“En Rusia hay algunas personas muy apáticas y otras con miedo y tristeza”

“En Rusia hay algunas personas muy apáticas y otras con miedo y tristeza”

El historiador Martín Baña, especializado en la Revolución Rusa y las culturas eslavas, da su mirada de la invasión de Putín a Ucrania. Entrevista publicada el 10 de marzo de 2022.

Martín Baña es historiador y experto en Rusia. Se desempeña como investigador en el Centro de Estudios de los Mundos Eslavos y Chinos (CEMECH) de la Escuela de Humanidades (EH). Además, es autor de los libros Quien no extraña al comunismo no tiene corazón y Todo lo que necesitás saber sobre la Revolución Rusa.

Las características de Rusia que lo cautivaron tempranamente se deben al mismo interés por el cual decidió estudiar la carrera de Historia en la Universidad de Buenos Aires: “Me parecía que había que cambiar el mundo. Y cuando descubrí la revolución rusa, que es el primer intento de cambiar radicalmente el mundo que triunfó, me dije ‘acá es donde tengo que estudiar’”, expresó Baña en diálogo con ANCCOM.

Hoy el mundo está cambiando. Rusia lo está cambiando. Por eso ANCCOM dialogó con este especialista.

 

Ucrania y Rusia son de dos países en tensión a lo largo de la historia, ¿a qué momentos claves nos tendríamos que remontar para comprender el conflicto actual?

Hay un país, que es Rusia, que está interesado en Ucrania particularmente. Un elemento central para entender este conflicto es el avance de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) sobre los países de Europa del este y particularmente sobre las ex repúblicas soviéticas. Algunas ya entraron a la OTAN como Letonia, Lituania, Estonia. Eso ya hace dos décadas que viene avanzando y creciendo en un contexto diferente, que era la guerra fría y donde la OTAN se planteaba como una alianza defensiva más que ofensiva.

 

¿Cuál es el rol de la OTAN en este momento?

El rol es avanzar torpemente sobre un territorio que Rusia entiende que es su área de influencia o que, en todo caso, pone en peligro su seguridad nacional. Cuando se disolvió la Unión Soviética en 1991, los líderes de Estados Unidos y Europa le garantizaron informalmente a la dirigencia rusa que la OTAN no iba a expandirse. Pero no hubo un tratado. Entonces el presidente [Vladimir] Putin quiso garantizar que efectivamente eso no vuelva a suceder, así que pidió por escrito que EEUU garantizara el no ingreso de Ucrania a la OTAN y EEUU se negó. Por lo tanto, hay un temor por parte del putinismo de que -efectivamente- Ucrania ingrese a la OTAN en algún momento. Esa es responsabilidad de la OTAN: en ningún momento hizo nada para que el conflicto no escalara. Más bien, con sus actitudes terminó provocando de algún modo. Esto no justifica la invasión pero ayuda a entender por qué Putin toma la decisión que toma: porque entiende que Ucrania es un territorio de Rusia, que cualquier presencia de la OTAN o incluso de la Unión Europea pone en peligro la seguridad nacional de Rusia y que, por lo tanto, tiene que defenderse.

En cuanto a la cronología de eventos que concluyeron finalmente en la invasión rusa a Ucrania, Baña explicó que “podemos remontarnos a 2014, cuando entre Rusia y la provincia Crimea, que en su momento pertenecía a Ucrania. Se desarrolló una guerra civil dentro de éste país con dos repúblicas que plantean una separación de Ucrania: Danesia y Dombás. En ese entonces, una firma de distintos tratados de Minsk (un acuerdo para poner fin a la guerra en el este de Ucrania firmado por representantes de Ucrania, la Federación Rusa, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk el 5 de septiembre de 2014) buscaron una solución al conflicto. Pero no fue resuelto y la tensión creció cuando Putin tomó la determinación de invadir Ucrania”, explicó el historiador.

Sobre este punto, Baña destacó que al principio Rusia “argumentó razones defensivas sobre el avance de la OTAN, que incluso uno podría considerar legítimas en algún punto. Pero después reforzó un discurso más de ataque, más de invasión, que resuena en sus palabras al discurso imperialista de principios de siglo XX”. En ese sentido, explicó que Putin expresó discursivamente que Ucrania “se trata de un invento de los bolcheviques, y de Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) en particular”, apuntó Baña, aagregando que “por tanto, considera que él tiene que restaurar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)”.

