La guerra fría digital

La guerra fría digital

El mandatario francés Emmanuel Macron fue una de las víctimas de Pegasus.

El 18 de julio, un grupo de periodistas involucrados en el Proyecto Pegasus -una investigación colaborativa a cargo de Forbidden Stories y Amnistía Internacional– reveló que el celular del presidente francés Emmanuel Macron formaba parte de una lista de objetivos a los que había accedido el spyware Pegasus, un software de espionaje a cargo de la empresa NSO Group Technologies, ubicada en Israel. 

Aunque la noticia reflotó la discusión acerca del ciberespionaje internacional, el mencionado consorcio de periodistas ya había denunciado en otras ocasiones que la compañía israelí comercializaba este software malicioso (o malware)  con diferentes gobiernos para actividades de vigilancia, al menos, desde 2016. Uno de los escándalos más difundidos fue el que involucró a la gestión del ex presidente mexicano Enrique Peña Nieto, denunciado por espiar los smartphones de 15.000 figuras de la sociedad civil, incluidos periodistas, abogados, activistas por los derechos humanos e, incluso, al actual mandatario Andres Manuel Lopez Obrador.

El actual presidene mexicano, Andrés Manuel López Obrador, denunció haber sido espiado por su antecesor, Enrique Peña Nieto, a través del software de la empresa israelí.

Cuando hablamos de las nuevas amenazas tecnológicas, son muchas las aristas que se abren: desde la captación masiva de datos personales, hasta ciberespionaje o ciberataques que podrían afectar la economía mundial. Casos como el de Pegasus despiertan temor en comunidades altamente digitalizadas, y generadoras de un constante flujo de datos que pueden ser recolectados, categorizados y utilizados para los más diversos fines y por los más diversos actores. 

Más allá de la ficción

El espionaje es uno de los géneros cinematográficos hollywoodenses más famosos y que tuvo su época dorada durante la Guerra Fría, periodo en donde se estimaba que la cantidad de agentes secretos podría haber llegado a cientos de miles. Las dobles identidades y las misiones top secret generan interés hasta nuestros días, y personajes como James Bond o el Superagente 86 quedaron grabados en la cultura popular occidental. La trama central de este tipo de películas se basa en la lucha contra un enemigo, representado en la gran pantalla ya sea por la Unión Soviética o la República Islámica de Irán. El agente se infiltra en las altas esferas del poder corrupto y malévolo para deshacer sus planes o salvar a los rehenes, en un claro antagonismo del bien contra el mal. 

Sin embargo, la realidad es menos épica y se vuelve más difícil diferenciar a los buenos y a los malos de la historia. La ética se pierde detrás de los intereses de quienes detentan el poder, que no solo se dedican a espiar a terroristas o potenciales amenazas para su país -según afirman-, sino que también son objetivos del espionaje otros jefes de Estado, periodistas, empresarios, abogados, académicos, diplomáticos e incluso activistas sociales y por los derechos humanos. Ya no son necesarios vuelos internacionales, documentación falsa o agentes secretos, sólo basta con un mensaje al celular con un link malicioso -al estilo del “cuento del tío”- para que la víctima pueda ser monitoreada desde su dispositivo móvil sin siquiera darse cuenta. 

¿Cuántas veces se reciben cadenas de mensajes advirtiendo no clickear determinado link porque se trata de un virus? Esta táctica, que podría parecer propia de un hacker amateur, es la utilizada por el malware Pegasus de la compañía NSO Group. La víctima recibe un mensaje en donde normalmente se lamenta la muerte de algún familiar, para luego dejar un link con los datos de una funeraria. Cuando se aprieta el vínculo, este no lleva a ninguna página en especial. El individuo, tras una llamada a su amigo para desmentir la noticia, olvida lo ocurrido y no parece sospechar nada. En ese momento, sin embargo, un potente virus de vigilancia y espionaje ya ha infectado el teléfono y permite al espía acceder a toda la información del dispositivo: imágenes, llamadas, correos electrónicos y ubicación. También puede encender  la cámara y escuchar audios.

