Por Karina Sarro y Brenda Giménez (Universidad Nacional de Moreno)
Fotografía: Julieta Ortiz

Noelia Acevedo, miembro del Consejo Directivo de La Bancaria.

Las mujeres han conquistados lugares antes negados; han llegado a las oficinas, a los sindicatos e incluso a la presidencia, y dejaron de lado las marcas socioculturales que consideraban que estaban destinadas al cuidado de los hijos y a las tareas de la casa. En ese proceso, distintas dirigentes buscan romper las estructuras burocráticas y sin perspectivas de género que han marcado durante décadas a los sindicatos.

La Ley N° 25674, de Cupo Sindical Femenino, sancionada en noviembre del año 2002, establece que la representación en los sindicatos debe cumplir el 30% o el proporcional equivalente al número de afiliadas en las organizaciones gremiales.  Además, la norma estipula que las mujeres tienen el derecho a la participación en las negociaciones colectivas para la “consecución de la equidad de género y la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo” con el fin de incluir la perspectiva de género en la negociación colectiva.

Las realidades en las organizaciones gremiales son diversas, dependen de las tareas realizadas y de las conducciones de cada sindicato. Si bien la “Ley de Cupo Sindical Femenino establece que la representación femenina tiene que ser del 30%, para que se cumpla tenemos que ganar en trabajadoras”,  expresa Claudia Lazzaro, secretaria de Género y Derechos Humanos del Sindicato de Obreros Curtidores y referente de Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal los Trabajadores (CFT).

En esta misma línea, Noelia Acevedo, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Bancaria y congresal suplente de la seccional Buenos Aires de su gremio, manifiesta que en La Bancaria desde hace mucho tiempo que se superó el cupo del 30% que establece la ley. «Nuestro rol es muy importante porque en el padrón tenemos un número importante de trabajadoras”, subraya. Por su parte, Constanza Alonso, prosecretaria gremial del Sindicato de trabajadores del ANSES (SECASPFI), señala que “ la ley de cupo sindical femenino además nos protege para poder llegar a diferentes lugares históricamente negados”.

“Lo primero que hay que romper son las barreras para el ingreso a los lugares de trabajo», subraya Lázaro.

Aunque la mujer ha ingresado al mundo laboral, sigue en funcionamiento el techo de cristal, un fenómeno que describe las barreras socioculturales que limitan el crecimiento de ella dentro de las organizaciones y restringe el acceso de las mismas a los lugares de toma de decisiones. Alonso sostiene que si bien “esta comisión está compuesta en su mayoría por mujeres, que somos secretarias y prosecretarias mujeres”, hay dos cargos ocupados por hombres: nada menos que las secretarías General y Adjunta.  En ese sentido, Lazzaro aclara: “Lo primero que hay que romper son las barreras para el ingreso a los lugares de trabajo, esto es lo que hablamos cuando decimos brecha. Después hay que romper el techo de cristal, el piso pegajoso. Esto es, una vez que entraste, ¿hasta donde podés avanzar?”.

“La participación de las mujeres -agrega-hace a las organizaciones no solo más inclusivas, también aporta mayor calidad y mayor fortaleza a los sindicatos”. Alonso, por su parte, considera que “la participación de las mujeres en las organizaciones sindicales es tan importante como en la vida política. Cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede, sino que la organización se fortalece”.

En los gremios no se discuten ni se rechazan las secretarías de género, derechos humanos –las secretarías, prosecretarías o cargo feminizados- que son espacios “propios de la mujer”, pero las sindicalistas también quieren ocupar los lugares donde se toman decisiones, donde se disputa el poder, aquellos que son de mayor jerarquía.

Actualmente se discute y se trabaja sobre políticas inclusivas, equitativas y que otorguen igualdad de oportunidades, pero “es muy difícil en el contexto del neoliberalismo que haya incorporación de trabajadoras y trabajadores. Para lograr un país más igualitario y más equitativo tenemos que cambiar el modelo político y económico” comenta Lazzaro. “Macri lo que logró es que las mujeres nos unamos  y que militemos mucho más para que las políticas de este gobierno no nos afecten tanto, no podemos decir que le ganamos al macrismo, pero le pudimos poner un límite bastante importante” comenta Acevedo.

Los espacios de poder suelen estar ocupados por los hombres en lugar de las mujeres. ¿Cuántas secretarias generales de gremios se conocen? Muy pocas, y es ese uno de los puntos más cuestionados por todas las consultadas. En ese campo queda mucho trabajo por hacer.