«Un perfecto desconocido te puede salvar la vida»

«Un perfecto desconocido te puede salvar la vida»

Escrita, dirigida y protagonizada por mujeres, la obra «En este mundo loco, en esta noche brillante» aborda el tema de la violencia sexual desde una perspectiva poco frecuente.

En la producción teatral independiente En este mundo loco, en esta noche brillante, inspirada en la obra literaria de la dramaturga brasileña Silvia Gómez, la directora Nayla Pose narra en un formato crudo y honesto una historia de violencia sexual sobre la mujer a quien no se la presenta como un sexo débil, sino como alguien complejo que es capaz de levantarse y seguir cuando todo parece que se va a terminar.

Pose, quien estudió Artes Escénicas en el Conservatorio Nacional (actual Universidad Nacional de las Artes), trabajó con directores como Daniel Veronese y desde muy joven comenzó a dar clases en instituciones estatales. “Me mantenía en un constante estado de creatividad y de aprendizaje -sostiene-. La intención es formarse y aprender todo el tiempo, apostando al diálogo y al intercambio de ideas entre colegas”.

En este mundo loco, en esta noche brillante habla sobre la violencia hacia las mujeres de una manera cruda pero también poética y sensible”, afirma. Rasgos como la ternura, la empatía y la resiliencia emergen para presentar un panorama diferente sobre la violencia de género.

“Me hice un montón de preguntas al momento de introducirme en la producción. Fundamentalmente, ¿de qué forma se habla de este tema? Mi objetivo es expresarlo de la manera más humana posible. La obra tiene elementos diversos: tragedia, comedia, momentos profundamente poéticos que pueden presentar una nueva perspectiva”.

El relato se reúne íntimamente con el público a través de una puesta sincera y directa. “La conciencia ficcional interviene al presentar cortes en la ficción que desvían la forma clásica de narración de la obra, que consiste en una introducción, desarrollo y desenlace. Es en esos cortes donde media la realidad germinada desde el espacio de ensayo. Dicha conciencia parte de la propia irrupción del relato ficcional que la misma Silvia Gómez hace en su libro”.

“Yo no elegí la obra, la obra me eligió a mí”, asegura Pose. “Cuando la leí, sentí que estaba escrita para mí. Por entonces, no conocía a Silvia, pero experimenté una gran familiaridad con su lectura. Es ella quien propone un corte en la narrativa clásica de la ficción para hablar desde el lugar donde ocurren los hechos. Las palabras de Silvia me cayeron encima con total honestidad, por lo que mi objetivo fue retratarlas lo más cerca posible a ese sentimiento. Eso le provee crudeza a la obra”.

La directora cuenta que conoció a Silvia por medio de una videollamada en la cual intercambiaron gustos, sentimientos compartidos, lecturas feministas que las marcaron y futuras ideas. Posteriormente, se encontraron en persona cuando Silvia Gomez realizó un viaje a Buenos Aires. “Me conecté con ella a través de la literatura al compartir su misma manera de ver el mundo”, dice Pose.

En la obra se habla del universo femenino y de su enorme capacidad para la resiliencia. “Después de la caída, se levanta y sigue caminando”, remarca Pose. La obra carece de escenografía, ya que, según ella: “Es tan potente lo que sucedía en la actuación y en los ensayos que me incitó a llevar aquella mística de ese territorio tras bambalinas a su exposición al público”.

“Intento que la audiencia empatice con los hechos que la atraviesan. Los acontecimientos narrados son sensibles, pero intentamos, mediante la puesta en escena y la actuación, abordarlo de la forma menos tensa posible. Anhelo que el latir que posee la obra pueda acompañar a quien la vea, que se cuestione, que la sienta, que se posicione en la agenda. Mi intención es que la violencia sexual como tema esté presente, pero no por la pesadez y el estigma que conlleva, sino que la obra sea un aporte para su discusión”.

“Utilizo recursos que a mí me resultan conmovedores y deseo que eso se pueda llegar a transmitir. La actuación como recurso por parte de actrices completamente entregadas en cuerpo y carne a la obra, la música, la iluminación, romper con la convención más tradicional para develar al público todo el artificio con el cual está construida la historia. Poder dar vuelta la escena y reflejar toda la verdad de la misma, sin mediaciones”.

“Me interesa especialmente el público joven, me genera esperanza. Las dos actrices que abordan la obra -Daniela Flombaum y Carolina Saade- son jóvenes. Quería mostrar un vínculo maternal entre ambas, algo que alguna vez en la vida todos hemos experimentado. Me identifico mucho con esa sensación de ser maternada por un par, por eso intenté presentar eso en el territorio del juego de la escena. Una mujer que tiene más experiencia sobre otra que es abusada por un varón”.

La historia refleja todo el universo artístico que inspira a la directora. Pose trata de intervenir con la alimentación que posee del mundo sensible donde no solo reside el teatro, sino también otros abordajes artísticos como la literatura o el arte plástico sobre el cual se siente particularmente atraída. “Me gusta llegar a las personas. Me interesa generar algún tipo de sentimiento. Recuerdo la conmoción que me generaron ciertas obras de arte. Conmover es estar moviéndose con algo y busco que el público reciba con igualdad de importancia el tema y el arte que envuelve la obra”.