Sin ir más lejos en el tiempo, recordó que «en julio del año pasado Putin publicó un discurso en la página oficial del Kremlin donde hablaba de los pueblos rusos y ucranianos como hermanados”.

Baña recapituló que durante febrero “hubo una serie de charlas diplomáticas entre Putin y líderes de Europa y EEUU que no llegaron a ningún acuerdo aún cuando, días anteriores, el mandatario ruso había reconocido la independencia de Donetsk y Lugansk”.

 

Una frase que caracterizó la política internacional de Rusia, y que recuperás en tus publicaciones, es: “Es mejor que haya diez años de conversaciones que un día de guerra”. ¿Qué sucedió con este posicionamiento? ¿Cómo se explica el viraje en el enfoque?

La frase es de Andrey Gromyko (legendario ministro de Exteriores de la URSS entre 1957 y 1985, político y economista) conocido en Rusia como el Patriarca de la diplomacia soviética. Actualmente, lo que sucede es que muchos antiguos anhelos son retomados por otros sistemas y otros gobiernos. Sucedió también cuando (Iósif) Stalin en la década del 40 retomó un viejo anhelo que era el de una puerta de entrada fluvial a Europa a través del Río Danubio. El gobierno stalinista retomaba políticas del gobierno zarista. De la misma manera, en el caso de Putin está acercándose a la idea de una suerte de imperio sovietico, al tratar de configurar ese mundo ruso que él entiende como aquel donde forman parte Bielorrusia y Ucrania. O por lo menos Ucrania, que debería estar dentro de esa órbita rusa o declararse neutral y no ingresar a la Unión Europea o a la OTAN. Entonces ahí se juegan cuestiones de más largo plazo en donde hay una coyuntura particular, se recuperan tradiciones u objetivos que ya venían desde antes.

 

¿Cuál es tu análisis sobre las relaciones bilaterales entre EEUU y Rusia?

En 1962 Rusia instaló misiles en Cuba y quedaron como los agresores pero fue como respuesta a los misiles que EEUU anteriormente había instalado en Turquía. O sea, servía para demostrar una actitud defensiva. En esta situación se ve algo parecido: EEUU avanza con la OTAN sobre el territorio y por lo menos Putin dice “hay que defender la seguridad nacional del país”.

Con respecto a EEUU, el vínculo depende del enfoque. Después de 2001 hubo un intento de colaboración en lo que fue considerado la lucha contra el terrorismo: Rusia permitió que se instalaran algunas bases norteamericanas en Asia Central y también logró que EEUU hiciera “la vista gorda” respecto de los derechos humanos durante las guerras en Chechenia. Sin embargo, esto no prosperó, porque EEUU no invitó a Rusia a participar en ninguno de los organismos multilaterales que existen alrededor del mundo. De modo que es una relación más bien tensa y conflictiva: para EEUU, Rusia es la reencarnación de todos los males y Putin es el peor villano.

 

¿Qué implicancias tienen las medidas de otros países, como por ejemplo Francia, que rompió relaciones con artistas e instituciones culturales de Rusia por la invasión a Ucrania?

Las cancelaciones fueron culturales pero también fueron académicas y deportivas. De hecho, sancionaron a algunos equipos de fútbol, incluso a la propia sSelección de Rusia. Esto tiene que ver con varios elementos. Uno es cierta “rusofobia” que existe en Europa y en EEUU y que en momentos como estos sale a la luz o se refuerza. Poco tiene que ver un deportista o un músico con las decisiones que toma su presidente. También hay acciones casi policíacas como lo que pasó con la famosa soprano, Anna Netrebko, que tuvo que manifestarse en contra de su propio país para poder seguir trabajando. Creo que se confunden las cosas. Las sanciones culturales que refuerzan el antagonismo no ayudan en la resolución del conflicto: más bien todo lo contrario. ¿Qué sentido tiene cancelar una ópera o una sinfonía cuando la tradición artística rusa siempre estuvo cerca de la crítica a los conflictos bélicos y regímenes autoritarios? De modo que, al revés, incorporando elementos de la tradición artística rusa podemos reforzar un mensaje pacifista, más en contra de un gobierno autoritario.

Lo que hace Europa es reforzar esa distancia con Rusia que en este caso no aporta sino que genera todo lo contrario.

