Teatro para chuparse los dedos

Teatro para chuparse los dedos

¿Sos fan de los Redondos? ¿Pero sos muy fan de los Redondos? Con estas preguntas empezaba el proyecto de Gabriel y Guadalupe. Todavía no tenía etiqueta y probablemente nunca la tendría. Poesía de Ricota finalmente tomó la forma de un experimento teatral que cargado de tragedia, contradicciones y paradojas del universo de Los Redondos funciona como una reversión de las canciones de Carlos El Indio Solari.

Gabriel Wolf  se adentró en el mundo del teatro a través del grupo Los Macocos, emblemático conjunto teatral de los años 80. Ricotero de toda la vida, se preguntaba qué sucedería si se les sacara la música a las canciones del Indio. De la mano de Guadalupe Bervih, la co-directora, y con un elenco formado por Gabriela Biebel, Marina Garré, José Formento, Miriam Eva Rellán, Marcelo Saltal y Gustavo Slep, ambos directores comenzaron a formar diez micro-relatos , que , llenos de dramatismo, risas y metáforas, logran captar la atención del público en escasos minutos.

Actores con máscaras sobre el escenario.

Poesía de Ricota se presenta todos los martes de mayo.

“Si se ríe, se conmociona de alguna manera, algo pasó en la función. Eso fue también el concepto con el que trabajamos. Tiene que pasar algo en esos dos o tres 3 minutos que dura el texto. Tiene que ser como un fósforo. El fósforo vos lo encendés y ¿cuánto dura prendido? Nada, dos minutos. Entonces esa imagen se la dimos a los actores. Que ellos tienen dos minutos para estar encendidos y que pase algo”, explica Gabriel.

“Es que en el minuto y medio que dura la representación tenés que generar un clima y un público que estén enganchados. ¿Para qué? Para que no decaiga la actuación. Porque vos no le podes entregar a tu compañero un público aburrido. Vos en esos minutos tenés que comunicar algo. Lo que se logra en 45 minutos de una obra, vos lo tenés que lograr en unos minutos”, agrega Miriam.

Dos personas dialogando en el bar, con cuadros e imágenes de santos de fondo.

La obra se presenta en Pista Urbana, un bar ubicado en Chacabuco 874, San Telmo.

La interpretación de José Formento, una especie de maestro de ceremonia, se sale un poco de esa lógica del espectáculo, funciona como conector de los relatos. José comenta  que la idea de su personaje -mucho más irónico y ácido- era romper con el código que establecía el resto del elenco, desde el vestuario, lo corporal y finalmente desde la dramaturgia con los textos. Nutriéndose de escritos del Indio Solari sacados de la revista Cerdos y Peces y de los discos, el personaje de José une a las distintas narraciones.  “Buscábamos una suerte de comodín. Como que mi personaje se encarga de la costura, de ir cociendo, hilvanando. Soy como el puente entre los distintos bloques” expresa.

La locación fue otro de los factores que desencajaría a los actores. Tomando un lugar poco convencional, como Pista Urbana, un  bar de San Telmo, los directores querían lograr que el espectador siempre estuviera cerca del actor; y que este  se moviera entre las mesas, que no tuviera escenario estable y que llenara la sala de un dinamismo fugaz.

Actriz sobre el escenario.

La interpretación de los actores busca romper los códigos del teatro convencional.

“A los actores, el escenario nos resulta un lugar muy seguro. Hacer un espectáculo donde se rompe con la idea de caja negra es todo un desafío porque uno está muchísimo más expuesto y eso también te modifica corporalmente. Es trabajar a 360 grados”, comenta José.

Miriam agrega: “Gabriel utiliza la imagen de pequeños atentados en un bar. Las canciones van surgiendo en distintos lugares del local y funcionan como atentados. Rompen con el espacio teatral. El espectador no sabe dónde tiene que dirigir la mirada, porque la voz sale de atrás o del costado. Entonces estas roturas hacen que la gente se vaya acomodando permanentemente. Y es lindo, porque implica tenerlos atentos a lo que va a venir”.

Actor sobre el escenario.

Las canciones rompen con el espacio teatral.

 Poesía de ricota estará los martes de mayo a las 20 horas en Pista Urbana, Chacabuco 874.

Actriz sobre el escenario.

Las interpretaciones buscan llevar al público a la conmoción.

Equipo de gente posando.

Poesía de Ricota es un experimento teatral que reversiona las canciones ricoteras.