El relato busca centrarse en la empatía y en el vínculo entre pares. “Dos personas que son desconocidas se unen a partir de un hecho trágico que da pie al vínculo entre las dos protagonistas de la obra. Mi intención es que el público se lleve el fervor que se produce en la resistencia a partir del acto de compartir una conexión con la otra persona. Un perfecto desconocido te puede, literal y poéticamente, salvar la vida. Ganar una amistad, cantar y levantarse junto al otro es la sensación que intento transmitir”.

 

En este loco mundo, en esta noche brillante se presenta los domingos de junio a las 20 en el espacio Dumont 4040 (Santos Dumont 4040, Chacarita).

«Cámpora era un hombre absolutamente leal»

«Cámpora era un hombre absolutamente leal»

A 50 años de la asunción de Héctor Cámpora como presidente, el abogado y catedrático Oscar Moreno reflexiona sobre los acontecimientos de la época y su vivencia personal de los que define como sus “49 días como oficialista”.

En junio de 1966, tras el derrocamiento del presidente Illia, se instauró la dictadura de Juan Carlos Onganía, Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse, la autodenominada “Revolución Argentina”. Todos ellos, en ese orden, fueron los generales que estuvieron en la presidencia durante este período que finalizó en 1973. Cada una de las gestiones cayeron por un contexto nacional en el que la movilización popular desbordaba, lo que hizo que el régimen militar se viera obligado a preparar la transición hacia el retorno de la democracia. En este sentido, se levantó la proscripción del peronismo, aunque los militares implementaron diferentes mecanismos para evitar la candidatura de Perón.

Ante las restricciones, Perón eligió como candidato a Héctor José Cámpora para las elecciones presidenciales de 1973, quien ganó por amplia diferencia. A 50 años del “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, el abogado y profesor emérito de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Oscar Moreno, dialogó con ANCCOM sobre los 49 días de aquel fugaz mandato, no sólo desde una mirada académica, sino también que protagonizó los acontecimientos de la época.

¿Quién era usted cuando asumió Cámpora?

Me hice peronista en 1959. Mi padre era maestro en una escuela rural en La Pampa, vinimos a vivir a Buenos Aires para estudiar y vivíamos en un barrio muy humilde de Flores Sur, cerca del Hospital Piñero y el Cementerio de Flores. Allí vivían muchos de los obreros del frigorífico Lisandro de la Torre. Era muy divertido porque a las seis de la tarde, cuando volvían de su trabajo, todos se sentaban a tomar mate en pijama y camiseta en la calle y el día que no los veías a ninguno, era un día que había llegado una cinta de Perón. Cuando tomaron el frigorífico porque Frondizi lo quiso privatizar fue una revuelta popular de un tamaño… los vecinos del barrio arrancaban los adoquines y los tiraban a los tanques. Yo era muy joven y me dije: “Me he pasado la vida leyendo a Marx y buscando a los proletarios, los proletarios están acá” y a partir de ahí milité en el peronismo, como decíamos en broma con muchos compañeros, casi siempre del lado contrario. Casi siempre Perón nos ganaba. A partir de ahí, tuve un periodo de militancia bastante activa en la defensa de los presos políticos y muy cercana a lo que se llamó “La Tendencia”. Cuando Perón destituye a Paladino como delegado personal y nombra a Cámpora, ahí tuve un acercamiento mayor porque yo era bastante amigo, o por lo menos conocido, de un sobrino de Cámpora: Pedro Cámpora. Por Pedrito conocí a su hermano Mario, el primer embajador en Londres cuando se repusieron las relaciones diplomáticas. Fue como el ideólogo de todo esto: formamos un núcleo de amigos que trabajó por la candidatura de Cámpora.

 

¿Cuál era el ambiente de época?

Hay una cosa que entender. En 1966 Onganía destituye a Illia y fue un gobierno de origen nacionalista, católico y militar que tenía la intención de quedarse en el poder. Uno de los errores políticos que comete es intervenir y prohibir la vida política en las universidades. Los estudiantes dejaron de ser militantes para poner al presidente del centro de estudiantes y los consejeros en los consejos de la facultad. Se empieza a dar un proceso de politización de esa juventud y de acercamiento hacia el peronismo. Lo que uno sentía en ese momento es que se había roto aquella tradición de que las clases medias eran antiperonistas. Aparece un movimiento juvenil muy fuerte que se arrima al peronismo, que vitorea a Perón y pide su vuelta. O sea, ya el peronismo dejó de ser una cuestión propia de los trabajadores y los sindicatos y pasó a ser un proceso de masas.

¿Era el retorno de “los años felices” anteriores al 55?

