“Fidel hizo coincidir el discurso con la acción”

“Fidel hizo coincidir el discurso con la acción”

“Fidel Castro era un revolucionario completo, no a medias”, dijo Modesto Emilio Guerrero, escritor y periodista venezolano radicado en Buenos Aires. Experto en América Latina, habló sobre el “último líder del siglo XX”, quien falleció el viernes pasado, a los 90 años. Deja atrás una lucha histórica de seis décadas que inició en 1956, cuando desembarcó en Cuba para iniciar la guerrilla que derrocaría a Fulgencio Batista en 1959. Amado y odiado a la vez, Fidel Castro marcó la historia del siglo XX a fuego. “Fue coherente, incluso cuando cometió errores imperdonables para un comunista”, sostuvo Guerrero.

¿Cuál es el legado que deja Fidel Castro en Cuba, y en Latinoamérica?

Para un hombre que vivió casi un siglo, y que se metió en cada carambola que hubo en la vida social y política de América Latina, y de otros países del mundo, y que desafió tantos poderes, el legado no se puede circunscribir a una sola cosa o escenario. Pero para mí lo más importante es haber demostrado, sin tener una teoría para eso, que se podía traducir el socialismo europeo a América Latina, hablarlo en castellano y bailarlo en Cuba.

¿Y cómo caracterizaría ese legado?

Con el paso por cuatro dilemas. El primero fue el desafío del Pacto de Yalta en 1943, donde Stalin acordó con Churchill y Roosevelt que no se apoyarían ni promoverían más revoluciones sociales; se proscribía la Revolución Cubana. Y, sin embargo, ocurrió. El segundo desafío fue el pacto para tomar el poder. Nunca existió una revolución de un solo movimiento, siempre fueron por acuerdos; entonces, él promueve el pacto de Caracas, y firma un acuerdo con los movimientos guerrilleros que no eran el 26 de Julio, con movimientos militantes no guerrilleros de las zonas aledañas a La Habana, con la central obrera, y con una parte de la burguesía cubana que no apoyaba a la dictadura. Allí tuvo que acordar entre amigos y enemigos. El tercer desafío fue, tomado el poder, cómo enfrentar a Estados Unidos y su reacción violenta que, por año y medio, significó quemas masivas de sembradíos, explosión de fabricas enteras, asesinato de líderes, conspiraciones militares de todo tipo hasta llegar a Bahía de Cochinos. Normalmente, la mayoría de los líderes como él, anteriores y posteriores, capitularon cuando supieron que venía una invasión. Más o menos fue lo que hizo Perón en 1955: él se salvó, salvó a los suyos, y acá vino después la Libertadora a matar gente. Fidel desafió ese precedente: él no se fue. Algo de loco hay que tener y, además, era un aventurero y tenía una concepción moral y ética en la cabeza: no se abandona al pueblo, si eres su líder. Entonces, no es un problema de relación de fuerzas, ese cuentico con el que muchos líderes engañan a sus seguidores para no cumplir su tarea. El cuarto dilema ocurrió ese mismo año, al calor de la invasión de Bahía de Cochinos. Se generó una violencia del pueblo por sus derechos contra el enemigo, que ahora estaba más identificado que unos días atrás. El pueblo trabajador expropió a todos los burgueses, y se pasaron de mano porque dejaron a la economía interna sin ningún circulante propio, pero lo sustancial es que hicieron lo correcto. Ello incluyó a varios miembros del Gobierno de Fidel. Cuando tomaron el poder, Fidel no era el Presidente (N. del R: Manuel Urrutia Lleó), lo era un miembro de la burguesía: eso estaba en el Pacto de Caracas. Este hombre se opuso a las expropiaciones de cualquier fábrica y campo, y Fidel tenía que escoger: o su Presidente miembro de la clase dominante con quien tenía un acuerdo previo, o el pacto moral y sagrado con el pueblo a quién condujo el sacrificio de la guerra. Eligió la segunda opción.

-¿Cómo hizo para romper relaciones con quién había firmado un pacto previo?

Si tú eres un líder político y social, y estás convencido de lo que quieres, ése es el concepto: lo que quieres es tu programa, y tu programa no se vende. El error de Allende, de Árbenz, de Perón, de Juan Velasco Alvarado, de muchos, es que vendieron lo que creían: el objetivo. En vez de apoyarse en el pueblo, que es la única manera de mover la palanca de la relación de fuerza, se apoyaron en la clase dominante. Fidel no rompe con la burguesía, sino que impulsa, y no frena, la movilización desatada contra los yanquis por la invasión, que continúa contra la propiedad privada y el campo.

¿Cómo sobrevivió su modelo tantos años, teniendo en cuenta las presiones de Estados Unidos y de la Unión Soviética?

Sobrevivió porque la URSS le dio, a cambio de amordazarlos, su apoyo, al principio comprándole casi toda la producción de azúcar. Ese mérito fue acompañado con una desgracia, que es que no desarrollaron en Cuba una industria nacional poderosa; y es mentira que no se podía, pregúntale a Taiwán, a Corea, a Uruguay en su mejor momento. Por otro lado, (Ernesto) el Che Guevara estaba de acuerdo con Fidel y otra parte de la dirección en hacer una revolución internacional. ¿Por qué? Si no eran trotskistas. La respuesta es que no se necesita ser trotskista para eso: Bolívar no lo era, San Martín se va hasta Chile, de ahí a Perú. Es una necesidad de la reacción contra el poder que triunfa, una ley social. Ellos promovieron esta revolución internacional para frenar a los yanquis y a la Unión Soviética, y así generar más revoluciones para defender a Cuba. “Nikita, Nikita mariquita, lo que se da no se quita” le decían los cubanos a Nikita Jrushchov porque había pactado con Kennedy. Cuba también resiste por algo ideológico: hay una identidad entre el pueblo y el líder. Cuando eso ocurre, la resistencia es mayor. Lo que Martí no pudo, porque lo mataron en batalla, es lo que Fidel hace, lo que yo denomino las tres emancipaciones: la nacional del imperio, la democrático-política de la dictadura, y la social del capitalismo. Fidel es el padre fundador del pueblo. Muchos de sus enemigos internos lo reconocen porque fue coherente, incluso cuando cometió errores imperdonables para un comunista o un hombre de izquierda.

¿Como cuáles?

