Por Angie Tovar
Fotografía: Milagros Gonzalez

Miles de mujeres se movilizaron en todo el país en el marco del Paro Internacional Feminista #8M para exigir al gobierno justicia con perspectiva de género frente a a un Poder Judicial patriarcal y machista, reivindicaron el pedido por la igualdad, el reconocimiento de todos los trabajos y el reclamo por salarios dignos.

A pesar de que en gran parte del país las temperaturas no cedieron y alcanzaron los 37 grados, las calles ardieron pero esta vez no por la temperatura, sino por la indignación y el pedido a viva voz de miles de mujeres que exigieron transformaciones de fondo al sistema judicial. Además se movilizaron en contra de la violencia de género, de la precariedad laboral y reclamaron por la falta de salarios dignos, en un nueva jornada de #8M. En CABA, los carteles, banderas, cánticos y las diferentes muestras artísticas y gastronómicas, también sumaron a la atmósfera que se pintó de violeta y verde.

Los diferentes colectivos, sindicatos feministas y las personas que se autoconvocaron se dieron cita en Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar hacia el Congreso a las 15, pero sobre las 16:30 tuvieron que desplazarse hacia las calles Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, ya que se fueron sumando miles de  personas a la manifestación.

Marisela Escalante, vocera de la organización La Poderosa, contó que llegaron a las 6 de mañana desde la Villa 31, porque buscan recaudar 500.000 firmas para poder presentar un proyecto de ley de iniciativa popular que reconozca salarios dignos para las trabajadoras de los comedores comunitarios y para organizar las distintas cooperativas autogestionadas por mujeres cabeza de familia. “Nosotras estamos hoy presentes para que se reconozca la ley por salarios dignos para las compañeras que cocinan en los comedores populares. El Gobierno sabe que los comedores existen porque aporta la comida pero no reconoce a las mujeres que trabajan en ellos”. Y cerró: “Esta iniciativa no es de ningún partido político, comedores populares hay en todo Buenos Aires y en todas las provincias, lo que queremos es que el Gobierno reconozca el derecho de las trabajadoras de cobrar un sueldo digno. Durante la pandemia las cocineras fueron las que mantuvieron a los distintos vecinos que no tenían trabajo y pasaban situaciones muy difíciles. Pedimos las garantías sociales por ley para cualquier trabajador/a”.

 Por su parte, la secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad de Argentina (ATSA) zona sur, Natalia Fernández, sostuvo que “nuestra consigna es ‘por todos los derechos, por todas la mujeres’. Venimos a reivindicar todos los derechos de las mujeres, que la paridad de género no sea solo algo impuesto por números, sino algo activo y tangible. Pedimos tener real participación en todos los ámbitos. Es la primera vez que nosotras participamos de este movimiento, pero el sindicato no se puede alejar del pedido de la sociedad que es un cambio. ATSA zona sur  es el primer sindicato en todo la Argentina que en la lista tiene paridad de género, es un paso muy importante y necesario”.

Sobre las 16, los cánticos de las estudiantes de los secundarios retumbaron en cada edificio a la altura de Santiago del Estero. Mora de 16 años, estudiante del Instituto Lomas de Zamora y miembro del comité estudiantil de género, dijo: “Creo que es importante salir a las calles y visibilizar todos nuestros reclamos, ya sea por la implementación de los derechos que ya conseguimos, como la ampliación de los que quedan por conquistar, también por las distintas violencias y femicidios. Es la primera vez que vengo y lo pude hacer con mis compañeras y es algo inolvidable, estar todas juntas y unidas en un día como hoy para hacernos escuchar es necesario y hermoso”.

Desde el colectivo Ni Una Menos, la militante Paola Roca expuso el conjunto de reclamos por los que se movilizan: “La transformación de la justicia, la ilegalidad de la deuda externa que nos empobrece a todas y todes, el acceso a la tierra y vivienda y la agenda clásica de género, en contra de las violencias, la homofobia, la transfobia, lesbofobia, etcétera. Estas son nuestras reivindicaciones a la que se le suman otras no accesorias, sino relevantes en el sentido de que el feminismo tiene algo particular para decir sobre la agenda social”.

