Empoderadas por la poesía

Empoderadas por la poesía

Cuatro mujeres en el centro. Escritoras encargadas de presentar las obras de sus amigas, también escritoras. “Las poesías son nuestras, y entre nosotras queremos leerlas para encontrar las pistas a esa corriente de preguntas que se nos tiran encima, así como entre nosotras elaboramos la praxis de la sororidad aun cuando nos cuesta, porque la resistencia es ancestral y espesa, pero la militancia es real”, expresó Florencia Monfort al momento de presentar Ese animal tierno y voraz, el libro de poemas de Ivana Romero. Mercedes Halfon, a su vez, introdujo El cuerpo en la batalla, de Fernanda Nicolini; no se presentó como poeta ni como crítica, sino como amiga y testigo de la autora. “Puedo decir muchas cosas de su vida, de su escritura, y de la relación entre su vida y la escritura ya que este libro, si hay algo que trasunta, es vitalidad- empezó Mercedes-. Una potencia notable para nombrar los ciclos naturales, nacimientos, muertes, de modo en que ambas cuestiones se manifiestan muchas veces violentas, otras suaves y paulatinas”.

Los dos poemarios se presentaron el sábado a la noche en Mandrágora Libros y Cultura, un espacio que potencia la circulación y visibilización de editoriales independientes como Caleta Olivia, la responsable de estos dos libros. “Fer siempre escribió poesía –dijo Mercedes, y evocó los comienzos de una amistad que se cultivó en la escritura-. Cuando la conocí en el año 2004 ya era una conocedora y habitué de tertulias poéticas, fue ella quien me introdujo en estos estilos contemporáneos”. El departamento al que Fernanda se había mudado sola hace una década, fue el refugio donde ambas pasaron tardes y noches leyendo y escribiendo, hasta que en 2012 llegaron a publicar, en autoría compartida, la novela Te pido un taxi.

Fernanda Nicolini.

Nicolini ya había editado Rubia, su primera plaqueta de poesía, y luego el libro Ruta 2. En esos primeros escritos saldó cuestiones vinculadas a sus orígenes marplatenses, su educación sentimental, sus múltiples mudanzas. Mercedes describe a los poemas de Fernanda como “rítmicos, afilados. Los versos se precipitan con gran velocidad hasta que en algún punto inesperado del recorrido se clavan, como quien pone punta para hacer un trayecto largo pero luego se detiene en un lugar con una vista súbita, singular, que hace necesario que esa imagen se instale y quede flotando por un rato”. Los años fueron pasando, y los poemas de Nicolini se fueron acumulando en cuadernos, carpetas en la computadora, y contratapas de libros que leía y la inspiraban. Se fueron acumulando mientras escribía la biografía de la familia de Héctor Oesterheld; mientras entrevistaba gente que le contaba sus historias; y mientras ella vivía su propia historia mudándose y buscando un hijo. “Los personajes de los poemas de Fer resisten -dice Halfon- .Los cuerpos son fuertes. Su cuerpo también es fuerte. Son cuerpos que luchan y no se amedrentan fácilmente. Algunos de esos cuerpos ya no están, pero sus voces siguen sonando en algún lugar. Es ella quien los escucha, registra su sonido, su ritmo acelerado y los escribe en el revés, en la nervadura…un libro escrito en la parte de atrás de otro libro.”

Marcela (perteneciente a la primer parte del libro, “Nombre de guerra”)

Cómo se construye una vida no es una pregunta

es un estado de vigilia

una ansiedad convertida en círculos

aunque ella no piensa en círculos sino en dibujos sin hacer

en números que se unen por líneas que

en este caso

desconocen la ley de la secuencia

el dos no sigue al uno y no hay modo de que lo haga

están los espacios vacíos, la incógnita, el tono de una voz perdida

nadie la grabó y, ¿sabés qué?

las voces no quedan en la memoria como el olor de una tarde de diciembre, el zumbido del tiro que te parte la columna, el grito que congela tu nombre de guerra en un barrio que huele a mierda

¿reconocés su voz? ¿podés escucharla?

ellos también quemaron fotos y guardaron imágenes en calles de tierra para compartir con nadie

y no la oyen

cómo se construye una vida no es una pregunta

es un estado en el que las dimensiones se comprimen

y el tiempo no es más que un modo de ordenar la distorsión.

