Abuelo, ¿qué hiciste en la dictadura?

Abuelo, ¿qué hiciste en la dictadura?

Hace dos años Mariano Corbacho dejó las novelas y la ciencia ficción y se dedicó a leer exclusivamente material sobre la última dictadura militar. Su documental 70 y Pico, que se estrenó el último jueves, hace foco en el papel de su abuelo, Héctor “Pico” Corbacho, decano interventor de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires y profesor de dibujo en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante esa etapa. Fruto de una investigación junto a los productores Martín de Dios y Juan Pablo Díaz, en la película se cruzan dos relatos: el del movimiento estudiantil universitario y el del propio Héctor Corbacho. “No me quedaron preguntas por hacerle a mi abuelo. Pero tal vez haya muchas respuestas que él no dio”, reflexiona el director.

¿Cómo surgió la idea del documental?

La pregunta disparadora tiene que ver con que mi abuelo contaba que lo habían intentado matar dos veces mientras fue decano. Cuando yo tenía 12 años, me mostró una carpeta donde guardaba algunas publicaciones con amenazas. A partir de ahí me pregunté por qué lo querían matar. Surgió desde lo personal, pero la intención no fue trabajar la esfera individual sino explicar la responsabilidad de mi abuelo como actor político en relación al contexto social en el que operó. Para eso el documental hace un recorte desde 1966, en “La Noche de los Bastones Largos”. Investigamos cómo el movimiento estudiantil universitario empezaba a participar masivamente, generando propuestas pedagógicas vinculadas a la práctica social. Era importante explicar esto para dar cuenta qué fue lo que vino a reprimir el Terrorismo de Estado y qué rol jugó mi abuelo en todo eso.

¿Cómo lo tomó su familia?

Ellos jamás juzgaron las intenciones del proyecto ni el abordaje de las entrevistas. De hecho mis hermanos y mi vieja aparecen en el relato y también participaron en las proyecciones. El respaldo familiar me da tranquilidad. Ellos no tienen el mismo nivel de inquietudes que yo pero cada uno asume la realidad como puede. La película me sirvió para hablar por primera vez de este tema con mis hermanos y esta posibilidad me parece muy valiosa.

«La película me sirvió para hablar por primera vez de este tema con mis hermanos», detalló Corbacho.

¿Por qué su abuelo accedió a ser entrevistado?

En cierto sentido, nunca tomó en serio el tema de las filmaciones y de que yo estudiaba cine. Lo vivió más como un diálogo serio que como una entrevista. Las ocho veces que hablamos hice foco sobre el mundo universitario. Siempre planteaba el tema sobre el que quería hablar y saber su visión de los hechos. También hay un vínculo personal en lo cual lo afectivo juega un papel clave para que haya accedido, porque por más que pueda no haberlo tomado del todo en serio, “Pico” acompañó en todo momento.

¿Hubo resistencia de algún entrevistado al conocer su vínculo familiar?

En todos los casos hubo una cautela inicial. Siempre querían escuchar qué tenía para proponerles. En ese tema fui directo, me presentaba como Mariano Corbacho, el nieto de Héctor “Pico” Corbacho, interventor decano de la carrera de Arquitectura durante la última dictadura. Les expliqué mi punto de vista y que la intención del proyecto no era generar una mirada exculpatoria sobre la figura de mi abuelo.

El Gobierno de Cambiemos ha reinstalado la teoría de los dos demonios y que lo que hubo fue una “guerra sucia”, ¿qué aporta 70 y pico en el este contexto?

La intención del documental es seguir abonando al pensamiento crítico de ese período. Sobre todo para entender cuáles eran los proyectos políticos en pugna en ese momento, y no juzgarlos como historia del pasado, sino más bien lograr tomar de esas experiencias elementos que ayuden a pensar el presente. El caso de Darío Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa, que no quiere saber, empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo.

En su película, el movimiento universitario de los años 60 y 70 aparece como un actor social fundamental, ¿qué similitudes y diferencia tiene con el actual?