Alberto Rafael Román Soltero, científico de datos autodefinido como “nerd” y oriundo de México, llevó a cabo un análisis ético de la información del escándalo Pegasus en su país en el 2019. En una entrevista con ANCCOM, afirmó que el problema del ciberespionaje y sus derivados radica en que “se están inventando cosas mucho más rápido de lo que las estamos regulando”. Según él, “ya no se puede dar un paso hacia atrás. Eso sería como proponer un desarme nuclear porque significa un problema para el mundo. No va a pasar. Tampoco  se puede prohibir porque ya fue inventado y no puede ser frenado. Cuando algo nuevo es descubierto, toda la humanidad debe adaptarse, evolucionar conforme a eso y no fingir que simplemente no pasó”. 

Soltero, en clara sintonía con su investigación, remarca que no es su intención crucificar a la empresa israelí por lo sucedido porque, más allá de tener una responsabilidad ética y moral, no deja de ser una compañía que persigue el lucro y a fin de cuentas está establecida legalmente, aunque tampoco la justifica ni le resta responsabilidad parcial a sus actos. “Ellos solamente están descubriendo, haciendo y vendiendo. ¿Se imaginan que la ética de la venta de armas dependiera de cada una de las compañías que las fabrican? Eso no sucede”, afirma. 

Por otro lado, prohibir este tipo de empresas sería abrir las puertas a que se realicen las mismas operaciones pero a través de la deep web (Internet profunda),  mientras que liberarlas solo generaría mayores tensiones a nivel internacional. La mejor solución al alcance, según el mexicano, es crear una especie de consorcio internacional integrado no solo por las compañías sino también por las naciones y organismos internacionales para que discutan con seriedad y conciencia la realidad de estas poderosas tecnologías. 

 En este sentido coincide Andrés Piazza, abogado y consultor internacional respecto a gobernanza y derecho de internet. Como co-director de IDD-LAC Instituto de Desarrollo Digital de Latinoamérica y el Caribe-,  busca promover la creación de espacios para traducir en regulaciones adecuadas algunos de los consensos de los debates acerca de la gobernanza de internet. Este organismo “propone no solamente crear espacios y fortalecer el impacto de regulación y debate de la gobernanza de internet sino también -explica-  diagnosticar por qué no se ha ayudado a mejores regulaciones y políticas”. 

Respecto al control de estos gigantes tecnológicos, Piazza considera que se debe conocer cómo operan determinadas tecnologías, y que debe haber un grado de divulgación de parte de las empresas hacia los Estados por vía de regulación y, al mismo tiempo, tiene que haber un equilibrio para que no se pueda acceder o vulnerar a la propiedad intelectual y los secretos comerciales de las empresas. 

Más allá de los deseos, estos no se traducen aún en normativas concretas y reales. Y mientras más se demore, las tecnologías siguen avanzando y mutan justo cuando se comienza a entenderlo, cual nueva cepa del covid-19. Este es el caso de la ambiciosa legislación impulsada por la Unión Europea y enfocada al control de los riesgos que plantea la Inteligencia Artificial (IA), que actualmente está en borrador pero se espera que entre en rigor recién en el 2023.  

La batalla informática

En mayo, la mayor empresa de oleoductos de Estados Unidos, Colonial Pipeline, fue víctima de un ciberataque que provocó la inactividad de la misma y derivó en un temporal aumento del precio del crudo. Algo muy parecido sucedió a las pocas semanas cuando JBS, la mayor productora de carne del mundo, denunció un hackeo masivo que obligó a detener la producción en varias de sus plantas. Ambos casos, aunque habrían sido perpetrados por piratas digitales que iban detrás de una recompensa monetaria, permiten traer a discusión la posibilidad de una “guerra digital” internacional que afecte a la sociedad civil de manera diferente que las guerras convencionales.

Respecto a esta posibilidad, Andrés Piazza confirma que se están incrementando a gran escala los ataques a sistemas de información críticos de diferentes tipos en todo el mundo pero todavía no hay una matriz geopolítica tan importante como para hablar de una guerra.  “Si se llega a un impacto geopolítico podría estar más vinculado a la carrera por las nuevas tecnologías y el posicionamiento que se hace por su adopción. Por ejemplo, las disputas por el espectro para el 5G en la Unión Internacional de Telecomunicaciones o la guerra comercial entre Estados Unidos y China con empresas como TikTok o Huawei”, analiza. 

