Los vuelos de la vida

Los vuelos de la vida

El helipuerto Baires Madero se encuentra en la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, a metros de la Reserva Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires y al lado del barrio Rodrigo Bueno. El camino a la entrada parece no tener final, las veredas comienzan a achicarse, el humo de los camiones inunda el ambiente. Se observan montañas de basura y unos cuantos autos abandonados. Desde Avenida España al 3200, se llega a ver la central Helicenter, y allí, subiendo una escalera, está el despacho donde se alojan los médicos y operarios del Escuadrón Aéreo del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME).

La tripulación está formada por el piloto Eduardo Forgan; Javier Revilla, técnico operativo que durante el vuelo y en la escena colabora con el médico al momento de la asistencia; Pablo Martínez, médico emergentólogo, y la médica aeroevacuadora María Sol Budic. Además, de cada operativo participa Juan Noir, uno de los coordinadores del SAME, jefe del equipo médico y, a la vez, enlace del Escuadrón Aéreo con el resto del SAME. Es el encargado también de la programación de los servicios, el control de las habilitaciones y licencias del personal, la realización de los cursos, la documentación y el contacto entre otras áreas o instituciones para que la operación sea fluida y sin inconvenientes. El equipamiento con el que cuentan incluye capacidades de Unidad de Terapia Intensiva Móvil y asistencia primaria para el paciente politraumatizado.

El SAME se creó en 1991 como una fusión entre lo que era el Centro Informativo y Permanente para Emergencias y Catástrofes, la Dirección General de Material Rodante (ambulancias) y la Dirección General de Atención a la Salud (coordinación médica). Hoy depende del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad, específicamente del Área de Emergentología. El SAME aéreo tuvo su primera atención el 8 de diciembre de 2010 y desde ese momento a la actualidad realizó más de 3.500 auxilios. Dispone de dos helicópteros que pertenecen a la empresa privada Modena Air Service –que brinda mantenimiento y tripulación–, mientras que el SAME aporta equipo médico, insumos y combustible.

Asimismo, posee bases operativas para aterrizar en diversos hospitales porteños: Santojanni, Pirovano, Tornú, Fernández, Rivadavia, Argerich, Penna, Vélez Sarsfield y Durand. Sin embargo, la idea de operar con helicópteros sanitarios en la Ciudad no fue fácil: muchos establecimientos no tienen todos los elementos para asistir a un paciente, el recurso humano es escaso y los problemas de tránsito complejizan todo. “Llegábamos a un incidente en la autopista y no nos identificaban como un recurso sanitario, pero con el tiempo las personas se fueron acostumbrando y se los fue capacitando, al punto que hoy cortan el tránsito para que podamos bajar”, cuenta Juan Noir.

 

La mayor virtud del SAME aéreo es la rapidez de los helicópteros: el tiempo promedio entre el ingreso del llamado hasta el despegue es de tres minutos y el máximo para cruzar la Ciudad de extremo a extremo es de cuatro, o sea que en un máximo de siete minutos arriba al lugar del incidente.

El SAME aéreo tuvo su primera atención el 8 de diciembre de 2010 y ya realizó más de 3.500 auxilios.

Un día de trabajo

Son las 7 y la tripulación chequea el helicóptero. Se comprueba el equipamiento médico y se verifica qué hospitales cuentan con todas las condiciones para recibir traslados ese día. La misión comienza con el llamado de auxilio al 107, la central operativa interroga sobre todos los datos y ubicación mientras, en simultáneo, se transmite el requerimiento a la Base Baires Madero. Se activa la alarma, el piloto pone en marcha la nave, el técnico geolocaliza el punto de aterrizaje y el médico recaba datos del auxilio pertinentes para la operación. “Tiene que estar en vuelo dentro de los tres minutos que se hace el llamado. A partir de ese instante, el personal presente en la escena corta el tránsito y allí descienden el médico y el técnico para atender a la persona. Pasa de todo: aparecen motociclistas que ayudan a parar el tráfico, gente que no se corre cuando ve que estamos por aterrizar y hasta pacientes que se han negado a subir, todo ocurre en cuestión de minutos”, comenta Eduardo “Bugy” Forgan, el piloto de helicóptero con más experiencia del país.