Me parece importantísimo. Las agrupaciones estudiantiles son las que impulsan propuestas que tienen que ver con el contexto universitario o con los de la sociedad en general. Es un movimiento que motoriza cuando los niveles de conflicto se tensionan, como en la masiva marcha universitaria de mayo de este año. Pero hay diferencias en la masividad y la disputa de cuál es el perfil profesional, o sea, preguntarnos para qué se estudia. Eso se borró de la discusión. Hoy todos sabemos que se estudia para el mercado, salvo excepciones. Es importante volver a discutirlo y pensarlo, porque el profesional que se forma es la preconfiguración de la sociedad que queremos construir.

"Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo", sostiene Carbacho.

«Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo», sostiene Carbacho.

¿Qué rol cumplió la dictadura en la destrucción del sistema pedagógico y educativo?

La intención era desmovilizar, instalar un proyecto contrarrevolucionario. Ante una fuerza revolucionaria en ascenso, los militares desarticularon directamente al movimiento obrero, al estudiantil y a los sectores armados a través de la instalación del terror y la muerte. Hubo una política que desarticuló todo ese proyecto, que fraccionó a la sociedad instalando el miedo, para que la preocupación ya no sea del desarrollo colectivo de la ciudadanía, sino por la integridad individual y privada.

¿Se contactó con personas con situaciones como la suya a partir de la película?

Sí, después de algunas proyecciones se me acercaron familiares de tipos que tuvieron algún papel en la dictadura. Me sorprendió que lo hacen por lo bajo, con temor. El caso más extremo es el de una chica que realizó por su cuenta una investigación sobre su abuelo, que fue juez en la dictadura. Es muy bueno que el documental sirva para mover esa fibra íntima y ver qué hacer con eso. Ante todo para saber que la vinculación de sangre no te condena y que no hay que cargar con ninguna mochila.

¿Su abuelo tuvo alguna colaboración con la desaparición de estudiantes?

La investigación no arrojó nada que dé cuenta de eso, más allá de los testimonios de quienes declararon en la causa ESMA. Pero no hay documentación que lo certifique. Ahora, creo hubo un nivel de participación de mi abuelo. Primero, porque él en una de las entrevistas dice: “No me encontraron nada”, que no es lo mismo que “no había nada para encontrar”. O el caso de Hernán Abriata, un desaparecido al que lo fueron a buscar a la casa diciendo que eran de Arquitectura. Los tipos tenían la ficha del legajo de la Facultad que habían sacado del expediente del alumno. ¿Quién facilitó esos legajos? Hay preguntas que quedan en el aire sin respuesta, pero que hay que hacerlas igual.
Actualizada 06/09/2016

¿El fin de la TV?

¿El fin de la TV?

Desde sus inicios, en 1951, hasta la actualidad, la televisión argentina mutó y fue presentándose de diversas formas frente a los usuarios. De los primeros momentos, en los cuales oficiaba de punto de encuentro familiar, concentrando la atención, alrededor de ella, se pasó a un consumo individual donde en algunos hogares cada integrante poseía su televisor, para ver, a su gusto, lo que quisiera. Hoy, la TV tradicional compite con nuevos dispositivos y prácticas de consumo, como el servicio on demand.

Ya sin los niveles de rating y encendido de otros años, la televisión todavía resiste y sigue siendo el medio de comunicación y de entretenimiento por excelencia en los hogares, pero con una hegemonía que empieza a estar en cuestión. Las visiones de un fin de la televisión pueden sonar apocalípticas, sin embargo, los cambios que se están produciendo en el mundo audiovisual con la irrupción de Internet, abren un debate sobre cómo continuará el medio de comunicación, que hasta hace unos años parecía no tener competencia.

Mario Carlón, autor del libro El fin de los medios masivos, comenta que el análisis que se está haciendo sobre un posible fin de la televisión tiene que ver con un diagnóstico sobre un fenómeno de desarrollo histórico: “Hubo una era en que los medios masivos, como la televisión, eran hegemónicos, pero eso se acabó, lo que no quiere decir su desaparición, aunque sí hay una pérdida de poder de la TV en la vida social como consecuencia de los nuevos dispositivos”.

Los números de audiencia son significativos: donde antes había programas que llegaban, e incluso, superaban los 30 puntos de rating, hoy la media de un ciclo exitoso es de 17. “Aunque los medios masivos ya no son lo que eran en la vida social, igualmente siguen siendo importantes. Hacer 17 puntos de rating es algo significativo y muchas veces esto implica que pueden establecer temas de agenda en la vida social”, explica Carlón.