No, esto es muy complejo. Lanusse entiende que debe abrir el proceso electoral y se ve así mismo, a partir de un acuerdo con Perón, presidente electo democráticamente y para eso genera el Gran Acuerdo Nacional. Perón, con esta cosa chicanera que tenía para hablar, tumba rápidamente esta idea cuando dice: «Lanusse tiene las mismas posibilidades de ser presidente electo en Argentina que yo rey de Inglaterra». Entonces empieza ahí un tironeo fuerte entre ambos y ocurre un hecho militar y político: la Masacre de Trelew. Esto trajo una especie de rebeldía contra Lanusse, quien así pierde sus posibilidades de ser candidato. Entonces, ¿qué es lo que empieza? Perón, que era un viejo zorro de la política, se aviva que Paladino, su delegado personal, era más un delegado de Lanusse ante Perón que un delegado de Perón ante Lanusse. Entonces lo destituye y trae a la escena a Héctor Cámpora, un tipo que tiene como virtud central haber sido toda su vida leal a Perón. Y a partir de ahí se gesta todo un movimiento, «el peronismo de la victoria», y la posibilidad del retorno de Perón. La dictadura apuesta a que no va a volver, pero cuando se hace visible la vuelta se produce una cosa absolutamente inconstitucional: el proyecto de transformación de las elecciones en el que pone una cláusula proscriptiva que consistía en que quien no estuviera el 25 de agosto del 72 en Argentina, no podía ser candidato. Perón vuelve en noviembre a pesar de ello, en un chárter con 150 dirigentes peronistas y hace una reunión con todos, incluido (el radical) Ricardo Balbín. Cuando Perón se va tratando de que no haya demasiados conflictos dentro del movimiento, lo deja a Cámpora como candidato y cuando vuelve es presidente. La campaña fue una cosa que sorprendió a todo el mundo, eran actos masivos en todos lados, pero en esa campaña toma muchísima fuerza la juventud, yo te diría de la izquierda montonera, y los discursos se iban radicalizando. Fuimos a las elecciones y con un sistema de computación de datos muy improvisado, a las 2 de la mañana, más o menos, teníamos la noticia de que llegábamos al 50 por ciento. Cámpora era un hombre absolutamente leal, pero muy tozudo. No quiere creer lo que Abal Medina decía: le estaban, desde antes del 11 de marzo, forjando su caída lo que podríamos llamar la derecha peronista: el teniente coronel Osinde, Norma Kennedy, Alberto Brito Lima, del Comando de Organización. Toda esa gente se alía con López Rega. ¿Cuál es el miedo del rumbo? Él había armado durante muchos años el gran negocio: llegar a la Argentina con Perón presidente, Perón enfermo, Perón se muere, queda Isabel y él está en el poder. Como Perón se agravó esos días, el gran miedo de “Lopecito” era que se muriera Perón en Madrid, Cámpora presidente y él queda fuera del juego. Entonces empieza a armarse toda una cosa muy fuerte contra Cámpora. Cuando Perón vuelve a la Argentina ocurre la Masacre de Ezeiza, un enfrentamiento entre Montoneros y la derecha de Osinde. Perón no puede llegar y a partir de ahí Cámpora empieza a perder cada vez más poder político hasta que le presenta la renuncia a Perón.

Estuve en la Casa Rosada. Lo echamos al representante del gobierno de Estados Unidos, no lo dejamos entrar. Era un ambiente increíble. Dentro del Salón Blanco, cuando Lanusse entrega los atributos a Cámpora, nosotros gritamos: «Se van, se van y nunca volverán» en la cara.

Oscar Moreno

¿Qué balance hace de la presidencia de Cámpora?

Su gobierno es difícil de entender porque duró muy poco tiempo y además porque tuvo un gabinete que en el lenguaje de ahora se diría “loteado”: había ministros de Cámpora aceptados por Perón, ministros de Perón aceptados por Cámpora y ministros que eran conversables. Entonces, lo que podría decirse del período de Cámpora, más allá de la lealtad a Perón, es que se producen algunas transformaciones. Por ejemplo, la presencia de Carcagno en la comandancia del Ejército hace que el ejército liberal tenga desde ahí pocas posibilidades de llegar, más allá de que los que entonces éramos unos terribles izquierdistas no queríamos a Carcagno. Queríamos que pusieran al último coronel así los echaban a todos. Ahora, 50 años después, te digo que no nos daba la política para hacer eso, pero entonces queríamos eso: poner un coronel y echarlos a todos. La otra cosa muy importante que queda del gobierno de Cámpora, me parece a mí, es una política exterior. No nos olvidemos que en su asunción las dos figuras centrales fueron Salvador Allende y Dorticós, el presidente de Cuba. Era decir: “Bueno, acá estamos, construyendo una unidad continental”. Tampoco puedo dejar de destacar el discurso que tuvo el Ministro del Interior “Bebe” Righi: “El discurso a la policía”, donde le dijo a la policía lo que tenía que hacer.

¿Qué rol tuvo usted dentro del gobierno?

