Por León Caturini
Fotografía: Camila Godoy

Veinte salones de la escuela permanecen cerrados.

Pese a la fría lluvia del 17 de octubre, madres, padres, docentes e integrantes del Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Enseñanza Artística en Artes Visuales (ESEAAV) “Rogelio Yrurtia” se reunieron en la puerta del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires para acompañar a las familias de los chicos y chicas que aprobaron el examen de ingreso pero aún así no consiguieron vacante para el ciclo lectivo 2020. Asimismo, presentaron un reclamo formal a la titular de la cartera, Soledad Acuña, en relación a las principales complicaciones que sufrió el colegio en el último tiempo.

El 2019 no comenzó bien. Las clases continuaban en el antiguo edificio de avenida Alberdi y Homero, en Parque Avellaneda, demasiado pequeño y no apto para albergar la cursada. Recién en mayo se concretó la ansiada mudanza a la nueva sede de Alberdi 4139, a unas cuadras de la anterior. Hace años que venían peleando para conseguir un espacio que se adecuara a sus necesidades y, a primera vista, parecía un objetivo cumplido. Pero, al ingresar, se encontraron con que había 20 salones, entre aulas y secretarías, cerrados con una faja donde se leía: “Espacio reservado para el Ministerio de  Educación”. A fin de octubre, la situación no cambió.

Aquí aparece la cuestión del Polo de las Artes. A fines del 2018 se oficializó este proyecto que implicaba trasladar la Escuela de Cerámica N° 1, ubicada en Almagro, al edificio destinado al Yrurtia, y que ambas instituciones lo compartieran. La profesora de pintura del Yrurtia y delegada de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Mariana Fernández Bonet, explica que el inmueble en cuestión está compuesto por dos alas: la que queda sobre la avenida Alberdi, destinada a materias teóricas; y la de la calle Cajaravilla, compuesta de talleres artísticos. “No es que cada escuela usaría un ala, las dos necesitan de ambos espacios áulicos. No puede funcionar ni absolutamente de materias teóricas ni absolutamente de talleres, esta es la especificidad de las escuelas artísticas”, subraya Fernández Bonet. En concreto, cada establecimiento tiene necesidades distintas y el nuevo edificio no está preparado para satisfacer las del Cerámica 1.

Unos 120 jóvenes que aprobaron el ingreso al Yrurtia se quedaron sin vacante.

Para establecer el publicitado Polo de las Artes en el barrio Vélez Sársfield –que según denuncia la comunidad educativa se trata de un negocio inmobiliario más del Ejecutivo porteño– la intención oficial es ahora trasladar sólo parte del Cerámica 1 y que los talleres continúen en el edificio originario, pero esto obligaría a estudiantes y docentes a recorrer siete kilómetros de una sede a otra. Absurdo.

La titular del juzgado N° 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Elena Liberatori, hizo lugar en julio al planteo efectuado por la comunidad del Yrurtia a través de la Asesoría Tutelar y ordenó al Gobierno de la Ciudad que habilite en forma inmediata e integral el edificio. Esto no ha sido cumplido y afecta directamente la capacidad de recibir a nuevas y nuevos estudiantes.

En la escuela Yrurtia funciona un secundario bachiller con orientación en Educación y un terciario con certificación de Realizador en Artes Visuales (RAV). Para el próximo ciclo lectivo sólo fueron otorgadas 130 plazas para el secundario y 40 para RAV. Estas cantidades, según Fernández Bonet, son las mismas que tenían en el antiguo edificio, mucho más reducido en comparación. Además, unos 120 jóvenes que aprobaron el ingreso se quedaron sin vacante. Esto se debe, por un lado, a la falta de espacio por la negativa del Gobierno de la Ciudad a habilitar las aulas y, por el otro, a que el Ministerio de Educación no ha cumplido con el pedido de crear cargos docentes para formar nuevos cursos y responder a la falta de vacantes.

A cinco meses de comenzadas las clases en la nueva sede, el certificado de fin de obra nunca fue firmado.

El otro problema es la condición en la que fue entregado el nuevo edificio. En el ala de talleres no hay gas. Esto representa una gran dificultad sobre todo en invierno, porque los talleres se encuentran en el subsuelo y no hay manera de calentar las aulas. Otro inconveniente es que en sendas alas se utiliza luz de obra que no es adecuada para dar clases y se corta con facilidad. Y a esto se suma que el sistema de desagües está mal construido, lo que impide su correcto mantenimiento y ocasiona que, cada vez que llueve con intensidad, se inundan varios sectores y se producen fallas eléctricas.

“A les alumnes nos tienen estudiando en situaciones precarias porque al Estado no le importa, porque somos un gasto más”, denunció Ara, integrante del Centro de Estudiantes en la radio abierta que se desarrolló en la puerta del Ministerio de Educación.

A cinco meses de comenzadas las clases en la nueva sede, el certificado de fin de obra nunca fue firmado y la comunidad educativa del Yrurtia coincide en que este esfuerzo del Gobierno porteño por presentar prematuramente una edificación con claras falencias estructurales, se relaciona con el año electoral y la necesidad de mostrar resultados de gestión durante la campaña.

La Escuela Rogelio Yrurtia figura dentro del plan de 54 nuevas escuelas del Gobierno de Larreta como una de las que ya han sido terminadas. Pero esto no es tan así. Mariano Fernández, miembro del Foro por la Educación Pública de la Comuna 10, ex alumno y padre de una estudiante de quinto año, opina: “A diferencia de lo que dicen, esta no es una escuela nueva, porque medio edificio está clausurado y las vacantes son las mismas que había antes: los pibes, las pibas, los docentes, conducción, administración y demás, el 98% son los mismos que habían antes. Entonces el Yrurtia no es una nueva escuela, es un nuevo edificio”. Un nuevo edificio sin gas, con una instalación eléctrica provisoria y con desagües que no funcionan.