Los chicos fuera de juego

Los chicos fuera de juego

Sábado a la tarde en Villa Crespo, cinco categorías infantiles de Atlanta reciben a San Lorenzo por el torneo FEFI. En la canchita, se ve a niños de todas las edades vestidos con los colores amarillo y azul. También están las dos hinchadas, con banderas de por medio; frente a ellas, los dos bancos de suplentes. Las cinco categorías que van a jugar esa tarde son: 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008. Los pibes que no juegan se divierten en la cancha de afuera, a la espera que empiecen los partidos.

Antes de salir a la cancha, los técnicos se juntan con sus jugadores en el vestuario y dan la última arenga. Después, posicionado cada uno en su terreno, los equipos arman una ronda: todos dicen que saben que lo más importante es salir a divertirse. Los chicos, los técnicos y los padres dicen saben que, ante todo, el fútbol es un juego. Lo trascendental, señalan, es inculcarles a los chicos la pertenencia a un grupo, saber comportarse dentro de él y aprender a ser buen ganador y, sobre todo, buen perdedor. “A veces se confunde la competencia con la exigencia. La competencia es propia del aprendizaje. El tema es que no es el objetivo. Ahí está el problema. Hay que tener paciencia. Lo estamos formando como jugadores y personas. Es por eso que hay que saber trabajar a través de las emociones, para no sacarles confianza”, cuenta Daniel  Bloch, entrenador en las inferiores de Deportivo Español, a ANCCOM.  Todo eso parece estar claro antes del pitido inicial. Sin embargo, la cosa cambia cuando la pelota se pone a  rodar. Cuando el juez da comienzo al partido, los murmullos aparecen. Las frustraciones de los adultos brotan en insultos hacia los niños. Las presiones, en las caras y los llantos de los chicos. Abran cancha. Cuando el silbato suena, los protagonistas ya no son los jugadores.

«Antes de salir a la cancha, los técnicos se juntan con sus jugadores en el vestuario y dan la última arenga».

Categoría 2008. Chicos de ocho años. Por un lado, los jugadores del Bohemio con su camiseta amarilla y azul. Por el otro, los cuervos vestidos de azulgrana. “La próxima enganchalo y seguí. Bien igual”, le dice el técnico a su jugador mientras lo aplaude. Minutos después, tras recibir un gol en contra, le grita al mismo jugador: “Tocala. No te entretengas con la pelota. Jugá fácil o salís”. Durante el partido, la línea que separa el aliento y los gritos tácticos con los retos es muy confusa. Tanto de parte de los técnicos como por parte de los padres. Los pibes reciben esa presión de diversas formas. Algunos siguen jugando y se divierten, otros putean hacia adentro cuando algo les sale mal y están aquellos que se ponen a llorar cuando su error provoca un gol contrario. Esos son las tres partes del triángulo que conforman el fútbol infantil actual: los chicos, los padres y los técnicos.

El chico

Córner para San Lorenzo. Un despeje deja al once de Atlanta mano a mano con el arquero y tras un puntinazo, el Bohemio se pone arriba. La hinchada grita el gol. El pibe de ocho años se besa el escudo y con las dos manos le dedica el tanto a todos los presentes. Jorge Valdano, jugador y campeón del mundo con Argentina, asegura que los chicos en la actualidad imitan lo secundario de los jugadores: sus festejos, sus vivezas. Sin embargo, lo fundamental queda de lado. “He visto a un muchacho metiendo un gol y besándose luego el anillo, como hace Raúl. Raúl se besa el anillo como homenaje a su mujer; ese muchacho no tiene anillo, ni mujer, pero tiene a Raúl como modelo y empieza por imitar lo secundario. De Raúl hay que imitar su entrega, su profesionalidad, su capacidad de superación. Su ambición. Desde ese punto de vista, es un modelo que para los chicos puede resultar muy inspirador. Pero entiendo que todo tiene que ver con una gran fantasía: todo padre quiere tener en su hijo a una gran figura en ciernes. Creo que eso termina provocando malentendidos de todo tipo”, comenta Valdano en una entrevista en el diario El País, en la que se refiere al crack español, Raúl González Blanco.

“Hoy te voy a dedicar un gol”, dice uno de los jugadores de Atlanta con quien esta cronista habló minutos antes de su partido. “Así que quedate acá así te ubico”, agrega. Al terminar el encuentro, la derrota le cambia la cara. Es cierto que el equipo contrario fue superior, pero por momentos tuvieron buenos pasajes de fútbol. “Buena jugada y mejor habilitación en el 2-3”, comenta la cronista. Su cara no cambia. “Hoy jugué muy mal”, dice. Se va sin saludar.

«Todo padre quiere tener en su hijo a una gran figura en ciernes».

El pibe se va mal porque sabe que jugó mal. Ahí no está lo importante. El pibe no se divirtió. Antes de su partido, el último de la larga jornada, había estado peloteando con sus compañeros. Su cara nada tenía que ver con la que presentaba horas después adentro de la cancha. En el prólogo de La infancia hecha pelota, Roberto Fontanarrosa retoma lo que dijo Alfredo Di Stéfano, “Nadie dice ´voy a correr al fútbol´. ´Voy a jugar al fútbol´ es la frase habitual”. Sin embargo, cuando la pelota gira por los tres puntos, nada queda de juego para algunos chicos.

Cuando se juega, ambas partes quieren ganar. Sin embargo, todos los actores declaman que lo más importante para niños de entre 7 y 11 años debería ser pasar un buen rato. “Tenemos que entender que si bien nuestro objetivo es la formación de la persona, muchas veces la cultura de la inmediatez que existe en el fútbol provoca que los chicos pongan el resultado por encima de la formación. Eso es culpa nuestra, de los adultos, que alentamos muchas veces el resultado porsobre el juego”, expresa Daniel Bloch.

En los cinco partidos de la jornada, dos arqueros diferentes se pusieron a  llorar. Primer partido, córner para los contrarios. El arquero, con el doce en la espalda, queda a mitad de camino. Su técnico le grita desde afuera mientras él, aún, está sacando la pelota de adentro del arco: “No podés dejar que te anticipen así”. La forma en que lo dice, con gestos incluidos, es lo que provoca malestar en el niño. Desde la hinchada, un grupo de chicos de 7 años reconoce que su compañero está llorando. “Mirá, se puso a llorar”, comentan entre ellos. El partido se para. El técnico, ahora sí, se acerca, lo abraza y le dice algunas palabras de aliento. Sus compañeros se acercan para motivarlo. El partido se retoma y, todavía con la cara mojada, el doce despeja un mano a mano.

Segundo partido, pelotazo desde mitad de la cancha. El arquero calcula mal y se le escabulle entre las manos. Un compañero lo mira y le hace un gesto de desapruebo. El arquero se pone a llorar y se queja con el árbitro. Pide que se cobre una falta anterior inexistente. El árbitro lo calma y su técnico entra a la cancha. Lo alienta. Entre los dos tratan de calmarlo. Cuando el juego se reanuda, el técnico le apunta al árbitro: “Era falta”. El juez lo mira incrédulo después de lo que acaba de pasar.