Por ejemplo, haber apoyado en 1968 la invasión a Checoslovaquia. Para un cristiano, pegarle a un oprimido es malo. Para un socialista, invadir otro pueblo es tan malo como eso. También apoyó el pacto de Esquipulas en Centroamérica para frenar la revolución sandinista, para que no transite el socialismo en Nicaragua, y para impedir que El Salvador completara su ciclo. En 1989, el gobierno cubano apoyó la masacre de Tiananmén, la de los estudiantes chinos que ocuparon la plaza y los mataron. Primero, nadie le estaba pidiendo palabra a Fidel, ¿por qué tenía que meterse? Y la otra es el apoyo que le dio al gobierno masacrador de Venezuela contra el que Chávez se levantó en insurrección militar en 1992. Cometió errores gravísimos. Eso no anula el resultado de su vida. Un héroe no depende de tal o cual error.

¿Fidel fue un dictador?

Había algún rasgo autocrático, porque a él no lo eligió nadie. Se podría justificar en forma relativa la acusación de dictador. No tiene explicación porque Fidel era malo, que es lo que puedes escuchar, sino que tiene explicación en lo siguiente: la Revolución Cubana surge de una revolución armada a través de la técnica política de la guerra de guerrillas, donde el método militar es el dominante, no el método político de la asamblea, partido y debate. El error del Movimiento 26 de Julio es haber trasladado al sistema político en el poder el mismo sistema de organización de la guerrilla, la cual tiene que ser centralizada por necesidad, y es comprensible. Eso se parece a una dictadura, pero lo que no es correcto es calificar de dictadura a un gobierno que tenia amplísimo apoyo popular. El 54% del presupuesto cubano es para salud, educación y diversión.¿Qué dictadura hace eso? Cuba ejerce una forma limitada de democracia, tan limitada como la norteamericana o como la de todos nuestros países, donde votas por un candidato que te dice “Hambre cero” y hace lo contrario; o por (Carlos) Menem, que fue votado por el salariazo y la revolución productiva, e hizo exactamente lo opuesto. Entonces, ¿de qué te sirve tener una democracia en donde puedes votar si luego no puedes disfrutar o ejercer el control de eso? Hoy, el Consejo de las Américas opina que Colombia es la democracia más ordenada del continente, donde funcionan mejor los tres poderes. Vamos a suponer que es verdad, lo aceptamos. En esa democracia, vivimos ante nuestras narices un genocidio: 234 mil asesinados, y el Estado se hace responsable. ¿Cómo es que una democracia hace un genocidio? Ha habido presos políticos, sí, pero eso no es el más grave error porque esos presos políticos seguramente lo merecían, hay que revisar en cada caso. ¿Pudo haber excesos? Es muy probable. ¿Injusticias? Casi seguro. Es norma de todo poder cometer injusticias. Pero otra cosa es expulsar a los intelectuales y artistas. Y ahí sí el gobierno cubano fracasó. Enseñan el concepto de democracia como sinónimo de libertad, de cosas bonitas, lo convirtieron en una suerte de ficción. Entonces Cuba, como es comunista, es mala.  Ahí hubo una falta de picardía: si yo hubiera sido Fidel Castro, me hacía votar: jamás en la historia alguien iba a ser tan votado. Probablemente Raúl, su hermano, sí pierda.

En este sentido, ¿habrá algún cambio en la forma de gobierno en Cuba?

La muerte de Fidel no provocará ningún cambio decisivo en la relación con Estados Unidos, América Latina o hacia adentro, porque Fidel tuvo la virtud de traspasar el poder a un continuador concreto. Lamentablemente se lo traspasó a su hermano. Por otro lado, la burguesía ha creído que detrás de todos estaba Fidel, y él no hablaba desde hacía seis años, no se metía. Por eso, en términos materiales no va a cambiar mucho.

¿Cómo fue la relación entre Chávez y Fidel Castro? ¿Y con otros líderes de gobiernos latinoamericanos?

Fidel tuvo una relación paternal con Chávez, desde lo personal y desde lo ideológico, parecida a la que tuvo con (Diego) Maradona. Fidel era un tipo muy cariñoso. Tuvo una amistad muy fuerte, de hermandad, con Gabriel García Márquez, y también con Allende. Lamentablemente se le pasó la mano y ejerció un poco el pragmatismo, y también tuvo relación con innombrables de América Latina, por ejemplo con Menem, Carlos Andrés Pérez, y algunos otros, y ese es el fardo negativo de un tipo que era respetado.

-¿Cómo ve el futuro de Latinoamérica en este contexto de giro hacia la derecha?

La muerte de Fidel Castro potencia ese giro a la derecha, pero no en forma directa. Es porque el enemigo, la derecha, está usando eso para crear una conciencia que refuerce que eso no vale la pena, que el gobierno de Maduro es un loquero, que Evo Morales es otro loco más, y que mejor seamos más ordenados, más Macri, todos juntos y hermosos. Ese aprovechamiento de la muerte de Fidel solo puede ser ideológico, no calma jugos gástricos, no les sirve a los habitantes de González Catán. El problema de los gobiernos progresistas es que dejaron todo a medio camino. Entonces hay una responsabilidad de Macri como triturador de derecho pero también de los pre-Macri o pre-Temer que facilitaron el camino porque no blindaron los derechos. En Cuba están blindados: para sacar el derecho a la educación gratuita tienes que matar a dos millones de cubanos para aterrorizar a nueve, tienes que borrar a todo el gobierno, no a un ministro.

¿Qué pasará ahora que falleció el último líder del siglo XX?

Surgirán otros líderes. Es norma de la historia producir líderes y referentes. El problema es que hay que dejarlos crecer y hay que esperar los acontecimientos. Fidel es el producto de un acontecimiento histórico de la posguerra, una quebradura, y de un descuido yanqui. Si no ganaba, Fidel sería una gran anécdota en la historia cubana, un tipo que lo intentó y no pudo. “La historia me absolverá” fue un acontecimiento azaroso que luego encajó por haber triunfado. Para mí no hay nada más importante que el legado de Fidel con los cuatro dilemas. Sin eso, no hay nada que pueda seguir. Ese va a ser el Fidel menos rescatado, del que no habla Lula o ningún otro, porque ese es el Fidel que ellos no fueron, es el Fidel que llegó hasta el final de su propósito. Hizo coincidir la palabra con el hecho, el discurso con la acción. Ese es un mérito pocas veces visto en líderes sociales.

 

Actualizado 30/11/2016

 

“No queremos más pobres muertos”

“No queremos más pobres muertos”

“Queremos cambiar el paradigma de plan social por el paradigma del salario social complementario”, plantea Leonardo Grosso, diputado nacional por el bloque Peronismo para la Victoria, uno de los impulsores de la Ley de Emergencia Social, que obtuvo media sanción en el Senado la semana pasada. En su oficina de la calle Riobamba el legislador, miembro del Movimiento Evita, habló con ANCCOM sobre su decisión de alejarse del Frente para la Victoria, el peronismo y el rol que ocupan los dirigentes opositores, como Cristina Fernández de Kirchner.