Baña tiene colegas residiendo en Rusia y sobre cómo viven esta situación, relató que “hay algunas personas muy apáticas y otras con miedo y tristeza”. Al primer grupo “no le interesa lo que sucede a nivel de la alta política. La vida continúa casi con normalidad: Hay poca propaganda por parte del gobierno: las fotos que nosotros vemos de civiles durmiendo en el metro, allá no se ven. Está muy controlado”. Desde la propaganda rusa, la invasión se trata de “una operación militar especial en la cual se está avanzando y ya”, subrayó Baña. Y agregó: “Después hay intelectuales que están realmente con miedo y con tristeza porque saben de lo que se trata, saben que si llegan a mencionar la palabra ‘guerra’ pueden ser encarcelados por quince años, que si salen a protestar en la calle pueden ser detenidos”, expresó el historiador.

 

Hay intelectuales que están con miedo y con tristeza , saben que si llegan a mencionar la palabra «guerra» pueden ser encarcelados por quince años, que si salen a protestar en la calle pueden ser detenidos

Martín Baña

En esa línea, apuntó que “en lo que va de la guerra hay cerca de 8.500 detenidos en toda Rusia simplemente por salir a manifestarse en contra de la guerra”. Además, Baña especificó “no se puede decir la palabra guerra. Tanto Twitter como Facebook fueron censurados. De modo que es muy difícil poder expresarse en contra de la guerra y hay que ser muy cuidadoso con las palabras que se usan”.

De esta manera, “para el gobierno ruso es una operación militar especial y decir guerra es arriesgarse a que te detengan y que la guerra se desarrolle no solo contra los ucranianos si no contra los nacionalistas”, explicó Baña. “De forma que hay que ser muy cuidadosos. Es una situación que genera mucha impotencia no solo por la situación bélica sino por lo que pueden hacer los intelectuales a la hora de manifestar su desacuerdo”, señaló.

“Sin embargo, hay personas que se animan a salir a la calle, protestan y hacen ruido en este sentido”, concluyó el historiador.

La historia y la transformación del mundo

Desde su época de estudiante secundario, Martín Baña recuerda que “tenía un interés por la política, creía que había que cambiar el mundo”. Hoy sostiene que todavía ese interés se mantiene vivo. “Me parecía que la Historia me iba a ayudar a entender cómo funciona el mundo y así, tratar de cambiarlo. Fue entonces cuando entré a la Carrera (Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) y descubrí la Revolución Rusa: el primer intento de cambiar radicalmente el mundo que triunfó. Y me dije: ‘esto es lo que tengo que estudiar’”, expresó Baña. Reflexionó que “lo que pasa con Rusia es que entrás por un motivo, que es la revolución, y después terminás descubriendo un mundo y una tradición política y cultural fascinante”. De hecho, concluyó sus estudios “haciendo una tesina sobre la música y la política en la Rusia del siglo XIX”. Para el historiador, esa fue “la puerta de entrada” al mundo ruso y luego, “ya me quedé ahí”. Hoy estudia particularmente el siglo XIX y siglo XX ruso y soviético. “No tengo familiares ni ancestros pero hablo el idioma. Estuve en Rusia. Eso es fundamental, leer el idioma e ir allá para buscar fuentes y materiales para tus investigaciones”, destacó Baña

Los mitos del punitivismo

Los mitos del punitivismo

La abogada Claudia Cesaroni acaba de publicar su nuevo libro, «Contra el punitivismo», donde desarma los argumentos que exigen mano dura cada vez que un crimen impacta en la opinión pública. ¿Por qué las mujeres son víctimas de las políticas del encierro? Entrevista publicada el 25 de febrero de 2022.

“Quilmeña. Gallina. Brigadista. Abogada. Docente. Un hijo, un nieto. Milito, escribo y hablo.” Así se describe en su cuenta de Twitter la abogada y escritora Claudia Cesaroni. Autora de varios libros que ponen en discusión las políticas punitivistas o, en criollo, políticas de mano dura. Entre ellos se encuentran: La vida como castigo, Un partido sin papá y El dolor como política de tratamiento. La abogada habló con ANCCOM sobre su nuevo libro, Contra el punitivismo, y puso en discusión los mitos que rondan alrededor de las personas que cometen crímenes. 

