Por Magy Meyerhoff
Fotografía: Camila Godoy, Cristina Sille, Julieta Colomer, Julieta Ortiz, Noelia Guevara, Pilar Camacho

La lluvia con la que arrancó el 34° Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar el pasado fin de semana en la ciudad de La Plata no logró frenar la ola feminista. Más de doscientas mil mujeres y disidencias se reunieron para asistir a talleres, conferencias y conversatorios para pensar en conjunto cómo lograr un cambio social y eigir al Estado la implementación de “políticas públicas inclusivas que aseguren la igualdad de derechos´.

A pesar de que el clima no dejó que se llevara a cabo el acto de inauguración del encuentro, el sábado arrancó con los más de cien talleres para visibilizar problemáticas y poner en común las estrategias para el activismo sindical, la aplicación del lenguaje inclusivo o para el acceso al aborto libre, seguro y gratuito, entre muchísimas otras cuestiones.

“Vine acá porque tengo una hija que quiere que la acompañe a Brasil para encontrarse con el amor de su vida, que resultó ser otra mujer, y no sé bien qué hacer”. Graciela es una de las madres que fue al grupo de mujeres y lesbianismo para buscar contención. 

Del otro lado, casi al final del taller, Sofía, una platense de quince años preguntó algo que llenó de ternura a quienes estaban allá: ¿Cómo te das cuenta que te gustan las chicas?

La lluvia fue parando y a las siete, ya cuando la primera parte de los talleres había terminado,  arrancó una multitudinaria marcha en contra de los travesticidios y transfemicidios de todo el país.  “Señor, señora no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”, miles de personas caminaron en la capital de la provincia exigiendo también el cupo laboral trans y la necesidad de implementar políticas públicas más inclusivas. 

Y después de desconcentrar, cientos de escuelas de La Plata, Berisso y Villa Elisa fueron refugio para descansar.

“Tenemos que salir a visibilizar nuestras problemáticas, diversificar las identidades en este encuentro… porque lo que no se nombra, no existe, ¿no?”, decía Laura, que llegó desde Tucumán y agradecía que ya no hacía tanto frío. 

El domingo empezó temprano con la segunda parte de los talleres. Ya sin lluvia a la vista, a la ciudad llegaron miles de personas más ese mismo día.  

Lara, una chica intersex que viajó desde Buenos Aires, contaba: ´Somos en proporción la misma cantidad de personas que la gente pelirroja… somos mucho más común de lo que se cree. Y espacios como estos nos sirven para ponernos en encuentro, debatir nuestro presente, acompañarnos´.

Como lo que planteó Florencia, que estuvo en el taller de Ciberfeminismos: “Nuestras problemáticas son nuestros oficios, nos dedicamos a laburos donde sos una entre un millón de hombres. Una vez un periodista me quiso hacer una nota porque para él era ´un orgullo´ lo que yo hacía. Y para mí era absurdo que lo plantee en esos términos. Estamos acá para hacer red, para conocernos, para saber que existimos”.

Y llegó el mediodía y cientos de mujeres y disidencias de toda Latinoamérica hicieron la asamblea Abya Yala, que este año estuvo atravesada por un debate clave: por primera vez en 34 años el hasta ahora llamado Encuentro Nacional de Mujeres estaba ante la posibilidad de cambiar el nombre a Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries. 

“La discusión sobre la identidad busca construir un feminismo inclusivo, antirracista, anticolonial que reúna a todas las identidades que participan y no sólo a mujeres”, se escuchaba en la plaza San Martín mientras el encuentro hacía un recreo para almorzar aprovechando el calor del sol que estaba saliendo.

Y para terminar con las formaciones, desde las tres de la tarde tuvieron lugar las conclusiones de todo lo que se había hablado en cada taller, que en un par de días van a estar subidas a la página del Encuentro. 

En el de Niñeces y Juventudes, que era la primera vez que se llevaba a cabo, rescataron la importancia de la ESI: ´La necesidad de que esté en todas las escuelas del país nos llevaría a que no sean tan difíciles un montón de situaciones: el plantarse disidente, el entender el deseo como algo a lo que no le tenemos que tener miedo ni sentir culpa, el poder saber cuidarnos´.

Y la tarde fue cayendo y en la 60 y 1 empezó la concentración para la marcha de cierre del encuentro. Lleno de pañuelos verdes, pancartas y glitter, el reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito se sumó a la sororidad, al agite y a la felicidad de estos días. 

Pol vino de Chile para ver qué era esto que tanto ruido estaba haciendo: “Estoy acá porque no podía creer lo que contaban, necesitaba vivirlo”. 

Al grito de “¡Aleeerta! ¡Aleeerta! ¡Alerta que camina! ¡Las luchas feministas por las calles de Argentina!”, más de trescientas mil mujeres y disidencias empezaron a marchar pasadas las siete de la tarde.

El recorrido, que fue de tres kilómetros, terminó en el Estadio Unico de La Plata. Este año se decidió no pasar por la catedral y aunque hubo desdoblamientos y caminos alternativos, toda la marcha transcurrió sin mayores problemas. El frío no impidió que todo se viva como una fiesta. La alegría de esta ola verde que ni la lluvia para. El próximo Encuentro, ya plurinacional y con disidencias, será el año que viene en San Luis.