¿Qué establece específicamente la Ley de Emergencia Social?

La ley tiene tres puntos. El primero es crear el programa de ingreso social con trabajo, declarar la emergencia social y plantear que, en el plazo de un año, el Estado, a través del Ministerio de Desarrollo Social y del Ministerio de Trabajo, tiene que crear un millón de puestos de empleo de la economía popular. El segundo punto establece las instituciones: el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular que, según algunos estudios, son más de tres millones, y el Concejo del Salario Social Complementario. Por ejemplo, la Federación de Organizaciones Cartoneras de la Argentina hizo un promedio del salario de los cartoneros, estableciendo que es de 5.000 pesos. Entonces, el salario social complementario de los cartoneros va a ser de 2.600 pesos porque es lo que le falta para llegar al mínimo, vital y móvil. Y el tercer punto es la actualización de las Asignaciones Universales por Hijo a la inflación del año. Si no queremos que se  pierda capacidad de compra, hay que actualizarlas un 15% más. En debate en comisión en el Senado se le incorporó otro artículo, que es la emergencia alimentaria, que insta al Gobierno Nacional a aumentar un 50% las partidas alimentarias para las escuelas, comedores y merenderos.

¿Cómo surgió el proyecto?

La ley es, primero, una iniciativa del tridente de organizaciones piqueteras que se constituyó a partir de la llegada de Macri al gobierno, compuesto por la CCC (Corriente Clasista y Combativa), Barrios de Pie y la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular). El Movimiento Evita es parte de la CTEP, pero abarca también organizaciones de izquierda, cooperativas, cartoneros. Estas tres organizaciones marcharon desde Liniers a Plaza de Mayo el 7 de agosto, que es el día de San Cayetano, pidiendo paz, pan y trabajo, y empezaron a plantear la necesidad de declarar la emergencia social. Fue un mes en donde se habló de los nuevos pobres que había en la Argentina a partir de los datos de la UCA (Universidad Católica Argentina), de la desocupación, de la contracción del mercado interno, la devaluación, la inflación, por lo tanto pauperización de los niveles de vida del conjunto del pueblo argentino. Además, Macri había vetado la Ley Antidespidos y se volvieron a despedir, posterior al veto, 130 mil personas. A partir de todo esto, se estableció una reunión en el Senado donde las organizaciones fueron a contar esto. Había más de 17 senadores y 25 diputados de distintos bloques: desde Pino Solanas hasta (Miguel Ángel) Pichetto. Ahí se establece la posibilidad de hacer la ley.

Sin embargo, recibió críticas de sectores de izquierda.

Y de La Cámpora también. Nosotros les tenemos mucho cariño, son nuestros hermanos, pero ahora han hecho un comunicado planteando que esto era una medida coyuntural, entonces estamos un poquito enojados. Desde la izquierda también critican que sea coyuntural. Sí, bueno, chocolate por la noticia, no somos salames y las organizaciones, tampoco. Es una respuesta inmediata a la emergencia lo que estamos planteando. No queremos discutir cómo se resuelve mientras la gente se muere de hambre.

Desde el Gobierno plantean que la ley no es viable económicamente. ¿Cómo se financiaría?

Es increíble que digan eso cuando durante todo el año han transferido recursos a los sectores más concentrados. Es una cuestión de decisión política, no de financiamiento de recursos. El Gobierno entregó 63 mil millones de pesos anuales a tres empresas agroexportadoras y a dos empresas mineras, que encima son yanquis. Es el mismo Gobierno que le regala 19 mil millones de pesos a tres empresas eléctricas, una de las cuales es del primo de Macri. Ya con eso vos tenés, en siete empresas, 81 mil millones de pesos anuales: la mitad es lo que necesitamos nosotros para la emergencia social, para crear un millón de puestos de trabajo, y para tres millones y medio de Asignaciones Universales por Hijo. Por otro lado, armamos tres proyectos de ley para hacer un impuesto a empresas trasnacionales que invierten en la Argentina y, mes a mes, giran miles de millones de dólares al exterior. Y, esta semana, presentamos un impuesto al juego y a los plazos fijos en moneda extranjera mayores a un millón. Entonces hay posibilidades, si nosotros gravamos a los que más tienen y distribuimos. Y esta plata, que se gastaría en la emergencia social o que se invertiría en los sectores populares, rápidamente se volcaría al Estado con impuestos, porque los compañeros que menos ganan gastan todo en consumo, no ahorran.

El senador por Cambiemos Luis Naidenoff dijo que esta ley agita el fantasma del estallido social a fin de año.

El PRO vive adentro de un termo. La verdad es que no tienen ni idea de lo que está pasando. Este fue un año complicado, no es diciembre el mes complicado, y esto es un desastre para los sectores populares. Hoy los compañeros vuelven a pedir comida, y esa es una señal clara de cuál es la situación social este año a partir de políticas económicas viejas, porque son las mismas que usó Martínez de Hoz en la Dictadura, y las mismas que usó Cavallo en el menemismo y la Alianza.

Con respecto al Ministerio de Desarrollo Social, ¿cómo son las relaciones con la ministra Carolina Stanley? Emilio Pérsico manifestó que es necesaria la relación con el Gobierno.

Nosotros venimos hablando desde principio de año. Hay una mesa de diálogo abierta, por distintas cuestiones, entre las tres organizaciones y Stanley. Es buena la relación, pero eso no alcanza, lo sabemos y se lo decimos. Son vasitos de agua en el desierto. Si nosotros en el gobierno kirchnerista no podíamos resolver los problemas estructurales de la pobreza con política social, y había una política económica virtuosa, ahora que hay una política económica contraria a los sectores populares, mucho menos. Emilio es el que va a las reuniones con Stanley. Estamos tratando de hacer viviendas en la provincia de Buenos Aires con cooperativas sociales, pero la relación es gremial, no política. Algunos sectores que se paran desde un ideologicismo dicen que no hay que sentarse a hablar, pero es el Estado… nosotros no podemos no sentarnos a hablar. No es como la teoría de los troskos, cuanto peor, mejor; para nosotros es cuanto peor, peor. Si esto estalla, la gente sale a saquear, ¿y quién paga los costos de la crisis? No hay una sola crisis en este país que la haya pagado Techint, Macri, Clarín… estos tipos salen siempre por arriba. ¿Quiénes son los muertos del 20 de diciembre? No hay ningún banquero o funcionario muerto, sino pobres que fueron a protestar por comida o para que se vayan todos.

