Por Carolina Flechas
Fotografía: Cristina Sille

«No solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos», denuncian Magalí Rabassa y Julieta Iztcovich.

“La crisis climática ha llegado y se ha ido acelerando más rápido de lo previsto. Es más grave de lo que se anticipó y amenaza a los ecosistemas naturales y al destino de la humanidad”, aseguran los investigadores William Ripple y Christopher Wolf en una carta publicada en la revista Bioscience y firmada por más de 11 mil científicos de 153 países. «Clara e inequívocamente el planeta se enfrenta a una emergencia climática», sostienen.

Cientos de organizaciones civiles alrededor del mundo han convocado a marchas y protestas durante este año para reclamar a los gobiernos que tomen medidas. En Argentina, uno de los colectivos más representativos del movimiento ecologista es el que se emparenta con Fridays for Future, originado por la activista sueca Greta Thunberg, quien decidió protestar frente al Parlamento de su país todos los viernes después del colegio. La agrupación lideró la última movilización global por la crisis climática el pasado 27 de septiembre. Julieta Iztcovich y Magalí Rabassa forman parte de ella y, en diálogo con ANCCOM, detallan los aspectos de su lucha.

¿Qué es Fridays for Future?

Julieta Itzcovich: Somos un movimiento que lucha contra la crisis climática. Nos reunimos todos los viernes frente al Congreso para exigir a los políticos que tomen acción inmediata, que cumplan con las leyes ambientales y para crear conciencia sobre el problema y lograr que más personas se sumen a cambiar sus hábitos. En Argentina el movimiento lo inició una chica que se llama Mariana, yendo todos los días a Plaza de Mayo y un mes después nos unimos nosotras. Con las semanas se fueron uniendo jóvenes de todo el país.

Magalí Rabassa: La crisis climática viene a arrasar con todo lo que conocemos. Aunque hablar de «crisis» es muy amplio, porque no solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos. Todas esas son nuestras causas.

¿Cómo está estructurado el movimiento?

MR: Es muy horizontal. Nos dividimos por comisiones: Planificación, Redacción, Presupuesto, Logística, Contraviolencias, Redes y Comunicación Externa. En planificación hay 20 personas que trabajan activamente, otras llevan el conteo de los fondos, que recaudamos mediante la venta de comida vegana, pines y stickers, destinados a financiar las actividades. No tenemos ningún fin de lucro. Coordinamos todo mediante nuestros teléfonos. Estamos en contacto con otros grupos de Latinoamérica, y cuando sucedieron los incendios del Amazonas pudimos coordinar acciones conjuntas.

JI: La acción coordinada es clave. Latinoamérica es una región en donde los derechos humanos se vulneran constantemente por lo que el apoyo entre países es algo muy positivo.

«El activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema», sentencian Rabassa e Iztcovich.

¿Por qué ir a manifestarse todos los viernes?

JI: Entendemos que el activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema, que además es muy grande y nos supera en muchos sentidos. Además, algunos cambios no se pueden realizar desde la política tradicional, ya que ésta es justamente la que necesita reformularse. Hay cosas que deben cambiar, y entendemos que debemos crear consensos. Hay muchas injusticias y el problema no pasa solo por el tema ambiental, sino que hay derechos humanos que están siendo vulnerados. Siempre decimos que justicia ambiental es justicia social.

MR: La forma más efectiva de cambiar algo es activarse, y tenemos un grupo humano lleno de amor.  Se nota cuando una sociedad tiene más empatía y con hábitos más sustentables. Entendemos que hay mucha gente grande que quiere cambiar y también sabemos que este movimiento no es sólo de los jóvenes. Cualquier persona puede unirse. Es un grupo muy diverso, compuesto en su mayoría por jóvenes y disidencias, que encuentran un lugar amable y seguro para movilizarse por una causa importante.

¿A qué se refieren con justicia social?

JI: Cuando hablamos de justicia climática hablamos de luchar porque los políticos tomen compromisos reales para enfrentar la crisis: transición hacía energías renovables, reducción de gases de dióxido de carbono hacia la carbononeutralidad, que significa que se sigan generando emisiones pero son compensadas con otras acciones como siembra de árboles, aunque lo ideal es reducirlos directamente. No tenemos más tiempo. Hay informes que indican que en 2030 vamos a pasar el punto de no retorno y para frenar esto hay que tomar acciones inmediatas. En este marco hablamos de justicia social, porque todos nos vemos afectados por esta problemática, pero sobre todo los más vulnerables. La pobreza se relaciona fuertemente con los temas ambientales porque son estas personas quienes más lo sufren. Latinoamérica es una de las regiones más afectadas.

¿Quién tiene la culpa de la crisis?

JI: Empresarios, principalmente. Alrededor del mundo hay veinte corporaciones que son las principales responsables y también tienen responsabilidad los políticos que no han tomado medidas cuando ya ha habido varios llamados de alerta, y serán repudiados por el resto de la historia.

Friday for Future reclama la declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las leyes ambientales existentes y mayor presupuesto para el área.

¿Cómo llegaron hasta acá?

JI: Todos en algún punto nos dimos cuenta de la situación y esa conciencia ha ido creciendo. Te vas dando cuenta que el problema es mucho más grande y que afecta muchas más dimensiones. Encontramos un lugar donde sentirnos apoyados y vimos que hay una enorme interseccionalidad en la lucha. Muchas de las causas tienen en su raíz un descontento con el sistema, que es al final lo que intentamos cambiar.

¿Qué cosas hacen ustedes a nivel individual?

MR: Cuando entrás al grupo te ves acompañada y con mucha información, yo me hice vegana dentro del movimiento. Después, poco a poco fui cambiando cosas. Cepillos, jabones, pequeñas cosas que tienen un impacto. Siempre acompañado de una lucha política contra las grandes corporaciones que son las que generan el impacto. Hay que recordar que todo suma.

¿Cómo se informan?

MR: Cuando llegás por primera vez al grupo hay muchas ganas de conocer todo. Por eso creamos un documento que informa sobre las problemáticas de alimentación, megaminería, deforestación. Todo con su fuente respectiva. La información está a nuestra disposición y en el grupo queremos difundirla.

¿Qué le piden al Congreso?

MR: La declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las políticas públicas ambientales que ya existen y una suba del presupuesto para estas políticas. Dentro de las peticiones más pequeñas solicitamos el respeto por el Gran Chaco, que los glaciares no se vean afectados por los derrames de petróleo, detención inmediata de la megaminería, entre otras.

¿Cómo ven el futuro?

JI: Vamos a fortalecer los reclamos que ya tenemos y también darles foco a las leyes que efectivamente queremos que se cumplan. Queremos exigir más e interpelar más a los políticos, para reclamar acción rápida. Queremos reclamar por los derechos de aquellos que se ven más afectados por estas problemáticas, queremos visibilizar más causas. La situación no da para mucho más.

MR: Queremos hacer hincapié en lo que pasa con los pueblos originarios en Río Negro o Mendoza y junto a esto, queremos retomar las problemáticas de todas las regiones. Estamos aquí en Buenos Aires y de cierta manera tenemos un privilegio, por lo que tenemos que usarlo para hablar.