No todos, pero algunos pibes sientes presión cuando los puntos están en juego. “A los chicos les enseñamos a ganar y perder. Tenemos que enseñarles a que aprendan a soportar la derrota. Si el chico viene a jugar y se va llorando o sufre, es un fracaso para la institución. Sin embargo, muchas veces la presión que traen desde afuera es la que canalizan cuando algo les sale mal. A veces hablamos con los padres porque los chicos manifiestan las presiones que traen desde afuera”, sostiene Carlos Di Senzi, Coordinador de Fútbol Infantil de Altanta.

Una vez más la sabiduría de Fontanarrosa en el prólogo del libro de La infancia hecha pelota: “Lo que se busca no es alejar a los pibes de un juego que, como bien calificaron los ingleses, sus inventores, es el más lindo del mundo. Sólo se trata, me figuro, de un intento de recuperar el placer del juego por el juego mismo, el juego como finalidad en sí, sin que el chico tenga que sufrir la crispación que se va cristalizando en torno a él”.

“A los chicos les enseñamos a ganar y perder. Tenemos que enseñarles a que aprendan a soportar la derrota».

El técnico

“Antes existía el entrenador, y nadie le prestaba mayor atención. El entrenador murió, calladito la boca, cuando el juego dejó de ser juego y el fútbol profesional necesitó una tecnocracia del orden. Entonces nació el director técnico, con la misión de evitar la improvisación, controlar la libertad y elevar al máximo el rendimiento de los jugadores, obligados a convertirse en disciplinados atletas”, describe Eduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra. En el fútbol infantil, tomando los términos del escritor, el director técnico debería abrirle la cancha al entrenador. “El rol del club y del técnico es, en primer lugar, brindarle al chico un lugar de pertenencia dentro de un grupo. Lo segundo, entrenarlo técnica, táctica y físicamente; pero sobre todo psicológicamente”, explica Di Senzi. La presión que reciben los chicos a la hora de competir, no solo afecta su rendimiento deportivo, sino también su vínculo con los compañeros y placer por el juego.

Es el técnico el que debe cumplir el rol de acompañamiento. Sin embargo, muchas veces, cuando el juego está en marcha, la adrenalina le gana a la cordura. Antes y después de terminar el partido, el entrenador se junta con todos sus jugadores en la cancha y, en una ronda, les da unas palabras de aliento. Durante el encuentro, se lo escucha felicitarlos a pesar de que la jugada haya fallado. Sin embargo, por momentos, algo estalla. “Como entrenadores tenemos que saber que el formador está por encima del entrenador. Lo principal es formar personas. Durante los partidos, me gusta alentar a los pibes y dejarles un mensaje claro. Si me voy del partido y le mando mis frustraciones a los nenes estoy dejando un mensaje erróneo. Esa situación se ve muy seguida en los partidos infantiles”, cuenta Bloch.

En el partido de la categoría 2006, el jugador con el 11 en su espalda no puede parar la pelota. Le ocurre lo mismo en dos jugadas sucesivas. En ambas oportunidades, el equipo contrario recupera la pelota. A la tercera, el técnico le grita al 22 que le pase la pelota al 11. Le queda atrás y la vuelve a perder. El entrenador, enojado, se da vuelta hacia el banco mientras larga unos insultos en voz baja. “¿Sabés? No se la pasés más. Está en cualquiera”, le grita al 22. Nuevamente, gira hacia el banco y llama a un nuevo jugador. El 11 sale reemplazado.

“Nuestra política no es ´ganar cueste lo que cueste´, pero es cierto que en varios clubes esto es así. Los técnicos les enseñan a sus jugadores que quienes tienen enfrente no son sus contrincantes, sino sus enemigos. En esos lugares, los partidos son cuestiones de vida. Por ahí pasan las frustraciones muchas veces de los técnicos. Yo me he retirado de clubes donde la hostilidad era tal que preferí regalar los puntos. No venimos a reemplazar nuestras frustraciones por una jornada”, enfatiza Di Sanzi.

“Como entrenadores tenemos que saber que el formador está por encima del entrenador. Lo principal es formar personas».

Los padres

Están los padres que llevan a sus hijos a divertirse, y los que ven en los chicos un plazo fijo, una promesa a futuro para una posible salvación económica. También están aquellos que vuelcan sus frustraciones de jóvenes en los niños. “Hace nueve años que dirijo torneos infantiles. No todos los fines de semana ocurren agresiones entre los padres, pero sí de vez en cuando. Lo más grave que me tocó presenciar fue un padre que entró a pegarle a su hijo por cometer un error en un gol contrario”, cuenta el árbitro de la jornada, Lucas Delgado.

Son pocas las situaciones extremas que se viven dentro de la cancha porque cuando eso ocurre el club es el encargado de hablar con el padre y, en un caso excesivo, echarlo. Es más común escuchar frases del estilo: “Dale, poné más huevo. Metete en el partido”, “Eso te pasa por no estar concentrado. Tenés que concentrarte”.

“Una vez tuvimos que echar a un padre del club porque agredió físicamente a su hijo. Él volcaba sus frustraciones en el chico. El pibe era arquero. Sus padres estaban separados y nos llegó el rumor que un año después se anotó en otro club para jugar de nueve. La madre y el chico lo hacían a escondidas de su padre”, recuerda Di Sanzi. Ahí está, el padre que vuelca su propia frustración en el hijo. Sin embargo, también aparecen aquellos que ven una salvación económica al tener una promesa dentro de su casa. Casi ninguno lo confiesa, pero el tema está latente. “Cinco goles metiste. Pedile lo que quieras hoy a tu papá, en un futuro te va a pedir él a vos”, se escucha al terminar el partido de la categoría 2006. La frase queda en el aire, desdibujada por las risas.

Muchas veces, cuando un padre ve que un técnico maltrata a su hijo porque cometió un error, él no se enoja. Incluso puede llegar a pensar que es buen técnico si el equipo en el que juega su hijo gana. El objetivo es que la promesa se transforme en jugador profesional. Y otra vez Fontanarrosa ayuda a describir esa disyuntiva: “¿Será posible que un chico que no llega a los 10 años pueda soportar la carga de ser sostén económico de su familia jugando al fútbol? ¿Qué diferencia hay entre eso y la explotación de menores o el trabajo infantil?”

En los últimos años, la mercantilización del fútbol dañó mucho este deporte. Algo notable en el fútbol infantil, donde los chicos no deberían ser tratados como jugadores profesionales. Carlos Tévez, a principios de julio, brindó una entrevista a Líbero y contó el panorama del fútbol argentino: “El fútbol argentino está mal en lo que refiere a inferiores, no solo Boca. Eso preocupa porque en unos años ya no van a existir los Banega, los Di María, los Mascherano. Ahora es todo resultadista. El técnico de la novena quiere salir campeón porque si no se va. Por eso, no le enseña al pibe cómo cabecear, ni a manejar la izquierda. Lo más importante hoy es que el chico corra, se lleve todo por delante y gane. Esta dinámica es así hasta llegar a primera. Se perdieron los valores del fútbol. Los chicos tienen que aprender el deporte, el fútbol. Enseñarles que se gana, que se pierde y, lo más importante, que en la mayoría de las veces se pierde. Esa cultura se ha perdido”. Si a eso se le suma la presión de los padres y los técnicos para formar un futuro crack, el pibe queda fuera de juego. “Hoy en el fútbol rige la cultura de la inmediatez, sin entender que hay un camino antes de llegar a la meta”, cuenta Bloch.  Una vez más Fontanarrosa supo ver la realidad: “Nadie tiene derecho, se me ocurre, a frustrar los sueños de un pibe. Pero también deberíamos decirle, procurando aportar una pizca de realismo a su fantasía, que a la mañana siguiente habrá que despertarse para ir a la escuela y que, en una de esas, le tomen prueba de geografía”.

