Cada vez más gente vive en la calle

Cada vez más gente vive en la calle

“Cada vez vemos más gente, no solamente por los que vienen a dormir acá, sino también los que duermen afuera. Porque aunque estamos en el hogar, conocemos lo que es andar sin techo”, cuenta Jorge Franco Daniel, coordinador del Centro de Integración Monteagudo y uno de los 114 hombres en situación de calle que viven allí. “Son muchos los que vienen a buscar refugio pero ya no tenemos más lugar”, se resigna.

El presidente de Médicos del Mundo de Argentina, Gonzalo Basile, habla de un incremento del 15 al 20 por ciento en los últimos dos años. Desde 2002, mediante el proyecto “Salud en la calle”, la organización brinda atención básica a la gente que vive en la calle (o de ella) como única opción, que no tiene una vivienda permanente o que está en riesgo de desalojo. Llevan contabilizadas más de 16 mil personas sin techo pero aún no pueden dar un número final.

El pasado 8 de junio, Radio Nacional consultó al funcionario de la Subsecretaría de Fortalecimiento Familiar y Comunitario de la Ciudad, Maximiliano Corach, sobre un censo realizado en abril por el gobierno porteño. Corach sostuvo que “desde hace cinco años la cifra se viene manteniendo estable, entre 800 y 850 personas”. Este número, que ya había sido repetido en varios medios, corresponde a una circular emitida desde el Área de Prensa del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano que conduce Guadalupe Tagliaferri. El documento no reúne los requisitos mínimos para ser considerado un censo, a pesar de que la ley N° 3706, que ampara los derechos de las personas en situación de calle o en riesgo de serlo, prevé que deben realizarse relevamientos anuales con información desagregada que posibilite un diagnóstico y fijar políticas puntuales para los distintos subgrupos.

“Son muchos los que vienen a buscar refugio pero ya no tenemos más lugar”, se resigna Jorge Franco Daniel, coordinador del Centro de Integración Monteagudo.

El Centro de Integración Frida alberga 40 mujeres con sus hijos. Su coordinadora, Florencia Montes Páez, aclara que lo que hace el Gobierno “no es un censo sino un conteo”, y explica: “Es sesgado porque preguntan si la persona tiene un consumo problemático, lo cual es irrisorio porque nadie va a contestar sinceramente. Y además no contempla la categoría de la ley, porque no se censan a los que están en hoteles, hogares o paradores”. Esto último lo confirma el propio informe del censo 2014, emitido por el Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano: “No serán relevadas aquellas personas y/o grupos familiares que se encuentren alojadas en alguna de las entidades gubernamentales y no gubernamentales que atiendan a esta población (léase Hogares y Paradores)”.

En el lanzamiento del Operativo Frío, a principios de junio, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta anunció la participación de 700 profesionales (más la asistencia de Defensa Civil, el SAME y la Cruz Roja) y la disponibilidad de 1.800 plazas para albergar a la gente en situación de calle. Todo ello supondría un trato casi personalizado para las 850 personas que mencionó Corach y más de dos camas para cada una, además de la frazada, el plato de comida y el lugar seco y caliente donde higienizarse que supuestamente ofrece el Operativo.

La voz de los sin techo

“El Operativo Frío se pone en marcha a partir de los cinco grados. O sea señor indigente, si usted está en la calle y hay seis grados de sensación térmica se puede morir de frío y no lo van a recoger hasta que haga un grado menos”, ironiza Fernando Romero, conductor de La voz de la calle, un programa de radio realizado por personas en situación de calle que ejercen su derecho a comunicar.

El programa se transmite desde hace más de cuatro años por Radio Sur, una emisora comunitaria de Parque Patricios ubicada a cuatro cuadras de la sede del Poder Ejecutivo porteño y a dos del hogar Monteagudo, donde duermen todos los miembros del equipo de La voz de la calle.

Es lunes y dentro del estudio la temperatura supera los 20 grados. A las 21 puntual la operadora le hace una seña a Romero, quien saluda a la audiencia y a la mesa que lo acompaña. Son Carlos Etcheverry, Gerardo Luis Salinas, Celso Alicaye y Juan Deal. Afuera hace cada vez más frío. Por el micrófono se filtra alguna tos. Es radio en vivo y todo vale.

La voz de la calle es un programa de radio realizado por personas en situación de calle que ejercen su derecho a comunicar.

Todo comenzó cuando Etcheverry y Salinas decidieron hacer un curso de periodismo y allí participaron en la realización de la revista Nunca es tarde, de la ONG Proyecto7, produciendo sus propias notas a lo largo de las siete ediciones que se lanzaron. Después se siguieron capacitando en un taller de radio y finalmente, el 5 de enero del 2012, comenzaron con La voz de la calle.