 Antes de responder cualquier pregunta, a Cesaroni (haciéndole honor a su rol de docente) le pareció indispensable explicar qué es el punitivismo: “El punitivismo trae aparejada la idea de que el castigo cada vez más duro y extenso soluciona tanto los delitos más graves, como un homicidio o una violación, hasta los más simples”. Qué hacer con las personas que cometen crímenes ha sido un tema de grandes discusiones a lo largo de la humanidad, polémicas que, según la autora, siempre se solucionan con más años de cárcel: “Aún en los casos más graves, cuestiono la duración de ese castigo. Deberíamos pensar otras alternativas que probablemente sean más satisfactorias para que no se vuelvan a repetir los hechos o que tengan un efecto pedagógico.”

 Pensar en otras soluciones le parece clave a la autora a la hora de decidir qué hacer con la gente que llega a cometer algún delito. Pero, es inevitable preguntar:

¿Qué otras soluciones se pueden aplicar además de la cárcel? ¿Cómo se le responde a la víctima que pide justicia?

En los casos graves es difícil pensar en otra solución que no sea el encierro, pero lo que sí optan otros países es por hacer que la pena no sea tan larga. En algunos países como España o Colombia, y también acá (pero muy de vez en cuando), se aplica algo que se llama mediación penal, sobre todo en el ámbito juvenil. Por ejemplo, si un pibito viene corriendo y le roba el celular a alguien, se intentan instancias de mediación penal donde las dos partes se sientan con su abogado, junto al Estado, y se piensa cuál sería la mejor manera de reparar el daño que se hizo. ¿Qué es mejor? ¿Que el pibe ese vaya tres años a la cárcel o que eventualmente trabaje para devolver el celular además de pedir disculpas? Aunque lo más importante es que el Estado, junto con la sociedad, ayuden a ese pibe a no volver a cometer delitos. Pero no es fácil pensar esas soluciones, lo más fácil es mandar a la gente presa. 

Hay algo que queda claro, hay crímenes que no pueden responderse más que con la cárcel, pero, sin olvidar los derechos de cada una de las partes: “Las personas que cometen delitos también tienen derechos. Como, por ejemplo, el derecho a la reinserción, que le permite a la persona que estuvo presa volver a la sociedad libre. Si le imponen una pena de 30 años a alguien de 20, ese derecho es absolutamente negado. Esa persona va a volver a la sociedad con una edad avanzada y totalmente inhabilitada para la convivencia social, o directamente muerta”, afirma Cesaroni. 

Mayoritariamente son las mujeres las que se hacen cargo de la situación; ahí hay un colectivo de mujeres absolutamente vulnerado que tiene que hacerse cargo económicamente de sostener a su preso, todo ese gasto no se evalúa.

Claudia Cesaroni

La autora sostiene que la cárcel no solo afecta a quien está condenado, sino que todo lo que gira a su alrededor también se ve alterado: “Mayoritariamente son las mujeres las que se hacen cargo de la situación; ahí hay un colectivo de mujeres absolutamente vulnerado que tiene que hacerse cargo económicamente de sostener a su preso, todo ese gasto no se evalúa. Cuando hablamos de políticas de cuidado, en general, no se mira a las acciones que llevan adelante las mujeres vinculadas a una persona privada de la libertad”. Agregado al gasto que le pueda generar a su familia, Cesaroni resalta el gasto público que genera tener personas privadas de la libertad: “A todos nos conviene que haya menos gente presa, más allá de una cuestión humanista, por una cuestión económica. Un preso cuesta mucha plata, desde los gastos judiciales, el personal penitenciario, los micros de traslado, etcétera.”

Pero, si un preso cuesta mucha plata, ¿por qué se sigue sosteniendo ese gasto?

Se gasta porque el Servicio Penitenciario recibe un enorme presupuesto. Justamente el cuestionamiento que siempre hacemos es que nunca se investiga qué se hace con ese dinero. Lo que sí sabemos es que las cosas con las que viven los presos, la comida, la ropa, los elementos de higiene no los proveen el sistema, sino las familias. Y muchas veces cuando se necesita hacer un traslado se dice que no hay dinero para la nafta. El presupuesto del sistema penitenciario es una gran caja en la que se pone muy poco la lupa.

Las cifras que maneja el sistema penitenciario, según Cesaroni, son borrosas y pocos claras. No se puede acceder fácilmente a algún presupuesto o detalle de gastos realizados, a diferencia de otras instituciones que tienen, o al menos eso parece, las cuentas un poco más claras.

¿Las políticas de mano dura corresponden a una falta de acción por parte del Estado?