Actualizado 31/08/2016

Solicitan perpetua para otro gatillo fácil

Solicitan perpetua para otro gatillo fácil

Antes de las once de la noche del 14 de febrero del 2012, Juan Carlos Abel Guerrero, de 25 años, murió durante una persecución policial. El juicio intenta demostrar que se trató de otro caso de gatillo fácil y no, como intentó justificar el victimario, una muerte en defensa propia. El oficial imputado es el subinspector de la Policía Federal Mario Ariel Maidana quien, durante la persecución, disparó y mató a Guerrero. Pericias posteriores demostraron que el auto de la víctima y su acompañante, Franco Ezequiel Borda, «registraba 15 orificios, aproximadamente, de los cuales siete se encontraban en el lateral izquierdo», del lado en el que se ubicaba la víctima. Maidana declaró que tomó aquella decisión en legítima defensa al ser apuntado con un arma de fuego, algo también en cuestión en este juicio.

En el debate a cargo del Tribunal Oral en lo criminal N° 27 de la Ciudad de Buenos Aires, el lunes último, Gerardo Ercheverry, apoderado de la querella de la Defensoría General de la Nación, presentó su alegato en el que solicitó a los jueces que se condene al oficial Maidana a prisión perpetua por “homicidio agravado, por haber sido cometido por personal policial en abuso de sus funciones, con agravante al haber usado arma de fuego”.  La querella demostró las falsedades de los dichos de Maidana, en relación con los episodios ocurridos la noche del 14 de febrero. No hubo enfrentamiento, y la víctima estaba desarmada. Este miércoles presentarán sus alegatos la fiscalía y la defensa.

Juan Carlos Guerrero, padre de la víctima y querellante en la causa por homicidio.

La historia oficial

Juan Carlos Guerrero y Franco Ezequiel Borda se habrían enfrentado antes de las 22 horas con la policía a causa de un robo en la intersección de las calles Bilbao y La Fuente, del barrio porteño de Lugano. Según el relato policial, en su huida, en un auto Chevrolet Meriva robado, habrían descartado un arma de cebita quedándose en su poder con un revóler. Guerrero y Borda se habrían cruzado con una camioneta IVECO de traslado de personal, en las que se encontraba a bordo a Maidana y su chofer, Ricardo Gonzalo Arias. Según declaró Maidana fue aproximadamente a las 22 horas cuando escuchó por la radio que había un enfrentamiento armado de personal de su sección con una Meriva. “Le digo a mi chofer ´apurate, apurate, vamos a alcanzarlos ahora o no los agarramos más´ -declaró-. Cuando mi chofer los empieza a encerrar, yo me pongo de espalda al tránsito, me cuelgo de la ventana y le hago señas para que frenen”, describió Maidana en su testimonio y aseguró que su primer intento para detenerlos fue sacando el torso por la ventanilla, con señas y desarmado. Según su relato, fue en ese momento que observó que el acompañante de Maidana portaba un arma, lo que lo obligó a sacar la suya y apuntarles. El relato con el que Maidana armó su defensa presentó la justificación para usar su arma de fuego: “El que manejaba al ver que yo le estaba apuntando y que su compañero no hacía nada, le sacó el arma de la falda y la tomó con su mano derecha, mientras que con la izquierda tomaba el volante y seguía conduciendo. Cuando veo que me está apuntando yo repelo la agresión y le disparo”. Y como si se tratara de un hecho excepcional no pudo recordar la balacera que descargó sobre la víctima: “No recuerdo cuántos disparos le efectué. Habrán sido alrededor de ocho disparos. Yo veía que el conductor hacía el movimiento para disparar pero no pude ver si disparó. Yo estaba colgado de la ventanilla y le disparé. Después de eso, la Meriva empezó a zigzaguear y ahí le digo a mi chofer, ´me parece que le di, correte´”, concluyó Maidana en su declaración  indagatoria.

Maidana describió en su declaración que la IVECO habría quedado a 20 metros de la Meriva cuando Maidana bajó a ver a Guerrero. En su última intervención, dijo haber bajado a la víctima del auto por la puerta del acompañante, aunque antes había mencionado  que había sido del “lado del conductor”. El último detalle para que la escena cerrara como  en legítima defensa fue el descubrimiento de un arma, a la altura de la puerta trasera.

Pericias y contradicciones

En su alegato, la querella presentó las contradicciones en los dichos de Maidana y las pericias que refutan su versión y lo señalan como autor de un crimen.

En primer lugar, según el acusado, a las 22 horas escuchó un enfrentamiento armado. “Sabiendo que ese auto había tenido un enfrentamiento es inverosímil creer que se asomó con el torso descubierto sin arma para frenar el auto. No solo hubiera sido imprudente, sino que es inverosímil teniendo en cuenta su experiencia”, sostuvieron los abogados de la querella. En el momento en que vio que estaban armados, algo que supuestamente ya sabía de antemano, disparó. Primera contradicción, señalaron.

Según las pericias, fueron entre nueve y doce tiros del lado izquierdo los que efectuó Maidana. Según su relato, en un comienzo no intervino con arma de fuego, recién lo hizo en el momento en que lo apuntaron. “El tema es que nunca pudo haber visto eso porque los vidrios estaban polarizados”, refutó la querella. Otro eslabón del relato confuso y segunda contradicción.  

El revólver que se encontró del lado izquierdo fue para la querella un punto central. En primer lugar, algunos testigos afirmaron que cerca de Bilbao y La Fuente fue hallada un arma, pero no pudieron asegurar que fuera la de cebita, como sí afirmó la defensa de Maidana. Gendarmería llegó y secuestró el arma alrededor de las cuatro de la mañana. “¿Para qué sirve descartar un arma y quedarse con otra? ¿Por qué el arma de cebita recién fue hallada por Gendarmería a las cuatro de la mañana?”, se preguntó la querella en su alegato.

 

En segundo lugar en lo que refiere al revólver, Maidana dijo haber bajado a Guerrero por la puerta del acompañante. El revólver se encontró del lado izquierdo. Los vidrios de la Meriva estaban levantados, por lo que no podía arrojarse un arma por la ventana. “¿Cómo pudo aparecer luego el arma fuera de la Meriva, a la altura de la puerta trasera, del lado del conductor?”, señaló la querella como tercera contradicción.

Un hecho, varias versiones.

En la noche del 14 de febrero, Juan Carlos Guerrero –padre de la víctima–  y su mujer estaban mirando Crónica TV. La placa informó: “Fuerte tiroteo cerca de Lugano 1 y 2. Un traficante de drogas fue abatido y el otro, detenido”. Primera versión, primer relato. “Cuando uno ve las noticias cree que es cierto lo que están diciendo. Estábamos terminando de cenar cuando vimos la imagen de un chico, tapado con una bolsa negra. Solo se le veían su jean y sus zapatillas blancas. En ese momento, no lo pudimos ver. Era nuestro hijo”, contó Guerrero.  