Yo bromeo con eso, siempre digo: “Los 49 días que fui oficialista”. Yo no tenía ningún cargo, sí era parte de una banda de abogados que nos respetaban mucho: Mario Hernández, Roberto Sinigaglia… Nosotros entrábamos a la Casa de Gobierno como en nuestra casa. Cuando Cámpora decidió renunciar, Sinigaglia, yo y otra gente más nos quedamos afónicos discutiendo con el “Bebe” Righi. Le decíamos que Cámpora tenía que llevar la renuncia, pero que se tenía que transformar en una movilización, o sea llamar a la juventud a una gran movilización, con Cámpora al frente para entregarle la renuncia a Perón, pero con miles de personas.

¿Se acuerda de lo que estaba haciendo mientras asumió Cámpora?

Estuve en la Casa Rosada. Lo echamos al representante del gobierno de Estados Unidos, no lo dejamos entrar. Era un ambiente increíble. Dentro del Salón Blanco, cuando Lanusse entrega los atributos a Cámpora, nosotros gritamos: «Se van, se van y nunca volverán» en la cara. Después vino el primer gran problema del gobierno que fue la noche en Devoto, que también estuve, porque los presos se querían ir. Habían sacado una consigna: no puede haber ni un solo día de gobierno peronista con presos peronistas. Mientras tanto, Devoto ardía y ahí estábamos los abogados, con Mario Hernández, que era como el cabecilla nuestro. Estábamos todos y vino Juan Manuel Abal Medina, que no tenía ningún cargo, pero tomó la palabra y ordenó salir. Entonces se decretó el indulto, al otro día se discutió la Ley de Amnistía y se aprobó, pero cuando se discutió ya estaban todos los presos afuera. Era muy claro que la gente que salió de ahí lo hizo con la idea de volver a pelear y lo que me acuerdo de esa noche es que a muchos no los volví a ver. Yo fui muy amigo de Paco Urondo, que después se me perdió en la vida, quien esa noche entrevistó a los tres sobrevivientes de Trelew e hizo el libro La patria fusilada. Muy poca gente volvimos a ver porque se fueron a la militancia, que al poco tiempo se volvió clandestina. A 50 años, diría que la mayor locura que tuvimos todos, de todo eso que se llamó “la izquierda peronista”, “La Tendencia”, como le quieras llamar, fue creer que podríamos hacer un país socialista con Perón como líder. Perón nunca fue socialista ni lo quería ser ni lo iba a ser, entonces ese error de base. Ahora, sí yo tengo que rescatar la figura de Cámpora, o al propio Abal Medina, quedó claro que fueron figuras que permitieron el regreso de Perón y permitieron esta “primavera camporista”.

En la Revista Gestión Cultural escribió un artículo en el que plantea que “el retorno de Perón y su último gobierno, en un clima de efervescencia social, hicieron que las expresiones de las artes aparecieran subordinadas a un proceso político y social que ponía al descubierto una muy fuerte tensión social”. ¿Qué quiso decir con eso y cómo se manifestó durante el gobierno de Cámpora?

Cuando uno habla de los 60 en el mundo, está hablando de la aparición de un fenómeno nuevo llamado la juventud. O sea, los 60 traen a la escena la juventud. Si uno quiere hacer los 60 argentinos, tiene que tomar la idea del historiador Eric Hobsbawn, donde dice que hay siglos largos y siglos cortos, que estos no dependen del calendario sino que tienen que ver con hechos. Por ejemplo, él dice que el siglo XX es un siglo corto porque va desde el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 hasta la caída del muro de Berlín. Ese es para él el siglo XX. Yo digo que los 60 empiezan en el 58 cuando asume Frondizi y terminan en el 66 cuando asume Onganía. Esos 60 generan un mundo cultural donde esa juventud que se estaba peronizando toma mucha importancia. Uno tiene que recordar que durante el gobierno de Ongania se cierran ingenios azucareros en Tucumán y se produce una gran rebelión de los obreros y las artes generaron una respuesta que se llamó “Tucumán arde”. Lo importante de esto es que un conjunto de artistas se solidariza con los trabajadores y arma una expresión artística. Ahora, ese movimiento en el período de Cámpora uno no lo puede identificar porque fue tan efervescente y tan corto que uno no puede trazar una línea y decir: “Hubo una política cultural de determinado tipo”. No la hubo porque no hubo tiempo de trazarla. La cosa más marcable de la cultura podría ser la apertura y vuelta a la política de las universidades.

¿Qué opinión le merece la juventud de aquel entonces?

Hay un fenómeno muy particular de la política argentina que es que el mayor hecho de masas del siglo XX, el Cordobazo, tiene como hijos organizaciones vanguardistas y armadas. O sea que ahí nace las FAR, el ERP, Montoneros, pero esta última tiene la virtud de incluir a todos los peronistas tradicionales de izquierda, se lleva a todos los Descamisados. Sí tengo críticas a Montoneros, en particular a su conducción: fue una organización aparatista que cuando lo bajan a Rucci y luego pasan a la clandestinidad, dejan a las organizaciones de masas muy descubiertas y esto permitió que avance la represión. Se transformó en una organización elitista que tenía el dinero afuera, mientras acá se morían compañeros que se quedaban dormidos en el tren de ida y vuelta al Tigre y el guarda los denunciaba. Yo decía: “Acá algo estuvo mal”. Ahora, críticas a la juventud en general no tengo, porque esa juventud siguió esa línea y bueno, sufrió la frustración que sufrimos todos, pero sí tengo para ellos una cosa que me parece admirable: la alianza con los obreros y la gestación de un movimiento que, entre otras cosas permitió, la vuelta de Perón.