Por su parte, Soltero se anima a decir que aquello con lo que espían a los presidentes y que se oye tan lejano, es lo que tenemos todos en el celular. Afirma que lo que se teme que pase en un futuro, como las guerras digitales, ya está pasando en la actualidad y no nos damos cuenta o lo permitimos pasivamente: “Todos aceptamos los términos de búsqueda y al hacerlo las empresas y los gobiernos saben cuáles son nuestros comportamientos en redes sociales. Podemos meternos en nuestro perfil de publicidad de nuestra cuenta de Google, y conocer lo que sabe la compañía de nosotros. Saben nuestro sexo, edad, tendencias, signo zodiacal, si tenemos pareja o no, por donde nos movemos, qué es lo que nos gusta y no nos gusta hacer, sobre qué cosas investigamos, nuestras rutas, cuánto tiempo estamos en lugares y con qué otras personas. Toda esta información la aceptamos para que todo el mundo la tenga y no pasa nada. Y eso da miedo”.

En Medio Oriente también se combate al patriarcado

En Medio Oriente también se combate al patriarcado

Tras una vida dedicada a la lucha por la liberación femenina y el empoderamiento de la mujer árabe, la escritora, médica, activista política y feminista, Nawal El-Saadawi, falleció el domingo 20 de marzo a sus 89 años en El Cairo, tras una enfermedad no especificada que padecía hace tiempo, según informaron sus familiares cercanos.

Saadawi nació en una familia conservadora pero acomodada, lo que permitió que recibiera una buena educación y se graduara en Medicina y Psiquiatría en 1955. Durante sus primeros años en el ejercicio profesional, la egipcia evidenció en carne propia las desigualdades y maltratos a los que eran sometidas las mujeres, principalmente en zonas rurales, hecho que marcó su carrera como escritora y activista política. 

Con más de 50 libros publicados en 30 idiomas, Saadawi se animó a luchar contra prácticas muy arraigadas en la sociedad árabe, como la mutilación genital -la cual sufrió- o la poligamia, y a tratar temas tabú como las mujeres y el sexo. En sus libros y ensayos también trajo a discusión el rol de la religión, el velo y el colonialismo europeo y norteamericano en Oriente. “Estamos en contra del capitalismo porque está relacionado con el patriarcado. No estamos en contra de los hombres sino del sistema patriarcal que lleva a la dominación de aquellos en la religión, en la economía, en la cultura y en la ciencia”, afirmó en una de sus últimas entrevistas para el canal británico 4 News.

Tras su muerte, Saadawi fue recordada por miles de mujeres que se vieron influenciadas por sus obras e hicieron suya la lucha.  Su partida fue una forma de reconocer la genealogía y la cultura política construida por mujeres árabes a lo largo de las décadas, que cuenta con los aportes de activistas como la marroquí Fátima Mernissi o la libanesa Joumana Haddad, entre muchas otras.

Ellas mataron a Sherezade

El feminismo árabe tuvo sus inicios en el siglo XIX en Egipto y los actuales Siria y Líbano, y se extendió a lo largo del siglo XX por el resto de los países de la región. Al contrario de lo que se suele pensar, los movimientos de mujeres comenzaron mucho antes de la llamada “Primavera Árabe” del 2010 y 2011, aunque gracias a la gran cobertura mediática de las revueltas, por primera vez la participación política femenina obtuvo mayor visibilización. Tampoco fue un producto importado de Occidente sino que se creó alrededor de luchas propias, como son por ejemplo la resistencia contra el colonialismo europeo o el rol de las mujeres en una religión y sociedad específica, además de los pedidos globales de igualdad y el fin de la violencia patriarcal.

Al igual que la población, el dialecto y la etnia de los países árabes, los feminismos de la región son variados y heterogéneos.Tampoco son estáticos ni herméticos sino que dialogan entre sí y han ido cambiando su significado a lo largo de los años. La mayoría de especialistas nombran dos grandes ramas, el feminismo secular/laico y el feminismo islámico, aunque también existen otras formas de lucha política.

Nawal Al-Saadawi formó parte del feminismo secular, caracterizado por su acercamiento al socialismo, al nacionalismo, a la separación del Estado y la religión y a la lucha anti-colonial. Según esta visión, cualquier religión es una ideología que se utiliza para justificar injusticias dentro de un sistema social y como consecuencia, el feminismo y la religión serían incompatibles ya que el primero lucha contra dichas injusticias.

