El empleo estatal: ¿gasto o inversión?

El empleo estatal: ¿gasto o inversión?

A dos meses de asumir como presidente, Mauricio Macri y su equipo dejaron sin trabajo a más de 25.000 empleados públicos, según el recuento que realiza el “Despidómetro”, un espacio construido en las redes sociales a partir de denuncias directas de los afectados. Esto desencadenó en múltiples movilizaciones populares en defensa de los desempleados, las más emblemáticas fueron las “ñoquiadas” en apoyo a los despedidos del Centro Cultural Kirchner y las movilizaciones hacia el Congreso Nacional.

Ante la consecuente avanzada del Gobierno contra los derechos de los trabajadores, y ante la falta de respuesta a los reclamos, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) anunció para el próximo 24 de febrero un paro nacional y movilización pidiendo el cese de los despidos, la reincorporación de los trabajadores desvinculados y la apertura a negociar las paritarias por encima del 25%, tal como explicó el secretario general de la gremial, Hugo Godoy, en conferencia de prensa.

En una entrevista para el diario La Nación, el nuevo ministro de Trabajo, Jorge Triaca, expresó: “En los últimos tiempos hubo una incorporación de empleados al Estado sin una función específica. Durante los primeros días hubieron muchos fantasmas que ante este escenario ni siquiera vinieron a reclamar por su condición laboral”. El argumento repetido por los funcionarios de Cambiemos dice querer gobernar con una planta estatal más chica como sinónimo de eficacia, pero según los datos de la Dirección Nacional de coordinación fiscal con las provincias (DNCFP) dependiente del Ministerio de Economía; en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires durante el período 2007-2013 -bajo la gestión de Mauricio Macri como jefe de Gobierno- la cantidad de empleados de la Ciudad aumentó un 38.72%, situando a CABA en el segundo lugar a nivel nacional. El primer lugar corresponde a la provincia de Buenos Aires, con un incremento de 24.81%. Si consideramos que Buenos Aires quintuplica en cantidad de habitantes a CABA, el porcentaje se vuelve menor. En la misma línea, la provincia de Santa fe, con una cantidad similar de habitantes a la Ciudad de Buenos Aires solo incrementó un 15.81% la planta estatal en el mismo período.

Según el licenciado en Economía Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), el empleo público durante los gobiernos Kirchneristas creció al mismo nivel que el empleo privado. Analizando los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) con los que cuenta el CESO, en 2015 se registraron 3.928.159 empleados más que en 2003, de los cuales 2.805.467 corresponden a empleo privado y solo 1.122.692 son empleados públicos. Este incremento se debió a que los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner “plantearon políticas para reducir el empleo informal en el Estado, por ejemplo bajando el cuentapropismo. Hubo más Estado porque creció la economía y hubieron más empleados públicos tanto como hubieron más privados”, agrega Asiain.

La justificación a los despidos que repiten los funcionarios del nuevo gobierno nacional es que durante el Kirchnerismo aumentó excesivamente la cantidad de empleados públicos costándole a la Nación millones de pesos. Sin embargo, tal como analiza Asiain con los datos con los que cuenta su centro de Estudios, en 2003 el 11.5% del presupuesto nacional fue destinado a remuneraciones del plantel estatal y en 2015 este número se mantuvo en un 11.6%.

Sin dar números oficiales, un segundo argumento habitualmente esgrimido por la administración de Mauricio Macri relaciona el aumento de la cantidad de empleados con la incorporación de “ñoquis”. Ante esta situación, quienes aún continúan en la planta estatal transitoria o contratados viven con miedo no solo de perder su empleo, sino también de sentirse vigilados por las nuevas autoridades tanto en el ámbito laboral como en el privado ante la posible estigmatización.

Tal es así que varias fuentes consultadas de diferentes organismos estatales -algunos con más de 15 años de antigüedad en su puesto de trabajo- tienen temor de hablar con la prensa para denunciar el acoso laboral que viven día a día. “No somos ñoquis, trabajamos como cualquier otro”, agrega una fuente que pidió no ser revelada por miedo a perder su empleo.

Para Andrés Asiain, esta política de despidos del nuevo gobierno tiene como objetivo el disciplinamiento de los empleados en dos sentidos: “Por un lado, un disciplinamiento político e ideológico para evitar cierta resistencia de los empleados públicos del antiguo gobierno a las directrices nuevas. Y por otro lado, un disciplinamiento económico respecto de las paritarias estatales, para que ante el miedo de perder los empleos los sindicatos no pidan demasiado aumento”. Sin embargo, el disciplinamiento también está dado por la falta de asignación de tareas, tal es el caso de los trabajadores del Programa Conectar Igualdad, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación, quienes no tienen tareas ni coordinador desde el 10 de diciembre y sus casi 80 trabajadores del equipo central y los casi 900 en todo el país asisten a sus puestos de trabajo diariamente, aún en medio de la acefalía y la falta de información permanente.

Al ser consultado acerca de cuál debería ser el tamaño razonable del Estado, el director del CESO entiende que esa es una decisión política y no económica. Existen casos de lo más variados en todo el mundo; desde países africanos con un 10% del PBI destinado al gasto público hasta países europeos desarrollados que le destinan el 40%, “la evidencia muestra que el tamaño del Estado no se relaciona con el nivel de desarrollo. Hay países desarrollados con un Estado grande y países desarrollados con un Estado chico. Países pobres con Estados grandes y países pobres con Estados chicos”, agrega Asiain.

