Por Virginia Vitali
Fotografía: Camila Godoy

 

Miles de personas se encontraron en el Club Ferrocarril Oeste, el 21 de diciembre, para festejar el nacimiento de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Referentes de diferentes organizaciones populares, sindicales y políticas se hicieron presentes para acompañar la creación del sindicato.

La UTEP nació de la materialización de cuatro años de resistencia a las medidas neoliberales. Surgió como una herramienta gremial, con el objetivo de permitir la participación de este sector específico en la construcción de políticas públicas.

“Durante 4 años nos dedicamos a limar asperezas -cuenta Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán-. En aquel diciembre del 2015, sabíamos que nos venía lo peor y que la unión de todo el movimiento de las organizaciones populares era el único frente posible”.

La creación formal de este sindicato único es un paso más en la legitimación de las nuevas formas de trabajo autogestionado, producto de la incapacidad del sistema económico y social imperante, que no garantiza las condiciones mínimas en la reproducción de la vida. Una gran masa de trabajadores desplazados hacia la nada, se ha organizado para resistir a un capitalismo, cada vez más concentrado y tecnologizado.

En la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) confluyen organizaciones que se conformaron a medida que se intensificaban las políticas neoliberales, durante los 90, que llevaron a la profunda crisis desatada en el 2001. Cada una de estas organizaciones buscaron su denominación, según se constituían con su propia identidad.

El ahora diputado nacional Juan Carlos Alderete, coordinador de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), continúa la línea de pensamiento de Dina Sánchez: “Había que darle contenido político y una salida a los trabajadores que habían perdido todo derecho. La unión de la izquierda con el peronismo, es una realidad, por la unidad de los trabajadores. No podíamos ser tan necios de no unirnos”.

Esteban “Gringo” Castro, Secretario General de la UTEP habló con ANCCOM:“Hoy vivimos una muestra de unidad bajo una personería gremial de todos los movimientos sociales, es un paso gigantesco. Esto es la ‘gremialidad’ de los barrios, de la calle, de algunas unidades productivas, de un vasto sector del campo, que tiene poco campo, pero que produce mucho mejor, alimenta, mucho mejor. Esto no es un apoyo asistencial, ponemos el eje en el trabajo”.

Castro continúo: “Somos trabajadores de una nueva construcción del trabajo, que conlleva el proceso de incorporar nuevas formas de plantearse el trabajo. Casi todos nuestros compañeros están trabajando. Lo que no tienen es derechos. Esto implica un debate muy profundo”.

Hacia el 2011, nacía la CTEP, una Confederación de Trabajadores de alcance nacional, integrada por organizaciones como ‘Patria Grande’, ‘La Dignidad’, el ‘Movimiento de Trabajadores Excluidos’ (MTE), ‘La Darío Santillán’, la ‘Corriente Clasista y Combativa’ (CCC) y el ‘Movimiento Nacional Campesino Indígena’, entre otros.

ANCCOM dialogó con Rafael Klejzer, referente del Movimiento Popular ‘La Dignidad’: «Nosotros –dice- adscribimos a una corriente ideológica que nos parece mucho más importante: la realidad».

¿Cómo explicarían la creación del Sindicato de Trabajadores de la Economía Popular?

R.K.: Es un sindicato de trabajadores, una representación gremial y como tal tiene que ver con la dinámica y con la etapa histórica que se vive. El sindicato, como lo conocemos hoy, no es el mismo que planteaban los anarquistas panaderos en 1870, no es el que se planteaban los trabajadores estatales en 1920, ni el de los mecánicos en 1970. Los trabajadores de la economía popular se plantean otra cosa. Las representaciones sindicales tienen que ver con la realidad que viven los trabajadores en un momento histórico. Primero aparece la representación y después, los marcos legales que dan legalidad a ese sindicato. Nuestro sindicato estuvo diez años peleando, cinco años luchando por una legalidad. En 2015 nos dieron una representación muy informal, dentro de lo que es la ley de asociaciones sindicales y recién ahora está tomando forma la inscripción.

¿Cómo sería la relación con el Estado?

RK: Es un problema ideológico: si sos una cadena de transmisión de las políticas del Estado a los trabajadores o si representás los intereses de los trabajadores frente al Estado. Son dos formas de ver el mundo. Nosotros adscribimos a que somos los representantes de los trabajadores, para cualquiera, nos plantamos con autonomía y con independencia política.

¿La economía popular es considerada para el Estado como una economía del ‘pobrerío’?

RK: Nosotros somos trabajadores sin patrón, pero nuestros derechos nacen de políticas públicas estatales, así que hay que ir a discutir ahí. La economía popular, no es una economía del pobrerío, ni de la subsistencia, sino que es una alternativa a la economía de mercado que no puede resolver la reproducción de la vida.

¿Y cuál tiene que ser el rol del Estado?

Si vos tenés un Estado represivo, como el de la Ciudad de Buenos Aires, donde no quieren el trabajo en la vía pública, es imposible que se generen puestos de trabajo. Si nosotros podemos discutir con el Estado, regularizar empleo, trabajo en la vía pública, tiene un impacto de 20.000 o 25.000 trabajadores nuevos. Es muy importante el rol del Estado. Si vos tenés un Estado que no regula nada, el lobo se come a la oveja.

¿Se disputa el territorio, la calle, como un mercado de oferta y demanda?

RK: Generalmente las sociedades han realizado su intercambio en los espacios públicos. Tiene que tener una función social el espacio público, que es un lugar de encuentro y de intercambio, en la medida en que uno ocupe el espacio público va a haber una mayor seguridad, intercambio y mayor solidaridad. Y otra cosa, con respecto al territorio, la economía popular, a diferencia de la economía de mercado, tiene un desarrollo extensivo, federal.

A: ¿De red?

RK: Exacto y es muy poroso en la comunidad, es decir, que si vos generás a través de la economía popular y las cooperativas o los consorcios de trabajadores, laburo, tiene un alto impacto en la propia comunidad, porque lo que gana ese laburante lo consume en el territorio. No hay fuga de divisas, no cambia dólares, sino que lo gasta en la comunidad, eso genera un movimiento importante.