Por Mariana Ruiz y Juan Palavecino
Fotografía: Guido Ieraci

Solange Barroso es profesora en Artes Combinadas, hace teatro y es mamá de una niña de tres años. Siempre está en movimiento, genera ideas y trata de salir adelante. Es una emprendedora de la vida. Como a la mayoría de las personas la pandemia afectó sus ingresos y tuvo que reinventarse.

En febrero un amigo le pidió si lo podía llevar a Ezeiza y, sin saberlo, le abrió la puerta hacia otra forma de subsistencia. Hizo un flyer con sus datos y lo subió a sus redes sociales. A partir de ese momento los pedidos de viajes empezaron a llegar. Así, entre idas y venidas, nació Ubre, un medio de transporte para mujeres, niñas y niños en La Tablada, Provincia de Buenos Aires.

Por recomendación de todo su entorno familiar registró la marca en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), en la clase 39 del nomenclador internacional que incluye transporte de personas. Pero las malas noticias no tardaron en llegar. La empresa Uber le inició acciones legales. 

“Soy vegana y para mí las vacas son sagradas, y terminé de amamantar hace muy poco. Además estaba con el emprendimiento de tejer tetas de apego y el de comida vegana que se llama «Vaca Madre». El nombre a mí me identifica, es como si me  pidieran que cambie mi identidad”, afirma con vehemencia Solange Barroso. 

“La carta documento fue un golpe de presión que ejercieron sobre mí. Y yo tuve que salir a laburar, a estar con mi hija todo el día con un dolor de cabeza que no podía más. La verdad no me lo esperaba”, concluye.

«El nombre a mí me identifica, es como si me  pidieran que cambie mi identidad”, afirma Barroso.

Un remis de y para mujeres en un mundo manejado por varones 

El nacimiento de Ubre se da en un contexto en que la violencia de género sufre una escalada muy importante. Según el Observatorio Lucía Pérez, en los primeros meses de 2021, se registró un femicidio por día. Particularmente en La Matanza, lugar de residencia de Solange, la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades tuvo que crear una línea telefónica exclusiva del municipio para atender casos de violencia, debido al gran caudal de llamados.

“Llevar hombres no da porque hay mucho riesgo. La situación en la que estamos las mujeres nos pone en riesgo. Me di cuenta de que para las mujeres el servicio estaba buenísimo. Le guste o no a los hombres, nosotras sabemos las cosas que vivimos, y ellos deberían ser conscientes también de lo que ellos hacen en vez de estar ofendiéndose”, sostiene Solange.

Además, relata que son muchas las chicas que le escribieron para sumarse a su proyecto y armar una red de conductoras, y que ven en su emprendimiento una oportunidad de trabajo. Recibió llamados desde otras localidades de la Provincia de Buenos Aires, así como también de Córdoba, Corrientes, Salta y Neuquén, y siente el compromiso de darle una respuesta a todas.

Esto es sintomático de la violencia económica que sufren las mujeres, teniendo en cuenta que ganan hasta un 24 por ciento menos que los varones, según un informe del Centro de Estudios para la Producción, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo.  A esto debe sumarse que propuestas como la de la aplicación Uber son precarias, mal pagas y encubren falsas relaciones laborales considerando a quienes conducen como “socios”, lo cual no representa una solución para quienes se animan a rebuscárselas con su auto familiar durante la crisis agravada por la emergencia sanitaria. 

Sin embargo, la carta documento de Uber resulta una traba para el desarrollo de la actividad económica de la emprendedora. “La demanda me tiene un poco paralizada, no estoy trabajando a pleno. Si yo trabajo con mi marca no sé qué acciones legales pueden llegar a tener. Me dijeron que si lo seguía haciendo me iban a demandar. No puedo estar tranquila”, agrega Solange. 

“La demanda me tiene un poco paralizada, no estoy trabajando a pleno.  No puedo estar tranquila”, reconoce Barroso.

Vigilar, castigar y facturar

Uber Technologies Inc. es una empresa estadounidense que llegó a nuestro país en 2016. Tiene sede en San Francisco, California. En reiteradas oportunidades se han mencionado sus problemas de vacíos legales. A la hora de buscar un representante de la compañía para profundizar en los argumentos de la demanda contra Solange Barroso, no se obtuvo ningún tipo de respuesta.