Lo que parece quedar de lado en el debate es hacia dónde se orienta este aumento del gasto público, es decir, a qué áreas del aparato estatal beneficia. Por ejemplo el informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2012”, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que para 2008 Argentina ocupaba un 24% del PBI en gasto público (del cual un 6% se destinaba a educación, el 11% a seguridad social, 2% a vivienda y 5% a salud), porcentaje total que se asemeja al 26% presentan en promedio de los países europeos nucleados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. (OCDE), como por ejemplo Noruega, Dinamarca y Alemania. Al respecto, un informe de CONICET elaborado en 2014 entiende que las políticas de empleo público promovidas por los gobiernos Kirchneristas se deben a “las políticas orientadas hacia la recomposición de la infraestructura económica, el desarrollo científico técnico y la inclusión social”. Si se desagregan los datos del informe, éstos indican que en los años ’80, el el 42% del gasto se dedicó a empresas del Estado y universidades y la mayor porción (58%) al sector administrativo. Luego de las privatizaciones de los años ’90, la crisis económica de 2001 encontró al Estado con un gasto en el área administrativa del 67% y sólo el 33% destinado para empresas Estatales y universidades. Finalmente en los años 2010, con un país en vías de recuperación, el gasto público invertido en empresas estatales y universidades correspondía al 50% y la partida destinada al sector administrativo del Estado el 50% restante.

En resumen, el dinero que destina el Estado para su propio funcionamiento puede ser visto como un gasto o como una inversión. Un análisis meramente estadístico basado en conjeturas de cuántos empleados públicos debería haber, cuántos hay o cuántos había antes implica concebir a los trabajadores como un “gasto”. Por eso, como argumentó Asiain, frente a estos argumentos es necesario identificar a qué sectores fueron destinados los incrementos y tomar en cuenta ciertas políticas concretas como por ejemplo la estatización del sistema de AFJP, el 51% de YPF, la inversión pública en investigación y la creación de ARSAT como apuestas de inversión estatal y no un simple “gasto” de recursos.

La propuesta de achicar la inversión del Estado mediante despidos en el sector público que sostiene el gobierno de Macri a sólo dos meses de asumir la conducción del país, no puede separarse de otras iniciativas como la liberación del dólar, el cese de las retenciones al campo y los aumentos de tarifas que parecen indicar en el futuro una desvinculación del Estado respecto de su rol social. Como explica Asiain: “Cambiemos representa un Estado que no quiere involucrarse en las actividades productivas y financieras sino simplemente dedicarse a la administración, la justicia y la represión. Responde a la bien conocida lógica liberal que dice: todo lo que pueda hacer el privado no lo tiene que hacer el Estado”.

Actualizado 10/02/2016

La leyenda hecha historieta

La leyenda hecha historieta

“Quisimos poner en contexto la leyenda de Antonio Gil con la historia de la lucha de clases, la lucha política y social que se vivía en la Argentina en esa época, pero sin desentendernos de un cierto realismo mágico, asumido por la cultura popular que convirtió al Gauchito Gil en objeto de devoción”, explicó Luciano Zdrojewski, autor junto con  Facundo Teyo de la historieta que retoma la leyenda del santo popular correntino de fines del siglo XIX.

El primer capítulo de la serie de seis salió en el sexto número de la revista Maten al mensajero, una joven publicación mensual de producciones literarias que convoca a numerosas figuras de la pluma, el dibujo y la fotografía.

“Me interesó porque la historia de Antonio Gil surge desde abajo, es contra-hegemónica. Es una persona común, que aprende de su propia experiencia dentro de un destino que no puede cambiar: desaparecer como todos los gauchos a manos de la ley del Estado que se estaba formando”, explica Zdrojewski, profesor de historia y guionista de la historieta. El cómic recupera los hechos históricos que marcaron la vida de este gaucho correntino alrededor de quien años después se generaría una devoción popular.

«La historia de Antonio Gil surge desde abajo, es contra-hegemónica», explicó Zdrojewski.

 

Si bien no existe una historia oficial sobre este personaje sí se tienen varias versiones de su vida. Algunas leyendas lo caracterizan como un gaucho violento y desertor; otras lo describen como milagroso y solidario con los pobres. Pero todas coinciden en que Antonio Gil fue contemporáneo de la Guerra del Paraguay y, como tantos matreros, sufrió a manos de un Estado Nación que se abría paso pisoteando a los pueblos originarios y a las tradiciones gauchescas. La historieta busca enmarcar la historia particular de este gaucho como exponente de una devoción popular que surgió con elementos propios del litoral argentino pero que hoy se extiende a lo largo del país transformando a Antonio Gil en “El Gauchito Gil”: santo y mártir del pueblo trabajador.

Facundo Teyo, ilustrador y colaborador de numerosos medios gráficos, editoriales y agencias de publicidad, comenta que el mayor desafío a la hora de encarar la historieta es poder romper desde los dibujos con la imagen que comúnmente se popularizó del protagonista: “Quisimos mostrar al principio de la serie lo lejos que está ese joven de 20 años del mito final; y cómo evoluciona  hasta transformarse en el personaje que todos conocemos”.

“Quisimos mostrar al principio de la serie lo lejos que está ese joven de 20 años del mito final; y cómo evoluciona hasta transformarse en el personaje que todos conocemos”, definió Teyo.

