Por Nadia Sotelo
Fotografía: Sabrina Nicotra

Una nueva Marcha del Orgullo tuvo lugar en Buenos Aires. Las principales consignas apuntaron a ponerle fin a los crímenes de odio, al acompañamiento presupuestario para aplicar las políticas públicas y se repitió una pregunta que ya lleva 16 meses «¿dónde está Tehuel?»

El 28 de junio se celebró un nuevo Día Internacional del Orgullo, fecha en la que se recuerdan los disturbios ocurridos en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, cuando los homosexuales alzaron su voz y se enfrentaron a las persecuciones policiales en el año 1969; rebelándose públicamente por primera vez y dejando un legado muy importante para las próximas generaciones. Por ese motivo, todos los años se realizan movilizaciones que reivindican los derechos LGBT, como la ocurrida ayer, realizada desde la Plaza de Mayo hasta llegar al Congreso, en la Ciudad de Buenos Aires.

Desde hace siete años, los 28 de junio se caracterizan por visibilizar las problemáticas por las que atraviesa uno de los sectores más marginados de la sociedad: las comunidades trans. En esta ocasión, la marcha respondió al grito de “basta de travesticidios, transfemicidios y transhomicidios”, y exigió justicia por quienes fueron asesinados por crímenes de odio o perdieron la vida por un sistema de salud que no se interesa en ayudarlos.

En la marcha se podían observar banderas del orgullo flameando por todas las calles y carteles de diferentes agrupaciones, colectivos y sindicatos, que abogaban por terminar con estos crímenes, a la vez que se pedía por la implementación del cupo laboral trans y la restitución del libre uso del lenguaje inclusivo, prohibido en todos los niveles educativos de la Ciudad de Buenos Aires por la ministra de Educación Soledad Acuña, a principios de mes.

Mónica Aguirre, militante de Libre Diversidad del MST, que se encuentra dentro del Frente de Izquierda dijo: “Creemos que es importante volver a las calles como lo hacemos todos los años, porque no se están generando las políticas públicas reales que el Gobierno y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tendrían que brindar a la comunidad LGBTIQ+”.

Otro de los reclamos que más se escucharon en la marcha fue respecto a los recursos insuficientes que el Estado destina a las comunidades trans. Martina Alexia, activista LGBTIQ+ y militante del Partido Comunista, explicó que “la marcha busca reivindicar derechos que fueron violados sistemáticamente: es para recordar a nuestros muertos. Por eso es importante que el pueblo y la sociedad nos escuchen”. Distinguió que aunque hay lugares como esta ciudad en que parecen ser más aceptadas, en el conurbano profundo se sigue viendo a las travestis y trans muriendo en situaciones de violencia y precariedad extremas.

Pablo Vasco Sartore, militante y referente de la agrupación Libre Diversidad y miembro de la Comisión Directiva Internacional de la Federación Argentina LGBT, habló sobre el presupuesto asignado a políticas públicas para e sector e indicó que es insuficiente. Advirtió que para que haya ESI en todas las escuelas, un cupo laboral trans sin precarización y se cumplan los tratamientos hormonales y quirúrgicos que se determinan en la Ley de Identidad de Género hace falta dinero: “En vez de llevarla al FMI que quede en el país y se destine a las políticas públicas, para poder pasar de la igualdad jurídica a la igualdad social real de todos los días”, indicó Sartore. En la misma línea, Santi D´Ambrosio de la Corriente de Mujeres y Disidencias en el Frente de Izquierda afirmó que Argentina es uno de los países más avanzados en cuestión de políticas de género, pero las leyes no se cumplen, ya que solo el 10% de las personas que obtuvieron el cupo laboral está en planta permanente, por lo que pidió por su aplicación efectiva: “Sólo si nos organizamos lo vamos a lograr”, concluyó.

La prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA también tuvo presencia en la marcha. Verónica Arlausky, integrante de la agrupación Munay (“te amo tal cual eres”, en quechua), que nuclea a familias de niñeces y adolescencias trans, travestis y no binarios, es una de las autoras del libro Transformando la ESI, por una educación sexual integral para todes. Sobre la cuestión, expresó: “Las escuelas no enseñan lenguaje no binario Algunas personas utilizan la e, como una forma de acompañar, de abrazar y reconocer a las identidades no binarias. Que no nos confundan diciendo que por culpa de enseñar el lenguaje inclusivo los chicos no están aprendiendo. Lo que hay detrás de esto es una persecución a las identidades no binarias que busca acrecentar el odio hacia la diversidad. Eso es lo que nos preocupa que esta sea la intención final de la medida”, indicó. Mónica Aguirre también se refirió a este tema: “Estamos acá para repudiar los dichos de la ministra Acuña por el lenguaje inclusivo, nosotros decimos ‘prohibido prohibir’ y decimos basta de ultrajarnos, basta de estigmatizarnos. Creemos que en el cupo laboral hay muchas violencias: el Ministerio de Género es puro cartón, puro humo. Tampoco pudo dar respuestas sobre la muerte de nuestro compañero Tehuel de la Torre. Por todo esto nos vamos a concentrar y marchar, como lo hacemos todos los años hasta Congreso”, argumentó. En este mismo sentido, Verónica Arlausky remarcó la importancia de que la marcha se lleve a cabo para poner un límite a la violencia contra las identidades no hegemónicas: “Pensamos que es una manera de anticiparnos, queremos evitar que nuestros hijos sufran formas de violencia que tienen maneras tan extremas como el asesinato, la desaparición de personas. Hoy hace 16 meses nos seguimos preguntando donde está Tehuel”, dijo.