Nosotros eso no queremos más pobres muertos. Yo quiero construir una alternativa política, que este gobierno se vaya dentro de cuatro años, cuando se tiene que ir, y que nosotros no arranquemos de cero. Quiero tratar de estar lo más arriba posible. Néstor nos subió muchos escalones; bueno, yo de acá no me bajo.

¿Por qué vos y otros legisladores decidieron abrirse del Frente para la Victoria? ¿Tuvieron que ver los hechos de corrupción?

Se utilizó eso porque fue una semana después del tema del bolso de José López y ese espectáculo tragicómico de la historia argentina. Pero nosotros decidimos armar un bloque aparte con los diputados del Movimiento Evita porque no estamos de acuerdo con la política que lleva adelante el FpV. La discusión la tuvimos adentro durante cinco meses, y sigo insistiendo en que el FpV persiste en ese error: muchas veces se cargan las tintas sobre los sectores de la oposición, y no sobre Macri. Y hoy tenés un adversario común mucho más importante que las diferencias que vos puedas tener con tus pares de la oposición. Eso va más allá de que lo quieras traducir, después, en términos electorales. Es muy difícil que, por ejemplo, nosotros y Massa terminemos juntos, o que La Cámpora y los socialistas terminen juntos, pero nosotros acá podemos hacer una articulación en contra de Macri. Porque lo hicimos con la Ley Antidespidos, y porque lo podemos llegar a hacer con la Emergencia Social. Yo no puedo determinar la política a partir de quién bancó o no mi gobierno. Yo fui parte de ese gobierno, es mi gobierno, yo a Cristina la quiero, es una genia para mí, pero no acuerdo la estrategia política. Yo creo que el campo nacional y popular es más grande que el kirchnerismo y, de hecho, el kirchnerismo juntó un espacio enorme en el campo nacional y popular. Fuimos a elecciones con Scioli a la cabeza, pero perdimos. Entonces, eso que juntamos es mucho, pero no alcanzó porque ellos eran más. Ahora, nosotros tenemos el desafío de juntar un poco más, y eso no se hace cuestionando a los que estaban conmigo, o a los que no estaban conmigo que podrían haber estado. Yo cuestiono a Macri, no voy a cuestionar a Barrios de Pie porque no estuvo en mi gobierno, porque ellos están en la calle: sus compañeros son los mismos que los míos que se están muriendo de hambre por la culpa de este Gobierno. Y con la CGT pasa lo mismo. Yo no puedo discutir con Moyano para atrás porque no voy a estar de acuerdo con lo que hizo en las últimas elecciones, yo jamás hubiese ido a un acto con Macri para hacerle un monumento a Perón. Pero ahora tenemos que construir una nueva mayoría. Hoy es una situación política de defensiva popular. Hay que aplicar menos la política del codazo, de pelearle al de al lado tuyo, y empezar a hacer la política del puño, porque si pegamos entre todos, el puño es mas grande. Si nos codeamos entre nosotros, es imposible pegar para adelante.

¿Cuál será, entonces, el rol de Cristina Fernández de Kirchner en los próximos meses?

Es innegable que Cristina es una de las figuras más importantes de la Argentina. Tiene peso y está afilada en sus planteos al macrismo, pero depende de lo que ella quiera. Si quiere ocupar un lugar importante, va a colaborar en la construcción de una alternativa a esto. Si ella pretende ocupar un lugar de testimonio, en términos políticos, de poder ir marcando siempre donde está el error, pero sin la necesidad de tener una estrategia para gobernar, puede armar su propio grupo y expresar esa política sin la necesidad de confluir en algún frente. Yo creo que hay dos o tres estrategias que puede tomar ella. Hoy, por lo pronto, yo la veo ocupando el espacio opositor. De los dirigentes importantes en este país, no hay nadie más opositor que Cristina. El resto practica un opo-oficialismo, como dice (Horacio) Verbitsky.

¿Qué papel juegan otros peronistas, como Diego Bossio o Sergio Massa, en la escena política?

Tienen que definir si están en el espacio opositor o el espacio oficialista. Me parece que eso es cuestión de tiempo. Yo no estoy de acuerdo con la política de buscar traidores, fue una de las discusiones que tuve en el bloque del FpV cuando se fueron Bossio y los otros compañeros a armar el Bloque Justicialista. Uno no puede simplificar así la política porque, sino, tendría una lectura muy lineal que no permitiría hacer política en términos reales. Entonces, yo soy un poquito más respetuoso de esos compañeros. Tenemos excelente relación con (Oscar Alberto) Romero, el presidente del Bloque Justicialista, y trabajamos muchas cosas en común. Me parece que ese espacio es parte de la posibilidad que tiene el peronismo de rearticular una mayoría, con distintos niveles de protagonismo. Por otro lado, Massa tiene la disyuntiva de elegir entre Margarita Stolbizer y el peronismo. Yo lo veo más cerca de Margarita, pero allá él. Nosotros tenemos otra tarea: vamos a la calle, construimos base social para poder enfrentar y frenar este Gobierno, y vamos hablando con todo el peronismo, intendentes y sindicatos, tratando de armar alguna propuesta política interesante en la provincia de Buenos Aires.

¿Cuál es tu relación con el Municipio de San Martín y con el intendente Gabriel Katopodis?

Tengo excelente relación. Tenemos una alianza política con el intendente hace un tiempo largo. Hay compañeros del Movimiento Evita que están integrados a la gestión municipal. Este es el segundo mandato de Katopodis, y ha hecho una buena gestión; cualquiera, le guste o no, puede ver que San Martín está un poquito mejor. Con Katopodis venimos compartiendo mucho la mirada política de qué es lo que hay que hacer, y caminando mucho la provincia de Buenos Aires y el conurbano, articulando compañeros para poder establecer una alternativa política desde el peronismo, que se plante opositor al gobierno de Macri, y que permita ir articulando algunas propuestas interesantes.

¿Cómo es la relación de los intendentes de la provincia con el gobierno de María Eugenia Vidal?

Ellos tienen que hablar porque son intendentes y la señora es gobernadora, pero no resuelve mucho. La verdad es que el gobierno de Vidal es un desastre en materia de gestión. Todavía no construyó ni una casa y hace un año que está. Dijo que iba a hacer las grandes obras y lo único que hizo fue inaugurar un pozo que es un túnel de un paso bajo nivel. Si nosotros habíamos pensado que Scioli había hecho el desastre más grande que se puede hacer en la provincia en materia de seguridad, vino Vidal y lo empeoró.