 

Tal como indica Teyo las viñetas del primer capítulo presentan al personaje como un joven sin barba ni bigotes, nada parecido a las imágenes que abundan en los santuarios construidos por los “promeseros del Gauchito”.  Si bien su historia fue plasmada en libros, canciones o películas, la novedad del formato cómic le imprime un carácter visual que permite fijar en la trama ciertos momentos claves y situaciones de quiebre en la historia del personaje.  “El lenguaje de la historieta es ideal para la historia del Gauchito porque queremos mostrar mucha más acción que descripciones; también porque probablemente el Gauchito haya sido un hombre de mucha más de acción que de palabras”, dice Teyo.

Los autores no consideraron una desventaja la ausencia de una historia oficial sobre Antonio Gil: la transmisión de boca en boca tuvo como consecuencia múltiples versiones sobre la vida de este personaje y eso les permite construir una nueva mirada acerca de su leyenda. “La creencia popular también es una construcción porque no hay nada documentado, entonces las versiones son tan ficticias como la historia que nosotros contamos. Todas las versiones aportan pero si nosotros no quebrábamos la leyenda más tradicional del Gauchito, entonces no podríamos dar una propia”, explica Zdrojewski. “Por ejemplo, el Gauchito era creyente de San la  Muerte y nosotros decidimos no recortarle esa parte porque hace a su personalidad y su riqueza”, agrega Teyo.

«El gauchito Gil se disputa entre su propio egoísmo, su rebeldía, contra su destino y sus acciones,» resalta Teyo.

La historieta desanda el camino que llevó a este gaucho del litoral a convertirse en santo de devoción popular e invita no solo a recorrer una historia, de la cual sabemos ya el final, sino a descubrir que movimientos internos al personaje y externos a él, como el contexto político y social, también propiciaron la construcción de un mito que hoy es ampliamente conocido.

“Nuestra idea no es multiplicar a los creyentes del Gauchito pero sí mostrar un fenómeno que brota de abajo hacia arriba y una creencia que hoy tiene una presencia arrolladora”, destaca Zdrojewski. Asimismo, Teyo considera que la característica más interesante del personaje del Gauchito Gil es su propia contradicción: “Él se disputa entre su propio egoísmo, su rebeldía, contra su destino y sus acciones.  Se equivoca, cae, se levanta, piensa y vuelve sobre sus pasos. A partir de situaciones que atraviesa cambia su accionar. No es un héroe sin debilidades sino un antihéroe, una persona común ante una realidad y un destino adverso y por eso se transforma en un mito popular”.

La revista Maten al Mensajero es una publicación que explora la forma de dar un giro novedoso en historias que son ampliamente conocidas. Ese fue el caso de la serie dedicada al emblemático periodista desaparecido Rodolfo Walsh, que culmina en este sexto capítulo. El número en el que aparece el lanzamiento de la historieta del Gauchito Gil se puede adquirir en los kioscos de diarios y revistas de la Capital Federal y Gran Buenos Aires y en las librerías de todo el país.

“Lo que sucedió ya cambió la política”

“Lo que sucedió ya cambió la política”

“Estoy acá con buenas intenciones, no con desesperación por el poder. Estoy acá porque creo en ustedes”, recalcó Mauricio Macri antes de rematar: “Lo que sucedió ya cambió la política del país”. Cuando el candidato de Cambiemos dio su discurso en el centro de campaña en Costa Salguero aún no se conocían los resultados que sorprendieron no solo al oficialismo sino también a la oposición. Con un 96 por ciento de las mesas escrutadas, Daniel Scioli aventajaba por apenas dos puntos (36 a 34) al todavía jefe de Gobierno porteño, quien logró reducir en casi seis puntos la diferencia que se había dado en las elecciones Primarias. De esta manera recién el próximo 22 de noviembre, cuando se lleve a cabo el balotaje, se sabrá quién será el nuevo presidente argentino.

No obstante, la estrella de la noche fue María Eugenia Vidal, quien dio el batacazo al ganarle por cinco puntos la Provincia de Buenos Aires al jefe de Gabinete kirchnerista Aníbal Fernández. “Hicimos posible lo imposible”, gritó la gobernadora electa que a partir del 10 de diciembre se hará cargo del distrito que concentra a casi el 40 por ciento de los habitantes del país.

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En su discurso, Macri apeló en varias oportunidades a los votantes de los candidatos de Nicolás Del Caño, Margarita Stolbizer y Sergio Massa con el objetivo de seducirlos de cara al balotaje: “Quiero decirles a los que no nos acompañaron que los invito a asumir el protagonismo”, dijo. Y, continuando con la impronta de “peronización” que tuvo su campaña en el último tramo,  completó: “Valoro la lucha del peronismo por los derechos de los trabajadores”.

El candidato también agradeció a los partidos que conformaron al espacio de Cambiemos. Mencionó especialmente al presidente de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz, y , especialmente, a la líder de la Coalición Cívica a Elisa Carrió, ambos rivales en las elecciones primarias. “Lilita, Lilita”, estalló la concurrencia.

Ernesto Sanz, ex candidato a la presidencia por la UCR y posible Ministro de Justicia en un eventual gobierno de Macri, a las 23.50, había reclamado al Gobierno Nacional, en conferencia de prensa “que publique los datos oficiales de la Provincia de Buenos Aires cuanto antes”. Minutos después, el país conocía las noticias que ni el centro de campaña de Cambiemos esperaba: no sólo entraban al balotaje, sino que además Vidal le ganaba a Fernández por cinco puntos en una provincia que el peronismo gobernaba desde 1987.

Durante la primera tarde, en el centro de campaña  de Mauricio Macri, la idea de una segunda vuelta parecía cercana pero los dirigentes eran cautos en arriesgar números concretos, pese a que en las pantallas gigantes del predio podía leerse claramente el hashtag #HayBalotaje. Marcos Peña, coordinador de la campaña de Macri, fue el primero en asegurar categóricamente que habría una segunda vuelta, mientras no había ningún dato oficial ni información en el resto de los comandos de campaña de las restantes fuerzas políticas.