Durante aquella noche, surgieron varias versiones. La de Maidana; la de los testigos y la de Borda. En su declaración, el acompañante de Guerrero afirmó que ellos nunca dispararon y no tenían un arma encima cuando comenzaron a dispararles en forma abrupta.  

Maidana está acusado por el delito de homicidio agravado por tratarse de personal policial “en abuso de sus funciones”. En su alegato del el lunes, la querella pidió cadena perpetua para el imputado. La familia Guerrero espera la sentencia. Pero no tanto por la pena que le cabría a Maidana, así lo afirmó y enfatizó varias veces el padre de la víctima: “En dos días lo tuve enfrente y lo miré para ver si me quería decir algo. En ningún momento me habló, ni mostró arrepentimiento. Nunca me pidió perdón. Sentir que al menos la persona que se equivocó puede disculparse. Ahora pretende que uno lo perdone. Yo no lo perdoné”.  Juan Carlos Guerrero asegura que no le interesan los años que le pueden dar al asesino de su hijo: “Me interesa que me digan que mi hijo es inocente. Y sentir que mis dos nietas –dos gemelas de once años–  tengan un resarcimiento. No me importa lo que le pase a Maidana. Me interesa saber lo que la justicia va a hacer con mi hijo. Lo importante es saber por qué él determinó ajusticiar a mi hijo”, concluyó Guerrero.

Actualizado 24/08/2016

“Recuperé mi historia, aún falta mi identidad”

“Recuperé mi historia, aún falta mi identidad”

El caso de José Luis Maulín Pratto no aparece entre las denuncias de niños desaparecidos en Abuelas de Plaza de Mayo ni en los nuevos casos que se van incorporando al Banco Nacional de Datos Genéticos. Sus padres están vivos y, aunque existen otras historias en las que uno o ambos padres de los nietos sobrevivieron al terrorismo de Estado, el suyo difiere del resto. Es que la lejanía geográfica, los años de impunidad, el hostigamiento de la familia apropiadora, la complicidad judicial, y el miedo grabado en la memoria y el cuerpo de Luisa Pratto y Rubén Maulín, los padres de José Luis, demoró su acercamiento a los organismos de Derechos Humanos. Recién en 2015, cuando se inicia la causa por apropiación, la familia Maulín Pratto se sintió parte de ese colectivo de nietos y nietas restituidos.

En el 2009, José Luis conoció su historia, pero aún su documento lo enfrenta a su pasado. Por eso,  desde Abuelas de Plaza de Mayo enfatizan las similitudes para reconocerlo como el nieto 120 y exigen al Poder Judicial de Santa Fe que restituya su identidad: “Se trata de otro caso de sustracción, ocultación y falsificación de identidad de un bebé en el marco del terrorismo de Estado”. Por este motivo y como un acto de reparación y verdad histórica, se decidió incorporarlo al listado de nietos restituidos a pesar de que José Luis conoce su historia desde el 2009.

Abuelas de Plaza de Mayo presentó al Nieto restituido 120 Conferencia en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. En la mesa de izquierda a derecha están: la abuela Delia Giovanolla, la abuela Buscarita Roa, Estela, José Luis, su hermana Gisela y su hermano Walter. Atrás los abogados de HIJOS Santa Fe. Buenos Aires, 29 de junio de 2016. Crédito: Fotosur/Gaspar Galazzi

Abuelas de Plaza de Mayo presentó al nieto restituido 120.

El infierno

El 19 de octubre de 1976, en Reconquista, Santa Fe, 30 hombres encapuchados entraron a la cinco de la madrugada a la casa de Luisa Beatriz Pratto y Rubén Maulín. Llegaron con armas, tiraron abajo la puerta y entraron por la fuerza. El silencio de la noche se vio interrumpido por los pasos de los represores quienes caminaban sobre los techos de las casas y por un helicóptero que sobrevolaba bajo. “Esa noche, se lo llevaron a Rubén. A mí me pusieron contra la pared. Pasaron 40 años, pero uno nunca  olvida. Los que se quedaron en la casa, me exigían que los tratara como señores. Yo los conocía porque los había visto en Reconquista. No me dejaron moverme durante varias horas, ni para darle de comer a mis hijos”, recuerda Luisa, que en aquel momento estaba embarazada de cuatro meses de José Luis y ya tenía otros dos pequeños hijos: Gisela y Walter.

Esa madrugada, Rubén fue secuestrado por policías, militares y miembros de la III Brigada Área de Reconquista. Desde 1976 hasta 1982, año de su liberación, pasó por diversos centros clandestinos: Guardia de Infantería Reforzada de Santa Fe y cárcel de Coronda, donde quedó detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En 1979, fue llevado a la cárcel de Caseros y luego a La Plata, hasta su liberación. “Mis primeros recuerdos están vinculados con las visitas a mi papá, el miedo a la noche al escuchar los pasos de los militares en los techos, las horas de cola en la cárcel y las visitas en mi casa”, cuenta Gisela Maulín Pratto. Si bien las visitas eran continuas, hubo -como dice Luisa- “un ensañamiento familiar”: durante años, Luisa y sus hijos fueron vigilados y torturados en su domicilio.

Con la vuelta a la democracia, comenzaron a realizar las denuncias y los reclamos. Su hijo había sido apropiado en 1977, horas después de su nacimiento. El nombre de Cecilia Góngora de Segretín apareció por primera vez en la clínica donde Luisa dio a luz. Nunca se vieron cara a cara en el sanatorio, pero ese nombre le quedó grabado. Reconquista es un pueblo pequeño donde se conocen casi todos. Los Maulín Pratto y los Segretín vivían a 30 cuadras de distancia. “Mi apropiadora amenazó durante aquellos años a mi mamá. Ella se acercó varias veces, pero siempre recibía la misma respuesta”, cuenta José Luis. Cecilia Góngora de Segretín le había confesado a los ocho años que no era su madre biológica. Su mamá era Luisa, un affaire de su “padre” José Ángel Segretín. “Según ella, mi mamá era una loca y su pareja, o sea mi viejo, un terrorista. Desde chico, crecí con esa versión. Según mi apropiadora, me querían secuestrar”, agrega José Luis.

“Esa noche, se lo llevaron a Rubén. A mí me pusieron contra la pared. Pasaron 40 años, pero uno nunca olvida», Luisa Beatriz Pratto.

La primera vez que Luisa se acercó a la casa de Segretín fue en el 85. “Fuimos a hablar con ella, pero no nos dejó ver a nuestro hijo. Nos insultó y  nos denunció. Ese año, me citaron en la ciudad de Vera porque realizó una denuncia que nosotros queríamos robarle a su hijo. En mi declaración, el secretario judicial me preguntó por qué molestaba, y yo le conté toda la verdad”, relata Luisa. El juez le dio la espalda. Le respondió que ese caso ya había prescripto tras 8 años y que debería haber hecho la denuncia en 1977. “La Justicia no ayudó. Llegaron a decirle a mi mamá que si ella tenía los datos de mi apropiadora, debía ir a buscarme”, cuenta José Luis. Luisa tenía los datos desde el día en que dio a luz, pero según ella “no es que no quería, no podía” y la documentación respaldaba la versión de los Góngora Segretín, ya que José Luis estaba inscripto como su hijo, en una partida apócrifa.