¿Cómo se resuelven las negociaciones entre los gobernadores y el Ejecutivo?

El Gobierno utiliza los recursos económicos para extorsionar a los gobiernos provinciales. Pero los gobernadores de a poquito se van cansando de esa situación. Ellos avanzan con reclamos, el Gobierno les dice que sí, pero después les dicen no, o no les manda los fondos. Hay un problema que es estructural en Argentina, que nosotros no lo resolvimos durante doce años, que es la falta de federalismo en términos de recursos: hay una dependencia de las provincias y los municipios para con la Nación o con cada provincia, que es enorme. Y eso está mal que lo hagan estos, y también si lo hacíamos nosotros. Pero creo que ahora empeoró, porque otra cosa es un Estado que invierte, que alimenta el mercado interno, entonces vos tenés posibilidades de absorber recursos a partir del movimiento de la economía. En una situación de recesión, de ajuste, de transferencia, y de endeudamiento, es diferente. La única propuesta que hicieron desde el gobierno nacional para las provincias es endeudarse, y eso ya sabemos cómo termina.

 

Actualizado 24/11/2016

Un diario menos

Un diario menos

“At the end of the day”, tituló el Buenos Aires Herald al editorial de su última versión diaria impresa, traducido como “El final de un diario”. Detrás de este anuncio, el único matutino escrito en inglés en toda América hispanoparlante cerraba 140 años de historia, clausuraba una tradición a sus lectores y despedía a 14 trabajadores. En planta quedarán apenas cinco periodistas, que harán una edición semanal.

 La empresa, a través de la gerencia de Recursos Humanos, comenzó desde hace varios días a llamar a los trabajadores, de a uno, para intentar un acuerdo de desvinculación. “Les dijimos que nos den toda la lista porque era una tortura”, explicó Ignacio Portes, uno de los trabajadores despedidos. La primera nómina era de once periodistas y Portes no estaba allí; luego la empresa cesanteó a otros tres, y ahí supo que se quedaba sin empleo.

 Muchas de las fuentes consultadas por ANCCOM pidieron que no se revele su identidad, debido a que los trabajadores afectados todavía están a la espera de su indemnización. Uno de ellos contó: “La gerente de Recursos Humanos me hizo la propuesta económica, y me dijo que tenía hasta el lunes para responder. Me junté con mis compañeros, y a todos les habían ofrecido lo mismo. Pero como estaban apurados para hacer el cierre, volvieron atrás y no hubo acuerdo”. Así, les llegaron los telegramas de despido.

portada del diario

La empresa, a través de la gerencia de Recursos Humanos, comenzó desde hace varios días a llamar a los trabajadores, de a uno, para intentar un acuerdo de desvinculación.

Ante el cierre, la empresa propietaria del Herald argumentó: “El escenario en el que nos encontramos hoy, de acuerdo a la visión del accionista mayoritario –el Grupo Indalo-, torna inviable continuar con la edición diaria”. Este panorama, argumenta la empresa, se inserta en una crisis mundial de la prensa en papel ya que los lectores migran hacia medios digitales aunque, según se explica, en el caso argentino “las modificaciones en la forma de distribución de la pauta publicitaria oficial y la recesión exacerban estos cambios”.

 El lunes, los periodistas despedidos fueron convocados a una reunión con la gerencia de Recursos Humanos de la empresa para recibir sus cheques de indemnización: seis cuotas mensuales, a cobrar desde el 21 de noviembre. Sin embargo, la Ley N° 20.744 de contrato de trabajo establece que el pago de la indemnización debe efectuarse dentro de los cuatro días hábiles para la remuneración mensual o quincenal y tres días hábiles para la semanal. “No es legal, pero es tolerado por el sistema judicial”, señaló Portes. Por otro lado, Fernando “Tato” Dondero, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), añadió: “En el caso del Herald hay otra cuestión: una empresa no puede despedir a más de la mitad de sus trabajadores sin haber entrado en un procedimiento de crisis. Es una actitud ilegal”.

 Así, el Herald se convierte en un semanario, que será publicado los viernes. “No fue una idea que se fue elaborando, sino que el plan fue echar al 80% del staff –puso en contexto Ignacio Portes-. Pensaron en qué podían hacer con lo que quedaba, y la respuesta fue esa”. En su última edición, se observaron avisos (de mal gusto) alentando la situación, tales como “Keep calm, and wait till Friday” (Mantené la calma, y esperá hasta el viernes), o “Good news, it’s Friday” (Buena noticia, es viernes). “El semanario era lo mínimo que podían hacer para que el nombre ‘Herald’ siguiera existiendo, y que la empresa no quede como la que cerró un diario de 140 años”, explicó Portes, y agregó: “Tratan de minimizar el escándalo manteniendo la publicación con respirador artificial”. Dondero, por su parte, sostuvo: “Cuando medios de este tipo pasan a otro formato, siempre es difícil el mantenimiento. Suena más a una política de ir retirándolo de a poco, que otra cosa”.

“At the end of the day”, tituló el Buenos Aires Herald al editorial de su última versión diaria impresa, traducido como “El final de un diario”.

Trabajadores de Ámbito Financiero, El Argentino y Buenos Aires Herald realizaron una asamblea en repudio del cierre de este último, y se solidarizaron con los periodistas despedidos. “El clima era de mucho miedo a futuros ajustes –dijo Portes-. En Ámbito Financiero también ha habido gente que se fue y que no es reemplazada. Lo mismo ocurre con El Argentino”. Si bien lo ocurrido en el Grupo Indalo en los últimos meses fue resonante, ya que contó con 136 trabajadores despedidos en CN23 y el cierre del diario El Ciudadano de Rosario, esta variante se repite, por ejemplo, en Clarín, donde actualmente están llamando a retiros voluntarios.

“Tato” Dondero expresó su preocupación: “El gremio está atravesando un año durísimo. Hasta ahora, hemos perdido más de mil puestos de trabajo de distintas maneras. Ante el cambio de pauta publicitaria por parte del gobierno y el achique general de la economía, las políticas patronales fueron estas”.

La historia del Buenos Aires Herald dio un giro en marzo de 2015, cuando el Grupo Indalo adquirió la publicación, junto con Ámbito Financiero y El Ciudadano de Rosario. Uno de los trabajadores despedidos recordó aquel momento: “Francisco ’Paco’ Marmol –gerente de Contenidos- había dicho que la idea no era comprar diarios para cerrarlos. ¿Cómo tenés que aclarar eso? Sin embargo, hubo diferencias entre Ámbito Financiero y el resto respecto a la importancia que se le dio”. Federico Poore, un periodista que decidió retirarse del matutino tres meses atrás, describió: “El  Grupo Indalo no invirtió demasiado en el Herald, aunque Ámbito Financiero sí tuvo un rediseño”.