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Minutos antes de las 19, la ex candidata a presidente por la Coalición Cívica, Elisa Carrió, habló con la prensa: “Será un balotaje histórico, Mauricio Macri es el próximo presidente” y agregó: “Es mentira que había tres candidatos, siempre hubo dos”.

Poco después, subieron al escenario el jefe de Gobierno porteño electo, Horacio Rodríguez Larreta, acompañado por el intendente de Vicente López Jorge Macri y Sanz: “Este balotaje significa haberle dado equilibrio al sistema democrático”, subrayó el radical.

Las expectativas eran -para todos- tan distintas a los resultados, que los periodistas le preguntaron a Rodríguez Larreta si Macri evaluaba bajarse del balotaje. El dirigente del PRO, entre risas, contestó que fueran a realizar esa pregunta al Frente para la Victoria.

En exclusiva para ANCCOM el Rabino Sergio Bergman reflotó el debate sobre la tardanza de los datos oficiales: “Sólo nos queda tener paciencia porque el Gobierno Nacional no tomó la decisión de cambiar el sistema de votación. Un dirigente que quiere ahorrar incertidumbre a la gente lo haría, pero si pensás en tus clientes antes que en la gente, quizás no. Es una manera lamentable de usar la política para el mal, en lugar de para el bien”, declaró. Ya el candidato a presidente por Cambiemos, Mauricio Macri, había anunciado luego de emitir su voto por la mañana que se comprometería a garantizar en la segunda vuelta el voto con boleta electrónica, pero no precisó de qué manera.

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Pasadas las 20, la candidatas a vicepresidenta, Gabriela Michetti, llegó al escenario acompañada de Vidal. “Estamos ganando en docenas de municipios así que no aflojen. Cuenten los votos uno por uno”, pidió y señalando a su compañera aseguró: “Tenemos una candidata de lujo”. Inmediatamente, comenzaron los gritos: “Ahora, ahora, Vidal gobernadora” y “Hay que saltar, hay que saltar, para Mauricio, el balotaje”.

Michetti y Vidal decían ante las cámaras que iban a ser prudentes y respuetuosas hasta la llegada de los resultados oficiales. Sin embargo, la alegría las desbordaba. “El cambio se está haciendo realidad”, repetían mientras sonaba de fondo la canción “Fue lo mejor del amor”, de Rodrigo.

Pasadas las 23 todo el equipo de Cambiemos subió al escenario. Las primeras en agradecer fueron nuevamente María Eugenia Vidal y Gabriela Michetti, esta última dio paso a las palabras de Mauricio Macri quien luego de los agradecimientos de rigor plantó bandera de cara a la segunda vuelta: “Yo les dije que este día iba a empezar una revolución de alegría en la Argentina porque todos juntos aceptamos vivir el desafío de construir la Argentina que merecemos”.

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Brigadas metálicas

Brigadas metálicas

La tercera edición de la Feria del Libro Heavy Metal de Buenos Aires se realizó  el sábado 3 de octubre en el Centro Cultural La Imaginería de Boedo. Según relató su organizador Sergio “Gito” Minore, la idea surgió a partir de una mesa debate sobre este género, convocada en 2012: “Al organizarla veíamos que nos quedaba chica la mesa porque cada vez había más y más autores para invitar. Pensábamos: si invitamos académicos y escritores no podemos dejar afuera a los artistas plásticos, y si vienen ellos que también vengan los de los sellos independientes y los músicos, y también quienes hacen remeras, pulseras y toda la parafernalia heavy”, recuerda.

El centro cultural de la calle Treinta y Tres Orientales sonaba a metal. Bajo la autopista, el eco de los hierros en movimiento marcaba el ritmo para el armado de los puestos. Casi sin espacios libres, se preparaban para su exhibición los más variados objetos: pulseras de tachas, infaltables; pero también libros, revistas y fanzines. Según comentó Minore, “el hecho de que sea una feria surge como un espacio de intercambio de productos afines al Heavy Metal: libros, remeras, artesanías, discos pero también apela al intercambio de capital intelectual”. No es la simple reunión sino un lugar de difusión y discusión sobre cuestiones importantes acerca del Heavy en el país, “queremos darle legitimidad a un género y a un estilo literario que  fue bastardeado por el estatus quo durante mucho tiempo”, agregó.

Feria Heavy Metal. Fotos Florencia Ferioli / ANCCOM

La tercera edición de la Feria del Libro Heavy Metal de Buenos Aires se realizó el sábado 3 de octubre en el Centro Cultural La Imaginería de Boedo.

En simultáneo con las calaveras, adornos y esculturas de hierro, discos emblemáticos y cuadros en exhibición, se desarrollaron presentaciones de libros y charlas debates. En especial en esta edición, se proyectaron dos trailers de películas próximas a estrenar: “Sueños de Rock”, de Alexis Jorquera y  “Sucio y desprolijo”, de Paula Álvarez y Lucas Calabró. También se armaron mesas sobre medios alternativos en la difusión del Heavy, la historieta y el Heavy Metal -a cargo del ilustrador Isidoro Reta- y la recepción del Heavy en la Academia, con la presencia de Emiliano Scaricaciotti y Gustavo Torreiro, miembros del Grupo de Investigación Interdisciplinario sobre el Heavy Metal Argentino (GIIHMA). Ambos dictaron, hace unos meses, un seminario afín a este género en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A).