El 26 de marzo de 1977, en un sanatorio privado, Luisa tuvo a José Luis. Allí, fue registrada con el nombre de la apropiadora, Cecilia Góngora de Segretín vinculada familiarmente a la Fuerza Área al igual que su marido, José Ángel Segretín. “Ese día, la tía de Rubén me llevó a la clínica. Elsa Nasatsky de Martino, la doctora, me hizo pasar a una sala. En la recepción, no había nadie a las diez de la mañana. Nadie me pidió el documento. A las diez y media, tuve a mi bebé. Recuerdo que tras el parto, me descompuse. Escuché que alguien me dijo que era un varón. En un momento, no me acuerdo si fue un sueño o un médico vino y me dijo: ´Cecilia Segretín puede darme el nombre de su bebé´. Sé que más tarde, mi hermana vino a visitarme y alzó a mi hijo. Ella me dijo que era parecido al padre. En ese momento, yo estaba ida. Mis recuerdos son confusos porque me medicaron.  Según ella, la doctora fue quien le quitó a José Luis de los brazos, pero yo no lo sé”, cuenta Luisa sobre aquella mañana.

Años después, cuando José Luis tenía 12 años, ocurrió el segundo encuentro. Rubén y Luisa volvieron a la casa de los Segretín, pero los volvieron a amenazar e insultar. “Nos llegó a decir que si no parábamos, José Luis se iba a suicidar”, recuerda Luisa. Los reclamos siempre fueron entre los adultos, porque nunca pudieron tener contacto con su hijo. “Durante esos años, yo me escondía del miedo. Mi apropiadora me manipuló durante años. Yo tenía terror cada vez que aparecían porque me decían que me querían llevar”, cuenta José Luis.

El niño creció con terror. Una tarde Gisela, hermana de José Luis, se acercó a hablarle en la escuela a la que asistían: “Mi propia búsqueda empezó en los 90. Cuando yo empecé el secundario, me enteré que había un chico que tenía ese nombre y que podía llegar a ser él. Lo empecé a buscar por decisión propia, nunca nadie me dijo nada. Yo lo empecé a buscar hasta que lo encontré. Tardé un par de meses en tomar el valor de acercame. Cuando lo logré, para mi sorpresa él ya sabía. No me imaginé, no se me cruzó que podía saber. Me rechazó inmediatamente. Fue un golpe muy duro, una frustración”. Sin embargo, aquello marcó a José Luis quien confesó que ese acercamiento sembró la gran semilla de la duda. “En ese encuentro, me enteré de mi apellido paterno, Maulín”, cuenta. “Aquel encuentro me dejó con dudas. Si bien tenía terror, decidí contarle a mi apropiadora. Ella habló en el colegio sobre este encuentro. Ese episodio reforzó la historia de mi apropiadora de que me querían secuestrar. Así que me alejaron durante un tiempo de Reconquista y nos fuimos a vivir a El Palomar”, agrega José Luis.

Tribunales de Santa Fé, 30 de junio de 2016 Crédito: Grantileza H.I.J.O.S Santa Fe.

Tribunales de Santa Fé 

Pasaron más de 15 años para un nuevo encuentro. Ocurrió en el 2008, en medio del juicio a los represores de Reconquista. Luisa era testigo protegida y cuenta que fue la primera vez en que pudo contar todo sin miedo. “Durante aquellos años, cuando a los represores se les ocurría, venían siempre a visitarme, a aterrorizarme, a decirme mentiras, a abusarme, a violarme. Entraban sin pedir permiso, a cualquier hora. Como si fueran los dueños. No les importaba que estuvieran tus hijos ahí, te tiraban toda la leche de los chicos, le hacían pis en la mamadera. Uno no podía esperar nada de la justicia. No había nada en Reconquista. No es que no quise, no pude”, repite una y otra vez Luisa.

Una tarde, mientras transcurría el juicio, la llamaron de una radio para hacerle una entrevista. La productora escuchó su historia y le resultó familiar. “La cuñada de mi mujer me consiguió el teléfono de mi mamá porque su historia era mi historia, cerraba por todos lados”, recuerda José Luis. “Estuve meses sin animarme a hablar con ellos, hasta que pude a principios del 2009”, agrega. Luisa sabía que aquellos llamados eran de su hijo, lo presentía. “Yo estaba segura que era mi hijo, pero también estaba el temor de que fuera alguien que me quisiera callar la boca porque era testigo protegido. Hasta que me llamó por teléfono y ahí pasó lo que siempre soñé…escuchar la voz de mi hijo. De pronto, me dijo: ´Soy José, tu hijo´. Yo me quería morir. Empecé a contarle cómo habían sido las cosas. Empezamos a hablar todos los días hasta que se hizo el ADN. Después, con los resultados, empezamos a conocernos con psicólogos de por medio”, enfatiza Luisa.

En mayo del 2009, los resultados de ADN afirmaron que José Luis era hijo de Luisa Pratto y Rubén Maulín. “Desde ese día, pude conocer mi historia. Fue terrible para mí enterarme de todo lo que ocurrió durante esos años en los que yo vivía con mi apropiadora. Desde un comienzo, sentí mucha tranquilidad al estar con ellos. El vínculo se fue dando de forma natural. Mi historia la recuperé, falta aún mi identidad, mi nombre. En este momento, soy alguien que no existe”, reflexiona José Luis.

 “Durante esos años, yo me escondía del miedo. Mi apropiadora me manipuló durante años. Yo tenía terror cada vez que aparecían porque me decían que me querían llevar”, cuenta José Luis.

“Durante esos años, yo me escondía del miedo. Mi apropiadora me manipuló durante años. Yo tenía terror cada vez que aparecían porque me decían que me querían llevar”, cuenta José Luis.

Su historia aún está manchada por su documento, que todos los días le muestra su nombre falso. Desde el 2009, José Luis busca una sentencia que le devuelva su historia y le permita cambiar su apellido por Maulín Pratto.

Hace dos semanas comenzó en Santa Fe el juicio por la apropiación de José Luis. Los acusados son Cecilia Góngora, su apropiadora; la médica que estuvo en el parto y firmó la partida falsa, Elsa Nasatsky; y Danilo Sambuelli, jefe del centro clandestino que operó en la III Brigada de Reconquista, que falleció en diciembre de 2014. José Luis está obligado a presentarse en el juicio como Segretín y recuerda que su apellido falso no solo lo afecta a él, sino también a sus hijos quienes cargan con ese pasado. “La sentencia nos va a permitir a mí y a mis hijos presentarnos en sociedad como quienes somos, con nuestro nombre y nuestra verdadera identidad”, le dijo al Tribunal el nieto 120, en su declaración del jueves último. El fiscal Martín Suárez ubicó el caso en la trama del terrorismo de Estado y del “plan sistemático de apropiación de niños y niñas” de la dictadura. Casualmente, el 5 de julio se cumplieron cuatro años de la sentencia que comprobó que existió esta práctica sistemática de apropiación de menores, que posibilitó la apropiación de José Luis y otros casi 500 bebés, en todo el territorio argentino. La lucha de los organismos de Derechos humanos y los familiares por conseguir justicia ha sido larga. José Luis y su familia también anhelan que finalmente se haga justicia.