Techos de cristal y pisos pegajosos

Techos de cristal y pisos pegajosos

Pasados casi tres años desde la primera marcha Ni Una Menos, las mujeres cada vez toman más conciencia de las desigualdades existentes, tanto en el plano político y social como también económico y laboral. Mientras que la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito se instala con fuerza, como la denuncia de la violencia del acoso callejero, en el ámbito de la economía aún están bastante invisibilizadas las enormes diferencias que separan a hombres y mujeres.

“Las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres en el plano económico y laboral son muy diversas. Desde el vamos, las mujeres tienen tasas de actividad menores que los varones, pero cuando uno después analiza la tasa de desocupación resulta que la femenina es mayor a la masculina”, comenta Violeta Guitart, economista y co-editora de EcoFemini(s)ta, una organización nacida en el 2015 que tiene el objetivo de visibilizar la desigualdad de género a través de la difusión de estadísticas y contenidos académicos.

Tres mujeres trabajan sobre una camisa colocada en un maniquí.

Entre hombres y mujeres hay una brecha salarial del 27% en el mercado formal formal y llega a casi el 40% en el informal.

“La brecha salarial es del 27% en el mercado formal y llega a casi el 40% en el mercado informal”, agrega Candelaria Botto, economista y coordinadora de voluntariado de la organización. “Hablamos de dos personas, que son iguales en papeles, cumplen la misma tarea, con la misma capacitación y cobran distinto según su género. Es es una discriminación directa: una mujer cobre el 27% menos que un varón, solo por el hecho de ser mujer”, finaliza.

La metáfora del techo de cristal, para mostrar cómo las mujeres no acceden a los puestos jerárquicos, y del piso pegajoso, que hace ver cómo suelen quedar adheridas a los puestos de menor calificación, explican la otra parte de la brecha.

“También sucede que hay una continuidad en los trabajos que realiza la mujer. En el siglo pasado estaba atada solo al trabajo del hogar. Entonces, cuando sale al mercado remunerado hay una continuidad en las tareas que realiza. Sectores como la docencia, enfermería y empleada doméstica están feminizados, mientras que la construcción, la logística y el transporte son sectores masculinizados”, afirma Candelaria.

“Cambió la inserción de la mujer en el mercado pero no la situación en los hogares», destacan Eliosoff Ferrero y Laterra.

“Esto es parte de una construcción social, que se manifiesta, entre otras cosas, en la división sexual del trabajo. Esta reproduce una división de tareas entre las que corresponden a la esfera pública (vinculado a lo masculino) y la esfera privada (vinculado a lo femenino)”, explican Maria Julia Eliosoff Ferrero y Patricia Laterra, ambas integrantes del Espacio de Economía Feminista de la Sociedad de Economía Crítica.

La perspectiva de género en el plano económico ha planteado nuevas problemáticas, que ayudan a pensar nuestras actividades y reclamar por más derechos. Se han visto grandes avances en cuestión de participación de la mujer pero uno de los mayores problemas es el del trabajo doméstico no remunerado. Estudios de uso del tiempo del INDEC, realizados en 2013, muestra que la mujer usa 6,4 horas al día en trabajo doméstico que no se paga, mientras que el varón lo hace en una proporción de 3 horas.

“El aporte fundamental de la economía feminista es el trabajo doméstico no remunerado y es una crítica al concepto de trabajo clásico elaborado en la economía, que se olvida de todo este aporte que hacemos las mujeres a la producción social”, explica Candelaria. “Todo el sistema productivo se basa en este trabajo que hacemos nosotras, que es invisible porque se realiza dentro del hogar y no es reconocido socialmente. Hoy en día sigue estando la pregunta ‘¿Tu mamá trabaja? No, es ama de casa’”, destaca la paradoja.

Tres mujeres sostienen sobre sus piernas a sus hijos.

El trabajo doméstico, al no ser reconocido socialmente, también es un factor que marca desigualdades.

Eliosoff Ferrero y Laterra agregan: “Hoy cambió la inserción de la mujer en el mercado salarial, pero no la situación al interior de los hogares. Hoy sí hay mayor visibilidad del trabajo no remunerado y de cuidados, pero todavía está en discusión el cómo se construye culturalmente la división sexual del trabajo”.