Feria Heavy Metal. Sergio Mignore (alias Gito), autor del libro Cultura Mediatica 2. Fotos Florencia Ferioli / ANCCOM

«Al organizarla veíamos que nos quedaba chica la mesa porque cada vez había más y más autores para invitar» relata Sergio Minore (alias Gito), autor del libro Cultura Mediatica 2 sobre la Feria Heavy Metal.

Un momento esperado por la gran concurrencia fue la mesa dedicada al rol de la mujer en el heavy metal argentino, coordinada por Minore junto a tres exponentes femeninas de diferentes actividades: la guitarrista Carina Alfie, quien integró numerosas bandas y participó en el último disco de Ricardo Iorio;  Nuna Calvo, escritora especialista en rock y heavy metal, académica y becaria del CONICET; y la periodista Myriam Onchimiuk, quien  además administra las páginas web de diferentes bandas del Heavy nacional. El debate disparó una premisa: en el origen del Heavy Metal mundial se tomaba a la mujer como un objeto de adorno, como ideario masturbatorio. Con el paso de los años, algunas concepciones fueron puestas en duda, dice Minore: “Veíamos que ese estereotipo femenino no se correspondía con lo que eran nuestras mujeres del heavy, se difundía su figura en un rol prostibulario, se las mostraba en tetas en las tapas de los discos. Era una imagen muy pasiva, ni  como consumidora ni como hacedora de heavy metal”. Las tres invitadas coincidieron en que pese a este preconcepto, las mujeres dentro del heavy nacional participaron siempre desde un lugar activo -lejos de la concepción arcaica de la groupie-, como verdaderas protagonistas, sea tanto sobre el escenario como en la organización de recitales o en la difusión de discusiones académicas sobre el género. Ellas mismas dieron testimonio de accionar junto a la numerosa concurrencia femenina que había entre el público.

Los participantes circulaban entre stands que exponían los más variados productos -siempre bajo la temática Heavy-, inundando de remeras negras la sede del Centro Cultural. En ese escenario se conjugaba el estereotipo del metal, del que si bien los organizadores no reniegan,  tampoco se contentan con aparecer identificados solo con una calavera hecha de hierro, una remera de Hermética, un CD de Malón o una serigrafía de Iorio.

Feria Heavy Metal. Fotos Florencia Ferioli / ANCCOM

Casi sin espacios libres, se preparaban para su exhibición los más variados objetos: pulseras de tachas, infaltables; pero también libros, revistas y fanzines.

El heavy metal argentino fue hijo maldito de la banda británica Black Sabbath, sin embargo grabó a fuego y metal su identidad nacional. No remitió a la oscuridad de aquellos años, siguió su estética, su marca, sus notas musicales pero habló del Pibe Tigre, del gil trabajador, del hipotecado, de la resistencia y la Nación. Así también lo entiende Minore: “La temática del Heavy nacional, por las características históricas en que surgió, fue siempre de denuncia y de retrato social crítico. En cambio, en Estados Unidos viró al placer sensual y en Europa hacia temáticas más escapistas, entorno a lo mágico como demonios, hadas o espadas”.

Por estas particularidades, la reivindicación metalera propone entender al Heavy local como fuente de debates y capital intelectual legítimo dentro de la cultura nacional. Como describe Minore, en un principio y por desconocimiento al Heavy se lo veía como violento u oscuro; pasado un tiempo (y con la lamentable ayuda de los medios de comunicación) esa concepción viró hacia la ridiculización: se difundió una idea del metalero-idiota que sólo grita, poguea y mueve la cabeza.  “Ahora estamos empezando a aparecer de verdad, el estereotipo ´violento´ de los años 80 o 90 quedó en el ideario y sólo persiste como una imagen para ridiculizar, (por ejemplo el gordo heavy en la publicidad de Anaflex). Pero por suerte esto se está reformulando gracias al trabajo constante de nuestra parte alrededor de la cultura metálica”, reconoce Minore.

Feria Heavy Metal. Fotos Florencia Ferioli / ANCCOM

“La temática del Heavy nacional, por las características históricas en que surgió, fue siempre de denuncia y de retrato social crítico. En cambio, en Estados Unidos viró al placer sensual y en Europa hacia temáticas más escapistas, entorno a lo mágico como demonios, hadas o espadas”, relata Minore.

Promediando la jornada, se presentó el libro Cultura Metálica 2, de Clara Beter Ediciones, que resume las ponencias de la Feria del Libro del año pasado: “Lo consideramos como una especie de libro de actas respecto de las exposiciones y debates que se desarrollaron en este mismo espacio”, explica Minore y agrega que harán lo mismo en esta edición para aportar a los debates sobre el género, procurando que no se pierdan las temáticas a abordar, que puedan continuarse, discutirse y reformularse con el tiempo.

Ya entrada la noche los asistentes se congregaron hacia lo que finalmente es su razón de ser: la música. Como un ritual santo en el que los fieles esperan el alimento divino, el cierre de la Feria tuvo como broche de oro el acústico en vivo de Aonikenk, banda neuquina de gran difusión. Las calaveras, las tachas y el cuero resplandecieron más que nunca. Hundido bajo el frío cielo de cemento, autopista mediante, un eco lejano se oye orgulloso: “Aquí estamos, aquí seguimos: las brigadas metálicas”.

Chicos hiperactivos: ¿Es un trastorno?

