Por Agustín Primi
Fotografía: Carolina Musso

En la Argentina, las artes marciales mixtas llegaron recién en el año 2000.

Se anuncia la pelea y arrancan a trabajar las agencias y los medios. Aparecen los primeros afiches, los primeros tweets y cuando el clima empieza a calentarse llega para sumar más condimento la conferencia: los artistas se miran, se desafían, responden algunas preguntas, provocan y se van. Saben que ahora empieza el verdadero camino, el silencioso, el que termina en la jaula. Sí, ese octógono cerrado por rejas al que ellos quieren, desean y se preparan para entrar. Hasta llegar a la pelea se vienen tres meses de entrenamiento diario, de exigir el cuerpo al máximo, de ir al piso, tomar, salir de una llave, patear, golpear, caer y volver a levantarse. Tres meses de dieta, de alimentarse con lo que necesita el cuerpo para estar en la jaula y para que la balanza marque el peso reglamentario. Torso desnudo, pantalones cortos. Pies al descubierto y manos con guantes de sólo 4 onzas (algo más de 100 gramos). Saben que van al piso, que van a golpearse prácticamente a mano descubierta, que van a estar encerrados 15 minutos contra un par que pasó por todo lo mismo, pero también saben que lo van a disfrutar.

A nivel mundial, más de 25 años de diferentes reglamentaciones y tipos de lucha han creado el deporte que conocemos hoy como MMA, siglas del nombre en inglés mixed martial arts. Sus orígenes se remontan al Brasil de los años ochenta y noventa donde se practicaba el vale tudo. Como bien su nombre lo indica, en estos enfrentamientos sólo había tres prohibiciones: no morder, no meter los dedos en los ojos del rival, no golpear en la entrepierna. Aquellas prácticas, ligadas a un ámbito de pelea callejera más que al deporte fueron luego sometidas a una serie de reglamentos. En una segunda etapa, las artes marciales comenzaron a enviar alumnos a competir para demostrar qué disciplina era la mejor, por lo que peleaban karatecas contra judocas, taekwondistas, referentes del jiu-jitsu y demás. La tercera y actual etapa es la deportiva, donde cada peleador reúne conocimientos de más de un arte marcial y los emplea para ganar una lucha reglamentada y profesional.

Los referentes de MMA aseguran que la disciplina ya tiene más adeptos que el boxeo.

El 12 de noviembre de 1993, mientras Royce Gracie se coronaba campeón del primer evento de la empresa estadounidense Ultimate Fighting Championship (UFC), en Argentina poco y nada se conocía sobre MMA. “Al principio el que sabía algo era el que podía tener algún acceso a un VHS que venía de Estados Unidos”, comenta Germán García Naveira, ex peleador de artes marciales mixtas y ex conductor del programa Radio AMM Argentina. Esta lejanía y escasa difusión explica que recién en el año 2000, siete años después del UFC 1, se haya organizado el primer evento de MMA en el país. A su cargo estuvo la Federación de Boxeo, que eligió como terreno el Luna Park y nombró a la velada “Combate Extremo”. Con poca repercusión mediática y peleas de las que no hay registros. Luego de este primer paso, el boxeo y las artes marciales mixtas quedarían separadas y en una creciente dicotomía entre la comparación y la rivalidad.

La década de los 2000 vio un crecimiento muy lento de la disciplina en el país y, tras años de perfeccionamiento en los entrenamientos y de mayor acceso a las peleas extranjeras mediante videos, en 2007 se creaba la primera empresa nacional: Real Fights. Si bien no logró mantenerse en el tiempo, organizó ocho eventos, incluyendo uno en la provincia de San Juan. La primera velada fue el 29 de julio de 2007, en el Coliseo Villa Malcolm de Palermo, frente a 1.500 personas. Con academias que comenzaban a salir del nicho, lo que faltaba era un mercado que ofreciera eventos para los peleadores en formación.

Los prejuicios, el desconocimiento, han sido un obstáculo para las MMA: “Hace unos años vinieron a hacer un reportaje acá y nos decían ‘¿pero acá vale todo? ¿Vale morder, arañar?’ No, hay una regla, un deporte”, cuenta en su dojo Favio Martino, artista marcial y cofundador de la Academia de Artes Marciales Mixtas GOA. Tanto Martino como García Naveira coinciden en la importancia de la comunicación: “En Brasil, los comentaristas saben del tema, no son periodistas que cubren un espacio, están especializados en eso”, explica García Naveira, quien condujo su propio programa radial. El gran avance se dio cuando, a partir de 2011, los eventos de UFC empezaron a ser transmitidos por televisión: “Verlo, con un comentarista que lo explica y te dice que es un deporte y que está reglamentado es otra cosa”, explica Martino y agrega: “Disminuyó el prejuicio porque hay más difusión, y también porque ahora es más deportivo, hay un reglamento, un réferi…no es el vale tudo”.

Las competencias de MMA no cuentan aún con apoyo oficial.

La difusión de UFC luego de 2011 llevó a niveles masivos el deporte. Sólo dos años después, el 7 de diciembre de 2013 se realizó en Argentina el Arena Tour, un evento local, propio, con niveles de profesionalismo similares a los de las potencias como Estados Unidos y Brasil. Estas peleas les sirvieron de trampolín a luchadores que continuaron sus carreras en el extranjero, incluso en UFC. Además, incentivó una mayor popularidad del deporte y un crecimiento en la participación: “Los chicos se acercan porque ven UFC que lo pasan por Fox todo el tiempo. También por Arena Tour que lo pasaban por América y por Fox”, cuenta Favio Martino y amplía: “Hoy tenemos, entre los 5 dojos, 800 alumnos y alumnas, de los cuales hay entre 80 y 90 que compiten MMA amateur y profesional”.

Sin embargo, a pesar del crecimiento y la popularidad que hoy notamos, no todo es color de rosa: “Es mucho garra y corazón, todo a pulmón nuestro, nadie nos ayuda. Este país al deporte no lo apoya para nada. Tenemos que hacer seminarios, conseguir sponsors, todo por nuestra cuenta”, dice Martino, quien lo vive en carne propia en su dojo. Al escaso apoyo se le suma el cierre de Arena Tour en 2018. “No hay un crecimiento que se da por un proyecto. Hoy la MMA es un poco una moda, falta más educación en artes marciales”, expresa García Naveira con respecto a la poca continuidad de las franquicias argentinas.

A pesar de la reciente actualidad, luego de repaso general y con cinco peleadores argentinos con pasado y presente en UFC, ambos referentes sacan pecho: “Es el deporte más completo y de mayor exigencia en el mundo”, dice García Naveira “En Estados Unidos superó al boxeo, en Brasil está palmo a palmo con el fútbol”, cierra. “Es el deporte de mayor crecimiento en los últimos 20 años”, argumenta Martino y asegura: “Acá ya lo superamos ampliamente al boxeo, en cantidad de practicantes y en todo”. Quizá exageren, quizá amen demasiado su deporte, lo cierto es que la MMA llegó para quedarse y la única jaula que la puede frenar es en la que se siente más cómoda.