Por Morena Aquino y Fabiana Servín (Universidad Nacional de Moreno)
Fotografía: Camila Godoy, Noelia Guevara

¿Qué pasa con la diversidad de identidades en las escuelas? Ese es uno de los interrogantes que abre el debate respecto de cómo y cuán implementada está la Educación Sexual Integral (ESI) en el ámbito educativo. En nuestro país, varias son las luchas ganadas en materia de derechos humanos. Con la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género y la Ley de Educación Sexual Integral se logró reivindicar años de lucha por parte de un sector de la sociedad que se encontraba marginada. Actualmente, a pesar de haberse conquistado estos derechos, muchas escuelas y colegios aún siguen siendo un lugar en el cual pibes y pibas trans sufren constantes situaciones de discriminación y exclusión.

Feliciano es un adolescente trans de 17 años de zona norte, forma parte del Movimiento de Juventudes Trans, un grupo de adolescentes que se dedica a militar la diversidad de géneros desde hace aproximadamente un año, a través de la divulgación de información. Si bien Feliciano todavía sigue transitando la educación secundaria, recuerda su experiencia en instituciones anteriores: “Se hizo un poco complicado, me trataban mal los docentes, los directivos en general, había un par que se ponían la 10, me trataban bien y me decían ‘cualquier cosa estoy acá’, pero tengo recuerdos de algunos docentes maltratándome y humillándome y eso no está bueno Yo nunca tuve educación sexual en el colegio, solo tuvimos una clase, que era como un taller, que eran personas de la Campaña del Aborto Legal, y una docente que dio un taller sobre identidades, básicamente eso fue todo”.

La capacitación docente en materia de educación sexual sigue siendo desigual, el sistema educativo aún se encuentra con dificultades y carencias en sus currículas respecto al abordaje de temáticas en torno a la diversidad de identidades y género. Es por eso que este grupo de aproximadamente diez adolescentes, tomó la decisión de formar su propio espacio de militancia donde jóvenes encuentran un lugar para acompañarse en sus procesos identitarios y en el cual los docentes pueden recurrir para aprender cómo abordar las temáticas desde las propias perspectivas y realidades trans, teniendo en cuenta el respeto y el acompañamiento.

“Queríamos organizar algo que abarque la identidad de géneros pero desde una perspectiva joven, algo referida a juventudes o adolescencias, porque hay muchas juventudes trans y no tienen cierta ayuda. Militamos difundiendo mucha información útil, dando capacitaciones. Tenemos diferentes talleres, dependiendo de la necesidad, algunos son solo para adolescentes, y otros, por ejemplo con los docentes, los capacitamos en algunas cuestiones de cómo deberían actuar”, relata Feliciano.

Lourdes Arias en el Bachillerato Mocha Celis.

Lourdes Arias es una mujer trans, pedagoga, enfermera universitaria y docente en el Bachillerato Mocha Celis, un espacio educativo creado en el año 2012, que tiene como característica ser disidente e inclusivo, además de estar pensado para acompañar a las personas que atraviesan situaciones de vulnerabilidad social en general. Es el primer bachillerato trans del país y del mundo. Lourdes cuenta cómo es formar parte de un lugar como éste: “Hace 7 años que estamos trabajando para las compañeras tratando, no solo de educarlas sino, también, de contenerlas en todos los aspectos. Tenemos un equipo de Bienestar Estudiantil en donde hay un gabinete psicopedagógico, donde tratamos de darles respuestas a las chicas en cuanto a la salud, lo psicológico, a subsidios, a la vivienda, articulamos con SEDRONAR -la secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina- y Fundación Huésped.” Además de brindar apoyo y trabajar a diario en el bachillerato, generan contenido con una perspectiva contrahegemonica y antibiologicista.

“Somos varias las personas trans que estamos trabajando en el bachi y que genera como un efecto espejo, donde las alumnas se ven reflejadas en nosotras y se les abre un abanico de posibilidades porque ellas sienten que ellas también pueden. Muchas me conocen de la prostitución, de la calle y eso para ellas es súper importante, decir –‘Bueno, si te veía parada en la calle al lado mío y hoy estás dando clases’-, es como un ejemplo para ellas y se ponen la meta de terminar el secundario y tener la posibilidad de empezar la universidad”, detalla Lourdes.