Diferentes aspectos hablan de un síntoma que tiene que ver con la crisis de la televisión. “Los aparatos que tenemos en nuestras casas ya no son televisores comunes, son Smart TV, que funcionan conectados a Internet. Es decir que cuando se habla del fin de la TV se habla de muchas cosas, del cambio en los aparatos, de la transformación de las prácticas de consumo, de una caída de los ratings, de una fragmentación de las audiencias”, continúa Carlón.

Andrea Mallimaci, licenciada en Ciencias de la Comunicación y docente titular en la UCES, coincide en cuanto a la perdida de hegemonía de la televisión en los últimos tiempos pero, según ella, no se podría hablar de la muerte de la TV y analiza la situación en nuestro país: “Los números dicen que la televisión es el dispositivo popular por excelencia y hasta ahora no hay otro que tenga la misma fuerza. En Argentina el nivel de penetración es muy alto, con un 90% de la población que posee cable y casi un 99% que tiene televisión abierta”.

Estrategias mediáticas

El vivo y el directo son las grandes apuestas que ofrece la televisión en la actualidad. Siguiendo esta tendencia, Carlón observa una perdurabilidad y una continuidad de la transmisión, vinculada a grandes acontecimientos, no solo deportivos o del mundo del espectáculo, sino lo que tiene que ver con acontecimientos conmocionantes de la vida social, momentos en los cuales, la televisión va a seguir marcando la agenda: “Va a continuar más allá de la televisión, lo que podemos llamar la televisión expandida, es decir la televisión que uno la ve a través de distintos dispositivos”, vislumbra.

“Cada vez más el bastión de la TV es el ‘en vivo’, afirma Mallimaci y pone como ejemplo una final del mundo en fútbol, una entrega de premios o el casamiento de una reina, que son acontecimientos televisivos en sí mismos, que aunque se vean por otro soporte, de todas formas se está viendo televisión. “Hay una textualidad televisiva”, analiza la autora de diferentes artículos sobre consumo audiovisual.

Con una audiencia segmentada y fragmentada, los canales de televisión recurren a diversas estrategias de programación para no perder consumidores frente al avance de los nuevos dispositivos. “Hacer agenda dentro de las redes sociales en simultáneo, a través de los hashtags, tratando de trasladar sus temas a las redes y acaparar el momento, o afectar la circulación generando que un relato atraviese los distintos medios como las narrativas transmediáticas, son ejemplos de las estrategias que usa la televisión de grilla para acaparar la audiencia”, comenta Carlón, que observa también cómo los propios canales están empezando a adaptarse al mundo 2.0 tratando de poner sus contenidos en la web.

Mallimacci analiza el aporte que brindan las figuras televisivas de renombre para mantener el nivel de audiencia alto: “Si lo pensamos en relación a televisión tradicional, observamos que su éxito se encuentra, en cierta medida, sujeto a lo que aportan los grandes artistas y figuras del medio. En Argentina es el caso de Susana Giménez o Marcelo Tinelli, que siguen teniendo gran cantidad de rating, aunque ya no con los números de unos años antes, donde casi duplicaban sus audiencias. También hay fenómenos que escapan a todo análisis, como es el caso de la novela “Moises y los Diez Mandamientos”, que se puede encontrar on line, pero que sin embargo en la pantalla hace casi veinte puntos de rating todos los días”.

Además de estos “cañones televisivos”, como denomina a los grandes artistas que tienen los canales, la autora percibe que éstos están empezando de a poco a sacar aspectos del consumo on demand para mantener a sus televidentes, y da el ejemplo de lo que hace TELEFE con “Casados con hijos” o “Los Simpsons”, cuando pone en pantalla “maratones” de esos programas.

¿Continuará?

Es toda una incógnita cómo continuará la televisión en el mediano plazo, aunque podemos ver que su lugar como ‘reina del medio’ está empezando ceder, acechada por los nativos digitales, nacidos en los entornos de las nuevas tecnologías, que prácticamente le escapan a su consumo: “Es una realidad que hay chicos que no saben lo que es la televisión, pero hay que ser muy cauto en considerar esa cuestión como un proceso dado, teniendo en cuenta también la brecha digital que existe”, dice Mallimaci.