No creo que el Estado esté ausente, sino que el Estado aparece de una sola manera: en lugar de prevenir, interviene siempre castigando. Es una respuesta fácil, por ejemplo, si no pueden evitar los femicidios, al femicida le meten 50 años de cárcel. Por mi parte, elegiría invertir mucho más tiempo y dinero en evitar que haya una muerta antes de festejar que le metan 50 años de cárcel al autor del hecho.

 

Los femicidios y el punitivismo demostraron ser temas sensibles a la hora de discutirlos, por eso la autora decidió explicar el panorama trayendo ejemplos de la realidad argentina. La abogada menciona el caso de Micaela García y la modificación que se realizó a partir de este en la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad donde se limitaron las salidas transitorias (ya que el autor del hecho se encontraba aplicando ese derecho) a personas no solamente condenadas por delitos sexuales sino también por homicidio, robo a mano armada y hasta cultivo de cannabis: “En el caso de Mica García es muy importante la posición que tuvieron las compañeras del movimiento “Ni una menos” cuando se usó el caso para directamente dinamitar el sistema de ejecución de las penas en nuestro país (que es él se encarga del manejo de las personas que ya están condenadas). Ellas dijeron: “No en nuestro nombre”. Me parece muy valiente la posición de las compañeras de pedir que no se las use para aplicar políticas de mano dura. Lo que ellas reclamaban era otra cosa, más ligada a la prevención de esos hechos. Obviamente que no les dieron lugar y siguieron con la reforma”.

 Por otro lado, la autora menciona un caso que obtuvo mucha relevancia e indignación hace unos días: el de Chiara Páez: “En este caso, lo polémico fue la forma en la que se presentaron los hechos. La noticia fue: “Anulan la condena del femicida de Chiara” y obviamente apareció la respuesta de indignación de la gente. Pero en realidad, esa sentencia está bien porque lo que dice la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe es que el adolescente autor del hecho, Manuel Masilla, debió ser condenado como menor de edad. Nadie explica esto, dicen: ‘Un femicida libre’, que tampoco está libre, sino que se pide que se lo vuelva a someter a juicio en un tribunal de menores”. El caso de Chiara tocó, sin dudas, fibras profundas en las distintas ramas de feminismo: “El planteo fue que la justicia no tiene perspectiva de género, que muchas veces se da, pero tiene que tener también perspectiva de infancia. Me parece que a veces hay ciertos feminismos que, en función de la perspectiva de género, se olvidan de la perspectiva de derechos humanos”, agrega Claudia. 

 Estos casos detallados por la abogada tienen algo en común: fueron sumamente mediáticos. Los medios de comunicación tienen, según ella, un rol determinante a la hora de aplicar o discutir políticas de mano dura. 

 ¿Siempre es negativa la participación de los medios en este tipo de casos?

 Hay muy poca gente que sabe de estos temas que hable en los medios y cuando se invita a abogados especialistas, en general, son punitivistas. Las posiciones más críticas, que tratan de ver el fenómeno del delito desde otro lugar, prácticamente no están. Sumado a eso, está el morbo que genera la víctima llorando por el delito recién cometido y pidiendo justicia, que se combina con la empatía por el dolor que se genera en la audiencia. Aunque, sin duda hay un doble estándar en las víctimas porque hay algunas que se muestran y hay otras que no existen. Por ejemplo, el 14 de febrero una policía mató de un disparo en el pecho a un pibe de diecinueve años en Mendoza y el hecho no apareció por ningún lado. Este pibe no existe, es un acto cometido por las fuerzas armadas y, encima, si se quiere más morbo, por una mujer. Entonces, en la determinación de lo que es o no noticia, la manera en que se presenta y a quien se consulta, los medios tienen una gran responsabilidad. 

 Cesaroni a la hora de argumentar quién es el mayor responsable tiene una respuesta diferente: “Mucha más responsabilidad que los medios la tienen los sectores políticos, no solamente los partidos sino sindicatos, sectores educativos, etc. Son temas que no escuchan, ni atienden y tampoco les importa. Los dirigentes políticos, los funcionarios públicos tienen pánico de hablar estos temas, votan cosas que muchas veces en las discusiones parlamentarias admiten que no sirven, pero las votan igual porque es la demanda pública. Es una manera alevosa de lavarse las manos”. 

 Entonces, si las políticas de mano dura no son una solución, ¿por qué siempre se recurre a lo mismo?