Actualizado 06/07/2016

 

SUBITE al boleto educativo

SUBITE al boleto educativo

La lucha por el boleto estudiantil gratuito nunca dejó de estar presente. Aquello que comenzó en la década del setenta, hoy volvió al centro de la escena. Luego del aumento de las tarifas de transporte –100 por ciento en colectivos y trenes, y, en breve, el 60 por ciento en subtes– dictaminado por el gobierno nacional, cinco proyectos fueron presentados para retomar el tema. El “Boleto Educativo Gratuito” de Patricio del Corro y Marcelo Ramal (Frente de Izquierda); el “Boleto Educativo” de Pablo Ferreyra (Frente para la Victoria); el “Boleto Estudiantil” de Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica); el “Boleto Estudiantil Metropolitano” de Juan Francisco Nosiglia (Suma +); y el “Boleto Educativo Gratuito” de Graciela Ocaña (Confianza Pública), solo para el transporte de pasajeros de corta distancia.

Los cinco proyectos coinciden en que el boleto estudiantil es indispensable para fortalecer el derecho a la educación y profundizar el carácter inclusivo de la educación pública. Sin embargo, las diferencias aparecen a la hora de determinar si el boleto deberá ser gratuito o una tarifa social; si beneficiará únicamente a la educación pública o, también, a la privada; quién será el encargado de financiar el boleto; si favorecerá a todos los actores: estudiantes, docentes y trabajadores de la educación; y, por último, quién debe ser la autoridad de aplicación, el Ministerio de Educación o el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte.

El FIT

El proyecto de ley presentado por Marcelo Ramal y Patricio del Corro decide enmarcar su propuesta en la defensa del artículo 24 de la  Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, que plantea que “la Ciudad asume la responsabilidad indelegable de asegurar y financiar la educación pública, estatal laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los cuarenta y cinco días de vida hasta el nivel superior, con carácter obligatorio desde el preescolar hasta completar diez años de escolaridad, o el período mayor que la legislación determine”. El Frente de Izquierda considera que actualmente no hay condición de gratuidad, ya que para concurrir a las instituciones educativas tanto estudiantes como docentes y no docentes deben abonar un boleto muy elevado, al que asocian al lucro de las empresas privadas en desmedro de la educación. “En este momento, la posibilidad de un boleto educativo se convierte virtualmente en un hecho que puede determinar para muchos jóvenes la posibilidad de estudiar o no”, expresó Marcelo Ramal a ANCCOM.

El FIT propone un boleto educativo gratuito que sirva para todas las líneas de colectivos que circulen en la Ciudad de Buenos Aires en algún momento de su recorrido, para el subterráneo y el premetro, los 365 días del año, las 24 horas. Beneficiaría a todos los estudiantes, docentes, y trabajadores pertenecientes a las instituciones educativas públicas de gestión estatal y de gestión privada, con o sin aporte estatal, dependientes del Ministerio de Educación porteño en los niveles inicial, primario, secundario, especial y superior. El proyecto también contempla beneficiar a los estudiantes, docentes y no docentes de las universidades públicas radicadas en la Ciudad de Buenos Aires.

“Los anteriores intentos de aprobar un boleto gratuito en la Ciudad fueron desoídos por el gobierno. Hay un aspecto que nos interesa destacar de nuestro proyecto, a diferencia de los restantes: nosotros planteamos el financiamiento del boleto gratuito en base a las utilidades de las empresas de transporte. Queremos que se analicen sus costos y beneficios, particularmente después del tarifazo, y que esto no signifique una forma de financiamiento que termine derivándose hacia otra parte de la población”, sostuvo Ramal. Además, manifestó su preocupación frente al tratamiento de su proyecto, ya que solo está siendo trabajado en la Comisión de Transporte y Obras Públicas y no fue girado a la Comisión de Educación: “Eso quiere decir que se está concibiendo esta cuestión como un puro problema de política de transporte y no se aborda como un derecho relacionado con la educación pública”, aclaró a ANCCOM.

EL FPV

“Con el aumento de la tarifa del transporte, los sectores medios y populares se ven afectados. Para acomodar sus gastos y llegar a fin de mes, terminan resignando un derecho fundamental, la educación”, afirmó Pablo Ferreyra quien presentó el proyecto de ley por el Boleto Educativo.

En primer lugar, el fundamento principal en el que se enmarca el proyecto es la defensa del artículo 23 de la Constitución: “Asegura la igualdad de oportunidades y posibilidades para el acceso, la permanencia, reinserción y egreso del sistema educativo”. Por lo tanto, el eje del proyecto está puesto en la vinculación entre el derecho a la educación y el Boleto Educativo: “El precio del pasaje es parte importante de que todos los estudiantes puedan asistir a la escuela pública, a la formación terciaria o a la educación superior universitaria”, sostiene el proyecto de ley.

En segundo lugar, el proyecto hace hincapié en que el Boleto Educativo no debe estar destinado únicamente a los estudiantes, sino también a los docentes y trabajadores de la educación en los establecimientos de gestión estatal que se encuentren dentro de la Ciudad. “En el caso de los docentes y los trabajadores, muchas veces deben tomarse más de un transporte. Hay docentes que por la extensión geográfica de la ciudad necesitan recorrer gran parte de la Capital en dos transportes. El tarifazo provocó un encarecimiento del gasto que tenían hasta ahora. El Estado debe garantizar tanto el derecho a aprender como el derecho a enseñar”, puntualizó Ferreyra.

Por último, en lo que respecta a la autoridad de aplicación y los gastos, el proyecto sostiene que será el Ministerio de Educación quien aplique la Ley. En relación a los gastos, “todavía no está resuelto el tema presupuesto, es justamente la discusión que tenemos que darle al PRO”, finalizó Ferreyra.

Coalición Cívica

El proyecto presentado por Maximiliano Ferraro propone un boleto estudiantil gratuito para los estudiantes de los niveles inicial, primario y secundario que viajen en colectivos, subte y premetro. El beneficio rige durante el período correspondiente a los ciclos lectivos de cada año.

En segundo lugar, estudiantes de primaria y secundaria de gestión privada; estudiantes de nivel superior, terciario o universitario de gestión estatal; docentes de todos los niveles de la educación pública, así como docentes de los niveles inicial, primario y secundario de gestión privada tendrán una reducción del 60% de la tarifa. A la persona que acompañe a los niños de inicial y primario se le cobrará la mitad del valor de la tarifa común.

Por último, para la financiación plantea crear un Fondo Público para el Financiamiento del Boleto Estudiantil, conformado por los montos que el presupuesto general de la Ciudad le asigne; los aportes que en forma extraordinaria establezca el Poder Ejecutivo; donaciones y legados que se reciban de personas físicas o jurídicas, privadas o públicas; y los intereses devengados por la inversión de dinero.

Suma +

El proyecto presentado por Nosiglia, en primer lugar, trata el transporte público que depende de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es decir subte y premetro.

La medida beneficiará a los alumnos y estudiantes de todas las modalidades –primario, medio, terciario y universitario–, de escuelas e institutos de gestión estatal y privada con aporte estatal. Por último, el boleto tendrá vigencia de acuerdo al calendario escolar.

Confianza Pública

El servicio de transporte público de pasajeros de corta distancia será gratuito para los estudiantes, docentes y no docentes pertenecientes a instituciones educativas en los niveles inicial, primario y secundario de la CABA.