¿Qué pensás de la juventud de la actualidad?

No sé hoy, tengo muchas dudas, tengo 80 años. No tengo participación en la política, pero sí opino desde afuera. Con el primer gobierno de Néstor se produce una cosa parecida a aquella “explosión camporista”. O sea, la juventud sale a apoyar a Kirchner y después de su muerte aún más. Hay una juventud importante que revive a la política, que viene a la política con Néstor y eso es muy parecido a lo que pasó hace 50 años. Ahora, después de Néstor la cosa se complica más y ahí no sé por qué. Yo ahora no tengo esta misma posibilidad de criticar a Montoneros, porque entonces tenía que ver y también me jugué la vida en alguna cosa y me comí 10 años de exilio durante la última dictadura. Ahora no tengo la misma crítica, pero La Cámpora, que dirige toda esta gente vanguardizada, no sé si no comete algunos errores aparatistas en el sentido que decía antes de la organización Montoneros. No lo sé porque no estoy militando, pero visto de afuera pareciera que hay también distancia entre lo que pretende la organización La Cámpora y esta enorme juventud que apareció en la política con Néstor. Entonces yo haría esa comparación: los que son de la juventud con Néstor a la aparición de la juventud con Cámpora.

Díganle Ringo a la Estación Hospitales

Díganle Ringo a la Estación Hospitales

La Legislatura porteña aprobó colocarle el nombre del boxeador Ringo Bonavena a una estación de la Línea H del subterráneo. Este lunes se cumplen 47 años de su asesinato.

El 22 de mayo de 1976 fue asesinado en Estados Unidos el boxeador argentino de peso pesado Oscar Ringo Bonavena. En la antesala del aniversario 47° de su muerte, la Legislatura porteña aprobó el proyecto de ley por el cual la estación de subte de la línea H “Hospitales”, llevará agregado el nombre “Ringo Bonavena”. El recuerdo de su familia, el periodismo y su vínculo inquebrantable con el barrio y Huracán.

Carismático, popular, mediático, boxeador, actor y cantante. Ringo construyó su fama más allá del cuadrilátero y supo conquistar el amor de la gente que lo siguió y lo acompañó hasta el último día de su vida. Padre de dos hijos; Adriana y Natalio. Hijo de Dominga y Vicente. Marido de Dora. Campeón argentino de peso pesado.

“Ringo era un padre difícil de llevar porque viajaba mucho y cuando estaba en Argentina estaba rodeado siempre de gente y eso es difícil de llevar porque no es una vida común, pero uno pudo afrontarlo y llevarlo adelante”, cuenta su hijo Natalio,  que pudo disfrutar tan solo hasta los 7 años a su padre..

Bonavena se inició como boxeador en 1957en el Club Atlético Huracán y en 1959 fue campeón amateur. Inició su carrera profesional en Estados Unidos en 1964, en el Madison Square Garden. En 1965, obtuvo el título argentino de pesos pesados en un enfrentamiento ante Gregorio Peralta. “Tenía ventaja porque Peralta era físicamente más chico que él; ganó bien, pero con un Peralta que no estaba físicamente a su altura”, analiza el histórico periodista de boxeo argentino Carlos Irusta.

Su pelea más recordada es frente a Muhammad Ali en el Madison Square Garden el 7 de diciembre de 1970. “Con Muhammad Ali hizo una muy buena pelea más allá de que ya había perdido claramente antes del nocaut técnico”, agrega Irusta. Ese día se disputó la corona mundial y la televisión nacional se paralizó para ver el hecho histórico a pesar de la derrota del representante argentino.

 “Con el periodismo se llevaba bien, jamás decía que no a una nota y siempre tenía una ocurrencia y una frase diferente para decir. Era muy amigo de los fotógrafos porque le gustaban las fotos excéntricas”, explica Irusta. Además, Ringo participó de distintos programas de televisión, películas, una temporada del teatro de revistas y se animó a cantar el hit de Palito Ortega, Pío Pio Pa.

Ringuito cuenta que de su papá solo vio dos peleas: “Una era de exhibición en Lobos, peleó con cuatro boxeadores distintos, nos reímos y la pasamos bárbaro. Después lo vi pelear en la última que hizo en el Luna Park con Raúl Gorosito. Ese día la pasé muy mal porque me daba cuenta que era una pelea de verdad. Me hizo llorar y estaba con miedo”.

Su último enfrentamiento oficial fue con Billy Joiner, pero ya fuera del país. De esta manera, en su carrera cosechó 58 peleas ganadas (44 por knock out), nueve derrotas y un empate. “Mi papá sabía que iba a ganar siempre todas las peleas, él nunca se subió a ningún ring pensando que podía llegar a perder. Era un tipo ganador que iba para adelante”, recuerda.