Si bien se busca minimizar los tiempos y atender a todas las vidas humanas, los helicópteros pueden transportar dos pacientes y uno para asistir en el momento. La tripulación pone en riesgo su vida. “Uno de los eventos más fuertes fue la explosión de la perfumería Pigmento en Villa Crespo: dos bomberos murieron y otros dos resultaron gravemente heridos, esa fue la que más nos afectó porque las víctimas eran parte de nuestro equipo”, recuerda María Sol Budic. Según Javier Revilla, copiloto del equipo, “la tragedia de Once en 2012 fue muy complicada también”. En aquel accidente, 52 personas murieron, hubo más de 600 heridos y muchos de los pasajeros atrapados fueron trasladados por el SAME aéreo. Fue un antes y un después para el escuadrón ya que los centros asistenciales más cercanos estaban ocupados y se vieron obligados a organizar a los pasajeros. La rapidez con la que llegó el equipo de rescate fue vital.

Ese miércoles 22 de febrero, a las 8.29, entró la llamada del 107. “Base aérea ¿me escucha? –dijo el operador–. Tenemos un accidente en la terminal de Once, parece haber colisionado una formación de tren con principio de incendio y gente atrapada”. “Estamos yendo con varias unidades”, respondió un minuto después el director del SAME Alberto Crescenti. Automáticamente, desde el Móvil 1 se cursó la alerta roja a todos los hospitales porteños y las camas se agruparon para atender los heridos. “Nos encontramos con múltiples víctimas en el hall, en los andenes de la terminal, pero fue peor cuando entramos: el grueso de los heridos, 120 personas atrapadas en 6 metros”, rememoró Revilla. De inmediato, colocaron en la estación una bandera roja para pasajeros de atención inmediata, amarilla para monitoreo hasta el lugar de traslado y verde para equipos de psicólogos y psiquiatras. A las 8.36, llegó el SAME aéreo.

Desde el llamado de emergencia hasta que llega al lugar del incidente, el helicóptero tarda como máximo siete minutos.

La pandemia intensificó el trabajo de la tripulación. “Es más incómodo por el equipo de protección personal y el trabajo invade parte de nuestras vidas. Hubo médicos que prefirieron no convivir con la familia por temor a contagiarse, pero se trabajó igual”, afirma Noir. Durante el año pasado, el SAME se adaptó a nuevos protocolos: se asistió a pacientes en hospitales y ambulancias y se evacuaron geriátricos con las medidas de higiene, pero no estando vacunados. El emergentólogo Pablo Martínez menciona que se incorporó la telemedicina: “Es una asistencia mediante video que puede valorar signos del paciente para darle solución a su necesidad, se pueden dar instrucciones hasta el arribo del móvil, indicaciones de RCP, asistencia psicológica, o en casos de incidentes con múltiples víctimas, dar un mayor panorama a la central operativa para el manejo de la escena”. Según la página oficial del SAME, en 2020 recibieron cerca de 800 mil llamados de los cuales 296 fueron derivados al servicio de telemedicina.

En los primeros 100 días de 2021, con un promedio diario de llamadas de entre 2200 y 4500, el escuadrón aéreo realizó más de 100 operativos asistenciales, aunque más allá de los números que avalan la alta capacitación de sus integrantes, hay que destacar su calidez humana. Pero ya no hay tiempo para más preguntas. Suena el teléfono y el equipo tiene que salir volando.

«No sé si soy el único rarito»

«No sé si soy el único rarito»

Matías Fenández Burzaco tiene 22 años, estudió periodismo deportivo, cursa talleres literarios y actualmente relata sus propias vivencias. Pasó de los relatos y crónicas de partidos de fútbol y básquet, a hacer periodismo y literatura sobre sí mismo. Al parecer, lo que comenzó en travesuras, salidas de boliche y fumar con sus amigos, lo llevó a protagonizar su propia historia con esta peculiar mirada.