La Multisectorial

El Boleto estudiantil gratuito significa un salto cualitativo en relación a la lucha por la inclusión de la educación pública. Por este motivo, un conjunto de agrupaciones estudiantiles, de trabajadores de la educación, gremios del subte y distintas organizaciones políticas y sociales de la Ciudad se unieron para conformar una Multisectorial por el Boleto Educativo. El objetivo: instalar este debate para “poder conseguir grandes victorias como el boleto estudiantil de la Provincia de Buenos Aires, cuya reglamentación aún sigue pendiente, o el Boleto Educativo de Córdoba, ambos gratuitos”,

Desde la apertura al debate, la Multisectorial busca reafirmar que “la educación es un derecho que el Estado debe garantizar en todas sus dimensiones. Por un lado, educadoras y educadores necesitan garantizar su llegada al lugar de trabajo; por el otro: estudiantes de todos los niveles y sus familias asumen en muchos casos altos costos derivados del transporte hasta su casa de estudios todos los días”. De este modo, a partir de una educación integral se pretende que no haya ningún estudiante excluido.

“Para mí el aumento significó una pérdida importante de dinero, ya que gasto más del doble para ir y volver a la facultad. También implica más gasto de tiempo porque en vez de tomarme dos transportes para llegar más rápido, ahora me tomo uno solo y camino. Desde Constitución ya no me tomo algo a Montes de Oca, sino que voy a pie para evitar gastar doce pesos más, entre ida y vuelta”, dijo Paz, estudiante del CBC. Sofía, alumna de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, también se manifestó preocupada por el aumento en la tarifa del boleto.  “Se me duplicó todo. Entre los tres colectivos que me tomo para ir la facu gasto 50 pesos por día, más o menos. Por suerte, a mí todavía no me afectó lo suficiente como para tener que dejar de estudiar, pero sí es todo un presupuesto, ya que gran parte del sueldo, ahora, se me va en transporte”, expresó.

“Subite al boleto educativo”, es su consigna. Tal es así que el jueves 21 a las 17, el Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFYL) de la UBA convocó a una marcha donde se unieron el movimiento estudiantil y educativo del país. “Hay que enmarcar la lucha en el contexto actual. Esta situación no nació de la nada, sino que tiene que ver con que hace unas semanas se votó un acuerdo para pagarle 14 mil millones de dólares a los fondos buitres. Todo ese dinero va a tener que ser pagado por el conjunto de los trabajadores, por eso la primera medida del gobierno fue un ajustazo y luego un boletazo, un incremento tremendo en la tarifa de pasajes”, explicó Maximiliano Laplagne, presidente del CEFYL.

Debido a la gran convocatoria que tuvo la marcha, y a la magnitud del problema que afecta directamente al derecho a la educación, la semana pasada el Consejo Superior de la UBA aprobó por unanimidad una resolución a favor de la creación del Boleto Educativo, que beneficie a estudiantes y trabajadores de todos los niveles de la educación pública de gestión estatal. Según el documento firmado, el consejo resuelve “exhortar a las Cámaras de Senadores y Diputados del Congreso de la Nación, como a la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos aires, a avanzar en el tratamiento y la aprobación de los proyectos presentados que plantean la necesidad de implementar un boleto educativo”.

“En estos momentos, la lucha por el boleto educativo gratuito está creciendo como resultado del deterioro en las condiciones de vida. El ajuste de (Mauricio) Macri afecta a todos los sectores, y el descontento que genera plantea la posibilidad de llevar la lucha por el boleto, por el salario docente y por el presupuesto más lejos. El año pasado fue aprobada una ley por el boleto educativo en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, dicha ley jamás fue implementada y la gobernadora María Eugenia Vidal declaró que la misma no es ninguna prioridad para su gobierno. A su vez, en la Capital, en Santa Cruz y en otros puntos del país este reclamo va teniendo más cabida. Entendemos que es necesario nacionalizar la lucha por el boleto educativo gratuito y trabajar unitariamente en el sentido de una Marcha Nacional por el Boleto a Plaza de Mayo”, enfatizó Marcos, estudiante de Ciencia Política y militante del ¡Ya Basta! – Nuevo MAS.

Cuarenta años después de La Noche de los Lápices, el debate por el boleto educativo parece que volvió con más fuerza que nunca.

 

Actualizada 10/05/2016

Unidad y lucha

Unidad y lucha

“Entender en la promoción, regulación y fiscalización del cumplimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores, en especial la libertad sindical, la negociación colectiva, la igualdad en las oportunidades…” son las competencias que debe hacer cumplir el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad. Las debería hacer cumplir y así lo exige la Ley 22.520, sin embargo, el panorama es otro: son las normas que el organismo no está cumpliendo con sus propios trabajadores.

Es por este motivo que el miércoles 6 de abril último, ATE llamó a un Paro Nacional del Ministerio de Trabajo para reclamar la reincorporación del personal despedido. A las 12 del mediodía, la avenida L.N.Alem ya se encontraba cortada. En la puerta del Ministerio, sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales y demás organizaciones entonaban juntos “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode”. En el frente del edificio, carteles satirizaban la situación a partir de frases como “La Revolución de los despidos”, “No tengo cuenta en Panamá, soy estatal”, “Queremos trabajo, no empresas offshore”.

Paro Nacional del Ministerio de Trabajo

Sobre el escenario montado algunos trabajadores despedidos contaron su experiencia y enfatizaron sobre la unión de los trabajadores y la fortaleza con la que se sienten: “Sin duda, después de esta concentración, salimos más fuerte de lo que estábamos el miércoles pasado. Es por la solidaridad de ustedes y por la unión de los trabajadores. Desde ese lugar, queremos agradecer a nuestros compañeros quienes votaron no enseñarle a nadie que ingrese nuevo las tareas que nosotros realizábamos”.

El conflicto comenzó a principios de año con el despido de 30 trabajadores contratados bajo convenio de asistencia con la Universidad de La Matanza. A esta situación, se le sumó la renovación parcial de más de mil contratos temporarios y cerca de cien trabajadores monotributistas cuyos contratos vencieron el 31 de marzo. “Esto se enmarca en los despidos que está realizando el Gobierno Nacional. Salió a acusar a los empleados públicos de ñoquis. Salió a estigmatizarlos, sin tener conocimiento real de quiénes hablaban ni en qué año habían entrado. Lo que nosotros decimos es lo siguiente: sacaron el Decreto 254/15 en diciembre, echaron personas para meter gente de ellos y están incrementando el gasto público. Le están mintiendo a los argentinos. Lo que están haciendo es la vieja política de meter gente acomodada y cercana a ellos”, comunicó Humberto Rodríguez, Secretario General de ATE Capital.

Frente al reclamo de los trabajadores, la respuesta que llegó por parte de las autoridades fue 200 telegramas laborales que comenzaron a ser enviados a partir del 30 del mes pasado. Hasta el día de hoy, los despidos rondan los 280; cada día que pasa, ese número se acrecienta.