Un caso más actual es el de Násara iahdih Said (26), quien se define en su perfil de Twitter como “feminista sin apellidos”, invitando a que las mujeres de todo el mundo se procupen y se cuiden entre ellas sin importar de dónde provengan. Esta activista saharaui no sólo busca “desnaturalizar las prácticas discriminatorias que se ejercen sobre las mujeres en contextos islámicos” sino que también lucha “a favor de la liberación de los territorios saharauis ocupados”, en referencia al conflicto en el Sahara Occidental, ex-colonia española ubicada en el norte de África, que lleva actualmente 16 años de violencia.

Por otro lado, el feminismo islámico que no pocas veces aparece contrapuesto al secular/laico por considerarlo una copia de Occidente, surgió a fines del siglo XX y parte de la base de que una relectura del Corán desde una mirada feminista demostraría que el islam otorga un rol fundamental a la mujer en la sociedad y en la religión. Frente a esto, afirma que las leyes y normas que oprimen a la mujer en los países árabes son, en realidad, la propia interpretación que los hombres hacen de los textos sagrados a través de una mirada machista. 

Carolina Bracco, especialista en estudios de género y cultura árabe, afirmó en una entrevista con ANCCOM que a partir de las revueltas árabes de la década pasada comenzaron a configurarse nuevos movimientos de mujeres muy parecidos a los latinoamericanos, “de jóvenes, mucho más radicalizadas, con objetivos puntuales, coordinación más transversal y una perspectiva y construcción política más a largo plazo”. Sin embargo, insiste en remarcar que dichas organizaciones muchas veces no se enuncian como feministas ya que “es una palabra un poco controvertida en Medio Oriente, muy ligada a la agenda extranjera occidental”.

Como en el resto de los países, occidentales y orientales, sin distinción, el principal desafío de los movimientos de mujeres de hoy es la escalada de violencia intrafamiliar como consecuencia de la pandemia de Covid-19. Un 55% de mujeres observó un incremento de la violencia doméstica en el contexto de coronavirus, según un informe de la Oficina Regional para los Estados árabes de ONU-Mujeres. Las principales causas que se detallan son el aumento del estrés causado por dificultades económicas, confinamiento prolongado en espacios cerrados y discontinuación de servicios y sistemas de soportes para mujeres, quienes se encuentran encerradas con su abusador.

“Desgraciadamente, uno de los puntos que tenemos en común todas las mujeres  es que la violencia de género ha crecido de manera virulenta con las cuarentenas. Los llamados a los números de emergencia, los femicidios y la agresión dentro del hogar han aumentado, así como los problemas económicos que muchas veces funcionan como trampolín para la violencia de género. Tampoco se debe olvidar de las prácticas de cuidado que recaen sobre las mujeres”, opina Bracco.

El orientalismo del siglo XXI

El orientalismo fue definido por el investigador Edward Said como la forma que tiene Occidente de ver a Oriente a partir de una tradición colonialista de estudios sobre la región, que arrastra una visión sesgada, estereotipada y racista. Esta perspectiva también puede extenderse hacia las mujeres árabes-musulmanas, muchas veces objetos de un discurso paternalista y orientalista que las ubica en un rol de víctimas pasivas que deben ser salvadas por la mujer occidental moderna. 

Un caso interesante es el de Muslimah Media Watch, una iniciativa de mujeres musulmanas que critican y visibilizan la forma muchas veces ridícula en la que se las representa en los medios y en la cultura popular occidental. Según ellas, autodefinidas como feministas musulmanas, su objetivo es el de “localizar y criticar la misoginia, el sexismo, el patriarcado, la islamofobia, el racismo y la xenofobia que afecta a las mujeres musulmanas”. Sus artículos van desde la crítica hacia anuncios publicitarios supuestamente progresistas de famosas marcas occidentales, hasta la denuncia de discursos machistas y racistas disfrazados de inclusivos. También cuenta con entrevistas a referentes del mundo árabe-musulman y con el análisis sobre noticias que las afecta directamente.