 En marzo de este año, comenzaron los rumores de que el diario pasaría a ser un semanario, cuando Clarín publicó una nota explicando que se planeaba terminar con la versión impresa. Esto alertó a los trabajadores del periódico, mientras que el periodista y director del diario Sebastián Lacunza se había mostrado sorprendido.

 A partir de allí, comenzó una política de desgaste en la planta: promesas de ascensos no cumplidos, maltrato laboral, periodistas que trabajaban como jefes o editores y recibían un salario de cronistas o redactores. “El ambiente era malo –contextualizó Portes-. Era un diario que dependió de la publicidad oficial durante años, y de repente tenía mucha menos. Y aunque no tenía Departamento Comercial –no vendía avisos-, no parecía importarle a los dueños”. Con el correr de los meses, siete trabajadores renunciaron. “Yo me fui en agosto, sabiendo que la situación del diario era complicada –explicó Federico Poore-. Los que íbamos renunciando no éramos reemplazados”. Desde el otro lado, Ignacio Portes contó: “Todo el mundo tenía que tapar agujeros, y fuimos varios los que hicimos trabajo extra que no fue pago”.

A lo largo de su trayectoria, el diario ha publicado varias primicias: “Por ejemplo, cuando llamamos al relator de la OEA Edison Lanza para que advirtiera sobre los primeros cambios en la Ley de Medios”, dijo Poore, y agregó: “El periódico ha funcionado como un lugar que esquiva la grieta, ya que había críticas hacia el kirchnerismo y también hacia el accionar del gobierno de Mauricio Macri”.

hoja del diario

La historia del Buenos Aires Herald dio un giro en marzo de 2015, cuando el Grupo Indalo adquirió la publicación, junto con Ámbito Financiero y El Ciudadano de Rosario.

 Marcelo García, colaborador del matutino desde hace seis años, escribió una columna en la última publicación del diario titulada “The Herald, twice a victim” (“El Herald, dos veces víctima”). Allí, explica que el periódico se ha convertido en “un peón en un juego más grande que superó las energías que su sala de redacción encontró para seguir haciendo periodismo decente y honesto”. En su cuenta de Twitter, el periodista escribió: “La publicidad oficial es el salvavidas que te hace creer que no necesitás aprender a nadar”. En diálogo con ANCCOM, explicó su afirmación: “En los últimos años, muchos medios se sentaron confortablemente en la pauta publicitaria, y eso les impidió que no sintieran la motivación de ir buscar otras alternativas que los pudieran hacer sustentables en el mediano y largo plazo, más allá de la cuestión política”. Además, manifestó que lo esencial no es la impresión de un diario, sino que “más importante es mantener vivas a las redacciones que generan información para que el público consuma. El papel puede ser una opción, pero hay otras formas para explorar”.

 “Era un equipo muy chico pero que producía un montón de contenidos de calidad –evaluó Federico Poore-. Es una lástima que periodistas que trabajaban en un medio plural, hoy tengan menos posibilidades de hacer oír sus voces en este mapa gris de medios argentinos”.

El Buenos Aires Herald existe desde 1876, fundado por el inmigrante escocés William Cathcart. En 1968, el periodista británico Robert Cox fue designado director del Herald, y se destacó por su valor frente a la última dictadura argentina de 1976, hasta que tuvo que abandonar el país tres años después.

Luego de varios cambios de dueños y accionistas, en 1998, la norteamericana Evening Post Publishing Company se convirtió en su única propietaria. En 2007, el empresario argentino Sergio Szpolski adquirió la publicación pero, casi un año después, vendió el diario al Grupo Ámbito – Editorial AmFin. En 2015 el Grupo Indalo, cuyo socio mayoritario es Cristóbal López, adquirió el 60%.

Hoy, el panorama es otro. En medio de la crisis mundial de la prensa escrita, de las dificultades económicas del país y de las decisiones empresariales del Grupo Indalo con respecto a su financiamiento y desarrollo, los trabajadores y los lectores, nuevamente, salieron perdiendo.

 

Actualizado 02/11/2016

Un día de miércoles para una marcha histórica

Un día de miércoles para una marcha histórica

Miles de mujeres marcharon, este miércoles 19, desde el Obelisco hacia Plaza de Mayo bajo la consigna “Ni una menos, vivas nos queremos”. Estaban vestidas de negro. La lluvia no las paró. Entre gritos de Justicia y aplausos se observaban carteles como “De camino a casa quiero ser libre, no valiente” y “Yo elijo cómo me visto y con quién me desvisto”.

La convocatoria tuvo como detonante el crimen de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años drogada, violada, torturada y asesinada en Mar del Plata. “Veníamos de un encuentro de mujeres histórico y maravilloso. Volvimos con toda esa fuerza para encontrarnos con la brutalidad de ese femicidio, y no quisimos aguantar más”, explicó Manuela Castañeira, integrante de la agrupación Las Rojas y del Nuevo Más. “Nos llamaron las periodistas de ‘Ni Una Menos’, y allí le pusimos todo el impulso a esta organización”.

Cerca de las cuatro de la tarde, y en su gran mayoría vestidas de negro –como proponía la consigna- algunas mujeres solas, otras de a dos, de a tres, otras en agrupaciones, comenzaron a llegar debajo de sus paraguas a la Plaza de la República. La lluvia caía y el viento soplaba fuerte. Sin embargo, los alrededores del Obelisco pronto se vieron cubiertos por una multitud. Y no sólo las mujeres se presentaron. Ezequiel, del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), expresó el apoyo a sus compañeras: “Hay millones de formas de ejercer violencia contra la mujer, no solo física, sino del accionar de todos los días. Estoy cansado de escuchar en la calle bocinazos a las mujeres, eso es una forma no física porque no la estás tocando, pero irrumpe en su vida cotidiana”. En los últimos días, existió una controversia respecto a la presencia de los hombres en la marcha. En ese sentido, Ezequiel dijo: “No entiendo la limitación de que sólo las mujeres pueden luchar por las mujeres cuando es un problema que ataña a todo el mundo”.

Al ritmo de los bombos, varias mujeres cantaban “Vamos al paro nacional para gritar ‘Ni Una Menos’, con aborto en el hospital”. A la par, las organizaciones se iban acomodando. Más temprano, mujeres de todo el país habían realizado un paro de actividades durante una hora –entre las 13 y las 14- en consonancia con la movilización.