Chicos hiperactivos: ¿Es un trastorno?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición que poseen entre el 6 y el 7 por ciento de la población argentina, según la Fundación TDAH. La entidad calcula que en el ciclo primario argentino dos niños en cada grado cursan con este problema. Sin embargo, las escuelas todavía parecen reticentes a trabajar con ellos de manera integrada. A más de una familia que se encuentran en esta situación, los directivos les sugieren pasar a sus hijos a otra institución “que esté más preparada para lidiar con él”. De esta manera, estos chicos pasan de establecimiento en establecimiento sin encontrar una solución para mejorar su rendimiento escolar.

Medicar a niños y niñas como modo de reprogramar conductas consideradas “fallidas” es el camino que eligen algunos médicos, en medio de una red que incluye a psicólogos, maestros y padres. El manual que los orienta es el famoso DSM, un documento concebido en Estados Unidos que se aplica en casi todo el mundo con la fuerza de una ley. El texto define los trastornos mentales y establece una clara separación entre las conductas que se consideran normales y aquellas que que no. La socióloga e investigadora del CONICET Eugenia Bianchi plantea que, a partir de un determinado momento, todo lo anormal empezó a ser interpretado como patológico, y por eso la vía de la medicalización apareció como la “solución” a muchos problemas.

Para el manual DSM todos los problemas de la infancia y la adolescencia  (autismo, hiperactividad, falta de atención y de concentración) tienen una raíz biológica o genética. Cualquier conducta que se aleje del patrón “normal” es interpretada en términos de trastorno. La punta del iceberg es el famoso TDAH, que muchas veces es diagnosticado cuando un chico se muestra inquieto o desatento. Lo que este manual no tiene en cuenta son los factores sociales, ambientales, familiares y los contextos en los cuales los niños y niñas crecen y se desarrollan. La psicóloga Gabriela Dueñas es uno de los mayores referentes a nivel nacional en el tema y ha escrito varios libros al respecto. Según ella, “el manual DSM dice explícitamente que a ninguno de estos trastornos hay que buscarle variables de carácter vincular, ligados a la crianza o a lo pedagógico escolar. O sea, padres y maestros: ustedes no tienen nada que ver con los chicos que hoy tenemos, ellos nacieron con deficiencias en los neurotransmisores de origen genético. Esto es muy funcional porque te corre del lugar, te des-involucra, te des-responsabiliza y más bien te pone en el lugar de ser una víctima de lo que te tocó: que te naciera un chico con estas fallas”.

En Argentina, la actual Ley de Salud Mental es el resultado de una larga lucha para ajustar la normativa a una visión más amplia de los conflictos en la infancia y juventud. Lo que se buscaba era no seguir el camino planteado por el DSM.  La norma sancionada en 2013 se posiciona a nivel mundial como una ley de avanzada.

Déficit de atención en infancia, Ciudad de Buenos Aires. 30 de agosto. Fotos Rocío García/ANCCOM

«El TDAH no tiene ningún marcador bioquímico ni genético», asevera el neurólogo León Benasayag.

¿Existe?

León Benasayag es médico neurólogo de niños y adultos y postula que uno de los trastornos más diagnosticados en la infancia, el TDAH (o déficit de atención), simplemente no existe. “El TDAH no tiene ningún marcador bioquímico ni genético; la prueba de que no existe está en que el diagnóstico se hace con una prueba llamada Test de Conners, donde lo único que se le pregunta al padre es si el niño es inquieto o desatento. Con esa base, lo que se hace es vender anfetaminas. Entonces los padres quedan contentos porque la intranquilidad del chico está originada por una causa genética, y todos los demás factores desaparecen”. Benasayag dice que el déficit de atención, más que un trastorno, “es una entidad que sirvió para justificar diagnósticos falsos, criterios medicamentosos, psicopedagógicos y psicológicos, de una industria que mueve millones de dólares”.

Graciela Del Valle, psicopedagoga desde hace 27 años, coincide con León Benasayag. Ella explica que existen variadas alternativas de tratamiento que no implican fármacos y sugiere: “el síntoma necesita ser interpretado, no acallado. Una buena terapia individual y familiar –desde el punto de vista psicoanalítico- es prioritaria, así como consultar a pediatras que descrean de la medicación, para evitar que esos niños lleguen a convertirse en futuros farmacodependientes”. Por lo pronto Del Valle también propone que los niños con desordenes de atención concurran a escuelas con matrícula reducida, sin alta exigencia académica “que sea inclusiva y tolerante para dialogar con la familia y los profesionales que atiendan al niño con el objetivo de pautar en conjunto horarios, expectativas y estrategias de enseñanza acordes al tratamiento”.

El problema es que, según profesionales que investigan la temática, en la práctica sucede algo muy distinto a los ideales de la ley. Muchas veces se aplica la visión biologicista del DSM. Escuchar a los chicos y chicas y no etiquetarlos con siglas es uno de los objetivos de los opositores al manual. Para ellos, la información genética es un dato más y no como un hecho irreversible. La psicologa Gabriela Dueñas plantea que “tenemos que ser muy prudentes cuando patologizamos conductas en la infancia porque eso puede hacernos creer, erróneamente, que la infancia es algo determinado genéticamente, cuando sobran evidencias científicas, incluso desde el campo de las neurociencias y de la genética, de que la niñez es pura construcción y pura posibilidad”.