Actualmente, Bracco trabaja sobre las posibles conexiones entre América Latina y Medio Oriente en cuestiones de género, y admite que la sorprende escuchar este tipo de discursos paternalistas de mujeres latinoamericanas hacia mujeres musulmanas cuando en realidad hay muchos puntos en común entre ambos contextos. “Siempre se nos ha dicho, como mujeres occidentales, que debemos valorar nuestras libertades porque hay mujeres que están mucho peor, haciendo referencia a estos países árabes. Pero esta imagen de libertad es en realidad ficticia y mucho más teniendo en cuenta nuestro contexto latinoamericano”, afirma. 

Según la especialista, “siempre estamos queriendo mirar a Europa y a Estados Unidos haciendo que se reproduzcan los estereotipos y se repitan las construcciones que se hicieron desde Europa y que poco tienen que ver con nuestras propias realidades, con lo riquísimo de lo que se está produciendo en Latinoamérica, no solo en términos académicos sino también de militancia feminista”. Agrega que a la hora de interesarse por esta región, se debe comprender que las mujeres árabes no son objetos de estudio sino que son compañeras de lucha con quienes se deben construir puentes de diálogos reales que enriquezcan la discusión que muchas veces tiene coincidencias, desde un pasado colonial hasta la demanda del más básico derecho a la vida.

Medio Oriente en los medios

Los medios de comunicación son una gran herramienta a la hora de visibilizar problemáticas sociales y ubicarlas en agenda. Desgraciadamente, este no es el caso de las políticas de Medio Oriente ni mucho menos de la realidad de las mujeres árabes o su lucha feminista. 

Frente a esto, Pedro Brieger, periodista internacional y especialista en la región, explica que aunque hubo medios que tuvieron una gran tradición en temas internacionales y enviaban corresponsales especialistas sobre la temática a diferentes países, por una cuestión de costos y falta de especialización, esta ha mermado con el tiempo. Considera que mientras en los diarios aún se sigue dando cierta importancia a las noticias internacionales, la radio y la televisión han ido recortando esta sección, con ciertas excepciones como lo fue Visión 7 Internacional por Televisión Pública.

“Los medios de comunicación por lo general van detrás de algo muy fuerte: un atentado, una guerra, algún evento de paz. En ese marco, en el mundo occidental, el tratamiento de las mujeres en Medio Oriente es básicamente de prejuicios, de una mirada orientalista, eurocéntrica que mira al resto del mundo, en este caso a las mujeres árabes, con más prejuicios que conocimientos”, agregó Brieger.

Está claro que si los medios solo nos muestran noticias negativas acerca de la región, como ataques terroristas o mujeres con velos que solo dejan ver una ranura en sus ojos, crearemos una imagen sesgada y generalizada de la realidad. Aunque es entendible que la coyuntura local eclipse al resto de las noticias internacionales, tener una visión tan provinciana del mundo, según el especialista, es un problema y Argentina aún lo tiene. 

Votos, ceviche y tamales en Buenos Aires

Votos, ceviche y tamales en Buenos Aires

Voto de la comunidad peruana radicada en Argentina en la Escuela Técnica N25, de la Ciudad de Buenos Aires.

Las elecciones presidenciales que se celebraron este domingo fueron las más caóticas del Perú. Con 18 candidatos sin un resultado asegurado, ninguno se ubicaba cómodamente como favorito. La decisión frente a las urnas se volvió compleja y tediosa, en una jornada que encontró a la mayoría de los peruanos cansados e indiferentes tras 5 años de crisis política, social y -ahora- sanitaria, con una acentuada pérdida en la credibilidad sobre la dirigencia partidaria. Al cierre de esta edición, el gremialista de izquierda Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori serían quienes disputarían el próximo balotaje para definir quién gobernará el próximo mandato.

¿La novedad? Por primera vez se elegirá a congresistas que representarán al millón y medio de peruanos que viven en el exterior. Buenos Aires es la ciudad extranjera con el mayor número de habitantes del Perú, por lo que esta noticia fue bien recibida por la comunidad residente.

La escuela Técnica N° 25 del barrio porteño de Once abrió sus puertas a los sufragantes desde las 9 para recibir a los peruanos que colmaron la entrada desde temprano. Aunque el ingreso fue ordenado, con seguridad privada y voluntarios encargados de cumplir los protocolos sanitarios, las largas filas y la llegada de varios vendedores de comida típica -una costumbre en fechas electorales- hicieron que con el pasar de las horas la aglomeración de personas fuera inevitable. Así las cosas, entre ofertas de ceviche y tamales, el regreso a la tradición embelleció la agitada jornada.