La marcha se realizó en contra de la violencia femicida, y también se sumó la trama económica relacionada a la desigualdad de género: precarización laboral, brecha salarial y desocupación. Vanina Escales (integrante de la organización de Ni Una Menos y del CELS) dijo al respecto: “Tenemos que empezar a unir el tema de explotación capitalista con la violencia de género”. Y agregó: “La violencia física es contundente, es inapelable, pero hay otro tipo de violencia que es la del orden simbólico en donde esos cuerpos se desenvuelven, y me parece que tendríamos que empezar a mirarla y a señalarla”.

Luego de las 5 de la tarde, comenzó la marcha hacia Plaza de Mayo. Saltando charcos, la gente se movilizó lentamente por las arterias que conducen a la emblemática plaza. A pesar de que la lluvia no cesaba, los paraguas se multiplicaban. Quizás, por la incomodidad de esta situación, uno esperaba ver mal humor en las personas. Pero nada de esto sucedió. Miles de mujeres y hombres marcharon con paz, pero sin perder la fuerza de su lucha. Delfina, una niña de 6 años que marchó junto a su madre, pidió: “Que no pase más esto, que no agarren más a las chicas”.

El sistema político y judicial fue criticado por varios sectores durante el encuentro. Así,  Vanina Escales planteó: “Creo que el Poder Judicial dicta medidas restrictivas, por ejemplo, que no es capaz de hacerlas cumplir, entonces esto expone realmente a las mujeres. Tenemos que seguir demandando políticas por ese lado”. Por su parte, Manuela Castañeira -luchadora por los derechos de las mujeres, integrante de la agrupación de mujeres «Las Rojas» y del nuevo MAS- también se refirió al tema: “Yo veo cambios en la sociedad, en la conciencia, en prácticas cotidianas pero no veo cambios en las instituciones. Nosotras estamos muchos pasos por delante y el Estado por detrás”.

A la vez, diferentes sindicatos participaron de esta masiva marcha. Ariel Iglesias, secretario de organización de SUTEBA La Matanza, explicó: “Nosotros discutimos y decidimos en asamblea que nuestro sindicato que agrupa a los docentes varones y mujeres de La Matanza tenía que hacerse presente y ser parte de esta convocatoria para decir ‘basta de violencia contra las mujeres’, no solamente porque estamos en contra de todo tipo de violencia, machista y de género, sino también porque en nuestro sindicato el 85% de las trabajadoras son mujeres”. A la vez, compartió su alegría sobre el “aplauso” realizado en San Justo y Laferrere, y agregó: “Solamente la unidad de todos los varones y las mujeres podrá acabar con el femicidio”.

La organización Personas Trans Autoconvocadas también se hizo presente. Geraldine Lescano, en representación de la entidad, contó las razones de su presencia: “Estamos por la lucha de nosotras como mujeres trans, ya que también estamos sometidas al maltrato y a la marginalidad de muchos sectores”.

Así, la marcha estuvo llena de colores políticos e ideológicos pertenecientes a miles de mujeres vestidas de negro en un día gris. Los hombres apoyaron y acompañaron su lucha, dispuestos a defender sus derechos. Fue un miércoles húmedo, frío, ventoso y negro, pero también fue un día en donde reinó la esperanza y, a pesar de la impotencia ante la violencia que nos acecha cada hora, se observaron sonrisas dibujadas en muchos rostros allí presentes, que reflejaron la tranquilidad de saber que no están solas. Están más unidas que nunca. En sororidad. En solidaridad. Porque además en innumerables oportunidades se remarcó que, las que allí estaban son “la voz de las que no tienen voz”. Miles de mujeres y hombres se movilizaron, en Buenos Aires y en diferentes partes del país y del mundo, por una causa en común: la necesidad de decir “basta de femicidios”.

Actualizada 20/10/2016

“El Nobel le dará agallas a Santos para retomar las riendas del proceso de paz”

“El Nobel le dará agallas a Santos para retomar las riendas del proceso de paz”

 “Qué terrible un intelectual diciendo esto, pero lo único que nos queda es tener fe”, dice la politóloga colombiana Gina Paola Rodríguez en torno a la situación de su país. Rodríguez, doctora en Ciencias Sociales (UBA) y especialista en violencia política y cambio social en América Latina, se refiere al panorama incierto que dejó el rechazo al acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno nacional, que preside Juan Manuel Santos. Las negociaciones entre las partes, llevadas adelante en La Habana, datan de noviembre de 2012; en septiembre pasado se firmó el histórico acuerdo, en procura de poner fin a más de medio siglo de conflicto armado. Sin embargo, el 2 de octubre el pueblo colombiano votó por el “no” y rechazó pacto. No obstante, cinco días después, la Academia sueca le daba al presidente Santos el Premio Nobel por la Paz.

 “Dentro de los sondeos más pesimistas, ganaba por estrecho margen el “sí” a la paz en Colombia, de manera que fue una sorpresa enorme –explica Rodríguez-. Pero si uno lo ve en una perspectiva de mediana duración, teniendo en cuenta lo que ha sido históricamente la participación política de los colombianos, no sorprende. Esta participación bajísima en las elecciones es estructural, no es algo que tenga que ver con esta votación específicamente”.

El jueves pasado Santos anunció que extenderá el cese al fuego bilateral hasta el 31 de diciembre de este año, hecho celebrado por las FARC. Mientras tanto, el ex presidente Álvaro Uribe escribió en su cuenta de Twitter: “Tenemos toda la disposición, como lo dijimos en campaña, en trabajar para que se modifiquen los acuerdos”.

¿Cuáles son los orígenes del acuerdo?

Desde tiempos del gobierno de Uribe, cuando Santos era su ministro de Defensa, se habían empezado a producir algunos acercamientos y charlas informales con el secretariado de las FARC. El paso definitivo se dio cuando las dos partes encontraron un lugar para discutir: Cuba. El gobierno de ese país, y en aquel momento el presidente Hugo Chávez, fueron los principales impulsores de ese encuentro. Ha habido adicionalmente un acompañamiento del gobierno de Noruega. A partir de allí, hubo un proceso largo que dio lugar a este acuerdo de 297 páginas sobre seis temas muy importantes: la reforma rural integral, la participación política de las FARC, la reparación de las víctimas, el tema de las drogas ilícitas, el tratamiento que se va a dar respecto al narcotráfico y, finalmente, los mecanismos de deportación de armas y refrendación de los acuerdos. 297 páginas que tomaron cuatro años, por eso es una situación tan especial y tan urgente.