Siguiendo los pasos del manual, los chicos terminan etiquetados. Dueñas dice que “entonces para tenerlo en la escuela común, se requiere de un certificado de discapacidad, un acompañante terapéutico, una maestra integradora. Todo esto hace que el niño termine señalado como “el enfermo” o “el discapacitado”. Hay un dato interesante sobre el aumento de solicitudes de certificados de discapacidad mental en niños en los últimos años por trastornos mentales. La fuente es en base al registro nacional de personas con discapacidad. Por ejemplo, en la franja etaria de chicos de 5 a 9 años, en el año 2009 se solicitaron 25 certificados de discapacidad mental; en el 2010 la cifra subió a 2.234 solicitudes; en el 2011 se solicitaron 4.381 certificados; en el 2012 fueron 7.469 solicitudes; en el 2013 se solicitaron 10.325; y en el 2014 se tramitaron 12.285 certificados. Si nosotros no advertimos esto y no hacemos algo, dentro de muy poco vamos a tener una sociedad conformada por trastornados mentales. Es una auténtica epidemia y va en aumento, de la mano del aumento de la importación de drogas y la venta de drogas psicoactivas para niños”.

Argentina tiene una Ley de Salud Mental  avanzada y, además, participa hace cuatro años de la campaña mundial “STOP DSM”, que se sostiene en España, Portugal, Francia y Brasil, y a la que han suscripto diferentes asociaciones profesionales en el país. Bianchi afirma que “desde un posicionamiento de defensa del derecho a la salud y a la salud mental en los niños, estas asociaciones denuncian que la utilización del DSM para el diagnóstico de las denominadas ‘patologías mentales infantiles’, constituye, además de una violación a la Ley Nacional de Salud Mental, una contravención a la Convención Internacional de los Derechos del Niño”.

¿Quién se hace cargo?

Por su parte, los niños TDAH tampoco reciben respuestas de las obras sociales, dado que no cuenta con cobertura para todos los casos. Esta situación dificulta  la continuidad de los tratamientos, que generalmente implica gabinete psicológico-psicopedagógico,  maestras integradoras, consultas neurológicas, terapia familiar y en algunos casos medicación.  En 2014, los diputados Julio Martínez y Héctor Olivares presentaron un proyecto de ley en el Congreso Nacional para asegurar la gratuidad de los tratamientos por TDAH pero un año después aún no se ha trabajado ni siquiera en comisiones.

Hace cuatro años se sancionó en Mendoza la ley que crea el Programa Provincial de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Esta ley fue tomada como modelo para el proyecto impulsado por los diputados Martínez y Olivares, que propone un plan de acción nacional basado en la promoción, detección precoz y tratamiento con el objetivo de mejorar el rendimiento de los chicos en el aula  y “garantizar al niño TDAH el acceso a una educación acorde con sus capacidades y habilidades, que le permita insertarse en su medio social y desarrollar sus potencialidades cognitivas”. Esto implica, tal como lo detalla el documento, que se inscriba al tratamiento del TDAH dentro de las prestaciones del Programa Médico Obligatorio (PMO) para obras sociales y empresas de medicina prepaga de nuestro país. De esta manera se garantizaría la cobertura a estos niños y sus familias.

Lo cierto es que en la actualidad los padres de niños TDAH no solo deben luchar contra las instituciones educativas que son reticentes a recibir a sus hijos, sino también enfrentarse a las obras sociales que evaden la responsabilidad de cobertura de estos tratamientos. Al respecto, el diputado Martínez aclara: “El espíritu del proyecto es que se incluyan todos los tratamientos disponibles al momento en que se sancione la ley y que el Ministerio de Salud pueda ir reglamentando cuales se incorporarán al Programa Médico Obligatorio, lo cual siempre involucra un proceso de negociación con las obras sociales y prepagas”.

Graciela Bartomeo, psicopedagoga que dirige la Fundación TDAH, indica que no todos los diagnósticos de déficit de atención tienen como tratamiento la medicación. Afirma que existen otras alternativas basadas en tratamientos “multimodales”, donde se integra un médico clínico, consultas neurológicas, gabinete psicopedagógico y psicológico así como herramientas de focalización del niño tanto en la escuela como en el hogar: “Son tratamientos largos y si los padres no tienen la posibilidad de que alguien les dé una mano con los costos, finalmente se abandonan”, aclara.

Bartomeo opina que esta inacción se debe a que el problema en los niños no es visible: por ejemplo se procura que los niños con síndrome de Down, problemas motrices o hipoacúsicos no asistan a escuelas especiales sino que sean integrados a las aulas normales,  “pero al no tener síntomas físicos evidentes, el alumno con TDAH cursa como un maleducado, un caprichoso o un vago y no se lo toma como alguien con un trastorno”.

Según la psicopedagoga,“los niños con déficit de atención deben cursar en escuelas normales ya que este trastorno no es considerado una discapacidad”. Las características de este trastorno son muy diversas, en términos generales se trata de un problema neurobiológico innato y con una carga genética importante, persistente a lo largo de la vida. EL TDAH afecta en el rendimiento escolar debido a la corta capacidad de atención de los chicos que, a su vez, manifiestan escaso control de los impulsos, baja autoestima y dificultades de adaptación.

hospital de niños, ciudad de Buenos Aires, 20 de julio de 2015

«Al no tener síntomas físicos evidentes, el alumno con TDAH cursa como un maleducado, un caprichoso o un vago y no se lo toma como alguien con un trastorno”, expresa la responsable de la Fundación TDAH.

Dos chicos por aula

La Fundación estima que en cada aula de escuela primaria hay por lo menos dos niños que presentan esta condición, advierte, además, que por desconocimiento de las autoridades escolares, los niños con TDAH son estigmatizados como alumnos caprichosos. En verdad, por la patología enfrentan diariamente dificultades para mantener la concentración, son desorganizados, se distraen fácilmente, olvidan las cosas y suelen tener baja tolerancia a la frustración.