 Porque es una solución fácil. Todas las reformas que se dieron a lo largo de los años estuvieron siempre relacionadas a un hecho de impacto público, como el secuestro y asesinato de Axel Blumberg, el femicidio de Mica García, etcétera. Frente a cada uno de esos hechos, que nadie niega que sean dolorosos e irreparables, la respuesta inmediata fue más años de prisión. Pero eso no le devuelve la vida a nadie ni tampoco evita que se sigan cometiendo asesinatos y secuestros.

 La pregunta sigue siendo la misma, y la respuesta es cada vez más compleja. ¿Qué se hizo antes, y que se hace durante y después con una persona que comete un delito? Según Claudia Cesaroni, los caminos fáciles y rápidos no solucionan nada y siguen llenando de gente las cárceles. 

 Unos días después de la entrevista, Claudia publicó en Twitter que intentaron entrar a su casa de Quilmes. Al día siguiente publicó una foto suya que decía: “Me tomé el día post robo, lloré, arranqué yuyos y me puse mi remera gallardista #ElijoSeguirEstando”. La mayoría de los comentarios fueron “jodete”. Al parecer el castigo no es solo para quienes cometen crímenes sino también para quienes  defienden que todo se sostenga sobre los fundamentos de los derechos humanos. 

Acampe por Milagro

Acampe por Milagro

Del miércoles al viernes de esta semana, militantes de la Tupac Amaru realizaron una protesta en Plaza de Mayo para exigir el indulto a Milagro Sala, acompañados porpor la CTA Autónoma y organizaciones como Soberanía Izquierda Popular, Espacio Puebla, Movimiento Popular La Dignidad, Corriente Aníbal Verón y Movimiento Popular Liberación, entre otras. Mirá las fotos de ANCCOM.

Abuelas la la la

Abuelas la la la

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro del nieto 131 en la Casa por la Identidad y se volvieron a ilusionar con más restituciones. Es el hijo de Lucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo, militantes del PRT-ERP que continúan desaparecidos.

“Como si el fin de año se hubiera empeñado en cumplir deseos, luego de casi tres años, volvemos a celebrar el hallazgo de un nuevo nieto, el 131”, anunció el comunicado de prensa de Abuelas de Plaza de Mayo del 22 de diciembre de 2022. 

El jueves, en una conferencia que tuvo lugar en Casa por la Identidad, ubicada en el predio de la exESMA, Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la restitución del hijo de Lucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo. El anuncio lo hizo la presidenta de la Asociación, Estela de Carlotto. También participaron Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación y nieto restituido; Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI); Pablo Parenti, fiscal de la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado; así como las Abuelas de Plaza de Mayo Sonia Torres, Buscarita Roa y Luisa Barahona, junto con nietos restituidos e integrantes del organismo.

“Es un fin de año soñado, estamos muy felices. Y estamos también exultantes, ilusionados y esperanzados con que este caso resuelto sea el principio de una nueva tanda de encuentros”, señaló Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido en el 2000, en diálogo con ANCCOM. Guillermo Amarilla Molfino, restituido en octubre 2009, agregó: “Como siempre, recibir un nieto o una nieta para nosotros es recibir un hermano, como para las Abuelas es recibir un nieto propio. Siempre nos hicieron sentir de esa manera. Estamos dándole la bienvenida a una familia. Abuelas es una familia que, como siempre nos enseñaron, se sostiene con un compromiso de amor y militancia”. 

 

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, ladeada por el Secretario de Derechos Humanos y nieto restituido Horacio Pietragalla Corti y el Ministro de Interior Wado de Pedro.

ucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo

“Con la noticia de que una persona recupera su verdad, recupera su historia, se corta esa perversidad que quisieron llevar adelante esos genocidas, que es que esos detenidos-desaparecidos realmente sean olvidados”, afirmó Horacio Pietragalla Corti, en su doble condición de Secretario y nieto restituido. 

Aldo nació el 26 de noviembre de 1941 y Lucía el 13 de diciembre de 1947, ambos en la provincia de Mendoza. Se casaron meses después de conocerse en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo. Militaban en el PRT-ERP, en donde eran apodados “Dipy” y “Chiquita”. En mayo de 1976, luego de la detención de un compañero de trabajo, se trasladaron a Buenos Aires. Desde ahí son secuestrados a fines de 1977.

De acuerdo con testimonios, la pareja permaneció detenida en los centros clandestinos conocidos como “Atlético” y “El Banco”, pertenecientes al circuito ABO. Lucía tenía 29 años y Aldo, 35. Ambos continúan desaparecidos.