María Briseño cuenta una década en Argentina y, aunque no tiene intenciones de volver a Perú, afirmó extrañar todo de su país natal. “Aunque fue difícil elegir candidato, estoy segura de no votar a los corruptos y a quienes tengan juicios políticos en Perú”, aseguró antes de entrar al cuarto oscuro.

“Desde el 2016 el Perú ha estado golpeado por tanta corrupción e ineptitud de parte de los gobernantes, quienes sólo sacan leyes para la propia casta política. Esto genera que exista un rechazo de la población hacia los candidatos”, afirmó Eleazar Chavez, un joven estudiante de medicina que vino a Buenos Aires hace 3 años y, actualmente, trabaja como enfermero. 

Chávez considera un acto de responsabilidad ciudadana del peruano que reside en el extranjero acercarse a votar más allá de las dificultades y aunque se trate de personas que decidieron hacer su vida en otro país porque entiende que deben tomar esta decisión para que los familiares que están en Perú tengan una mejora en su calidad de vida. 

Además de la corrupción, la mayoría de los entrevistados coincide en que los principales puntos que debería solucionar el próximo presidente electo son la economía, la educación y el sistema de salud, desgastado y al borde del colapso sanitario debido a la pandemia ya en fase de segunda ola.

Ecuador

A diferencia de las elecciones peruanas, en donde se habilitaron 9 colegios electorales debido a la gran cantidad de empadronados, los ecuatorianos residentes sólo debieron acercarse al Consulado ubicado en el barrio de Recoleta,  a pocas cuadras de la Plaza Francia. 

Con apenas 5 mesas habilitadas y 2048 votantes inscriptos, la jornada resultó tranquila y ordenada. No hubo vendedores ambulantes de comida ecuatoriana, pero el rasgo distintivo lo mostró la vestimenta con los colores de su bandera. La decisión fue más sencilla por tratarse de una segunda vuelta entre dos candidatos: el correista  Andrés Aráuz y el anticorreísta Guillermo Lasso, un banquero quien finalmente fue electo con el 52% de los votos para profundizar el modelo neoliberal que ejecuta el presidente saliente, Lenin moreno.. 

Al consultarlo por la gestión del presidente actual Lenin Moreno, un graduado de la Carrera de Filosofía en Argentina sentenció que fue “el gobierno más desastroso en la historia actual” y que nadie se encuentra feliz con la gestión, sin importar de qué ideología política seas. En su argumentación, David Mosco consideró que  “sería importante tener otras opciones que se alejen de la tradición correísmo sí o correísmo no, y que la discusión realmente sea qué tipo de política queremos”.

Por su parte, Ivana Gimenez cree que la gestión actual es una “payasada” y espera que el próximo presidente “haga mejor su trabajo”. Según esta ecuatoriana, el mandatario actual demostró que está “vendido” a los intereses de la derecha, alejándose de los ideales del partido al que originalmente pertenecía, una agrupación de izquierda impulsada por el expresidente Rafael Correa.

Otro dato llamativo en estas elecciones fue la incorporación por primera vez de urnas electrónicas, algo que no sucede ni en Ecuador ni en Argentina. El cónsul  ecuatoriano en Buenos Aires, Álvaro Garcés, explicó a ANCCOM que se trató de una de las pruebas piloto que está realizando en Consejo Nacional Electoral (CNE) “con el objetivo de ir modernizando el sistema de votación”. 

Respecto a la cantidad de votantes en Ecuador, Garcés estimó una proyección de votantes cercana al 40% del total de empadronados, mucho menos del  70% habitual, debido a la situación sanitaria que atraviesa el país y al aumento de casos por Covid positivo. Frente a esto comparó al suyo, con países como Chile, en donde cancelaron las elecciones para constituyentes a diferencia de Brasil que la realizó con “normalidad”.

Este domingo electoral con variantes latinoamericanas tuvo en Buenos Aires una radiografía de la región que marca aún una política errática sobre los momentos más oportunos para elegir presidente en tiempos de pandemia.

Mientras tanto Perú asegura una segunda vuelta y, por casa, aún no sabemos si estaremos en condiciones sanitarias para celebrar las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Estas experiencias en la marea de la segunda ola seguramente servirán como antecedente.