Matías sufre fibromatosis hialina juvenil, una enfermedad que padece menos de un centenar de personas en el mundo y que se manifiesta con un exceso de piel que invade el cuerpo por dentro, por fuera y genera bultos redondeados que le impiden caminar o realizar algunas actividades diarias. En Formas propias: diario de un cuerpo en guerra  (Mirada crónica, Tusquets), desde el humor negro pero tambien desde la tristeza, Matías demuestra que las vivencias que le ocurren entre la cama y la silla de ruedas lejos están de ser estáticas. ANCCOM dialogó con el joven respecto su evolución en la escritura y detalló los desafíos que implica escribir sobre sí mismo.

¿Cómo empezó tu pasión por la escritura? Entiendo que al principio escribías letras de rap o crónicas deportivas, pero ahora publicás libros. ¿Cómo fue ese proceso?

La pasión no se si se empieza, tal vez la descubrí cuando mi mamá me obligó a terminar la secundaria. Yo venía medio barrilete, yendo a boliches, fumando faso con mis amigos. Hacía travesuras de pendejo y no estudiaba, solo aprobaba porque me copiaba y mi ayudante me daba una mano sin estudiar. Cuando aprobé las dos materias que me faltaban, mi mama me anotó en ETER, para estudiar periodismo, porque vio que me gustaba relatar los partidos de la play del FIFA y porque veía que leía noticias sobre deportes de medios internacionales. Al entrar a la facultad se dieron cuenta de que escribía corto y conciso para las redes sociales pero a mí eso no me representa; me gustaba escribir historias largas y empecé a escribir retratos, perfiles periodísticos y crónicas de otros personajes ligados al deporte o no. Me fui metiendo entre el periodismo y la literatura pero también, desde el secundario, con el rap que es poesía con ritmo: siempre me interesó la musicalidad de las palabras.

– Cómo fue escribir sobre vos mismo? ¿Con qué cuestiones te enfrentaste y cómo se vincula esto con tu humor y autopercepción?

Fue bastante complejo, jugado, vertiginoso, hasta divertido y también muy triste. Pasé por varios estados, lo enfrenté con picos de angustia, de mucha alegría, de pronto me angustiaba porque creía que mi historia no iba a generar interés o no tendría la información necesaria para escribir este libro. Sin embargo, algo apareció en mi cabeza que todavía no sé que es, que me hizo meter en el personaje de la bestia, del monstruo que tiene su forma propia, no solo física sino también literaria y literal, con su forma de escribir. Exploté el humor negro a full y me nombré de ocho mil millones de maneras distinta. Cuando uno se autodenomina, siente que nadie lo puede descansar o que uno no puede ser burlado por otro porque te sentís inimputable e impune, así que me lancé.

Comprendo que a nivel personal hubo un quiebre y una mayor independencia cuando pediste tu historia clínica pero también cuando lanzaste el libro. ¿Qué impacto tuvo conocer sobre tu condición y que implica en tu vida este tipo de decisiones? ¿Cómo es ahora mostrar que tu vida es como la de cualquier otro pibe?

El libro me ayudó por lo pronto a ser mucho más hombre, más independiente y a que mis viejos revaloren. Me permitió brindarles un mensaje a mis padres para que piensen: “Mati se está dedicando a algo en serio, está dejando su cara, su cuerpo y sus palabras para ganarse su plata”. Ellos lo valoran un montón y las repercusiones del libro son muy buenas. Me han dicho que es un libro que se lee fácil, rápido y que también las personas pasan por muchos estados: se matan de risa, lloran y les gustan las descripciones de mi cuerpo. Yo soy uno más y esta es una guía de cualquier otro pibe pero a la vez sé que no es lo mismo ser discapacitado que no serlo. También creo que hay muchas personas que no están diagnosticadas y que están enfermas de la cabeza, por lo cual no sé si soy el único rarito. Hay un montón de personas que tienen problemas muy graves y yo también puedo sufrir o tener problemas normales. Justamente lo que no me gusta es caer en la superación de la enfermedad.

Tu libro habla mucho de la mirada de los otros, por ejemplo niños que se asustaban con vos o mismo adultos que se sorprendían. A veces tiene que ver con la falta de información o al morbo de la prensa pero, ¿cómo trabajaste estos años este tema y cómo crees que debería ser tratado?