La poesía en Fernanda nació en su adolescencia, como un modo de escurrir la melancolía, y luego continuó por su amor a la escritura. Mientras trabajaba en la vida de los Oesterheld, que es de un estilo periodístico, la poesía le sirvió como un diario íntimo de escape donde hacer catarsis y volcar todo lo que quisiera sin estar atada a ninguna regla. Ella cree que periodismo y poesía comparten la escritura, que es una sola, pero mientras uno es un espacio atado a un millón de reglas, la otra es lugar de libertad total. “Yo creo que muchas veces uno hace poesía con los restos que le quedan de otras cosas, con esos remanentes; pero no es el descarte, sino como cosas que te quedan flotando en la cabeza, imágenes, frases… y creo que cada uno tiene su modo de escribir –dice Nicolini-. Yo de pronto empiezo a macerar una idea en la cabeza y empiezo a escribir el poema mentalmente y por ahí está ahí semanas. Hasta que un día me siento porque tengo tiempo; son como paréntesis en la vida, en los que te sentás y los escribís”.

Ivana Romero.

Lo que unió a Fernanda con Ivana Romero fue un vínculo feminista. En 2015, cuando el diario Tiempo Argentino fue arrasado, Ivana quedó en la calle de un día para otro. “A una de las primeras personas a las que llamé fue a Fernanda y me dijo ‘bueno sí, armamos algo’-cuenta Romero-. Que me abrieran la puerta fue un modo de decir que se podría volver a empezar a pesar de la crisis, contra la crisis y que eso me generaba una responsabilidad aun mayor, que era reinventar mi discurso, afinarlo y obviamente reseñar un libro no es lo mismo que escribir poesía pero sí hay una mirada cada vez más clara en ese sentido feminista”. Los poemas de Este animal tierno y voraz surgieron de esa época, una época distinta no sólo política sino personalmente para Ivana. “El libro que está acá es un estilo esencialmente amoroso y me parece que la poesía es esencialmente amorosa”, opina ella.

Florencia Monfort tomó la palabra para hablar de su amiga y su obra: “Sus poemas son una ventana a cierto dolor, a cierta nostalgia provocada por un amor que ya fue, que aun cuando está siendo se puede ver que ya no será; o un encuentro que no sucede, y de golpe, se produce una aceleración del pulso”. “Sí la poesía es el nervio de la literatura- continúa Monfort- el animal del que habla Romero, que a primera vista podría decirse que es el amor, es la poesía misma”.

Romero pretende en su libro ir a contrapelo de lo que son las grandes estrellas de rock como Bruce Springsteen, Norah Jones y Amy Winehouse. Habla de un doble movimiento, del heroísmo de las grandes figuras y también del heroísmo de las pequeñas figuras, donde no importa cuán grandes sean sino de lo que tienen para decir. “Ella construye los poemas con paciencia -expresa Monfort- como se observa el agua cuando corre cataratas. Y es una catarata con ritmo, con una música a la que rinde culto a los dueños y dueñas de esas canciones, las estrellas perfectas. Como si todos ellos, incluida la autora, formaran un atlas de poesía-canciones con la que se puede bajar el telón del mundo para ver una versión de la realidad, de la poesía, y también la de las mujeres. ¿Cómo amamos las mujeres? Un animal tierno y voraz habita en nuestros modos de amar, la pregunta es cómo liberarlo”. Romero cree que la poesía no tiene que pedir permiso; “La poesía es puro deseo”, plantea, y así lo exterioriza en uno de sus poemas de amor hacia una mujer.

 

Celina (fragmento)

Usa pestañas postizas y flores de plástico en el pelo

tiene los dedos largos, temblorosos, levemente temblorosos

una espalda tan ancha que podría recostarme en ella

podría descansar en ese continente oscuro

como quien se hunde en el sueño reparador tras un naufragio.

Hace unas noches la vi en las escaleras mecánicas de la estación de subte

ella subía y detrás un hombre le daba charla

el hombre era viejo y quizás triste

Celina lo miraba con ojos cansados que seguían en pie

sostenidos por esas pestañas tupidas y falsas y bellas.

Quizás un cliente de Sainsbury hizo lo que yo no hice

esperarla y dejar que ella me elija mientras sube las escaleras.

“El discurso poético es un discurso que va a contrapelo. No es un discurso útil, no es un discurso que te va a hacer ganar un montón de plata, no es el discurso del periodismo ni la legislación. Es otro discurso, enteramente habitado por el deseo, y está construido en ese presente donde ocurre algo que te conmueve, y ese deseo no tiene por qué ir siempre hacia el mismo lugar”, expresa Ivana.

La Librería Mandrágora y un público atento al escuchar a las autoras y presentadoras.

Florencia e Ivana. Son dos mujeres, periodistas de profesión, y poetas de vocación. “Yo soy periodista, escribo reseñas y a la vez escribo poesía. No hay una zona donde haya un corte”, dice Ivana.  