“Hoy vuelven a aparecer porque su hijo hoy sabe quiénes son, los miró por primera vez en una foto, y creo que eso es traerlos de vuelta a la vida, es traerlos de vuelta al recuerdo”, concluyó Pietragalla.

 Te estábamos esperando

“El caso fue muy difícil, sobre todo para la reconstrucción familiar”, puntualizó la directora de la CoNaDI, Claudia Carlotto, y agregó: “Nosotros durante muchos años no tuvimos identificado el embarazo de Lucía Nadin como el de Lucía Nadin. Teníamos el apodo, que fue vista, que era mendocina, pero llevó muchos años encontrar la información”.

La denuncia por la desaparición del bebé de Aldo y Lucía la realizó el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) de Mendoza, con el empuje de históricas militantes como Pocha Camín y Elba Morales, a partir de lo cual se inicia una investigación que culmina con la confirmación del embarazo de Lucía.

Compañeras de cautiverio de Lucía declararon que, entre septiembre y octubre de 1978, ella es retirada de “El Banco” para dar a luz. Si bien no hay testimonios acerca del parto, hay sospechas acerca de que se podría haber producido en el centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

 La restitución

“Yo lo vi muy bien dispuesto y muy emocionado cuando le dimos la foto de sus padres en el día de su casamiento”, afirmó Claudia acerca de la confirmación de la identidad del nieto 131. El anuncio se había realizado a las dos de la tarde de ese mismo 22 de diciembre, en el Juzgado Federal Número 4, a cargo de Ariel Lijo.

El nieto 131 vive en Buenos Aires y, al igual que sus padres, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras. “Es igual al papá, parece una fotocopia de su padre, es emocionante”, develó la titular de la CoNaDI.  

«Abuelas / Ahora nos volvimos a ilusionar / con la Copa y con el nieto / no paramos de buscar / y al Diego / Con las viejas que ya están allá / Les pedimos que no aflojen / Por más copas y verdad», cantaron  en el auditorio.

Con Copa y con nieto

La restitución del nieto 131 se mezcló con las celebraciones por el triunfo de la Selección argentina en el Mundial de fútbol de Qatar. La conferencia de prensa culminó con el canto de “Abuelas lalala” y una reversión del hit del Mundial: Abuelas / Ahora nos volvimos a ilusionar / con la Copa y con el nieto / no paramos de buscar / y al Diego / Con las viejas que ya están allá / Les pedimos que no aflojen / Por más copas y verdad, cantaron quienes quedaban en el auditorio.

“El último nieto que apareció después de un Mundial fue el nieto de Estela, después de agosto del 2014”, recordó Guillermo Amarilla Molfino, haciendo referencia a la restitución de Ignacio Montoya Carlotto.

“Claramente, a las nietas y a los nietos, a nuestros hermanos y hermanas nos los estamos cruzando por todos lados. Seguramente hemos festejado el domingo y el martes en la calle el campeonato mundial, y ahora queremos seguir celebrando esto, queremos seguir celebrando el fin de año y queremos que el año que viene aparezcan todos los que faltan”, indicó Lorena Battistiol Colayago, directora nacional de Sitios y Espacios de Memoria, que busca un hermano o hermana nacido en cautiverio.

 La búsqueda continúa

“La alegría del fútbol y esta alegría a nosotros nos rejuvenece, nos da esperanzas. Este pueblo lo merece, porque es un pueblo del que hay muchas críticas, pero mucha más es la bondad que tiene cada uno de nosotros, de ser fieles a nuestra Patria”, expresó Estela de Carlotto, y continuó: “Para luchar por ella, para que nos levantemos en lo económico y en todo lo que falta, hay que sumar a este compromiso que hacemos las Abuelas de seguir buscando los que faltan, que son 300 o más nietos, para contribuir a que nuestro país sea el que los 30 mil desaparecidos desearon”.

 Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu identidad, o sabés de alguien que puede ser hijo o hija de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, comunicate con Abuelas o CoNaDI.

Simplemente gracias

Simplemente gracias

Miles de personas recibieron a la Selección en el predio de Ezeiza e hicieron guardia hasta que salió la caravana que recorrió el Conurbano. ¿Por qué estuvieron allí?

La zona sur del conurbano estaba revolucionada desde la madrugada del martes. La selección campeona del mundo llegó a las cuatro de la mañana al predio de la AFA en Ezeiza en un micro descapotable surfeando en un mar de gente.