¿Cuáles son los sectores a favor y en contra del acuerdo?

El gobierno de Santos era el más interesado en que este plebiscito ganara. Pero también hubo una campaña por el “no” liderada por Uribe con mucha circulación mediática. Tuvo a uno de los principales canales privados fogoneando esa campaña, el canal RCN, y una gran inversión en propaganda de radio y televisión.

Uno puede hacer lecturas en muchos sentidos. Son criterios económicos pero también políticos. Por un lado, Uribe nunca se ha destacado por ser un gestor de paz en Colombia. El agravamiento del conflicto interno durante su presidencia fue notable junto a un aumento indiscriminado de las violaciones a derechos humanos -como los casos de los falsos positivos, jóvenes que eran secuestrados y extraídos de barrios populares y después aparecían muertos-. Son innumerables e inconfesables los crímenes que se cometieron por parte de la fuerza pública en connivencia con el paramilitarismo, cuya responsabilidad es de Uribe.

Por otro lado, el uribismo ha construido su riqueza a costa del despojo de miles de campesinos de todo el país. Por lo tanto, las nuevas economías extractivas ven pernicioso la devolución de todos estos territorios a la población desplazada.

 ¿Qué otros sectores estaban por el “no”?

 Las fuerzas militares, porque debían verse abocadas a confesar los crímenes que cometieron, a decir en dónde se encuentran esas víctimas, a pagar penas de cárcel, a verse expuestos. Muchos de estos militares actualmente están en retiro, entonces no tienen ningún interés en que esa verdad se sepa. Hubo también una participación muy importante de las iglesias cristianas evangélicas que decidieron bajar línea a toda su feligresía para que votaran masivamente por el “no”. En definitiva, el “no” ganó por desinformación, ganó porque hubo abstencionismo, ganó porque quizás, también, le faltó al “sí” una campaña más contundente, más masiva. También es cierto que hay un enorme resentimiento en el país frente a las FARC, y eso no es fácil de superar. Las FARC fueron un actor armado que le hizo mucho daño al país y eso parece que persiste en la memoria de los colombianos.

¿Cómo fue el resultado del plebiscito en el extranjero?

Afuera ganó la gente que apoyaba la paz. Lo increíble es que la gente más progresista en Colombia está en el exterior. Cuando uno habla de cerebros fugados, acá es absolutamente patente. Otro rasgo relacionado con la votación en países extranjeros es que hay muchos jóvenes. Los que están intentando actualmente que el proceso continúe son los jóvenes y los estudiantes.

¿Cuál es el impacto del triunfo por el “no” en Latinoamérica?

Muchos ciudadanos latinoamericanos teníamos una esperanza enorme puesta en los acuerdos de La Habana frente a lo que ha sido esta avanzada de la derecha neoconservadora en la región. Y eso no quiere decir que Santos sea un presidente progresista o de izquierda -es un presidente de derecha, neoliberal-,  pero ha marcado un precedente ya que, en un marco como el colombiano en el cual la ultraderecha está representada por el guerrerismo de Uribe, llevar adelante un proceso como el de La Habana era un alivio y era una buena señal para la región. Máxime cuando las conversaciones se produjeron en Cuba y tuvieron el apoyo de Venezuela, de Noruega, y de todos los países de América Latina. Por otro lado, el conflicto armado colombiano no afecta solo a ese país, ni militar ni económicamente. Colombia, desde hace muchos años, se ha vuelto una exportadora de refugiados. Muchos atraviesan las fronteras de Ecuador, de Venezuela, de Perú, huyendo por la violencia. Y nosotros no podemos seguir cargando a nuestros hermanos con los que compartimos frontera de esa responsabilidad. También Colombia se ha vuelto un exportador de violencia, porque en las zonas de frontera, por ejemplo con Venezuela, ha habido claramente una acción del paramilitarismo muy marcada, que incluso ha secuestrado, asesinado y extorsionado a ciudadanos venezolanos. Es un conflicto que fue más allá de las fronteras de nuestro país y afecta seriamente a nuestros vecinos, con el agravante de que el combustible de todo esto es el narcotráfico, que ya tiene un alcance, no sólo regional, sino mundial. Algo que parecía una negociación con una guerrilla, en realidad, tiene una repercusión enorme para toda América Latina y, yo diría, que para todo el globo porque las redes de narcotráfico, de terrorismo, de armas, son globales. Desarticular a uno de estos actores a nivel global realmente era un avance y un aporte de Colombia para hacer de este mundo un lugar con un actor violento menos.

¿Qué puede pasar en los próximos meses?

Cualquier cosa. Fíjate lo que fueron estas semanas. El domingo 2 de octubre nos mataron con el “no”. El lunes siguiente Santos cita a Uribe, que no va. Se encuentran el miércoles, día en que Uribe hace una declaración en la que no dice nada, no propone ningún acuerdo alternativo, no tiene ningún argumento de peso para negar la validez de los acuerdos de La Habana. El jueves habló el jefe de campaña por el “no”, haciendo unas revelaciones que parecen de wikileaks, sobre cómo se produjo toda la estrategia de manipulación. Terrible. Este hombre renunció ese jueves al centro democrático del partido de Uribe. Y el viernes le dieron el Nobel a Santos. En el medio, ha habido una enorme manifestación de los jóvenes en Colombia. Se han movilizado en marchas del silencio, en marchas con antorchas solicitando la paz. Todo depende de qué ocurra de aquí al 30 de octubre. El espaldarazo del Nobel le dará agallas a Santos para retomar las riendas del proceso, y para no delegar el futuro al uribismo. Santos, en su calidad de presidente, es el llamado naturalmente a salvar ese proceso. Creo que  ahora haría falta una mayor presión internacional para que exista un convencimiento. Otro escenario que han planteado es el de una Asamblea Nacional Constituyente, pero esa ya me parece una estrategia demasiado ambiciosa. Si nosotros no logramos juntar censo electoral para votar un plebiscito, menos para reformar la carta constitucional. Segundo, es engorroso procedimentalmente. Tercero, dilata excesivamente los tiempos decisión: esta paz hay que lograrla ahora. El futuro del acuerdo depende de Santos, del liderazgo que él tenga, de que decida definitivamente que los acuerdos sigan. Por otro lado, hay que esperar porque Uribe y los sectores reaccionarios de la derecha colombiana no se van a quedar de brazos cruzados, pueden salir con cualquier cosa. En este momento, el panorama es muy incierto, pero no debemos tirar a la basura este acuerdo que tanto costó lograr.

 
Actualizado 19/10/2016