Por un lado, la escritura periodística las mantiene con un pie en la tierra; y por otro, la poesía las lleva a captar lo fugaz, lo sutil. “Cuando estás leyendo una narración que te cautiva mucho y tiene algún pasaje que te conecta con algo que no es de este mundo, estás leyendo poesía -opina Romero-. La poesía no es nada más que versitos. La poesía tiene que ver cuando estás orando, cuando estás pensando en algo que tiene que ver con este mundo y no; a diferencia de la narrativa que en general siempre tiene un anclaje con algo de este mundo, necesitas describir personajes, crear escenarios, atmósferas, etc…La poesía es muy mínia y muchas veces no sabe bien dónde va. Es mucho más errática. Nuestra vida es errática de manera que lo único que hay que hacer es linkear eso que ya está unido de hecho”. En la misma línea, Nicolini piensa que “hay cosas que podés expresarlas con la poesía y puede ir desde la maternidad hasta unas vacaciones con amigos, lo que sea. Simplemente es como cambiar el punto de vista y el modo de decodificar eso que te pasa. Darle una potencia al lenguaje que no tiene en otros contextos o en otros formatos”.

La poesía puede encontrarse en cualquier lugar, sólo es cuestión de dejarse conmover por los detalles.

 

 

 

 

Télam: censura y desmantelamiento

Télam: censura y desmantelamiento

Los trabajadores de Télam se reunieron ayer en la sede de Belgrano 347 para realizar una Asamblea General. Los ataques hacia el personal y el acotamiento del servicio en las últimas semanas dieron lugar a que se organicen para resistir ante la hipótesis de una liquidación de la empresa. Si el Directorio no revierte la situación, dicen, tomarán medidas de fuerza.

Fachada del edificio donde funciona Télam, mientras pasa un joven.

La agencia de noticias Télam fue fundada en 1945.

Los episodios de censura directa en la agencia se fueron multiplicando. “Recolectamos más de 50 casos de cables que nunca fueron publicados, en secciones blandas que se supone que no hay demasiados temas conflictivos para la línea editorial del Gobierno”, dijo Mariano, uno de los primeros trabajadores en exponer durante la asamblea.

La reconversión de textos se ha vuelto una práctica cotidiana incluso en secciones como Cultura y Espectáculos. Pero la situación de malversación informativa se ve ahora agravada con la eliminación y bloqueo del material directamente por el editor de texto. Tal fue el caso de la nota sobre la revocatoria judicial al sobreseimiento del titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos Hernán Lombardi, en una causa por fraude en la compra de hectáreas para un parque nacional.  El artículo salió al servicio un día después, presionado por la denuncia de los trabajadores, pero quedando sin efecto dado que ya había pasado por todos los medios nacionales.

“Preferimos seguir profundizando la denuncia pública del acotamiento de los contenidos porque estamos convencidos de que la defensa de nuestros puestos de trabajo también se hace demostrándole y contándole a la sociedad la misión de nuestra tarea, que es la defensa del derecho humano a la comunicación”, concluyó Mariano.

Otro de los puntos clave del debate fue el agotamiento y desecho de contenidos. Por un lado, se cerró  la sección Reporte Nacional, que era de suma utilidad para los medios del interior, e incluso había logrado éxito comercial. Asimismo, sus suplementos Tecnológico, Deportivo, Para Chicos y Literatura  fueron arrasados luego de 366 ediciones. “Tengo la sensación que en las últimas asambleas hay un clima de velorio –exclamó con pesar otro compañero-. No hacemos más que velar a Reportes Nacionales que se murió, a Publicidad que no tiene más trabajo, a los colaboradores de Cultura, a los colaboradores de Historietas Nacionales…Perdimos todo”.

Si bien los miembros de las áreas eliminadas son reubicados en otras, los puestos en su esencia se pierden. Un trabajador de Infografía agregó: “Es como si hubiéramos puesto una cámara fija panorámica hacia el séptimo piso. Hace meses estaba lleno de compañeros; cuatro, cinco líneas de escritorios llenos de computadoras, y hoy somos tres compañeros trabajando ahí. Es elocuente de lo que está haciendo Télam con nosotros. Esos puestos no se recuperan aunque los reubiquen. Y en algunas secciones se va a dar un sobredimensionamiento de gente que no va a tener nada que hacer, porque los cables se reducen, las coberturas se reducen, las investigaciones se reducen. Entonces la empresa un día va a decir ‘Bueno en esta sección sobran cinco, no tenemos donde más ubicarlos. Fuera’”.

Por otro lado, también está en vilo el archivo sobre los juicios de Lesa Humanidad. Los trabajadores no confían en que la agencia sea garante del material documental. En Infojus (Sistema Argentino de Información Jurídica) el archivo se preservó porque los periodistas y fotógrafos realizaron un back-up propio y lo subieron a la web o cedieron a agencias. “Lo de Derechos Humanos se puede ceder a organismos; el de Reporte Nacional se puede subir a las bibliotecas, o las hemerotecas que hay en el país. Pero la tarea de defensa del archivo tiene que ser una cosa de este colectivo. Lo tenemos que hacer nosotros”, propuso un trabajador del sector de Infografía.