La mañana no fue diferente. La autopista Richieri tenía retenes policiales que desviaban el tránsito desde la zona de La Horqueta, por lo que quienes se acercaron en auto lo tuvieron que dejar donde pudieron: «Nos acercamos hasta acá y el resto vamos a ir caminando», dijo una familia que venía desde Tristán Suárez. El camino se hacía cada vez más largo y cada vez más hinchas embanderados en celeste y blanco se sumaban a la procesión. En el River Camp las familias que se movilizaban con heladeras portátiles se detuvieron unos minutos para sacarse fotos y sentarse un rato. «Venimos desde Monte Grande, nos bajamos en la Ruta 205 y desde ahí estamos caminando», contó Martín, un padre de familia que mientras hablaba con ANCCOM le respondía a su hijo que ya faltaba poco para llegar. 

Niños y niñas, abuelas (lalala) y abuelos caminaban bajo un sol agobiante y agitando la bandera nacional. Nadie se quejaba, todos querían estar cuando pase el micro de la selección campeona para poder saludar y, en especial, agradecerles. 

«Falta poquito», se escuchaba que murmuraban unas chicas. En realidad, faltaban más de tres kilómetros, las piernas no daban más, pero tenían que seguir, ya estaban cerca.

La procesión sigue y se detiene cerca de Barrio Uno, antes de llegar al predio de la AFA y en ese momento se comenzaron a escuchar las sirenas de la policía. Algunos empezaron a apurar el paso y otros a correr. Cualquier movimiento incitaba a entonar «Muchachos» o «Dale Campeón». Los terraplenes de la Richieri camino al aeropuerto estaban llenos de familias ansiosas y expectantes que escribían a familiares y amigos para saber por dónde iba a circular el micro. Cuando pasó el primer convoy de la policía en motos les preguntaron: «¿Pasan por acá?». No había certezas, pero sí esperanzas. Los chicos y chicas más pequeños tirando espuma y preguntando por Lionel: «¿Cuándo viene Messi?». 

A las 11.34 un grupo que se había ubicado a descansar e hidratarse bajo la sombra que daba un árbol empezó a decir: «Ya salieron». El descontrol se apoderó de la tranquilidad y empezaron a correr a los costados de la calle y a treparse a cualquier lugar que les permitiera estar más cerca de los Campeones del Mundo. A unos minutos de esos mensajes empezó a pasar la policía en moto y los ruidos de las sirenas se intensificaron. «Que de la mano/ de Leo Messi/ todos la vuelta vamos a dar», inundó las gargantas. El micro estaba acercándose. Adelante de todo estaba parte del cuerpo técnico. Lionel Scaloni tiraba espuma y sonreía con el puño en alto al frente del equipo. Leandro Paredes no dejaba de abrazar la Copa del Mundo que brillaba inmaculada bajo el sol. Los gritos al Capitán que miraba y no miraba no se hicieron esperar. Los niños, las chicas alentando a Julián Álvarez y a Emiliano “Dibu” Martínez. 

«Vine a agradecerles», explicó Juan que estaba con su nieto y agregó: «Yo ya fui campeón, pero esto no me lo olvido nunca más y quería estar». A la vera de la calle asomaban los carteles escritos a mano en cajas de pizza, en afiches donde la palabra gracias y felicidad no dejaban de aparecer. «Me hicieron la persona más feliz del mundo», dice Johanna entre lágrimas y con la voz rasposa de tanto gritar. Alejandra también se acercó por lo mismo y agregó: «Los vine a recibir en 2014 porque me llena de orgullo que dejen todo por defender estos colores hoy no podía no estar, les quería dar las gracias». Mientras pasaba el micro y saludaban a quienes fueron a recibirlos, todos corrían al lado hasta que pasaron por debajo de un puente donde del otro lado los esperaban miles de personas que no dejaban espacios vacíos.

– ¿Por qué viniste? 

-Porque me hicieron feliz. La mañana del martes en Ezeiza fue algarabía, emoción y calor. Sólo podían verse lágrimas de alegría, sonrisas y abrazos de un pueblo que se unió para alentar y aguantar a una selección nacional que les dijo que no los iba a dejar tirados y que creyeran.

El micro siguió su camino por la autopista, con el objetivo trunco de llegar al Obelisco. Cómo volver a las casas ya no era un problema.