Creo que el morbo de prensa y de los medios hegemónicos es a favor de poner un plano en un video y que suene todo épico, lo cual me parece una falta de respeto, un poco desconocimiento y hasta egoísta. La falta de información está perfecta: yo súperentiendo a los niños que no saben que soy, si piensan que soy un mono, un nene, una bolita, un bebe o un viejo choto pero lo que sí me hace ruido es escuchar a los padres o a los medios que se refieren a mi violentamente. “A mi hijo no te acerques que podes contagiarlo”. O a los medios que me hacen preguntas de mi enfermedad todo el tiempo. Yo quiero que se me valore por lo que hago, por lo que escribo y no tanto por lo que soy físicamente. Las personas tendrían que dejar de ser egoístas. Tienen que conocerme, leer mi libro, mandarme un mail; porque no saben cómo soy y ya me prejuzgan. En cuanto a los mensajes de “ejemplo de vida” de alguna manera, vienen con una cuota de amor, de buena onda, no los veo como malos comentarios.

En una entrevistas dijiste que tu libro es periodismo y ojalá sea literatura. ¿Qué es hacer periodismo para vos y por qué te gustaría dedicarte a la literatura?

Siento que mi libro es periodismo, que tiene mucho trabajo de campo, de investigación de afuera y de retrospección, desde radiografías de mi cuerpo y hasta observaciones; traté de jugar con la poética. El periodismo para mí es la curiosidad, si una persona es periodista es porque es curiosa, porque quiere saber más, porque pregunta y está con los ojos abiertos. Yo me estoy dedicando a la literatura simplemente por el hecho de estar escribiendo estas crónicas que son hechos reales contados como un cuentito por así decirlo. Hay otro libro que también está listo y saldrá este año.

Qué le dirías a aquellos que te miran distinto o que no te conocen?

A las personas que me miran distinto, la verdad que les diría que está perfecto que me miren así, que los entiendo sobre todo a los nenes que son unos capos. A los grandes que me miran distinto les digo que si van a hablar de mí, que me conozcan antes, que no prejuzguen ni hablen de mí como un angelito.

Amo y señor

Amo y señor

NewNewThe Control My Life» es una aplicación móvil presentada a finales del 2020 y es hoy la novedad en aplicaciones para influencers junto con Tik Tok. Se trata de una plataforma mundial con sede en Los Angeles, paga y solo disponible para dispositivos de Apple. Tal como explica su cofundadora y directora ejecutiva, Courtne Smith, NewNew tiene como antecedente otra app lanzada en 2018 denominada Surprize. En ese momento ella trabajaba en el staff del rapero Drake y en esa aplicación se regalaban artículos de lujo a los usuarios, desde cosméticos Kardashian, billeteras Gucci o entradas para un concierto del músico. En este caso, los usuarios jugaban una trivia de un minuto y ganaba quien contestara en menor tiempo. También la comunidad elegía a través de votaciones qué productos regalar. Hasta ese momento, la app se sustentaba con publicidad, recibía productos de marcas lujosas y generaba interés en diversos públicos. Tras estas experiencias, Smith decidió reconfigurar el objetivo de la app, diseñándola como un medio de conexión entre famosos y fans, generando así vínculos más estrechos y sobre todo, monetizándolos.

Una de las patrocinadoras de la app es la estadounidense Andreessen Horowitz, líder en las inversiones relacionadas a aplicaciones móviles. Entre los inversores también está el empresario y cofundador de PayPal, Peter Thiel, y el reconocido actor Will Smith (quien no tiene ningún parentesco con Courtne).

Pero no todo quedó allí, ya que en 2020 la aplicación recibió el respaldo de Snapchat, que incluyó a la nueva app en su programa Yellow Collabs. NewNew se encuentra en su etapa “beta” y se describe a sí misma como “un mercado de valores humano donde comprás acciones en la vida de personas reales, para controlar sus decisiones y ver el resultado”.

Pero ¿en qué consiste la aplicación? Está principalmente dirigida a lo que se llama creadores que pueden ser escritores, pintores, músicos, diseñadores de moda, influencers o cualquier persona que tenga una base de seguidores en plataformas como Twitch, Instagram, Youtube o TikTok. Está diseñada como un medio para que se conecten más estrechamente los ídolos con sus fans. Para esto, sus fanáticos pagan por votar decisiones cotidianas de sus “creadores” como por ejemplo la vestimenta que llevará ese día. Al seguidor se le presentan dos opciones y él elegirá la que considere; además puede pagar las veces que quiera (independientemente del resultado) para poder votar. También pueden pedir tareas o favores personales a los creadores: por ejemplo, en el caso de un escritor, un fanático pudo solicitarle que un personaje de la obra lleve su nombre. Sin embargo, para estas peticiones, los seguidores deben pagar un monto extra que va desde los $20 dólares.