Asamblea de trabajadores de Télam.

En el último año, se decidió el cierre de cinco secciones informativas.

A esta serie de hechos se suma el caso específico de Marcelo Bartolomé, quien recibió una sanción sin goce de sueldo por haberse negado a infringir el Estatuto Profesional. El área de Audiovisuales funciona con sus cronistas, camarógrafos y editores, que trabajan con material propio. En cuanto al material de terceros, por un lado Télam tiene convenios con otras agencias para hacer uso de éstos; y por otra parte edita videos de organismos públicos, pero siempre aclarando las fuentes. Al margen de estas modalidades, no puede adjudicarse material ajeno. En el marco de una entrevista a Michelle Bachelet hecha por un redactor corresponsal de Télam en Chile, Bartolomé se negó a editar la filmación porque quien grabó el video no era del equipo de esta agencia. Ergo, hubiese violado el convenio. “El material salió al servicio –explicó Bartolomé-. Lo editó un jefe bajo su propia responsabilidad. Esto dio lugar a la apertura de un sumario, de una investigación. Tuve que ir a declarar, yo y otros compañeros. Eso fue en enero. La semana pasada me comunican a mí individualmente que me suspendieron”.  Para él, esto es otra medida de disciplinamiento de los trabajadores: “La advertencia de ‘cuidado con lo que hacen, porque si no te tiramos por la cabeza con tal o cual sanción’”.

Todos coinciden en que para dar la lucha, deben unirse independientemente del sindicato de Prensa al que pertenezca cada uno. “La buena voluntad, la disposición al diálogo, la permanente vocación de ir a discutir las cosas tiene sentido cuando del otro lado tenés respuestas –señaló Bartolomé-. Pero lo que recibimos es agresividad. La agresividad no es solo poner una sanción.  Vaciar una sección, dejar sin laburo a los compañeros, cerrar el Reporte, hacer desaparecer los suplementos… Eso también es agresión. Entonces creo que el tiempo de la discusión, de la buena voluntad, se terminó. Lo que se tiene que organizar ahora es un plan de lucha que ponga trabas al avance de estos facinerosos. Y además, cuentan con la colaboración de facinerositos que por un sueldito, un carguito, o una sección mejor, colaboran en este desastre que están haciendo en la agencia”.

Los trabajadores acordaron una nueva asamblea para el próximo jueves en la sede de Bolívar 531. En el plazo que hay antes de la reunión, apelarán al Directorio para que revierta la situación, y realizarán batucadas en ambos edificios para incentivar la concurrencia.

“El Isauro visibiliza que hay personas que viven en situación de calle en el distrito más rico de nuestro país”

“El Isauro visibiliza que hay personas que viven en situación de calle en el distrito más rico de nuestro país”

Las aulas del Centro Educativo Isauro Arancibia, ubicado en Paseo Colón y Cochabamba, hoy son escombros. El Gobierno de la Ciudad lo mudó provisoriamente al ex edificio del INDEC. Aquí se encuentra Evangelina Aguilar, junto a la directora Susana Reyes y otros compañeros, planeando el programa para el ciclo lectivo que está por empezar.

Evangelina trabaja en esta escuela desde hace 12 años. Se desempeña como maestra de nivel primario, dando las cuatro asignaturas básicas: prácticas del lenguaje, matemática, ciencias sociales y naturales. Sentada en un aula despintada, con bancos sucios, sin muebles ni pizarrones, habla del constante avasallamiento del proyecto educativo.

Evangelina Aguilar, docente de la Escuela.

-¿Cómo surge “El Isauro”?

-Esta escuela comenzó como un Centro Educativo de nivel primario para adultos, dependiente del área de Educación de Adultos y Adolescentes. Se creó para lo que era el sindicato de la CTA, para AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina) y el MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos), porque se había detectado que había mujeres que no habían terminado la escuela. La modalidad de “centro educativo” es funcionar dos horas, con una maestra única, y así lo abrió Susana Reyes. Lleva su nombre por Isauro Arancibia, maestro tucumano, militante y fundador de CTERA, que fue asesinado el 24 de marzo de 1976.

-¿En qué momento pasó a ser más que un “centro educativo”?

-A partir de que las trabajadoras sexuales le comentan a Susana que había muchos jóvenes en las calles de Constitución, sin hacer nada. Se fue difundiendo el proyecto de boca en boca, y empezaron a llegar cada vez más adolescentes con sus hijos. Al multiplicarse la población del Isauro, empezaron las mudanzas. Primero al interior del edificio de Independencia y Piedras, después al MOI de Constitución y después la UOCRA. Los estudiantes decían que querían pasar más tiempo en la escuela y tener las mismas materias que una primaria común, de la que ellos seguramente fueron expulsados o no pudieron continuar. Y así, terminamos haciendo turnos tres horas, con un primer turno donde hay jardín maternal y agregamos talleres de arte, comunicación y oficios. A la vez fue creciendo la cantidad de docentes, porque fuimos sumando gente que pertenece a diferentes áreas del Ministerio de Educación.

