Por Nicolás Palermo
Fotografía: Laxmi Asnani

El juego de azar en eventos deportivos desembarcó con fuerza en en la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal en 2019. Dos años después se otorgaron licencias a empresas que se convirtieron en grandes sponsors. ¿Cuáles son las consecuencias?

La empresa BetWarrior es uno de los sponsors de la Selección Argentina desde mayo de este año. En el fútbol local, el logo de Codere adorna las camisetas de River; Bplay hace lo propio en Estudiantes y Vélez; el complejo City Center vistió los colores de Rosario Central y Newell´s. A eso se suma una inimaginable inversión en publicidad y marketing  que ha ido incorporando a sus filas a figuras públicas e influencers.

A dos años de la autorización de las apuestas deportivas en la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las empresas del rubro se han transformado en parte del paisaje habitual.

El juego de las copas

 En esta explosión de ofertas e incentivos no se puede ignorar la reciente apertura del Sportbar de BetWarrior, el bar de apuestas deportivas más grande de toda Latinoamérica que se encuentra dentro  del Hipódromo de Palermo.

            Como una isla entre las máquinas tragamonedas del casino, el bar destaca por las tres pantallas gigantes que adornan sus paredes estampadas con imágenes de los jugadores de la Selección Argentina. Otra veintena de televisores más pequeños rodea el lugar para que el cliente se mantenga al tanto de todos los resultados del momento sin importar hacia dónde mire. En una pantalla Central Córdoba empata con Sarmiento; en otra Chicago vence a Quilmes en la Primera Nacional e incluso se puede ver un partido del torneo de reserva entre Arsenal  y Newell´s. El logo gigantesco de BetWarrior ilumina la escena desde lo alto.

Fernando Facal, Gerente General del Hipódromo de Palermo, en conversación con ANCCOM cuenta que  desde su apertura ha notado una muy buena recepción por parte del público, el cual puede acercarse “para comer, tomar algo y vivir el deporte en vivo a la hora que quiera”. El bar permanece abierto todos los días desde las 12 del mediodía hasta las 3 de la mañana: “es un espacio pensado para que puedan disfrutar todos los que les guste y apasiona el deporte en todas sus formas”, dice Facal.

            Según personal del lugar, los fines de semana suelen ser los días más concurridos, especialmente cuando ocurre algún evento de importancia como fue el último clásico entre River y Boca. En un año mundialista sólo puede esperarse que estas cifras aumenten.

Sospechas  

Carlos Aira, periodista deportivo de Radio Gráfica, lleva tiempo trabajando sobre los efectos de mezclar fútbol y apuestas junto a Víctor Lupo y el Movimiento Social del Deporte. Para el periodista, la legalización de las apuestas deportivas es un tema tan silenciado como central: “Se abrió la caja de Pandora en Argentina”, alerta.

Las apuestas ilegales en el deporte existen desde hace muchos años, es una realidad. En el caso del fútbol se relacionaban fundamentalmente a las categorías más bajas del ascenso: “Con la legalidad se visibiliza mucho más lo que antes era, tal vez, un secreto a voces. El resultado de ese blanqueo sobre algo que ya ocurría lleva a que “todo se sospecha y se duda”, afirma Aira. El recelo se apoya en el incalculable volumen de dinero que maneja este negocio y cómo eso puede llegar a cambiar el mapa del mundo del deporte.

En el último tiempo han resonado las denuncias de arreglo de partidos en clubes del ascenso argentino como El Porvenir o Crucero del Norte, donde se decidió despedir o separar jugadores del plantel por acusaciones de amañar resultados a cambio de dinero. Otro caso que estuvo en boca de todos fue el de Milton Leyendeker de Agropecuario, quién durante un partido de Copa Argentina contra Boca fue expulsado a los seis minutos del primer tiempo tras una fuerte patada a Exequiel Zeballos, quien tuvo que salir de la cancha con una lesión que lo mantendrá fuera de la cancha durante meses. La justicia abrió una causa para determinar si existió alguna apuesta que pagaba 30 a 1 por una expulsión del jugador de Agropecuario antes de los diez minutos de juego.

El fútbol es el deporte más popular en Argentina y recibe toda la atención, pero desde hace años que en otras disciplinas, como el tenis, las apuestas deportivas son un tema recurrente. Aira recuerda el caso de Carlos Berlocq  en 2006 y las más recientes sanciones a Nicolás Kicker y Patricio Heras, tenistas argentinos que terminaron involucrados como sospechosos de haber arreglado partidos vinculados a apuestas.

“El público tal vez no dimensiona que lo que se apuesta no es el resultado del partido: estamos hablando de un lateral, de un córner, de un gol en contra, cuestiones que no entran en la dimensión de lo que te podrías fijar como algo nodal”, explica el periodista.

En España, una investigación conocida como  Operación Oikos, sacó a la luz que numerosos jugadores y  representantes de la primera y segunda división del fútbol español estaban ligados a arreglos de partidos para ganar  apuestas deportivas. Poco tiempo después, debido al aumento en los casos de ludopatía, el país ibérico decidió prohibir la publicidad de casas de apuestas online en equipos y estadios de fútbol. Estas regulaciones comenzaron a implementarse gradualmente en las restantes ligas europeas, por lo que las empresas de apuestas salieron en búsqueda de nuevos mercados como los países sudamericanos, donde la legislación ofrece poca resistencia.

Sumado a la manipulación de partidos, Aira pone el foco en otra cara de las apuestas deportivas: el juego compulsivo. Considera que lo que se discute no es la cuestión moral de apostar o no, sino el efecto social que puede llegar a generar “tener un casino en tu casa”.

Trastorno adictivo

 Manuel Tomé es psicólogo clínico y vicepresidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad (AATA). Él explica que la ludopatía es “una dificultad para frenar el impulso intenso a llevar adelante una actividad lúdica” que en la mayoría de los casos se relaciona a los juegos de azar.  Tomé cuenta que si no lleva adelante esa conducta de juego compulsivo, la persona afectada empieza a sentir abstinencia, lo mismo que en cualquier adicción a otra sustancia.

El psicólogo aclara  que si bien no ha tratado casos puntuales relacionados a las apuestas deportivas, con la pandemia ha observado un crecimiento exponencial en juegos de apuestas online de otros tipos: “Lo que vuelve vulnerable al sujeto es la necesidad de escapar al aburrimiento, escapar al malestar anímico, la necesidad de ser exitoso. Son incentivos que llevan a que la persona se comprometa en conductas de juego que terminan siendo compulsivas o riesgosas”.

Tomé aclara: “No todo el mundo que va a jugar termina desarrollando un trastorno de  juego”. El juego en sí mismo no alcanza para generar una conducta patológica. Por lo general las personas que la sufren poseen un “perfil adictivo” apoyado en una necesidad de obtener dopamina, que es la excitación, la gratificación y la recompensa que los lleva a no poder parar. Sin embargo, sostiene que mientras más facilidades se le da a esas personas para que accedan a estos disparadores más probabilidades hay de que sufran la enfermedad. “Para poder desarrollar el trastorno de juego tenés que tener condiciones que te faciliten desarrollar esa adicción”, aclara. Por eso resulta preocupante la sobreexposición a publicidades e incentivos de empresas de apuestas, cada vez más comunes.

Queda claro que las apuestas deportivas son un fenómeno que tiene lo necesario para crecer. Habrá que observarlo de cerca por la cantidad de dinero que mueve, la influencia que pueden llegar a ejercer sobre el deporte y en un sector de la población. El tiempo dirá si es algo con lo que se puede convivir. Después de todo, legalizar el juego también es una apuesta riesgosa.