Mientras que otras aplicaciones como Wishbone o Slingshot permiten a los usuarios comparar dos cosas y votar por su favorito gratuitamente, NewNew posibilita votar sobre aspectos del trabajo y la vida personal de una persona pagando por ello. De hecho, hay otras aplicaciones y servicios como PearPop, donde famosos como SnoopDog hacen un comentario en un vídeo por 250 dólares

Para muchos especialistas, la app de alguna manera busca controlar múltiples aspectos de la vida de otras personas como artistas, que pasan así a ser unas “marionetas” de la audiencia. Pero… ¿qué pasa cuando estas formas de interactuar influyen en el comportamiento de los sujetos? ¿Qué sucede cuando la tecnología y la era virtual transforman la subjetividad de los sujetos y sus interacciones en mercancías?

Para responder estas preguntas y analizar la aplicación desde una perspectiva psicoanalítica, ANCCOM diálogo con Diana Sahovaler de Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, docente y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual, la psicoanalista expresó: “En principio y desde el lado del fan se trata de un vínculo imaginario con el artista que apela a dejar una huella, una marca en el otro que nos interesa. Esta relación implica una fantasía porque se considera que la participación del fan interfiere en algún aspecto en la vida del artista. Además, lo hace partícipe en la emisión de sus mensajes”. Por el lado del creador, la docente expresó: “El ídolo no solo le pregunta a su público qué quiere que haga sino también a la gran web. En este vínculo, el fan quiere unirse al ídolo, pero el artista principalmente busca ser querido”. Tal como afirma la profesional esto se vincula con el fenómeno universal de querer gustarle a otro. Sin embargo, no todo se explica por lo afectivo sino que además esa relación está monetizada, es decir, el seguidor paga y el ídolo recibe un rédito económico. En este sentido, la autora menciona: “Esta aplicación apela a un público humano que va más allá de la tecnología, nosotros elegimos todo el tiempo sobre cuestiones cotidianas: qué hacer cuando nos levantamos, que comemos o cómo nos vestimos y lo hacemos sin darnos cuenta. Lo que revela esta app es la gran dependencia de los otros y la necesidad de satisfacerse para ser considerado”.

En cuanto a los tipos de vínculos que se generan, la docente expresa que no hay uno en específico sino muchos: “Se puede poner acento en el control, donde hay uno que obedece y otro que hace, es decir: existe un placer al ver que la otra persona obedece, lo cual complace. Puede ser una relación amante/amado, donde el amado es el ídolo, dejándose querer mientras que el otro, el amante quiere. Incluso como el de madre/hijo donde uno le ordena a otro lo que más le conviene o le hace bien”.

Respecto al impacto de este tipo de aplicaciones, es necesario destacar la voluntad de ambas partes a la hora de participar de estas encuestas. La especialista en este caso afirma que la aplicación no repercute en una patología o angustia directa sino que básicamente “desarrolla una fantasía”. En conclusión,  podemos decir que estos cambios de comportamiento junto con el avance tecnológico, lograron transformar la relación entre ídolos y fanáticos mediada por plataformas y aplicaciones. En pocos minutos la información fluye por las redes de los artistas y es fácil reunir a fans de todo el mundo en estos espacios virtuales. Al parecer, hoy ya no representa una odisea atravesar circuitos de seguridad para conversar o acercarte a tu ídolo sino que solo se necesita descargar una aplicación.

“No descendemos de esclavos sino de personas que fueron esclavizadas”

“No descendemos de esclavos sino de personas que fueron esclavizadas”

En el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, ANCCOM dialogó con la “periodista afro” –como ella se define– Lisa María Montaño Ortíz. Nacida el 17 de marzo de 1987 en la ciudad de Cali, Colombia, la tercera de cuatro hermanos, creció en una familia humilde sostenida por mujeres.

