Por Franco Ojeda y Agustina Pasaragua
Fotografía: TELAM

Cada vez son más los ahorristas que invierten en esquemas ponzi y terminan perdiendo dinero. Los últimos casos relacionados con Generación Zoé y Vayo Group volvieron a dar visibilidad a “inversiones financieras” que prometen ganancias rápidas y cuantiosas.

El modelo de estafa conocido como “esquema Ponzi” tiene sus inicios a principios del siglo XX en Estados Unidos cuando un italiano llamado, justamente, Carlo Ponzi se hizo millonario con esta modalidad: “Se trata de un sistema que se mantiene con el dinero de un ‘grupo de inversores’ con la promesa de recuperar y multiplicar sus inversiones en un periodo relativamente corto”, explica el especialista en Marketing. En este sentido, para que este negocio funcione es necesario que el número de participantes nuevos sea mayor al de los iniciales y por eso se denomina estafa piramidal, tipificada en los artículos 309 y 310 del Código Penal. 

Como señala el referente en economía digital, muchas personas suelen confundir este esquema con el marketing multinivel (MLM), una práctica comercial legal que implica la venta de bienes o servicios reales junto con el reclutamiento de personas que vendan esos mismos productos como representantes de venta: “La diferencia central es que en el network marketing se venden productos y se realiza una transacción comercial normal”, sintetiza Pueyrredón: las personas “compran los productos directamente a la empresa para su uso y si les convence deciden venderlos, como una profesión”.

Uno de los métodos aplicados actualmente para atraer inversores es la supuesta promesa de obtener grandes ganancias a través del trading en criptomonedas. En el comunicado del BCRA y la CNV del 20/5/21, se indicó que “los cripto activos, que buscan ser utilizados como instrumentos de pago o con fines de inversión, no son emitidos ni respaldados por un banco central o autoridad gubernamental y, tal como se mencionó, no cumplen con las condiciones necesarias para ser considerados dinero de curso legal o título negociable”.

Ahora, ¿por qué el uso de criptomonedas es frecuente para estas estafas? Las criptomonedas son una moneda digital descentralizada protegida por códigos que se utiliza para comprar bienes y servicios. Sin embargo, como afirma Pueyrredon, pueden utilizarse en estos esquemas piramidales (u otra actividad ilícita) como dinero o forma de pago pero “no significa que las monedas criptográficas sean esquemas piramidales”. De esa manera operaba Generación Zoé tras crear su propia moneda digital “Zoe Cash” que, supuestamente, equivalía a un gramo de oro, es decir 55 dólares.

Una compañía de servicios financieros similar a este esquema de negocios es Vayo business, la cual promete “acceder a financiaciones rápidas de manera accesible y clara”. Siguiendo la misma línea, su crypto moneda Vayo Business  implicaba una primera inversión que oscilaba alrededor de los 5.000 pesos.

Frente a la especulación financiera, y estimulados por las crisis económicas en Argentina, cientos de personas ingresaron a estos esquemas de negocios. En muchos casos, colocaron sus ahorros por recomendación de un conocido o porque vieron una publicidad en las redes sociales que prometían ganancias siderales.

A la par, el boom de estas financieras y la queja de los primeros engañados puso en alerta a estas “empresas de servicios” que manejaba un caudal de dinero por “presunta estafa” a sus clientes. Para ello, el Banco Central de la Nación, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y  la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) comenzaron a investigar cómo funcionaban. Uno de los casos más resonantes fue el pedido de captura y detención de integrantes de Generación Zoe, dictaminado por una fiscal de Córdoba, y por el cual aprehendieron sus principales líderes, Maximiliano “Max” Batista y Leonardo Cositorto. A principios de abril, también se intervinieron las 16 sociedades que conformaban Vayo Group por una deuda de más de 20 millones de pesos en concepto de cheque sin fondos.

El CEO de Generación Zoe, Leonardo Cositorto, fue imputado por estafas reiteradas y asociación ilícita.

Inversión famosa

En la actualidad, famosos o influencers son contactados por estas empresas para promocionar sus productos o servicios, a cambio de dinero. Pero, ¿por qué estas compañías adquieren los servicios de estas personas para promocionar sus productos? ¿Cuál es el rol de estos influencers en este escenario? Para entender esta eficiente estrategia comunicacional ANCCOM diálogo con tres referentes en el tema: Pascual Calicchio, Secretario General de la Defensoría del Público y comunicador; Juan Marenco, Director general de la agencia de influencers “Be Influencers”; y Tomás Balmaceda, periodista especialista en tecnología.