-¿Ahora el proyecto está reconocido como de educación formal?

-El Isauro es una escuela pública. Depende por un lado de la Supervisión de Asuntos Educativos y, por otro lado, del área de Programas Socioeducativos. Ambas áreas dependen del Ministerio de Educación.

El Centro Educativo Isauro Arancibia está ubicado en Paseo Colón y Cochabamba.

-¿Cómo es la modalidad de enseñanza?

-La educación primaria de adultos es distinta a la de niños. Se van armando proyectos que tienen que ver con la realidad que ellos viven, formar una mirada crítica y también poder influir y transformar: esa es la base de la educación popular, que es nuestra pedagogía. Todos los años elegimos un eje distinto, el de este año va a tener que ver con la situación ocupacional que estamos atravesando.

-¿De qué contexto provienen los estudiantes?

-Todos vienen de situaciones de extrema vulnerabilidad. Muchos viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires; algunos tienen sus familias en la zona sur, y hay otros que vienen de Guillón, Florencio Varela. Muchos tienen trabajos informales y una red armada de comedores y estaciones de subte donde piden ayuda. Hay familias que vienen desde hace tres generaciones socializando en la calle. Ahora, con esta nueva crisis que recrudece la organización económica y familiar, estamos viendo mucha más gente sin hogar. Nosotros tenemos comedor solo para los estudiantes, pero desde el año pasado empezaron a venir núcleos familiares enteros a ver si había sobrado algo.

-¿Cómo es el trabajo de los estudiantes y el modo de enseñanza durante el año?

-Muchos de ellos guardan sus cosas acá. Los armarios siempre son un faltante, porque necesitamos guardar sus cuadernos, carpetas. Muchas veces dejan de venir, la asistencia es discontinua, pero ellos saben que cuando vuelven sus cosas están acá. Trabajamos mucho el tema de sus derechos: vivienda, educación, salud, trabajo. Partimos de sus historias de vida y el derecho a la educación, y analizamos porqué como consecuencia de la última dictadura hay muchos jóvenes y adultos que no pudieron terminar la escuela. Ahí ven que no es una situación personal, porque lo que le pasó a uno es muy parecido a lo que vivió otro compañero.

Las aulas del Centro Educativo Isauro Arancibia, hoy son escombros.

-¿Traen arraigados sus problemas personales a clase?

-Siempre. Nosotros tenemos el momento del desayuno, charlamos, y es el momento en que ellos comparten lo que les pasó cuando salen de acá. Son relatos muy crudos para los maestros, muy difícil escuchar, porque nosotros los vemos como estudiantes. Imaginate: ver a ese joven que tiene la carpeta impecable, que te pide colores para subrayar, que quiere escuchar un cuento, que escribe poemas. A esa misma persona la noche anterior le levantaron los colchones, o la policía lo golpeó. No podemos naturalizar esto.

-¿Qué pasa cuando sus aspiraciones a continuar estudios universitarios o trabajar no corresponde con sus condiciones materiales?

-Es muy difícil sostener la escuela y el trabajo viviendo en la calle. No tener lugar donde higienizarse. No tener despertador. No poder dar una dirección en un trabajo. No tienen un lugar seguro. Nosotros armamos una asociación civil, donde pensar en un lugar seguro para armar un proyecto de vida. En 2016 empezó a funcionar el Centro de Integración La Milagro Sala. Es un hogar de transito en Boedo, donde hay un grupo de estudiantes que viven ahí, hacen talleres, armando sus curriculums, se los ayuda con documentación, salud.

-¿Qué es lo que hace tan importante a la sede original de “El Isauro”?

-Ese edificio lo ocupamos en 2011 después de mucha lucha. Nos habían dado solo la planta baja. A partir de ahí, y porque la Legislatura designó $14 millones a la puesta en valor y acondicionamiento es que conseguimos todos los espacios necesarios para todos los proyectos. Tenemos nivel inicial, maternal, primaria de niños y niñas, primaria de jóvenes y adultos, y nivel secundario (un FINES que depende de la Universidad de Avellaneda). La defensa de ese edificio tiene que ver con esto. Con el tema del Metrobús, primero nos dijeron que iban a ocupar casi completamente el edificio, que nos iban a reubicar. Después, que una parte del proyecto se iba a dividir en dos edificios: cosa irrisoria de pensar porque los padres tienen que estar cerca de sus hijos. Muchos tienen su “ranchada” acá cerca, están cuidando la escuela, fueron ellos los que nos avisaron que estaban mudando nuestras cosas. A nosotros oficialmente no nos notificaron que iba a ser así. Fueron los estudiantes que viven en frente de la escuela los que nos avisaron.