Finalmente, las integrantes de la Sociedad de Economía Crítica opinan sobre las medidas que se deberían tomar para generar una sociedad más equitativa, entre ellas “implementar y ampliar la ley de cupo laboral para personas trans, travestis y transgéneros y para mujeres con discapacidad y mujeres indígenas; licencias por violencia de género y la socialización, desprivatización y desfamiliarización del trabajo doméstico”. Violeta Guitart, por su parte, concluye: “Si bien hubo cambios, y cada vez hay más conciencia de las desigualdades de género, la perspectiva de género aún no es transversal en el análisis económico y en análisis de las políticas públicas, y mucho menos para su implementación, entonces es necesario que empiece a ser transversal y no un eje aparte en los distintos análisis”.

Una mujer trabaja en el marco de la jornada "Cocer en la Calle" como forma de protesta por la finalización del programa "Proveedores del Estado"

La discusión también gira en torno a cómo se construye culturalmente la división sexual del trabajo.

Música con la garra charrúa

El 15 de febrero, como un proyecto independiente y autogestivo, Almagro le dio la bienvenida al “Otro Carnaval”. Por primera vez en Buenos Aires, los conjuntos murgueros al estilo Uruguay rompieron el molde y organizaron, junto con el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF), un espectáculo que reunirá en total a dieciséis murgas en ocho fechas en el local del barrio porteño de Almagro.

Tres cantantes de la murga 5 Pal Peso

La murga 5 Pal Peso participó en el festival del barrio de Almagro.

De manera natural, y un tanto espontánea, las murgas fueron organizándose para construir un espectáculo sin antecedentes. “La movida es la primera que se hace de esta manera. Hace muchos años era muy subterráneo el género. En la década pasada, con bandas uruguayas que crecieron como ‘La Vela Puerca’, y ‘No te va a Gustar’, se le dio un empuje a la música uruguaya, que se instaló también en el público y se afianzó un poco más esa movida del carnaval.” comenta Martín Fuente, director de 5 Pal Peso.

Bruno Ferreccio, director de Floja de Papeles y La Rara Ira, comenta que muchas de las murgas presentes en el ciclo nacieron de grupos que asistían a talleres y otras de juntadas espontáneas de amigos. La idea era organizar una alternativa a la escena montevideana, reflejando el estilo uruguayo y a la vez diferenciándose de él.

“Originalmente en el Carnaval montevideano, donde las murgas compiten, hay un montón de reglas, como que el espectáculo no puede durar más de 45 minutos o que hay que incluir cuestiones de la realidad diaria del país. En Argentina, como no tenemos competencia de murgas, eso no pasa, entonces tenemos mucha más libertad para construir”, afirma Gustavo Rosetti, otro integrante de la Floja de Papeles. Una de las murgas que se presentaron en el ciclo (que continúa hasta el 3 de marzo) es La David Hasselhoff, que evoca desde su nombre el actor de la serie Baywatch y en la que sus participantes tocan vestidos de guardavidas. 5 Pal Peso, en cambio, se caracteriza por disfraces más teatrales y festivos y en su espectáculo “Suerte”, presentado en el CAFF, la murga agregó el componente de La Rueda -una especie de rueda de la fortuna de kermesse-, donde se determinó no solo qué canciones se escucharían en vivo, sino además qué intervención debería hacer el público durante la función.  

La murga 5 Pal Peso en un escenario realizando su performance

La murga 5 Pal Peso incluye canciones de crítica social en su repertorio.

“Cada uno encuadra lo que quiere decir. Es un género que no solo tiene que ver con el canto, sino con todo lo teatral. Es una propuesta muy completa”, afirma Martín Fuerte. Bruno Ferreccio agrega: “Y al presentarse en teatros y no en tablados hace que el género tome otro perfume. Al haber teatro, hay un poco más de clown, es decir de cosas más chiquitas que en un teatro se aprecian”. Mientras que algunas murgas se corren un poco del espacio de denuncia social, otras tienen una orientación política más marcada. 5 Pal Peso, cuyos integrantes son de Quilmes, es un ejemplo de esa tendencia con canciones con una fuerte crítica al gobierno argentino.

“Esto salió porque fue una necesidad también de juntarse. Entre las crisis surge la necesidad de juntarse”, comenta Fuente. “Principalmente está la consideración de que cualquiera puede hacer murga. Somos todos hijos, vecinos, no está esa imagen del rockstar que está allá en un pedestal. Eso ya te marca la cancha para un montón de cosas, como para lo que vas a decir. Hablamos de las cosas que nos pasa a nosotros y a la gente que nos viene a ver”, concluye.