 La pregunta fundamental de los esquemas Ponzi es, ¿cómo logra una empresa que una cantidad de personas invierta sus ahorros sin ningún tipo de garantía? Según estos especialistas con una efectiva estrategia comunicacional.

 Por un lado, Generación Zoe articulaba la promoción de sus servicios en redes sociales con la exposición de “un líder” (Leonardo Cositorto), quien recorría programas de televisión haciendo lo que se conoce como publinotas. En este sentido, Calicchio afirma que la forma en la que son presentadas estas figuras por los medios vuelve legítimo su discurso: “Los principales programas de televisión y diarios del país lo presentaban como ‘master coach profesional’, ‘senior coach organizacional’, ‘emprendedor’, ‘gurú de las finanzas’. Sin aclarar que muchas de esas notas eran en realidad publinotas pagas”, y agrega: “Si yo confío en el periodista o medio que sigo y ese medio lo legitima, termina siendo legítimo para mí”.

Si bien las “publinotas” no son ilegales, el rol de los medios de comunicación en estas situaciones puso en discusión su ética: “Será objeto de la investigación judicial determinar el modo en que ese engaño se produjo y la cantidad de personas que fueron estafadas, pero es fácil imaginar que el dinero invertido en publinotas cumplió un rol más que central: muchos cayeron en el error de invertir tras ver alguna de las entrevistas que le hicieron a Cositorto y que sus seguidores compartían a mansalva en las redes sociales”, concluye el secretario general de la Defensoría del Público.

Por su parte, Vayo Group utiliza influencers y mediáticos para promocionar sus servicios financieros: Zaira Nara cuenta que invirtió sus ahorros y en tan solo nueves meses obtuvo un 135% de ganancias. Celeste Muriega afirma que tan solo con tu DNI podes obtener tu préstamo.  Respecto a ello, el director publicitario Juan Marenco explica que la elección de estos personajes no es azarosa: “Se busca generar impacto en la audiencia, generando contenidos creativos pero también confiando en las palabras o resultados de quienes lo promocionan”.

 Para el periodista Tomás Balmaceda, el público cree en los influencers porque considera que “sus consejos son verdad” y añade que, en el caso de Generación Zoé, “uno descubre que en la actualidad, una persona le cree más a una celebridad o influencer que a un medio tradicional”. Por ultimo, menciona la importancia de la regulación con la publicidad engañosa: “En Estados Unidos hay una reglamentación rígida donde debes avisar si estás haciendo una publicidad y, si no lo hacés, es considerado engañoso. Incluso aparecieron denuncias de personas que invirtieron en criptos promocionadas por famosos pero que luego cayeron o resultaron estafados.

En Argentina hasta el año 2009, el derecho no contaba con una conceptualización normativa de la publicidad. Con la sanción de la Ley Nº 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual se dictaminó el concepto de publicidad en el Artículo 4º, mientras que la publicidad engañosa es considerada aquella que induce a error, silencie datos o afecte económicamente a los destinatarios, o perjudique a un competidor.

Ante la proliferación acelerada de estas estafas en Argentina, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC) emitió un comunicado  alertando sobre los riesgos de ser parte de este tipo de estafa: «Se trata de un mecanismo mediante el cual se invita al público a colocar su dinero con promesas de retribuir intereses exorbitantes», decía el mismo.

Por lo tanto, para erradicar este tipo de maniobras fraudulentas se requiere no solo establecer criterios objetivos que permitan definir con equilibrio y transparencia los contenidos que se difunden en los medios de comunicación sino, además, generar políticas de prevención para los consumidores a la hora de adquirir un bien, producto o servicio.

En este contexto cabe preguntarse, ¿son los medios de comunicación el canal más propicio para estas estafas? ¿Son cómplices o son engañados también? ¿Que tanto se benefician los influencers promocionando estos “servicios financieros”? Lo que sí podemos afirmar es que esta presunta solución se convierte en un problema mayor para los ahorristas mientras que para las empresas termina siendo una estrategia rentística perfecta.

 La PROCELAC recomienda a las víctimas de estafa efectuar la denuncia penal correspondiente ante las fiscalías en lo criminal y correccional de la Ciudad de Buenos Aires y en el interior del país, ante las fiscalías locales o ante las dependencias policiales más cercanas.