Depósitos con todos los materiales que se usaban antes de la demolición.

-Al desalojarlos sin notificación previa, ¿hubo algún tipo de compensación?

-El año pasado habíamos acordado que al Isauro lo íbamos a extender para un costado del terreno, donde funcionaba la Editorial Distal. Iban a seguir con las obras pero nosotros nos íbamos a quedar en ese edificio que quedaría acondicionado para funcionar. La primera etapa de esa obra tenía que estar terminada para febrero de 2018. Nosotros terminamos un mes antes las clases. Embalamos todas nuestras herramientas de trabajo. Dejamos todo ordenado en el edificio para que la obra no lo arruine. Pero no respetaron los tiempos de la obra, nos mudaron las cosas sin avisarnos. Todo lo que embalamos con tanto cuidado y cariño, está arrumbado acá de piso a techo: los libros que a nosotros nos cuesta muchísimo conseguir, las revistas que los estudiantes hacen desde hace diez años, todo tirado por ahí. Todo sucio. Donde va a funcionar el jardín no hay piso, está lleno de vidrios rotos. La gente que tenía que limpiar no está. Nosotros ahora tendríamos que estar en nuestro edificio pensando los proyectos del año e inscribiendo a los alumnos. Y estamos otra vez armando una escuela.

-¿Las autoridades del Gobierno de la Ciudad tienen noción de la realidad socioeconómica de estos estudiantes?

-Para nosotros todo este proyecto cobra sentido a partir de quiénes son nuestros estudiantes, cuáles son sus necesidades. Es algo que todo el tiempo hay que explicarlo, porque es un sujeto pedagógico que tiene sus características particulares y quienes no vinieron al Isauro no entienden. Ellos hacen mucho esfuerzo por “rescatarse”. Los estudiantes son los primeros que están ahí, levantándose de la calle con el compromiso que implica pasar la noche en situaciones de violencia e invisibilización. Las autoridades no las entienden tan fácilmente. O no las quieren entender.

-¿Cuál es la posición de la Ministra de Educación porteña frente a este desmantelamiento? ¿Pudieron acudir a ella?

Soledad Acuña nunca visitó el lugar. El año pasado el juez Gallardo dictó una cautelar que decía que no se podía derrumbar, destruir ni total ni parcialmente el edificio, y que se tenían que terminar los arreglos que habían quedado pendientes de la puesta en valor, con la plata que destinó la Legislatura. En el marco de esa causa, ella fue citada, y dijo que había un error, porque nosotros no éramos una escuela, sino un Centro Educativo. Tenemos esa dificultad, que la normativa no se corresponde con lo que en realidad hacemos. Nosotros ya no somos eso, porque se fue multiplicando la población. El armado es el de una escuela. Todos ven que es una escuela, y la normativa tendría que ser tal, tendría que tener un número, una cooperadora, recursos destinados a este proyecto, pero lo cierto es que no lo respetan. Hay falta de voluntad política.

-¿Por qué crees que miran hacia otro lado?

-El Isauro visibiliza una situación que el gobierno quiere desconocer: que hay personas que viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico de nuestro país. Incomoda que nosotros en los registros públicos, en la parte de dirección tengamos que poner “en situación de calle”. Hay un avasallamiento contra la educación pública en general, un vaciamiento de los programas, sobre todo los más inclusivos. El Isauro viene a molestar, a poner en la mesa una realidad que se quiere disfrazar. Y nosotros defendemos una lógica que es la de una educación pública, popular, emancipadora, que va en contra de los lineamientos que tiene este gobierno.

-Con el conflicto salarial a nivel nacional, y su situación ocupacional, ¿cuándo tienen pensado empezar las clases?

-El inicio está pautado para el 1 de marzo. En principio ese día vamos a hacer un acto, en la puerta de nuestro edifico central, dando inicio al ciclo lectivo 2018, las 3 de la tarde. Y después está convocada una movilización al Ministerio de Educación, por el reclamo salarial pero también en defensa de la educación pública en general.

 

La revolución del K-POP arribó a Buenos Aires

La revolución del K-POP arribó a Buenos Aires

El pasado sábado el Hotel Bauen fue el centro de la fiesta K-style. Más de tres mil fanáticos del k-pop (pop koreano) pasaron el día entre concursos de baile y canto, proyecciones de videoclips, barra de comida oriental, videojuegos, cascos de realidad virtual que los transportaban a conciertos y stands de merchandising estampados con los rostros de los nuevos ídolos de los adolescentes.

Desde temprano la conductora de la fiesta fue anunciando a los ganadores de los sorteos, que se llevaban cds, gigantografías, cajas navideñas y posters. También se hicieron múltiples “reacciones masivas”, que consisten en reproducir videos de bandas famosas, y filmar la reacción del público (los gritos, aplausos, movimientos y expresiones faciales). Estos videos llegaron al millón de visitas en Youtube y, lo que es más, llegaron a la TVcoreana.