Durante 10 años vivió en la Argentina, donde estudió y se puso a militar para erradicar las violencias raciales y las desigualdades con un objetivo: producir su propia historia desde su identidad para, así, ir deconstruyendo a la sociedad.

Licenciada en Comunicación Audiovisual y diplomada en Migración, Territorio y Derechos Humanos, en 2017 recibió el premio Lola Mora por transmitir una imagen positiva de la mujer negra libre de los estereotipos de género, promover la igualdad de oportunidades y derechos.

Orgullosa de ser una mujer negra afrodescendiente, a partir de reconocer, padecer e identificar situaciones de discriminación, entendió que es indispensable estar como referente en todas las esferas de la sociedad. “Soy hija del mundo. Me crié en Cali, me profesionalicé en Argentina y ahora soy esposa y mujer en Uruguay”, cuenta.

Viniste a la Argentina a estudiar contabilidad, pero luego te volcaste al periodismo. ¿Cómo surgió este interés?

Llegué a Santiago del Estero y se me dio la oportunidad de participar de un programa de televisión y radio. Pero me sentía mal haciendo algo en lo que no me había preparado, hubo incluso personas que me hicieron críticas desde la maldad y me descalificaron porque no tenía título, así que decidí mudarme a Capital Federal para hacer la carrera. Y mi militancia surgió de observar la invisibilidad que había sobre la afrodescendencia, en particular de la afroargentinidad, en los medios. Incorporé en mis trabajos la variable afrodescendiente, aunque algunos de los profesores me decían que saliera de mi “zona de confort”. Sin embargo, fui tajante en defender mi postura de querer abocarme a la afrodescendencia porque es un tema que aborda diferentes temáticas como las políticas públicas, el reconocimiento, educación y el empoderamiento. Sentí que Argentina era un territorio fértil para abarcar diferentes temas dentro de uno macro que es la afroargentinidad. Así empecé la militancia en la universidad, luego trascendió cuando fui conociendo afrodescendientes y me fui apasionando porque me iba construyendo y deconstruyendo: yo misma me di cuenta que había sido reproductora de prácticas racistas.

¿Qué significa ser una mujer afro?

Es complejo y tiene que verse desde diferentes puntos. Primero está el lado del reconocimiento y empoderamiento, a partir de ahí reconocerse como mujer negra en Argentina implica militar, aunque no estés asociada a ninguna organización, sino simplemente etnoeducar todo el tiempo a la gente sobre tu etnicidad, cultura, corporalidad. Es estar cargando con prejuicios negativos y con esta idea de que sos prostituta o bailarina de samba: es como que automáticamente te obligan o te encasillan en esas dos cosas y no a poder aspirar a más. Por otro lado, en lo personal, es la oportunidad de reivindicar nuestra riqueza cultural, de mostrarle al mundo y decirle, esto “soy yo” y no es nada de lo que ustedes han creído o se han imaginado. Nos encanta estudiar, aprender y transmitir ese conocimiento. Respecto a los cuestionamientos que enfrenta la comunidad en general, no son cosas fáciles de erradicar. Debemos luchar por nuestros derechos todo el tiempo, desarticular estos prejuicios y pienso que hoy la afrodescendencia cuenta con un nivel de profesionalización y adquisición de conocimiento mucho mayor que otras generaciones atrás. Estos cuestionamientos están permitiéndole a la comunidad afro entender que necesitamos producir nuestras propias historias y no ser invitados a contar lo que vivimos día a día.

En una entrevista anterior, afirmaste: «Cuando eres profesional, ocupas espacios que antes nos fueron negados y sabes expresar tus ideas y defiendes tu postura, eso no cae muy bien». ¿A qué te referías?

Dije que, a causa de los estereotipos, piensan que, si sos mujer negra inmigrante, necesariamente no tienes estudios, ni sabes expresarte. Cuando llegan y se dan cuenta que están hablando con una persona de igual a igual, y que quizás tenga más preparación, ahí es donde cae mal, te descalifican por tu etnicidad o no les queda otra que dejarte el espacio. Entonces tiene que ver con la no concepción de una cultura afrodescendiente dispuesta a capacitarse y a etnoeducarse, esto causa conflictos en el imaginario blanco concentrado y concebido en un umbral de racismo y prejuicios.