El 22 de mayo de 1976 fue asesinado de un disparo por un guardaespaldas del burdel y casino Mustang Ranch, en Nevada. Ringuito tenía 7 años, pero no se olvida de ese día: “Estaba en la calle jugando a la pelota, y había un sereno que estaba escuchando la radio y dicen ´Mataron a Bonavena´ y yo pensaba que era imposible, pero cuando la veo a mi mamá que viene llorando me di cuenta que algo había pasado con mi papá”, relata.

 

El cuerpo de Bonavena fue velado en el estadio Luna Park, donde fue despedido por unas 150.000 personas, y luego fue sepultado en el cementerio porteño de la Chacarita.   “Ahora lo recuerdo siempre con alegría, pero en un momento fue triste. Fue un duelo que se hizo bastante largo, pero pude asimilarlo. Antes solía hacerse una misa en el aniversario de su muerte, pero ahora me quedo con el recuerdo del corazón y con anécdotas de gente que lo conoció y me las viene a compartir”, rememora Natalio, dueño de un restaurante junto a su hermana Adriana

“Patio Funes -así se llama el local- surge en la idea de dos amigos en época de pandemia, queríamos abrir un bar de vinos en Parque Patricios. Cuando vine a conocerlo era un lugar que estaba destruido, pero el alma del lugar era magnífico, hermoso”, dice y reconoce que entre sus platos hay algunos secretos: “Los ravioles son los de Doña Dominga, es la receta de mi abuela”.

 

Del barrio de Parque Patricios

Oscar Bonavena era hincha fanático del Club Atlético Huracán y para el club de Parque Patricios es considerado un ídolo. Así lo demuestra el recuerdo latente de sus hinchas, la tribuna popular local del estadio Tomás Adolfo Ducó que lleva su nombre y su imponente estatua que reposa sentado y con el torso denudo en la platea, recreando la histórica foto que le sacaron con Muhammad Alí.

“Somos del barrio de la Quema, somos del barrio de Ringo Bonavena”, dice la canción que entonan en la popular. Es que el boxeador no se olvidó nunca de su querido Parque Patricios y los vecinos tampoco de él.

El pasado 11 de mayo la Legislatura aprobó el proyecto de ley por el cual la estación de subte de la Línea H –hasta ahora“Hospitales”-, también llevará el nombre del ídolo popular. La iniciativa fue impulsada por los vecinos del barrio, socios, hinchas y comisión directiva de Huracán, familiares de Ringo y actores políticos: Logramos presentarlo en la Legislatura con el acompañamiento de los legisladores Javier Andrade, Maia Daer y el apoyo de la bancada del Frente de Todos”, reconoce el presidente de la Comuna 4 Ignacio Álvarez.

 “Fue importante lo de la estación de subte, porque en el último tiempo hubo muchos cambios en el barrio a nivel estructural, se instalaron muchas empresas y nunca se contempló en todo eso nuestra identidad. Ahora toda esa gente que transite el barrio va a tener que bajarse en la estación Ringo Bonavena y por lo menos van a tener presente a uno de los ídolos del barrio, nos pone contentos y creemos que es una forma de saldar una deuda”, reflexionó el referente del centro barrial y cultural La Bonavena,  Leandro Moreno que acompañó el proyecto en representación de los vecinos e hinchas de Huracán.

Por su parte, el diputado Javier Andrade explicó que el proyecto es una forma de que Ringo permanezca en el barrio y resaltó la importancia de construir identidad a partir de esto: “Siempre estamos en esa búsqueda de la identidad barrial porque es una fibra que nos da la posibilidad de generar lazos. Es una manera de rescatar no solo cosas del presente, sino del pasado, es algo que nos constituye y esa identidad es colectiva y trasciende lo personal”.

Maia Daer, a su vez, señaló que “tiene que ver con lo que sienten los vecinos con el club. Parque Patricios fue nombrado en un montón de lugares del mundo por el solo hecho que tenía un boxeador que iba vendiendo su lugar de origen. Eso te daba una identidad y genera que al día de hoy todo el mundo que transite el barrio entienda que Ringo es Parque Patricios y no puede separarse esa parte histórica”.

Por último, anticipó que, cuando sea  la inauguración oficial del nuevo nombre de la estación, van  a hacer “una muestra que visibilice esto como un show que tenga que ver con Bonavena y la cultura del barrio”.

El primer adelantado del Frente de Todos

El primer adelantado del Frente de Todos

Juan Grabois se convirtió en el primer precandidato presidencial oficialista en lanzar formalmente su campaña. Habló en Ferro, enunció su programa y cuestionó a Massa.

Juan Grabois es católico, peronista, marxista, abogado, zapatista, referente social, precandidato a presidente por el Frente de Todos. Hijo de la generación diezmada desde la que se concebía Néstor Kirchner según recuerda Cristina Fernandez cada vez que puede. Hijo del 2001. Amigo del Papa. Todo eso, en 2 horas de discurso.

