Por Fernanda Motta
Fotografía: Julieta Ortiz

Los miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional no logran que el secretario de Cultura., Pablo Avelluto, los atienda.

“El Estado no protege su patrimonio artístico”. Eso afirma Guillermo Díaz Bruno, percusionista e integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) durante cuarenta años, al referirse a los recortes presupuestarios dispuestos para la Secretaría de Cultura de la Nación para este año. Fechas de conciertos e incorporaciones de músicos son los ítems más afectados por la poda de sus recursos, decidida por el Estado.

El Presupuesto Nacional para el 2019 que se votó en noviembre del año pasado estableció una reducción del poder de compra en la mayoría de los ministerios y en el caso de la cartera de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, el ajuste fue del 8,3 %. Pero la mutilación de los fondos destinados a la OSN fue aún mucho más contundente.

“La Sinfónica Nacional tuvo, en el 2018, un presupuesto de 8 millones de pesos para su funcionamiento operativo y en el 2019 pasó a tener un presupuesto de 900 mil pesos, o sea, menos de 1 millón. Por eso hicimos una protesta con la orquesta tocando en la puerta del Congreso cuando se estaba votando el Presupuesto”, explica Carlos Cosattini, violinista y delegado de la OSN. Y agrega: “Con esa presión logramos que los diputados oficialistas agregaran 500 millones de pesos extra a toda la Secretaría de Cultura, pero hasta el día de hoy el secretario no nos informa cómo van a ser distribuidos esos 500 millones y cuánto va a ir a la orquesta”.

Ante esa situación, el jueves pasado al mediodía la OSN tocó el Himno Nacional, para visibilizar su reclamo, frente a la sede de la Secretaría de Cultura, en Avenida Alvear al 1800, en el barrio de Recoleta.

El presupuesto de la Orquesta Sinfónica pasó de 8 millones, en 2018, a 900 mil pesos para este año.

La Orquesta Sinfónica Nacional se creó en 1948, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Entre otras distinciones, la Fundación Konex le otorgó en 1989 el diploma al mérito por su “invalorable aporte a la cultura musical del país” y recibió un reconocimiento de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina como Mejor Orquesta de las Temporadas 1996, 2000 y 2002. Actualmente, su director es Pedro Ignacio Calderón.

“En este momento, la OSN es una de las orquestas peor pagas del país. Me parece muy vergonzoso que no se reconozca como tal a un organismo que representa a la Argentina y al Estado argentino en todo el mundo. Un organismo con un currículum fabuloso, como giras a Japón, España, las Islas Canarias. Es una orquesta que mantiene un nivel artístico muy alto, muy exigente”, dice Díaz Bruno, que fue el primer percusionista egresado en la Provincia de Buenos Aires y formó parte de la orquesta desde los 26 años. “El Estado necesita un organismo que represente nuestros valores culturales. Me parece que cuidar y preservar nuestra cultura es también ayudarla económicamente”, agrega.

Para Lea Prime, integrante de la fila de percusión, las incertidumbres sobre los llamados a concursos es un factor preocupante: “Se supone que son en el mes de julio. Yo no creo que haya porque hay un decreto firmado de congelamiento de vacantes en el Estado. Para mí lo más grave sería que no salgan los concursos”. La música, que ingresó a la OSN en 2001, cuenta acerca de la trayectoria de la Orquesta: “Siempre tuvo los concursos y más que cualquier otro organismo. Eso la diferenció del Teatro Colón porque, aunque ahora los hacen más seguido, cuando yo estaba en el Colón había concursos cada diez años”.

“El otro problema es el incumplimiento sistemático de pagar a destiempo. En vez de hacerlo a los treinta días como corresponde se paga con ocho, diez, doce meses, o más de atraso. Nunca fue bueno el sistema, pero empeoró muchísimo con esta gestión, cuando debería haber sido al contrario, pensando en modernización, productividad, eficiencia, expedientes electrónicos, tal como es el discurso de este gobierno”, dice Cosattini.

Los llamados a concurso para los nuevos integrantes de la orquesta son una verdadera incógnita.

El cuerpo estable de la Orquesta Sinfónica Nacional cuenta con 115 integrantes. Marcelo Massun, que forma parte de la fila de violoncellistas y también es delegado de la OSN, dio cuenta de las renuncias de distintos músicos. “Empezamos esta temporada con seis músicos menos, de los cuales tres son solistas. Uno de cello, otro de trombón y el guía de segundo violín. Los tres restantes se fueron uno a México y los otros dos a Colombia”, señala.

Respecto a las posibilidades de una audiencia con el secretario de Cultura Pablo Avelluto, Massun describe cómo fue el diálogo hasta el momento: “Nosotros presentamos la solicitud formalmente, por mesa de entrada. Lo que hace el secretario es derivarnos con funcionarios  de menor jerarquía que no tiene capacidad de decisión sobre el presupuesto”.

Por contraste, Massun alude a la clase de  reclamos de la Orquesta Sinfónica de Chicago, que tuvieron lugar en febrero y marzo de 2019. “Ellos tienen un sueldo de 159 mil dólares por año y quieren pasar a un sueldo de 164 mil dólares. Un músico de Chicago gana en un año y medio el salario que un músico de acá gana en toda su carrera”, indica, y añade: “Nosotros no pretendemos compararnos a nivel internacional porque sabemos que un maestro no gana lo mismo acá que en Finlandia. Pero no puede ser que ganemos un salario que no llega a cubrir el límite de la pobreza, es inconcebible”.

 Con respecto al reparto y administración del dinero, Cosattini cuenta que “a veces leemos en los diarios que el financiamiento a las fuerzas de seguridad sale de lo que le correspondía a Cultura. A nosotros nos dicen que no hay plata para arreglar el problema que tenemos y mienten a cara descubierta porque la plata sigue estando: o la usan para otros fines o Avelluto dice que es buen administrador, no la gasta y la devuelve. Subejecuta el presupuesto”.

Varios integrantes de la orquesta renunciaron y se fueron a tocar a otros países.

Actualmente, la programación pensada para 2019, que incluye obras de Shostakóvich, Mahler y Messiaen, se encuentra supeditada a la decisión  que tome la Secretaría de Cultura. “El día que se acabe el dinero se acaba la programación. Lo que estamos exigiendo al secretario Avelluto es que distribuya esos 500 millones y que diga efectivamente cuánto le va a tocar a la OSN. Le hemos pedido entrevistas varias veces por escrito, se lo hacemos saber por los medios públicos y el secretario todavía no nos atendió”, explica Cosattini. El delegado finaliza: “Esto se soluciona solamente con voluntad política porque no es mucho dinero. Por eso nuestra función hoy es concientizar a la sociedad y a nuestro público y también a la dirigencia política”. Hasta el momento, desde el Estado solo hay silencio.