Mientras que en algunas instituciones, tanto públicas como privadas, se sigue negando la ESI, la comunidad trans logra ocupar otros espacios, tratando de visibilizar sus problemáticas desde una mirada no violenta para con sus identidades. No solo para brindar el espacio de manera inclusiva, sino también para quien se interese y quiera informarse lejos de las modalidades hegemónicas, pueda contar con sus voces al hacerlo.

Bajo esta línea y desde la perspectiva comunicacional, Helena Klachko, una joven trans de 20 años, activista y militante por los derechos de las personas trans en Mujeres Trans Argentina (conformado por más de dos mil compañeras trans en todo el país), encargada del área de Niñez y Adolescencia en esa organización, e integrante y comunicadora de NotiTrans, destaca lo importante que fue haber comenzado con el proyecto de generar un medio desde el cual se comunique con una perspectiva íntegramente trans: “Encontramos y nos unimos con distintas compañeras, para filmar, y después nos unimos a la Universidad Nacional de las Artes que nos brindan el espacio. Y ahí filmamos el primer noticiero trans de la argentina y de Latinoamérica, porque no hay otro igual”, explica. Desde la organización, además, se brinda acompañamiento y se generan contenidos de divulgación.

Helena Klachko, activista trans, conductora y productora del NotiTrans.

Jésica Báez, investigadora del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires es especialista en educación, sexualidades y relaciones de género y cuenta cómo es enfrentarse a la compleja trama de la educación, teniendo en cuenta las adolescencias y niñeces trans en nuestro país y el rol que debería cumplir el Estado: Hay que mirar de una manera muy compleja, y hay que pensar la ESI en territorios complejos. Es muy difícil pensar en claves de un manual, que vaya desde La Quiaca a Tierra del Fuego”, afirma. Es esencial y clave pensar la ESI desde la formación docente, ya que es importante que la misma deje de ser pensada como un anexo y sí como un andamiaje, un todo desde las bases. Baez enfatiza en ello: “Si pensamos en la escuela secundaria, la matriz es un conjunto de disciplinas, desde el  marco de la ley todas esas disciplinas deberían transversalizar la educación sexual integral. ¿Qué sería? Que cada una de las materias, pueda hacer una lectura crítica de los contenidos que enseña, imagínense lo potencial que podría ser que cada una de las materias estuviesen presentadas así, que estuvieran atravesadas por la educación sexual integral, si todas fueran incluyendo microrrelatos entorno a la ESI.

Aunque el Estado sigue sin generar las herramientas necesarias para que todo esto se lleve a cabo, muchos docentes desde sus lugares, militan la ESI a diario, promoviendo los derechos de las niñeces vigentes. Guadalupe es docente de Biología e integrante de Comando ESI, una organización  independiente que se encuentra integrada, entre otras personas, por varios docentes especializados en contexto de encierro, y que forma una red que va desde Florencia Varela hasta localidades como Berazategui, Lomas, San Martín y Tortuguitas. “Nos parece que tiene que haber políticas que impulsen, propicien, promuevan la aplicación efectiva de la ESI. Dijimos, ‘está bien, esto lo tiene que hacer el Estado pero, mientras el Estado no lo hace, lo tenemos que hacer nosotras’”, comenta Guadalupe.

Desde Comando ESI enfatizan la importancia de tener una educación sexual integral en el Conurbano, donde las herramientas y recursos no son suficientes y donde, además, se enfrentan constantemente a diferentes problemáticas. “Nosotros llevamos como la bandera del conurbano que es donde no hay organismos ni organizaciones, ni nada. Por ahí, en Capital hay más espacios donde la gente puede ir a recurrir. Desde el conurbano lo que te puedo decir es que la Educación Sexual sigue siendo biomédica, tiene un modelo además moralizante, siempre se lleva a lo físico, a lo biológico y no se tiene en cuenta el resto de todo lo que conforma una persona”, describe Guadalupe.

“Con respecto a identidades trans, se ve este freno en las escuelas, como que salen de la secundaria y recién ahí se animan. Esto tiene que ver porque no se promueve de las escuelas el respeto por las identidades y por las diversidades. Y que no  pasa solamente con las identidades sexuales, pasa con identidades culturales que en el conurbano tenemos muchísimas personas que vienen de afuera, de otros países o que tiene otro tipo de costumbres y son marginades, discriminades”, finaliza Guadalupe.

Bachillerato Mocha Celis.