En sus inicios mezclaban noticias con radioteatros. Así fue como se sumó Alicaye, guionista de una de las piezas y escritor de algunos textos que se leen al comienzo del programa. “Es mi primera experiencia en radio. Como yo escribo poesías, se las daba a Fernando (Romero) y él las leía. Así empecé a participar. Y ahora me estoy animando un poco más porque empecé a hacer un taller de radio”, cuenta.

El programa vuelve después de la tanda. Cada integrante del equipo tiene entre manos información para aportar pero esperan la iniciativa del conductor que maneja con naturalidad los tiempos del aire. “Me llaman calle, calle de noche, calle de día”, canta Manu Chao cada vez más bajito.

Desidia estatal

Un informe de 2014 de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad (DGEyC)  revela que 2.915 personas sin techo recibieron ese año asistencia habitacional. Sin embargo, no detallan nada en concreto acerca de la gente que quedó en situación de calle. Desde la DGEyC comunicaron que no tienen datos censales porque el programa Buenos Aires Presente (BAP) no los proporciona.

Trabajadores del BAP, mientras tanto, afirman que ellos “solamente lo ejecutan”. “La información la tiene el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porque es el organismo que tiene la obligación de llevarlo adelante todos los años. El censo de este año lo hicimos en abril y todavía no hay resultados porque no los publican”.

Todo comenzó cuando Etcheverry y Salinas decidieron hacer un curso de periodismo y allí participaron en la realización de la revista Nunca es tarde, de la ONG Proyecto7, produciendo sus propias notas .

También sostienen que “la encuesta que utilizan todos los años para el censo sirve para recabar datos sobre la persona y criminalizar la pobreza. La idea parece estigmatizar a la persona que vive en la calle y no preguntarle, por ejemplo, qué asistencia recibe cuando ingresa a un hospital público o cómo se siente cuando regresa a un parador”. Sobre el censo de este año, cuentan que debió realizarse bajo lluvia en tan solo tres horas en todo el territorio de la Ciudad de Buenos Aires. “Los que trabajamos con esta población sabemos que estos días son especiales porque la gente busca un techo en donde resguardarse”.

La normativa establece que es deber del Estado trabajar en conjunto con las instituciones de la sociedad civil “en la elaboración, diseño y evaluación continua de la política pública”. No obstante, este año no se convocó a ninguna. “Fueron pocas las veces que llamaron a alguna organización”, señalan desde el BAP.

“Hay sólo cinco móviles para atender la situación de calle de toda la ciudad. El BAP es un servicio de emergencia pero no está funcionando como tal. Una persona puede esperar tres días hasta que un móvil llegue hasta ahí. El programa es criticado porque se labura mal y eso es una realidad. Está vaciado, han despedido compañeros y no cuenta con los recursos necesarios para afrontar esta problemática”, explican sus trabajadores.

“Nosotros nos llevamos bien con personas del BAP, pero como institución no es eficiente. Por ejemplo, para que atiendan a uno de nuestros pibes tiene que estar en la calle, porque no entran a la escuela. Los pibes nos dicen `no quiero estar más ahí afuera, hace frío´, entonces llamamos al BAP y el pibe tiene que esperar a lo mejor cinco horas en la vereda hasta que vengan”, cuenta Lila Wolman, maestra del Instituto Educativo Isauro Arancibia para chicos y chicas en situación de calle.

Por el Isauro Arancibia pasan un promedio de 300 chicos y chicas por día. “En los últimos años incrementó la cantidad. A pesar de las políticas públicas que hay como la Asignación Universal, por ejemplo, a nuestros pibes no les toca porque no tienen documento, no pueden formalizar el pedido. Muy poquitos logramos que lo cobren. La realidad que nosotros vemos es que no hay políticas públicas destinadas a esta población”, reflexiona Wolman.

Un informe de 2014 de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad (DGEyC) revela que 2.915 personas sin techo recibieron ese año asistencia habitacional.

Para Florencia Montes Páez, la coordinadora del hogar Frida, la problemática de la situación de calle está asociada a muchas otras: “También está la pobreza, el consumo de sustancias, la violencia de género, la explotación sexual. Nosotras trabajamos el fortalecimiento de las compañeras, pero hay mucha discriminación. Algunas logran salir adelante pero después quieren buscar laburo y no hay. O quieren alquilar y nadie les alquila. Por eso, cuando logran salir y armar algo nuevo, el acompañamiento tiene que ser muy fuerte para amortiguar la violencia de afuera”.