“Hoy no se puede hacer choripan porque hay lluvia, se te apaga la parrilla,  hermano. Qué grande Cristina, por Dios”, dice Ofelia Fernández, antes de presentar al flamante precandidato en el microestadio techado de Ferrocarril Oeste.

Oficialmente, Grabois va a disputar las PASO del Frente de Todos en la categoría presidencial. Porque –dice- no puede ser que haya un 110 por ciento de inflación, que la desocupación sea del 6 por ciento y la pobreza supere el 40 por ciento. Porque –sigue diciendo- es mentira que si crece el PBI crecemos todos y todas; porque no puede ser que los recursos naturales se lo lleven las multinacionales, que le paguemos al FMI lo que le pagamos al FMI, que exportemos semillas e importemos tomates. Que una ministra en ejercicio que pertenece al campo nacional y popular diga que con los chicos no cuando el 60% de los pibes y pibas son pobres.

El Frente de Izquierda no supo, no quiso o no pudo darle la suficiente voz por izquierda al reclamo que encuentra en Javier Milei una canalización por derecha. Por eso hay una vacante. Por eso Grabois grita en el mismo tono que Milei, por eso habla de castas, por eso se reconoce libertario, de una libertad que no es la de la escuela de Austria, mientras describe su Argentina Humana. Los libertarios que define Grabois son “los que liberan a los pibes y las pibas de la esclavitud de las drogas, de la narcoestructura, del infierno de la cárcel, del infierno de la reincidencia”.

La carrera en el Frente de Todos comenzó, finalmente, después de las bajas de dos de los tres acreedores centrales del espacio, fundamentalmente la de Cristina Fernández de Kirchner. Esa carrera se resume en ver a quién le entra mejor el nombre en el canto Cristina presidenta. En el caso de Grabois, el público cantó Juangra presidente.

Pero falta la definición del ministro de Economía: el más atacado en el happy hour de Ferro. El textual de Grabois lo resume a la perfección: “Nuestros adversarios, la gente de Sergio Tomás. ¿Saben lo que hizo hoy? AYSA debe una obra de agua en la CABA hace años. Fue una vecina a reclamarle a la presidenta. ¿Saben lo que dijo? ‘Andá a pedirselo a Fernanda Miño’ -primera villera que ocupa una secretaría nacional, la de IIntegración Socio Urbana en el Ministerio de Desarrollo-. Hay que ser mala gente, eso es de mala gente. Eso es pegar debajo del cinto. Metete conmigo Sergio, no seas tan cobarde.”

La escena termina con el canto del público: “Oh sos cagón, sos cagón, Massa sos cagón.”

La volteada le llega a casi todos en mayor o menor medida, con Massa a la cabeza por amplia diferencia. Pero hay una unidad necesaria: la de los trabajadores de la economía popular y del movimiento obrero organizado porque “todos y todas se están cagando de hambre”.

JuanXXIII reconoce una contradicción entre la organización popular de base y la lucha política, que no es ni más ni menos que una maduración del “que se vayan todos” del 2001, año que terminó de darle entidad a los llamados movimientos sociales. 

Emilio Pérsico es la personificación de esa contradicción. Silbado al ser nombrado por los presentadores y aplaudido tímidamente cuando Grabois pidió un aplauso para él, la cara más filmada de la tarde noche después de la de JuanXXIII.

Pasada la hora de discurso, el público del microestadio de Ferrocarril Oeste empezó a dispersarse en una de las tribunas. El campo, antes completamente colmado, mostraba espacios para sentarse o caminar con comodidad. 

¿Están cansados en el fondo? Ahí está la puerta, dice Grabois  Todavía falta el plan. Porque hay plan. La Argentina Humana de Juan Grabois, JuanXXIII, se apoya sobre 4 ejes generales: 1) Principios rectores; 2) Orden socioeconómico; 3) Orden Político; 4) Orden soberano-energético. El objetivo: Tierra, Techo, Trabajo.

Sin repetir y sin soplar: la plataforma que propone se centra en el acceso a la tierra por medio de una reforma agraria, reforma del Poder Judicial, no pago al FMI, nacionalización de los recursos naturales con participación de las provincias, moneda regional, reforma impositiva, salario básico universal, reforma urbana y reformas en los sistemas de salud, seguridad y educación.

Porque, dice: “La única manera de dejar la falopa es con tierra, techo y trabajo”.

Las puericultoras quieren su ley

Las puericultoras quieren su ley

Realizaron movilizaciones en casi todo el país para que el Congreso regule su ejercicio profesional y sean incluidas dentro de los servicios públicos de salud.

En más de quince provincias se realizaron manifestaciones en reclamo por el tratamiento del Proyecto de Ley de Regulación del Ejercicio Profesional de la Puericultura.El acto principal desafío la lluvia del viernes por la tarde frente al Congreso nacional.