El pasado sábado el Hotel Bauen fue el centro de la fiesta K-style.

El salón central estaba bordeado de puestos de fanclubs, y en el centro, el escenario. Hubo solistas, dúos, y grupos amateurs que se presentaron al concurso de baile y canto, y fueron premiados por un jurado de profesores en estas disciplinas, quienes entregaron medallas a modo de incentivo. Como en los boliches, hacía muchísimo calor y las luces jugaban entre violeta y azul. Pero la temperatura estalló cuando llegó Secret Weapon. El grupo argentino, conformado de seis chicos que bailan temas populares de k-pop, puso eufóricos a los fans, que empezaron a cantar las letras en coreano y cuando llegaba la parte del estribillo repetían los pasos a la perfección. Secret Weapon versiona temas en coreano y chino. “Aprendemos por fonética pero también estamos empezando a estudiarlo –afirman sus integrantes-. Porque aprender el idioma implica algo adicional a ser un fan, porque sabés cómo piensan o qué se quiere decir específicamente en las canciones, mejor que una traducción que podés encontrar en Internet”.

Luego de la guerra contra Corea del Norte, Corea del Sur quedó entre los países más pobres del mundo. Para resurgir, eligió de la industria hacer su fortaleza. Después de eso, utilizó la cultura. “Corea del Sur desarrolló mucho su industria hasta llegar los Juegos Olímpicos de Seúl (1988), que fueron la oportunidad para decir ‘nos desarrollamos, nos presentamos al mundo’”, explica Gabriel Pressello, gestor del Centro Cultural Coreano en América Latina. “Y eso después volvió a suceder en 2002 con el mundial Corea del Sur-Japón, ya como un país mucho más avanzado –sigue-. Una vez desarrollada la parte industrial, empezaron con la industria cultural. Se lo tomaron muy enserio. No es una cultura que se desarrolló espontáneamente, sino que fue pensada desde el Estado. El gobierno generó planes de estímulos, subsidios, reducción de impuestos. Todo esto favoreció”.

Lo diferencial de las bandas k-pop es también la actitud que imponen, el toque de rebeldía que va un poco en contra del estilo de vida más conservador del país.

La oleada coreana, o “Hallyu”, surgió en la década del 90. El término “Hallyu” comenzó a utilizarse a partir del éxito de las telenovelas, conocidas como “doramas”, en Asia y Estados Unidos. Si bien las novelas fueron la locomotora del “Hallyu”, esta ola abarca toda la cultura popular coreana, incluido el k-pop, la moda y cosmética.

“Ellos producen mucho más series que nosotros, por año cada canal estrena alrededor de 15, entre miniseries y otras más largas. Y exportan mucho, tanto guiones como enlatados”, dice Micaela Farías, fundadora de Xiah Pop, un sitio dedicado a la cultura y entretenimiento de Asia Oriental, y vendedora de films coreanos en la K-Style. Sobre cómo los fans argentinos descubrieron el k-pop, cuenta que la mayoría empezó por las series. “Antes de que existiera Youtube la gente buscaba la serie, la descargaba y bajaba las canciones de blogs o foros donde las subtitulaban al español –contextualiza-. Hoy con Youtube estás viendo un video, y al lado te van apareciendo recomendaciones de otros videos populares similares y va fluyendo. Incluso en Netflix ya hay una categoría llamada directamente ‘Series coreanas’, y a partir de ahí empiezan a buscar las canciones”. Además de las novelas, los “webtoons” son otro fenómeno del “Hallyu” que se está imponiendo entre los jóvenes, una especie de cómics publicados en Internet, con viñetas que tienen sonidos y efectos especiales.

Más de tres mil fanáticos del k-pop (pop koreano) pasaron el día entre concursos de baile y canto, proyecciones de videoclips, barra de comida oriental y videojuegos.

Los años 90 marcaron el despegue de la industria musical coreana. La historia del k-pop nació con las bandas de jóvenes que lograron reinventar la escena musical al mezclar sonidos del rap, hip-hop y electrónica con moda y coreografías. Fue en esos años que las agencias de entretenimiento se propusieron crear un star system de ídolos del pop coreano. En vistas al debut oficial de cada banda, las agencias preparan a cada miembro haciéndolos pasar por audiciones, competencias feroces, entrenamiento de canto y baile por años. Así es que las estrellas del pop desarrollan habilidades excepcionales y logran llevar al k-pop más allá de la península coreana, al escenario mundial. Esta rigurosidad a la que se somete a los jóvenes en general tiene su lugar en las letras de las canciones. “Tienen algunos temas de amor pero más que nada hablan de la juventud y la sociedad, la educación, la poca autoestima y las exigencias que tienen los chicos en el colegio y para conseguir trabajo en empresas importantes –cuenta Micaela Farías-. Entonces, estas bandas hablan de confiar en uno mismo. Los chicos en los grupos por ahí se pasan entrenando doce horas por día antes del ‘debut oficial’, pasan meses ensayando una misma canción hasta que salga completamente coordinada; quizás empiezan a prepararse desde los 15 años para estar listos a los 18, por eso sale todo perfecto, tienen exigencia desde muy chicos. Eso es lo que critican en las canciones, aunque ellos son parte también de eso”.

