Por Axel Schwarzfeld
Fotografía: TELAM

Arabia Saudita, una cultura que está cambiando y preparándose, también en el fútbol, para cuando se acabe el petróleo. Un vistazo sobre el primer rival que la Scaloneta enfrentará en Qatar.

La Selección Argentina hará su debut mundialista este martes a las 7 en el Estadio Lusail. Su rival, Arabia Saudita, equipo que comanda desde 2019 el francés Hervé Renard, quien en el pasado también fue el director técnico de los seleccionados africanos de Zambia, Angola, Costa de Marfil y Marruecos.

Jorge Habegger, técnico argentino que dirigió al Al-Nassr y al Al-Ettifaq Club, equipos de la Liga Profesional Saudí, afirma que los sauditas “tienen muy buena técnica y pretenden siempre generar un fútbol de asociación, apostando a la posesión de la pelota”, aunque, sostiene, tiene un problema en lo que respecta a su seleccionado. “Argentina va al Mundial y tiene un solo jugador en el fútbol argentino, que es Armani, el resto están casi todos en Europa. En cambio, a ellos les cuesta mucho que jugadores de Arabia jueguen en otros países. En las últimas experiencias, por ejemplo, había algunos que estaban en España, pero no en el primer nivel español, entonces les falta ese roce de alto nivel para que puedan estar a la altura cuando les llegan este tipo de competencias. No obstante, ahora parece que han cambiado un poco esa tónica y se están insertando en la exigencia del fútbol internacional”.

Los apodados “halcones verdes” participaron sólo cinco veces en copas del mundo. Las primeras cuatro fueron de forma consecutiva entre 1994 y 2006 y la quinta en Rusia 2018. A excepción de su primera experiencia, en donde alcanzaron los octavos de final, en las otras ocasiones no superaron la fase de grupos. “Desde el punto de vista de la lógica, Argentina debería conseguir un triunfo frente a Arabia Saudita, pero los que estamos en el fútbol hemos aprendido a no subestimar a nadie. Hoy todas las selecciones están con la mejor información y con el mejor nivel de preparación”, advierte Habegger.

Cambio de rumbo

En términos económicos, hasta ahora el Reino de Arabia Saudita depende mayoritariamente de los ingresos por la explotación del petróleo. Ahora bien, en los últimos años incursionó de forma intensiva en otras industrias, entre ellas la del deporte, al posicionarse como anfitrión de diferentes espectáculos.

En lo que refiere al fútbol, fue sede de la Supercopa de Italia en 2018 y 2019, la de España en 2020 y 2022, amistosos entre selecciones e incluso fue el lugar en el que se jugó el año pasado el partido entre Boca Juniors y el Barcelona en homenaje a Diego Maradona. En otros deportes, se destacan la realización de eventos anuales de lucha libre organizados desde 2018 por la WWE, la empresa más importante del rubro a nivel mundial, el Rally Dakar desde 2020 y el Gran Premio de Fórmula 1 desde 2021.

Estas iniciativas se enmarcan en lo que se conoce como “Saudi Vision 2030”, un ambicioso plan de reformas económicas y sociales. En diálogo con ANCCOM, Marcelo Gilardoni, embajador argentino en Arabia Saudita, Bahrein, Omán y Yemen entre 2018 y 2021 y luego en Qatar hasta mediados de este año, explica que no se trata de un proceso privativo de ese territorio, sino que es un proceso que se está dando en el resto de los países del Golfo: “Están tratando de diversificar su economía para cuando el petróleo deje de consumirse o se acabe. La idea es que cuando esto suceda, estos países puedan seguir manteniendo el nivel de vida y de ingreso de su población igual al de ahora”. En el caso de los deportes, precisa: “Los ingresos que se generan a partir de esto no son tan importantes ahora, pero la idea es que en algún momento ocupen un lugar importante”.

Jose Manuel Morales, licenciado en Comercio Internacional con una maestría en administración de negocios, dejó México junto a su esposa odontóloga hace cuatro años, a raíz de una oferta laboral que recibió ella en Arabia Saudita. Según Morales, los cambios también incluyen una apertura al turismo. «Hace 15 días estuve en una ciudad ubicada en el Mar Rojo que se llama Yeda y me tocó ver mucha caravana de turistas visitando la ciudad, guiados por saudíes, cosa que hace unos años era imposible ver. Antes no existían visas de turista, solamente podías venir si habías recibido alguna oferta de trabajo, si eras familiar directo de alguna persona que trabajara aquí o si eras musulmán y debías hacer la peregrinación a La Meca. A este paso, dentro de poco tiempo Arabia Saudita se occidentalizará mucho y eso traerá como consecuencia un cambio cultural, que es complicado a la vez para el pueblo saudita».

 

Los saudíes

Son personas moderadas y no muy efusivas, las define Morales, debido a que el Islam influye mucho en su comportamiento y, por tal motivo, la alegría es bastante reprimida. «Con respecto al Mundial, hay una gran expectativa, pero no se nota en la conducta de la gente. Es decir, no ves personas en la calle con banderas alentando al equipo y eso que somos un país 100 por ciento vecino de Qatar. No se está viviendo un ambiente mundialista como podríamos vivirlo en Europa o América latina».

Para Habegger, se trata de “un público que acompaña a su equipo y lo alienta, pero de una manera distinta a la que nosotros estamos acostumbrados. Vos ves en la tribuna que están mezclados los hinchas de los dos clubes y no hay problemas de indisciplina. Si lo comparás con Boca, River, Flamengo, Peñarol y Nacional, por mencionar equipos de Sudamérica, nada que ver, es un público mucho más pasivo que acompaña desde el gusto por el fútbol, porque le gusta mucho el fútbol al árabe y está muy bien informado. Vive muy pendiente de lo que sucede en Europa y Sudamérica, fundamentalmente Argentina y Brasil».

Gilardoni remarca que, a pesar de las diferencias culturales que a la distancia pudieran percibirse, argentinos y sauditas comparten valores importantes como la familia y la amistad: «Si a un saudita le decís que te diga qué significa Argentina, seguramente mencione tango, vino, carne, fútbol, Maradona, Messi. A un argentino le hacés la misma pregunta respecto a Arabia Saudita, te va a decir camello, desierto, petróleo, Islam, mezquita. Creo que ambos países son mucho más que tres o cuatro definiciones».

En este sentido, Morales explica que cuando llegó a ese lugar del mundo, se encontró con una sociedad amistosa y que, lejos de ser tímidos, se acercaban y se mostraban interesados y abiertos a la idea de recibir extranjeros: «Muchas veces en América latina pensamos que este país está lleno de intolerantes religiosos, por lo menos esa es la idea errónea que yo tenía, debo confesarlo. Mientras uno respete, como en todos los lados, sus leyes y sus costumbres, sos bien recibido en este país».