Se trata de una petición de puericultoras argentinas que ya juntó más de 17.000 firmas para exigir que se impulse un proyecto de ley que reconozca su labor profesional. Dicha solicitud expresa: “Es fundamental que se nos incorpore como agentes de salud idóneas para brindar prestaciones médicas obligatorias en materia de lactancia humana y demás tareas (…) reconocer el rol de las puericultoras en el acompañamiento a las mujeres, personas que amamantan y sus familias, para facilitar información, herramientas y sostén desde la gestación, durante el puerperio y en los primeros años de la crianza de los niños y las niñas”.
El Proyecto de Ley establece “incorporar la atención por parte de Puericultoras dentro de las prestaciones que dispone la Ley 25929 en materia de lactancia materna”, además de asistir tanto a la persona gestante como al niño/a una vez nacido/a, en cuidado y crianza. Esta modificación sobre la Ley de Parto Humanizado permitiría que dichas prestaciones, al incluir la asistencia de puericultoras en lactancia, lograría hacer entrar a dichas profesionales en el Plan Médico Obligatorio, universalizando así dicha atención.

El proyecto presentado por la diputada nacional Vanesa Siley (FdT) establece que la profesión se desarrolle “en forma individual o integrando equipos interdisciplinarios”, sea de forma autónoma o en instituciones públicas o privadas (tales como sanatorios y clínicas, hospitales, centros de atención primaria, consultorios externos, entre otros). Además, busca reconocer el ejercicio de esta especialidad mediante la inscripción en un Registro Nacional de Profesionales de la Puericultura, a crearse en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación.

¿Dónde se estudia?

Para acceder a la formación en Puericultura existen pocos sitios y se da sobre todo de forma privada, con excepción de la reciente aprobación para su dictado en la Universidad de José C. Paz, en la Provincia de Buenos Aires. También se dicta como tecnicatura en la Universidad Maza (Mendoza), la Asociación Civil Argentina de Puericultura (ACADP) y Panza y Crianza, entre otros.

La presidenta de Unión de Puericultoras Argentinas (UPA), Valeria Wasinger, profundiza al respecto: “La idea, junto con el proyecto de ley, es también que se regularice la situación en los ámbitos de formación y que las personas que quieran puedan hacerlo en un ámbito educativo público y gratuito. Porque es fundamental para regularizar nuestro rol que podamos acreditar debidamente cómo estamos formadas”.
La figura de puericultora como tal no concibe la visión biomédica, sino la de asistencia técnica y acompañamiento, trabajando junto a otros profesionales de la salud y, si bien en otros países hay distintos tipos de asesoramientos, según Wasinger “no existe el rol como lo llevamos en nuestro país”. Más bien, se trata de acompañar un proceso relacionado “con lo fisiológico pero también con lo emocional, que necesita de sostén, de escucha, de acompañamiento desde un lugar más cercano, que cuesta mucho encontrar dentro del sistema de salud, o en otras profesiones que tienen que intervenir desde un lugar puramente técnico”, agrega Wasinger.
Actualmente, el desempeño de la actividad es autónomo y está fuera de las prestaciones que brinda el sistema público de salud. “En el ámbito en el que más nos podemos desarrollar –continúa Wasinger– es en el privado, lo cual es un poco loco… que en ciertos lugares podamos trabajar y en el ámbito público no tengamos acceso. Parte de esta lucha tiene que ver con garantizar nuestros derechos como trabajadoras pero también para que toda persona que requiera la atención pueda acceder. Hoy en el sistema público no sucede y si sucede es porque se sostiene por puericultoras que trabajan de manera voluntaria o en condiciones precarizadas”. 

Barbara Belloso, graduada de la ACADP, es puericultura desde el 2019 y en igual sentido asegura que “es un privilegio insertarnos en el sistema de salud. La mayoría trabajamos de manera independiente y muchas tenemos otros trabajos porque lamentablemente no podemos vivir cien por ciento de nuestra profesión, ya que no está regularizada ni reconocida”.

Anush Camacho, enfermera titulada en la Universidad de Buenos Aires, afirma: “Muchas veces se tiende a pensar que cualquier profesional de la salud podría cubrir las veces de puericultora y los programas de medicina, obstetricia, enfermería no tienen una carga horaria considerable. La carga para la tecnicatura es de tres años, tres años de hablar de lactancia y crianza en cualquier carrera de grado no hay, no existe. La puericultura nace para satisfacer esas necesidades”.

Al ser un campo en situación de informalidad, no existen estadísticas oficiales sobre el número de profesionales para su reconocimiento pero se afirma que en la mayoría de casos se trata de personal femenino. Al respecto, Wasinger advierte el sesgo de género en el ámbito de la salud porque “todas las profesiones relacionadas con el cuidado son las que menos están reconocidas y sobre todo si son tareas llevadas por mujeres”, mientras concluye: “Es difícil con las pocas posibilidades de laburo que hay, no tener una matrícula y poder trabajar de lo que estudiaste”.

San Juan, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Tucumán, San Luis, Salta, Chaco, Santa Fe, Tierra del Fuego, Santiago del Estero y distintos puntos de Buenos Aires fueron algunas de las provincias donde se llevaron a cabo manifestaciones por este reclamo.