El k-pop logra traspasar fronteras más allá de las barreras idiomáticas. “En las letras mezclan coreano con inglés, incluso español –comenta Pressello-. Son estrategias de mercado: rápidamente se avivaron de que hacer estribillos en inglés era mucho más amistoso para el oído mundial que uno en coreano”. En consonancia con esto, Farías agrega que “los chicos se aprenden las letras por fonética, pero ahora también los videos en Youtube están incorporando subtítulos en inglés y español por el notable número de fans en Occidente. En este momento hay más fans en Latinoamérica que en Europa”.

Los cascos de realidad virtual los transportaban a conciertos y stands de merchandising estampados con los rostros de los nuevos ídolos de los adolescentes.

La cuestión de la imagen es central en el k-pop. “Es un 40% música  y 100% imagen –dice Farías-. Están todos bien peinados, maquillados, dentro de la banda tienen un estilo similar, es raro todavía en occidente ver algo así. Los managers siempre le buscan a cada uno un estilo que se adapte a su personalidad. Los chicos se pasan todo el tiempo en realities, viven en programas de televisión, subiendo selfies y haciendo videos en vivo”. Farías sostiene que Corea del Sur es como la meca de la estética en Asia. “El distrito Gangnam (aquél conocido mundialmente por el Gangnam Style de PSY) tiene una calle completa dedicada a locales de cirugías estéticas, spas –cuenta-. Los extranjeros van a hacer tours cosméticos, se hacen el combo de cirugías y se llevan todo el maquillaje. A través del k-pop se ha logrado vender lo de la estética, van muchos de China y Japón buscando parecerse a las estrellas de las bandas. Muchos confunden con parecerse al occidental, pero es un estilo de belleza asiática, no quieren tener los ojos grandes y abiertos como nosotros, quieren tener ojos grandes con la forma asiática. Tienen su propio estilo de belleza”.

Lo diferencial de las bandas k-pop es también la actitud que imponen, el toque de rebeldía que va un poco en contra del estilo de vida más conservador del país. “Son banditas que empiezan a salir un poco de esta cosita adolescente medio naive, las ‘cute’ (bonitas), la nena sexy pero ingenua”, dice Pressello. Especialmente ese es el estilo de las bandas de chicas, que se visten como colegiales, quedando en un espacio bisagra entre lo escolar y lo sexy. Según Farías, estos grupos de chicas en Corea tienen más fans mujeres, dado que a los hombres todavía les cuesta aceptar que ellas salgan de ese papel de “niña buena”. Entre los fanáticos argentinos tales diferencias no existen. En la K-Style pudo verse a jóvenes de todas las edades, tanto mujeres como varones con cabellos de color fantasía, polleras y camisas al estilo colegial y ojos delineados. Todos aclamaban a los grupos que subían al escenario, sin importar el sexo.

El “Hallyu” ya se impuso en Asia, y ahora llegó a Occidente para quedarse.

El k-pop llegó a la Argentina traído especialmente por los mismos fans, es un fenómeno que se difundió no desde los medios hacia abajo, sino al revés. Youtube rompió las fronteras culturales y es la principal fuente de donde la juventud argentina conoce el k-pop. “Ellos conocen música de acá y nosotros la de allá –dicen los chicos de Secret Weapon-. ‘Despacito’ se escucha en Corea del Sur, y a su vez acá llegan bandas coreanas que llenan el Luna Park. Es un intercambio increíble”. Esta tendencia que se fue haciendo popular desde Internet, se vio reforzada por un lado con la organización del Concurso de K-Pop Latinoamérica por parte del Centro Cultural Coreano, perteneciente a la embajada en Argentina. Luego del éxito de la primera edición allá por 2010, el gobierno coreano encomendó al resto de las embajadas del continente organizar sus propias ediciones; cuyos ganadores son seleccionados para ir a la final del K-Pop World Festival en Corea. Y por otro lado, la incorporación del k-pop en Showmatch, donde Secret Weapon fue presentada como la “selección argentina de k-pop”. Esto terminó de impulsar su difusión masiva, haciendo que también lo conozcan los adultos.

El “Hallyu” ya se impuso en Asia, y ahora llegó a Occidente para quedarse.

Actualizado 13/12/2017