en otros países del mundo. Por ejemplo, en Paraguay y Brasil, no cuentan con leyes de identidad de género.

Europa y España

En Europa, España tiene una legislación de 2007 que, si bien permite el cambio de nombre en el documento, lo avala mediante la patologización de sus solicitantes.

Según explica Rosa María García, activista española transfeminista y doctoranda en Filosofía y Género, la normativa que está en vigencia surgió en respuesta a una problemática urgente: hacia las décadas de 1970 y 1980, las mujeres trans que iban a los juzgados a solicitar el cambio registral se encontraban con jueces que no tenían jurisprudencia sobre la que hacer un fallo claro.

En este contexto, los magistrados exigían un marco legal para saber cómo actuar ante estos reclamos. Así surgió la Ley 3/2007, una regulación que nació con 15 de años de retraso respecto a las demandas de los movimientos sociales, de los Principios de Yogyakarta –que  se publicaron en 2006– y de varias de las legislaciones que ya existían en Europa.

A diferencia de la ley argentina, la normativa española impone dos condiciones fundamentales para responder a la solicitud: por un lado, tener un informe diagnóstico de disforia de género. Esta primera cláusula supone la patologización de las personas trans, ya que entiende que para acceder al pedido se debe estar bajo el diagnóstico de “transexualidad”. En 2012, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) eliminó de su manual este concepto ya que dejó de considerarlo como una patología. Hacia 2018, también se expidió la Organización Mundial de la Salud (OMS): la disconformidad de género se definió como una condición correspondiente a la salud sexual.

La segunda cláusula exige acreditar al menos dos años bajo tratamiento médico con hormonas. En 2018, una instrucción de la Dirección General del Registro Civil habilitó el cambio de nombre simplemente presentando documento, sin la exigencia de acreditar un informe psicológico. De cualquier manera, la legislación actual no prevé la existencia de personas no binarias ni establece las mismas garantías para todo el territorio: existen normativas específicas de cada comunidad autónoma, pero son muy limitadas porque están acotadas a sus competencias. Según García: “Es problemático, porque quizás a 20km de distancia de donde estás tus derechos son otros”.

El proyecto de ley de Montero busca armonizar estas legislaciones y ajustarse a los estándares internacionales. Sin embargo, no trataría problemas de fondo. Un ejemplo son las personas migrantes que no estarían afectadas por esta legislación que contempla solo a españoles: “Muchas mujeres trans migrantes encuentran la prostitución como única salida frente a la falta de derechos”, según indica la doctoranda en Filosofía y Género.

Desde un punto de vista más optimista, la actualización de la ley permitiría ampliar garantías legales de forma integral: ¿Qué pasa con los derechos reproductivos de los varones trans, por ejemplo? En Argentina, gracias a la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012, la lucha por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito –y la posterior sanción de la ley Nº27.610– incluyó como sujeto de derechos a las personas gestantes. De esta forma, no solamente se contemplan los derechos reproductivos de mujeres cisgénero (cuya identidad de género coincide con la asignada al nacer), sino que también se prevé el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo para varones trans y personas no binarias.