Con un altavoz y al ritmo de las batucadas sobre la 9 de Julio se escuchó fuerte y claro a las militantes de distintas agrupaciones de izquierda sentenciar: “El gobierno de Fernández no para de chamullar/}cartelea ministerios y presupuesto real/lo escucharon en la radio,  salió por televisión/ ese 8 de noviembre diciendo que terminó/, no terminó, eso se sabe/gritemos juntas el Estado es responsable”.

Desde la provincia de Jujuy, Olga Choque de 70 años, llegó con un cartel de un metro en el que denunciaba distintas problemáticas que no son conocidas pero que aquejan a los propios. Con un vestido típico, color rosa y amarillo, y un sombrero, Choque declaró: “Soy de pueblos ancestrales milenarios, estoy tratando de visibilizar los distintos conflictos que tienen nuestras comunidades en la provincia de Jujuy, por ejemplo, el tema territorio- tierra y litio, este es uno de los motivos por los cuales el Gobernador de la provincia, Gerardo Morales, está buscando arrasar con todas la comunidades, desaparecer los pueblos ancestrales que vivieron siempre en esos lugares. Es muy grave lo que está pasando y no solo nos afecta a las mujeres sino a toda la comunidad”.

Por su parte, Daniela Ortiz Durán de 27 años, migrante colombiana en Buenos Aires hace 8 meses, expresó: “El feminismo es una fuerza que te ayuda a hacer parte de una colectividad, te enseña a reconocer y recordar que no estás sola y que haces parte de algo mucho más amplio y diverso. Mi deseo en esta oportunidad es conocer las distintas facciones y diversidad que alojan los feminismos que incluso a veces son tan contradictorios. Al ser migrante la lucha feminista ha sido un vehículo para empezar a construir vínculos nuevos y a tejer una solidaridad que se pierde en el momento de migrar y que bajo el pretexto de tener una lucha en común, se van reconstruyendo no solo esa esfera, sino las distintas esferas de la vida cotidiana”.

 

 

Ortiz destacó: “Sé que hay distintas corrientes feministas que pretenden que la demanda no se enuncie solo hacia el Estado nacional, sino que intentan ser un poco más abarcativas, es decir, saben que la lucha es aquí pero también las compañeras de Colombia, Perú, Irán y distintos lugares del mundo exigen lo mismo. Entonces, soy consciente de que esta es una lucha que excede el salir a demandar algo  al Estado que en últimas terminan siendo un ejercicio que reitera una subalternidad de las mujeres.” Y agregó: “Venimos a exigir pero también venimos a agenciar y a conocer dentro de nuestras propias posibilidades que otros colectivos hay, que están haciend ,y que ya hay mujeres haciendo cosas. Creo que va más allá de exigir al Estado o gobierno y es más de mostrarnos protagonistas y conocer qué están haciendo otras compañeras y darnos cuenta que los cambios están sucediendo y que no estamos a la espera de que pasen, si no los conseguimos”.

Al caer la tarde y ante los últimos rayos de sol, miles de personas se reunieron frente al Congreso

para dar cierre a la jornada. Magdalena Fernández Recoba, docente en una escuela de Floresta, ya un poco cansada y sentada en la vereda con un guardapolvo que en la espalda decía “La profe te cree”, habló del papel crucial que cumplen docentes en la educación y cuidado de niñas y niños y dijo: “Nosotras tenemos un espacio muy importante en las aulas y debemos estar abiertas a todo lo que nos puedan contar y tomarlo, para muchxs es el único espacio de expresión. También es muy importante que se implemente la Educación Sexual Integral ESI, que se trabaje y se cumpla en todas las escuelas, es fundamental para las infancias y adolescencias que este sea un lugar donde nos ocupemos de la ESI”.