 

Actualizada 19/07/2016

Un techo digno con voz propia

Un techo digno con voz propia

En el barrio de Almagro, corazón de Buenos Aires, a metros de las vías del tren Sarmiento, comenzó a funcionar Radio Gascón. Esta propuesta comunitaria, cultural e informativa nace en un espacio reconocido por su lucha por la vivienda digna.

En 1983 Miriam Catacata estaba embarazada y la echaron del hotel donde vivía. Su marido conocía al sereno que cuidaba un edificio cercano, en Gascón 123 –por entonces sólo un esqueleto–, y el hombre les permitió alojarse ahí. Con el tiempo llegaron más familias de Jujuy y de Salta, hasta las 48 que lo habitan hoy, y conformaron la Cooperativa de Vivienda Nuevo Horizonte. Así comenzó la historia de este espacio que lleva más de 30 años luchando por un hogar digno y que desde el pasado 9 de abril amplificaron su voz.

“Somos un grupo del palo de la comunicación con ganas de hacer una radio”, cuenta el periodista Matías Levín, quien junto a Miguel Maciel, Julián Belistri y Ariel García encabezan el proyecto. Su misión no se limita a lo técnico. García explica que quieren estar en lugares como Gascón porque allí pueden “armar espacios de formación para pibes, empoderarlos en el terreno de la comunicación y achicar la distancia del micrófono con la gente”.

“La idea de la radio es que sea diversa, abierta, nacional y popular pero sin banderas partidarias”, explica Levín que además, como el resto del equipo, ha militado en distintas agrupaciones. “La construcción política y la comunicación van hermanadas”, subraya.

En la primera emisión los entrevistados son Norma Maizares, coordinadora del comedor La Casita de Belén que funciona en el edificio, y Plácido Burgos, referente de la cooperativa. “Estamos reclamando que se resuelva nuestra situación. La justicia ya dijo que se tiene que construir una vivienda social”, afirma Norma al aire, a propósito de las resoluciones judiciales ganadas al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Durante la gestión de Mauricio Macri como jefe de gobierno intentaron desalojarlos por decreto. El momento más crítico fue en 2009 cuando, con el apoyo de los vecinos, los habitantes del inmueble cortaron la avenida Rivadavia y lograron conservar sus viviendas. La protesta despertó la atención de algunos medios y la problemática, extendida en toda la Ciudad de Buenos Aires, cobró visibilidad. “Yo creo que la radio es una herramienta que nos va a ayudar muchísimo, no sólo a nosotros sino a todas las personas que están en nuestra situación”, dice Norma.

Desde que Miriam Catacata y su esposo lo ocuparon, los vecinos han ido construyendo y mejorando el edificio. “En 1990 hicimos los balcones entre todos. Estaba la base pero no estaban cerrados. Hicimos las barandas, primero de madera y después de hierro”, recuerda Norma, quien con otros vecinos cocinó todo tipo de comidas para vender en la inauguración de la radio. Lo recaudado les servirá para terminar de acondicionar el espacio donde se instalarán los equipos.

“Apuntamos a que el día a día de la radio esté consolidado por la misma gente de Gascón. Que tengamos pibes que operen, vecinos que tengan un programa. Esa es nuestra aspiración”, comenta García, quien en los 90 formó parte del mítico canal comunitario Utopía TV que transmitió en una decena de lugares escapando de los allanamientos de la policía.

El programa inaugural se realiza en el patio que da a las vías del Sarmiento. A pesar de la inminente lluvia que amenaza los equipos a la intemperie, son muchos los vecinos y amigos que se acercan. “Estuve escuchando un poco en el camino pero se me cortó”, se excusa una mujer que llega tarde, mientras al aire están dialogando el director de la Carrera de Comunicación de la UBA, Diego De Charras, Mariano Randazzo de Radio Sur y el ex legislador porteño Fernando Muñoz, actualmente a cargo de la Defensoría del Inquilino, sobre las políticas que afectan al sector comunitario.

A inicios de año, Levín y compañía pusieron en marcha el proyecto Caja Negra, un programa hecho con fragmentos de ciclos de TV y radio que padecen alguna censura, mezclan todo y producen un informe semanal de noticias replicado por seis emisoras del país.

Radio Gascón, un lugar de conquista y voz popular”, se despide rápidamente el locutor Miguel Maciel antes de que caigan las primeras gotas. “Dicen que la lluvia trae suerte”, dice otra invitada que se resguarda bajo un techo junto al dúo que un rato antes tocó una chacarera. “Tengo esperanza y fe en la radio. Hay tantos medios que nos están cerrando puertas… Esta es una puerta que se abre”, se ilusiona Norma.

Actualización 14/04/2016