“El despido masivo actual y la precarización laboral son la forma de contratación estatal. Si existe un lugar donde ha habido una continuidad es en el Ministerio de Trabajo. Doce años, no hay excusa por parte de los funcionarios. Doce años estuvo Tomada y este es el Ministerio que nos dejó. Una ofensa para toda la clase trabajadora. ¿Cómo puede ser que los trabajadores del Ministerio de Trabajo hayan sufrido precarización laboral?”, comenzó diciendo Julio Fuentes, Secretario General de ATE Nacional. Ante este reclamo, partidos políticos kirchneristas mostraron su desacuerdo, pero el canto por la unión de los trabajadores calló las diferencias. “La única verdad es la verdad, y la precariedad laboral es la madre de los despidos. Gobierne quien gobierne, ATE no se calla la boca”, interrumpió y finalizó Fuentes.

Entre los despidos figuran trabajadores con más de 20 años de experiencia, estudios profesionales y evaluaciones de desempeño destacadas. A su vez, han desmantelado programas enteros de alto impacto social, como es el caso del Programa Asistir, que brinda asesoramiento legal gratuito a trabajadores de bajos recursos y el Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo que tiene por objetivo la inserción laboral de jóvenes que no hayan finalizado sus estudios. La mayor parte de los trabajadores de estos programas han sido despedidos. “Mi trabajo no tenía ningún tipo de privilegio, al igual que el trabajo de cualquier despedido. Yo trabajaba para comunidades indígenas y campesinas. Decirme a mí que yo soy descartable es decirles a ellos que no son parte del Proyecto Nacional”, declaró y enfatizó Julieta.

Paro Nacional del Ministerio de Trabajo

Desde el miércoles pasado, fecha en que llegaran los primeros telegramas, los trabajadores mantienen virtualmente paralizado el Ministerio con asambleas permanentes, retenciones de tareas, y ocupaciones pacíficas del hall central del organismo. A su vez, han estado ingresando de manera colectiva al Ministerio asegurando así el ingreso de los trabajadores despedidos bajo la consigna “entramos todos y todas”.

“Vamos por la reincorporación”

Desde las 8 de la mañana del jueves, los trabajadores y delegados de las distintas seccionales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) comenzaron a reunirse en las puertas del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas, antes Ministerio de Economía, ubicado frente a la Plaza de Mayo, para pedir la reincorporación de los trabajadores despedidos.

Los delegados de la junta interna del Ministerio (ATE MECON) vienen llevando adelante diferentes medidas de fuerza desde el jueves 31 de marzo, cuando 150 trabajadores fueron despedidos de manera abrupta al intentar ingresar a sus puestos. Los despidos fueron anunciados por los empleados de control de acceso, que tuvieron que informar a sus compañeros a medida que llegaban a trabajar. Según los delegados, ningún funcionario se presentó para dar explicaciones. El lunes 4 de abril, luego de aceptar una reunión con los delegados, las autoridades accedieron a reincorporar a 30 de los despedidos, pero hasta el día de hoy se encuentran sin estabilidad asegurada ni tareas asignadas.

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“Desde entonces no tuvimos más comunicación ni diálogo. Nos habían prometido una reunión para el día de ayer pero la levantaron. Por lo cual, lo que queremos hacer hoy es bloquear el acceso hasta que lleguen los funcionarios, queremos charlar con ellos, queremos tener una respuesta por la reincorporación plena de los 150 despedidos”, dijo Pablo Anino, delegado de ATE MECON, a ANCCOM.

En la puerta del Ministerio, los trabajadores se agruparon con carteles que pedían: “No al vaciamiento de Progresar”, “La plata de los buitres es de los laburantes” y “El Estado no es empresa ni exclusión”. Pasadas las 9 de la mañana, y tras haber bloqueado el acceso, los referentes de ATE organizaron una conferencia de prensa en la entrada del edificio. Contaron con el apoyo y adhesión de agrupaciones sociales, partidarias y sindicales, y la presencia de delegados de la conducción nacional, de la Ciudad de Buenos Aires, y de juntas internas de otros organismos, como el Ministerio de Trabajo. Durante la conferencia, Pablo Almeida, delegado general de ATE MECON, aseguró: “A cada trabajador que se ha acercado lo consideramos parte de esta lucha, y le estamos profundamente agradecidos. Sabemos que esta lucha que damos, no es solo por la reincorporación de los 150 compañeros despedidos del MECON, sino que es para frenar el ajuste que ha descargado este Gobierno desde el 10 de diciembre, y que hoy tiene expresión sobre los puestos de trabajo en el Estado Nacional y que comienza a tener expresión sobre los puestos de trabajo en el sector privado. También es un intento de disciplinar al conjunto de la clase trabajadora para que en las próximas paritarias tengamos nuevamente un aumento muy por debajo de la inflación y de esa forma seguir avanzando con el ajuste sobre nuestros bolsillos”.

También haciendo énfasis en la unión, el secretario adjunto de ATE Capital, Manolo Sueiro agregó: “Nuestra organización tiene un solo puño. Puede tener una multiplicidad de miradas, de enfoques, pero tiene un solo puño para enfrentar a este Gobierno, que lo único que plantea es un combo de ajuste, represión, despidos y violencia institucional”.

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De los 150 despidos, 99 pertenecen al Programa Progresar y el resto a distintas áreas como la Dirección Nacional de Empresas con participación del Estado, la Secretaría de Política económica, y de la Dirección Nacional de Programación Macroeconómica. El Programa Progresar, comenzó a funcionar en Enero de 2014 y otorga un subsidio económico a todos los jóvenes del país de 18 a 24 años que estudien y/o trabajen y obtengan el sueldo mínimo.

Gabriela Alvarado y Georgina Gómez son dos de las despedidas del área de Progresar. Gómez aún no recibió el telegrama, pero su tarjeta de entrada fue inhabilitada. Alvarado fue re incorporada esta semana pero sin funciones asignadas, trabajaba desde agosto de 2014 en la oficina que funciona en el Ministerio, y que conforma la Red Nacional en la que se desarrolla el programa. “Lo que hacíamos en la Red era, a partir de la información que entregaba Ansés, armar un mapa que describía cuáles eran las dificultades en las que se encontraban todos los jóvenes de 18 a 24 años que cumplían con las características para poder acceder y no podían inscribirse, como por ejemplo, no contar con oferta educativa, no haber podido inscribirse en Ansés por cuestiones propias del organismo, o por documentos que no podían obtener. A partir de eso, articulábamos institucionalmente con el Ministerio de Educación, o con el Ministerio de Trabajo, para que el Estado actúe en donde no había oferta pública ni privada”, contó Alvarado a ANCCOM y agregó: “Hoy con los 99 despidos no hay respuestas ni por la red, ni por los trabajadores. Ahora no está funcionando la red, está a cargo de Ansés, pero si bien es un organismo que tiene mayor logística, no accede a todos los destinatarios. De hecho, sin la red, del primer millón y medio de destinatarios del programa solo pudieron acceder 400 mil, y a partir del funcionamiento de la red llegamos a 900 mil en un período de 7 u 8 meses, entonces la red es fundamental. Es el 80% para que el programa funcione”.

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Por último, los delegados confirmaron el estado de asamblea permanente y el avance en medidas futuras para continuar el reclamo. “Hay una conquista en esta lucha, además de la treintena de reincorporaciones, y es que los despedidos están muy organizados y logramos que ingresaran jueves y viernes, cuando nos lo impidieron, por la firmeza que mostramos. Pero para nosotros no basta con que los despedidos entren al ministerio sino que lo más importante es tener la garantía de su continuidad laboral”, concluyó Pablo Anino.

Actualización 07/04/2016