Pablo Wegbrait, abogado especializado en propiedad intelectual,  docente de la UBA y en Flacso, afirma que para analizar un caso de confundibilidad entre marcas hay que ponerse en la situación del consumidor no demasiado desprevenido y no demasiado atento.

“Hay que ver cómo se hace una aproximación prerreflexiva, es decir, sin pensar mucho, y una aprehensión fresca y espontánea a los vocablos. Esto quiere decir que si vas por la calle y ves una marca, por ejemplo, de jabón en polvo en un un cartel, y dice Ala y después otro que dice Alita, entonces alcanza para decir que uno se parece al otro”, sostiene Pablo Wegbrait. 

“No es que necesitás reglas de un gran especialista, necesitás ponerte en cómo el consumidor promedio apreciaría esas dos marcas que están enfrentadas y una le trae un recuerdo de la otra. En ese caso, uno puede concluir que las marcas son confundibles”, continúa el especialista.

Un caso similar ocurrió en 2016. El jugador Sergio “Kun” Agüero le inició acciones legales a una sandwichería de San Miguel de Tucumán por utilizar su apodo. El local, en principio, se llamaba “El Kun”. Debido a la demanda, el comerciante tuvo que cambiarle el nombre y le puso “A mi nooo”. 

El abogado explica que la otra particularidad que tiene este caso es que hay que tener un especial cuidado en el tema de la “confundibilidad” cuando estamos ante marcas notorias y afirma que Uber puede considerarse una de ellas, porque, más allá de que no esté instalada hace mucho tiempo, se puede decir que ha alcanzado el estatus de marca renombrada debido a que todos la conocemos.

Además detalla que todas las empresas importantes tienen un sistema de custodia o de vigilancia e incluso hay empresas internacionales que hacen este tipo de servicio. Cuando se publica el Boletín de Marcas, en donde aparecen todas las que se solicitan, los estudios que se encargan de la vigilancia chequean eso y si ven que hay una marca similar, le avisan al cliente para que vea lo que quiere hacer. Ante estos casos los clientes suelen presentar su oposición mediante un escrito. 

“Uber, no existís, yo sí existo. Tengo el apoyo de un montón de gente», desafía Barroso.

Exigencias y cumplimientos

“A Uber le enoja que yo esté en los medios y a mí me enoja que vengan a tocarme el timbre de mi casa a mandarme una carta documento. Lo que yo tengo y ellos no tienen es el apoyo social”, explica Solange, refiriéndose a la empresa que, desde sus comienzos, fue señalada por distintos sectores de trabajadores, principalmente taxistas, por su competencia desleal.

Ante las múltiples acusaciones públicas contra Uber, un fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires sentenció que la empresa no vulnera el espacio público. Sin embargo, desde la Secretaría de Transporte porteña aseguran que continúa operando al margen de la ley por no adecuarse al Código de Tránsito y Transporte.

El Poder Judicial sigue sin resolver la cuestión de fondo ya que la empresa opera en una zona gris cuyos servicios no establecen diferencias entre un flete o un taxi, por ejemplo, lo cual implica responsabilidades distintas que asumen los “socios”. Sin ser trabajadores en relación de dependencia, estos “socios” pueden ser sancionados con altas y bajas según la puntuación recibida por los pasajeros. 

En esta paradoja de muchas exigencias y pocos cumplimientos, Uber no reconoce como trabajadores a sus conductores, con lo cual no cuentan con un salario mínimo, vacaciones pagas, aguinaldo ni otros derechos laborales. Recién en marzo de este año, en Inglaterra, gracias a la lucha de los trabajadores, se logró un fallo judicial que obliga a la empresa a reconocerlos como tales en ese país, marcando quizás un precedente para otros lugares del mundo.

Mientras tanto, Solange confiesa que se siente bajo amenaza, pero va a buscar la manera, como lo hizo siempre, con la creatividad que la caracteriza y el empuje que tiene, para darle una vueltita a esta situación y poder seguir con el emprendimiento. Prefiere llegar a un acuerdo y sentirse tranquila y cómoda, y que también haya un reconocimiento favorable hacia su persona y su actividad. 

Sentada en el banquito de plaza que hay en el patio de su casa, levanta la mirada y dice, “Uber, no existís, yo sí existo. Tengo el apoyo de un montón de gente, y el amor que siento por mi hija es muchísimo más grande que el poder de cualquiera”.