Liliana Schre y Mario Benítez son los padres de Juan Gabriel, de 7 años, quien fue diagnosticado con TDAH y desde ese momento asumieron la tarea de buscar el tratamiento adecuado. La madre comenta que por falta de información institucional las escuelas no tienen conocimiento acerca de este trastorno: “Las maestras no están capacitadas para tratar con chicos como Juan, no saben cómo lidiar con ellos, lo único que quieren es sacárselo de encima”. Pese a seguir un tratamiento, Juan y otros niños se ven obligados a responder a las expectativas académicas sin tomar en cuenta las dificultades que conlleva este trastorno. Los maestros -agrega- suelen sugerirles a los padres proceder con más límites en la casa, más atención a las tareas y mayor exigencia en la conducta, cuando en realidad se necesita un tratamiento que combine estrategias diferenciales en el aula y contención psicológica, además de la obvia tarea de guiar y contener al niño en el ámbito familiar. Para la especialista, elevar la exigencia no resulta bueno para estos niños y termina por perjudicarlos: “Se debe trabajar en conjunto pero hay que resolver lo que es de la casa en la casa y lo que es de la escuela en la escuela”, subraya Schre.

En términos generales, los desórdenes de atención comienzan a hacerse evidentes en la edad escolar. Según Bartomeo, “la gran mayoría de las consultas que se reciben en la Fundación son por sugerencia de la escuela”. No obstante,  las autoridades escolares parecen no tener información suficiente sobre el TDAH que permita garantizar a estos niños una educación integrada, ya que hoy no existe en nuestro país una ley nacional que establezca cómo debe brindarse este tratamiento ni tampoco qué medidas debe tomar el sistema educativo para poder trabajar con ellos.

Los padres que consultan sobre TDAH se encuentran con muchas contradicciones tanto en el tratamiento como el diagnóstico.  Pareciera que según quien evalúe al niño los pronósticos varían y las familias quedan presas de diferentes opiniones según el profesional al que concurran. Liliana Schre explica que ya en jardín de infantes las maestras de Juan la citaban constantemente para comentarle situaciones en que el niño no se comportaba: “En salita de 4 su señorita me dijo que lo notaba disperso, que no se quedaba ni cinco minutos sentado en su sillita. Ahí lo llevé al pediatra y éste me derivó con una neuróloga. Ella a partir de unas pocas preguntas y sin mandarle a hacer ningún estudio lo diagnosticó y me dio una orden para consultar un psicólogo”, situación en la que continuó durante seis meses, en lista de espera y con las seis sesiones autorizadas por su obra social, “le bastaron sólo cuatro sesiones al psicólogo para decirme que la neuróloga estaba loca, que Juan no tenía nada y que su comportamiento era una respuesta a la falta de límites, así terminamos el jardín, sin saber nada en concreto”.

Mientras tanto, los niños se escolarizan mal, se frustran, no sociabilizan y son estigmatizados. Los padres se frustran también, pierden las esperanzas y obtienen como única solución cambiar a su hijo de escuela, una y otra vez, rogando encontrarse con una maestra comprensiva y abierta a escuchar las recomendaciones de los profesionales en el tema.

Bartomeo indica cómo puede ser la reacción de los padres al saber que tienen un hijo TDAH: “Hay algunos padres que no le dan importancia al diagnóstico pero la gran mayoría primero se asustan y no entienden, pero finalmente te dicen con alivio: ‘¡Por fin sabemos que tiene!´ Porque no hay nada peor que no saber qué le pasa, verlo sufrir y no poder ayudarlo”.

Liliana Schre y Mario Benítez pasaron por momentos como este:  Juan Gabriel toma medicación hace poco pero también el tratamiento se compone de maestra integradora, reducción de horario escolar, psicólogo y, por supuesto, trabajo y contención en la casa. Pese a todo, los papás de Juan comentan que desde afuera sólo salta a la vista el tema de la medicación y resulta complicado explicar a quien no convive con un niño TDAH lo arduo que es el día a día: “Es súper difícil, parece pecado darle medicación a un chico. Todos piensan que a nosotros nos encanta medicarlo, me tratan de intolerante, de loca y me acusan de que quiero ver a Juan ‘dopado’. A Juan nada lo tranquiliza, se levanta y se acuesta hiperactivo, hace deporte y sigue igual. A la gente le encanta juzgarnos pero nadie se pone en nuestra situación”.

Ante el vacío institucional y la poca información sobre el tema, Schre decidió hace un tiempo abrir un grupo en Facebook para compartir experiencias con otros papás de niños con TDAH: “TDAH y yo – Argentina”. De esta manera, pueden ayudarse mutuamente en temas cotidianos y tener un respaldo aunque sea virtual a una situación en la que, por un lado, no son escuchados por la instituciones, y por otro, se ven juzgados por gran parte de la sociedad. El tratamiento para personas TDAH  es largo y como explica Bartomeo “no existe una cura porque no es una enfermedad, sino que se controla con el tiempo”,  y aclara que suele verse a la medicación de los niños como una medida fácil pero en realidad sólo se recomienda en situaciones graves, ya que en casos más leves se apunta que el paciente pueda focalizar y evitar perder su atención mediante diferentes técnicas psicopedagógicas que la maestra y el niño deben pautar en el aula. Esto sumado al seguimiento psicológico y familiar permite “reeducar al paciente y en la gran mayoría de los casos se logra cubrir las falencias naturales”.

 

Actualización 30/09/2015