Por Lucía Ruccella
Fotografía: Leo Vaca / TELAM, Verónica Raffaelli

Una bicicleteada desde el Congreso de la Nación hasta la puerta sur de la Reserva Ecológica en defensa de la costanera y los humedales, frente a la amenaza de un proyecto inmobiliario del grupo IRSA con el Gobierno de la Ciudad, convocó el domingo último a más de 1.500 personas. 

En la sesión ordinaria del jueves pasado, la Legislatura aprobó en primera lectura el Proyecto de Ley N° 1831-J-2021 con 37 votos a favor y 20 negativos. La propuesta denominada Costa Urbana, impulsada por el Gobierno de la Ciudad junto al grupo IRSA, viola las mayorías que establece la Constitución de la Ciudad para este tipo de proyectos. 

Ante este avance, diversas organizaciones presentaron el Proyecto de Ley N° 1973-P-2021 en la Legislatura de la Ciudad para “declarar de utilidad pública y sujeta a expropiación” la parcela costera de 70 hectáreas conocida como Ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors para transformarla en una reserva ecológica. Este proyecto de ley se titula “Recuperación de la Costanera Sur y creación de la Reserva Ecológica Costanera Sur-Nuestro Río” y fue presentado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), la Cátedra de Ingeniería Comunitaria (CLIC), el IPYPP, la Defensoría de Laburantes y la CTAA Capital, con el acompañamiento de más de 220 asambleas y espacios colectivos. Además, desde la ciudadanía, se convocó un abrazo simbólico y una bicicleteada el domingo pasado para recuperar la Costanera Sur.

“El fin de semana anterior fuimos a la Reserva Ecológica a pedalear y nos pararon para firmar. Y obviamente estamos de acuerdo con un tema ecológico: la ciudad tiene una cantidad de m2 de espacio verde está por debajo de la media mundial”, comenta Luciano, arquitecto que, junto a su familia, desde Avellaneda, se encontraban frente al Congreso esperando el inicio de la bicicleteada.

Este emprendimiento de construcción de mega torres de 145 mestros de altura en la Costanera Sur, en un predio que se encuentra ubicado al lado de la Reserva Ecológica, es un contrasentido ambiental, urbano y social. La ingeniera María Eva Koutsovitis, Coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA, explica: “De concretarse, va a generar un conjunto de impactos ambientales irreversibles para la ciudad y en particular para la Reserva Ecológica. Va a modificar las condiciones de asoleamiento, la circulación de los vientos y el escurrimiento superficial y subsuperficial de las aguas. Además de generar todo tipo de impactos sonoros que van a poner en riesgo la biodiversidad de la reserva”.

Leila, jubilada y escenógrafa que cautivaba la atención de las personas con su bicicleta, expresa: “Vine porque soy ciudadana de Buenos Aires y amo mi ciudad” sosteniendo su cartel: “Carpincho diputado”. “Voy desde hace muchísimos años a la Reserva Ecológica, incluso antes de que se hiciera Puerto Madero. Y la verdad, no quisiera que se construya más nada, sobre todo porque serían torres que en su mayoría estarían desocupadas, nadie las habitaría. Estoy cansada de los negocios para unos pocos, porque ni siquiera va a vivir gente ahí”. Este predio de 72 hectáreas, es uno de los pocos humedales que le quedan a la Ciudad de Buenos Aires. La construcción de este nuevo Puerto Madero vendría a consolidar una nueva fractura urbana entre una Buenos Aires ribereña, destinada al 5% de la población de mayores recursos, y una Buenos Aires de espaldas al río, sin derecho al horizonte. 

“Nos llama la atención este proyecto inmobiliario porque está totalmente en contra de lo que la Ciudad se propone en cuanto democracia ambiental”, dice Zoe, militante del Observatorio del Derecho a la Ciudad. La organización se encarga de verificar que las políticas públicas se encuentren acorde a lo que ellos definen como los derechos a la ciudad, que son garantizar el acceso igual a los derechos que implican vivir en Buenos Aires: salud, transporte, vivienda digna, ambiente, entre otros. “El proceso ya en sí, de la evolución de la política pública está en contra de la Constitución de la Ciudad, Plan Urbano Ambiental y el Acuerdo de Escazú que se firmó el año pasado. Privatizar la costanera vulnera todos nuestros derechos de acceder al espacio público, a los espacios verdes y de tener una ciudad sana que se pueda disfrutar en igualdad”.

Buenos Aires es una de las ciudades del mundo con menos superficie verde por habitante por eso es necesario defender el humedal y recuperar este predio para transformarlo en una nueva reserva ecológica. Alejo Caivano, abogado de la Defensoría de Laburantes, comenta que la convocatoria excedió la previsión y que llamarán a nuevas actividades esta semana. Todavía falta una segunda lectura, una audiencia pública y realizar el estudio de impacto ambiental. Sin embargo, el proyecto inmobiliario continúa en pie.