Toda la programación del ciclo se puede consultar en www.caff.com.ar

Un símbolo de la cultura popular en el cine

Un símbolo de la cultura popular en el cine

Inició su carrera como cantante y luego como actor. Y así,  Hugo del Carril se fue insertando lentamente en el mundo del cine. La exhibición de todos sus films como director y de una selección como intérprete, reivindica su trayectoria, jaqueada en su momento por sus posicionamientos políticos. Para la Historia queda, además, su versión de la “Marcha Peronista”, la más difundida.

“Él hace dos películas con Homero Manzi y Ralph Pappier: ‘Pobre madre querida’ y ‘El último payador’. Y dice que después de hacer esas dos películas, es cuando le dio el bichito de las ganas de hacer cine. En un momento en que los directores estaban más enfocados en entretener,  él empieza a ver otras cosas en el cine. Y ahí hace ‘Historia del 900’, que es su primera película”, comenta Diana Paladino, investigadora del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en el Área de Cine Argentino.

“En algún reportaje, Hugo dice que se decide a colocarse ya no delante de las cámaras sino detrás porque para él, el trabajo de actor siempre fue medio una obligación, una consecuencia de la carrera artística propia. El canto lo llevó inevitablemente al cine. Sin embargo, la profesión de director, abarca todos los campos” agrega Osvaldo Tangir, periodista e investigador especializado en tango.

Aunque afirmándose como peronista, paradójicamente tuvo complicaciones durante los primeros gobiernos de aquel signo: centralmente, la enemistad con Raúl Alejandro Apold, subsecretario de Prensa y Difusión durante la primera y la segunda presidencia de Juan Domingo Perón le trajo numerosos contratiempos.  “Hugo de Carril siempre fue un tipo no orgánico y muy respetado. Apold tenía la necesidad de control total. Hugo no era el personaje del control total”, comenta Clara Kriger, historiadora de cine y autora del libro “Cine y peronismo”.

Por su parte, Gustavo Varela, autor de “Tango y política” y docente la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA agrega: “Había una idea de que el arte debía estar manipulado por el Estado a los efectos de sostener la práctica política del peronismo. Eso era una cosa muy habitual no solamente en la Argentina. Hugo del Carril quedaba por fuera de esto, oprimido, sometido a esta voluntad de Apold”.

“Las aguas bajan turbias”, estrenada en 1952, fue un momento especialmente conflictivo entre del Carril y Apold. La película se basa en la novela “El río oscuro”, de Alfredo Varela, que narra la explotación en los yerbatales argentinos. El novelista, que militaba en el comunismo, estaba preso y del Carril lo iba  entrevistar  a la cárcel para hacer el guión con él. “Eso no forma parte del manual de ningún peronista” afirma Kriger.

“El comunismo en ese momento era una amenaza y era una amenaza que había que combatir dentro de los parámetros del capitalismo. Una amenaza en Estados Unidos, pero también en la Argentina, desde la década del 30’” señala Gustavo Varela.  Para  Apold, el estreno de esa película era como darle una publicidad al comunismo, por lo que intentó boicotear su estreno. De todos modos, “Las aguas bajan turbias” fue aclamada por todo el mundo.

Sin embargo, todo cambió cuando llegó la autoproclamada Revolución Libertadora. Esa dictadura creó una comisión nacional de investigaciones -no solo sobre el cine, sino sobre todas las industrias- que investigaba la corrupción y las irregularidades supuestamente producidas durante el gobierno peronista, comenta Clara Krieger. “Es en ese momento, cuando meten preso a Amadori, Hugo del Carril y a los Mentasti, productores de Argentina Sono Film, con acusaciones de corrupción”, señala la investigadora. Hugo del Carril estuvo preso casi dos meses, hasta que lo liberaron por falta de mérito.

Ya durante la dictadura de 1976, el artista se tuvo que exiliar definitivamente del país, hasta que volvió la democracia en 1983. Kriger define a del Carril como un cineasta bisagra: “Lo que le pasó a Hugo del Carril fue que se quedó en la transición de cine clásico y cine de autor. Fue el primer realizador independiente de la Argentina. Independiente por la producción, el equipo, la forma. Tenía una idea global de su creación. Pero el tipo de relato que promovía era bastante clásico. Es decir, había una línea melodramática que terminaba en un final feliz”.

