Por Micaela Sampietro
Fotografía: TELAM

Según la OMS, el 70 por ciento de las personas llega a la menopausia sin información suficiente. No se habla de ella, pero los síntomas se presentan en el 80 por ciento de los casos e impactan sobre la vida de quienes los padecen. No pausa es una asociación civil que nació para visibilizar un tema tabú.

A los 48 años, Miriam De Paoli se vio enfrentada a un diagnóstico de perimenopausia sin tener la menor idea de cómo transitarlo. En ese momento, le hizo ruido no verse ella misma como lo que pensaba que era “una menopáusica” y pudo dimensionar el tabú alrededor de la problemática. Periodista y profesora, junto a una ex alumna y colega, Milagros Kirpach, decidió hacer algo al respecto. Así nació No Pausa.

Fundada en 2019, No Pausa comenzó siendo una red multiplataforma que se proponía brindar información integral sobre la mal llamada menopausia. Hoy es una asociación civil que informa y visibiliza, pero además ofrece acompañamiento en el proceso de dejar de menstruar y busca mejorar la calidad de vida de estas personas.

Como proyecto comunicacional para combatir la desinformación y concientizar, De Paoli y Kirpach crearon un equipo multidisciplinario formado por “consejerxs nopáusicxs”, es decir, profesionales de la salud, sexólogos y deportólogos que se ocupan de dar respuesta a las consultas de la comunidad.

Se trata de la fase de la biografía menstrual más invisibilizada, tal es así que ni siquiera se la nombra correctamente, puesto que la menopausia es un solo día en la vida de las personas menstruantes: el momento del último período que se detecta 12 meses después de haber ocurrido. Al contrario, el climaterio dura cerca de 10 años –entre los 48 y 58 años dependiendo del entorno social y factores biológicos– y engloba todo el proceso de caída del nivel de ciertas hormonas, en especial el estrógeno. En rigor, incluye el antes, el durante y el después de la menopausia. El reduccionismo es peligroso porque implica entender el cese del período menstrual como un solo momento. Invisibiliza y simplifica el largo y complejo proceso que abarca un tercio de la vida de las personas con útero.

De Paoli y Kirpach comprendieron que no alcanzaba con un trabajo en redes sociales, de allí los cinco ejes de acción que plantea No Pausa. El primero es la Red Informativa Multiplataforma donde se ofrece contenido original gratuito a través del sitio web, redes sociales, una gacetilla mensual y contenido para medios. El segundo, la conformación de una comunidad con más de 70.000 personas entre profesionales de la salud y pares (más su entorno familiar, social y laboral) que permite compartir experiencias y buscar soluciones de forma conjunta. El tercero tuvo que ver con la falta de datos sobre el tema. No Pausa, junto con DataGénero, crearon el primer Observatorio de Datos sobre Climaterio y Menopausia de Latinoamérica, de donde surgió el Primer Informe Encuesta Provincial sobre Climaterio y Menopausia. A su vez, la asociación proporciona capacitaciones, consultorías y talleres en barrios populares y ambientes laborales de la ciudad de Buenos Aires.

El quinto es el trabajo en alianza con marcas o empresas para generar contenido, productos y campañas de beneficio mutuo. Este último eje es importante para hacer efectivas las propuestas que se piensan desde No Pausa como necesarias y que requieren financiamiento. “Sólo nombrando los problemas no alcanza. Si no logramos trascender la información con solución accionable que permiten tratar esos síntomas, no cumplimos con nuestro valor fundamental que es la información como poder de decisión. No tenemos la pata de decisión si no tenemos alternativas sobre las cuales decidir”, afirma Kirpach.

La desinformación es fruto de varios factores, pero lo concreto es que las personas menstruantes deben transitar el climaterio desde una posición de vergüenza y desconocimiento. Hacen falta políticas públicas. Un ejemplo es la poca importancia que se le otorga dentro del programa de Educación Sexual Integral, o la falta de un protocolo médico que funcione como guía de cómo debe actuar un profesional de la salud. A esto se suma la escasa difusión de los medios acerca del tema.

El sistema médico tampoco colabora. El climaterio necesita de un abordaje integral porque, de no ser así, los síntomas son tratados como patologías aisladas. El desconocimiento lleva a que no se relacionen esos síntomas –insomnio, migrañas, diversos tipos de resequedad, entre otros– y los cambios hormonales. Esta ineficiencia se ve profundizada por la insuficiente oferta de especialistas en climaterio.

La organización intenta llenar este vacío que deja el sistema médico, brindar un lugar donde acudir por soluciones, cuando la única respuesta que se recibe de los ginecólogos es “bancátela”. Los síntomas tienen un impacto real. Kirpach lo ejemplifica: “Tuvimos un caso de una chica que padecía cáncer y sufrió una menopausia inducida por la quimioterapia. Se acercó a nosotras porque había asistido a un médico y le preguntó sobre los síntomas que iba a transitar. El profesional de la salud le dijo: ‘Nena, tenés cáncer, qué te importa’”.

Todo lo anterior se ve reforzado por el estigma que deben cargar lxs menopáusicxs. “Soy menos atractiva”, “Fue lo peor que me pasó”, “Estoy vieja”, “No entiendo qué me está pasando, no me reconozco”, “Está irritable, seguro está menopáusica”, son algunas de las expresiones que circulan a diario. Muchas veces, el tabú impide comunicar al entorno laboral, familiar o social acerca de los cambios que se están viviendo y suelen aparecer formas de violencia como la burla o el desprecio.

En Chile, una investigación cruzó los síntomas relacionados a la esfera sexual (como la disminución del deseo o la resequedad vaginal) con un aumento de la violencia intrafamiliar. Se detectó que los casos de violencia se ven potenciados durante esta etapa por la repercusión que tiene en la vida sexual.

En la Argentina no existen datos sobre el climaterio que permitan generar herramientas para transitar la etapa de la mejor manera. Se desconoce la cantidad de síntomas y cuáles son, así como la diversidad de menopausias existentes (natural, quirúrgica, por estrés, temprana, por insuficiencia ovárica prematura o precoz). No sólo eso, también se ignora por completo a las menopausias trans. Cuando pensamos en unx menopáusicx, nos imaginamos una mujer blanca, con pelo canoso y expresión doliente (que en realidad es una mujer post-menopáusica). Este otro reduccionismo, además de acentuar el estereotipo y el estigma, vuelve a echar oscuridad sobre el climaterio que termina siendo relacionado a la vejez y el fin de la vida sexual productiva (y en consecuencia de la utilidad de las personas con útero). Desde No Pausa, entienden que hay tantas menopausias como personas menstruantes.

“La información es fuente de empoderamiento, autonomía y de decisión”, aseguran sus fundadoras. Por esta razón es fundamental empezar a hablar de la menopausia y exigir un cambio en políticas públicas, el abordaje médico y la formación de profesionales, así como romper con los estigmas y estereotipos que la rodean. Pongamos en agenda el dejar de menstruar.