Por Andrés Vega
Fotografía: Noelia Guevara

Los directores denuncian la subejecución presupuestaria y la suspensión de créditos.

Al igual que el resto del país, el cine argentino no escapa a la crisis económica. En un contexto en el que la inestabilidad del dólar domina la escena política y en donde la inflación parece no detenerse, el presupuesto destinado a la producción de películas queda cada vez más alejado de la realidad.

Julio Ludeña, encargado de Prensa de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC), describe el panorama: “Lo que nosotros hacemos es simplemente reivindicar la Ley de Cine vigente, esto no es una protesta sino una exigencia. Uno de los problemas principales es la mala gestión de las autoridades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) debido a que no tienen ninguna experiencia en la materia, sino que se formaron en campos como marketing y comercio, lo que termina en una administración desastrosa”. 

En esa línea se manifestó la Mesa de Directorxs de Cine al inicio de esta semana, con un comunicado en donde denuncia la manipulación de datos por parte del INCAA, la subejecución presupuestaria y la suspensión de créditos. “Las asociaciones participantes en la Mesa de Directorxs de Cine informamos con mucha preocupación un gran debilitamiento y estancamiento del fomento a la producción del cine nacional, única función esencial del INCAA”, plantea el comunicado. La Mesa de Directorxs que está integrada por siete asociaciones de realizadores ha convocado a una movilización y conferencia de prensa el próximo miércoles 4 de setiembre a las 19 en la puerta del cine Gaumont.

“El costo medio de una película se estableció con un dólar a 44. Ante eso, todo se hace por la mitad», dice Ludueña.

Otro de los conflictos que Ludeña mencionó es el costo medio establecido para la producción de películas, actualmente fijado en 20 millones de pesos. “Según la última medición que se hizo con un dólar a 44, el costo medio debería ser de 40 millones. A partir de esta situación todo se hace por la mitad. Las películas tardan el doble en filmarse y los directores en la alternativa entre no hacer nada y hacerlo como se puede, eligen filmar con lo que tienen causando así un deterioro en la calidad de las películas”.

No obstante, los datos oficiales del INCAA presentan un presupuesto para la producción de películas que en 2019 es mayor respecto al de 2018. Actualmente, la organización cuenta con aproximadamente un millón de pesos más de ingresos corrientes ($ 2.438.021.038) que el año anterior ($ 2.347.227.752) y ha triplicado la inversión en proyectos en ejecución y proyectos a iniciar de 8 a 25 millones de pesos. Sin embargo, también se aprecia que, a diferencia de 2018 el INCAA pasó de un déficit de 195 millones a 732 en lo que va del año, lo que provocaría una gran deuda para la próxima gestión.

En este sentido, la denuncia de la Mesa de Directorxs enfatiza: “El INCAA ha publicado una serie de cifras donde detalla la cantidad de películas subsidiadas, los films en rodaje y el dinero ahorrado. Sorprendidos ante estos números, solo podemos atribuirlos a que el INCAA tiene una mala información o está manipulando las estadísticas propias”. El comunicado también dencia que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ha subejecutado sistemáticamente en los ejercicios 2017 y 2018 el presupuesto destinado al fomento y ha suspendido los créditos y ha abierto una sola convocatoria en el año para nuevas producciones. Empero, al interior del INCAA aseguran que en realidad no se suspendieron los créditos, si no que hubo un proceso de redefinición en la forma en que se otorgan. Es decir, que en vez de darles a las productoras un préstamo para luego subsidiar el mismo, lo que se hace es realizar un “anticipo de subsidio” en donde se les asigna un porcentaje del subsidio en la fecha en que se estima el rodaje de la película y luego se descuenta el monto al final del proyecto. Esta nueva implementación, explican desde el INCAA, sería lo que produjo la demora en varios pagos. 

«Se produjeron más de 200 filmes, pero de ellos 50 o 60 solo tuvieron un estreno técnico», denuncia Ludueña.

Por otro lado, según el representante del DAC, el problema no es solo un tema de producción sino también de exhibición. Ludeña reclama la falta de fiscalización de salas y el control de la cuota de pantallas y la media de continuidad. “A esta problemática se le ha agregado la cuestión de la concentración en manos de dos o tres empresas que son dueñas de la distribución y de las salas. Esto produce que los tanques norteamericanos acaparen el 85% de las pantallas relegando a las producciones nacionales a un segundo plano”.

Desde el Instituto, manifiestan que las causas de esta problemática se deben a una cuestión presupuestaria. ya que para fiscalizar todas las salas se requiere un gasto que muchas veces termina siendo mayor al de la recaudación. Lo que se traduce en un problema de incapacidad de pagar a todos los fiscalizadores.

Ludeña agrega: “Lo único que se intenta en el INCAA es la producción total de películas sin tener en cuenta la calidad, ni la exhibición de las mismas. Entonces,a fin de año se dice que se produjeron más de 200 filmes, pero de ellos 50 o 60 tuvieron sólo un estreno técnico un fin de semana en una sala de Rosario o, con un poco más de suerte, estuvieron toda una semana en el Cine Gaumont con solo dos horarios por día, que impide muchas veces a la gente asistir a las funciones”.

Finalmente, Ludeña comenta que estos problemas ya existían con la anterior gestión, pero que esta nueva los magnificó. “Este 2019 ha sido un año de arrastre. Una película lleva casi tres años hacerla y recién se están estrenando proyectos que vienen produciéndose de hace mucho. Sin embargo, también entendemos que estamos en un contexto de crisis económica. La cantidad de espectadores en relación al 2014 disminuyó no podemos pretender que el cine esté mejor que los jubilados”.