Ante el destino incierto del medio, Carlón sentencia: “En un escenario de reconfiguración la realidad es que el on demand ya ganó y habrá que ver lo que pasa en el futuro. Lo cierto es que las audiencias históricas caen en todo el mundo y los nativos digitales a veces ven televisión, pero no es el núcleo central de su actividad”.

Actualizado 13/12/2016

“Siempre existió la grieta”

“Siempre existió la grieta”

El empresario teatral Carlos Rottemberg reconoce que la situación por la que atraviesa la industria teatral no es la deseada. Dueño del espacio Multiteatro, en la avenida Corrientes, y de otras seis salas en Mar del Plata, vislumbra una temporada de verano “a la baja”, tanto en la Costa Atlántica, como en Carlos Paz. El productor de los almuerzos de Mirtha Legrand durante dos décadas habla también de la grieta, del circuito del teatro independiente y de la relación de los empresarios con el Estado.

“El sector no está ajeno a lo que ocurre con la actividad económica en este momento, que repercute en nuestro caso con un descenso en la demanda. Lamentablemente estamos achicando las producciones y eso no es bueno porque conlleva menos fuentes de trabajo”, sostiene quién fue también productor de los almuerzos de Mirtha Legrand durante veinte años y que hoy solo se considera un televidente más de sus programas. Celebra el acercamiento de los artistas, que en su momento adhirieron con el kirchnerismo y no ve un ensañamiento hacia ellos en la actualidad, aunque reconoce que hay una intención en marcar a quienes piensan distinto: “A mí no me pueden venir a hablar de la grieta ahora. Yo nací con la grieta. Es algo que siempre existió”, afirma.

¿Cuál es la situación del sector teatral?

El sector teatral en la Ciudad de Buenos Aires se mantuvo parejo en este año, desde enero hasta marzo y a partir de abril comenzó a bajar hasta el último mes registrado, que es septiembre. Esta situación acompaña la baja en la demanda de otras actividades. El teatro es una actividad suntuaria para mucha gente, no es de primera necesidad; es lógico que cuando se achica el presupuesto familiar se recorte esta actividad. Estamos a la expectativa de saber cuándo comenzará a revertirse esta situación.

¿Cuánto repercutió el aumento de los servicios en las salas teatrales?

El problema se mide, no tanto por las tarifas, sino por la caída del consumo. Porque si las tarifas aumentan, pero el consumo se mantiene estable, en una parte se licúa. El tema es cuando se da el combo en el cual aumentan mucho los costos y baja la recaudación. Esto termina dando un cierre negativo.

¿Cómo concibe la situación para la industria teatral, en relación a los subsidios que brinda el Estado?

A mi entender no se tendrían que pedir subsidios, porque la actividad teatral comercial tiene desde 1958 una ley de fomento que exime del pago de impuestos al teatro. Y en una época de vacas flacas sería injusto ir a pedirle al Estado. Como empresarios privados tenemos que correr el riesgo. Me parece que los que vendemos entradas desde la taquilla, como es mi caso, desde hace 41 años, tenemos que seguir haciéndolo, sin la necesidad de recurrir al Estado.

¿Qué estrategias propone la industria del teatro para afrontar la crisis?

Hay muy poca estrategia, porque tiene que ver con la demanda y no es un tema de manejar la boletería, se trata de acompañar la época. Estamos los empresarios teatrales poniéndonos cautos en las contrataciones y achicando las producciones. Lamentablemente se trabaja menos. No es bueno para el país, ya que se traduce en fuentes de trabajo que se reducen.

¿En qué consiste la iniciativa “Vení al teatro” organizada por la Asociación Argentina de Empresarios teatrales (AADET)?

Es una iniciativa que comenzó en 2014, una especie de mimo a los espectadores. Se hace en octubre, época en donde se reducen los títulos en las carteleras. La idea está pensada para las personas que durante un tiempo siguieron a un espectáculo o a un determinado artista y por cuestiones económicas no pudieron realizarlo. Este año la propuesta se llama “10.000 x 100” y tuvo que ver con que, presentando el DNI en los puestos de ventas de Ticket, se les ofrece la posibilidad de acceder a cualquier espectáculo por 100 pesos.

¿Cómo cree que va a ser la temporada en Mar del Plata y Carlos Paz?