¿Cómo se resignifica la identidad afro en América latina?

A partir de la historia y empieza a contarse desde la perspectiva de todos. El pueblo afrodescendiente, en general, se ha levantado no solo para hablar y reivindicar su música y datos típicos, sino también para estar en la academia, como estudiante, pero también como exponente y productor de conocimiento. En este momento, los hombres y mujeres afrodescendientes están ocupando espacios en los medios, en el cine, en los libros, incluso encontramos cuentos para niños afro. Hay toda una gama de reincidencia de lo afrodescendiente más allá de lo ya conocido como el deporte, lo artístico y lo folklórico. En el feminismo clasista, ortodoxo y blanco, la agenda afro sigue siendo ignorada. Mientras el feminismo no abarque a todos los feminismos, sigue siendo elitista porque, consciente o inconscientemente, invisibiliza la lucha de otras mujeres. No me considero feminista, pero sí me identifico con ciertas posturas. La agenda afro por suerte continúa avanzando, independientemente de si el feminismo blanco nos incluye, venimos generando contenido vinculado a nuestras propias problemáticas y posibles soluciones a través de políticas públicas y de la participación. Hoy la agenda afro está nutrida con referentes de diversos países muy comprometidas con el afrofeminismo.

Se sostiene que también existe una reproducción excesiva de prácticas o símbolos de la cultura negra, ¿qué opinás?

Se trata más bien de una apropiación cultural: vaciar de contenido a determinada práctica o elemento de la cultura para mercantilizarlo. En este sentido, hay como un boom de la afroargentinidad vinculada a la danza, venta de turbantes y trenzas, pero liderada por personas que raramente son afrodescendientes. Se lucra con elementos sin darle el uso correcto y sin contar verdaderamente la historia de los afroargentinos. En Argentina, se debería concientizar a la gente que no está bueno apropiarse de una cultura sin conocer qué representa para esa comunidad esos elementos. Es una falta de etnoeducación y de deconstrucción. Es la militancia la que ha logrado instalar las temáticas y problemáticas que atravesamos. Mientras el debate genere estos avances, está bueno seguir reclamando, expresando y poniendo sobre la mesa la apropiación cultural y el mal aprovechamiento de algunos sobre nuestros orígenes e implementos.

Tenés un sitio web que se propone “etnoeducar”, ¿qué significa esto?

En la actualidad vivo en Montevideo con el deseo de nuevos vínculos, planeo seguir con la militancia e intervenir en alguna organización. Sin embargo, el contexto de pandemia lo ha impedido, fui mamá hace poco y tuve que mantener resguardos, pero vengo participando en encuentros virtuales y colaborando con el portal AfroUp para conversar y etnoeducar. Etcnoeducar significa concientizar a las personas sobre nuestra historia desde el punto de vista afrocentrado, por ejemplo, es común que una persona no negra crea que la historia africana nació con eso y está lejos de la realidad. La etnoeducación implica conocer pensadores afrodescendientes que existieron, existen y existirán en diferentes países y que nos fueron negados. A partir de ahí empezamos a concienciarnos de las diferencias y barreras que ha generado el racismo, la discriminación estructural, institucional, pero sobre todo la persecución policial. Yo me preparo para etnoeducar no solo como profesional de los medios, sino como mujer afro y ahora mamá de una nena afrodescendiente que debe ir a la escuela con un pensamiento afrocentrado, que le permita sentarse con sus compañeros y saber que ella no es descendiente de esclavos sino de personas que fueron esclavizadas. Crecimos maleducados con respecto a nuestra etnicidad, el privilegio de las crianzas de hoy parte de una conciencia negra responsable, autodidáctica y dispuesta a educar a la población no negra.

Éramos pocos y llegó el hongo negro

Éramos pocos y llegó el hongo negro

A mediados de junio, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un alerta epidemiológica ante el aumento de casos de mucormicosis, comúnmente llamada hongo negro, asociada al covid-19, principalmente en personas con enfermedades como diabetes, en tratamiento con corticosteroides u otros inmunosupresores.

En Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación confirmó el sábado 19 de junio al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud del primer caso de mucormicosis. Tal como indica el informe, la enfermedad es de progresión rápida, pero es poco frecuente en la población general.