Osvaldo Tangir reflexiona: “Básicamente no hay que considerar que Hugo del Carril es un cantor, un actor o un director. Es un artista completo. De esos que no hay muchos, tanto por su definición nacional y lo popular, que tiene que ver con toda su obra, como por su talento”. Por su parte, Gustavo Varela concluye: “Construyó un sistema de identidad popular muy fuerte. Que sigue hasta hoy en día”. Esa identidad vinculada con el pueblo, plasmada en los films que dirigió, se puede disfrutar en el MALBA.

 

 

 

Los elitistas de siempre

Los elitistas de siempre

El ministro de Cultura Pablo Avelluto decidió cerrar la compañía Danza por la Inclusión, dirigida por el prestigioso bailarín Iñaki Urlezaga. El ballet había sido creado en 2013 y recorría el país llevando  funciones gratuitas a públicos que jamás habían visto espectáculos de este tipo.

A comienzos de 2013 se habían organizado audiciones en el Teatro Colón. Un nuevo programa formado por bailarines de todo el país prometía llevar la danza a los lugares más recónditos de la Argentina, estableciéndose en los márgenes de una concepción elitista del ballet.

Concentración frente al Ministerio de Cultura de la Nación en apoyo al Ballet nacional de Danza.

Sofía Sciaratta de 28 años, originaria de Rosario y bailarina desde los 15 años, afirma: “Este ballet era una posibilidad única para los ciudadanos: no cobraba entrada y llegaba donde nunca antes llegó el ballet”.

Gastón Cabrera, de 23 años agrega: “El objetivo de la compañía era ir y mostrar lo que era la danza. La gente cuando íbamos nos decía ´muchas gracias´, ´nos encanta´. Se daban charlas, conferencias. Cosas que otras compañías no hacían”.

Además de ir a todas las provincias de la Argentina también tuvieron la oportunidad de realizar una gira internacional en la que representaron al país en España y Portugal.

El ballet se inició en base a una ley que databa desde el gobierno de Alfonsín. La misma proponía la creación de un ballet nacional, que sea clásico, contemporáneo y folclórico. La idea del Ministerio de Desarrollo Social, de quien dependía hasta 2016,  era formar, por primera vez en la Argentina, un ballet nacional clásico. Hace dos años, ya bajo el gobierno macrista, pasó a la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación.

El ballet había sido creado en 2013 y recorría el país.

“Haber pasado al Ministerio de Cultura para nosotros fue algo buenísimo. Pero después pasó esto”, comenta Gastón. A tan solo 9 días del comienzo de 2018, el Ministerio informó a Urlezaga que se había decidido la desfinanciación del Ballet. “Hasta el 4 de enero a Iñaki le estaban pidiendo cómo encarar el 2018, qué obras iba a hacer, armar el cronograma del año. Y 5 días después lo cita Avelluto a una reunión para decirle que no había conseguido la plata”, comenta Lucía Valencia, bailarina del Ballet Nacional.

“Nadie lo esperaba. Siempre tuvimos problemas para empezar, estos dos últimos años por problemas de convenios, pero siempre pensando que íbamos a arrancar. Nunca nadie pensó que esto iba a dejar de existir”, agrega.

Sofía dice: “Fue una decisión de 5 minutos que nos dejó a 80 familias sin trabajo. Casi 60 bailarines y, además, maestros, técnicos, pianistas. También nos quita el derecho cultural que tenemos todos los argentinos. Así porque sí. Y a través de un mensaje de texto”.

Con la decisión, 80 familias quedaron sin trabajo.

La semana siguiente, el martes 16 de enero, los bailarines realizaron una convocatoria al mediodía en frente del Ministerio Nacional de Cultura para protestar contra el vaciamiento cultural. Allí realizaron una clase abierta, bailaron fragmentos de obras de la compañía en la calle. Lucía comenta: «Queríamos tratar de expresarnos y de hacernos visibles. Nunca hubo una negociación. Ningún diálogo. Queremos que nos escuche para que nos dé una explicación».

Sofía agrega: «Vamos a seguir tratando de que la gente nos apoye cada vez más, porque realmente este ballet no es nuestro, no es el ballet de Iñaki Urlezaga. Es el ballet nacional de danza clásica, que es de todos los argentinos». En tanto, Lucía afirma: «En Argentina, la cultura siempre fue como la hermana pobre de la economía. Siempre fue lo último. La cultura, la educación y la salud tienen que ser una política de Estado». Por su parte, Gastón concluye: “Nuestra lucha no es solo por esta compañía. Es por la cultura. No queremos que se pierda mas arte”.

 

Actualizado 30/01/2018