Con menos ofertas en cartelera. En el caso de Mar del Plata es concreto que va a suceder eso. Tal vez, al haber una menor oferta obtengamos un mayor promedio en la recaudación de entradas. Igualmente, soy de los que creen que cuantas más contrataciones haya, cuanto más tengamos para ofrecer a los espectadores, es mucho mejor. Fundamentalmente porque son más fuentes de trabajo. Mi impresión es que este año Mar del Plata vuelve a ser una ciudad para elegidos, donde solamente cuatro o cinco títulos van a ser los realmente fuertes en la temporada; no es un punto positivo.

¿Por qué considera que la gente consume tanto teatro en Argentina?

Es una sana costumbre de toda la vida. Ya pasaba en 1930, cuando existía el teatro independiente. Definitivamente tiene que ver con buena madera actoral y de dirección que tiene Argentina. Me parece que es un círculo virtuoso, donde hay muy buen talento y un considerable número de público que consume ese talento y se empiezan a generar espectadores. Esto está muy apoyado, además, por lo que es el teatro independiente, que es una muestra cabal de un teatro más experimental, que empuja desde los sótanos y las pequeñas salas a artistas que se convierten después en grandes luminarias.

¿Cuál es la marca que deja el teatro independiente en el teatro comercial?

Siempre hubo un cruzamiento entre tres circuitos, no solo entre el teatro comercial y el independiente, también está el teatro público. Si pensamos en una figura paradigmática como fue Alfredo Alcón, él podía hacer cada año una cosa distinta en los tres circuitos. Podía brillar por su talento en el teatro Andamio 90, un año, en el San Martín, y en otro en el Teatro Astral. Creo que al teatro no hay dividirlo en comercial, independiente y público, sino que hay bueno y malo en los tres circuitos. Hay que bucear antes de ir a ver un espectáculo, para no perder tiempo ni dinero, ni llevarse un mal momento como espectador.

¿Cómo observa el compromiso de los artistas con ciertos espacios políticos, como lo que sucedió con actores que adhirieron al kirchnerismo, por ejemplo?

A mí me parece que estuvo perfecta esa adhesión. Si un médico, un obrero o un ingeniero pueden exponer en público lo que opina ideológicamente, no veo porque esté mal que lo haga un actor. Me parece maravilloso que cada uno exponga sus ideas. Tengo el recuerdo de lo que sucedió en la época de Alfonsín con Luis Brandoni y otros actores que adherían a su gobierno y que incluso llegaron ser asesores culturales durante esa gestión.

¿Cree que hoy en día hay un ensañamiento con esos actores? ¿Qué hoy no le dan lugar en la pantalla?

No creo eso. Lo que sí veo es que hay un ensañamiento en marcar a quienes piensan distinto, pero es una cuestión que vino desde siempre. Yo nací con la grieta, estoy demasiado viejo para que me cuenten que la grieta es de ahora. Siempre la hubo

¿Cómo es su relación como productor teatral y el gobierno nacional?

Normal, como con todos los demás. Uno puede tener su ideología, pero está bueno, a mi entender, no meterse con ningún gobierno. Pero no por eso quiero decir que no se pueda llegar a realizar acuerdos, teniendo en cuenta que somos empresarios privados. Por ejemplo, hace unos días hemos firmado un convenio con el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, por cual se entregarán entradas para que asistan los jubilados de manera gratuita al espectáculo “No seré feliz, pero tengo marido”. La intención es acercar a más gente a los teatros de la calle Corrientes, que quizás, de otra forma, no hubieran podido acceder.

¿Qué significa la cultura para usted?

Todo es un hecho cultural, desde cómo nos vestimos y nos peinamos. No solo es ir al teatro o ver televisión. Uno siempre aspira a que la cultura acompañe a la ciudadanía como quisiera que acompañara al hijo de uno. Tiene que ver con llevar en la práctica profesional lo que uno quiere en su vida privada. No creo que el chimento tenga que ver con el espectáculo, son dos negocios que corren por carriles separados. De hecho, cosas que se consumen gratuitamente en televisión no se pagarían para ver en un espectáculo teatral y espectáculos con mucho contenido, que pueden convertirse en un éxito en el teatro, no se podrían pasar por televisión: no tendrían la audiencia necesaria para sostenerse en ese medio. Son diferentes ramas de la cultura y de las empresas, que tienen relación con el mundo del espectáculo.

 

Actualizada 09/11/2016