Según la información,.el primer caso se detectó en un paciente de 35 años que registraba antecedentes de haber tenido coronavirus, falleciendo a fines de mayo en el sur del Conurbano bonaerense. El domingo 20 de junio, el MINSA ratificó el segundo caso en Argentina: se trata de una mujer de 47 años que reside en Formosa, con antecedentes de hipertensión arterial, diabetes, mellitus tipo II y de covid-19. Asimismo, en el mismo comunicado, la entidad detalla que el covid-19 puede presentarse como una neumonía leve a potencialmente mortal, con co-infecciones oportunistas causadas por diferentes bacterias y hongos, entre las que puede presentarse la mucormicosis. Se describe al hongo como “oportunista”, ya que este tipo de hongo Mucoral solo provoca enfermedad o infección en aquellas personas que tengan bajas las defensas, así como en individuos inmunodeprimidos o con diabetes mal controlada.

ANCCOM dialogó con el jefe de Infectologia del CEMIC, Pablo Bonvehi, para quien la mucormicosis es causada por la exposición al moho que se encuentra en el suelo, abono, las plantas, así como en frutas y verduras en descomposición. Según detalla el especialista, “la infección ocurre cuando se implanta el hongo en la mucosa oral, nasal y conjuntival, por inhalación o por la ingestión de alimentos contaminados”. Este suele causar dolor, fiebre y tos generando la destrucción y necrosis (muerte) de los tejidos. Una vez infectado los tejidos, estos se tornan negros; de allí el nombre común de la enfermedad.

Esta infección no es reciente sino que, por el contrario y como afirma Bonvehi, es un hongo registrado hace bastante tiempo: “En realidad existe hace muchos años y se trata exclusivamente de un hongo ambiental que no se transmite de persona a persona. Está en el ambiente y que aprovecha a la persona que está debilitada”. Esta mucormicosis pertenece al orden de los hongos hialinos ‘mucorales’ en el que se agrupan distintos géneros y especies como Mucor, Rhizopus, Lichteimia o Cunninghamella, entre otros. Tal como detalla el especialista, esta infección no solo se relaciona con pacientes diabéticos que entran en cetoacidosis (altos niveles de acidez en sangre), sino también en aquellos que presenten algún tipo de inmunosupresión como, por ejemplo, pacientes con cáncer, con enfermedades autoinmunes o que sufrieron quemaduras graves: “El no tener defensas permite al hongo colonizar las fosas nasales penetrando el sistema nervioso y ocasionando necrosis o muerte de tejido, afectando los senos paranasales, la región orbital y hasta al cerebro”.

Según Bonvehi, esto se vincula con los pacientes de covid porque aparentemente el hongo encuentra un terreno fértil para multiplicarse y avanzar en los pacientes por el uso de corticoides: “Estas medicaciones son buenas para la oxigenación y tratamientos de covid, pero a personas con tendencia a tener diabetes, puede generarle una diabetes hiperglucémica que facilita la aparición de este hongo”. Sabiendo esto, en EE. UU. y en muchos hospitales argentinos, a partir del séptimo día de uso de corticoides, se inicia tratamiento con fluconazol, que es un antimicótico.

En la India, más de 9 mil pacientes fueron diagnosticados con esta infección fúngica y hay casos en Uruguay, Estados Unidos, Brasil, México, España, Italia, Austria, Irán. En India, según el especialista, se produce este aumento por tres condiciones territoriales: la cantidad de personas a nivel país (tiene más de 1.409 millones de habitantes y es el segundo país del mundo por población), la cantidad de casos por covid y la prevalencia de diabetes en la población.  Siguiendo esta línea, el infectólogo sostiene que “hay que estar atento a los síntomas pero sin entrar en alerta; ya que se trata de una enfermedad infrecuente aunque sea alta la tasa de mortalidad”. Esto quiere decir que las personas que no tienen problema de defensas, pueden convivir con estas esporas sin que se genere la enfermedad. En el caso de las personas diabéticas el doctor recomienda mantenerse controlado, vacunarse y mantener los cuidados de higiene para evitar el covid. Por último, Bonvehi remarca la importancia de diagnosticarse a tiempo por ser una enfermedad de curso agudo y severo.